EL TERRIBLE CELIBATO SACERDOTAL

Pedido ampliamente satisfecho.

Pedido ampliamente satisfecho.

Originalmente enviado por: Webmaster
¡¡Claro que se puede!!, te he creado un directorio con un link:

http://www.conocereislaverdad.org/stream/DomusMariae.asx

Aunque funciona con todos los formatos de Windows Media, es recomendable utilizar Windows Media 9, para que el video se vea perfecto y cargue mucho más rápido.

DTBMM.

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Webmaster
Amado hermano Webmaster, impresionante lo suyo.
Le agradezco mucho por haberme respondido tan rápido, y de una manera que en lo técnico ha excedido mis espectativas. El Señor le retribuya ciento por uno el gozo que gracias a Ud. he sentido esta mañana.

(un pedido más: ya que el post original quedó en la página anterior le agradecería lo edite y coloque para el vídeo el link definitivo.)

Quedo a sus fraternales órdenes.
En Cristo, a Quien amamos y servimos.
 
La archidiócesis de Boston vende la residencia de sus cardenales para pagar los abusos sexuales
DEBE INDEMNIZAR A 540 VÍCTIMAS CON 85 MILLONES

La archidiócesis de Boston venderá la mitad de un valioso terreno, incluyendo su lujoso palacete italiano, para conseguir dinero con el que compensar a 540 víctimas de abusos sexuales cometidos por sus sacerdotes, a quienes debe pagar 85 millones de dólares. El palacio era la residencia de los cardenales de Boston.

Con esta decisión, el arzobispo Sean O'Malley cumple su promesa de no utilizar activos de las parroquias o fondos de colectas u otras donaciones para sufragar la compensación por 85 millones de dólares a las 540 víctimas de abusos sexuales, dijo su portavoz Christopher Coyne, citado por el diario 'The Boston Globe'.

La residencia puesta a la venta es un palacete de estilo italiano y ornamentada con mármol y caoba, que fue la vivienda de los cardenales de Boston hasta el año pasado.

Además del palacete, la archidiócesis venderá la mitad del terreno en el que se ubica, unas 11,3 hectáreas, de las 24,2 hectáreas que tiene en la exclusiva zona bostoniana de Brighton, donde posee además el seminario St. John y edificios de oficinas.

De acuerdo con el plan de la archidiócesis, presentado por O'Malley al Consejo Financiero de la archidiócesis, la Iglesia pedirá uno o más préstamos a corto plazo para cubrir el monto de las compensaciones.

Luego se pagará a los prestamistas con el producto de la venta de la mitad de la propiedad y con lo que se obtenga de los acuerdos que se esperan con las compañías de seguros de la Iglesia.

Coyne dijo que por ahora no hay un comprador aunque un posible candidato es el Boston College, que durante décadas ha tenido problemas para ampliarse en el área de Brighton.

'The Boston Globe' indicó que un especialista en bienes raíces ha calculado el valor de la propiedad entre 30 y 100 millones de dólares.

Fuente: ElMundo.es.
 
Moseñor Sean O´Malley lo está haciendo realmente bien
 
¿Quien sabe si algún día deban vender todo el Vaticano para pagar sus actos?
 
Más de lo mismo

Más de lo mismo

http://old.clarin.com/diario/2003/12/05/s-03701.htm

INICIATIVA DE MONSEÑOR REY, OBISPO DE ZARATE-CAMPANA
Proponen crear un centro para curas con problemas
Allí recibirían tratamiento contra la depresión y las patologías sexuales.


(Sergio Rubín).

La preocupación por las denuncias de abusos sexuales presuntamente cometidos por sacerdotes y el aumento de religiosos con problemas psicológicos ha planteado en la Iglesia Católica argentina la necesidad de dar respuestas adecuadas. Un síntoma de esta inquietud es el sondeo que comenzó a hacer el obispo de Zárate-Campana, monseñor Rafael Rey, entre las autoridades de la Conferencia Episcopal con vistas a la creación de un centro nacional de atención espiritual y psicológica a sacerdotes con patologías sexuales, adicciones y depresiones, entre otros problemas.

El propio Rey reveló su propuesta en un comunicado que acaba de difundir con motivo de las recientes denuncias contra el sacerdote Napoleón Sasso por supuestos abusos sexuales. Sasso, perteneciente al clero de la arquidiócesis de San Juan, fue internado en 1995 en una casa para sacerdotes con problemas de la diócesis de Zárate-Campana. Sufría una profunda depresión. Tres años más tarde, el arzobispo sanjuanino, Italo Di Stéfano, le pidió a Rey que le diera a Sasso algunas actividades en una iglesia cercana a su lugar de internación. Allí fue denunciado.

"Ante la dolorosa situación en que nos encontramos, presentaré a la Conferencia Episcopal un pedido ya efectuado verbalmente en nuestro último plenario de noviembre al señor cardenal Jorge Bergoglio, para que (este organismo) asuma la conducción de una obra que asista a los sacerdotes con dificultades de todo el país y aconseje el camino a seguir en los casos más graves", dice el obispo en el comunicado. En diálogo con Clarín, Rey dijo que este centro en los casos graves, "podría llegar a aconsejar que el sacerdote no ejerza más su ministerio religioso".

Monseñor Rey funda su propuesta con dos argumentos. En primer lugar, menciona el llamado del Papa Juan Pablo II a los obispos para que estén muy cerca de sus sacerdotes. "El obispo ha de mostrar su cercanía fraterna a los sacerdotes que se encuentran enfermos, en otras formas de debilidad o de algún modo han faltado a sus deberes", dijo citando al Pontífice. Y agregó: "En las familias se acrecientan los problemas de todo tipo y entre los miembros de la Iglesia también".

En cuanto al centro que ya existe en su diócesis, llamado
Domus Mariae, donde estaba internado Sasso, dijo que es muy chico. "Se trata de una asociación de fieles que quiere ayudar y lo hace con mucho cariño, pero es para muy poca gente y cuenta con escasos medios", explicó. Insistió en que haya algo de mayor envergadura, dependiente de la Conferencia Episcopal.

Fuente: Clarín Digital



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La anterior nota en el diario Clarín (Argentina) fue publicada una semana después de que se emitiera al aire por Canal 2 (Argentina) el siguiente polémico y revelador documento (duración 7 minutos):
<center>
DomusMariae_01.jpg

http://www.conocereislaverdad.org/stream/DomusMariae.asx</center>
 
http://www.tercera.cl/lt/Articulo/0,5819,3255_5702_45927272,00.html

La Tercera > Mundo

Con este fin también se hipotecó el seminario y se venderá el predio que incluye la lujosa residencia para obispos
Arquidiócesis de Boston hipoteca catedral para indemnizar a víctimas de abusos sexuales

Tras el escándalo de pedofilia protagonizado por sacerdotes de su jurisdicción, en septiembre el arzobispado de Boston se comprometió a compensar a más de quinientas personas por un monto cercano a los US$ 90 millones.


Fecha edición: 10-12-2003

La Catedral de la Santa Cruz y el Seminario de San Juan fueron hipotecados por la Arquidiócesis de Boston con el fin de obtener fondos para indemnizar a los cientos de víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes. Epicentro del mayor escándalo de pedofilia en el seno de la Iglesia Católica de Estados Unidos, la entidad religiosa tuvo que recurrir a esta medida para obtener los casi US$ 90 millones para compensar a los afectados.

En septiembre pasado, el arzobispado llegó a un acuerdo extrajudicial para entregar US$ 85 millones por concepto de indemnizaciones a 540 personas que afirman haber sido abusadas sexualmente por miembros del clero. Además, según el diario The Boston Globe -que destapó el escándalo en enero de 2002- la arquidiócesis ha acordado pagar entre US$ 3 y 4 millones a un reducido número de personas que retiraron quejas en esta misma línea pero que no participaron en el acuerdo.

El plan de la iglesia de Boston es financiar las indemnizaciones con la venta de parte de un enorme terreno en la exclusiva zona de Brighton, que incluye la lujosa residencia de los cardenales. La sede del obispado, un palacete ornamentado con mármol y caoba, tendría un valor de entre US$ 30 y US$ 100 millones. Además de esta venta, la idea era obtener fondos de pólizas de seguros que cubrieron a la arquidiócesis entre 1977 y 1989. Así lo detalló el jefe administrativo de la entidad religiosa, el obispo Richard G. Lennon, en una carta enviada a los sacerdotes de la zona durante el fin de semana y que fue reproducida por The Boston Globe.
El problema es que la iglesia de Boston necesitaba iniciar una serie de desembolsos a partir de este mes, por lo que debió recurrir a préstamos bancarios y al fondo de pensiones del clero, entregando como garantía dos de sus más importantes propiedades.

Así, los US$ 75 millones aportados por los bancos fueron respaldados con la hipoteca del Seminario San Juan, mientras que otros US$15 millones del fondo de retiro -que entrega pensiones y asistencia médica a sacerdotes retirados- fueron asegurados con la hipoteca de la catedral y propiedades relacionadas.

Acuerdo de indemnización
Tras meses de negociaciones, el arzobispado de Boston llegó en septiembre pasado a un acuerdo para cerrar más de 500 demandas contra sacerdotes pedófilos de su jurisdicción a cambio de indemnizaciones que oscilan entre US$ 80 mil y US$ 300 mil a cada víctima, dependiendo de la gravedad del abuso. En tanto, los padres que archivaron las demandas a nombre de sus hijos recibirán US$ 20 mil.

Con este acuerdo, la iglesia de Boston intentó sortear una controversia que estalló en enero de 2002, en el marco del juicio al sacerdote John Geoghan, quien fue condenado por molestar sexualmente a un niño de 10 años. El caso de este cura -que fue asesinado por otro presidiario mientras cumplía su condena en prisión- dio pie a una amplia investigación de The Boston Globe, que luego reveló que la arquidiócesis -entonces presidida por el cardenal Bernard Law y una de las cuatro más grandes de EE.UU.- había ocultado por décadas denuncias de abusos contra niños por parte de 70 sacerdotes.

Sin denunciarlos a la justicia, Law y otras autoridades de la entidad optaron por trasladar a los religiosos denunciados a otros puestos, en los que muchos incluso siguieron trabajando con menores de edad.

A partir de las denuncias en Boston, aparecieron otras similares en todo EE.UU. y en otros países, incluido Chile. El escándalo forzó a Law a presentar su renuncia al Vaticano. El cardenal fue sustituido por el arzobispo Sean O'Malley, quien se comprometió a no utilizar fondos de las donaciones o activos de las parroquias para pagar las indeminizaciones a las víctimas de abusos sexuales.

 
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3319000/3319505.stm

Lunes, 15 de diciembre de 2003 - 06:16 GMT

Lauryn Hill ataca a la Iglesia

La iglesia espera que las declaraciones de la cantante sean “cortados”.

La cantante estadounidense Lauryn Hill aprovechó la invitación que le hiciera el Vaticano para atacar duramente a la iglesia católica frente a un público que participaba de un concierto grabado para la televisión italiana.


Ante más de siete mil personas, Lauryn criticó los casos de pedofilia registrados en la iglesia católica estadounidense.

La popular cantante de “The Miss Education of Lauryn Hill” señaló que no creía en los representantes de Dios en la Tierra y le dijo a la multitud que buscase bendiciones “de Dios y no de los hombres”.

Las críticas se produjeron durante la grabación de un concierto de Navidad, al que asistieron cardenales del Vaticano, obispos y una parte de la élite de la sociedad italiana.

La artista, de 28 años, no cantó el tema previsto en el programa pero en su lugar cantó una canción sobre injusticia social.

Edición del video

La presentadora del concierto del Vaticano, la italiana Cristina Parodi, pidió disculpas a los presentes que se pudieran haber sentido ofendidos por las palabras de la cantante estadounidense.

La iglesia solicitó a la televisión privada Canale 5, propiedad del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, para que edite y corte la escena en la retransmisión que hará pública el 24 de diciembre.
 
La iglesia solicitó a la televisión privada Canale 5, propiedad del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, para que edite y corte la escena en la retransmisión que hará pública el 24 de diciembre.


Roma semper eadem....OSCURANTISMO Y OCULTAR LA REALIDAD PARA SEGUIR MANIPULANDO...
 
No sé qué tiene que ver la noticia con el celibato sacerdotal pero bueno, en cualquier caso, he aquí la noticia más ampliada

Una cantante insulta a la Iglesia en el concierto de Navidad del Vaticano

Lauryn Hill sorprende con un mensaje totalmente fuera de programa

CIUDAD DEL VATICANO, 14 de diciembre de 2003 (ZENIT.org).- El tradicional concierto de Navidad celebrado en el Vaticano en la noche de este sábado quedó bruscamente interrumpido por insultos contra la Iglesia de la cantante Lauryn Hill.

«No represento a ninguna religión y no estoy aquí para festejar el nacimiento de Jesús, sino para preguntaros por qué no estáis de luto por su muerte», dijo Hill de 28 años desde el estrado del Aula Pablo VI ante 7.500 espectadores, entre los que se encontraban cardenales y obispos.

La ex cantante de los Fugees, mujer de Roham Marley, hijo de Bob Marley, leyó su mensaje sin haber avisado precedentemente a la organización del concierto.

«En nombre de Jesucristo, estoy aquí para recordar que la enfermedad es un juicio de Dios, no una bendición. No hay explicación aceptable para defender a la Iglesia. Pedid vuestras bendiciones a Dios y no a los hombres, invocad a Dios y no a los hombres. Arrepentíos», siguió diciendo según la trascripción ofrecida por la prensa italiana.

Al concluir la intervención de Hill, Cristina Parodi, presentadora del concierto, tomó la palabra para pedir perdón al clero y a quien se sintiera ofendido por esas palabras, que estaban totalmente fuera de programa.

La Santa Sede, al menos hasta el cierre de esta edición no había hecho ningún comentario sobre lo sucedido. El arzobispo Rino Fisichella, rector de la Universidad Pontificia de Letrán, en declaraciones a la prensa calificó el gesto de «grave falta de educación.

Hill ganó cinco premios Grammy con su debut en solitario con el álbum «The Miseducation of Lauryn Hill».

Monseñor Luigi Moretti, vicegerente de la diócesis de Roma, organizadora del concierto, añadió: «No he comprendido a esta persona. Fue invitada a cantar en un clima navideño y sin embargo prefirió hacer un manifiesto contra la Iglesia. Después cantó. Lo lamento por ella. Son cosas que pasan».

Los ingresos del tradicional concierto están destinados a la construcción de nuevas iglesias en las afueras de Roma.

Entre los tres coros que participaron en el evento, se encontraba el Harlem Gospel Choir. Subieron también al escenario para interpretar canciones navideñas o de su repertorio artistas como Solomon Burke, exponente de la «black music» o Randy Crawford, que ha participado ya en los últimos cuatro años.

Significativa fue la intervención de Khaled, innovador del «rai», la tradicional música argelina, quien confirmó cómo la música puede convertirse en promotora del diálogo entre culturas.

Durante el encuentro, se transmitieron por las grandes pantallas momentos de la audiencia que Juan Pablo II había concedido a los artistas el día anterior.

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Así que la muchacha se pregunta porqué no estamos de luto por la muerte de Cristo, ¿verdad?
Y luego pretende hablar en nombre de Jesucristo
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
No sé qué tiene que ver la noticia con el celibato sacerdotal

Pues que prohíben casarse, casarse no es pecado montarselo con niños sí, además de delito, la doble moral.

Este texto es parte de la noticia:
“Ante más de siete mil personas, Lauryn criticó los casos de pedofilia registrados en la iglesia católica estadounidense.”

Bendiciones

Bart
 
versión completa

versión completa

Originalmente enviado por: Luis Fernando

«No represento a ninguna religión y no estoy aquí para festejar el nacimiento de Jesús, sino para preguntaros por qué no estáis de luto por su muerte»...

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Así que la muchacha se pregunta porqué no estamos de luto por la muerte de Cristo, ¿verdad?
Y luego pretende hablar en nombre de Jesucristo

Existe una versión completa...


« No vine aquí a celebrar el nacimiento de Cristo con ustedes, pero sí a preguntarles por qué no están de luto por su muerte dentro de este lugar", dijo la cantante.


http://www.reuters.com/locales/newsArticle.jsp?type=entertainmentNews&locale=es_LT&storyID=3989312

http://www.tercera.cl/lt/Articulo/0,5819,3255_5688_46260082,00.html

http://www3.terra.com.ar/canales/musica/82/82298.html

http://www.los40.com/articulo.html?xref=20031215l40l40not_2&type=Tes&anchor=l40actn01&d_date=

http://www.oidossucios.com/noticias/?id=421

http://old.clarin.com/diario/2003/12/15/s-04501.htm

http://www.milenio.com/nota.asp?id=110849

http://www.cronica.com.mx/nota.php?idc=99463

http://www.tercera.cl/lt/Articulo/0,5819,3255_5688_46242221,00.html

http://www.periodismo.com/news/107148736393047.shtml

http://www.24horas.cl/detalle.asp?IDCont=112661&IDSec=0
 
Citas precisas, según los organizadores del concierto..

Citas precisas, según los organizadores del concierto..

« "No vine aquí a celebrar el nacimiento de Cristo con ustedes pero si a preguntarles porque no están de luto por su muerte dentro de este lugar," dijo la cantante de acuerdo con una transcripción de sus declaraciones publicada en el periódico romano La República.

Un portavoz de Prime Time Productions, los organizadores del concierto, dijo que las citas del periódico eran precisas. »


http://www.reuters.com/locales/newsArticle.jsp?type=entertainmentNews&locale=es_LT&storyID=3989312
 
Yo creo que exagerais...


No se... yo no estoy casado y nunca me ha dado por hacer barrabasadas de esas... Claro que yo no soy cura, pero, sinceramente, creo que ese hecho es irrelevante.


¿no?


:S
 
Este artículo seguro que sí tiene que ver con el nada terrible celibato sacerdotal

CELIBATO Y AMOR

Jutta Burggraf
(Jutta Burgraff es doctora en Pedagogía y doctora en Teología Sagrada)



1. Introducción


En el día de hoy, quiero referirme a un tema muy controvertido: el celibato. En un foro televisado que vi hace poco, un conocido psicólogo, con gesto preocupado, se preguntaba: "¿Se puede vivir hoy el celibato? ¿Se le puede pedir al hombre y a la mujer modernos vivir el celibato?". A continuación, respondía:
"¡Se vive! Y, precisamente, esa vivencia es su mejor argumento".

También actualmente hay quienes encuentran su felicidad en el celibato cristiano. A pesar de la ola de sensualidad y egoísmo con que nos inundan los medios de comunicación. Pese a todas las advertencias freudianas y a todas las publicaciones acerca del comportamiento sexual escandaloso, tanto dentro, como fuera de la Iglesia. Los miles de personas que actualmente viven el celibato según el ideal evangélico, son interiormente libres e independientes y aman con un amor fuerte, valiente y rebelde.

Adelantando un poco lo que pienso: estoy convencida de que el celibato se puede vivir también en el tercer milenio. Mientras más sea la insistencia con que se hace de él un tabú, mientras más se le ridiculiza, mientras más grotescamente se le desfigura y deforma, más urgente me parece hablar de él y reconocer el lugar que tiene dentro del cristianismo. Es lo que intento a continuación. Me propongo exponer, a grandes rasgos, cuál es el profundo sentido que, para los hombres y las mujeres de hoy, tiene el celibato voluntario.



2. Valor del matrimonio


Antes que nada, hay que dejar en claro que el celibato y el matrimonio no son una especie de contrarios, de antónimos, no se oponen. Para la gran mayoría de las personas, el matrimonio es la forma de vida más conveniente y adecuada y la que los conduce a la felicidad, a pesar de todas las dificultades que puedan surgir. En el matrimonio, se vive el amor humano, la disposición de darse a los demás. En la unión conyugal, la entrega personal a la pareja, alcanza una forma muy profunda e íntima. Esta unión comprende, por su esencia, tanto la dimensión física, como la dimensión espiritual del ser humano. Lo fundamental del matrimonio consiste en darse al otro con una reciprocidad sin reservas, con un amor personal e íntegro. Consiste en vivir y convivir con el otro; en la existencia común, que es tarea y responsabilidad compartida. Mediante la promesa matrimonial, un hombre y una mujer se deciden el uno por el otro. La promesa de dos cristianos ante Dios los une no sólo a su pareja, sino que en cierta forma a través de él o de ella, se unen al mismo tiempo a Jesucristo. No se entrega uno recíprocamente, se entrega también a Cristo a través del otro, de la otra. Los cónyuges no sólo viven para el otro. En realidad, viven juntos para Cristo; en su amor conyugal, aman también a Cristo. Mientras más unidos estén entre ellos, más se unirán a El. Su unión es un sacramento, una de las siete fuentes misteriosas de la participación en la vida divina.

Así, el matrimonio es un camino hacia Dios. Por esta razón, en la auténtica tradición de la Iglesia, la importancia dada al celibato no se ha entendido nunca como una disminución o rebaja del matrimonio. Tampoco podemos aceptar el maniqueísmo, que ve en lo corpóreo y en la procreación algo malo. ¡El hombre incapaz de sentir no ha sido nunca un ideal cristiano!Quien no es capaz de tener pasión, deseos y sentimientos padece una deficiencia, pues carece de esta capacidad fundamental de la naturaleza humana. ¡El celibato nada tiene que ver con eso! En el celibato, se "renuncia" voluntariamente a algo que, de acuerdo a la voluntad del Creador, conduce al matrimonio. Ese algo es la necesidad de darse completamente a otra persona, que es muchísimo más profundo que la mera tendencia sexual. Tal vez, en vez de "renuncia", deberíamos hablar de
sacrificio. Al renunciar al matrimonio, la persona que se decide por el celibato, ofrece a Dios un sacrificio muy concreto y personal; en ningún caso desprecia el matrimonio. Por el contrario, en todas las religiones, se acostumbra a sacrificar no lo peor o malogrado -eso sería una verdadera ofensa a la divinidad-, sino lo más preciado.

Así como el hombre es capaz de escoger el matrimonio, también tiene la capacidad de renunciar a él. De esta manera, la vida célibe no representa solamente un estado, sino que constituye un valor en sí. El celibato es "otra" posibilidad, "otro" camino a través del cual, el hombre y la mujer pueden llegar a la plenitud.



3. Amor a Cristo

No obstante, el celibato no puede ser definido únicamente de un modo negativo. Si lo miramos tan sólo como una renuncia o negación, tendremos una percepción equivalente a la de aquél que, estando frente a un jardín, sólo ve la reja que lo cierra o de quien, al hablar del tenis, sólo piensa en el dolor muscular que este deporte puede causar. ¡Si actuáramos así, no habríamos comprendido nada de la belleza y de la grandeza del celibato cristiano! Quien lo escoge, no se decide por una existencia fría y cruda. Por el contrario, elige una comunidad de amor especial: una vida con Cristo y con su Iglesia; él (o ella) demuestra que puede dirigir todo su amor a Dios. Por supuesto, renuncia a una determinada forma de realización del amor humano; pero renuncia por un amor más grande. ¡El valor de nuestro amor y de nuestro esfuerzo depende, sobre todo, de a quién amemos y por quién efectuamos ese esfuerzo! Y, en este caso, es el mismo Dios el objeto inmediato de todo nuestro amor y nuestro esfuerzo. San Agustín advierte a las mujeres consagradas: "Si vosotras les debierais un gran amor a vuestros maridos, ¿cuánto más amor debéis a Aquél por quien no tenéis marido?" El teólogo José Arquer señala: "Para ser lo que debe ser, (el celibato cristiano) tiene que ser vida en común con Dios, entrega consciente a Dios. Hacia afuera, parece una renuncia; en sí mismo, es íntima oración incesante".

Como sabemos, el matrimonio se funda también en el misterio de la alianza de Cristo con su Iglesia. Pero no es el mismo esa relación, sino que sólo la representa. Mediante la decisión de vivir el celibato, el hombre y la mujer se
encuentran en cierta forma incorporados en el misterio de esa relación esponsal.
El mysterium caritatis que, en el matrimonio está sólo insinuado, se encaja directamente en su vida y permite su plenitud a un nivel muy superior al natural. El hombre y la mujer viven una entrega total a un Tú, una relación directa entre Tú y yo, no a través de otra persona humana. Como personas, se unen al Cristo vivo y presente, en una relación directa e inmediata sólo con Dios. El Papa Juan Pablo II lo señala con claridad: "Dejarlo todo y seguir a Cristo ... no puede compararse con el simple quedarse soltero o célibe, pues la virginidad no se limita únicamente al ¡no!, sino que contiene un profundo ¡sí! en el orden esponsal: el entregarse por amor, de un modo total e indiviso".
Quien vive el celibato, lo hace porque ha descubierto que Dios le ha querido por sí mismo y él (o ella) responde a ese amor divino con todas las energías del alma y del cuerpo. "La persona que se sabe tan amada por Dios, se entrega sólo a El". Su seguimiento de Cristo es radical. El celibato cristiano no tiene nada que ver con la mera soltería, tal vez involuntaria y que es llevada como un lastre, así como la virtud cristiana de la pobreza, tampoco tiene nada que ver con la miseria real, dolorosa e involuntaria.

En algunos ambientes, se considera moderno considerar tales pensamientos como una extravagancia idealista. Sin embargo, ello no nos puede paralizar. Debemos tener presente que, al inicio de la "explosión apostólica" que tuvo lugar en los primeros siglos del Cristianismo, era natural que muchas personas escogieran el celibato. En la joven Iglesia, el celibato era considerado como un luminoso testimonio de fe, comparable al martirio. En aquel entonces, se veía en él una expresión del amor a Cristo, de la vitalidad del Pueblo de Dios.



4. Por el Reino de los Cielos

Con frecuencia, el celibato es considerado como una "soltería por el reino de
los cielos". Esto significa algo así como: quien se decide por el amor de Dios
manifiesta así el Reino de Dios. En su existencia física, toma anticipadamente lo que a todos los hombres les será otorgado en la Resurrección futura, ya que, luego de la Resurrección, "no se casarán y serán como ángeles del cielo". De esta manera, se hace "testigo profético, en el tiempo, de ese mundo futuro donde habita la justicia".

Un cristiano vive con la mirada hacia el futuro, se orienta hacia un porvenir que no puede ser mejor, hacia el cielo. El cielo es la plenitud del bien, que el
hombre ahora en su vida sobre la tierra y del cual aquí sólo puede participar. Es, por así decirlo, la plenitud de la recompensa divina. "Por esta razón -explica un teólogo-, el gusto por la felicidad, el confiado optimismo, la alegría frente a la magnanimidad ... no pertenecen además al cristianismo, sino que determinan totalmente la realidad cristiana, como la perspectiva y orientación hacia adelante, como la aurora de un día muy esperado". El cristiano no tiene ningún motivo para estar abatido, triste o desanimado, para conformarse con el status quo, para aceptar las cosas tal "como están" y no tener ninguna esperanza.

No obstante, quien se decide por el celibato no sólo pone de manifiesto un mundo futuro, sino que más que nada, da testimonio de que el futuro ya ha comenzado hoy y aquí. Esperar, en sentido cristiano no significa que uno se dirija hacia algo que podría ocurrir, sino que señala más bien algo que desea vivamente y que, en cierto sentido, ya se posee de un modo imperfecto y provisorio. De acuerdo a un conocido principio teológico, la presencia de Dios, de la cual vive quien tiene esperanza, es ya "el comienzo de la gloria". De tal manera que, para un cristiano, la vida eterna está, en la tierra, misteriosamente presente. ¡Dios nos ha prometido la felicidad, que comienza en esta vida! El amor de Dios no sólo es deseado y esperado, sino que se experimenta aquí. Los novísimos arrojan luces y sombras. Depende de nosotros descubrir, paulatinamente esas luces. Sólo cuando las hayamos descubierto todas, nuestro deseo de felicidad se encontrará completamente satisfecho.

El celibato "por el Reino de los Cielos" nos da un sabor anticipado de la felicidad eterna, pues comprende la dimensión más profunda y existencial de la humanidad y nos permite percibir algo de la vida en plenitud que nos quiere dar Cristo. Sin duda, es una forma de vivir que, tal como el matrimonio, conduce a una madurez afectiva de la persona. Entonces, ¿quién puede renunciar al amor matrimonial? ¿Quién puede suponer que no necesita el apoyo de una pareja? Ciertamente, sólo aquél a quien Cristo invita y llama personalmente. El celibato voluntario es una vocación cristiana, que no se puede "ganar". Sólo Dios puede regalarla, en una demostración de su amor libre, generoso y magnánimo. No obstante, todo cristiano debería estar dispuesto a aceptar este regalo, este don. Si una persona escucha la llamada de Dios, debe tener la audacia de abandonar la posición que se ha forjado, la vida que ha planeado, para entregarse del todo a la Divina Providencia. "Al detenerse, si se oye su llamada, en medio de todas las obligaciones y los deberes más apremiantes, al dejar de lado todo, da lo mismo lo que se haya tenido entre manos, para dedicarle a El una mirada..., ese es un acto de amor de adoración sin límites".

Cuando un ser humano se sabe amado por Dios, cuando acepta la gracia del celibato cristiano y actúa en consecuencia, experimenta cada vez más claramente que el celibato, más que una renuncia, es un regalo, más que indigencia, es riqueza. Entonces entiende que es enteramente comprendido y protegido por Dios, en quien puede confiar y contarle todo lo que le sucede. Sí, una vida con Cristo es la felicidad más grande que se puede desear. Un benedictino alemán señala:
"¿Dónde me siento a gusto? ¿Allí donde me he establecido? ¿Allí donde hay seres queridos, con los que puedo platicar? ¿O me siento a gusto con Dios? Viviré bien el celibato si me siento feliz con Dios".



5. Dificultades

Tal "como todas las decisiones radicales y definitivas, que abraza la existencia total del hombre, el celibato es un vínculo de amor arduo y difícil" No podemos ignorar ingenuamente las exigencias del celibato frente a la tendencia natural del ser humano. Por el contrario, para que la entrega a Dios conduzca a una vida plena y feliz, es absolutamente necesario aceptar, con realismo, la existencia de posibles dificultades y encararlas.

La renuncia por amor a Dios, a la extraordinaria comunidad de amor que es el matrimonio, significa renunciar a una profunda fuente de felicidad y también a una ayuda natural recíproca, en el camino de la unión con Dios. El auténtico amor a una persona (en el plano natural) es el medio más eficaz para vencer el egoísmo y las pasiones desordenadas. Este amor hace al corazón suave, blando y comprensivo, enseña a ser generoso y capaz de comprender. Cuando se renuncia a un amor humano, puede sentirse uno rechazado, y dentro del corazón puede haber un vacío, con el cual nos debemos enfrentar seriamente. Este vacío sólo puede llenarse si se acepta el celibato como una oportunidad para vivir muy enamorados de Cristo. ¡Si Cristo llena el corazón, vencemos radicalmente la soledad! Pero si esto no ocurre, la persona puede convertirse en estrafalaria, amargada, puede enfriarse su corazón y volverse agrio su carácter. También puede suceder que se ahogue en un vaso de agua por cualquier pequeñez y llene el vacío del corazón con ambiciones mezquinas, por ejm. el celo por dominar a los demás, o esforzarse por tener éxito a toda costa, por ganar dinero y lograr el aplauso de los demás. Esto es algo que muchas veces da pie a las críticas de quienes observan el celibato "desde fuera" (son los llamados "observadores imparciales"). El celibato se hace incomprensible tan pronto Cristo deja de ser el modelo.

Asimismo, hay que contar siempre con el hecho de que, aunque la renuncia al matrimonio haya sido un acto gozoso, no significa que sus consecuencias, a lo largo de la vida, no puedan llegar a ser una pesada carga. La rutina puede insensibilizar o endurecer el corazón, el trabajo cotidiano puede cansar...
Existe siempre el peligro de caer en aquello que por amor de Dios se ha dejado, en una especie de anquilosamiento o amargura internos. Precisamente en el periodo llamado "midlife" -con razón se le denomina "la segunda conversión"- la persona puede ser dominada por la apatía, el tedio y el hastío. Algunos se muestran entonces desilusionados, experimentan su debilidad y no quieren o no pueden atreverse a emprender una empresa de envergadura, a iniciar "algo grande". La decepción se generaliza y, con frecuencia encuentra su expresión en el afán de criticar, en estar de mal genio, en refunfuñar. El corazón guarda entonces rencor o resentimiento, se da fácilmente a las habladurías, a los chismes o bien se entrega al activismo y al ajetreo sin sentido, cae en la indiferencia, se vuelve insensible. Así, puede suceder que el celibato retrase el proceso de maduración psíquica o lo bloquee completamente. Sin embargo, una persona normal tratará una y otra vez, de vivir de su fe y vencer todos estos obstáculos que se oponen a una gozosa entrega a Dios, que en el celibato es verdadero diálogo de enamorados.

¡Ciertamente hay casos trágicos! No obstante, el celibato en sí es tan poco responsable de un eventual endurecimiento del corazón, como el matrimonio constituye una garantía de que ello no ocurrirá. ¿No conocemos muchos hombres y mujeres casados, lamentablemente dominados por el egoísmo, cuyos corazones se han enfriado y parece que les faltara la alegría, que están con frecuencia de malhumor y son estrechos de miras, de "criterio corto"? También el amor humano y la vida sexual pueden llegar a frustrar, sobre todo porque en ellos, se experimentan los límites y la relatividad de la unión. Ansiamos lo infinito, lo eterno y lo absoluto y no lo podemos alcanzar en esta vida. Tarde o temprano, el ser humano llega a un cierto punto, en que su deseo de unión no logra ser satisfecho. No obstante, ello no significa de ninguna manera que las personas unidas en matrimonio no puedan ser cada día más felices.



6. La lucha es imprescindible

Es una verdad de perogrullo: siempre que se intenta alcanzar bienes altos, es necesario luchar. Luchar contra el peligro de la insensibilización, contra la apatía, la negligencia y la abulia y, también contra el desorden en la vida de los sentidos. Esa lucha es necesaria en cada matrimonio y, para quien se ha decidido por el celibato, es también importantísima.

Somos tanto cuerpo como alma y todas nuestras actividades espirituales se encuentran profundamente unidas a nuestra vida sensible. Además, nuestra naturaleza humana está debilitada por el pecado. Oponerse a la realidad y pretender contradecir los movimientos de la naturaleza, resulta del todo inútil. Una empresa con este fin conduciría únicamente a la rigidez de un estoicismo inhumano. Sería igualmente erróneo ceder ante todos los deseos y olvidar la realidad que verdaderamente se vive. Lo más conveniente es aceptarse como uno es. Se necesita sinceridad para reconocer sus sentimientos y no ocultarlos o simplemente reprimirlos; ello sólo conduciría a una actitud convulsiva. Frente al propio comportamiento, hay que sacar consecuencias, es necesario ser prudente y estar alerta: alejarse cuanto antes de la persona por la cual tenemos sentimientos que se oponen a nuestro compromiso de amor con Dios.

No nos puede asustar lo que la tradición cristiana ha denominado comúnmente ascética, lucha interior o dominio de sí mismo. Para muchas personas éstos son términos extraños, hasta incómodos. Tal vez su recto significado fue tergiversado en el pasado, y se llegó a exageraciones. La lucha ascética es rechazada por amplios sectores de nuestra sociedad. Este mismo rechazo es, en muchos casos, el verdadero responsable del fracaso de algunas vidas célibes. No se trata de que, debido a las exageraciones del pasado, se renuncie a todo tipo de vida ascética; más bien, ésta debe ser fundada y puesta en práctica en forma inteligente, prudente y oportuna. Una conocida religiosa alemana explica con claridad que el dominio de sí mismo "se tiene que lograr por amor al Señor, sin miedo, con un amor confiado, con una gran libertad y con un corazón generoso".
La ascética conduce al encuentro con Dios; a través de ella no se busca la propia perfección, sino que su objetivo es el amor de Dios. Hay que tener bien claro que no se trata de "no hacer nada malo" y de no caer jamás. Hay que tener el valor de levantarse una y otra vez. Dios nos es más suave y más grato cuando elevamos a El nuestro corazón dolorido, que cuando pretendemos mostrarle todos nuestros logros ascéticos y nuestra impecabilidad moral.

A lo largo de nuestra vida, podemos experimentar etapas de oscuridad y sufrir decepciones. La estabilidad emocional y la madurez espiritual son bienes cuyo desarrollo no es lineal o ininterrumpido; por el contrario, generalmente se alcanzan a través de pocas o muchas situaciones de crisis. Sin embargo, una crisis no es una catástrofe. Hay que descubrir las posibilidades que se esconden detrás de cada situación difícil. Luego de una prueba y mediante ella, el amor se hace más maduro y más profundo. Con el tiempo y después de cada "tempestad", el amor y el deseo de darse a los demás pueden renovarse, purificarse y crecer. Para ello, es imprescindible comprender bien lo que se ha vivido en esa temporada, no huir, no distraerse, no engañarse con un posible "cambio de compañera o compañero", pues en realidad, lo único que hay que cambiar es el propio yo.

Para superar una crisis es necesario "volver", "retornar" al momento en que iniciamos la unión, entonces, podemos renovar ese compromiso de amor; decir, de todo corazón, nuevamente, que sí. El filósofo Dietrich von Hildebrand aclara, con acierto: "Ahora bien, ese volver al momento inicial en que Dios tocó lo más profundo de nuestra alma, es lo esencial de toda renovación que no se puede confundir con un retornar con todos los detalles al comienzo. Es un volver no necesariamente al escenario original; pero sí al entusiasmo, al ardor y al celo iniciales". No puedo negar el conocimiento y la experiencia que he recogido en el camino de la vida. Si reitero el "sí" original, lo hago a conciencia y, si cabe, más libre que la primera vez, con el entusiasmo de la juventud y la madurez que dan los años. Con el paso del tiempo, amamos cada vez más, porque queremos amar y estamos también más dispuestos a sacrificarnos por quien amamos.


Las posibilidades de maduración de un ser humano -hombre o mujer, soltero o casado- son tan grandes como el amor del que vive. Si una persona se preocupa sólo de sí misma y de su prestigio (de lo que digan los demás), se convierte en un ser interiormente pobre, abúlico, de corto criterio y estrecho de miras. El obstáculo decisivo para lograr una personalidad armónica y, en definitiva, vivir feliz, es el egocentrismo, el carácter agarrotado, la relación neurótica hacia el mundo y hacia quienes nos rodean. Quien ha escogido el celibato tiene que aprender siempre, en una dimensión más profunda, el desprendimiento cristiano. Tenemos que mirar, una y otra vez, a Aquél por quien nos hemos decidido. En otras palabras, debemos estar dispuestos a separarnos cada vez más de los bienes terrenos, especialmente, de aquellos propios de lo que la gente denomina "una vida tranquila", en que todo está ordenado y predeterminado. Primero, se debe luchar contra las faltas e imperfecciones, por ejm., contra pequeñas competencias con otras personas, contra la envidia, el sentimiento de alegría por el mal ajeno, una exagerada susceptibilidad, pensar únicamente en la carrera, en fin. De esta manera, el corazón se vuelve cada vez más puro y es más libre para amar a Dios.

No siempre es necesario que la voluntad y la vida de los sentidos vayan unidas. Ello se realizará definitiva y totalmente sólo en el Cielo. No obstante, se puede decir, sin exagerar, que en el caso de muchas personas que se han decidido por el celibato, ello se realiza ya en la tierra. Efectivamente, esas personas no aman a Dios solamente porque han tomado la noble decisión de hacerlo, sino que lo aman con toda la fuerza de su corazón. ¡Están felices de amarlo! Este mismo amor puede conducir algunas veces a combatir ciertos sentimientos y deseos del corazón. Es el caso de Abraham, al declararse dispuesto a sacrificar a su hijo. Dietrich von Hildebrand describe magistralmente lo ocurrido: "Abraham, al escuchar que Dios le mandaba sacrificar a su hijo Isaac, tuvo que responder ¡sí! con su voluntad. Pero su corazón tenía que sangrar y responder con la tristeza más grande. Su obediencia al precepto no habría sido más perfecta si su corazón hubiera reaccionado con alegría. Al contrario, se hubiera tratado de una actividad monstruosa. Según la voluntad de Dios, el sacrificio de su hijo requería una respuesta del corazón de Abraham: la del dolor más profundo." Algo parecido padeció Cristo en el monte de los olivos; claro que hay que tener en cuenta la infinita distancia entre Abraham y el Hijo de Dios.

¿Qué consecuencias tiene todo esto para nuestra vida? Tanto en el matrimonio, como en el celibato, todos tenemos que sacrificar algo por un amor más alto.
Hacemos algunos sacrificios para ser fieles a aquél a quien un día nos entregamos voluntariamente. Pienso que el profundizar en la pasión del Señor puede ayudar a superar las tentaciones o, en general, las dificultades en el ámbito afectivo. Si las inspiraciones divinas, lo que Dios nos pide, sólo nos causaran felicidad, si nunca sufriéramos contradicción entre los deseos del corazón y la decisión de nuestra voluntad, entonces, deberíamos preguntarnos si nuestra vida de fe es realmente viva. ¡Tal vez seguimos a Cristo de muy lejos! De tan lejos, que no experimentamos ni rastro de su cruz.

Por el contrario, si nos asombramos de que al seguir a Cristo nos encontramos con su cruz y, más aún, nos quejamos de ello, puede ser ésta también una señal de que no estamos aún lo suficientemente cerca del Señor. Arquer lo explica acertadamente: "Un cierto tono de queja... se encuentra... en contradicción con la esencia del amor. El amante acepta gustoso el sacrificio y no echa en cara al amado lo que él le manda. Desde el fondo de su ser, el célibe dice alegremente que sí a ese dolor, saluda la cruz que lo une con Cristo".

Ciertamente, el celibato es un regalo divino que lleva consigo la locura de la cruz. En este punto, hay que aclarar, eso sí, que lo que se ama no es la cruz, sino al Crucificado. Si queremos estar más cerca del Señor, ¡no podemos pretender tener las cosas mejor que él! El amor empuja hacia la expresión, hacia la objetivación de la entrega... Se alegra de sacrificarse por quien ama; ansía mostrarle que le ama sobre todas las cosas. La novia abandona la casa paterna, disuelve su comunidad de vida con aquéllos a los cuales hasta entonces pertenecía, de los que se rodeaba, para seguir al hombre que eligió por amor. Quien se ha decidio por Cristo tiene tanta más razón para entregarse de una manera aún más radical.



7. El amor divino y el amor humano

En el celibato y en el matrimonio pueden surgir dificultades y conflictos. Sin
duda, una cierta disposición a vencerse a sí mismo es necesaria cuando se quiere ser fiel toda la vida. Me he referido especialmente a este punto, porque hoy apenas se menciona. Sin embargo, no creo que la lucha ascética sea lo más importante. Un autor espiritual explica con gran claridad: "Si tienes corazón te puedes salvar. De eso se trata en nuestra vida interior, de que tenemos un corazón capaz de amar, que se deja maravillar, pletórico de anhelos, de cariño, con ansias de entrega." Y para modelar el corazón de ese modo, no alcanzan nuestras fuerzas, simplemente no llegamos. Felizmente, podemos esperar una ayuda muy grande de Dios y de otras personas. Me gustaría referirme brevemente a este tema.

En ciertos ambientes, se acostumbra poner de relieve - no sin cierta fruición - todos los factores psicológicos que harían casi imposible la perseverancia en el celibato. Se olvida lo más importante: la gracia especial que Dios da a todo el que se le entrega, a quien confía en él. De esta manera, se falsea la situación objetiva. El amor infinito de Cristo permite mantener encendido el corazón y hace posible la estabilidad emocional. La gracia penetra hasta las capas más profundas del corazón y les da su calor, las "acrisola". La gracia conduce a la persona hacia el radio de acción divina, la coge en su amor. "El, que llama al alma, la llenará consigo mismo, si el alma sigue su llamada." De nosotros espera Dios un mínimo de disposición, de abrirse siempre a su amor. Lo dice claramente el salmista: "Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón" (Ps 94, 7-8).

En otro orden de cosas, nuestro corazón anhela dar y recibir amor humano. Algunas corrientes espiritualistas han intentado negarlo. Tal vez esta sea la
razón por la cual, algunas personas célibes carecen de naturalidad, parecen contraídas y consideran sus compromisos religiosos como una pesada carga. Una vida espiritual sana será normalmente posible cuando se vive en un ambiente amable, cuando se mantienen buenas relaciones con los demás. Creo que no debemos tener miedo al amor humano. Si la vida afectiva se encuentra fundada en Cristo y está empapada de su gracia (y si estamos dispuestos a luchar), entonces el amor humano es, para nosotros, una gran ayuda en el camino hacia Dios. El amor humano no es sólo el amor matrimonial, sino que tiene también otras formas. Para aquellos llamados al celibato cristiano, me parece que la amistad tiene una significación muy importante. Junto al amor de Dios, el amor de amistad hacia una persona, especialmente si está animada por el mismo ideal, puede ayudar a permanecer en el camino iniciado y contribuir a que se avance más rápidamente.

En la tradición cristiana, el valor de la amistad ha sido muchas veces elogiado. San Agustín observa incluso: "Sin un amigo, nada en el mundo nos parece amable." Luego de su conversión, este gran Padre de la Iglesia se sentía confirmado, animado y alentado por sus amigos, a realizar grandes empresas. Si alguien tiene a su lado personas a quienes quiere y en quienes tiene confianza, entonces todo parece más fácil. Si esas personas siguen, incondicionalmente y cueste lo que cueste, el mismo camino, si se esfuerzan por seguirlo (o por lo menos lo entienden bien) entonces suele ocurrir que la amistad anima y no es un obstáculo
para avanzar.

La amistad es un bien muy alto que - me parece - pertenece al verdadero amor cristiano. En una de las afirmaciones centrales del Evangelio, Cristo dice a sus discípulos: "Os he llamado amigos" (Io 15, 15). Podemos y debemos hacer amistad con Dios y con los hombres. Sobre esto, creo que tenemos claro que, en lo relativo a las amistades entre hombres y mujeres, debemos ser muy prudentes y sinceros, ante Dios y ante uno mismo.

Estar cerca de Jesucristo no significa de ninguna manera despreciar, ni menospreciar el amor humano. Una actitud así verdaderamente endurecería el corazón. Por el contrario, Dietrich von Hildebrand se refiere a los efectos de la cercanía de Cristo: "El corazón se hace incomparablemente más sensitivo y ardiente, y queda dotado con una afectividad inaudita. Al mismo tiempo está purificado de toda afectividad ilegítima." Quien realmente ama a Dios, no necesita tener ningún miedo a "apegarse" a las criaturas. El conocido filósofo anglicano C. S. Lewis señala que, únicamente si amamos muy poco a Dios, existe el peligro de que los hombres amen, por así decirlo, "al margen de Dios", con un amor de idolatría. Lewis se refiere a aquellos que por motivos religiosos, más bien pseudoreligiosos, intentan reprimir sus sentimientos, para evitar todo tipo de enredos. "Creo - señala Lewis - que los amores más ilícitos y desordenados son menos contrarios a la voluntad de Dios que una falta de amor consentida, con la que uno se protege a sí mismo... Es probable que sea imposible amar a un ser humano simplemente demasiado. Podemos amarlo demasiado ¡en proporción! a nuestro amor por Dios; pero es la pequeñez de nuestro amor a Dios, no la magnitud de nuestro amor por el hombre, lo que constituye lo desordenado." El celibato cristiano no conduce a la soledad, al aislamiento. Cuando comprendemos bien lo que Dios quiere de nosotros y cuando somos dóciles a su gracia, podemos amar apasionadamente a Dios y a los hombres y nos dejamos, gustosamente, amar por ellos.



8. Conclusión

Para terminar, quiero destacar una vez más: el celibato es un camino que lleva a la vida plena que Cristo nos ha prometido. El celibato exige - tal como el matrimonio - mucha vitalidad, pues requiere que la motivación original, con que se inició la entrega personal, siga viva durante toda la vida. Ello solamente es posible con una auténtica vida de oración. Sólo en el diálogo con Dios mismo, se puede comprender el verdadero sentido del celibato. Únicamente el trato con Jesucristo puede llenar el vacío del corazón. Sólo cuando se experimenta la cruz, el Señor puede curar nuestra naturaleza herida.

En la medida en que el hombre se entregue más a Dios, más se entregará a las demás personas, será más capaz de amar. El celibato "por el reino de los Cielos" - precisamente porque se funda en la negación de sí mismo, porque es una entrega generosa - forja una personalidad con una capacidad muy grande de dar, de brindar amistad. El grado de su entrega y de su cariño dependen de cuán vivo sea el amor de Dios. La cercanía a Cristo, la confianza absoluta con El, hacen de la persona un "master" en amor, también en amor matrimonial, pues la persona realiza, en su vida, aquello de lo que el matrimonio es sólo un símbolo: el amor esponsal con Cristo.

Sólo una palabra antes de acabar. La más perfecta unión con Cristo no está unida, por naturaleza, a ninguna forma de vida. Es un rasgo característico, propio de los santos y, como tal, asequible tanto a los casados, como a los solteros. En definitiva, lo único que importa es que cada uno descubra cuál es su camino y lo siga fielmente, teniendo la seguridad que Dios lo ha llamado personalmente por ese camino, desde toda la eternidad.

Jutta Burggraf


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PD: Desde hoy hasta fin de año trabajaré entre 12 y 16 horas diarias dependiendo del día así que no podré participar en el foro. Feliz Navidad a todos
 
De nuevo L. F. Nos larga un mamotreto de propaganda romanista.
La señora, señorita o sor Jutta Burggraf No tuvo en cuenta que Jesucristo no tuvo ningún inconveniente en escoger a apóstoles casados. (Entre ellos a Pedro)
Claro que el papa que lo inventó sabe más.
 
Originalmente enviado por: Bart

Pues que prohíben casarse, casarse no es pecado montanrselo con niños sí, además de delito, la doble moral.

Bart






Bart es miembro activo de iglesia.net y receptor de "Medicina Divina"



:burla:


Como siempre, don Luis, nada más trae excusas para las barbaridades romanistas, culpables de los pecados sexuales del clero...
 
He visto en este epígrafe mucha exageración respecto a lo terrible del celibato sacerdotal.
Me contaron una "anecdota" que ilustra que no es tan terrible como pretendeis.
En cierta ocasion (tambien se puede leer "érase una vez") que un obispo purpurado, en una de sus visitas "pastorales" la realizó a una de las parroquias mas pobres de su jurisdicción (léase tambien "Diócesis") El pobre párroco, que lo era de solemnidad, le mostró su hogar y su obispo-cardenal al ver que solo tenía una habitación con tambien una sola cama, preguntó al párroco. Dígame: he visto que tiene "mayordoma" si uno duerme en la cama, ¿donde duerme el otro?
Respuesta: Verá, Eminencia, con el frio que hace en esta comarca, no tenemos otro remedio que dormir ambos en la misma cama. Ahora bien, ¿veis la tabla que hay arrimada a la pared? Pues bien, antes de acostarnos la colocamos en medio y ya está.
Siendo así.... pero.... ¿Y si os asalta la tentación?.
No hay problema. Ella me ayuda a sacar la tabla.

¿Lo veis? No es tan terrible.
 
http://www.epos.nl/ecr/

Reflexión en voz alta de sacerdotes casados

Queridos hermanos de los que están “En la Calle Recta”: Yo quiero estar en ella, me considero estarlo con mucho AMOR, sin odios, sin resentimientos, sin rencores, por más que nuestra “Madre” (Iglesia Católica) nos haya ”formado” mal, creo que con buena intención, pero la Institución Jerárquica que la sometió desde hace dieciocho siglos, apoderándose en nombre de Constantino, de su fuente de vida, NOS QUITÓ EL ESPÍRITU SANTO palpitante en las ESCRITURAS, nos llenó de dogmas, moralinas y culto, nos encadenó con decretales, códigos e inquisiciones, y nos quitó la libertad que Dios nos dio, para manejarnos con maestría, con esos sutiles hilos como a marionetas, o ¡títeres!

Humildemente queremos una purificación. Así nos acercaremos al apremiante anhelo de Jesús: QUE TODOS SEAN UNO EN EL AMOR; que por la unión en el AMOR se conozca que somos de los suyos.

En La Calle Recta está en primera línea, que siguiendo las inspiraciones del Espíritu Santo, se deja mover por su impulso que brota palpitante desde las Sagradas y Santas Escrituras, el VERBO ETERNO de Nuestro Padre que, desde la admirable creación hasta nuestros días, nos hace vivir SU AMOR INFINITO en el HOMBRE NUEVO CRISTO JESÚS.

¡Qué alentador es saber que la mayor prueba de su RESURRECCIÓN no es ni la tumba vacía, ni el testimonio del ángel, ni el aserto de las mujeres, ni siquiera las apariciones a los apóstoles del mismísimo Jesús, sino estar convencidos que Él RESUCITÓ porque hoy ESTÁ PRESENTE Y VIVO EN CADA UNO DE LOS QUE CREEMOS EN ÉL. Cada uno es JESÚS QUE VIVE, como Él nos ha dado el ejemplo. Su ejemplo LIBERADOR que surge VIVO de las inspiraciones del N.T., nos impulsa a seguir LA LIBERACIÓN DE TODA OPRESIÓN. Dios no envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados PARA QUE VIVAMOS POR EL
(1 Jn. 4:9,10).

Miguel Ángel Broggi


La figura del SACERDOTE CASADO -que personalmente la vivo ya más de veinte años- siempre me produjo cierta extrañeza.

Hay en el Evangelio una frase que siempre me impresionó por la verdad espiritual que encierra y por la fineza de la observación sicológica: “Allí donde está tu tesoro, está también tu corazón”.

Todos los que pasamos por el seminario, especialmente influenciados por la Escuela Francesa, fueron estimulados a hacer del sacerdocio el gran tesoro de su vida. Es incomprensible que, al verse impedidos de ejercerlo o de continuar ejerciéndolo, por el casamiento, por ejemplo, se sienten verdaderamente DESORIENTADOS espiritual y síquicamente.

Quien, en cambio, fue iniciado en la vida cristiana colocando su tesoro en el puro y simple seguimiento del Evangelio, no se conmueve cuando por cualquier motivo, deba de cuestionar su sacerdocio o se vea obligado a abandonar su ministerio.

La Historia de la Iglesia es una especie de largometraje con innumerables ruinas de comunidades cristianas que en lugar de colocar su tesoro en el Evangelio, esto es, en la práctica teologal de la FE, de la Esperanza y de la Caridad, se aferraron a los ritos, a las leyes o a las disciplinas, forzosamente vinculadas a las civilizaciones, reinos y culturas pasajeros. Brillaron a su tiempo, en su época, pero terminaron envejeciendo y trasformándose en ruinas.

La exaltación del sacerdocio, al punto de colocarlo en el centro de la Iglesia y de la vida cristiana, es una de esas ruinas: en este mismo escenario, el sacerdote casado se transforma en una subruina.

Mi esperanza es que, para los que ejercimos el ministerio sacerdotal en un pasado, la “reducción” a la vida seglar, sea de hecho un CAMINO DE LIBERACIÓN escogido por Dios para purificarnos del apego al poder, al prestigio y a nosotros mismos, y ayudarnos a poner nuestro corazón en el AMOR que no pasa nunca.

F. A. Catâo


Comentario ECR:
Sentimos sincera admiración por las conclusiones a las que estos dos sacerdotes casados han llegado desde su propia experiencia en el ejercicio de su ministerio. Sabemos que no es fácil llegar a esa conclusión. Pues, no debemos olvidar que la imagen, que ellos tienen del Evangelio y de los que por la fe aceptan el Evangelio, está distorsionada por la propia dogmática de la Iglesia Papal. Esta se cubre del manto de la infalibilidad y de su principio: que fuera de la iglesia romano-católica no hay salvación, y así, es casi imposible que alguien, que fue formado y consagrado en esos principios, pueda romper esas cadenas, que violentan constantemente la propia conciencia y hacen un vacío en el corazón a la verdadera Palabra de Dios.

Sólo, cuando estos hombres, sin complejos y con decisión, se lanzan en la búsqueda de la verdad del Evangelio, descubren el fiasco, en el que se encuentran atrapados por obra y gracia del magisterio eclesiástico. Que en vez de darles el pan de vida de la Palabra de Dios, les han estado suministrando sucedáneos religiosos, que alimentan el poder y los privilegios clericales sobre los que se asienta el Papado.

Estos sacerdotes al romper con los temas tabú del sacerdocio, comprueban que la costumbre religiosa que les había sido enseñada a practicar, no era la VIDA que CRISTO nos presenta en Su Evangelio. Porque esa religión basa toda su estructura principal sobre el compromiso del hombre y sus aportaciones, sin embargo el Evangelio se fundamenta en el compromiso de Dios y la obra personal de Cristo. No se trata, pues, de imitar lo que Cristo ha hecho, sino de vivir por Cristo y en Cristo. Como dice el apóstol Pablo: “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones” (Efesios 3:17), y el mismo Jesús nos lo advierte: “El que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Uno de los errores más perniciosos, que nos ha enseñado nuestra “madre la iglesia católica”, es el hacernos creer que permanecer en ella era lo mismo que permanecer en Cristo, y que separados de ella NADA podíamos hacer, porque fuera de la iglesia no hay salvación.

Pero Jesús no dice eso. Él habla de una relación personal entre Él mismo y todo el que le acepta como su Salvador. Él es la vid verdadera que da la vida y la sabia necesaria a los pámpanos que están unidos a Él, para que lleven frutos sabrosos madurados por el poder del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia etc. (Gálatas 5:22).

El Señor le dice a sus discípulos que seréis mis testigos. Pero, qué testigos somos nosotros, si Cristo mismo no vive en nosotros RESUCITADO y VICTORIOSO sobre el pecado.
La historia del cristianismo está llena de personajes que, al margen del Evangelio, han pretendido trazar un camino de perfección hacia lo alto, que por un tiempo tuvieron cierta apariencia de “piedad y santidad”, pero que al final terminaron en una profunda ruina religiosa, la cual muchos tratan de conservar en su memoria histórico-religiosa.

Esto ha sucedido porque al hombre siempre le parecen más atinados sus pensamientos religiosos que aceptar con plena certidumbre de fe la obra salvadora, que Cristo realiza en todo aquel que cree en Él. Pero los pensamientos de Dios no son los pensamientos del hombre, ni los caminos del hombre son los caminos de Dios (Isaías 55:8).

Así también el testimonio de Dios es claro e inequívoco: ”Y este es el testimonio de Dios: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11,12).

“Esta vida está en Su Hijo”: no es propiedad de ninguna iglesia ni de ningún otro hombre, sino de Cristo Jesús. Por lo tanto es faltar a la verdad, cuando un principio doctrinal afirma que fuera de la iglesia - como afirma la iglesia católica- no hay salvación. Es de urgente necesidad rectificar, porque el estar en una iglesia no te da garantía ninguna, si no tienes a Cristo, “porque el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.

Fco. Rodríguez

En la Calle Recta
http://www.epos.nl/ecr/
 
Re: EL TERRIBLE CELIBATO SACERDOTAL

http://old.clarin.com/diario/2004/01/20/um/m-694853.htm

Martes 20 de enero de 2004 Año VII N° 2850

13:17 | TENIA PEDIDO DE CAPTURA INTERNACIONAL

Detienen a un sacerdote acusado de abusar sexualmente de tres chicos en Pilar

El cura Mario Napoleón Sasso, que tenía captura internacional tras ser denunciado por un abuso sexual contra cinco chicas en una capilla de Pilar, fue detenido esta mañana en un peaje de la autopista Panamericana.

Los hechos de los que se acusa al cura se habrían producido en una capilla del barrio La Lonja de la localidad bonaerense de Pilar entre mediados de 2002 y julio de 2003, y fueron puestos en conocimiento de la Justicia por una colaboradora de Sasso.

Las víctimas, cinco niñas de 12 años y de condición muy humilde, concurrían a la capilla para pedir comida.

La detención del cura ocurrió pasadas las 11 en el peaje del ramal Pilar, de la Autopista Panamericana, cuando fue interceptado por personal de la Delegación de Investigaciones (DDI) de San Isidro.

El sacerdote se había rapado la cabeza y quitado la barba que usó durante años.

La Policía lo atrapó debido a que se había localizado su teléfono celular y era seguido desde que volvió al país desde el Paraguay, donde se ocultó mientras lo buscaban a raíz de un pedido de captura internacional.