Queridos amigos: quiero compartir con todos ustedes esta estudio sobre la Resureccion
¿que os parece?
Saludos. Onac
La gloriosa esperanza de la resurrección
Casi todas las personas han experimentado la angustia que una muerte provoca, y la sensación de impotencia que causa el dolor de los que han perdido a una persona querida.
Cada día y en todos los lugares del planeta, el triste ritual de las despedidas se repite sin cesar. Por esto los hombres, que ven como ineludiblemente su camino acaba en la muerte, resistiéndose a aceptar el final de su ser, han desarrollado desde el principio de los tiempos, diversas teorías destinadas a proporcionarles una esperanza de continuidad y de reencuentro con aquellos que murieron. Estas teorías van desde la posibilidad de la reencarnación, a la continuidad de la vida tras la muerte, en algún lugar que varía según la religión. Esta última idea, que tiene su origen en antiguas doctrinas paganas, penetró en las religiones de la Cristiandad por la influencia que durante los primeros siglos del cristianismo, ejercían las distintas corrientes filosóficas y las religiones de los ‘ritos y misterios’, que proliferaban en el Imperio.
De una u otra forma, muchas personas se aferran a las palabras de ‘la serpiente’, cuando en el jardín de Edén, "... respondió a la mujer: De ningún modo moriréis. Dios sabe muy bien, que el día que lo comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios ...". (Génesis 3 :2-5) No obstante, también hay muchas otras que, crean en Dios o no, piensan que la muerte es tal como se describe en el libro de Eclesiastés: "Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada, ni hay para ellos compensación alguna, su memoria se ha perdido...", (Eclesiastés 9 :5) y también: "Cualquier cosa que desees hacer, hazla con toda tu energía, porque no existen obras, ni razones, ni ciencia, ni sabiduría, en el sheol (sepulcro) a donde vas". (Eclesiastés 9 :10)
Si esto es cierto, el destino de todos los habitantes de la tierra, hombres y animales, es el mismo, y la muerte, trunca cualquier esfuerzo, cualquier ilusión, cualquier empeño, y cualquier proyecto humano. Sin embargo, también leemos en las Escrituras que: Dios "eliminará la muerte para siempre, y el Señor Yahúh enjugará las lágrimas de todo rostro...", (Isaías 25 :8) y que "... los de espíritu apacible poseerán la tierra y gozarán de una gran paz". (Salmo 37 :11) Además, un ángel le dijo a Daniel: "Llegarás a tu fin y reposarás, para recibir tu recompensa al final de los días", (Daniel 12:13) y el apóstol Pablo escribe a la congregación de Corinto: "Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos ¿Como es que algunos de vosotros decís que no hay resurrección de los muertos? Puesto que si no existe la resurrección de los muertos ¡Tampoco ha sido resucitado Cristo! Y si Cristo no ha sido resucitado, nuestra predicación y nuestra fe no tienen sentido." (1 Corintios 15 :12-14)
Es cierto que como dicen las Escrituras, volvemos al suelo y allí terminan nuestros pensamientos, pero también es cierto que podemos mantener la esperanza de una resurrección, porque esta esperanza es totalmente digna de confianza, fundamentada como está, en las palabras del Dios ‘que no puede mentir’. (Tito 1 :2) Confirmando esta disposición del Padre, Jesús dijo: "...he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que ninguno de los que me ha dado se pierda, y que los resucite en el último día. Pues es voluntad del que me ha enviado, que todo aquel que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el último día". (Juan 6 :38-40)
Defendiéndose de las acusaciones de los judíos, Pablo alegó ante Felix, el gobernador romano: "... te confieso que conforme a la Vía que ellos llaman herejía, yo sirvo al Dios de mis padres, creyendo en todas las cosas que están escritas en la Ley y en los Profetas; y tengo en Dios la misma esperanza que tienen estos, de que habrá una resurrección, tanto de justos como de injustos". (Hechos 24 :14-15)
El rey David había escrito en el Salmo: "Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre en ella", (Salmo 37:29) y Jesús confirmó sus palabras, diciendo: "Felices son los de espíritu apacible, porque ellos heredarán la tierra". (Mateo 5 :5) Además, hablando con sus discípulos del reino de Dios, dijo: "No os maravilléis de esto; porque llegará la hora en que todos los que están en los sepulcros, oirán su voz y saldrán; los que hicieron obras buenas, a la resurrección de vida, y los que hicieron obras malas, a una resurrección de condena". (Juan 5 :28-29)
En el evangelio según Mateo, se registra que Jesús explicó: "Cuando el Hijo del hombre vuelva en su gloria con todos sus ángeles, se sentará sobre el trono de su gloria, y todas las gentes serán reunidas ante él. Entonces él separará a unos de otros, igual que el pastor separa a las ovejas de las cabras, y colocará las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda, y a los de su derecha les dirá: Venid, los que habéis sido bendecidos por mi Padre, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque he tenido hambre y me habéis dado de comer, he tenido sed y me habéis dado de beber, he sido forastero y me habéis hospedado, desnudo, y me habéis vestido, enfermo, y me habéis visitado, encarcelado, y habéis venido a verme. Entonces los justos le responderán: Señor ¿Cuando es que te hemos visto hambriento y te hemos dado de comer o sediento y te hemos dado de beber? ¿Cuando te hemos visto forastero y te hemos hospedado, o desnudo y te hemos vestido? ¿Y cuando te hemos visto enfermo o en la cárcel y hemos ido a visitarte? En respuesta, el rey les dirá: De verdad os digo que cada vez que habéis hecho estas cosas a uno solo de estos hermanos míos más pequeños, me las habéis hecho a mi ..." (Mateo 25 :31-40) Estas personas que Jesús designa ‘bendecidos por mi Padre’, recibirán la herencia que fue prometida a la humanidad, "la futura tierra habitada de la que hablamos". (Hebreos 2 :5)
Así pues, encontramos en las Escrituras, la promesa de una resurrección para vivir en ‘la futura tierra habitada’, anunciada por los profetas de Dios y los apóstoles de Jesús. Pero también aprendemos que esta promesa de vida está ligada a otra promesa, a la promesa de una resurrección diferente para ‘estos hermanos míos más pequeños’, que son algunas personas tomadas de entre la humanidad, con el fin de servir junto a Cristo y de ayudar a todos los que habitarán la tierra.
Cuando en el capítulo once de la carta a los Hebreos, Pablo nos recuerda la fidelidad de algunas personas que sirvieron a Yahúh y el mal trato que por parte del mundo recibieron, termina diciendo ‘¡Y es que el mundo no era digno de ellos!’, y luego continúa: "Todos ellos recibieron testimonios de su fe, pero no podían alcanzar el cumplimiento de la promesa hasta que nosotros obtuviésemos aquella de naturaleza superior, que desde el principio nos había sido establecida por Dios". (Hebreos 11 :39-40) Con esto se hace referencia a las dos clases de resurrección establecidas por Dios y estrechamente relacionadas entre sí: las promesas de una resurrección en la tierra y otra en los cielos, a semejanza de la de Cristo.
Por esto Pablo, que esperaba una resurrección en los cielos, dice: "... como he llegado a conocer a Cristo y la potencia de su resurrección, si participo en sus sufrimientos y en una muerte semejante a la suya, espero alcanzar una resurrección de los muertos también semejante a la suya". (Filipenses 3:10) Y en otra de sus cartas, escribe: "Está escrito que el primer Adán fue hecho alma viviente, mientras que el último Adán, un espíritu dador de vida. Así que el espiritual no fue el primero, lo fue el físico y luego el espiritual, porque el primer hombre fue extraído de la tierra y es terrestre, en cambio, el segundo vino del cielo. Por esto, tal como fue el terrestre, serán los terrestres y tal como es el celeste, serán también los celestes". Y refiriéndose a los que son llamados a una resurrección semejante a la de Jesús, declara: "Nosotros hemos llevado la imagen del terrestre y también llevaremos la imagen del celeste". (1 Corintios 15 :45-49)
El apóstol Juan nos habla de aquellos que han sido llamados, y de su esperanza, que él llama ‘la primera resurrección’, cuando escribe: "Y vi sentados sobre sus tronos a los que habían recibido el encargo de juzgar; vi a los que fueron decapitados por dar testimonio de Jesús y por causa de la palabra de Dios; a los que no se habían inclinado ante la bestia salvaje o ante su representante y no habían aceptado llevar su contraseña sobre la frente o sobre el brazo. Habían regresado a la vida para reinar con Cristo durante mil años. Esta es la primera resurrección, porque el resto de los muertos no regresa a la vida hasta que hayan transcurrido los mil años ¡Felices y santos son los que obtienen la primera resurrección! Sobre ellos no tiene poder la segunda muerte, ellos serán sacerdotes de Dios y reinarán los mil años junto a Cristo. (Apocalipsis 20 :4-6)
Estos reyes y sacerdotes que forman parte del gobierno de Cristo en favor de la humanidad que habitará la tierra, son tomados por Dios de entre la humanidad, y son los que él "desde el principio ha reconocido y ha designado para ser modelados a semejanza de su Hijo, para que él sea el primogénito de muchos hermanos". (Romanos 8 :28-29) Sin embargo, ellos deben dejarse modelar por Yahúh, porque no han sido elegidos por sus dotes de organización o de mando, o porque puedan considerarse mejores, mas aptos o más sabios que las demás personas. Pablo nos recuerda que "Dios ha escogido lo que en el mundo se considera absurdo, para confundir a los sabios y ha elegido lo que en el mundo se considera débil, para confundir a los poderosos. Dios ha elegido las cosas que para el mundo no cuentan ni tienen valor, para reducir a la nada las consideradas valiosas. De esta manera, ninguno puede jactarse ante él, porque es él quien os ha unido a Cristo, que por obra de Dios, es para nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención". Por esto no existe ningún motivo personal para envanecerse del encargo recibido, de manera que "el que quiera gloriarse, que se gloríe en Yahúh, como está escrito". (1 Corintios 1 :27-30)
Podemos pues estar seguros, de que llegará el momento en que el dolor que la muerte de un ser querido nos produce, ya ni siquiera se recordará. Entonces Dios mismo intervendrá en favor de la humanidad "y enjugará toda lágrima de sus ojos, ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, ... las cosas anteriores han pasado". (Apocalipsis 21 :3-4)
Yahúh ha vuelto a poner la vida a nuestro alcance, " y de la misma manera que el pecado reinó en la muerte, también el generoso don" reinará "en la vida eterna, mediante la justificación que se obtiene por medio de nuestro señor Cristo Jesús". (Romanos 5 :21)
¿que os parece?
Saludos. Onac
La gloriosa esperanza de la resurrección
Casi todas las personas han experimentado la angustia que una muerte provoca, y la sensación de impotencia que causa el dolor de los que han perdido a una persona querida.
Cada día y en todos los lugares del planeta, el triste ritual de las despedidas se repite sin cesar. Por esto los hombres, que ven como ineludiblemente su camino acaba en la muerte, resistiéndose a aceptar el final de su ser, han desarrollado desde el principio de los tiempos, diversas teorías destinadas a proporcionarles una esperanza de continuidad y de reencuentro con aquellos que murieron. Estas teorías van desde la posibilidad de la reencarnación, a la continuidad de la vida tras la muerte, en algún lugar que varía según la religión. Esta última idea, que tiene su origen en antiguas doctrinas paganas, penetró en las religiones de la Cristiandad por la influencia que durante los primeros siglos del cristianismo, ejercían las distintas corrientes filosóficas y las religiones de los ‘ritos y misterios’, que proliferaban en el Imperio.
De una u otra forma, muchas personas se aferran a las palabras de ‘la serpiente’, cuando en el jardín de Edén, "... respondió a la mujer: De ningún modo moriréis. Dios sabe muy bien, que el día que lo comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios ...". (Génesis 3 :2-5) No obstante, también hay muchas otras que, crean en Dios o no, piensan que la muerte es tal como se describe en el libro de Eclesiastés: "Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada, ni hay para ellos compensación alguna, su memoria se ha perdido...", (Eclesiastés 9 :5) y también: "Cualquier cosa que desees hacer, hazla con toda tu energía, porque no existen obras, ni razones, ni ciencia, ni sabiduría, en el sheol (sepulcro) a donde vas". (Eclesiastés 9 :10)
Si esto es cierto, el destino de todos los habitantes de la tierra, hombres y animales, es el mismo, y la muerte, trunca cualquier esfuerzo, cualquier ilusión, cualquier empeño, y cualquier proyecto humano. Sin embargo, también leemos en las Escrituras que: Dios "eliminará la muerte para siempre, y el Señor Yahúh enjugará las lágrimas de todo rostro...", (Isaías 25 :8) y que "... los de espíritu apacible poseerán la tierra y gozarán de una gran paz". (Salmo 37 :11) Además, un ángel le dijo a Daniel: "Llegarás a tu fin y reposarás, para recibir tu recompensa al final de los días", (Daniel 12:13) y el apóstol Pablo escribe a la congregación de Corinto: "Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos ¿Como es que algunos de vosotros decís que no hay resurrección de los muertos? Puesto que si no existe la resurrección de los muertos ¡Tampoco ha sido resucitado Cristo! Y si Cristo no ha sido resucitado, nuestra predicación y nuestra fe no tienen sentido." (1 Corintios 15 :12-14)
Es cierto que como dicen las Escrituras, volvemos al suelo y allí terminan nuestros pensamientos, pero también es cierto que podemos mantener la esperanza de una resurrección, porque esta esperanza es totalmente digna de confianza, fundamentada como está, en las palabras del Dios ‘que no puede mentir’. (Tito 1 :2) Confirmando esta disposición del Padre, Jesús dijo: "...he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que ninguno de los que me ha dado se pierda, y que los resucite en el último día. Pues es voluntad del que me ha enviado, que todo aquel que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el último día". (Juan 6 :38-40)
Defendiéndose de las acusaciones de los judíos, Pablo alegó ante Felix, el gobernador romano: "... te confieso que conforme a la Vía que ellos llaman herejía, yo sirvo al Dios de mis padres, creyendo en todas las cosas que están escritas en la Ley y en los Profetas; y tengo en Dios la misma esperanza que tienen estos, de que habrá una resurrección, tanto de justos como de injustos". (Hechos 24 :14-15)
El rey David había escrito en el Salmo: "Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre en ella", (Salmo 37:29) y Jesús confirmó sus palabras, diciendo: "Felices son los de espíritu apacible, porque ellos heredarán la tierra". (Mateo 5 :5) Además, hablando con sus discípulos del reino de Dios, dijo: "No os maravilléis de esto; porque llegará la hora en que todos los que están en los sepulcros, oirán su voz y saldrán; los que hicieron obras buenas, a la resurrección de vida, y los que hicieron obras malas, a una resurrección de condena". (Juan 5 :28-29)
En el evangelio según Mateo, se registra que Jesús explicó: "Cuando el Hijo del hombre vuelva en su gloria con todos sus ángeles, se sentará sobre el trono de su gloria, y todas las gentes serán reunidas ante él. Entonces él separará a unos de otros, igual que el pastor separa a las ovejas de las cabras, y colocará las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda, y a los de su derecha les dirá: Venid, los que habéis sido bendecidos por mi Padre, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque he tenido hambre y me habéis dado de comer, he tenido sed y me habéis dado de beber, he sido forastero y me habéis hospedado, desnudo, y me habéis vestido, enfermo, y me habéis visitado, encarcelado, y habéis venido a verme. Entonces los justos le responderán: Señor ¿Cuando es que te hemos visto hambriento y te hemos dado de comer o sediento y te hemos dado de beber? ¿Cuando te hemos visto forastero y te hemos hospedado, o desnudo y te hemos vestido? ¿Y cuando te hemos visto enfermo o en la cárcel y hemos ido a visitarte? En respuesta, el rey les dirá: De verdad os digo que cada vez que habéis hecho estas cosas a uno solo de estos hermanos míos más pequeños, me las habéis hecho a mi ..." (Mateo 25 :31-40) Estas personas que Jesús designa ‘bendecidos por mi Padre’, recibirán la herencia que fue prometida a la humanidad, "la futura tierra habitada de la que hablamos". (Hebreos 2 :5)
Así pues, encontramos en las Escrituras, la promesa de una resurrección para vivir en ‘la futura tierra habitada’, anunciada por los profetas de Dios y los apóstoles de Jesús. Pero también aprendemos que esta promesa de vida está ligada a otra promesa, a la promesa de una resurrección diferente para ‘estos hermanos míos más pequeños’, que son algunas personas tomadas de entre la humanidad, con el fin de servir junto a Cristo y de ayudar a todos los que habitarán la tierra.
Cuando en el capítulo once de la carta a los Hebreos, Pablo nos recuerda la fidelidad de algunas personas que sirvieron a Yahúh y el mal trato que por parte del mundo recibieron, termina diciendo ‘¡Y es que el mundo no era digno de ellos!’, y luego continúa: "Todos ellos recibieron testimonios de su fe, pero no podían alcanzar el cumplimiento de la promesa hasta que nosotros obtuviésemos aquella de naturaleza superior, que desde el principio nos había sido establecida por Dios". (Hebreos 11 :39-40) Con esto se hace referencia a las dos clases de resurrección establecidas por Dios y estrechamente relacionadas entre sí: las promesas de una resurrección en la tierra y otra en los cielos, a semejanza de la de Cristo.
Por esto Pablo, que esperaba una resurrección en los cielos, dice: "... como he llegado a conocer a Cristo y la potencia de su resurrección, si participo en sus sufrimientos y en una muerte semejante a la suya, espero alcanzar una resurrección de los muertos también semejante a la suya". (Filipenses 3:10) Y en otra de sus cartas, escribe: "Está escrito que el primer Adán fue hecho alma viviente, mientras que el último Adán, un espíritu dador de vida. Así que el espiritual no fue el primero, lo fue el físico y luego el espiritual, porque el primer hombre fue extraído de la tierra y es terrestre, en cambio, el segundo vino del cielo. Por esto, tal como fue el terrestre, serán los terrestres y tal como es el celeste, serán también los celestes". Y refiriéndose a los que son llamados a una resurrección semejante a la de Jesús, declara: "Nosotros hemos llevado la imagen del terrestre y también llevaremos la imagen del celeste". (1 Corintios 15 :45-49)
El apóstol Juan nos habla de aquellos que han sido llamados, y de su esperanza, que él llama ‘la primera resurrección’, cuando escribe: "Y vi sentados sobre sus tronos a los que habían recibido el encargo de juzgar; vi a los que fueron decapitados por dar testimonio de Jesús y por causa de la palabra de Dios; a los que no se habían inclinado ante la bestia salvaje o ante su representante y no habían aceptado llevar su contraseña sobre la frente o sobre el brazo. Habían regresado a la vida para reinar con Cristo durante mil años. Esta es la primera resurrección, porque el resto de los muertos no regresa a la vida hasta que hayan transcurrido los mil años ¡Felices y santos son los que obtienen la primera resurrección! Sobre ellos no tiene poder la segunda muerte, ellos serán sacerdotes de Dios y reinarán los mil años junto a Cristo. (Apocalipsis 20 :4-6)
Estos reyes y sacerdotes que forman parte del gobierno de Cristo en favor de la humanidad que habitará la tierra, son tomados por Dios de entre la humanidad, y son los que él "desde el principio ha reconocido y ha designado para ser modelados a semejanza de su Hijo, para que él sea el primogénito de muchos hermanos". (Romanos 8 :28-29) Sin embargo, ellos deben dejarse modelar por Yahúh, porque no han sido elegidos por sus dotes de organización o de mando, o porque puedan considerarse mejores, mas aptos o más sabios que las demás personas. Pablo nos recuerda que "Dios ha escogido lo que en el mundo se considera absurdo, para confundir a los sabios y ha elegido lo que en el mundo se considera débil, para confundir a los poderosos. Dios ha elegido las cosas que para el mundo no cuentan ni tienen valor, para reducir a la nada las consideradas valiosas. De esta manera, ninguno puede jactarse ante él, porque es él quien os ha unido a Cristo, que por obra de Dios, es para nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención". Por esto no existe ningún motivo personal para envanecerse del encargo recibido, de manera que "el que quiera gloriarse, que se gloríe en Yahúh, como está escrito". (1 Corintios 1 :27-30)
Podemos pues estar seguros, de que llegará el momento en que el dolor que la muerte de un ser querido nos produce, ya ni siquiera se recordará. Entonces Dios mismo intervendrá en favor de la humanidad "y enjugará toda lágrima de sus ojos, ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, ... las cosas anteriores han pasado". (Apocalipsis 21 :3-4)
Yahúh ha vuelto a poner la vida a nuestro alcance, " y de la misma manera que el pecado reinó en la muerte, también el generoso don" reinará "en la vida eterna, mediante la justificación que se obtiene por medio de nuestro señor Cristo Jesús". (Romanos 5 :21)