HIPÓCRITA
En castellano hipócrita es el que deliberadamente y como hábito pretende ser bueno cuando sabe que no lo es. Pero el término mismo es una transliteración del gr. hypokrites, que en general significaba actor teatral. Aunque en el gr. eclesiástico adquirió pronto su significado moderno, parecería imposible demostrar que en el ss. I d.C. tenía este sentido. En la LXX se lo emplea dos veces para traducir el heb. h\aµneµf, ‘sin Dios’, ‘infiel’.
En el NT la palabra hipócrita se usa solamente en las narraciones sinópticas, en relación con los juicios de Jesús sobre fariseos y escribas. Aunque las fuentes “farisaicas” (Sot\ah 22b) reconocen y condenan la hipocresía en sus filas, el tenor general del NT, los testimonios del ss. I sobre la enseñanza de los fariseos en el Talmud y el Midrás, y el apoyo que les prestaba la masa del pueblo (Jos., Ant. 13.298), contribuyen a hacer que resulte difícil aceptar un cargo general de hipocresía contra ellos. Un estudio de los cargos reales contra los fariseos nos mostrará que sólo en los casos más raros podemos tomarlos como hipócritas. Encontramos ceguera ante sus propias faltas (Mt. 7.5), ante las obras de Dios (Lc. 12.56), ante el verdadero sentido de los valores (Lc. 13.15), una valoración excesiva de la tradición humana (Mt. 15.7; Mr. 7.6), una completa ignorancia de las demandas de Dios (Mt. 23.14–15, 25, 29), y amor por la ostentación (Mt. 6.2, 5, 16). Solamente Cristo, el único lector perfecto de las realidades internas (Mt. 23.27–28), podía atreverse a hacer un juicio semejante.
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Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, c1982.