El sacerdocio levítico y el ministerio del evangelio
«La significación de la posición de la nación judía era muy sencilla. Una ley, para dirigir la conducta de un pueblo ya constituido como tal delante de Dios; y un sacerdocio para mantener las relaciones que existían entre este pueblo y su Dios —relaciones cuyo carácter no les permitía acercarse a Él sin mediación. La cuestión no era cómo buscar y llamar a los de fuera; sino ordenar la relación con Dios de un pueblo ya reconocido como tal.
»Como ya hemos visto, el cristianismo tiene un carácter totalmente diferente. Considera a la humanidad como universalmente perdida, demuestra la realidad de esto, y busca, por medio del poder de una nueva vida, adoradores en espíritu y en verdad. A la vez, introduce a los adoradores mismos a la presencia de Dios, que allí se revela a ellos como su Padre —un Padre que los ha buscado y salvado. Y esto se hace no por medio de una clase sacerdotal intermedia que representa a los adoradores, debido a la incapacidad de estos últimos de acercarse a un Dios terrible y conocido imperfectamente; sino que los introduce en plena confianza a un Dios conocido y amado, porque Él los ha amado, buscado y purificado de todos los pecados de ellos, para que pudieran estar sin temor ante Él.
»La consecuencia de esta señalada diferencia entre las relaciones en las que se encuentran judíos y cristianos con respecto a Dios es, que los judíos tenían un sacerdocio —y un ministerio— que actuaba aparte del pueblo; en cambio el cristianismo tiene un ministerio que encuentra su ejercicio en la revelación activa de aquello que Dios es —sea en la iglesia o fuera de la misma—, sin ningún sacerdocio mediador entre Dios y Su pueblo, excepto el mismo gran Sumo Sacerdote. El sacerdocio cristiano está compuesto de todos los verdaderos cristianos, que gozan por un igual del derecho de entrar en el lugar santísimo por el camino nuevo y vivo que ha sido consagrado para ellos —un sacerdocio, además, cuyas relaciones son esencialmente celestiales.
»El ministerio, por tanto, es esencial al cristianismo, que es la actividad del amor de Dios en librar a las almas de la ruina y del pecado, y de atraerlas a Sí mismo.
SELECCIONES DE LOS ESCRITOS DE LOS HERMANOS (Hermanos Libres o Plymouth)
http://www.sedin.org/propesp/herm06.html
«La significación de la posición de la nación judía era muy sencilla. Una ley, para dirigir la conducta de un pueblo ya constituido como tal delante de Dios; y un sacerdocio para mantener las relaciones que existían entre este pueblo y su Dios —relaciones cuyo carácter no les permitía acercarse a Él sin mediación. La cuestión no era cómo buscar y llamar a los de fuera; sino ordenar la relación con Dios de un pueblo ya reconocido como tal.
»Como ya hemos visto, el cristianismo tiene un carácter totalmente diferente. Considera a la humanidad como universalmente perdida, demuestra la realidad de esto, y busca, por medio del poder de una nueva vida, adoradores en espíritu y en verdad. A la vez, introduce a los adoradores mismos a la presencia de Dios, que allí se revela a ellos como su Padre —un Padre que los ha buscado y salvado. Y esto se hace no por medio de una clase sacerdotal intermedia que representa a los adoradores, debido a la incapacidad de estos últimos de acercarse a un Dios terrible y conocido imperfectamente; sino que los introduce en plena confianza a un Dios conocido y amado, porque Él los ha amado, buscado y purificado de todos los pecados de ellos, para que pudieran estar sin temor ante Él.
»La consecuencia de esta señalada diferencia entre las relaciones en las que se encuentran judíos y cristianos con respecto a Dios es, que los judíos tenían un sacerdocio —y un ministerio— que actuaba aparte del pueblo; en cambio el cristianismo tiene un ministerio que encuentra su ejercicio en la revelación activa de aquello que Dios es —sea en la iglesia o fuera de la misma—, sin ningún sacerdocio mediador entre Dios y Su pueblo, excepto el mismo gran Sumo Sacerdote. El sacerdocio cristiano está compuesto de todos los verdaderos cristianos, que gozan por un igual del derecho de entrar en el lugar santísimo por el camino nuevo y vivo que ha sido consagrado para ellos —un sacerdocio, además, cuyas relaciones son esencialmente celestiales.
»El ministerio, por tanto, es esencial al cristianismo, que es la actividad del amor de Dios en librar a las almas de la ruina y del pecado, y de atraerlas a Sí mismo.
SELECCIONES DE LOS ESCRITOS DE LOS HERMANOS (Hermanos Libres o Plymouth)
http://www.sedin.org/propesp/herm06.html