Es triste como cada día, la preocupación principal nosotros los Pastores y Ministros de las Iglesias Evangélicas, de la mayoría de denominaciones; nos preocupamos más por llevar o dar un buén espectáculo o entretenimiento, que un mensaje lleno de la palabra de Dios. Y esto no es culpa de la falta de espiritualidad nuestra, sino más bien, de la demanda constante que nuestras congregaciones hacen de este tipo de espectáculos.
Es común escuchar expresiones como: "Hoy si estubo bueno el culto", "A mi no me llegó el mensaje" "Que mala prédica" "Que mal que está el coro" "Viste a fulanita, ni siquiera se preparó para motivar". En fin, la exigencia de los que se sientan a disfrutar del culto, que debería ser para Dios, lo que menos hacen es, dedicar esos momentos de coinonía cristiana, a elevar plegarias en acción de gracias, así como alabanza y adoración, al que merece toda la gloria y honra. Y aceptar de una vez por todas, que gracias a Dios, la imperfección que actualmente nos caracteriza, nos libra de la altivez, que se apoderaría de nosotros, si llenaramos todas las espectativas de nuestros feligreses.
En fin, hermanos, ¿que pasa con nosotros? ¿O es acaso, que solamente en mi congregación tenemos este problema? Porque si es así, entonces, necesitamos ayuda urgente!
Por lo demás, creo importante la exelencia en el servicio que se brinde a los hermanos en la Iglesia, así como en la exelencia, en el culto que preparemos a Dios. Pero, ¿realmente lo estamos haciendo todo como para el Señor? O será más bién para el señor y la señora que bienen todos los domingos.
Greivin.
Es común escuchar expresiones como: "Hoy si estubo bueno el culto", "A mi no me llegó el mensaje" "Que mala prédica" "Que mal que está el coro" "Viste a fulanita, ni siquiera se preparó para motivar". En fin, la exigencia de los que se sientan a disfrutar del culto, que debería ser para Dios, lo que menos hacen es, dedicar esos momentos de coinonía cristiana, a elevar plegarias en acción de gracias, así como alabanza y adoración, al que merece toda la gloria y honra. Y aceptar de una vez por todas, que gracias a Dios, la imperfección que actualmente nos caracteriza, nos libra de la altivez, que se apoderaría de nosotros, si llenaramos todas las espectativas de nuestros feligreses.
En fin, hermanos, ¿que pasa con nosotros? ¿O es acaso, que solamente en mi congregación tenemos este problema? Porque si es así, entonces, necesitamos ayuda urgente!
Por lo demás, creo importante la exelencia en el servicio que se brinde a los hermanos en la Iglesia, así como en la exelencia, en el culto que preparemos a Dios. Pero, ¿realmente lo estamos haciendo todo como para el Señor? O será más bién para el señor y la señora que bienen todos los domingos.
Greivin.