EL SEÑOR ME SACÓ DE ESE POZO SIN FONDO

2 Junio 1999
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¡¡¡¡ GLORIA A DIOS POR ESTE TESTIMONIO !!!

EL SEÑOR ME SACÓ DE ESE POZO SIN FONDO


Mi querido y estimado hermano en el Señor:
Me dirijo a usted haciéndole partícipe de mi más profunda admiración hacia la obra tan maravillosa e impactante como es su apreciada publicación, y sobre todo trasladarle mi más profunda gratitud por enviármela de una forma tan puntual. Muchas veces en artículos de revistas anteriores he leído como usted ha contestado a diversas personas que, llamándose cristianas católicas, han criticado de una forma tan penosa la única, preciosa y poderosa Palabra de Dios y nuestra forma tan tajante de guiarnos por ella. No voy a entrar de nuevo en el debate de la diferencia entre la Biblia Reina-Valera (usada por los cristianos evangélicos) o la Biblia de Jerusalén (usada tanto por católicos como por evangélicos), pues siempre suele ser la clásica excusa: ¿En qué Biblia nos basamos los cristianos evangélicos? Pues bien, cualquiera que tenga el más mínimo interés comprobará que tanto los Evangelios y todo el Nuevo Testamento, como el Antiguo Testamento son exactamente iguales. Si ya empiezan con emplear otras artimañas para querer desacreditar al pueblo cristiano, seguidor de Jesucristo como único Señor y Salvador de nuestras vidas; vidas de personas que como usted y yo hemos salido del seno profundo de la "santa madre iglesia católica, apostólica y romana", y como le decía, si empiezan a querer buscar los "cinco pies al gato", indudablemente, nunca observarán de una forma realista la verdad de la única Palabra del Dios vivo nuestro Creador.

Recuerdo que yo era una persona muerta, un zombie, guiado única y exclusivamente por drogas que me llevaron a tal extremo que habiendo probado todo lo humanamente posible para dejar esas malditas drogas que me tenían destruido, amargado y deprimido, no sólo pasé a formar parte de una comunidad católica "neo-catecumenal" que en esta parte de España (Cádiz) donde yo resido han aumentado de una forma bastante progresiva al igual que los seguidores de Jesús. Gloria a Dios.
Como le iba diciendo, no sólo hemos crecido los cristianos seguidores de Jesucristo como único líder, como única cabeza de la iglesia, sino que han aumentado también dichas comunidades neo-catecumenales. Curiosamente dichas comunidades, son denominadas sectas por el resto de los católicos normales de a píe y de procesión (es importante decir que por Andalucía hay cientos y cientos de cofradías de penitencia) pues dichas congregaciones no veneran a ninguna imagen, se basan única y exclusivamente en la Biblia, la cual se estudia, se profundiza, se indaga, pero nunca llegan a abrazar la verdadera paz que Cristo con Su muerte me dio: ¡nos dio!.
Para mayor sorpresa, como le he expresado anteriormente, no practican la veneración de imágenes, pero cuando llega Semana Santa se olvidan de tal doctrina "neo-catecumenal" y, encubriendo ese pecado "sin importancia" como dicen, van de nuevo con sus cargas, con sus sufrimientos, con sus pecados, ayudando a llevar la cruz que metros delante lleva una imagen inerte y sin vida.

Volviendo a mi testimonio, desde dentro de esas comunidades, dónde increíblemente predican con asiduidad a Cristo, pero que debido a sus dogmas y tradiciones muertas, hacen apagar el Espíritu de Verdad y de Poder que cambia una vida hasta lo más profundo de su ser.
Cuando un día de Junio del año 1993 me disponía a viajar a Denver (Colorado USA) para una reunión masiva de jóvenes con el papa Juan Pablo II, y a la que yo pretendía asistir atiborrado de drogas satánicas de las cuales ya llevaba tiempo orando al Señor desde lo más profundo del corazón y clamando a Cristo, el hijo de David, del cual me hablaban tanto en esas comunidades para que me ayudase a salir de ese pozo sin fondo. Todas las noches en la soledad de mi cama, amargado, abatido, destrozado comencé a clamar como el ciego Bartimeo: ¿Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!. ¡¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!!... y lloraba y clamaba de una forma tan angustiosa que Jesús, el hijo de David, el Hijo del Dios Verdadero, no una imagen de madera, ni una estampa, sino Jesucristo (en Espíritu y Verdad como dice Juan), entró en mi corazón, entró en mi vida. Ya no necesitaba ir a Denver a ver al papa para que me sanara. El Señor había venido a mí. Había entrado a morar en mi corazón, en mi mente, y en mi cuerpo.
Poco a poco, me fue sacando de un lugar donde se venera y se adora al hombre y su poder y majestuosidad de las riquezas mundanas. Donde se venera a una persona que, siendo humano como nosotros, dicen que ocupa el lugar de Cristo en la tierra y que es infalible.
¡Nadie ocupa el lugar de Cristo sino Él! Por eso cuando ya dejé de adornar mi drogadicción con falsas vanidades terrenales, con falsos poderes visibles, y comencé a ser lleno del Señor y de Su Espíritu, mi corazón cambió, mi vida cambió, ya dejé de drogarme, ya dejé de sufrir, ya deje de estar muerto.
Hoy, mi vida brilla con tal esplendor que ni siquiera todo el oro que la iglesia católica y apostólica tiene en su seno del Vaticano y de tantas y tantas propiedades mundiales que tienen un valor aproximado de "tres trillones de pesetas", cantidad suficiente para quitar el hambre del mundo durante 100 años; ni siquiera todo eso podría hacer lo que Cristo hizo entrando en mi vida.
Mi querido y amado hermano, usted está luchando (con las armas del Amor, del Espíritu y de la Palabra de Cristo, el único que es merecedor de ser adorado) contra una organización terrenal tan grande y poderosa que no tengo más remedio que unirme a su preciosa lucha y proclamar al mundo que Cristo vino un día a esta tierra, que murió sufriendo lo que a nosotros como seres humanos que tenemos este mundo totalmente corrompido, debíamos sufrir. Que ya está todo hecho. Que Cristo resucitó al tercer día y que subió a los cielos Resucitado, pero no en una imagen inerte sino en Espíritu y Verdad. Que la vida eterna no reside en ninguna organización, sino en una fe sincera y personal de cada ser humano en la persona de Jesucristo: El único Camino, la única Verdad y la única Vida.

Sólo quiero agradecer a mis estimados hermanos de "En La Calle Recta", los artículos tan interesantes y edificantes que publicáis en ella. Y os doy gracias, muchas gracias, porque con vuestra forma de expresión tan humilde, tan sincera, que llega a tal transparencia que incluso artículos tan insultantes como muchas veces remiten personas tan ignorantes, no sólo los publicáis, sino que, os humilláis y respondéis con un espíritu de humildad y no un espíritu rebelde; respondéis con el mismo amor que nuestro Señor respondía a sus enemigos.
Qué el Señor Todopoderoso a través de Su Santo Espíritu y Jesucristo Su Hijo, nuestro Salvador, os bendiga y os colme de bendiciones de lo alto para vosotros, y vuestras familias.

José María Pascual Vela

http://www.epos.nl/ecr/171/chapter_5.htm
 
Gracias a Dios por su testimonio, gracias por compartirlo Maripaz.
 
Estimado Oso, cualquier testimonio que glorifique al Señor y engrandezca Su Reino, quitándole la gloria a los hombres y dándosela a Dios es perfume agradable ante el Trono de la Gracia.


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