En el discernimiento que Cristo me ha dado de su retorno a la tierra, después de su resurrección, contemplamos como evangelizó dramáticamente a Saulo de Tarso en su camino a Damasco, transformándolo en el apóstol a los gentiles.
Pero no fue una sola vez que se manifestó a los apóstoles, porque la expresión que hallamos a este respecto:
Hch_26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,
Nos confirma la Soberanía del Señor en manifestarse a los suyos, las veces que el Señor considere necesario.
A Pedro le dijo que había llegado el momento de reunirse con él, en la Casa de su Padre (Jn.14:1-3) y Pedro entendió que en breve debía abandonar el cuerpo tal como el Señor se lo había declarado (2P.1:14).
Ahora, físicamente, personalmente, lo conoceremos en nuestro encuentro con él, fuera de la tierra, un encuentro completamente nuevo, que no está registrado en ninguna parte de las Escrituras proféticas, es un misterio, aquí está:
"EL SEÑOR MISMO"
1Ts 4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
El Señor no encarga el recogimiento de su Iglesia para trasladarla al cielo a los ángeles, como ocurre con la reunión de Israel para trasladar a los judíos a Jerusalén, aquí está el texto:
Mat 24:31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
Este encuentro de la Iglesia con el Señor fuera de la tierra no debe mezclarse ni confundirse con su segunda venida profetizada en el AT donde sus pies se posan en el Monte de los Olivos, el mismo donde partió al cielo, porque viene acompañado de todos los santos (Zac.14:4-5)
Este encuentro con su Iglesia es exclusivo para nosotros, los que somos de Cristo, no importando que hayamos muerto físicamente antes de su venida, porque la expresión que leemos en el v.16 es esta:
"Y LOS MUERTOS EN CRISTO RESUCITARÁN PRIMERO"
Ni la nación de Israel ni los gentiles se hallan en Cristo.
El arrebatamiento será en un abrir y cerrar de ojos como lo indica la transformación de nuestros cuerpos (1Cor.15:52), porque el Señor regresa acompañado de las almas de los muertos en Cristo, a fin de ser revestidos de su habitación celestial, por medio de cuerpos glorificados, aquí está el texto:
VIENE EL SEÑOR CON LAS ALMAS DE TODOS SUS SANTOS
1Ts 4:14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
¿Y NOSOTROS, LOS QUE ESTEMOS VIVOS AL MOMENTO DEL ARREBATAMIENTO?
1Ts 4:17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor
El discernimiento que Cristo nos ha dado está basado en la Escritura para no interpretarlas a nuestro antojo, sino en su debido contexto histórico.
Todo lo que está ocurriendo luego del cumplimiento de la semana 69 de la profecía de Daniel, aquí está el texto:
Dan 9:25 Sabe, pues, y entiende, que, desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
7 + 62 = 69 semanas.
Dan 9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Desde que se quitó la vida al Mesías, lo que se inicio fue la edad de la iglesia de Cristo comenzando desde Pentecostés hasta nuestros días.
Nada tiene que ver con el pueblo de Daniel en el aspecto profético, aquí está el texto:
Dan 9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
Se está hablando proféticamente del pueblo de Daniel y de Jerusalén.
Falta una semana profética.
En la actualidad sobre la faz de la tierra, coexisten simultáneamente Israel y la Iglesia, el Espíritu Santo no habita en Israel.
El poder del Espíritu Santo es quien mantiene un control restrictivo que impide el surgimiento del anticristo, aquí está el texto:
2Ts 2:7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.
2Ts 2:8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;
Estamos en la antesala de un gobierno mundial, todas las señales en el campo político y tecnológico apuntan a la desaparición de miles de personas conocidas por el Señor y que forman su Iglesia, siendo abducidas por los ovnis, para encubrir el arrebatamiento de la Iglesia.
La creciente familiaridad con este tipo de avistamientos es el caldo de cultivo para sembrar la idea de un secuestro masivo ejecutado por extraterrestres y así encubrir el arrebatamiento de la Iglesia.
El Señor viene, puede ser hoy.