Re: El Señor Jesus tambien tuvo hermanas.
Lo mismo de siempre. A Marìa no se le adora, se le venera, y su reconocimientode virgen perpetua està evidenciado en documentos patrìsticos.
Por lo pronto sabemos bìblicamente que el Padre de Jacobo y Judas era un tal Zebedeo.
Pues a lo mejor eran ginecólogos los patrísticos.
De sobra sabido que hay 4 Jacobo en los Evangelios.
El primero:
Jacobo hijo de Zebedeo y hermano de Juan, mencionado frecuentemente con su hermano y Pedro (Mat. 4:21; Mat. 10:2; Mat. 17:1; Mar. 1:19,29; Mar. 3:17; Mar. 5:37; Mar. 9:2; Mar. 10:35; Luc. 5:10) y Hec. 12:2 donde se dice fue asesinado por Herodes. Por lo cual este no puede ser el mismo de Hec. 12:17 vss. duuuh!
El segundo:
Jacobo hijo de Alfeo y hermano del segundo de 2 Judas (Luc. 6:16; Juan 14:22; Hec. 1:13) de entre los 12 (Luc. 6:15; y Judas 1:1)
El tercero:
Un Jacobo llamado el menor para diferenciarlo de otro Jacobo el cual no esta bien definido como los otros.
El cuarto:
Jacobo el hermano del Señor (Mat. 13:55; Mar. 6:3; Gal. 1:19
La narrativa demuestra que todos estos nombres eran bien comunes en ISRAEL para la época. Y solamente un necio no puede darse cuenta de ello. Entre los 12 había pues 2 Judas, 2 Simón y 2 Jacobo, uno hijo de Alfeo y el otro de Zebedeo.
Incluso hay 2 Alfeo uno de ellos
el Padre de Leví, luego conocido como Mateo.
Mas aún el nombre María también era común nombrándose 4 de ellas por lo menos.
El falaz en extremo argumento de que la Biblia no dice hijos de María, y por eso no son hermanos carnales de Jesús; Se cae por su propio peso al ver que casi todos los mencionados son designados como hijos de sus padres. De quienes tomaban el sobrenombre, equivalente a los modernos apellidos.
En aquel entonces y aun hoy día entre los Judíos se usa Bar como [hijo de]. Similar a los apellidos angloSajones tales como: Jackson, Jefferson, Johnson etc.
El diabólico enredo de la doctrina Romanista de la perpetua virginidad de María, compartida por los Musulmanes. Es la única excusa e impedimento, para cualquiera con las mínimas destrezas de lectura, darse cuenta del enredo del diablo, en que estos están cautivos.