Sapia:
Particularmente me sucede que siempre encuentro interesantes sus aportes, Luis F. Perez. Incluso cuando se lo ve intentado armar una respuesta mínimanente presentable luego de que la original, según como fue planteada, quedara literalmente en ruinas...
LFP:
Usted tiende a vender la piel del oso antes de cazarlo y en este caso me parece que ni siquiera hay oso
Sapia:
En principio, me alegro que le haya parecido interesante. Se que es una persona inteligente y descuento que ha podido comprobar, gracias a ese "interesante matiz", que su argumento no tiene el menor sostén. Usted leyó "justificados por las obras" y se echó de cabeza. Creo que debió haber sido más prudente y haber meditado un poco el contexto...
LFP:
No, mire, si el contexto es evidente. Habla de la santidad y de que somos justificados por las obras. Pero claro, ustedes los protestantes siempre están dispuestos a esconderse detrás del contexto como si eso cambiara la realidad de las afirmaciones que se vierten. Ya lo hacen con la epístola de Santiago, donde se afirma con rotundidad que el hombre no es justificado solamente por la fe sino también por las obras así que, ¿cómo no habrían de hacer lo mismo con la carta de Clemente?
La cosa es fácil. Cuando algo no encaja dentro del falso dogma del Sola Fide.... es un problema del contexto
Sapia:
Por supuesto que la Santidad y la Salvación no van por caminos distintos. Lo que sucede es que la primera es consecuencia de la segunda. Nunca al revés. No somos salvos POR buenas obras sino PARA buenas obras (Efesios 2:10).
Luis:
Ah, bueno, pero es que eso de que no somos salvos sólo por obras sino por la gracia de Dios ya lo enseña la Iglesia Católica. Mire lo que dijo al respecto el Concilio de Trento. Primeros cánones sobre la justificación:
Can. 1. Si alguno dijere que el hombre puede justificarse delante de Dios por sus obras que se realizan por las fuerzas de la humana naturaleza o por la doctrina de la Ley, sin la gracia divina por Cristo Jesús, sea anatema.
Can. 2. Si alguno dijere que la gracia divina se da por medio de Cristo Jesús sólo a fin de que el hombre pueda más fácilmente vivir justamente y merecer la vida eterna, como si una y otra cosa las pudiera por medio del libre albedrío, sin la gracia, si bien con trabajo y dificultad, sea anatema.
Can. 3. Si alguno dijere que, sin la inspiración previniente del Espíritu Santo y sin su ayuda, puede el hombre creer, esperar y amar o arrepentirse, como conviene para que se le confiera la gracia de la justificación, sea anatema.
¿Lo ve?
Eso es doctrina católica 100%
Sapia:
Salvo que Usted pueda indicarnos cuál es la medida o porcentaje de santidad mínimo para poder merecer la salvación...
LF:
Pregúnteselo al autor de Hebreos que dijo que sin santidad nadie verá a Dios.
Sapia:
Claro que lo que usted AHORA intenta es, de alguna manera, asociar esta justificación (o demostración) de la santidad para que pinte también como Justificación para Salvación.
Luis:
No, mire, es que yo no entiendo que haya doscientos mil tipos de justificaciones. Es usted el que parece que quiere establecer una diferencia sustancial entre la justificación para santidad y la justificación para salvación.
Sapia:
Pero por más que la estire, no llega, porque no fue originalmente diseñada para eso.
Note que la Santidad es posterior a la Justificación (no al revés). Primero somos Justificados (por medio de la Fe, Ro 5:1); luego, al ser sellados con el Espíritu Santo (Ro 5:5, Ef 1:13), recibimos Sus dones, los cuales nos permiten caminar y crecer en Santidad (Gal 5:22-23)
Luis:
Santidad sin la cual, no podemos ser salvos. Mire, Sapia, le vuelvo a citar el concilio de Trento para que entienda usted bien cuál es la doctrina católica acerca de la salvación, la fe y la justificación:
Porque, si bien nadie puede ser justo sino aquel a quien se comunican los méritos de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo; esto, sin embargo, en esta justificación del impío, se hace al tiempo que, por el mérito de la misma santísima pasión, la caridad de Dios se derrama por medio del Espíritu Santo en los corazones [Rom. 5, 5] de aquellos que son justificados y queda en ellos inherente. De ahí que, en la justificación misma, juntamente con la remisión de los pecados, recibe el hombre las siguientes cosas que a la vez se le infunden, por Jesucristo, en quien es injertado: la fe, la esperanza y la caridad. Porque la fe, si no se le añade la esperanza y la caridad, ni une perfectamente con Cristo, ni hace miembro vivo de su Cuerpo. Por cuya razón se dice con toda verdad que la fe sin las obras está muerta [Stg 2, 17 ss] y ociosa y que en Cristo Jesús, ni la circuncisión vale nada ni el prepucio, sino la fe que obra por la caridad [Gal. 5, 6; 6, 15].
Si lo que usted plantea es que la fe es absolutamente necesaria para que seamos justificados y que las obras anteriores a esa fe no nos salvan por sí mismas (aunque ya nos pueden predisponer para la salvación como en el caso de Cornelio), eso ya lo enseña la Iglesia Católica. Si lo que usted plantea es que un cristiano no es justificado también por sus obras, le remito a Santiago 2,24 y todo su contexto.
Es más, le recomiendo que recuerde que si alguien tiene toda la fe del mundo, pero no tiene amor, nada es: "y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy" (1ª Cor 13, 2)
Así que, ya sabe. El Sola Fide no funciona, pues la "fide" sola, sin el amor, nada es
Sapia:
Compare el punto XXX de la epístola de Clemente con Gálatas 5:16-25.
LF:
Vale, lo comparo, ¿y qué?
Le hago una pregunta. Cuando Pablo nos dice en esos versículos que andemos en el Espíritu y no satisfagamos los deseos de la carne, ¿cree usted que nuestra voluntad no tiene nada que ver en ese asunto?
Ya lo dijo Pablo en Romanos 8,1:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
¿Y cómo sabemos quién anda conforme a la carne y quién conforme al Espíritu?
Pues POR SUS OBRAS. ¿Y justifican las obras al que ha creído?
Sin duda:
¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
Sapia:
Me llama la atención que haga este desubicado comentario. No tiene nada de extraño que se realice una paráfrasis para aclarar el sentido de un texto. Y no se trata de hacerle decir "lo que uno quiera", porque la falla sería notada por cualquier persona medianamente pensante.
LFP:
De momento usted hace decir a Clemente algo que no es aquello de "siendo justificados por las obras" y lo cambia para que diga "Y esto lo demostraremos con nuestras actitudes". El caso es quitar como sea la palabra justificación por las obras del texto de Clemente, ¿verdad?
Eso lo nota cualquier persona medianamente pensante
Sapia:
Difícil mostrarme "incapaz" en algo que jamás incursioné. De hecho, en el punto XXXII, Clemente efectivamente habla de "Justificación del pecador para Salvación", y lo hace en los siguientes más que claros términos:
"« Todos ellos fueron, pues, glorificados y engrandecidos, no por causa de ellos mismos o de sus obras, o sus actos de justicia que hicieron, sino por medio de su voluntad. Y así nosotros, habiendo sido llamados por su voluntad en Cristo Jesús, no nos justificamos a nosotros mismos, o por medio de nuestra propia sabiduría o entendimiento o piedad u obras que hayamos hecho en santidad de corazón, sino por medio de la fe, por la cual el Dios Todopoderoso justifica a todos los hombres que han sido desde el principio; al cual sea la gloria para siempre jamás. Amén. » (XXXII)
LFP:
Me he debido perder algo, ¿dónde aparece el término "justificación para salvación" en ese texto?
Usted deduce que ahí la justificación es para salvación aunque el texto no lo indique explícitamente. Y oiga, me parece muy bien que así lo haga con tal de que no se empeñe en que el otro texto donde Clemente habla de justificación no tiene nada que ver con la salvación
Sapia:
Con lo cual Clemente no se contradice, ya que nunca dijo que nuestra Justificación para Salvación dependa de nuestras obras, como lo expresa de manera inconfundible en el punto XXXII.
LFP:
Insisto. Usted habla del término "justificación para salvación" que no usa Clemente para distinguirlo del término "justificación para santidad"... que tampoco usa Clemente. Es decir, inconfundiblemente, usted le hace decir a Clemente lo que a usted le viene en gana.
O sea, en este caso el monopolio de la mutilación, corte y mutilación de las palabras de ese padre de la Iglesia no es hecha por un hijo de la Iglesia Católica sino por uno de los representantes de la Reforma protestante en este foro.