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“Un león no necesita que lo defiendan: sólo tiene que estar suelto”
TEÓLOGO ESPAÑOL ANALIZA “EN QUÉ CONSISTE HOY LA DEFENSA DEL EVANGELIO”
Madrid, 23 de febrero de 2003
Dentro de la Asamblea General de la Alianza Evangélica Española (AEE) celebrada la pasada semana, el teólogo y periodista José de Segovia ofreció una conferencia sobre uno de los fines principales de la AEE, la defensa del Evangelio. Desde hace 125 años (fecha de constitución de la AEE), ¿en qué ha variado este concepto? Indudablemente la conclusión de la conferencia es que esta defensa es más necesaria hoy que nunca ante un Evangelio desvirtuado por los conceptos de la postmodernidad.
MARKETING ESPIRITUAL
Antes la defensa del Evangelio era una lucha por la libertad de expresión. Pero hoy en día, el primer planteamiento de Segovia fue que “la vida religiosa hoy es de hecho orquestada y regimentada por ejecutivos que podrían estar trabajando en cualquier gran empresa”. Esta actividad empresarial ha hecho que “la adoración está tan unida al entretenimiento que apenas se puede ya distinguir en muchas iglesias. Toneladas de literatura e interminables horas de radio y televisión no producen más que frases hechas y vanas promesas, comparables a las que el mundo ofrece de otras muchas maneras”.
EVANGELIO DESVIRTUADO
Además de la vida comunitaria, otro hecho que resaltó el conferenciante es que “la voz de Dios en la Iglesia ha ido siendo callada hasta el punto de que muchos de nuestros representantes ya no saben lo que creen”. Si somos sinceros, añadió, tenemos que reconocer que ya no creemos de verdad que se pueda ganar al mundo para Cristo solo predicando la Biblia. “Es por eso que nos dirigimos principalmente a los sentimientos de la gente, y nos preocupa tanto ser entretenidos, o hacer cosas espectaculares”.
El postmodernismo de la sociedad actual ha hecho que entre los propios creyentes “el pecado ya no es rebelión contra Dios y trasgresión de su Ley, sino la ignorancia, opresión, o una conducta disfuncional, que suena mucho mejor. Hace falta un cambio social, nuevas leyes, la salvación es por eso ahora íntegral, o la mera recuperación de la autoestima. Jesús ya no es el Dios encarnado que muere para nuestra salvación, sino un modelo de vida, un ejemplo moral, más que un Salvador del pecado. Su mensaje es de liberación, pero esta tiene más que ver con estructuras sociales, felices matrimonios, o la buena educación de nuestros hijos, que con cómo conseguir ser aceptados por un Dios, al que hemos ofendido”.
Todo esto hace, dijo Segovia, que como evangélicos hoy tenemos un problema serio. La solución no es cambiar las estructuras, renovar nuestra forma de culto, o mejorar nuestra imagen pública. Nuestro problema fundamental no es una cuestión técnica. No es que nos falte organización, ni que la música sea anticuada. “Nuestra tragedia es que Dios y su verdad está demasiado lejos de nuestra realidad como iglesia. Ahora damos su gracia por supuesto, su juicio ya no nos parece tan severo, su evangelio es demasiado fácil, y Cristo demasiado normal”. Si el Evangelio es el poder de Dios para salvación, dijo, “¿quiénes somos nosotros para intentar defenderlo?. Después de todo, como decía Spurgeon, un león no necesita que lo defiendan: sólo tiene que estar suelto”.
LA APOLOGÉTICA COMO PARTE DE LA PREDICACIÓN
Es evidente que para ofrecer un mensaje genuino hace falta el diálogo con la sociedad, lo que obliga a una preparación bíblica adecuada, pero también renunciar a la manipulación. Esa es la diferencia –comentó- entre evangelización y proselitismo, la “mundanalidad” de la que habla el Pacto de Lausana. Ya que “con el deseo de asegurar una respuesta al Evangelio, hemos acomodado nuestro mensaje a técnicas de presión y nos hemos preocupado demasiado por las estadísticas, y hasta hemos sido deshonestos en el uso que hemos hecho de ellas”. Por eso hemos de confiar en la obra del Espíritu Santo, que convence de pecado, de justicia y de juicio (Jn. 16:8-10).
En vez de decir “levántate, y pasa al frente”, deberíamos decir: “siéntate y piensa”, dijo el conferenciante. “Es preferible que la gente se marche entristecida a engañarle con promesas ilusorias, para que luego se vuelvan atrás por no querer llevar su cruz”.
Por último, recordó la frase de Carl Henry acerca de que “la verdad sin amor suele ser generalmente ignorada, pero el amor sin la verdad no es ni siquiera auténtico amor”. Un principio aplicable al mensaje y la vida cristiana, en línea con el contenido de la conferencia.
José de Segovia es el Presidente de la Comisión de Teología de la AEE y pastor en Madrid. Este próximo viernes publicaremos un amplio resumen de su ponencia, que será incluida íntegramente en el próximo número de la revista Idea de la AEE ([email protected])
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