FORISTA ENMASCARADO:
Su comparación confunde la función de la intercesión horizontal en la tierra con el Ministerio Sumo Sacerdotal exclusivo de Cristo en el Lugar Santísimo celestial.
Hebreos 9:24: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.”
Cristo no necesita ayudantes en el Lugar Santísimo: Él es tanto Sumo Sacerdote como ofrenda (Heb. 9:12).
Como sacerdote según el orden de Melquisedec, su ministerio es eterno, indivisible y suficiente (Heb. 7:25).
Que pena, pero María no reúne estos requisitos.
Antes de ofrecerse en Sacrificio vivo, Jesús intercedió por la unidad de su pueblo (Jn. 17:21), no por un sistema de múltiples mediadores.
Su deseo fue que todos fueran uno en Él, no alrededor de otros intercesores glorificados.
El Arca del Pacto en el Cielo
Apocalipsis 11:19 muestra el templo abierto y el Arca visible: escena de gloria y juicio, no de intercesión múltiple.
Hebreos 10:14: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” No hay necesidad de otra mediación.
Pero el hecho del Arca estar en el Lugar Santísimo en el cielo, nos recuerda como en el día de la expiación, el sumo sacerdote terrenal entraba solo, sin ayudantes, con sangre ajena.
Cristo, en cambio, entró una vez y para siempre, con su propia sangre, como Cordero y Sacerdote, de manera que él mismo roció con su dedo su propia sangre sobre el propiciatorio del Arca (Lev.16:14).
María tampoco reúne estos requisitos para ser corredentora.
Imaginar a María como mediadora celestial es negar la suficiencia del sacrificio de Cristo, es colocar a una criatura en una función que el cielo reserva únicamente para el Hijo.
FORISTA ENMASCARADO:
En el cielo, no hay necesidad de ayudantes.
El único con acceso al Lugar Santísimo es Cristo.
Su sangre no solo fue derramada, fue aceptada por el Padre como suficiente, en contraste, la sangre de María como descendiente de Adán sería rechazada (Heb10:4).
Interceder desde aquí en la tierra es nuestra misión; pretender hacerlo desde el cielo como mediador es usurpar la gloria del Cordero.
ES PECADO DE APOSTASÍA.
NO SIGA ESE CAMINO DE PERDICIÓN ETERNA, VUÉLVASE A CRISTO.
