El sufrimiento es inherente a nuestra naturaleza humana pero esto no significa que fuimos hechos para sufrir o que sufrir es nuestro destino.
Deseamos y deseamos alimentados por nuestro orgullo y nuestra soberbía y aunque conseguimos satisfacciones no terminamos por alcanzar y justo en este no terminar por alcanzar radica el sufrimiento del ser humano.
''Las monjas nos enseñaron que hay dos sendas: la de la gracia y la de la naturaleza. La gracia no trata de complacerse a sí misma, acepta ser despreciada, olvidada, repudiada, acepta insultos y ofensas. La naturaleza es interesada, hace que otros la complazcan, le gusta dominarlos para salirse con la suya y encuentra razones para ser infeliz cuando el amor esta brillando sobre todas las cosas. Nos enseñaron que nadie que ama la senda de la gracia será desdichado.''<este es un diálogo de la película ''el árbol de la vida''
La gracia es el don de Dios ordenado al logro de la bienaventuranza, esas felicidades que Cristo manifesto a sus discípulos en el sermón de la montaña para que aspirasen a ellas:
''3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.''
La enseñanza de Cristo se contrapone a un sistema que glorifica al individuo, que te dice: ''tú eres lo más importante'', ''la felicidad esta en tí''. Muchas veces vacilamos, muchas veces sentimos que nuestra Fe es muy poca casi nada, muchas veces hacemos cosas horribles y nos avergüenza buscar al Señor, pero pase lo que pase nunca debemos dejar de pedirle, nunca debemos dejar de esforzarnos en seguir el camino en el que nos conduce su Espíritu, nunca debemos dejar de esforzarnos en practicar su amor, ese amor que no es parte de nuestra naturaleza, no es el amor filial, no es el amor fraternal, no es el amor que sentimos por nuestros padres, amigos o parejas, es el amor que nos conduce a hacer lo que es bueno para los demás, sin buscar nuestros propios intereses sin buscar nuestra propia gloria, es el amor que recibimos del Soberano y Todopoderoso Dios:
''16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.''
Es el amor que da paz y tranquilidad.
Deseamos y deseamos alimentados por nuestro orgullo y nuestra soberbía y aunque conseguimos satisfacciones no terminamos por alcanzar y justo en este no terminar por alcanzar radica el sufrimiento del ser humano.
''Las monjas nos enseñaron que hay dos sendas: la de la gracia y la de la naturaleza. La gracia no trata de complacerse a sí misma, acepta ser despreciada, olvidada, repudiada, acepta insultos y ofensas. La naturaleza es interesada, hace que otros la complazcan, le gusta dominarlos para salirse con la suya y encuentra razones para ser infeliz cuando el amor esta brillando sobre todas las cosas. Nos enseñaron que nadie que ama la senda de la gracia será desdichado.''<este es un diálogo de la película ''el árbol de la vida''
La gracia es el don de Dios ordenado al logro de la bienaventuranza, esas felicidades que Cristo manifesto a sus discípulos en el sermón de la montaña para que aspirasen a ellas:
''3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.''
La enseñanza de Cristo se contrapone a un sistema que glorifica al individuo, que te dice: ''tú eres lo más importante'', ''la felicidad esta en tí''. Muchas veces vacilamos, muchas veces sentimos que nuestra Fe es muy poca casi nada, muchas veces hacemos cosas horribles y nos avergüenza buscar al Señor, pero pase lo que pase nunca debemos dejar de pedirle, nunca debemos dejar de esforzarnos en seguir el camino en el que nos conduce su Espíritu, nunca debemos dejar de esforzarnos en practicar su amor, ese amor que no es parte de nuestra naturaleza, no es el amor filial, no es el amor fraternal, no es el amor que sentimos por nuestros padres, amigos o parejas, es el amor que nos conduce a hacer lo que es bueno para los demás, sin buscar nuestros propios intereses sin buscar nuestra propia gloria, es el amor que recibimos del Soberano y Todopoderoso Dios:
''16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.''
Es el amor que da paz y tranquilidad.