El Vaticano admite por primera la falta de acción del papa Pío XII ante al Holocausto

Sabes hermanito cristiano siempre le digo al Señor que lindo este foro, cada vez me vuelve más y más católica


Eso es un claro indicio de ORGULLO RELIGIOSO....


Inés, usted DEFIENDE UNA RELIGION....pero no busca la VERDAD , que es Cristo.


Usted defiende lo que Roma predica, a costa de la VERDAD EN CRISTO JESUS....y por sus palabras será juzgada....porque Él hace tiempo que está hablando a su corazón, pero usted, busca la verdad de su religion, no la VERDAD QUE ES CRISTO Y SU PALABRA.


Corra, vaya a consultar a su sacerdote; busque en las webs católicas; busque respuestas en los escritos de Vassula....pero Dios grita más....hasta que usted se aleje tanto, que deje de oír Su voz, y la confunda con otras voces que parecen piadosas.....que hablan sobre Él, por NO ES SU VOZ


Que Dios afine su oído, antes de que sea demasiado tarde.


Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble. Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga. (Apocalipsis 18:3-18)
 
Mis bendiciones hermanos cristianos jueces


Inés



....A Jacobo Roseno le ordenaron que orara a los santos, lo que rehusó en absoluto hacer; algunos de los soldados lo golpearon violentamente con garrotes para hacerle obedecer, pero siguió rehusando, por lo que varios de ellos le dispararon, alojándole muchas balas en el cuerpo. Mientras estaba agonizando, le chillaban: «¿Vas a rezar a los santos? ¿vas a rezar a los santos?», a lo que respondía: « ¡No! ¡No! ¡No! » Entonces uno de los soldados, con una espada de hoja ancha, le partió la cabeza en dos, poniendo fin a sus sufrimientos en este mundo....


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Mis bendiciones hermanos cristianos jueces

Inés



Capítulo VI (Parte II)
Historia de las persecuciones en Italia bajo el papado


Más persecuciones en los valles del Piamonte, en el siglo diecisiete

Giovanni Pelanchion, por rehusar hacerse papista, fue atado de una pierna al rabo de una mula, y arrastrado por las calles de Lucerna, en medio de las aclamaciones de una inhumana muchedumbre, que no paraba de apedrearlo y de gritar: «¡Está poseído por el demonio, por lo que ni el apedreamiento ni el arrastrarlo por las calles lo matará, porque el demonio lo mantiene vivo.» Luego lo llevaron junto al río, le cortaron la cabeza, y la dejaron, junto con su cuerpo, sin sepultura, sobre la ribera.

Magdalena, bija de Pedro Fontaine, una hermosa niña de diez años, fue violada y asesinada por los soldados. Otra niña de más o menos la misma edad fue asada viva en Villa Nova; y una pobre mujer, al oír que los soldados iban hacia su casa, tomó la cuna en la que su bebé estaba durmiendo y se lanzó corriendo hacia el bosque. Pero los soldados la vieron y se lanzaron a perseguirla; para aligerarse dejó la cuna y el bebé, y los soldados, en cuanto llegaron, asesinaron al pequeño, y reanudaron la persecución, hallaron a la madre en una cueva, y la violaron primero, descuartizándola después.

Jacobo Michelino, principal anciano de la iglesia de Bobbio, y varios otros protestantes, fueron colgados por medio de garfios fijados en sus vientres, y dejados que expiraran en medio de los más horrorosos dolores.

A Giovanni Rostagnal, un venerable protestante de más de ochenta años, le cortaron la nariz y las orejas, y le rebanaron las partes carnosas del cuerpo, haciéndolo desangrar hasta morir.

A siete personas, Daniel Seleagio, su mujer, Giovanni Durant, Lodwich Durant, Bartolomé Durant, Daniel Revel y Pablo Reynaud, les llenaron la boca con pólvora, que inflamada les voló la cabeza en pedazos.

Jacobo Birone, maestro de Rorata, rehusó cambiar de religión, y fue entonces desnudado del todo; después de exhibirle tan indecentemente, le arrancaron las uñas de los pies y de las manos con tenazas al rojo vivo, y le horadaron las manos con la punta de un puñal. Luego le ataron una cuerda por en medio, y fue llevado por las calles con un soldado a cada lado. Al llegar a cada esquina, el soldado de la derecha le propinaba un corte en su carne, y el soldado de la izquierda le daba un garrotazo, y ambos le decían, a la vez: «¿Irás a Misa? ¿Irás a Misa?» Él persistió contestando que no, por lo que finalmente lo llevaron a un puente, donde le cortaron la cabeza sobre la balaustrada, y la echaron, y el cuerpo, al río.

A Pablo Garnier, un protestante muy piadoso, le sacaron los ojos, luego lo despellejaron vivo, y, descuartizándolo, sus miembros fueron puestos en cuatro de las casas principales de Lucerna. Soportó estos sufrimientos con la paciencia más ejemplar, dio alabanza a Dios mientras pudo hablar, y dio clara evidencia de qué confianza y resignación pueden ser inspiradas por una buena conciencia. En el siglo doce comenzaron en Italia las primeras persecuciones bajo el papado, en época de Adriano, un inglés que entonces era Papa. Estas fueron las causas que llevaron a la persecución:

Un erudito y excelente orador de Brescia, llamado Arnaldo, llegó a Roma, y predicó abiertamente contra las corrupciones e innovaciones que se hablan infiltrado en la Iglesia. Sus discursos eran tan llanos y consistentes, y exhalaban un espíritu tan puro de piedad, que los senadores y muchos del pueblo aprobaban en gran manera y admiraban sus doctrinas.

Esto enfureció de tal manera a Adriano que ordenó a Arnaldo que se fuera en el acto de la ciudad, como hereje. Pero Arnaldo no obedeció, porque los senadores y algunos de los principales del pueblo se pusieron de su parte, y se resistieron a la autoridad del Papa.

A Daniel Cardon, de Rocappiata, prendido por unos soldados, le cortaron la cabeza, y, friéndole los sesos, se los comieron. A dos pobres ancianas ciegas de St. Giovanni las quemaron vivas; y a una viuda de La Torre y a su hija las llevaron al río, y allí las apedrearon hasta morir.

A Pablo Giles, que trataba de huir de unos soldados, le dispararon, hiriéndole en el cuello; luego le sajaron la nariz, le rebanaron el mentón, lo apuñalaron y dieron su cadáver a los perros.

Algunas de las tropas irlandesas, habiendo prendido a once hombres de Garcigliana, calentaron un horno al rojo vivo, y los obligaron a empujarse unos a otros dentro, hasta que llegaron al último, a quien empujaron ellos mismos.

Michael Gonet, un hombre de noventa años, fue quemado hasta morir; Baptista Oudri, otro anciano, fue apuñalado; y a Bartolomé Frasche le hicieron agujeros en los talones, a través de los que pusieron cuerdas; luego fue arrastrado así a la cárcel, donde sus heridas gangrenaron y así murió.

Magdalena de la Piere, perseguida por algunos de los soldados, fue finalmente apresada, despeñada y estrellada. Margarita Revelía y María Pravillerin, dos mujeres muy ancianas, fueron quemadas vivas; y Michael Bellino y Ana Bochardno fueron decapitados.

El hijo y la hija de un concejal de Giovanni fueron arrojados desde una fuerte pendiente, y dejados morir de inanición en un profundo hoyo al fondo. Una familia de un comerciante, él mismo, su mujer y un bebé en brazos, fueron echados por un precipicio y estrellados; y José Chairet y Pablo Camicro fueron despellejados vivos.

Al ser preguntado Cipriano Bustia si iba a renunciar a su religión y hacerse católico romano, éste contestó: «Prefiero renunciar antes a la vida, o volverme perro»; a esto contestó un sacerdote: «Por decir esto, renunciarás a la vida, y serás echado a los perros.» Así, lo arrastraron a la cárcel, donde quedó mucho tiempo sin alimento, hasta morir de inanición; después, echaron su cadáver a la calle delante de la cárcel, siendo devorado por los perros de la manera más horrorosa.

Margarita Saretta fue apedreada hasta morir, y luego echada al río; a Antonio Bartina le abrieron la cabeza, y a José Pont le abrieron el cuerpo de arriba abajo.

Estando Daniel María y toda su familia enferma con fiebre, varios desalmados papistas entraron en la casa, diciendo que eran médicos prácticos, y que les quitarían la enfermedad, lo que hicieron rompiéndoles las cabezas a todos los miembros de la familia.

A tres niñitos de un protestante llamado Pedro Fine los cubrieron de nieve y asfixiaron; a una viuda anciana llamada Judit la decapitaron; y a una hermosa joven la desnudaron y empalaron, matándola.

Lucía, mujer de Pedro Besson, y que estaba en avanzado estado de gestación, que vivía en los pueblos de los valles del Piamonte, decidió, si le era posible, huir de las terribles escenas que por todas partes contemplaba; tomó entonces sus dos pequeños, uno a cada mano, y se dirigió hacia los Alpes. Pero al tercer día del viaje le sobrevinieron los dolores de parto, y dio a luz a un niño que murió debido a la extrema inclemencia del tiempo, como también los otros dos hijos; porque los tres fueron hallados muertos a su lado, y ella agonizando, por la persona a la que relató los detalles anteriores.


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Mis bendiciones hermanos cristianos jueces

Inés
 
hermana cristiana Maripaz al leer su documentación sobre las maldades cometidas en y por hermanos cristianos de la Iglesia católica, fui tentada... pero el Señor vino en mi ayuda. Fui tentada de contestarle con una ristra de testimonios de las maldades de los hermanos cristianos calvinistas y luteranos pero por suerte El vino en mi ayuda. ¿Servirá esto a Su causa y a Su actual llamado? ¿Servirá a su ¨Plan de Salvación de esta generación oscura y sin Dios? ¿Es acaso lo que nos enseña a hacer su vicario Juan Pablo ? Si, tiene razón Juan Pablo II, es la humildad de aceptar el error propio sin recurrir a la bajeza de compararlo con el de los acusadores. Mire, yo no lo entendía hasta hoy. Ve hermana cristiana sin arruga y sin mancha el Señor me enseña en este foro. Entonces, hermana siga acusando y y no deje de hacerlo, busque cada mancha y señalela con letras rojas y tamano 24 si eso le place. Revise la basura una y otra vez, revuelvala sin parar. Yo seguiré aqui rezando por que el Señor le abra lo ojos a los tuertos que son los mas engañados, por eso de que en el país de los ciegos el tuerto se cree rey. Pero hay un solo Rey y un sólo Juez. Mis bendiciones en el Sagrado Corazon de Jesús y en el Inmaculado de María.:angel:
 
Originalmente enviado por: Inés Bourdiuex
hermana cristiana Maripaz al leer su documentación sobre las maldades cometidas en y por hermanos cristianos de la Iglesia católica, fui tentada... pero el Señor vino en mi ayuda. Fui tentada de contestarle con una ristra de testimonios de las maldades de los hermanos cristianos calvinistas y luteranos pero por suerte El vino en mi ayuda.


La exhorto y la invito a que lo haga; abra un epígrafe en el que se hable sobre esos horrores.....de hecho, aquí estamos para que el Nombre de Cristo sea exaltado, no el de CALVINO o LUTERO....y si calvinistas y luteranos cometieron maldades, es conveniente DENUNCIARLAS para que nadie se crea que la Iglesia de Cristo es una EXCLUSIVA ni catolica, ni protestante ni ortodoxa


¡¡ LA IGLESIA ES DE CRISTO !!
 
Claro

Claro

Claro hermana cristiana Maripaz que la iglesia es de Cristo ¿de quien va a ser? ¿De verdad cree que vale la pena mostrar los triunfos del demonio en los corazones cristianos? No se, tengo mis dudas. Si, está bien reconocer las propias culpas, las propias manchas y arrugas, eso si, es lo que el Señor nos dice pero publicitar ehhhhhhh hermanos miren como el demonio triunfo sobre este y aquel, eyyyy hermanos miren aquel otro¡¡¡¡ Y acusarle de aquel muerto, y de aquel quemado y de aquel torturado y de aquel..... No se... no es lo que El me enseña. Cada vez que intento hacerlo o lo he hecho aún sin mala intencion, me hace ver mis manchas y mis arrugas y me hace ver que si El, el Único bueno, se abajo a mirarme con toda mis manchas y mis arrugas y me las perdonó y me las perdona aún hoy, ¿qué?¨¿Yo me la voy a dar de juez y fiscal? Y encima de gente que murió hace cientos de años. Ay Maripaz como se ve que nunca tuvo que ver su alma como la ve Dios¡¡¡¡, le aseguro que después no le quedan ganas de andar señalando con el dedo a nadie. Es un cambio de punto de vista el que se produce. Pero si está tan interesada es conocer las manchas y arrugas de los hermanos calvinistas y luteranos use yahoo o vaya a una biblioteca, hay muy buenos estudios, pregunte por el Consistorio de Basilea, la inquisición calvinista. Usted vive en Europa y todas esas luchas entre cristianos a raiz de las luchas políticas de los estados es bien europea. De hecho los hermanos protestantes que llegaron a NY venían de persecusiones de otros hermanos protestantes también. Acá en latinoamérica tenemos otro tipo de manchas y arrugas, cristianas también por el poder obvio pero son de otro tipo, como no tuvimos reyes ni vinieron muchos protestantes vio, todo entre católicos más bien. Mis bendiciones, Inés
 
Maripaz:

Doña Ines, NO ES IGNORNATE, sabe lo que esta escrito en la Sagrada Escritura inspirado por Dios, AHORA LE TOCA A DIOS DAR EL SIGUIENTE PASO PARA INES. Le hiere, se solapa ella misma y solapa a sus secuaces que saben que no se debe hacer y aun asi lo hacen. Estos documentos tan valiosos que han aportado Bart y Toni, me dejan sin comentarios.

Dejalo en las manos de Dios, no te agobies.
 
"Dejalo en las manos de Dios, no te agobies".


No, hermano cristiano juez, fiscal y verdugo, ya estamos en manos de Dios y de Su Misericordia. Ya estamos y esta se terminará pronto. Y vendrá Su Juicio. Perfecto.

Mis bendiciones en el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.

Inés

:angel:
 
Inés


He estudiado historia, he investigado por mi cuenta, y conozco los casos de horrores cometidos por calvinistas y luteranos....pero son tan aislados.....además....nunca habrá oído a un protestante ser LA VERDADERA IGLESIA....eso, solo lo hacen las sectas.....


Hoy, hay corrupción y división en las instituciones protestantes, y yo soy la primera que lo denuncia en estos foros....¿sabe por qué?


Amo a Cristo y amo a Su Iglesia......QUE NO ES LA INSTITUCION CATOLICA, NI LA PROTESTANTE.....
 
Querida Inés el problema con ustedes es su obstinación en no admitir errores, de ahí que vivan jactandose de que aún y pese a todas las acusaciones recibidas su doctrina siga invariable hasta la fecha, justamente ahí radican nuestras diferencias mientras nosotros somos los primeros en denunciar cualquier error doctrinal levantado por un protestante p.e. Elena White y su adventismo o el de la Teología de la Próperidad o incluso el que Lutero fuera antisemita a nosotros no nos cuesta reconocer nuestros errores y sobre todo denunciarlos.

El día que ustedes de abran y ventilen sus diferencias doctrinales afuera no tras bambalinas entonces podras adoptar esa actitud de victima que ahora muestras para defender un hecho tan indignante como el acontecido contra el pueblo judío y lo quieras o no admitir la historia está ahí la historia nos muestra la participación de tu iglesia católica en este acto.

Tienes razón Dios en su misericordia obra y les está dando oportunidad de que se vuelvan a El.

Me despido de tí en el amor de Señor en El sola e integramente no en su corazón ni en su gran poder, mi Dios no es un rompecabezas que se divede en piezas, El es integro es Cristo Jesus.
 
hermanos cristianos

hermanos cristianos

sin mancha ni arruga, ustedes creen que en Getsemani el Señor cargó con el pecado de omisión de Pio XII´?

Esto fue escrito en 1824

"Eran cerca de las nueve cuando Jesús llegó a Getsemaní con sus discípulos. La tierra estaba todavía oscura; pero la luna esparcía ya su luz en el cielo. El Señor estaba triste y anunciaba la proximidad del peligro. Los discípulos estaban sobrecogidos, y Jesús dijo a ocho de los que le acompañaban que se quedasen en el jardín de Getsemaní, mientras él iba a orar. Llevó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y entró en el jardín de los Olivos. Estaba sumamente triste, pues el tiempo de la prueba se acercaba. Juan le preguntó cómo Él, que siempre los había consolado, podía estar tan abatido. "Mi alma está triste hasta la muerte", respondió Jesús; y veía por todos lados la angustia y la tentación acercarse como nubes cargadas de figuras terribles. Entonces dijo a los tres Apóstoles: "Quedaos ahí: velad y orad conmigo para no caer en tentación". Jesús bajó un poco a la izquierda, y se ocultó debajo de un peñasco en una gruta de seis pies de profundidad, encima de la cual estaban los Apóstoles en una especie de hoyo. El terreno se inclinaba poco a poco en esta gruta, y las plantas asidas al peñasco formaban una especie de cortina a la entrada, de modo que no podía ser visto. Cuando Jesús se separó de los discípulos, yo vi a su alrededor un círculo de figuras horrendas, que lo estrechaban cada vez más. Su tristeza y su angustia se aumentaban; penetró temblando en la gruta para orar, como un hombre que busca un abrigo contra la tempestad; pero las visiones amenazadoras le seguían, y cada vez eran más fuertes. Esta estrecha caverna parecía presentar el horrible espectáculo de todos los pecados cometidos desde la caída del primer hombre hasta el fin del mundo, y su castigo. A este mismo sitio, al monte de los Olivos, habían venido Adán y Eva, expulsados del Paraíso, sobre una tierra ingrata; en esta misma gruta habían gemido y llorado. Parecióme que Jesús, al entregarse a la divina justicia en satisfacción de nuestros pecados, hacía volver su Divinidad al seno de la Trinidad Santísima; así, concentrado en su pura, amante e inocente humanidad, y armado sólo de su amor inefable, la sacrificaba a las angustias y a los padecimientos. Postrado en tierra, inclinado su rostro ya anegado en un mar de tristeza, todos los pecados del mundo se le aparecieron bajo infinitas formas en toda su fealdad interior; tomólos todos sobre sí, y ofrecióse en la oración, a la justicia de su Padre celestial para pagar esta terrible deuda. Pero Satanás, que se agitaba en medio de todos estos horrores con una sonrisa infernal, se enfurecía contra Jesús; y haciendo pasar ante sus ojos pinturas cada vez más horribles, gritaba a su santa humanidad: "¡Como!, ¿tomarás tú éste también sobre ti?, ¿sufrirás su castigo?, ¿quieres satisfacer por todo esto?". Entre los pecados del mundo que pesaban sobre el Salvador, yo vi también los míos; y del círculo de tentaciones que lo rodeaban vi salir hacia mí como un río en donde todas mis culpas me fueron presentadas. Al principio Jesús estaba arrodillado, y oraba con serenidad; pero después su alma se horrorizó al aspecto de los crímenes innumerables de los hombres y de su ingratitud para con Dios: sintió un dolor tan vehemente, que exclamó diciendo: "¡Padre mío, todo os es posible: alejad este cáliz!". Después se recogió y dijo: "Que vuestra voluntad se haga y no la mía". Su voluntad era la de su Padre; pero abandonado por su amor a las debilidades de la humanidad temblaba al aspecto de la muerte. Yo vi la caverna llena de formas espantosas; vi todos los pecados, toda la malicia, todos los vicios, todos los tormentos, todas las ingratitudes que le oprimían: el espanto de la muerte, el terror que sentía como hombre al aspecto de los padecimientos expiatorios, le asaltaban bajo la figura de espectros horrendos. Sus rodillas vacilaban; juntaba las manos; inundábalo el sudor, y se estremecía de horror. Por fin se levantó, temblaban sus rodillas, apenas podían sostenerlo; tenía la fisonomía descompuesta, y estaba desconocido, pálido y erizados los cabellos sobre la cabeza. Eran cerca de las diez cuando se levantó, y cayendo a cada paso, bañado de sudor frío, fue adonde estaban los tres Apóstoles, subió a la izquierda de la gruta, al sitio donde esto se habían dormido, rendidos, fatigados de tristeza y de inquietud. Jesús vino a ellos como un hombre cercado de angustias que el terror le hace recurrir a sus amigos, y semejante a un buen pastor que, avisado de un peligro próximo, viene a visitar a su rebaño amenazado, pues no ignoraba que ellos también estaban en la angustia y en la tentación. Las terribles visiones le rodeaban también en este corto camino. Hallándolos dormidos, juntó las manos, cayó junto a ellos lleno de tristeza y de inquietud, y dijo: "Simón, ¿duermes?". Despertáronse al punto; se levantaron y díjoles en su abandono: "¿No podíais velar una hora conmigo?". Cuando le vieron descompuesto, pálido, temblando, empapado en sudor; cuando oyeron su voz alterada y casi extinguida, no supieron qué pensar; y si no se les hubiera aparecido rodeado de una luz radiante, lo hubiesen desconocido. Juan le dijo: "Maestro, ¿qué tenéis? ¿Debo llamar a los otros discípulos? ¿Debemos huir?". Jesús respondió: "Si viviera, enseñara y curara todavía treinta y tres años, no bastaría para cumplir lo que tengo que hacer de aquí a mañana. No llames a los otros ocho; helos dejados allí, porque no podrían verme en esta miseria sin escandalizarse: caerían en tentación, olvidarían mucho, y dudarían de Mí, porque verían al Hijo del hombre transfigurado, y también en su oscuridad y abandono; pero vela y ora para no caer en la tentación, porque el espíritu es pronto, pero la carne es débil". Quería así excitarlos a la perseverancia, y anunciarles la lucha de su naturaleza humana contra la muerte, y la causa de su debilidad. Les habló todavía de su tristeza, y estuvo cerca de un cuarto de hora con ellos. Volvióse a la gruta, creciendo siempre su angustia: ellos extendían las manos hacia Él, lloraban, se echaban en los brazos los unos a los otros, y se preguntaban: "¿Qué tiene?, ¿qué le ha sucedido?, ¿está en un abandono completo?". Comenzaron a orar con la cabeza cubierta, llenos de ansiedad y de tristeza. Todo lo que acabo de decir ocupó el espacio de hora y media, desde que Jesús entró en el jardín de los Olivos. En efecto, dice en la Escritura: "¿No habéis podido velar una hora conmigo?". Pero esto no debe entenderse a la letra y según nuestro modo de contar. Los tres Apóstoles que estaban con Jesús habían orado primero, después se habían dormido, porque habían caído en tentación por falta de confianza. Los otros ocho, que se habían quedado a la entrada, no dormían: la tristeza que encerraban los últimos discursos de Jesús los había dejado muy inquietos; erraban por el monte de los Olivos para buscar algún refugio en caso de peligro.



Había poco ruido en Jerusalén; los judíos estaban en sus casas ocupados en los preparativos de la fiesta; yo vi acá y allá amigos y discípulos de Jesús, que andaban y hablaban juntos; parecían inquietos y como si esperasen algún acontecimiento. La Madre del Señor, Magdalena, Marta, María hija de Cleofás, María Salomé, y Salomé, habían ido desde el Cenáculo a la casa de María, madre de Marcos. María asustada de lo que decían sobre Jesús, quiso venir al pueblo para saber noticias suyas. Lázaro, Nicodemus, José de Arimatea, y algunos parientes de Hebrón, vinieron a velar para tranquilizarla. Pues habiendo tenido conocimiento de las tristes predicciones de Jesús en el Cenáculo, habían ido a informarse a casa de los fariseos conocidos suyos, y no habían oído que se preparase ninguna tentativa contra Jesús: decían que el peligro no debía ser tan grande; que no atacarían al Señor tan cerca de la fiesta; ellos no sabían nada de la traición de Judas. María les habló de la agitación de éste en los últimos días; de qué manera había salido del Cenáculo; seguramente había ido a denunciar a Aquél: Ella le había dicho con frecuencia que era un hijo de perdición. Las santas mujeres se volvieron a casa de María, madre de Marcos.



Cuando Jesús volvió a la gruta y con Él todos sus dolores, se prosternó con el rostro contra la tierra y los brazos extendidos, y en esta actitud rogó a su Padre celestial; pero hubo una nueva lucha en su alma, que duró tres cuartos de hora. Vinieron ángeles a mostrarle en una serie de visiones todos los dolores que había de padecer para expiar el pecado. Mostráronle cuál era la belleza del hombre antes de su caída, y cuánto lo había desfigurado y alterado ésta. Vio el origen de todos los pecados en el primer pecado; la significación y la esencia de la concupiscencia; sus terribles efectos sobre las fuerzas del alma humana, y también la esencia y la significación de todas las penas correspondientes a la concupiscencia. Le mostraron, en la satisfacción que debía de dar a la divina Justicia, un padecimiento de cuerpo y alma que comprendía todas las penas debidas a la concupiscencia de toda la humanidad; la deuda del género humano debía ser satisfecha por la naturaleza humana, exenta de pecado, del Hijo de Dios. Los ángeles le presentaban todo esto bajo diversas formas, y yo percibía lo que decían, a pesar de que no oía su voz. Ningún lenguaje puede expresar el dolor y el espanto que sobresaltaron el alma de Jesús a la vista de estas terribles expiaciones; el dolor de esta visión fue tal, que un sudor de sangre salió de todo su cuerpo. Mientras la humanidad de Jesucristo estaba sumergida en esta inmensidad de padecimientos, yo noté en los ángeles un movimiento de compasión; hubo un momento de silencio; parecióme que deseaban ardientemente consolarle, y que por eso oraban ante el trono de Dios. Hubo como una lucha de un instante entre la misericordia y la justicia de Dios, y el amor que se sacrificaba. Me pareció que la voluntad divina del Hijo se retiraba al Padre, para dejar caer sobre su humanidad todos los padecimientos que la voluntad humana de Jesús pedía a su Padre que alejara de Él. Vi esto en el momento de consolar a Jesús, y en efecto, recibió en ese instante algún alivio. Entonces todo desapareció, y los ángeles abandonaron al Señor cuya alma iba a sufrir nuevos ataques.



Habiendo resistido victoriosamente Jesús a todos estos combates por su abandono completo a la voluntad de su Padre celestial, le fue presentado un nuevo círculo de horribles visiones. La duda y la inquietud que preceden al sacrificio en el hombre que se sacrifica, asaltaron el alma del Señor, que se hizo esta terrible pregunta: "¿Cuál será el fruto de este sacrificio?". Y el cuadro más terrible vino a oprimir su amante corazón. Apareciéronse a los ojos de Jesús todos los padecimientos futuros de sus Apóstoles, de sus discípulos y de sus amigos; vio a la Iglesia primitiva tan pequeña, y a medida que iba creciendo vio las herejías y los cismas hacer irrupción, y renovar la primera caída del hombre por el orgullo y la desobediencia; vio la frialdad, la corrupción y la malicia de un número infinito de cristianos; la mentira y la malicia de todos los doctores orgullosos, los sacrilegios de todos los sacerdotes viciosos, las funestas consecuencias de todos estos actos, la abominación y la desolación en el reino de Dios en el santuario de esta ingrata humanidad, que Él quería rescatar con su sangre al precio de padecimientos indecibles. Vio los escándalos de todos los siglos hasta nuestro tiempo y hasta el fin del mundo, todas las formas del error, del fanatismo furioso y de la malicia; todos los apóstatas, los herejes, los reformadores con la apariencia de Santos; los corruptores y los corrompidos lo ultrajaban y lo atormentaban como si a sus ojos no hubiera sido bien crucificado, no habiendo sufrido como ellos lo entendían o se lo imaginaban, y todos rasgaban el vestido sin costura de la Iglesia; muchos lo maltrataban, lo insultaban, lo renegaban: muchos al oír su nombre alzaban los hombros y meneaban la cabeza en señal de desprecio; evitaban la mano que les tendía, y se volvían al abismo donde estaban sumergidos. Vio una infinidad de otros que no se atrevían a dejarlo abiertamente, pero que se alejaban con disgusto de las llagas de su Iglesia, como el levita se alejó del pobre asesinado por los ladrones. Se alejaban de su esposa herida, como hijos cobardes y sin fe abandonan a su madre cuando llega la noche, cuando vienen los ladrones, a los cuales, la negligencia o la malicia ha abierto la puerta. El Salvador vio con amargo dolor toda la ingratitud, toda la corrupción de los cristianos de todos los tiempos; juntaba las manos, caía como abrumado sobre sus rodillas, y su voluntad humana libraba un combate tan terrible contra la repugnancia de sufrir tanto por una raza tan ingrata, que el sudor de sangre caía de su cuerpo a gotas sobre el suelo. En medio de su abandono, miraba alrededor como para hallar socorro, y parecía tomar el cielo, la tierra y los astros del firmamento por testigos de sus padecimientos. Como elevaba la voz los tres Apóstoles se despertaron, escucharon y quisieron ir hacia Él; pero Pedro detuvo a los otros dos, y dijo: "Estad quietos: yo voy a Él". Lo vi correr y entrar en la gruta, exclamando: "Maestro, ¿qué tenéis?" . Y se quedó temblando a la vista de Jesús ensangrentado y aterrorizado. Jesús no le respondió. Pedro se volvió a los otros, y les dijo que el Señor no le había respondido, y que no hacía más que gemir y suspirar. Su tristeza se aumentó, cubriéronse la cabeza, y lloraron orando. Muchas veces le oí gritar: "Padre mío, ¿es posible que he de sufrir por esos ingratos? ¡Oh Padre mío! ¡Si este cáliz no se puede alejar de mí, que vuestra voluntad se haga y no la mía!".



En medio de todas esas apariciones, yo veía a Satanás moverse bajo diversas formas horribles, que representaban diferentes especies de pecados. Estas figuras diabólicas arrastraban, a los ojos de Jesús, una multitud de hombres, por cuya redención entraba en el camino doloroso de la cruz. Al principio vi rara vez la serpiente, después la vi aparecer con una corona en la cabeza: su estatura era gigantesca, su fuerza parecía desmedida, y llevaba contra Jesús innumerables legiones de todos los tiempos, de todas las razas. En medio de esas legiones furiosas, de las cuales algunas me parecían compuestas de ciegos, Jesús estaba herido como si realmente hubiera sentido sus golpes; en extremo vacilante, tan pronto se levantaba como se caía, y la serpiente, en medio de esa multitud que gritaba sin cesar contra Jesús, batía acá y allá con su cola, y desollaba a todos lo que derribaba. Entonces me fue revelado que estos enemigos del Salvador eran los que maltrataban a Jesucristo realmente presente en el Santísimo Sacramento. Reconocí entre ellos todas las especies de profanadores de la Sagrada Eucaristía. Yo vi con horror todos esos ultrajes desde la irreverencia, la negligencia, la omisión, hasta el desprecio, el abuso y el sacrilegio; desde la adhesión a los ídolos del mundo, a las tinieblas y a la falsa ciencia, hasta el error, la incredulidad, el fanatismo y la persecución. Vi entre esos hombres, ciegos, paralíticos, sordos, mudos y aun niños. Ciegos que no querían ver la verdad, paralíticos que no querían andar con ella, sordos que no querían oír sus avisos y amenazas; mudos que no querían combatir por ella con la espada de la palabra, niños perdidos por causa de padres o maestros mundanos y olvidados de Dios, mantenidos con deseos terrestres, llenos de una vana sabiduría y alejados de las cosas divinas. Vi con espanto muchos sacerdotes, algunos mirándose como llenos de piedad y de fe, maltratar también a Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Yo vi a muchos que creían y enseñaban la presencia de Dios vivo en el Santísimo Sacramento, pero olvidaban y descuidaban el Palacio, el Trono, lugar de Dios vivo, es decir, la Iglesia, el altar, la custodia, los ornamentos, en fin, todo lo que sirve al uso y a la decoración de la Iglesia de Dios. Todo se perdía en el polvo y el culto divino estaba si no profanado interiormente, a lo menos deshonrado en el exterior. Todo eso no era el fruto de una pobreza verdadera, sino de la indiferencia, de la pereza, de la preocupación de vanos intereses terrestres, y algunas veces del egoísmo y de la muerte interior. Aunque hablara un año entero, no podría contar todas las afrentas hechas a Jesús en el Santísimo Sacramento, que supe de esta manera. Vi a los autores de ellas asaltar al Señor, herirle con diversas armas, según la diversidad de sus ofensas. Vi cristianos irreverentes de todos los siglos, sacerdotes ligeros o sacrílegos, una multitud de comuniones tibias o indignas. ¡Qué espectáculo tan doloroso! Yo veía la Iglesia, como el cuerpo de Jesús, y una multitud de hombres que se separaban de la Iglesia, rasgaban y arrancaban pedazos enteros de su carne viva. Jesús los miraba con ternura, y gemía de verlos perderse. Vi las gotas de sangre caer sobre la pálida cara del Salvador. Después de la visión que acabo de hablar, huyó fuera de la caverna. Cuando vino hacia los Apóstoles, tenían la cabeza cubierta, y se habían sentado sobre las rodillas en la misma posición que tiene la gente de ese país cuando está de luto o quiere orar. Jesús, temblando y gimiendo, se acercó a ellos, y despertaron. Pero cuando a la luz de la luna le vieron de pie delante de ellos, con la cara pálida y ensangrentada, no lo conocieron de pronto, pues estaba muy desfigurado. Al verle juntar las manos, se levantaron, y tomándole por los brazos, le sostuvieron con amor, y Él les dijo con tristeza que lo matarían al día siguiente, que lo prenderían dentro de una hora, que lo llevarían ante un tribunal, que sería maltratado, azotado y entregado a la muerte más cruel. No le respondieron, pues no sabían qué decir; tal sorpresa les había causado su presencia y sus palabras. Cuando quiso volver a la gruta, no tuvo fuerza para andar. Juan y Santiago lo condujeron y volvieron cuando entró en ella; eran las once y cuarto, poco más o menos.



Durante esta agonía de Jesús, vi a la Virgen Santísima llena de tristeza y de amargura en casa de María, madre de Marcos. Estaba con Magdalena y María en el jardín de la casa, encorvada sobre una piedra y apoyada sobre sus rodillas. Había enviado un mensajero a saber de Él, y no pudiendo esperar su vuelta, se fue inquieta con Magdalena y Salomé hacia el valle de Josafat. Iba cubierta con un velo, y con frecuencia extendía sus brazos hacia el monte de los Olivos, pues veía en espíritu a Jesús bañado de un sudor de sangre, y parecía que con sus manos extendidas quería limpiar la cara de su Hijo. En aquel momento los ocho Apóstoles vinieron a la choza de follaje de Getsemaní, conversaron entre sí, y acabaron por dormirse. Estaban dudosos, sin ánimo, y atormentados por la tentación. Cada uno había buscado un sitio en donde poderse refugiar, y se preguntaban con inquietud: "¿Qué haremos nosotros cuando le hayan hecho morir? Lo hemos dejado todo por seguirle; somos pobres y desechados de todo el mundo; nos hemos abandonado enteramente a Él, y ahora está tan abatido, que no podemos hallar en Él ningún consuelo".



Vi a Jesús orando todavía en la gruta, luchando contra la repugnancia de su naturaleza humana, y abandonándose a la voluntad de su Padre. Aquí el abismo se abrió delante de Él, y los primeros grados del limbo se le presentaron. Vi a Adán y a Eva, los Patriarcas, los Profetas, los justos, los parientes de su Madre y Juan Bautista, esperando su llegada al mundo inferior, con un deseo tan violento, que esta vista fortificó y animó su corazón lleno de amor. Su muerte debía abrir el Cielo a estos cautivos. Cuando Jesús hubo mirado con una emoción profunda estos Santos del antiguo mundo, los ángeles le presentaron todas las legiones de los bienaventurados futuros que, juntando sus combates a los méritos de su Pasión, debían unirse por medio de Él al Padre celestial. Era esta una visión bella y consoladora. Vio la salvación y la santificación saliendo como un río inagotable del manantial de redención abierto después de su muerte. Los Apóstoles, los discípulos, las vírgenes y las mujeres, todos los mártires, los confesores y los ermitaños, los Papas y los Obispos, una multitud de religiosos, en fin, todo el ejército de los bienaventurados se presentó a su vista. Todos llevaban una corona sobre la cabeza, y las flores de la corona diferían de forma, de color, de olor y de virtud, según la diferencia de los padecimientos, de los combates, de las victorias con que habían adquirido la gloria eterna. Toda su vida y todos sus actos, todos sus méritos y toda su fuerza, como toda la gloria de su triunfo, venían únicamente de su unión con los méritos de Jesucristo. Pero estas visiones consoladoras desaparecieron, y los ángeles le presentaron su Pasión, que se acercaba. Vi todas las escenas presentarse delante de Él, desde el beso de Judas hasta las últimas palabras sobre la Cruz. Vi allí todo lo que veo en mis meditaciones de la Pasión. La traición de Judas, la huida de los discípulos, los insultos delante de Anás y de Caifás, la apostasía de Pedro, el tribunal de Pilatos, los insultos de Herodes, los azotes, la corona de espinas, la condenación a muerte, el camino de la Cruz, el sudario de la Verónica, la crucifixión, los ultrajes de los fariseos, los dolores de María, la Magdalena y de Juan, la abertura del costado; en fin, todo le fue presentado con las más pequeñas circunstancias. Aceptólo todo voluntariamente, y a todo se sometió por amor de los hombres.



Al fin de las visiones sobre la Pasión, Jesús cayó sobre su cara como un moribundo; los ángeles desaparecieron; el sudor de la sangre corrió con más abundancia y atravesó sus vestidos. La más profunda oscuridad reinaba en la caverna. Vi bajar un ángel hacia Jesús. Estaba vestido como un sacerdote, y traía delante de él, en sus manos, un pequeño cáliz, semejante al de la Cena. En la boca de este cáliz se veía una cosa ovalada del grueso de una haba, que esparcía una luz rojiza. El ángel, sin bajar hasta el suelo, extendió la mano derecha hacia Jesús, que se enderezó, le metió en la boca este alimento misterioso y le dio de beber en el pequeño cáliz luminoso. Después desapareció. Habiendo Jesús aceptado libremente el cáliz de sus padecimientos y recibido una nueva fuerza, estuvo todavía algunos minutos en la gruta, en una meditación tranquila, dando gracias a su Padre celestial. Estaba todavía afligido, pero confortado naturalmente hasta el punto de poder ir al sitio donde estaban los discípulos sin caerse y sin sucumbir bajo el peso de su dolor. Cuando Jesús llegó a sus discípulos, estaban éstos acostados como la primera vez; tenían la cabeza cubierta, y dormían. El Señor les dijo que no era tiempo de dormir, que debían despertarse y orar. "Ved aquí a hora en que el Hijo del hombre será entregado en manos de los pecadores, les dijo; levantaos y andemos: el traidor está cerca: más le valdría no haber nacido".

No si Mel Gibson lo pondrá en su película... se que El tomó sobre Si mis pecados, pero no se si penso en los hermanos ya planchados y sin manchas antes de ser probados por el fuego de Dios y de cuya existencia me vengo a enterar en este foro.... Mis bendiciones en el Sagrado Corazón de Jesús y en el Inmaculado de María. Inés.
 
Siga así Inés, déle más crédito a las palabras de los hombres, que a la Palabra de Dios....es usted una buena católica...que desoye las palabras de Jesucristo :




Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Juan 17:17)
 
Inés, deja ya de largarnos largos mamotretos de lo que se dijo hace más de un siglo.
Tu defensa choca de frente con aquello que el mismo Vaticano ha reconocido. Todo eso tendría una importancia relativa si el tal Pacelli no se hubiese atribuido el titulito de Vicario de Cristo.
¿Crees que Cristo hubiese hecho lo que hizo su pretendido vicario?
¿Crees que se hubiese callado? Y cuidado, eso lo reconoce el Vaticano. Y no nos vengas con lo de los pecados de omisión. Estos no son tolerables en quienes se arrogan la reprersentación que se arrogan.
Hay testimonios en Italia que fueron bastantes los católicos que se la jugaron salvando judios y muchos perecieron en el juego. Pero no el Vicario y aún los hay que desean ponerle las medallas que ganaron otros.
¿No sería mejor que te callaras, Ines?
 
No puedo hacerlo Maripaz, El hace saltar mi corazón BOM BOM si no sigo sus huellas. Algún día lo comprenderá. Y me falta mucho para ser una buena católica, no me acostumbro a la confesión todavia pero cada vez voy mejor. Mas se realiza mas se comprende y experimenta la eficacia del sacramento. Mas el Señor cura las heridas del pecado menos uno se pone de juez, fiscal y verdugo del corazón de los demás.
Estoy leyendo a Santa Teresita de Lisieux, no lee a los santos Maripaz, crei haberla leido que si. Escuche lo que es un alma santa. "El quiso crear los grandes santos que pueden ser comparados a las azucenas y a las rosas ( en el jardín de Jesús) ; pero también ha creado los más pequeños y estos deben contentarse con ser margaritas silvestres o violetas destinadas a recocijar los ojos de Dios cuando mira la tierra. La perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que el quiere que seamos..." Nunca me hizo saber que fuera juez del corazón de nadie. Mis bendiciones en el Sagrado Corazón de Jesús y en el Inmaculado de Maria.
Inés:beso:
 
Inés


Leo autores católicos, pero paso cada palabra por las Sagradas Escrituras.


Jamás me he confesado a un sacerdote, lo hago DIRECTAMENTE CON DIOS y hablo de mis errores con l@s herman@s que son de mi confianza y tienen madurez espiritual.
 
Estimada Inés.

Dios ama alpecador, pero aborrece su pecado ¿estaras de acuerdo?. Nadie que no sea pecador peude alcanzar salvación por loe méritos de Cristo Jesus, esto es que nadie que se crea libre d epecado puede aspirar a ser perdonado.

pareces querer interpolar dos conceptos totalmente difeentes en tu diálogo con mi hermna Maripaz. El priemro de ellos me parece bastante bajo, pero deberé decirlo y consiste en llaamrla a ella "sin mancha" en forma de mofa cuando ella tre habla del pecado sistematizado de tu religión caotlico romana. EWso, no es ético. no se vale.

Ella jamás abrogaria para si, y mira que la conozco desde hace tiempo una santidad mas allá de la que podamos tener los creyentes en Cristo Jesús;e sto es El y nadi emas, nos ha sentado en lugares celestiales y nos ha perdonado nustros pecados en la cruz del Calvario precisamentge por habernos declarado pecadores y venir al arrpentieminto. No te confundas

Otro asunto, muy distinmto es cuando en un sistema religioso el lider se procalma infalible y dicta y hace en sentido inverso, eso no le va y creo sin temor a equivocarme que esta es y no otra la denuncia, den unciar un sistema que ocn sus ehchos muestra en sentido contrario.

Entiendo el espiritu antireformado que te inflama y comprendo lo que son mecanismo de auto afirmacion tales como son la negación y aun comprendo lo que es reafirmacion cuando nuestros mecanismos de defensa estan sindo atacados, pero aun en tanta niebla la Verdad es la verdad y la luz resplandece.

Lo que no puede suceder es que alguien venga a la Luz cuando no quiere ver la luz, que pretenda oirr cuando se niega a escuchar la voz de Dios y la voz de Dios es clara respcto a salir de un sistema cuya arrogancia y auto corrupción es evidente a propios y extraños.

Comprendo que pretendas creedr que Crisot Jesús "fundó" su iglesia en la sede romana; todo esto tiene sus encanto, tiene su lógica, tiene su historia, pero tambien tiene un denominador común: se ha corrompido y esto lo tendras que aceptar algun día, epro no tratando de "jsutificarla" sino tratando mas bien de comprender que el "salid de ella" quedo escrito para gente como tu que osn considerados por Diso como pueblo suyo o propiedad suya y no para otros.

La iglesia es algo mas que lo que hoy por hoy comprendes y es la unidad espiritua que hay sido ya hecha y cuya obra esta consumada por lo meritos de nuetro Señor y Salavdor Jesucristo en la cur del Calvario y que comprende a todos aquellos pecadores que hemos sido llamados por la voluntad de Dios y por la voluntad de Cristo desde antes de la fundación del mundo y que hemos alcanzado salvación en el Nombre Jesús.

La iglesia rebasa y con mucho los muros de cualquier holocausto, va mas allá de lo que podemos contar y ver y creer ya mas allá de los muros de Roma o de cualquier otro lugar, la iglesia e nuesto Señor Jesucristo comprende a todos los salvos de todos los tiempos de todos los términos de la tierra y a nadie mas y a nadie menos, esto querida Ines ni tu ni yo lo podemos comprender aun en su justa dimensión. A mi por ser corto de vista y a ti por querer meter en un jarrito llamado catolciismo romano a la iglesia de Cristo.

Pecamos eso si, en un pecado de orgullo religioso cuando pretendemos decir que nuestra iglesia es y fuera de ella no hay mas; esto y no otra cosa, es no querer discernir el cuerpo de Cristo, y esto quieras o no atañe a la IC. Es no poder o mas bien no querer ver con nuestros miopes ojos espirituales quien es o quien no es "iglesia".

Pecamos de complicidad cuando nos hacemos complices activos o pasivos de sistemas corruptos y pretendemos equilatarlos como "la iglesia" y nos empecinamos pese a la evidencia en contra por medio de un intrincado sitemas de pensamientos y autojustificación en que finalmente nos asite la razón.

Es muy liberador claro, para nuestro hombre religioso interior encontrar una respuesta en un linea de pensamientos al encontr una tabla en medido del oceano de la desesperación y asi tomamos muchas veces como bueno lo que nos brinda seguiridad y una serie de satisfactores en medio de una tormenta al rededor nuestro y casi que abrazamos la mano de quien nos recibe asi, y si es en aras de la religión cuanto mejor , sentimos que "estamos en casa" o 2regresamos a casa" cuando en realidad estamos sentados en un polvorin.

Creo sinceramente que si dejas por un moento el ejericio de extrapolar el pecado del hombre pecador, el pecado de una determinada iglesia, o una detemrinada nación sin extrapolarlas podremso ser un poco mas objetivos pues Dios juzgara a sus iglesias, a las naciones y a las personas y Roma o Babilonia ha sido juzgada.

Un saludo.
 
«¿El linchamiento contra Pío XII? Una porquería». Quien así habla no es un integrista católico, ni un intelectual con simpatías clericales. Se trata de Paolo Mieli, uno de los más ilustres protagonistas del periodismo italiano, ex corresponsal de «La Stampa» y ex director del «Corriere della Sera» y hoy director de «RCS», la casa editorial más grande de Italia. Tiene pasión de historiador. De hecho, su último libro, que ya se ha convertido en un fenómeno editorial que lleva por título «Historia y política: Resurgimiento, fascismo y comunismo».

Mieli es judío, implacable ante la terrible tragedia del Holocausto, al que su familia tuvo que pagar un doloroso precio de sangre.

«Vengo de una familia de origen judío y he tenido parientes que murieron en los campos de concentración durante la segunda guerra mundial. Por tanto, hablo de todo esto con mucha dificultad» dijo Mieli al intervenir en Roma, el 6 de junio, en la presentación del libro «Pío XII. El Papa de los judíos» («Pio XII. Il Papa degli ebrei», Piemme, 2001), escrito por Andrea Tornielli, experto en asuntos vaticanos del diario milanés «Il Giornale».

«El libro de Andrea Tornielli --afirmó Mieli-- hace de contrapeso para alcanzar un equilibrio justo sobre ese pontífice tan discutido. Al leer el libro se puede ver que durante un largo período de tiempo fueron precisamente los judíos quienes dieron las gracias a ese pontífice por lo que había hecho durante la segunda guerra mundial».

Desde los años sesenta, sin embargo, se ha puesto en discusión su figura con la obra teatral «El Vicario», en un primer momento, y, recientemente, con la publicación del libro del periodista británico John Cornwell, «El Papa de Hitler».

Y sin embargo, «ese Papa y la Iglesia que tanto dependía de él, hicieron muchísimo por los judíos --añade el director de la editorial «RCS»--. Se calcula que algo menos de un millón, entre 700 y 800 mil judíos, fueron salvados por la Iglesia y por ese pontífice. Es un dato --de fuente judía, pues el cálculo lo hizo Pinchas Lapide-- que quizá debería preceder toda discusión sobre Pío XII. Seis millones de judíos asesinados por los nazis y casi un millón de judíos gracias a la estructura de la Iglesia y de este pontífice. Cuando se recuerda a las personas que hicieron algo para salvar físicamente a los judíos, muy pocos pueden enorgullecerse de lo que hizo la Iglesia de Pío XII».

«Se recrimina a Pío XII por no haber alzado un grito ante las deportaciones del ghetto de Roma --continuó diciendo Mieli en la presentación del libro--, pero otros historiadores han observado que nadie vio a los antifascistas corriendo hacia la estación para tratar de detener el tren de los deportados. Y, sin embargo, muchos estudios, realizados en la posguerra, demuestran que era posible hacer algo, y que es totalmente infundada la teoría, según la cual, la Resistencia no podía hacer nada por los judíos».

«Se amordaza, sin embargo, en la campaña contra Pío XII, la ayuda que ofreció la Iglesia a los judíos, una ayuda que fue incluso logística --explica el director editorial--. Quizá se olvida que toda la comunidad antifascista gozó de aquella ayuda, como puede leerse en el libro de Enzo Forcella "La Resistencia en convento" ("La Resistenza in convento")».

«Quiero decirlo con la máxima claridad --confesó Mieli--: poner las responsabilidades sobre las espaldas de Pío XII es una auténtica sinvergüencería. Pío XII no puede ser la persona a quien se le echa la culpa de algo que corresponde de manera compleja a toda la comunidad. Obviamente hablo de la comunidad que produjo el fenómeno horrendo del exterminio de los judíos, pero también de aquellos que asistieron sin reaccionar de manera adecuada. Los historiadores israelíes, por ejemplo, se preguntan por qué los judíos de Palestina fueron, por así decir, "sordos" ante lo que estaba sucediendo en Europa. ¿Por qué se dieron casos de colaboracionismo en los campos de concentración, que objetivamente facilitaron el exterminio?».

Ante la pregunta implícita sobre las razones por las que Pío XII se ha convertido en el blanco de tantos ataques, Mieli respondió: «Uno de los motivos por los que este importante Papa fue crucificado se debe al hecho de que tomó parte contra el universo comunista de manera dura, fuerte y decidida. De una manera tal que hubo que esperar treinta años, con Juan Pablo II, para que ese estilo pudiera ser retomado adecuadamente, de una manera que fue fatal para el comunismo».

Al concluir, el ex director del «Corriere della Sera» dijo: «No quiero proponer y no tengo los requisitos para proponer la beatificación de este pontífice. Sin embargo, considero que es muy poco valiente ponerle sobre las espaldas responsabilidades que no tiene. Se le ha tratado casi como si hubiera estado junto a Hitler, junto a los nazis, como si fuera el único ser en el mundo que tuvo responsabilidades en el Holocausto. Creo y lo repito que esto es algo monstruoso, aberrante, algo que tendría que acabar».

En apoyo de las tesis de Mieli, intervino también en la presentación del libro el politólogo y ex embajador italiano Sergio Romano, que no es precisamente de cultura católica, quien explicó una curiosa paradoja: en un primer momento Pío XII fue «alabado y reconocido, sobre todo por las comunidades judías, por el valor y la generosidad con que defendió y salvó a un numero elevado de judíos de las persecuciones nazis»; después, «de manera imprevista, este juicio se trastocó completamente».

Para algunos autores, después de su muerte, «Pío XII pasó de ser el bienhechor de los judíos al cómplice de Hitler a un cínico e indiferente espectador del genocidio judío».

«Existe una íntima relación --concluyó el embajador Romano-- entre el juicio sobre Pío XII y la versión histórica que se ha ido afirmando progresivamente en los últimos cuarenta años: una versión en la que el nazismo se convierte en el único mal del siglo. En la divulgación de esta versión colaboró la propaganda soviética, la opinión de la izquierda en las sociedades occidentales y la parte que el genocidio judío tuvo en la legitimación nacional del Estado de Israel durante las fases más controvertidas de su historia. Hoy, tras el final de la guerra fría, la caída del comunismo, y la apertura de los archivos soviéticos, es posible escribir la historia de una manera más objetiva y neutral, enmarcando a los protagonistas en el clima en el que tuvieron que actuar y decidir».


Al respecto recomiendo Conoze.Com
 
Inés

Roma y Babilonia son llamadas cual sinónimos, si quieres saber mas sobre su juicio te sugiero leas el capítulo 18 del libro de Apocalipsis especialmente su verso 21; y hay un mensaje muy importante para ti en el verso 4.

El que tenga oidos para oir que oiga.
 
Originalmente enviado por: OSO
Inés

Roma y Babilonia son llamadas cual sinónimos, si quieres saber mas sobre su juicio te sugiero leas el capítulo 18 del libro de Apocalipsis especialmente su verso 21; y hay un mensaje muy importante para ti en el verso 4.

El que tenga oidos para oir que oiga.

Muy cierto, pero cuando San Juan escribió el Apocalipsis Roma era otra cosa. La Roma (Gran Babilonia por paralelismo simbólico), estaba regida por Flavio Domiciano, uno de los más crueles y sanguinarios perseguidores de cristianos que ha conocido la historia, de modo que aquella Roma (Gran Babilonia), NO ES la misma Roma de ahora. La Roma de ahora no es un gobierno que emane de Roma como el Imperio Romano. El Imperio Romano tenía su poder total en Roma, hoy Roma es capital de Italia y no rige del mismo modo que la Roma antigua.
La Roma antigua regía a prácticamente TODA Europa, era de religión no-cristiana, era una civilización antigua. La Roma de hoy, que alberga El Vaticano, es la capital de un país que NO gobierna gran extensión de Europa, que es de religión y nominaciones mayoritariamente cristianas, y no es una civilización, sino una pequeña parte de TODA la civilización occidental de hoy.
Por otro lado, el mismo paralelismo entre la Roma antigua y la Gran Babilonia se encuentra expresada en la Carta de San Pedro, demostrando ser Obispo de Roma:
"Os saluda la Iglesia de Babilonia, partícipe de vuestra elección" (1 Pedro 5, 13).

Saludos!!!!!!!!:D