Bien, Maripaz, pero ese tema es muy profundo, se puede saber qué partes de la Biblia son tradiciones, enseñanzas, opiniones personales, etc.Tu perdiste toda la credibilidad en este foro el día que afirmaste que NO TODA LA BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS.
Originalmente enviado por: Bart
http://www.lavanguardia.es/web/20030110/133699665.html
Costa-Gavras denuncia el silencio de la Iglesia católica durante el nazismo
LA VANGUARDIA - 03.16 horas - 10/01/2003
Llega a España “Amen”, en el que el director griego critica la pasividad de la jerarquía católica ante los informes que daban cuenta del holocausto
DIEGO MUÑOZ
MADRID. – Constantin Costa-Gavras (Arcadia, 1933), el director griego que vive en Francia desde los años cincuenta y que ha encarnado mejor que ningún otro realizador europeo el rol de director comprometido con la realidad y, consecuentemente, el género de cine político, vuelve por su fueros más sólidos con la película “Amen”, en la que se atreve no sólo a cuestionar sino, más aún, a poner en la picota a la Iglesia católica por su papel pasivo frente al nazismo y su silencio frente a la muerte en la cámara de gas de millones de judíos.
“Amen” llega a España precedida del escándalo que provocó en el festival de Berlín, donde tuvo su primera proyección pública. Posteriormente ha pasado por la Seminci de Valladolid, pero ya con los ecos de la polémica más templados.
¿Qué cuenta “Amen”? Pues nada menos que la historia de un oficial de las SS, ficticio pero basado en un personaje real, y la de un joven sacerdote jesuita que emprenden una lucha en Berlín y Roma para evitar el genocidio del pueblo judío. Pretendían que tanto las jerarquías católicas de Alemania como de Roma, sobre todo el Santo Padre de los católicos, a la sazón el Papa Pío XII, denunciaran públicamente los crímenes nazis. Según cuenta la película, no lo lograron.
Hurgar en esta herida del pasado no ha gustado nada a la jerarquía católica actual. Ya desde el cartel mismo de la película ha visto en ella una provocación: muestra el símbolo nazi de la cruz gamada fusionada con la cristiana, donde aparece la foto del actor que encarna al oficial de las SS (Ulrich Tukur) en el ángulo superior y en el inferior la del sacerdote (interpretado por el actor y director francés Mathieu Kassovitz).
El impacto inicial fue tal que el propio Costa-Gavras se vio obligado durante la Berlinale a emitir un comunicado sobre el anuncio de la película que no tiene desperdicio: “Si me paro a pensarlo, me da la impresión de que el cartel de ‘Amen’ no transmite ningún mensaje provocador. La Iglesia aceptó que la cruz conviviera durante más de diez años con el sistema nazi. El cartel es fiel reflejo del problema que plantea la película y que ha sido objeto de estudio por parte de muchos historiadores: la pasividad, y por tanto, la responsabilidad del Vaticano en el genocidio de judíos y gitanos a manos de los nazis”.
“Nos sumergimos en las entrañas de la historia –continúa Costa-Gavras– y eso siempre se presta a interpretaciones divergentes, pero también nos da la oportunidad de ex-presarnos con total libertad. Es justo decir que el Vaticano abrió sus archivos a una comisión de historiadores de reconocido prestigio e integridad. Y eso justifica la existencia del problema y por lo tanto de su estudio.”
“No creo –finaliza este director especializado en dos asignaturas nada corrientes en la historia de la cinematografía mundial: la denuncia de los abusos de la clase política (“Z”, “La confesión”, “Estado de sitio”, “Desaparecido”) y la pervivencia del fascismo en la sociedad actual (“La caja de música”, “El sendero de la traición”)– que el cartel de ‘Amen’ encubra ningún mensaje delictivo ni que su difusión constituya un delito de difamación a un grupo religioso, sea cual sea. En los últimos tiempos, algunos cristianos han utilizado o permitido que la cruz de Cristo esté presente en situaciones despreciables, sin despertar reacciones de indignación por parte de los jefes de la Iglesia.”
Aunque dirigida y escrita (junto con Jean-Claude Grumberg) por Costa-Gavras, la producción de la película ha sido francesa: Claude Berri. Resulta curioso que tanto “Amen” como “El pianista”, de Polanski, hayan sido financiadas por el cine francés, aunque se hayan rodado en lengua inglesa para lograr audiencia en el mercado de Estados Unidos. Ambas abordan el tema del holocausto judío y no sería extraño que también ambas lograran estar entre las finalistas a los Oscar, que se conocerán próximamente.
En “Amen” es peor aún el terror que no se ve que el que se muestra. “Quiero terminar con el olvido de unos hechos que no deberían permanecer ocultos. Hay una responsabilidad cierta, aparte de la moral o ética, del Vaticano ante los crímenes cometidos”, afirma Costa-Gavras.
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http://www.lavanguardia.es/web/20030110/133699682.html
El origen de “Amen” está en la historia real de Kurt Gerstein, el “espía de Dios”
LA VANGUARDIA - 03.16 horas - 10/01/2003
La obra en la que se basa el filme de Costa-Gavras fue denunciada por el Vaticano al publicarse, para luego ser ignorada
Madrid. (Redacción.) – La película “Amen”, de Costa-Gavras, está basada en la obra teatral “Der Stellvertreter”, escrita por Rof Hochhuth en 1963 y que fue denunciada por el Vaticano al publicarse, para luego ser ignorada. Pero el origen de la obra, y por tanto de la película, tiene como fuente la vida real de Kurt Gerstein, un oficial de las SS que intentó avisar al Vaticano de los crímenes nazis sin lograr eco.
Kurt Gerstein –encarnado en la película por el actor Ulrich Tukur– decidió, según sólidos testimonios, convertirse en “espía de Dios” en lugar de abandonar su puesto en las SS y huir de la Alemania nazi para así, permaneciendo en territorio alemán, poder informar al mundo del “corazón del mal”.
Lo cierto es que el sorprendente personaje, ingeniero y médico a la vez, que pertenecía no a la Iglesia católica sino a la confesante (una fracción de la Iglesia protestante que se opuso al nazismo), fue capaz de alistarse como voluntario de las SS en 1940 y, sólo un año después, llegó a ser jefe del Servicio Técnico Sanitario, puesto desde el que averiguó cómo los nazis exterminaban a cientos de miles de prisioneros judíos con el gas ziklon B.
Desde ese momento contactó con diplomáticos suecos (el barón Von Otter) primero, de Estados Unidos y del Vaticano después, para denunciar el genocidio. Entre finales de abril y mayo de 1945 fue detenido por tropas francesas en Rottweil cuando iba camino de entregarse a las tropas americanas, según dijo en su defensa. Fue entonces cuando redactó en tres idiomas (alemán, inglés y francés) el “Informe Ger-stein” sobre las atrocidades que había presenciado en Treblinka y Belzec. Ha pasado a la historia por este informe pero, antes, el 25 de julio de 1945, apareció ahorcado en su celda. ¿Suicidio o asesinato? Condenado a la nada, la historia ha acabado absolviéndole.
Entonces desde el principio pudo ahorrarse el "discutir absurdamente" conmigo.Originalmente enviado por: Maripaz
No golan, mi tiempo vale mucho más que discusiones absurdas contigo
Originalmente enviado por: Bart
http://www.icp-e.org/noti_int.htm#3170
Los archivos vaticanos de 1922 a 1939 revelan la estrategia de silencio de la Iglesia frente al ascenso del nazismo
SIGUEN LAS OPINIONES SOBRE LOS SILENCIOS DE PÍO XII ANTE EL NAZISMO
Roma, 25 de febrero de 2003
Los historiadores y los vaticanistas se han puesto a navegar compulsivamente entre los archivos de la Santa Sede, ahora que están disponibles los documentos relativos al periodo de 1922-1939. Los años delimitan esencialmente la trayectoria de Eugenio Pacelli, unas veces como nuncio en Berlín y como secretario de Estado del Vaticano, otras como el Papa que asistió desde el trono de Roma a la expansión del nazismo y a la II Guerra Mundial.
Pues bien, los primeros hallazgos y las primeras revelaciones dejan la cuestión más o menos donde estaba. Hay historiadores que dicen haber encontrado nuevas pruebas que «incriminan» el comportamiento de Eugenio Pacelli (Pío XII), mientras que otros aseguran haber acreditado el modo en que el Vaticano ayudó a los judíos perseguidos.
El debate internacional no puede sustraerse a la aparición de algunos manuscritos inéditos. Por ejemplo, el memorial de un sacerdote jesuita que acudió a monseñor Pacelli para denunciar los primeros síntomas del Holocausto germano y los peligros que se avecinaban. El padre Friedrich Muckermann, en efecto, redactó una carta estremecedora el 16 de noviembre de 1934, cuando el futuro Pío XII desempeñaba el cargo de Secretario de Estado del Vaticano después de haber ocupado el puesto de nuncio en Berlín.
«El nazismo es una religión que trabaja con una dinámica revolucionaria y que se desarrolla sobre la base de los instintos subhumanos. Y por eso tenemos delante un fenómeno de violencia demoníaca ( ) Los nazis conducen una guerra mortal al cristianismo. ¿Por qué a la Iglesia le falta el coraje? ¿Por qué se ha callado frente a la opinión pública tras los delitos del 30 de junio -la noche de los cuchillos largos-? Roma fracasará si no advierte el peligro de Hitler. Quizá vendrá una catástrofe, quizá vendrá una guerra».
La premonición del padre Muckermann se hizo realidad cinco años más tarde. El mismo terminó prisionero en el campo de concentración de Dachau y padeció en persona hasta la muerte todas las atrocidades que monseñor Pacelli no quiso escuchar o no pudo resolver.
EL SILENCIO: ¿PRUDENCIA O INDIFERENCIA?
Y es que los historiadores de uno y otro signo tienden a señalar que la verdadera estrategia de Pío XII radicó en el silencio. La profesora italiana Emma Fattorini sostiene que decidió callarse para evitar que se multiplicara la persecución de los cristianos. El vaticanista Marco Politi, en cambio, cree que el Papa Pacelli pudo pecar de pasividad e indolencia, pero descarta el mito que le atribuye haber jugado el papel de un pontífice sometido a Hitler.
El pecado del silencio ha adquirido la mayor acepción histórica a través de los documentos autógrafos de Edith Stein, una mártir judía convertida al catolicismo que murió en Auschwitz en 1942 y que había puesto en conocimiento de la Iglesia con enorme antelación las atrocidades del régimen hitleriano cuando nadie las valoraba.
De hecho, la apertura de los archivos vaticanos relativos al periodo 1922-1939 ha servido para rescatar textualmente la carta que Stein remitió al Papa en el año 1933. En ella se advierte del exterminio judío, se menciona categóricamente la destrucción de los valores cristianos y se lamenta la pasividad de la Iglesia católica.
Pero, en cualquier caso y pese a los nuevos datos, sigue sin ser fácil llevar a cabo una reconstrucción histórica completa del puzzle que comprende el periodo 1922-1939. Entre otras razones porque muchos documentos desaparecieron de la nunciatura de Berlín. Pero también porque la perspectiva histórica aún no ha adquirido una posición neutral, desprovista de los valores sentimentales y trágicos que se añaden a posteriori, cuando ya resulta evidente la catástrofe que supuso el régimen nazi.
El Mundo. / ICPRESS
"Habrá hombres. que tendrán apariencia de piedad,
pero negarán la eficacia de ella" (2 Timoteo 3:2,5).
Últimamente leí una pequeña historia que me dejó pensativo.
Aunque sucedió hace dos siglos, me pareció muy actual:
Una condesa buscaba un preceptor para su hijo de 6 años.
Le recomendaron a C. F. Gellert,
quien más tarde llegó a ser un conocido poeta.
La condesa lo mandó llamar y le dijo:
-No haga de mi hijo un docto pedante.
No pido más que conocimientos de idiomas, geografía, historia,
matemáticas y química como una capa de pintura.
Y por el amor del cielo, no haga de mi hijo
un cristiano que ora constantemente.
Me basta con que aprenda los diez mandamientos,
el catequismo, y que vaya a la iglesia los domingos.
Sólo exijo la capa de pintura necesaria.
Gellert escuchó atentamente
y después reflexionar un rato, contestó:
-Si ésta es su intención, condesa,
entonces me permito aconsejarle humildemente
que busque más bien un pintor de brocha gorda.
Luego se inclinó para despedirse y se fue.
Aunque actualmente ya casi no existen preceptores ni condesas,
¿no es actual esta pequeña historia?
Muchos de los que pretenden ser cristianos
se contentan con formas exteriores.
¿Basta esto a los ojos de Dios? Por cierto que no.
El Señor Jesús condenó enfáticamente toda apariencia de piedad;
para él esto era pura hipocresía.
Un día esta capa de pintura cristiana se descascarará.
¿Y entonces qué?
Lo que cuenta para Dios es una verdadera nueva vida.
Cada ser humano necesita una sincera conversión a Cristo.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)