Re: Eucaristía o transubstanciación
Amada en Cristo, Católica, en el amor que el Padre nos regala para predicar Su Evangelio a los corazones, paz de Dios en su vida. Con gusto le comparto mis comentarios a su última respuesta...
a) La objeción que acaba de presentar en el título es a todas luces errónea. Yo nunca dije "no figura en la Biblia". Dije que "es curioso que no figure en la versión Vulgata Latina traducida al español por Mons. Don Félix Torres Amat". Es diferente lo que yo dije respecto a lo que ud. insinúa en el título.
b) (¡gracias por navegar mi sitio web!)
Esta otra objeción también es errónea...
Lo que en mi sitio web critico de la versión de la Vulgata de Torres Amat NO ES toda la traducción, sino LOS AGREGADOS que este caballero le realizó al texto bíblico original de la Vulgata de Jerónimo, los cuales son identificables porque están escritos en bastardilla (itálica). En el caso del versículo que nos ocupa no existe ningún agregado de Amat, y por ende no posee nada "inconveniente" que merezca ser criticado. Por lo tanto, como dije al principio, su objeción no aplica (nuevamente).
Usted le da vueltas a este asunto, y este asunto EN NADA afecta a la idea central que desde el inicio he manifestado (creo que esto ya lo dije varias veces). Usted se abraza con todas sus fuerzas a una concordancia que, aún válida, en nada anula la VERDAD dicha por Cristo de que "TODO lo que entra por la boca no va al corazón, sino que va al vientre y luego a la letrina"... Yo ya no sé con qué palabras explicárselo para que lo comprenda y deje de desviar el punto hacia una referencia que a lo sumo complementa el sentido (en algo específico) pero que no invalida la generalidad de las palabras de Jesús.
Lo que sale del corazón mancha al hombre, o sea ¿qué mancha al hombre? "los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez..". Pero esto mancha al hombre desde que dichas miserias anidan en su corazón. Y al exteriorizarlas lo que hace es testimoniar su (ya cierta) condición de impiedad, de impureza espiritual.
"O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas." (Mateo 12:33-35)
Enseña el Catecismo: "La presencia del verdadero Cuerpo de Cristo y de la verdadera Sangre de Cristo en este sacramento, `no se conoce por los sentidos, dice S. Tomás, sino solo por la fe , la cual se apoya en la autoridad de Dios'. Por ello, comentando el texto de S. Lucas 22,19: `Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros', S. Cirilo declara: `No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque él, que es la Verdad, no miente" (S. Tomás de Aquino, s.th. 3,75,1, citado por Pablo VI, MF 18).." (CIC N° 1381)
Escrito está:
"Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." (Juan 6:30-35)
Note, POR FAVOR, que de entrada Jesús no habla de "comerlo", sino de ir a Él y de creer en Él (vv35). Además, el simbolismo es clarísimo, pues él dice que "no tendrá hambre ni sed jamás".. ¿de qué hambre y sed habla? ¿del hambre y sed reales y físicas? NOO, simbólicamente se refiere a la vida espiritual eterna! Simbolismo puro, de entrada nomás.. ¿por qué razón luego necesitaría dejar ese simbolismo, y sin aclarar nada, empezar a expresarse de manera literal? No hay como.
Clemente de Alejandría (150-215)
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¿Qué le parece si simplificamos el tema?
¿Responderá mi pregunta?
¿Qué cosa que entra por la boca y que no va al corazón (como todo lo que entra por la boca) sino que va al vientre y luego a la letrina, puede ser causa de beneficio espiritual?
Si prefiere, no tome en cuenta nada de lo que compartimos hasta ahora en este epígrafe. Sólo respóndame esa sencilla pregunta. ¿Será capaz?
Bendiciones en Cristo
Amada en Cristo, Católica, en el amor que el Padre nos regala para predicar Su Evangelio a los corazones, paz de Dios en su vida. Con gusto le comparto mis comentarios a su última respuesta...
No esperaba menos de Ud. La considero una buena persona, que con denuedo defiende lo que cree correcto.Le reitero que no quiero ofenderlo por eso estoy tratando de ser lo más amable posible con Ud.
Estimada católica, ud. debe ser vegetariana, porque le encanta armar ensaladas... (chiste)Tema No. 1 “No FIGURA en la Biblia ‘declarando puros todos los alimentos’ “
Me sorprende muchísimo Daniel que una Biblia de la que Ud. habla tan mal (versión Torres Amat 1884) en su página web ahora venga a ser “prueba” de que Ud. está en lo correcto:
Curioso, muy curioso, lo que antes Ud. considera “tendencioso de ideas pro-católicas”, hoy es “bueno” y digno para ser utilizado como apoyo para su teoría. Me he quedado sorprendida.
a) La objeción que acaba de presentar en el título es a todas luces errónea. Yo nunca dije "no figura en la Biblia". Dije que "es curioso que no figure en la versión Vulgata Latina traducida al español por Mons. Don Félix Torres Amat". Es diferente lo que yo dije respecto a lo que ud. insinúa en el título.
b) (¡gracias por navegar mi sitio web!)
Esta otra objeción también es errónea...
Lo que en mi sitio web critico de la versión de la Vulgata de Torres Amat NO ES toda la traducción, sino LOS AGREGADOS que este caballero le realizó al texto bíblico original de la Vulgata de Jerónimo, los cuales son identificables porque están escritos en bastardilla (itálica). En el caso del versículo que nos ocupa no existe ningún agregado de Amat, y por ende no posee nada "inconveniente" que merezca ser criticado. Por lo tanto, como dije al principio, su objeción no aplica (nuevamente).
No entiendo por qué necesita aclarar que no es "añadido", ya que nunca dije ni insinué que lo fuera... Además, no existe el griego "original" como dice ud. No existe UN SOLO ORIGINAL de los manuscritos de la Biblia. Sólo se conservan copias de copias, muchas de ellas con variantes textuales entre si.Si lee la cita de la Nova Vulgata al final dice “purgans omnes escas” y no es ningún “añadido”, en el griego original también figura como detallo más adelante y en cuatro versiones de la Reina Valera.
Estimada Católica ¿quién dijo que alguna versión de la Biblia esté errada? ¿Por qué siempre que sugiere algo de manera errónea, casualmente lo hace para el lado que "ensucia" injustamente la postura recibida y contraria a la suya? ¿Es casualidad, o parte de una estrategia?Como Ud. bien dice, la Reina Valera de 1865 dice “purgando todas las viandas”. Esto concuerda con “purgans omnes escas” de la Nova Vulgata y “haciendo limpias todas las viandas” (Reina Valera 1909), o también “esto decía, haciendo limpios todos los alimentos” (Reina Valera 1960), “así declaró limpias todas las comidas” (RV 1989), “Esto decía, declarando limpios todos los alimentos” (RV 1995), “(Declarando así limpios todos los alimentos)” (La Biblia de las Américas)
Es obvio que “purgans omnes escas” traduce “purgando todas las viandas” y es igual a “haciendo limpias todas las viandas” y a “esto decía, haciendo limpios todos los alimentos”, y a “esto decía, declarando limpios todos los alimentos” y a “declarando puros todos los alimentos” como se lee en la Biblia católica Nácar-Colunga.
¿No me diga que la traducción de la Reina Valera de 1909, 1960, 1989 y 1995, además de otras versiones protestantes, están erradas?
Usted le da vueltas a este asunto, y este asunto EN NADA afecta a la idea central que desde el inicio he manifestado (creo que esto ya lo dije varias veces). Usted se abraza con todas sus fuerzas a una concordancia que, aún válida, en nada anula la VERDAD dicha por Cristo de que "TODO lo que entra por la boca no va al corazón, sino que va al vientre y luego a la letrina"... Yo ya no sé con qué palabras explicárselo para que lo comprenda y deje de desviar el punto hacia una referencia que a lo sumo complementa el sentido (en algo específico) pero que no invalida la generalidad de las palabras de Jesús.
Otro error. Como le mencioné antes, NO EXISTE ningún "griego original", porque TODOS los originales de los manuscritos se han perdido, y sólo disponemos de copias de copias, algunas más antiguas que otras. Si no me equivoco, la que ud. cito corresponde a la versión griega de NT de Nestlé-Aland. La copia del NT griego que utilizó Jerónimo en el siglo IV para traducir la Biblia al latín no tenía dicha frase de cierre en Marcos 7:19. Sólo un dato, que además demuestra que lo que ud. cita no puede ser el "original" griego.El Griego Original dice:
Mc 7,19 hoti ouk esporeuetai aoutou eis ten kardian all’eis ten koilian, kai eis ton afedrona ekporeuetai, katharizon panta ta brómata?
Ya respondí anteriormente a esta objeción suya, que nada demuestra y sólo sirve para eludir el núcleo de mi exposición, acerca de la diáfana expresión de Jesús en Mateo 15:17.Tema No. 2 “Los editores de la RV 1995”
Los editores de la RV 1995 se remontan a Levítico 11 para interpretar Mateo 15, 17, cosa que Ud. no hace.
Desvía ud. el punto, encima con un argumento débil. Jesús no dijo "Los alimentos impuros que entran por la boca van al vientre y luego a la letrina..", sino que dijo "TODO lo que entra por la boca va al vientre y luego a la letrina". Por supuesto que el TODO incluye a todos los alimentos, incluso a los considerados "impuros". Pero el TODO además incluye a TODO, porque si no incluyera a TODO, Jesús no hubiera dicho "TODO lo que entra por la boca...". Es increíble que tenga que estar explicando estas cosas y de manera reiterativa.Tema No. 3 “Como está escrito”
No es necesario que Jesús diga “como está escrito”. Muchas cosas enseñó sin utilizar esta fórmula. Además, la palabra de Dios es clara, y puede revisarlo en cuatro versiones de la Reina Valera, lo dijo declarando puros todos los alimentos.
Católica, Católica... yo no he tergiversado nada... NUNCA hizo falta la aclaración de Petrino porque yo no me refería a ello, como aclaré en el post anterior. Ud. lee rápido mis aportes, no los comprende y luego me acusa de tergiversar. Cuánto tiempo perdido..Tema No. 4 “Orígenes”
El tema de Orígenes lo voy a comentar aparte porque se merece una explicación especial. Solo le adelanto que Ud. está tergiversando las palabras de Orígenes. Ya Petrino se lo hizo ver.
Es tristemente sorprendente la manera en que ud. se abraza a la literalidad fanática con tal de contradecir al antagonista de turno.. Para ud. es "tan claro que no necesita interpretación". Sin embargo ud. lo interpreta mal, tociendo la Escritura. Por supuesto ni quiero ni necesito "corregirle la plana al propio Cristo". Es ud. quien debe entender el sentido de las afirmaciones...Tema No. 5
Daniel, tan bien que estábamos. El tema que estamos tratando es sobre la contaminación espiritual del hombre a través de alimentos. Jesús dice muy claramente (creo no necesita interpretación alguna) que:
Marcos 7, 20: “Decía, pues: Lo que del hombre sale, eso es lo que mancha al hombre, porque de dentro, del corazón del hombre, proceden los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez. TODAS ESTAS MALDADES DEL HOMBRE PROCEDEN Y MANCHAN AL HOMBRE.”
No creo que Ud. quiera corregirle la plana al propio Cristo?
Esto está off-topic y solo retrasa el tema que estamos tratando. Si gusta abrimos un nuevo tema para tratar específicamente este punto que tiene mucho que ver con la diferencia que hay entre la teología luterana y la teología católica.
Lo que sale del corazón mancha al hombre, o sea ¿qué mancha al hombre? "los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez..". Pero esto mancha al hombre desde que dichas miserias anidan en su corazón. Y al exteriorizarlas lo que hace es testimoniar su (ya cierta) condición de impiedad, de impureza espiritual.
"O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas." (Mateo 12:33-35)
Desvía el punto, o bien indirectamente está reconociéndose incapaz de responder lo que he preguntado.Tema No. 6 “Transustanciación”
Le repito que la “Transustanciación” es tan solo una forma para tratar de explicar un MISTERIO que Dios ha querido regalarnos. Y no es el único misterio, la comunión (común-unión) que existe entre las Tres Personas de la Santísima Trinidad es otro MISTERIO que hasta ahora nadie ha podido explicar con exactitud. Son muchos los misterios de Dios que el hombre aún no ha alcanzado a explicar con palabras.
Evade lo que pregunto: ¿Qué cosa que ingresa por la boca (y va al vientre y luego a la letrina) puede producir beneficios espirituales?. Es la pregunta original y sencilla que he hecho hace un montón de aportes, y que sistemáticamente ud. ha eludido.Por cierto, a ver, ¿Puede Ud. explicar cómo sucede la Comunión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo? Lo escucho…
Por eso, como le dije antes, mañana o pasado, según lo que ud. dice, podría el Magisterio de Roma cambiar la explicación de cómo sucedería eso que definieron que sucede pero que realmente son incapaces de definir cómo sucede, y que además, como si fuera poco, el Catecismo católico sugiere a sus fieles que al respecto "no se pregunten si eso es verdad, sino que acogan con fe" lo que la Iglesia quieren que crean... Por lo demás ¿cómo es que al "Vicario de Cristo" no se le concede conocer tan maravillosos pormenores, al punto de que firma un documento oficial que recomienda a los fieles que "no se pregunten si eso (la transustanciación" es verdad?...Le repito también que la Iglesia está abierta a nuevas formas teológicas para explicar el MISTERIO de la conversión del pan en cuerpo de Cristo y el vino en sangre de Cristo, siempre y cuando esta nueva forma no contradiga en nada el Dogma de la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Enseña el Catecismo: "La presencia del verdadero Cuerpo de Cristo y de la verdadera Sangre de Cristo en este sacramento, `no se conoce por los sentidos, dice S. Tomás, sino solo por la fe , la cual se apoya en la autoridad de Dios'. Por ello, comentando el texto de S. Lucas 22,19: `Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros', S. Cirilo declara: `No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque él, que es la Verdad, no miente" (S. Tomás de Aquino, s.th. 3,75,1, citado por Pablo VI, MF 18).." (CIC N° 1381)

El simbolismo con que Jesús habla en Juan 6 comienza desde el mismo versiculo 30 mismo, en donde Jesús se compara (simbólicamente) con el "pan del cielo" conforme al ejemplo con que los judíos le habían inquirido.¿De manera simbólica?
Si era de manera simbólica por qué Jesús no dijo:
“Quien ME COME SIMBÓLICAMENTE vivirá por mí”
En lugar de:
“Quien ME COME vivirá por mi” Juan 6
¿No conocía Jesús el futuro? ¿No sabía que los tontos católicos interpretarían MAL su enseñanza y para evitarlo menciona la palabra “símbolo” en algún momento?
Escrito está:
"Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." (Juan 6:30-35)
Note, POR FAVOR, que de entrada Jesús no habla de "comerlo", sino de ir a Él y de creer en Él (vv35). Además, el simbolismo es clarísimo, pues él dice que "no tendrá hambre ni sed jamás".. ¿de qué hambre y sed habla? ¿del hambre y sed reales y físicas? NOO, simbólicamente se refiere a la vida espiritual eterna! Simbolismo puro, de entrada nomás.. ¿por qué razón luego necesitaría dejar ese simbolismo, y sin aclarar nada, empezar a expresarse de manera literal? No hay como.
Está muy confundida, estimada Católica. No existe ninguna contradicción, si se quiere entender lo que la Escritura revela. Jesús no nombra la palabra que ud. desea, pero su estilo la delata.Jesús no menciona la palabra “símbolo” y tan siquiera lo insinúa… Me parece curioso que Uds. que dicen que “lo que no está escrito no es verdad” se guíen de palabras que no están escritas. Caen en una gran contradicción.
No entiendo qué cosa tergiversé. En el otro tema yo dije que no había unanimidad en los Padres de la Iglesia respecto al "cuerpo y sangre reales". El forista Defenzor (que desapareció después de mi cita de Clemente de Alejandría) me pidió en el aporte 80 algún testimonio que demuestre lo que decía, y enseguida ud. se sumó a su "reclamo" en el aporte 84. Yo cumpli. Eso fue todo. Se lo repito aquí,por si no lo leyó allá:No Daniel, no tergiverse mis palabras. Yo le pedí que citara a un Padre de la Iglesia porque Ud. primero mencionó que existían tales Padres de la Iglesia que negaban que el pan se convierte en carne de Cristo y el vino se convierte en sangre de Cristo. Algo que no ha hecho hasta ahora.
Clemente de Alejandría (150-215)
"El Pedagogo, 1, 6
Pues la misma Palabra es fluida y suave como la leche, o sólida y compacta como la carne. Y demorándonos en este enfoque, podemos comparar la proclamación del Evangelio, que está universalmente difundido, como leche; y como carne la fe, por la cual la instrucción se compacta en un fundamento, la cual, siendo más sustancial que el oír, se asemeja a la carne, y aporta al alma misma nutrición de esta clase. En otra parte el Señor, en el Evangelio según Juan, trajo esto mediante símbolos, cuando dijo: “Comed mi carne y bebed mi sangre” [Juan 6:34]; describiendo claramente por metáfora las propiedades bebibles de la fe y la promesa, por medio de la cual la Iglesia, como un ser humano que consta de muchos miembros, se refresca y crece, es ligada y compactada por ambas –por la fe, que es el cuerpo, y la esperanza, la cual es el alma.; como también el Señor de la carne y de la sangre. Pues en realidad la sangre de la fe es la esperanza, en la cual la fe es sostenida como por un principio vital...
...
La sangre del Verbo también ha sido exhibida como leche. La leche así provista en el parto, es administrada al bebé ... las mujeres embarazadas, al tornarse madres, secretan leche. Pero el Señor Cristo, el fruto de la Virgen, no pronunció benditas las mamas de las mujeres, ni las seleccionó para dar alimento. ¡Oh mística maravilla! El Padre universal es uno, y uno el Verbo universal; y el Espíritu Santo es uno e igual en todas partes, y una sola es la única madre virgen. Yo amo llamarla la Iglesia. Esta madre, cuando estaba sola, no tenía leche, porque sola no era una mujer. Pero ella es a la vez virgen y madre –pura como una virgen, amante como una madre. Y llamando a sus hijos a ella, los nutre con la leche santa , o sea con la Palabra para la infancia. Por tanto ella no tenía leche; pues la leche era este niño puro y hermoso, el cuerpo de Cristo, el cual nutre por la Palabra a la joven raza, la cual el Señor mismo trajo a luz en espasmos de la carne, la cual el Señor envolvió en su preciosa sangre. ¡Oh, maravilloso nacimiento! ¡Oh santas fajas de bebés! El Verbo es todo para el niño, tanto padre como madre, y tutor y nodriza. “Comed mi carne”, dice, “y bebed mi sangre.” [Juan 6: 53-54]. Tal es el adecuado alimento que el Señor ministra, y Él ofrece su carne y entrega su sangre, y nada falta para el crecimiento de los niños. ¡Oh sorprendente misterio! Nos unimos en expulsar la vieja y carnal corrupción, como también la vieja alimentación, recibiendo a cambio otro nuevo régimen, aquel de Cristo, recibiéndole si podemos, para guardarlo en nuestro interior; y que, al guardar al Salvador en nuestras almas como en un santuario, podamos corregir las afecciones de nuestra carne.
Pero no estáis inclinados a entenderlo de este modo, sino quizá más generalmente. Oídlo también de la siguiente manera. La carne figurativamente representa para nosotros el Espíritu Santo; pues la carne fue creada por Él. La sangre nos señala a la Palabra, pues como rica sangre ha sido infundida para vida; y la unión de ambas es el Señor, el alimento de los bebés, el Señor que es Espíritu y Verbo. El alimento –esto es, el Señor Jesús – esto es, el Verbo de Dios, el Espíritu hecho carne, es carne celestial santificada. La nutrición es la leche del Padre, por la cual sola nosotros los bebés nos nutrimos. El Verbo mismo, entonces, el Amado, y nuestro alimentador, ha derramado su propia sangre por nosotros, para salvar a la humanidad; y por Él nosotros, creyendo en Dios, huimos hacia el Verbo, “el pecho cariñoso” del Padre. Y Él solo, como corresponde, nos provee a nosotros, niños, con la leche de amor, y solamente son bendecidos los que maman de este pecho.
Además, el Verbo declara ser Él mismo el pan del cielo. “Pues Moisés”, dice, “no os dio el pan del cielo, sino que mi Padre os dio el verdadero pan del cielo. Pues el pan de Dios es Aquel que descendió del cielo, y da vida al mundo. Y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.” [Juan 6: 32-33,51]. Aquí ha de notarse el misterio del pan, en la medida en que Él habla de su carne, y como carne, consecuentemente, lo que ha surgido a través del fuego , como el trigo surge a través del decaimiento y la germinación; y, en verdad, ha surgido a través del fuego para el gozo de la Iglesia, como pan horneado... Pero ya que Él dijo “Y el pan que daré es mi carne” y ya que la carne es humedecida con sangre, y la sangre se denomina figurativamente vino, estamos invitados a saber que, como pan, deshecho en una mezcla de vino y agua, atrapa el vino y deja la porción acuosa, así también la carne de Cristo, el pan del cielo, absorbe la sangre; esto es, aquellos de entre los hombres que son celestiales, nutriéndolos para inmortalidad, y dejando para destrucción solamente las concupiscencias de la carne.
Así, de muchas maneras el Verbo es figurativamente descrito, como alimento, y carne, y comida, y pan, y sangre, y leche. El Señor es todos éstos, para darnos disfrute a nosotros que hemos creído en Él. Que nadie piense que es extraño, cuando decimos que la sangre del Señor es figurativamente representada como leche. Pues, ¿no es figurativamente representada como vino? “Quien lava”, se dice, “su vestimenta en vino, su túnica en la sangre de la vid” [Génesis 49: 11]. En su propio Espíritu dice que revestirá el cuerpo del Verbo; como ciertamente por su propio Espíritu nutrirá a quienes tengan hambre del Verbo.
Y que la sangre es el Verbo, es testificado por la sangre de Abel, el justo que intercede con Dios. Pues la sangre nunca hubiese emitido una voz, si no hubiese sido considerada como la Palabra: pues el hombre justo del pasado es el tipo del nuevo justo; y la sangre que antaño intercedía, intercede en el lugar de la nueva sangre. Y la sangre que es el Verbo gime a Dios, ya que anunciaba que el Verbo había de sufrir...
... Porque si hemos sido regenerados en Cristo, Aquel que nos ha regenerado nos nutre con su propia leche, el Verbo... Y como la regeneración era consistentemente espiritual, asimismo la nutrición del hombre es espiritual. En todos los respectos, por tanto, y en todas las cosas, somos llevados a la unión con Cristo, en relación con su sangre, por la cual somos redimidos; y a simpatía, en consecuencia de la nutrición que fluye del Verbo; y en inmortalidad, a través de su guía."..."
Pues la misma Palabra es fluida y suave como la leche, o sólida y compacta como la carne. Y demorándonos en este enfoque, podemos comparar la proclamación del Evangelio, que está universalmente difundido, como leche; y como carne la fe, por la cual la instrucción se compacta en un fundamento, la cual, siendo más sustancial que el oír, se asemeja a la carne, y aporta al alma misma nutrición de esta clase. En otra parte el Señor, en el Evangelio según Juan, trajo esto mediante símbolos, cuando dijo: “Comed mi carne y bebed mi sangre” [Juan 6:34]; describiendo claramente por metáfora las propiedades bebibles de la fe y la promesa, por medio de la cual la Iglesia, como un ser humano que consta de muchos miembros, se refresca y crece, es ligada y compactada por ambas –por la fe, que es el cuerpo, y la esperanza, la cual es el alma.; como también el Señor de la carne y de la sangre. Pues en realidad la sangre de la fe es la esperanza, en la cual la fe es sostenida como por un principio vital...
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La sangre del Verbo también ha sido exhibida como leche. La leche así provista en el parto, es administrada al bebé ... las mujeres embarazadas, al tornarse madres, secretan leche. Pero el Señor Cristo, el fruto de la Virgen, no pronunció benditas las mamas de las mujeres, ni las seleccionó para dar alimento. ¡Oh mística maravilla! El Padre universal es uno, y uno el Verbo universal; y el Espíritu Santo es uno e igual en todas partes, y una sola es la única madre virgen. Yo amo llamarla la Iglesia. Esta madre, cuando estaba sola, no tenía leche, porque sola no era una mujer. Pero ella es a la vez virgen y madre –pura como una virgen, amante como una madre. Y llamando a sus hijos a ella, los nutre con la leche santa , o sea con la Palabra para la infancia. Por tanto ella no tenía leche; pues la leche era este niño puro y hermoso, el cuerpo de Cristo, el cual nutre por la Palabra a la joven raza, la cual el Señor mismo trajo a luz en espasmos de la carne, la cual el Señor envolvió en su preciosa sangre. ¡Oh, maravilloso nacimiento! ¡Oh santas fajas de bebés! El Verbo es todo para el niño, tanto padre como madre, y tutor y nodriza. “Comed mi carne”, dice, “y bebed mi sangre.” [Juan 6: 53-54]. Tal es el adecuado alimento que el Señor ministra, y Él ofrece su carne y entrega su sangre, y nada falta para el crecimiento de los niños. ¡Oh sorprendente misterio! Nos unimos en expulsar la vieja y carnal corrupción, como también la vieja alimentación, recibiendo a cambio otro nuevo régimen, aquel de Cristo, recibiéndole si podemos, para guardarlo en nuestro interior; y que, al guardar al Salvador en nuestras almas como en un santuario, podamos corregir las afecciones de nuestra carne.
Pero no estáis inclinados a entenderlo de este modo, sino quizá más generalmente. Oídlo también de la siguiente manera. La carne figurativamente representa para nosotros el Espíritu Santo; pues la carne fue creada por Él. La sangre nos señala a la Palabra, pues como rica sangre ha sido infundida para vida; y la unión de ambas es el Señor, el alimento de los bebés, el Señor que es Espíritu y Verbo. El alimento –esto es, el Señor Jesús – esto es, el Verbo de Dios, el Espíritu hecho carne, es carne celestial santificada. La nutrición es la leche del Padre, por la cual sola nosotros los bebés nos nutrimos. El Verbo mismo, entonces, el Amado, y nuestro alimentador, ha derramado su propia sangre por nosotros, para salvar a la humanidad; y por Él nosotros, creyendo en Dios, huimos hacia el Verbo, “el pecho cariñoso” del Padre. Y Él solo, como corresponde, nos provee a nosotros, niños, con la leche de amor, y solamente son bendecidos los que maman de este pecho.
Además, el Verbo declara ser Él mismo el pan del cielo. “Pues Moisés”, dice, “no os dio el pan del cielo, sino que mi Padre os dio el verdadero pan del cielo. Pues el pan de Dios es Aquel que descendió del cielo, y da vida al mundo. Y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.” [Juan 6: 32-33,51]. Aquí ha de notarse el misterio del pan, en la medida en que Él habla de su carne, y como carne, consecuentemente, lo que ha surgido a través del fuego , como el trigo surge a través del decaimiento y la germinación; y, en verdad, ha surgido a través del fuego para el gozo de la Iglesia, como pan horneado... Pero ya que Él dijo “Y el pan que daré es mi carne” y ya que la carne es humedecida con sangre, y la sangre se denomina figurativamente vino, estamos invitados a saber que, como pan, deshecho en una mezcla de vino y agua, atrapa el vino y deja la porción acuosa, así también la carne de Cristo, el pan del cielo, absorbe la sangre; esto es, aquellos de entre los hombres que son celestiales, nutriéndolos para inmortalidad, y dejando para destrucción solamente las concupiscencias de la carne.
Así, de muchas maneras el Verbo es figurativamente descrito, como alimento, y carne, y comida, y pan, y sangre, y leche. El Señor es todos éstos, para darnos disfrute a nosotros que hemos creído en Él. Que nadie piense que es extraño, cuando decimos que la sangre del Señor es figurativamente representada como leche. Pues, ¿no es figurativamente representada como vino? “Quien lava”, se dice, “su vestimenta en vino, su túnica en la sangre de la vid” [Génesis 49: 11]. En su propio Espíritu dice que revestirá el cuerpo del Verbo; como ciertamente por su propio Espíritu nutrirá a quienes tengan hambre del Verbo.
Y que la sangre es el Verbo, es testificado por la sangre de Abel, el justo que intercede con Dios. Pues la sangre nunca hubiese emitido una voz, si no hubiese sido considerada como la Palabra: pues el hombre justo del pasado es el tipo del nuevo justo; y la sangre que antaño intercedía, intercede en el lugar de la nueva sangre. Y la sangre que es el Verbo gime a Dios, ya que anunciaba que el Verbo había de sufrir...
... Porque si hemos sido regenerados en Cristo, Aquel que nos ha regenerado nos nutre con su propia leche, el Verbo... Y como la regeneración era consistentemente espiritual, asimismo la nutrición del hombre es espiritual. En todos los respectos, por tanto, y en todas las cosas, somos llevados a la unión con Cristo, en relación con su sangre, por la cual somos redimidos; y a simpatía, en consecuencia de la nutrición que fluye del Verbo; y en inmortalidad, a través de su guía."..."
Ud. parece que viera tergiversaciones por todos lados...Sobre Orígenes, Ud. ha tergiversado las palabras de este Escritor Eclesiástico y le voy a mostrar dónde.
El hecho de que no sean infalibles (sólo la Escritura lo es) no significa que no deba atenderse a lo por ellos expresado. La diferencia es que el católico piensa que la palabra de ellos es "definitoria", y yo les muestro, como en el caso de Clemente de Alejandría, que no hay unanimidad en los Padres respecto a ciertas enseñanzas de Roma. Cuando cité a Orígenes, le mostré que él también relacionaba los "beneficios espirituales" con la interpretación de las afirmaciones de Mateo 15 que yo hacía, y que ud. me criticó por ello.Lo que me parece contradictorio es que si Ud. considera que los Padres de la Iglesia no son infalibles porque los cita constantemente?
No es lo mismo ¿sabe por qué? porque yo no apoyo mis creencias en lo que dicen los Padres de la Iglesia. Roma es la que toma de ellos lo que le conviene. Yo sólo los cito, aunque son falibles, para demostrar la fragilidad de formar dogma simplemente por los dichos de ellos.Si San Ignacio de Antioquia dice: “que algunos se abstienen de la Eucaristía y de la oración, porque no profesan que la Eucaristía ES la carne del Salvador nuestro Jesucristo”
O “una sola es de hecho la carne de nuestro Señor Jesucristo y un solo el cáliz por la unión en su sangre”
O “Los que contradicen el don de Dios mueren disputando” (refiriéndose a la Eucaristía)
Ud. responde: San Ignacio de Antioquia no es infalible.
Pero sin embargo cita a Orígenes.
Es decir, que cuando Ud. considera que un Padre de la Iglesia apoya sus interpretaciones, entonces, éste Padre si está en lo correcto, pero si un Padre de la Iglesia no apoya lo que Ud. interpreta, entonces, este Padre no es infalible…
Ajá. ¿Entonces? Clemente de Alejandría y Orígenes no son Padres de la Iglesia? No entendí para qué cosa acotó esto último.En nuestro caso, la Iglesia Católica solo considera Padres de la Iglesia los que cumplen estos cuatro requisitos:
- ortodoxia de doctrina
- santidad de vida
- aprobación eclesiástica
- antigüedad.
- - - -
¿Qué le parece si simplificamos el tema?
¿Responderá mi pregunta?
¿Qué cosa que entra por la boca y que no va al corazón (como todo lo que entra por la boca) sino que va al vientre y luego a la letrina, puede ser causa de beneficio espiritual?
Si prefiere, no tome en cuenta nada de lo que compartimos hasta ahora en este epígrafe. Sólo respóndame esa sencilla pregunta. ¿Será capaz?
Bendiciones en Cristo