En la ruta a Damasco.

7 Mayo 2001
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Juan Pablo Segundo cuando trató de seguir los pasos de Saulo, luego de besar respetuosamente las tierras por tanto tiempo ocupadas por los infieles, una vez más, pidió perdón al Dios que puede darlo, por los excesos cometidos por los cruzados a fines del Siglo XI y a principios del XIII, cuando la sangrienta toma de Jerusalén y el despiadado asalto de Constantinopla, durante mil años la ciudad más bella y rica del mundo.

Dicen que las crueldades que se cometieron en la primera y el saqueo y el incendio a que se sometió la segunda, sólo son comparables a las incursiones de los bárbaros en el siglo V y de las de Timur posteriormente.

La Nova Roma que fundara Constantino fue siempre una tentación para los caballeros feudales y mercaderes de Venecia y Génova; también lo fue para los califas y grandes guerreros del naciente y poderoso Islam, que por tres siglos trataron de tomarla militarmente.

En nombre de Cristo, Roma ha cometido muchos crímenes, cuando el fanatismo y la intolerancia, se vuelven endémicos.

Después de veinte siglos los católicos romanos parecen estar en vías de reconciliación con los descendientes de los infieles de entonces, con los judíos y con los seguidores de Cristo no sometidos al Obispo de Roma.

Hoy se invita a hablar de la Noche de San Bartolomé, de la Inquisición, y la gente se espanta cuando la informan que en el siglo XIV, en Alemania, con una población inferior a los cinco millones, se enviaron a la hoguera 10.000 mil brujas, o, lo que es lo mismo, mil por año, tres por semana. Horribles datos sólo comparables con el holocausto de los judíos y las explosiones atómicas en el Siglo XX.

Definitivamente la sangre de Cristo fue bien derramada.

Isaías.
 
El anterior mensaje no es mío, sino que apareció en una columna editorial de un periódico.

Pienso que Juan Pablo II no trató de seguir los pasos de Pablo, como dice el artículo, sino los pasos de las Cruzadas contra los infieles.

Hemos visto este año al Papa viajar a Jerusalén, Damasco, Grecia y ahora Ucrania.

Es impresionante saber que en una Alemania de solo cinco millones de habitantes, los católicos romanos quemaron vivas a 10.000 mujeres acusadas de ser brujas.

Isaías.
 
Extraído de La Vanguardia.

VIAJE DE JUAN PABLO II A GRECIA, SIRIA Y MALTA

Reacciones a las palabras del Pontífice

Inquietud en parte de la curia por los gestos del Papa hacia la ortodoxia y el islam


BARCELONA. (Redacción.) - Parte de la curia romana se ha echado las manos a la cabeza ante los gestos que el Papa está dedicando a la ortodoxia y al islam durante su viaje por Grecia y Siria. "Juan Pablo II altera el pasado de la Iglesia, se arriesga a exponerla a la humillación, obsequia a sus perseguidores y entiende el ecumenismo como un sincretismo donde una religión vale tanto como otra", enumera el vaticanista Vittorio Messori en el rotativo italiano "Corriere della Sera". Messori, cuya pluma tiene fama de conservadora, sitúa estos comentarios quejosos en sectores de la curia romana y de obispos de diócesis diversas, cansados de los "mea culpa" que entona el Papa en este viaje.

El memorial de agravios comienza con la petición de perdón a los ortodoxos por el saqueo de Constantinopla por los cruzados en 1204. Según el vaticanista, sectores eclesiales no exclusivamente conservadores creen que no se salvaguarda "la verdad y la justicia" al asumir ese suceso, y arguyen que, en realidad, el saqueo se debió a una trama veneciana, a querellas internas bizantinas y a la indisciplina de la soldadesca de Francia y Alemania. "La Iglesia, más que culpable, fue víctima", dice Messori, quien recuerda que el propio Inocencio II los excomulgó.

También ha dolido en dichos sectores la visita del Papa a la mezquita de los Omeyas de Damasco, construida sobre una basílica, y que no mencionara la persecución de cristianos en países islámicos. Tampoco olvidan el trato de Karol Wojtyla con los judíos: lamentan que aceptara alejar de Auschwitz un convento y retirar las cruces, y que en Berlín no leyera un párrafo que defendía a Pío XII de quienes le acusan de silencio ante el antisemitismo. Parte de la curia recuerda, según Messori, que muchos cardenales recomendaron al Papa no pedir perdón cuando les consultó al respecto en el consistorio extraordinario de 1994.
 
Papa pide perdón a ortodoxos de Ucrania.

Kiev, Reuters

El Papa Juan Pablo II inició ayer un difícil viaje a Ucrania disculpándose por los errores pasados de los católicos y asegurando a los creyentes ortodoxos hostiles a su visita que no pretende lograr conversiones.

Posteriormente, el Pontífice detuvo su vehículo papal al pie de la colina donde se encuentra un monasterio, apenas a unos 100 metros del complejo amurallado de iglesias con cúpulas de oro, y rezó durante varios minutos.

“No he venido aquí con la intención de hacer propaganda, sino para dar testimonio a Cristo junto a todos los cristianos de cada Iglesia”, dijo antes el Papa en un fluido ucraniano al hablar frente a numerosos grupos de clérigos católicos y políticos a su llegada a Ucrania.

Con esa declaración inequívoca, el Pontífice, de 81 años, que visita Ucrania por primera vez, respondió a las críticas de algunos ortodoxos que intentaron impedir su visita de cinco días.

Los fieles de la Iglesia Ortodoxa Rusa consideran a la Católica local como un Caballo de Troya de un ejército religioso dedicado a cazar almas ortodoxas, en un mundo post comunista de libertad religiosa.

Cientos de ortodoxos prepararon vigilias de una semana rezando para que el Papa se mantuviera alejado de sus centros sagrados.

De los 49 millones de ciudadanos que tiene Ucrania, 10 millones son ortodoxos y otros 6 millones católicos.

Como lo hizo el mes pasado en Grecia, el Papa dijo que católicos y ortodoxos deberían perdonarse las ofensas mutuas que se hicieron desde el Cisma de 1054, que separó a las iglesias ortodoxa de Oriente y cristiana de Occidente.

“Inclinándonos ante nuestro Señor, reconozcamos nuestros errores”, dijo el Papa.

Se espera que la visita papal logre cerrar las viejas heridas religiosas en Ucrania.
En 1946, el dictador soviético Josef Stalin suprimió a la Iglesia Católica Griega y le dio sus propiedades, incluyendo sus templos, a la Iglesia Ortodoxa local.
 
Curioso tema el de la visión de los no católicos hacia el Papa.

Por un lado se ve en el foro las quejas de muchos foristas por los anatemas de Trento. Casi hasta el hartazgo, diría yo.

Por otro lado, desde el MISMO sector se critica al Papa porque visita herejes y pecadores.

O sea denuncian por "exceso" y por "defecto".

El hecho entonces EVIDENTEMENTE es que lo que se busca es SIMPLEMENTE DENOSTAR.

La realidad es que Trento marca precisamente los límites de la catolicidad y que el Papa hace lo que hizo Jesús en su tiempo, comiendo en casas de pecadores y hablando con los herejes (de su tiempo) samaritanos(Jn4). Incluso enseñando que Elías visitó a la viuda de Sarepta en Sidón en lugar de alguna de las muchas judías (Lc.4.26) o que Eliseo ayudó en la curación de un leproso sirio llamado Naamán, en lugar de alguno judío(Lc.4.27). Claro que los judíos de su tiempo intentaban matarlo (despeñarlo) por estas "atrocidades" (Lc.4.29).

Pero hay mas. Tenemos el caso del centurión romano (Lc.7.9) y de la mujer sirofenicia con la hija endemoniada en Tiro (Mc.7.29).

POR SUPUESTO que el Papa NO ES JESUS. Pero es EVIDENTE que imita al Maestro como estos versículos lo muestran, aunque los judíos de estos tiempos lo acusen AL IGUAL como lo hicieron los judíos con Jesús.

Bendiciones