FELIZ NAVIDAD. Un Niño nos ha nacido, un Niño se nos ha dado:
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Yavé de los ejércitos hará esto. (Isaías 9:6-7).
"El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.
Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.
Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego". (Isaías 9:2-5)
Este Niño Precioso del Cielo quebró el pesado yugo de las leyes que nos agobiaban
En realidad, ¿para qué queremos tantas leyes que nos esclavizan?
Jesucristo nos libró de todas ellas y nos dijo que todo el que creyera en su Evangelio sería salvo. La Ley de los cristianos es sólo el Evangelio.
Algún día llegará en que los cristianos sólo tengan en sus biblias el Evangelio de Jesucristo, ¿para qué más leyes? Tenemos que ser fieles a lo que nos mandó Jesucristo.
Los demás libros que aún se conservan se pueden respetar por su parte histórica y profética, pero sabiendo que son libros imperfectos en cuanto a sus leyes y hay que examinarlos todos a la luz del Evangelio. Ningún libro se puede poner a la altura del Evangelio como ley.
Este mes festejamos el Nacimiento del Niño Jesús...
FELIZ NAVIDAD
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Yavé de los ejércitos hará esto. (Isaías 9:6-7).
"El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.
Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.
Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego". (Isaías 9:2-5)
Este Niño Precioso del Cielo quebró el pesado yugo de las leyes que nos agobiaban
En realidad, ¿para qué queremos tantas leyes que nos esclavizan?
Jesucristo nos libró de todas ellas y nos dijo que todo el que creyera en su Evangelio sería salvo. La Ley de los cristianos es sólo el Evangelio.
Algún día llegará en que los cristianos sólo tengan en sus biblias el Evangelio de Jesucristo, ¿para qué más leyes? Tenemos que ser fieles a lo que nos mandó Jesucristo.
Los demás libros que aún se conservan se pueden respetar por su parte histórica y profética, pero sabiendo que son libros imperfectos en cuanto a sus leyes y hay que examinarlos todos a la luz del Evangelio. Ningún libro se puede poner a la altura del Evangelio como ley.
Este mes festejamos el Nacimiento del Niño Jesús...


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