Re: El Talmud, su mensaje y la verdad sobre él
Siguiendo el tema, aquí les doy la parte 3 del tema sobre la Introducción al Talmud.
Temática del Talmud
parte 3
Es de esta forma, que el Talmud llega a tocar una gran variedad de temas, desde los más sencillos hasta los más difíciles; desde los más materiales hasta los más espirituales.
Si damos un vistazo al Talmud, nos mostrará una obra que nos ayuda a comprender los eventos históricos de los primeros siglos de la Iglesia y su caída, pero además también podemos llegar a comprender temas doctrinales y espirituales del Nuevo Testamento, gracias a que esos temas discutidos por Jesús y Pablo se han preservado de diferentes formas durante los siglos en la recopilación del Talmud y otra literatura rabínica.
En la Talmud podemos ver como se refleja la vida cotidiana y las enseñanzas de la Iglesia del primer siglo, el bautismo, el partimiento del pan, y la formación de los primeros creyentes, tal y como lo vemos en el libro de los Hechos.
Textos como: "debes saber ante Quien estás de pie"; o "que dirija su corazón hacia su Padre Celestial" (Tratado Brajot 28b y 30a), nos dan una pequeña muestra de las enseñanzas sobre el concepto judío de la oración, que nosotros vemos reflejado también incluso casi de una forma literal en las palabras de Yeshua.
Una de las enseñanzas de Pablo: “
Dad gracias en todo...” (I Tesalonicenses 5:18), la podemos encontrar de forma paralela en el Talmud: “Dijo Rabí Huna en nombre de Rav, y éste en nombre de Rabí Meir, y así había enseñado Rabí Akivá: Tenemos que adquirir el hábito de proclamar siempre ‘
Todo lo que hace el misericordioso, lo hace para bien’” (Tratado Brajot 60b).
Entre otros temas que el Talmud enseña, podemos enumerar de una forma muy resumida los siguientes:
1. La Creencia en Dios Uno:
“Escucha Israel... el Señor es Uno... El Santo bendito sea dijo a Israel: Hijos míos, todo lo que he creado en el universo lo hice por parejas – cielo y tierra, sol y luna, Adán y Eva, este mundo y el venidero, pero Yo Soy el Uno y Único en el Universo” (Devarim Rabá 2:31).
Una de las bases y enseñanzas con las que comienza la Mishná de Brajot, es sobre la oración de la Shemá (Escha Oh Israel..., Deut. 6), la mishná discute el tiempo en que se debe recitar la Shemá, y como este simple acto establece de forma pública y en privado la creencia de la Unidad de Dios, la recitación de la Shemá, es una proclamación del mundo, de que el Dios de Israel, es el Dios del Universo y no hay otro fuera de Él. La creencia de Dios es Uno encuentra su expresión en la negación de cualquier otra deidad, o en el lenguaje rabínico “avodá zará” (servicio extraño, idolatría), y esto se dice sobre cualquier clase de adoración que no es calificada como “servicio”, es decir, “servicio al Seño’r”, es por esta razón que la idolatría o cualquier servicio fuera del “servicio santo” es considerado como idolatría. El rechazo a la idolatría, y la representación de dioses con sus estatuas vino a ser la herencia del pueblo judío ya desde los días de los Hasmoneos, pero incluso en los siglos II y III de nuestra era, para los sabios del Talmud la simple representación de un símbolo por medio de una imagen se consideraba idolatría.
Uno de los temas que va entrelazado en el Talmud con la creencia en el Dios Uno es la fe en Él: “Rabí Eleazar... decía: quien tenga pan en su canasta, y dice: ‘¿Qué comeré mañana?’, evidentemente es uno de aquellos que tiene poca fe” (Sotá 48b), sobre este mismo tema podemos ver otro pasaje: “Estas son personas que creen en el Santo Uno, bendito sea Él” (Taanit 8ª).
2. El Reino de los Cielos:
“Según Bar Kapára, el pasaje que resume lo esencial de la Torá es este verso: Reconócele en todos tus caminos y Él allanará tus senderos”(Tratado Brajot 63ª).
Uno de los temas en el Talmud que refleja cuál debe ser el fruto del arrepentimiento, se refiere a la aceptación del yugo del Reino de los Cielos, y encuentra su expresión en el temor (reverencia) y amor del Señor. Según el Talmud para que una persona pueda recibir sobre él el cumplimiento de los preceptos, primero debe aceptar el yugo de los Cielos, es decir, reconocer la autoridad del Eterno.
“‘No tendrás otros dioses fuera de Mí’: ¿Por qué comienza así? Porque la Escritura dice ‘Yo Soy el Señor tu Dios’. Esto se compara a un rey que entró a una provincia. Le dijeron sus sirvientes: “Impone decretos sobre el pueblo”. Él les contestó: “¡No!, cuando ellos acepten mi soberanía, yo les impondré decretos; porque si ellos no aceptan mi soberanía, ellos tampoco aceptarán mis decretos” (Mejilta de Rabí Ishmael).
La aceptación del yugo o el Reino de los Cielos, significa tener el conocimiento de que Dios es Uno y Único, y ser testigos de que no hay otro fuera de Él. El texto de “Escucha oh Israel” (la Shemá), es considerado en la exégesis del Talmud como “una sección que contiene la aceptación del Reino de los Cielos, mientras que la idolatría es disminuida en esto”.
Es gracias al amor y temor al Eterno que según el Talmud se puede conocer y aceptar el Reino de los Cielos, sobre este temor los Sabios dicen: “¿Es el temor del Cielo algo pequeño? Rabí Hanina dice en nombre de Rabí Simón bar Yojai: El Santo Uno, bendito es Él, no tiene nada en su tesoro fuera de un tesoro de temor del Cielo, como está escrito: “... y el temor del SEÑO’R es su tesoro” (Is. 33:6).
3. El poder del arrepentimiento:
“Dijo Rabí Yitzjak: Aquel que peca en secreto es como
si alejara de sí la Shejiná” (Tratado Kidushim 31a).
El término de ‘teshuvá’ (arrepentimiento), fue dictado por los Sabios del Talmud, pero el concepto y su significado es uno de los pilares de los principios de la Biblia. Según el Talmud, el arrepentimiento a veces quita el pecado, pero no el castigo, como en el caso de David (II Sa. 12:7-17; 21:10-17), pero también lo puede suspender, como en el caso de Ahav (I Re. 21:27-29).
El Amorá, “Rabí Fineas dijo: Está escrito: ‘Bueno y recto es el SEÑO’R; por tanto Él enseñará a los pecadores el camino’ (Salmos 25:8). ¿Por qué Él es bueno? Porque Él es recto. Le preguntaron a la Torá: “¿Cuál es el castigo del pecador?”, esta respondió: “Dejen que traiga un sacrificio y él obtendrá expiación”. Se le preguntó a la Profecía: “¿Cuál es el castigo del pecador?”, esta respondió: “El alma que pecare esta morirá” (Ez. 28:4). Se le preguntó a David: “¿Cuál es el castigo del pecador?”, él respondió: “¡Sean consumidos de la tierra los pecadores!... ” (Sal. 104:35). Se le preguntó a la Sabiduría: “¿Cuál es el castigo del pecador?”, ella respondió: “El mal persigue a los pecadores...” (Prov. 13:21). Se le preguntó al Santo Uno, bendito sea Él: “¿Cuál es el castigo del pecador?”, Él respondió: “Dejen que se arrepienta y yo lo aceptaré”, como está escrito: ‘Bueno y recto es el SEÑO’R’” (Tratado Brajot 2).
A diferencia de la severidad de otras religiones y la idea del mismo hombre, este texto del Talmud, nos quiere enseñar la enorme misericordia del Eterno y el poder que hay en el arrepentimiento, que llega incluso a trascender a la expiación por medio de los sacrificios y la importancia de la retribución de la Torá.
Otro texto que nos muestra la misma idea es el siguiente: “Dice Rabí Pinjás bar Jamá, el sacerdote: el Santo Uno, bendito sea Él, no quiere condenar a ninguna persona, porque está escrito: “Yo no me complazco en la muerte del que muere”, ¿y en qué se complace Él?, en justificar a Sus criaturas. Conoce que es así, porque cuando las personas pecan y lo hacen enfadar y Él está enojado con ellos, ¿qué hace el Santo Uno, bendito sea Él? Él va buscando un abogado para que los defienda, y Él abre un camino ante el consejo para su defensa....” (Tratado Kidushim 39b). Debo decir que este texto, contiene toda la esencia del Evangelio, a pesar de ser un dicho que no habla de él directamente.
4. El Estatus de la mujer:
Decía Rabí Yaacov: “Aquel que no tiene esposa está sin bien,
sin ayuda, sin alegría, sin bendición, y sin expiación”(Bereshit Rabá 17:2).
Uno de las temas que es mal interpretado por muchos cristianos y que al mismo tiempo es uno de los que menos conocen es sobre el estatus de la mujer en la sociedad judía, del cual piensan que la posición de ella se encuentra muy por debajo del hombre, cuando en realidad nosotros podemos ver en el Talmud que es lo contrario, y que también refleja al mismo tiempo que en ciertos sectores del cristianismo la mujer es denigrada.
Las leyes talmúdicas eximen a la mujer de muchas formas, por ejemplo, la mujer es eximida de cumplir aquellos mandamientos que se deben cumplir en un tiempo fijo del día o del año, como la vestimenta de los tzitzit (flecos), colocarse las tefilín (filacterias), recitar la oración de la Shemá, tocar el shofar (cuerno), construir una sucá (cabaña o tabernáculo), y subir a Jerusalén en peregrinación. Además ellas están exentas de ocupar cargos públicos, e incluso de estudiar Torá.
Muchos piensan que a raíz de estas restricciones se crea una casta inferior y relega a la mujer a tener un rol marginado en la sociedad judía. Pero contrariamente, ellas hacen sentir su influencia en diferentes esferas y actividades no solamente como esposas y madres, sino también en aquellos campos que son exclusivamente para los varones.
Si vemos el contexto de estas regulaciones sobre la mujer, nos daremos cuenta que tienen una razón que buscan su bienestar, por ejemplo, no se exenta a una mujer del estudio porque los Sabios pensaban que ellas no tenían la capacidad intelectual para estudiar. Sino todo lo contrario, ellos creían que la mujer tiene un gran entendimiento e inteligencia que los mismos hombres no tienen. Es cierto que Rabí Eliézer le dijo a una mujer conversa “no hay sabiduría en una mujer excepto en la rueca”, pero por otro lado Ben Azai tenía la convicción de que cada hombre debía enseñar a su hija Torá, incluso vemos como le contestan los sabios a un arrogante discípulo: “Incluso Beruyá, quien una vez estudió 300 leyes de 300 tanaim en un día, estudió por más tiempo este texto. ¿Qué te hace pensar que tú puedes estudiar más rápida que ella?”. Beruyá, la mujer de Rabí Meir y la hija de un prominente sabio, fue una de los más brillantes estudiosos (porque eran varones todos) de la época, y de hecho tomó parte en muchas discusiones halájicas, y lo que es todavía más increíble, la opinión de esta mujer, tiene más autoridad sobre la opinión de los sabios de aquella época en muchos casos, muestra de esto es el dicho “los Patriarcas fueron inferiores a las Matriarcas en profecía”.
El respeto y admiración hacia la mujer es tan grande en el Talmud, que incluso se prohibió leer poesía griega y sofista, porque allí se ve a la mujer como “un ornamento del sexo”. Así que, podemos ver que en el Talmud no se trata a la mujer como un criatura inferior, e incluso se dice que “el Santo Uno, bendito sea Él, hace una promesa mayor para el futuro a las mujeres que a los hombres”. La distinción entre sexos está basada en una división fundamental de roles, que se ven separados, pero al mismo tiempo son iguales.
5. Ética y la Ley Judía (Derecho Hebreo):
“Si tu vecino te invita a comer lentejas, invítale tú con carne.
¿Por qué? Porque él fue el primero en invitarte” (Bereshit Rabá 38:3).
En diferentes sociedades, él código de leyes no toma en cuenta los valores morales, pero en el Derecho Hebreo, muchas de las leyes dictadas por los rabinos contienen elementos morales.
En la discusión talmúdica de por qué el Segundo Templo fue destruido, cuando al mismo tiempo la sociedad judía tenía una vida impecable y estudiaban Torá, los Sabios comentan que “Jerusalén fue destruida solo porque la Ley de la Torá fue entregada allí”. Esta declaración tan severa, se refiere a que la gente de Jerusalén fue castigada porque ellos juzgaron solo según la parte rigurosa de la Torá y no demostraron indulgencia. Esto nos enseña que aunque muchas veces las leyes relacionan a todos los hombres, hay varias consideraciones que se deben tomar en cuenta a la hora de aplicar la ley, en ciertos casos con misericordia.
Varias de las leyes del código civil pertenecen a la responsabilidad moral, en casos donde una persona “está exento de la ley de los hombres y es culpable según la Ley Divina”, es decir, cuando el daño no tiene un pena legal según los tribunales, pero moralmente está obligado a compensar a su víctima.
Una de los textos en los que se refleja el derecho a la propiedad privada y se enfrenta a las obligaciones morales con la sociedad es el siguiente: “Aquel que dice: ‘Lo tuyo es mío, y lo mío es mío’ es un malvado; el que dice: ‘lo tuyo es tuyo y lo mío es tuyo’ es un hombre piadoso; el que dice: ‘lo mío es mío y lo tuyo es tuyo’ es la persona promedio, pero hay algunos que dicen que es la ley de Sodoma (crueldad)”, es decir, que existe tensión entre la visión de la ley ‘lo mío es mío y lo tuyo es tuyo’, y un ciego cumplimiento al código de leyes en cada evento, el cual es “la ley de Sodoma”.
En el código civil de ley hebrea, hay un concepto sobre la relación interpersonal de un hombre que actúa con tolerancia, según el Talmud, se dice que Dios le perdona todos sus pecados por su conducta. El hombre que se ajusta a la Ley y a su vez toma en cuenta la ética, es descrito así: “Aquellos que son insultados y no insultan; aquellos que escuchan su vergüenza pero no contestan, se conducen en amor y se alegran en su sufrimiento, de ellos está escrito: Aquellos que Lo aman, serán como el sol resplandeciente”.
6. El Mundo del Misticismo (Kabalá):
“Un sueño que no es interpretado es como una carta sin leer” (Tratado Brajot 55ª).
El Talmud es un espejo que nos muestra discusiones de los rabinos con sus discípulos en las academias de estudio, pero muchas de estas leyes, leyendas y declaraciones, no tienen un origen de carácter publico. Entre otros estos temas, habían varios que se discutían a “puertas cerradas” o en sesiones cerradas, como lo eran las genealogías de ciertas personas o los nombres y familias de matrimonios consumidos de una forma ilegal. Pero junto con estos temas de mucho cuidado, también había un mundo místico y misterioso, que fue desconocido por el público en general y transmitido solo a unos pocos de generación en generación.
Es así que está escrito: “uno no debe enseñar el Acto de la Creación a dos personas, o el Carro Divino (Ezequiel 1), a menos que él sea sabio y entienda por sí mismo”, es por esto que los temas parecidos a Ezequiel 1, eran enseñados por el rabino a un discípulo que él escogía según su capacidad, y en muchos casos, los rabinos no profundizaban en el tema. Se conoce muy poco sobre el misticismo y solo hay varios textos en unos cuantos tratados del Talmud que se refieren a los Sabios y los temas que enfrentaban, sin tener que dar una explicación satisfactoria sobre la naturaleza de los temas. Se sabe de varios libros sobre mística que se les atribuye a varios personajes del Talmud y la Mishná, pero la verdad es que no se puede afirmar con certeza que estos libros fueron escritos por tales autores.
Según las fuentes, los primeros en comenzar a relacionarse con el mundo de la mística son las escuelas de los profetas (“hijos de los profetas”, II Reyes 2), ellos sin duda alguna prepararon individuos para recibir el don de la profecía y poder interpretarlas con diferentes métodos para entender su significado. Estos grupos siguieron sus actividades todavía en la época del Segundo Templo, y grupos como los esenios fueron influenciados por estas enseñanzas secretas, es así que los estudios de mística hechos por los Sabios del Talmud tienen sus raíces en las escuelas de los profetas y han sobrevivido hasta nuestros días.
Según lo dicen las fuentes del misticismo, este está divido en dos partes: 1. El Acto de la Creación, 2. El Carro Divino (Ezequiel 1). El primero trata los temas sobre la formación del mundo y las primeras revelaciones Divinas. La segunda parte, se basa en la descripción del profeta Ezequiel sobre el Carro Divino, trata los temas sobre la relación entre el Eterno y el mundo, además se dice que contiene las semillas de la Kabalá practica, en el Talmud podemos ver diferentes rabinos que estudiaron de lleno el misticismo, así como también existieron otros que lo estudiaron como parte de sus estudios religiosos y están aquellos que también preferían evitar el tema, de estos últimos se puede decir que son un buen ejemplo a seguir por las personas que no conocen un tema.
Entre estas enseñanzas, estaban los significados de los nombres del Eterno, desde el período de la mishná (época de Esdras), el nombre del Eterno era pronunciado solamente en el Templo, y de la Traducción de los Setenta (Septuaginta), aprendemos que esta era un antigua costumbre, pero incluso el Nombre pronunciado en el Templo no es el que conocemos como el “Nombre explícito”, el cual era conocido por unos cuantos, sabemos incluso que el Nombre de las cuatro letras, a pesar de su santidad, no era el Nombre explícito, y que había un nombre compuesto de 12 letras, 42 letras e incluso uno de 72 letras. En el Talmud podemos encontrar las referencias a estos nombres, pero siempre sin revelarlos, el sumo sacerdote decía el Nombre explícito en Yom Kipur, pero debido a que era largo y difícil de pronunciar era muy difícil captarlo, y como dice la Mishná: “Cuando los sacerdotes y el pueblo escuchaban el grande y terrible Nombre pronunciado por el sumo sacerdote, ellos se inclinaban, adoraban y decían: ‘Bendito sea el Nombre de Su honorado Reino por siempre y para siempre’”.
Varias de las razones que el Talmud nos trae sobre el porque el misticismo es algo cerrado, están las siguientes, el misticismo es un tema que trata la grandeza del Eterno y solo debe ser comprendido por aquellos que son dignos de aprenderlo, otra de las razones es que se temía que personas de mal corazón hicieran mal uso de estas enseñanzas y especialmente de los nombres, con los que el mismo Dios creó el mundo, según los Sabios.
Otros temas que se califican como místicos son los exorcismos, las visiones de la revelación Divina (como Ezequiel), la Guematria, e incluso los milagros hechos por hombres; es interesante cabe señalar, que sobre cada uno de estos temas hay testimonios en el Nuevo Testamento sobre las enseñanzas kabalísticas como veremos más adelante.
Aunque por muchas personas el tema de la Kabalá queda enmarcado como esoterismo pagano, la verdad es que muchas enseñanzas son desconocidas por nosotros y muy poca información hay a nivel público para tratar el tema, pero el tema de la Kabalá y sus enseñanzas ha quedado impregnado en el Talmud para dar testimonio de su procedencia al igual que en otras fuentes judías.
7. Otros temas:
Como hemos visto, hay temas que el Talmud trata de una forma que incluso es desconocida para el público cristiano, entre otros temas que el Talmud trata en gran manera podemos enumerar los siguientes:
-Purificación e impurezas.
-La Presencia del Eterno
-Los milagros.
El poder del Nombre del Eterno.
Reglas de Hermenéutica.
Miguel y el Satán.
Herejía de los agnósticos.
-El Hombre, imagen y semejanza de su Creador.
La Providencia Divina.
La inclinación hacia el bien y la inclinación hacia el mal.
-La redención del mundo.
El Mesías.
“No atribuyas a otro la falta que está en ti”
(Tratado Baba Metzia 59).