¿Es Satanás Omnipresente?

Re: ¿Es Satanás Omnipresente?

Hola, recién leo tu réplica.

Hay un fundamento bíblico para ello:

Mateo 18:10 "Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.


Estos "pequeños" tienen ángeles propios que continuamente velan por ellos ante el Padre.

Claro los niños crecen, se convierten en adultos, y siguen teniendo ángeles asignados.

En el cielo no solo se goza sino que se ayuda a la gente, después de todo si los ángeles pueden ser intercesores, como claramente lo muestra la cita, ¿por que los santos no? La Escritura dice que en el cielo seremos "como los ángeles".

Esta pequeña cita tiene profundas implicaciones.

Saludos


OK, si usted se refiere a pequeños quiere decir que estos angeles son los angelitos estos?
angeles.jpg


Espero no confundir ni quedar con interrogantes ya que buscaré mas información al respecto.
Sin embargo quiero saber si los angeles guardianes son los pequeños que tanto vemos en las ilustraciones, o mas bien son los angeles de los que bíblicamente tienen apariencia de ser personas adultas.
Ademas este tema es mas que polémico ya que la Biblia no menciona nada sobre angeles guardianes literalmente y surgirian muchas polémicas de solo confirmar siquiera una existencia de estos.
 
Re: ¿Es Satanás Omnipresente?

NO OLVIDEIS QUE SATANAS ERA un querubin perfecto no es ni ommipresente ni ommisciente ni omnipotente,pero recuerda que se llebo a la tercera parte de los angeles y que por medio de ellos puede saber mucho de todos porque es imformado pero en tu mente no puede entrar ni saber lo que hay en ella por eso no selo teme jajaja,
job:
de donde vienes satanas,de rodear la tierra y de andar por ella,
siendo el mas astuto de la tierra porque molestarse en andar.
 
Re: ¿Es Satanás Omnipresente?

Elokimbeta, abriste el tema y no veo mas de tus aportes
????
 
Re: ¿Es Satanás Omnipresente?

A veces el Señor permite que veamos a quienes no tienen cuerpo (ángeles) en algún momento de necesidad o apuro. De eso hay muchos testimonios. Y si vemos al demonio, el percibirlo amenazador u horripilante, es sólo una manera de distinguirlo de un ángel que sería una presencia tranquilizadora y familiar.

Pero el ver una manifestación de un ser espiritual no es algo común ni que se deba estar buscando. Dios no lo permite sino cuando es necesario.

En cuanto a la pregunta: ¡claro que el diablo no es omnipresente!! lo que pasa es que los espíritus no tienen límites espaciales por lo que pueden "trasladarse" con mucha rapidez.

Y por supuesto, muchísimo menos van a se omniscientes. Si creyéramos eso del diablo seríamos ¿dualistas? no recuerdo cómo se llaman los que creen en dos principios o dos dioses uno del bien y uno del mal.

Tal vez te refieras a los Maniqueos, que argumentaban algo parecido...

Ciertamente yo pienso lo mismo, si al demonio se le dan los atributos de Dios, aunque sean invertidos... se cae en herejía maniquea. Así tampoco el diablo el el "sumo mal", porque si lo fuera sería perfecto en su imperfección.
 
Re: ¿Es Satanás Omnipresente?

nseigi, el diablo es como dicen las escrituras "El padre de la mentira" y "asesino desde un principio", al menos en ese aspecto es el más malo, el más mentiroso, y el más viejo asesino de la historia.

Según leía en un escrito del Padre Fortea, no necesariamente los espíritus más poderosos son los más malos.

Hay algunos espíritus inferiores cuyo odio los hace muy tenaces a la hora de hacer el mal, y otros superiores que son más bien flojos (esto me consta) y no practican la maldad en todas sus posibilidades.

Los demonios son malos, son despiadados porque a diferencia de nosotros han sido literalmente desconectados del amor de Dios, incapaces de amar y de arrepentirse, pero tampoco dedican el 100% de su tiempo a hacer el mal.

Satanás es sumamente vanidoso, defecto que lo hizo caer, por eso lo que lo aparta, es la virtud que contradice la vanidad: la sumisión y la disciplina. ¿Quieres vencer al arrogante? Se humilde de corazón, confía en Dios, tente por nada, espera en tu Creador, trabaja en equipo, lucha por la equidad.

Los demonios ostentan un defecto que les atañe especialmente y en mayor grado que los demás, por eso es importante si es posible y si la experiencia lo permite preguntarle al demonio su nombre, por ejemplo: si dice ser "blasfemia", entonces podrás derrotarlo con "Alabanzas", alaba y alaba porque no lo soportará.

Bueno.

Saludos
 
Re: ¿Es Satanás Omnipresente?

¿Qué es “demonio”?
¿De dónde sale la palabra “demonio”? si realmente existen ¿Qué características tienen? Y ¿Dónde habitan?
La voz “daimón” es griega, por obvias razones de orden histórico no forma parte de la terminología aramea ni aparece en los textos hebreos, llamados el “Antiguo Testamento”, aunque los traductores en ocasiones la utilicen reemplazándola arbitrariamente en detrimento de la revelación depositada en los vocablos hebreos que sirven de fuente.

Hablar de un “daimón” significa adentrarse en la historia de una Grecia tan antigua que la misma mitología se ve impedida de aportar datos precisos. Las escasas huellas parecen indicar de los “daimónes” eran personas intermediarias entre aquellos llamados los “dioses” y los humanos, sirviendo de lazo de unión entre los hombres y los dioses. Con el trasegar de los tiempos post mitológicos griegos y por causas no muy claras, relacionadas con sus dioses, sus dramas y guerras “divinas”, estos personajes –los “daimónes”- fueron considerados como “divinidades” de rango inferior. En algún momento de la historia del Olimpo, cuando se enfrentaron los intereses de esas “divinidades”, algunos habrían luchado a favor de la oscuridad y las tinieblas, y desearon que la humanidad viviese en ese mundo, por ello llegaron a ser representados como mitad bestias y mitad humanos. Se habló entonces de “daimónes” buenos y de daimones malos.

Filosofía
Para los “Pitagóricos” (siglo V a.C.), los “daimónes” representaban las almas de los muertos que revoloteaban por los aires. Ya en tiempos de Sócrates (470-399 a.C.), el concepto de “daimón” se encontraba demasiado contaminado por los más primitivos e irracionales criterios, como lo testifica la llamativa representación que hizo Polignoto (contemporáneo de Sócrates) acerca del “daimón”: “se come la carne de los muertos y deja sólo sus huesos… su color es entre negro y azul, lo mismo que la mosca de carne, enseña los dientes y está sentado sobre la piel de un lince”.

En los tiempos de Sócrates, la idea que los griegos tenían del daimón era más ambigua y seguiría desproporcionándose con el correr de los calendarios hasta termina siendo racionalizada. En ese ordenamiento se habló del Daimón como sinónimo de “carácter” propio y distintivo del de los demás. El Daimón fue relacionado con el “genio” que cada persona lleva dentro. “el carácter es el daimón del hombre”, -señaló Heráclito- y como tal, puede ser bueno o malo”. En el sentido de Daimón como un genio, Demócrito dijo que: “el alma es la residencia del genio del destino, bien feliz o bien infeliz”.

El Daimón, según la perspectiva socrática, sintetiza a todas las representaciones anteriormente señaladas sobre los daimones. Por su parte, Sócrates se atribuyó a sí mismo un daimón propio, aunque no lo llegó a relacionar con su carácter personal, sino que mantuvo en él su cariz religioso, afirmando que el tal Daimón era independiente del propio carácter y que poseía poderes sobrenaturales. Para Sócrates el Daimón no era un dios nuevo, y mucho menos invención suya. Lo ubicaba con los dioses al que acudían los adivinos cuando profetizaban, al modo de la Pitonisa del Oráculo de Delfos. Sócrates acomodaba al Daimón en su “interior”, lo que suponía ponerse en contacto individual con la divinidad. Frente a toda la tradición sobre los Daimones, defendió el “carácter religioso” de esta nueva “fuerza interna”.
Creía este personaje que esa fuerza religiosa interior, aunque con características irracionales, se encontraba domesticada por la razón. Para Sócrates el daimón representó una “síntesis” entre la religión popular y la racionalización de los filósofos.

Este griego entendió al daimón como algo esencialmente “negativo”. Pensamiento que adoptó años después el imperio religioso romano, heredándolo el protestantismo, el cristianismo evangélico e incluso el Islam.
Para la perspectiva socrática el daimón es alguien que siempre disuade pero nunca da órdenes. Sócrates al parecer estaba convencido que a través del Daimón le hablaba la experiencia religiosa más antigua, oscura y profunda de la tradición griega.

Platón (428 a.C.) recalcó que un Daimón era un intermediario entre los dioses y los hombres, un ser que unía los ámbitos de los divino con lo humano. Era el encargado de que ambos dominios se comunicaban por medio de otro daimón, el amor “Eros”.

“Los demonios llevan el intervalo que separa el cielo de la tierra; son el lazo que une al gran todo. De ellos procede toda la esencia adivinatoria y el arte de los sacerdotes con relación a los sacrificios, los misterios, las profecías y la magia”. (Platón, “el Banquete”).
En los días de Arístocles de Atenas, apodado “Platón” por sus anchas espaldas, los famosos dioses de su nación yacían en un pasado indeterminado y esos personajes, recordados como los daimones, formaban parte de lo impreciso. Platón, al parecer, sabía lo suficiente acerca de una etapa que ya pertenecía al reino de los mitos, en la que los Daimónes fueron importantes y apreciados. Para este griego, los daimones representaban las almas de los muertos más sabios por lo que les merecía un lugar de privilegio en el otro mundo.

Valor del daimón
En los tiempos de este filosofo, el nombre daimón les significaba a los griegos el recuerdo “del que reparte”. En sus días los daimones eran identificados con el “destino”. “el daimón que habita dentro de cada uno, es la facultad suprema y directiva de su ánimo”, decía Platón. En su perspectiva, el Daimón representa un ser individual que acompaña a cada hombre durante su vida. Enseñaba que al morir la persona era el propio daimón que la acompaña en vida la encargada de conducirla al lugar del infierno en donde sería juzgada.
La corrientes religioso-místicas de la “Época Helenística” convierten al “daimón socrático” en una especie de custodio personal de cada hombre. Para el Esoterismo, los Daimones eran una especie de vigilantes de los hombres a los cuales se encuentran unidos por lazos de simpatía. En el Cristianismo Gentil, distante del mensaje predicado por los primeros judíos cristianos, el lugar del Daimón Socrático lo ocupará el Ángel de la Guarda. Para algunos discípulos de Sócrates, como Antístenes, (fundador de la corriente moral Cínica) el daimón socrático es identificado con la ‘conciencia moral” y la capacidad humana de “ensimismamiento”.
Existe también en la antigüedad una interpretación materialista del Daimón socrático: se le relaciona con un ser vivo que se corresponde con el aire. Por ello, es menos pesado que los animales terrestres y menos ligero que los seres vivos afines con el fuego. Invisible para los hombres, pues nada ofrece en lo que pueda detenerse la vista humana.

Los Genios
En los tiempos del imperio religioso romano, en la entonces Grecia, para muchos el Daimón era un “genio” en el orden de un “pneuma” (espíritu), para otros era un “theos” (dios) o una divinidad en general.

Originalmente eran “seres neutrales” –enseñaban los últimos antiguos eruditos griegos- en el sentido de que ni eran buenos ni eran malos. Se creía, además, por influencia zoroastriana , que estos “espíritus” (término latín) se “transformaban” en buenos daimones (los “ángeles” guardianes, los guías) y en los daimones malos (los “ángeles” caídos, causantes de muchos males). En la literatura antigua griega y en Homero, la distinción entre daimón y “theos” (dios) no era clara, según se deduce del planteamiento que asegura que “los demonios y los dioses son manifestaciones de un principio divino y, como todo principio divino, son una mezcla de bien y de mal”.

Las cartas “apostólicas” reseñan que los enviados de Ieshúa (Jesús), para dar a conocer a los seres malignos, emplearon en su predicación y en el medio donde se ventilaba el griego el término “daimón” –demonio, es esta palabra latinizada- desde luego en el sentido negativo como se entendía en esos tiempos. Por su parte, el imperio romano por conveniencia político religiosa, en su minuta respecto de la elaboración de su compleja jerarquía de ángeles, llamó “demonios” a los que identificó como “ángeles caídos”, liderados por Satán.
A la luz confusa del pensamiento místico y filosófico griego, el cristianismo romano dio rienda suelta a la existencia de los “demonios”, evento que se propagó al amparo del conjunto de tradiciones, leyendas, creencias, costumbres y proverbios populares, llámeseles “folclore”, que en su sobre dimensión llega a extremos tales que le rinde una absurda pleitesía a los demonios, al creer verlos, encontrarlos o sentirlos por doquier, ya sea en el interior de las personas, en los lugares o cosas que consideran influenciadas por el mal o que por medios llamados “subliminales” son manifestados.

La Biblia nunca habla de demonios
Ni la historia enmarcada en la Torá, ni en el resto de la Tanak, habla de seres que encajen con lo “demoníaco” desde la perspectiva griega mitológica. Los setenta maestros judíos, que en el siglo III tradujeron del hebreo al griego las Sagradas Escrituras hebreas (labor conocida como “LXX” o la “Septuaginta”), usaron solo una vez la palabra “daimoníois” cuando se trató de resaltar a los seguidores de Satanás, seres a semejanza de hombre que lideraban místicamente a los numerosos pueblos que habitaban en Canaán y en sus alrededores. En esas ocasiones, la traducción inglesa prefirió el término latín “diablos” (acusador).
Los israelitas Mateo, marcos, Juan, pablo, Timoteo, Santiago y Lucas que era gentil, escribieron sus cartas usando el término “daimonía” para facilitar a los griegos, y a quienes en esas regiones dependían de esa lengua internacional de la época, la comprensión acerca de los “espíritus inmundos” según la perspectiva israelita. Pablo, como ciudadano romano y acostumbrado a la mentalidad griega, identificaba como “daimonía” todas esas falsas creencias acerca de las supuestas divinidades que poblaban los cerebros de muchos de sus contemporáneos.

Con base al idioma hebreo, lo que se a “idealizado” como “demonio”, no corresponde con lo que significa para ellos: “rujot raot” (espíritus inmundos), y “rujot bejazón” (espíritus que se ven), lo cual son “espíritus” dentro de la única cobertura que este término tiene en el idioma hebreo y en las escrituras, el “espíritu del hombre”.

Espíritus Inmundos
La diferencia dentro de la creación de Dios radica en la “situación” en la que se encuentra este “rujot” (palabra que emana de: “ruaj”, que es: viento, fuerza, motivación, aire o espíritu). Unos “se ven” y otros toman “posesión” de un cuerpo, pero fuera del contexto griego “daimón”.
La situación espiritual de los hombres reseña que algunos mueren pero “no van al sitio que les corresponde”, viendo la alusión de que en medio de la noche, a la hora en la que los hombres duermen dijo Iob: “…me sobrevino un espanto y un temblor que estremeció todos mis huesos: y al pasar un soplo por delante de mí, se erizó el pelo de mi cuerpo. Delante de mis ojos se detuvo un fantasma cuyo rostro no reconocí…” (Job 4:14-16).

En la profecía de Ishaiau contra Ariel dice: “Tu habla saldrá del polvo; tu voz, desde la tierra, será como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo” (Isaías 29:4). Isaías reseña el sonido quedo que tiene un “rujot bejazón” y cuyo susurro lo emana en su calidad de perteneciente al “polvo”, o “residuo de la situación humana”.

También esta escrito: “Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y gritaron de miedo” (Mateo 14:26; Marcos 6:49). Los discípulos estaban en un ambiente en el que estaba latente la “invocación de muertos” y “deambulación de espíritus”. Por ello otra vez se asustaron cuando vieron a Jesús resucitado tal como asegura el médico Luka: “Mientras aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: -¡Paz a vosotros!- Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu. Pero él les dijo: -¿Por qué estáis turbados y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?- Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:36-40).
Si bien es cierto, Jesús resalta que los espíritus “no tienen carne ni huesos”, por lo que lo incluye a él en la materia y así incluso a los futuros resucitados.

La evocación de muertos (espíritus) es y era una costumbre antiquísima que se llegó a practicar igual en Israel a pesar de haber sido prohibida por el rey Shaulo (Saúl), quien hizo subir del Hades (en hebreo: “Sheól”) al profeta Shmuel (Samuel) quien le reprendió por ello. La posesión viene pues a raíz de la invocación abriendo una puerta entre la dimensión de la materia y la de la no-materia en la que cualquiera de los llamados “Sepultados” del lado del “Abadón” en el Hades intenta alcanzar.

En lo referente a esta dimensión, el propio Janoj, escriba de justicia, reiteró todo lo dicho por los que vinieron después de él: “En esos días devolverá también el Árido (la tierra) lo [que ha sido] depositado en ella; y Sheól devolverá también lo que en él había, tal como lo recibido, y Abadón se pondrá atención al exponerse (exponer su vida)” (Enoc 51:1). Se pueden encontrar esas misma referencias en: Isaías 26:19; Daniel 12:2; Revelaciones 20:12-14.
Unos y otros morimos y esperamos la resurrección pero: “No temáis vosotras, almas de los justos; tened esperanza vosotros que habéis muerto en la justicia. Y no os entristezcáis porque vuestra alma haya descendido al Sheól en la tristeza, y vuestra carne no haya recibido en vuestra vida según vuestra virtud, sino que al contrario [a descendido al Sheól] en un día en que os habíais convertido [como] en los pecadores, y en el día de la maldición y del castigo. Cuando morís, los pecadores dicen de vosotros: "Tal como nosotros estamos muertos, los justos están muertos, ¿que provecho han sacado de sus obras? "Al igual que nosotros ellos han muerto en la tristeza y en las tinieblas y ¿qué tienen de más que nosotros? Desde ahora somos iguales. "¿Qué se llevarán y qué verán en la eternidad? Porque he aquí que ellos han muerto también y desde ahora no verán la luz". Yo os digo: "A vosotros pecadores os basta comer y beber, robar, pecar, despojar a los hombres, adquirir riquezas y vivir felices días (ver días dichosos). ( ref. 1ª Corintios 15:32) "¿Habéis visto el final de los justos? No se ha encontrado en ellos ninguna clase de violencia hasta su muerte. "Sin embargo han muerto (perecido), ha sido como si no hubieran sido y sus vidas (almas) han bajado a la tumba (Sheól) en la aflicción” (Enoc 102:4-11).

Los Sepultados quieren regresar del Sheól
Pero los “sepultados” no saben del plan de Dios y de la resucrrección futura, además viven en constante desesperación y atormentados estando sin su cuerpo, y entre todos los de su misma calidad espiritual. Nadie les asesora ni les “refresca la lengua” (Lucas 16:24), no les dan paz o consolación, por ello buscan el modo de regresar a la dimensión que a todos “realmente” nos corresponde, la de los vivios. Puesto que “¡Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos! Así que vosotros mucho erráis” (Marcos 12:27).

¿Qué es un demonio? Para nosotros los israelitas, es latente el conocimiento de que en los días de Jesús, Israel era una nación “fornicadora” –en terminología bíblica significa: “corrupción”, de todo tipo, en general- y entre las cosas que se hacían mucho era “invocar espíritus”, el pueblo conocía y conoce que existe el Sheól y que todos al morir descendemos ahí –los cristianos sabemos que seremos resucitados, muchos israelitas aún no lo saben- el problema de la invocación es que “abre una puerta” con la dimensión de la “no-materia” –la materia y la no-materia son la únicas dos dimensiones de las que se enseña en las Escrituras, no existe ninguna otra, solo la de los vivos y la de los muertos-.