¿es indiferente para cristianos la pena de muerte?

Hermano LAURISILVO: Me da gusto escribirte, ya que probablemente
sepas que mi ciudad (Montevideo) al ser fundada por los años 1724/26, fue poblada inicialmente por familias canarias. Tanto es así,
que los ciudadanos del departamento de Canelones (donde yo vivo), su
gentilicio es el de: canarios. Además, de toda España, el castellano que
se habla en vuestras islas es el que tiene el acento más similar al nuestro. Prosigo ahora con el segundo mensaje de mi debate:
Hermano ... Olvidé en mi anterior mensaje atender a la pregunta que Vd. le hace al hermano... en cuanto a la espada del magistrado (Rom. 13:4). En realidad, yo no veo que este pasaje sirva para
cuestionar nuestra convicción en cuanto a que la pena de muerte no
es cristiana. En principio, la espada del magistrado nos recuerda el
orden de Dios establecido en salvaguardia de la vida humana: "El que
derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada"
(Gn.9:6). Luego, en Números 35, tenemos las ciudades de refugio a
donde podía huir el israelita que matara a otro accidentalmente, hasta
que quedara probada su inocencia. Esto ya constituye un avance, que
nos muestra como nuestro Dios es celoso en cuanto al valor de una
vida, que por ciega venganza podría quitarse injustamente. Pero es
claro que toda la enseñanza del Nuevo Testamento, más la práctica de
los cristianos que tanto sufrieron en las persecuciones de los primeros
siglos, progresa aún más en tal sentido. La sujección a las autoridades
de un estado o gobierno, no debe sin embargo comprometer nuestra
lealtad hacia el Señor Jesucristo, de modo de obedeciendo a la
autoridad delegada desobedezcamos a Dios que la dio (Hch. 5:29). Si
por ejemplo, yo viviera en Arabia, no se me ocurriría protestar contra
el gobierno para que prohiba la poligamia, pues siendo que ellos se
guían no por la Biblia sino por el Corán, mi fanatismo protestante me
haría perder la cabeza. Bastaría conque yo me abstuviera de seguir tal
práctica. Ahora, si viviera en los EEUU, no dudaría en unir mi esfuerzo
al de tantos cristianos que luchan porque sea abolida la pena de muerte
en todos los estados. ¿Por qué haría tal cosa? En primer lugar, recordaría que ese país fue colonizado por los "padres peregrinos" que
emigraron del Reino Unido, para adorar a Dios con toda libertad de conciencia. En segundo lugar, recordaría que tal democracia mantiene
una población que profesa mayoritariamente el cristianismo. En tercer
lugar tendría presente que en los juicios se jura con una mano sobre la
Biblia. Y en cuarto lugar, haría memoria que desde Washington hasta
Clinton todos los presidentes han sido protestantes, con la excepción
del católico John Kennedy. Podría incluso añadir que es el país que ha
enviado más misioneros evangélicos en los últimos dos siglos, y en
donde se concentra gran parte de las organizaciones que usando todos
los medios disponibles, difunden el Evangelio por todo el mundo.
En vista de lo que antecede, y si quisiera ser el mejor ciudadano de ese
país, aportaría mi grano de arena procurando mejorar sus leyes y la
aplicación de la justicia. El respeto que se le tiene a la Biblia y la
tradición cristiana con su fuerte influencia en la sociedad -pese a la
corrupción conocida en todas las esferas-, me brindaría una buena
plataforma para luchar contra la tal pena de muerte.
Mucho más difícil me hubiera resultado intentar abolir la pena capital en mi propio país (Uruguay), donde no se da ninguna de las condiciones vistas de EEUU, pues ha sido durante todo el siglo pasado
un estado definido como laico, sin religión oficial, y donde la proporción de cristianos en la población (tanto de católicos como de
evangélicos) es la menor del continente. Con casi todos sus presidentes
y demás gobernantes indiferentes a la religión -cuando no ateos o
agnósticos declarados-, sin embargo desde los albores del Siglo XIX
fue abolida la pena de muerte en mi país.
Hay un detalle que se me olvidó destacar en mi mensaje anterior y que
creo es muy importante. El candidato Bush -que se ha negado a los
pedidos de clemencia por los que finalmente fueron ejecutados en
Texas-, pretende que mantener la pena capital es un elemento de
contención de la criminalidad. Quiero hacer pensar a Vdes. que en la
mayoría de los homicios no es así, sino apenas excepcionalmente.
La mayoría de los crímenes están motivados por la pasión (el novio
o esposo mata a la que le resultó infiel o rompe la relación), o por
hechos circunstanciales: una riña o un asalto a mano armada. En
tales casos el agresor no tiene prácticamente oportunidad de
reflexionar: si disparo y mato pueden condenarme a la silla eléctrica.
Jala del gatillo por un impulso del momento, ya sea por despecho y
venganza, u por temor a ser repelido y muerto por su víctima u
oponente. La pena capital puede ser un factor disuasivo únicamente
en los crímenes premeditados, donde el potencial criminal puede
sopesar los riesgos que su acción conlleva, de ser apresado y condenado. Esta clase de homicidio, al ser menos frecuente que las
otras, nunca incidiría en los índices de criminalidad por el temor al
castigo capital.

Que el Señor te bendiga.
Ricardo.