FILIPENSES 2:13 a la luz del Evangelio... y lo que surja
Abro este tema porque un forista me invitó y animó a ello. La idea de fondo es el eterno debate entre voluntad de Dios y voluntad del hombre, que yo creo es el debate de fondo de calvinistas y arminianos, aunque lo ideal sería dejar al márgen las doctrinas religiosas históricas y sus batallas particulares, y emplear la razón y el espíritu propios.
Empiezo el tema con el texto bíblico citado porque me parece de los "importantes". Me resultaría interesante sondear cómo lo entendéis cada uno de vosotros:
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
(Flp 2:13, RV1960)
Por favor, al principio intentemos ceñirnos a cómo entendemos este texto. Está bien que hablemos de una forma "teórica", pero sería mucho más interesante que cada uno también añadiera el testimonio de cómo esto realmente funciona en su vida. Si no somos capaces de hablar de "el testimonio", es bienvenido algo más "humilde", como "un testimonio" (es decir, algo puntual en tu propia experiencia de cómo has vivido este texto).
Este no es un tema especialmente indicado para protestantes, calvinistas, arminianos, católicos o ninguno de los anteriores. Creo que todos nos vemos "afectados".
Al final del día a lo mejor todos nos tiramos los trastos a la cabeza, pero intentemos que no sea al principio.
Tiro mi primera piedra sobre este texto, (aunque tengo más guardadas que iré lanzando poco a poco).
¿Hay alguna versión bíblica que realmente nos dé más luz acerca de los términos griegos de este texto? Sí, la hay. He encontrado la versión TEXTUAL RV1960 (mi versión "favorita" en español) muy interesante. De hecho tengo la tercera edición y la cuarta, y esta última edición (comparada con el griego) es la más cercana y "literal" que he encontrado:
Porque DIOS, según su designio, es el que está energizando en vosotros, no solo el querer, sino también el energizado hacer.
(Flp 2:13, RV1960 Versión Textual 4º Ed.)
Mucho que hablar y comentar, pero, por favor, intentad no condenar ni "llevar a la verdad" a nadie.
Intentemos sólo hablar de cómo entendemos el texto, de cómo nos habla particularmente a cada uno.
Al principio intentemos no pensar en "calvinistas" ni "arminianos". Salgamos de esa caja.
Intentemos escuchar y participar como si estuviéramos cara a cara y nos hablásemos sin necesidad de ganar ningún debate.
Me incluyo totalmente en mis ruegos.
Lanzo los textos y luego paso a comentar.
Amor,
Ibero