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EL PAPA:
¿¿¿fundamento perpetuo y visible de unidad???
"El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles" (LG 23). (Cc 882).
¿Cómo el concilio Vaticano II, conocedor de la historia del papado, pudo llamar al Papa fundamento perpetuo y visible de unidad?
Si leemos la historia con total imparcialidad, nos ofrece una contundente conclusión, que la Iglesia puede existir y subsistir perfectamente sin los papas. Por que según el Evangelio el que da vida a la Iglesia es Jesucristo, no el Papa. Antes al contrario, muchos Papas han sido un elemento perturbador en la vida de la Iglesia. Y eso nos demuestra que la Cabeza de la Iglesia es Cristo, no el Papa.
Hagamos memoria
Uno de los concilios más importantes en la historia de la Iglesia, el Concilio de Nicea, año 325, fue convocado por el emperador Constantino, al que asistieron unos trescientos obispos. El Emperador fue el que impuso su autoridad y presidió el concilio. El Papa de turno, Silvestre, ni asistió al Concilio.
A la muerte del papa Liberio, año 366, se eligieron dos papas, Ursino y Dámaso. Los partidarios de Ursino se refugiaron en la basílica de Santa María la Mayor, la refriega duró tres días con un saldo sangriento. Ursino fue exiliado por el delegado imperial. Corría el año 382 cuando el texto: "Tu eres Pedro", comenzó a tener importancia para el papa Dámaso como sucesor de Pedro. Este título comienza con la sangre derramada de los seguidores el papa Ursino, y ha costado mucha sangre y miseria a la Iglesia. Otro título, el de Pontifex Maximus (Sumo Pontífice) el Papa lo asumiría más tarde como propio. Este era un título que portaban los grandes enemigos de la Iglesia, los emperadores romanos porque los ciudadanos del imperio los tenían por personas sagradas, se les consideraban dioses y les rendían culto.
¿Era ese el deseo del Papa al titularse como los grandes enemigos de la Iglesia?
El Papa en el gran cisma entre la iglesia de oriente y occidente no fue ningún principio y fundamento perpetuo de unidad, antes al contrario, el Papa Nicolás I fue un obstáculo a esa unidad al declarar, en el año 863, al patriarca de Constantinopla, Focio, privado de su dignidad sacerdotal, mientras le amenazaba con la excomunión. Este patriarca no pretendía otra cosa que seguir en Constantinopla el camino que habían seguido los obispos de Roma. Así en 1054 el patriarca Miguel Cerulario fue excomulgado por el Papa León IX, consumando un cisma perpetuo dentro de la Iglesia entre oriente y occidente. En este caso el papado ha sido y es un fundamento perpetuo de división.
Y si era poco dividir la Iglesia de oriente y occidente, el papado también ha sido el fundamento causal de la división de la Iglesia en Occidente.
Desde el año 1305 a 1378 los papas trasladaron su residencia a Aviñón bajo la tutela del rey de Francia.
Fue el Papa Gregorio XI en 1377 que bajo la insistencia de Catalina de Sena regresó a Roma. Siete papas habían disfrutado de la vida más cortesana y disoluta en Aviñón.
Pero el regreso del Papa a Roma no trajo bendición para la Iglesia, antes al contrario, comenzó un vergonzoso cisma. En octubre de 1378 nos encontramos con dos papas Urbano VI (1378-1379) y Clemente VII (1378-1394). En marzo 1409 los cardenales, al margen de los dos papas decidieron celebrar un concilio en Pisa, con la asistencia de teólogos, prelados y príncipes. Depusieron al papa Gregorio XII de Roma y Benedicto XIII de Aviñón por herejes y cismáticos. Y eligieron un nuevo papa Alejandro V. Ya tenemos tres papas y la división se hace más dolorosa.
En noviembre de 1414 bajo los auspicios del rey alemán Segismundo se reunió el Concilio de Constanza. Se procesó y depuso al papa Juan XXIII, renunció el Papa Gregorio XII y depuso al papa Benedicto XIII por perjuro, cismático y hereje.
En este Concilio Ecuménico de Constanza se dice: "Todos los creyentes de cualquier rango y condición, incluyendo el Papa, están obligados a obedecer al concilio en materia de fe, dando por finalizado el cisma y comenzando la reforma de la Iglesia de Dios en su cabeza y en sus miembros".
El 8 de diciembre de 1869, el papa Pío IX abría el Concilio Vaticano I en el que se presentaría como un dogma la infalibilidad pontificia. Aquí se contradice lo expuesto en otros concilios de la Iglesia, ya que el Papa cuando habla ex cátedra, dice: "Romani Pontificis Definiciones ex sese, non autem ex consensu Ecclesiae, irreformabiles esse" (las definiciones del Romano Pontífice son irrefutables por ellas mismas, y no por el asenso universal de la Iglesia) (D 3074). En el concilio de Constanza, que acabó con los papas cismáticos, había dicho que el Papa "está obligado a obedecer al concilio en cuestiones de fe".
El punto final a la unidad de la Iglesia en Occidente se lo puso el Papa León X (1513-1521) con sus indulgencias para reunir fondos para la obra de San Pedro de Roma. Una gran parte de la Iglesia en Occidente se volvió a las Escrituras para no ser engullida por la religiosidad mercantil de los papas.
El Papa dice:
El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de la Iglesia
El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad".
El Papa en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, tiene la potestad plena, suprema, y universal.
El Romano Pontífice goza de infalibilidad en virtud de su ministerio cuando proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral.
El apóstol Pedro dice:
"Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación" (Hechos 4:11).
Acercándonos a Él (Jesús), piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa (1 Pedro 2:4).
Pedro y los demás apóstoles escucharon de labios de Jesús: "Para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en Mí, y Yo en Ti, que también ellos sean UNO en NOSOTROS" (Juan 17:21).
"Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también como ellos. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella no con fuerza... no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado... Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores" (1 Pedro 5:1-4).
Pedro dice: "Tenemos también la Palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro... Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana" (2 Pedro 1:19-20).
"El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles" (LG 23). (Cc 882).
¿Cómo el concilio Vaticano II, conocedor de la historia del papado, pudo llamar al Papa fundamento perpetuo y visible de unidad?
Si leemos la historia con total imparcialidad, nos ofrece una contundente conclusión, que la Iglesia puede existir y subsistir perfectamente sin los papas. Por que según el Evangelio el que da vida a la Iglesia es Jesucristo, no el Papa. Antes al contrario, muchos Papas han sido un elemento perturbador en la vida de la Iglesia. Y eso nos demuestra que la Cabeza de la Iglesia es Cristo, no el Papa.
Hagamos memoria
Uno de los concilios más importantes en la historia de la Iglesia, el Concilio de Nicea, año 325, fue convocado por el emperador Constantino, al que asistieron unos trescientos obispos. El Emperador fue el que impuso su autoridad y presidió el concilio. El Papa de turno, Silvestre, ni asistió al Concilio.
A la muerte del papa Liberio, año 366, se eligieron dos papas, Ursino y Dámaso. Los partidarios de Ursino se refugiaron en la basílica de Santa María la Mayor, la refriega duró tres días con un saldo sangriento. Ursino fue exiliado por el delegado imperial. Corría el año 382 cuando el texto: "Tu eres Pedro", comenzó a tener importancia para el papa Dámaso como sucesor de Pedro. Este título comienza con la sangre derramada de los seguidores el papa Ursino, y ha costado mucha sangre y miseria a la Iglesia. Otro título, el de Pontifex Maximus (Sumo Pontífice) el Papa lo asumiría más tarde como propio. Este era un título que portaban los grandes enemigos de la Iglesia, los emperadores romanos porque los ciudadanos del imperio los tenían por personas sagradas, se les consideraban dioses y les rendían culto.
¿Era ese el deseo del Papa al titularse como los grandes enemigos de la Iglesia?
El Papa en el gran cisma entre la iglesia de oriente y occidente no fue ningún principio y fundamento perpetuo de unidad, antes al contrario, el Papa Nicolás I fue un obstáculo a esa unidad al declarar, en el año 863, al patriarca de Constantinopla, Focio, privado de su dignidad sacerdotal, mientras le amenazaba con la excomunión. Este patriarca no pretendía otra cosa que seguir en Constantinopla el camino que habían seguido los obispos de Roma. Así en 1054 el patriarca Miguel Cerulario fue excomulgado por el Papa León IX, consumando un cisma perpetuo dentro de la Iglesia entre oriente y occidente. En este caso el papado ha sido y es un fundamento perpetuo de división.
Y si era poco dividir la Iglesia de oriente y occidente, el papado también ha sido el fundamento causal de la división de la Iglesia en Occidente.
Desde el año 1305 a 1378 los papas trasladaron su residencia a Aviñón bajo la tutela del rey de Francia.
Fue el Papa Gregorio XI en 1377 que bajo la insistencia de Catalina de Sena regresó a Roma. Siete papas habían disfrutado de la vida más cortesana y disoluta en Aviñón.
Pero el regreso del Papa a Roma no trajo bendición para la Iglesia, antes al contrario, comenzó un vergonzoso cisma. En octubre de 1378 nos encontramos con dos papas Urbano VI (1378-1379) y Clemente VII (1378-1394). En marzo 1409 los cardenales, al margen de los dos papas decidieron celebrar un concilio en Pisa, con la asistencia de teólogos, prelados y príncipes. Depusieron al papa Gregorio XII de Roma y Benedicto XIII de Aviñón por herejes y cismáticos. Y eligieron un nuevo papa Alejandro V. Ya tenemos tres papas y la división se hace más dolorosa.
En noviembre de 1414 bajo los auspicios del rey alemán Segismundo se reunió el Concilio de Constanza. Se procesó y depuso al papa Juan XXIII, renunció el Papa Gregorio XII y depuso al papa Benedicto XIII por perjuro, cismático y hereje.
En este Concilio Ecuménico de Constanza se dice: "Todos los creyentes de cualquier rango y condición, incluyendo el Papa, están obligados a obedecer al concilio en materia de fe, dando por finalizado el cisma y comenzando la reforma de la Iglesia de Dios en su cabeza y en sus miembros".
El 8 de diciembre de 1869, el papa Pío IX abría el Concilio Vaticano I en el que se presentaría como un dogma la infalibilidad pontificia. Aquí se contradice lo expuesto en otros concilios de la Iglesia, ya que el Papa cuando habla ex cátedra, dice: "Romani Pontificis Definiciones ex sese, non autem ex consensu Ecclesiae, irreformabiles esse" (las definiciones del Romano Pontífice son irrefutables por ellas mismas, y no por el asenso universal de la Iglesia) (D 3074). En el concilio de Constanza, que acabó con los papas cismáticos, había dicho que el Papa "está obligado a obedecer al concilio en cuestiones de fe".
El punto final a la unidad de la Iglesia en Occidente se lo puso el Papa León X (1513-1521) con sus indulgencias para reunir fondos para la obra de San Pedro de Roma. Una gran parte de la Iglesia en Occidente se volvió a las Escrituras para no ser engullida por la religiosidad mercantil de los papas.
El Papa dice:
El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de la Iglesia
El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad".
El Papa en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, tiene la potestad plena, suprema, y universal.
El Romano Pontífice goza de infalibilidad en virtud de su ministerio cuando proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral.
El apóstol Pedro dice:
"Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación" (Hechos 4:11).
Acercándonos a Él (Jesús), piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa (1 Pedro 2:4).
Pedro y los demás apóstoles escucharon de labios de Jesús: "Para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en Mí, y Yo en Ti, que también ellos sean UNO en NOSOTROS" (Juan 17:21).
"Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también como ellos. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella no con fuerza... no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado... Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores" (1 Pedro 5:1-4).
Pedro dice: "Tenemos también la Palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro... Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana" (2 Pedro 1:19-20).
EL PAPA:
¿¿¿fundamento perpetuo y visible de unidad???
"El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles" (LG 23). (Cc 882).
¿Cómo el concilio Vaticano II, conocedor de la historia del papado, pudo llamar al Papa fundamento perpetuo y visible de unidad?
Si leemos la historia con total imparcialidad, nos ofrece una contundente conclusión, que la Iglesia puede existir y subsistir perfectamente sin los papas. Por que según el Evangelio el que da vida a la Iglesia es Jesucristo, no el Papa. Antes al contrario, muchos Papas han sido un elemento perturbador en la vida de la Iglesia. Y eso nos demuestra que la Cabeza de la Iglesia es Cristo, no el Papa.
Hagamos memoria
Uno de los concilios más importantes en la historia de la Iglesia, el Concilio de Nicea, año 325, fue convocado por el emperador Constantino, al que asistieron unos trescientos obispos. El Emperador fue el que impuso su autoridad y presidió el concilio. El Papa de turno, Silvestre, ni asistió al Concilio.
A la muerte del papa Liberio, año 366, se eligieron dos papas, Ursino y Dámaso. Los partidarios de Ursino se refugiaron en la basílica de Santa María la Mayor, la refriega duró tres días con un saldo sangriento. Ursino fue exiliado por el delegado imperial. Corría el año 382 cuando el texto: "Tu eres Pedro", comenzó a tener importancia para el papa Dámaso como sucesor de Pedro. Este título comienza con la sangre derramada de los seguidores el papa Ursino, y ha costado mucha sangre y miseria a la Iglesia. Otro título, el de Pontifex Maximus (Sumo Pontífice) el Papa lo asumiría más tarde como propio. Este era un título que portaban los grandes enemigos de la Iglesia, los emperadores romanos porque los ciudadanos del imperio los tenían por personas sagradas, se les consideraban dioses y les rendían culto.
¿Era ese el deseo del Papa al titularse como los grandes enemigos de la Iglesia?
El Papa en el gran cisma entre la iglesia de oriente y occidente no fue ningún principio y fundamento perpetuo de unidad, antes al contrario, el Papa Nicolás I fue un obstáculo a esa unidad al declarar, en el año 863, al patriarca de Constantinopla, Focio, privado de su dignidad sacerdotal, mientras le amenazaba con la excomunión. Este patriarca no pretendía otra cosa que seguir en Constantinopla el camino que habían seguido los obispos de Roma. Así en 1054 el patriarca Miguel Cerulario fue excomulgado por el Papa León IX, consumando un cisma perpetuo dentro de la Iglesia entre oriente y occidente. En este caso el papado ha sido y es un fundamento perpetuo de división.
Y si era poco dividir la Iglesia de oriente y occidente, el papado también ha sido el fundamento causal de la división de la Iglesia en Occidente.
Desde el año 1305 a 1378 los papas trasladaron su residencia a Aviñón bajo la tutela del rey de Francia.
Fue el Papa Gregorio XI en 1377 que bajo la insistencia de Catalina de Sena regresó a Roma. Siete papas habían disfrutado de la vida más cortesana y disoluta en Aviñón.
Pero el regreso del Papa a Roma no trajo bendición para la Iglesia, antes al contrario, comenzó un vergonzoso cisma. En octubre de 1378 nos encontramos con dos papas Urbano VI (1378-1379) y Clemente VII (1378-1394). En marzo 1409 los cardenales, al margen de los dos papas decidieron celebrar un concilio en Pisa, con la asistencia de teólogos, prelados y príncipes. Depusieron al papa Gregorio XII de Roma y Benedicto XIII de Aviñón por herejes y cismáticos. Y eligieron un nuevo papa Alejandro V. Ya tenemos tres papas y la división se hace más dolorosa.
En noviembre de 1414 bajo los auspicios del rey alemán Segismundo se reunió el Concilio de Constanza. Se procesó y depuso al papa Juan XXIII, renunció el Papa Gregorio XII y depuso al papa Benedicto XIII por perjuro, cismático y hereje.
En este Concilio Ecuménico de Constanza se dice: "Todos los creyentes de cualquier rango y condición, incluyendo el Papa, están obligados a obedecer al concilio en materia de fe, dando por finalizado el cisma y comenzando la reforma de la Iglesia de Dios en su cabeza y en sus miembros".
El 8 de diciembre de 1869, el papa Pío IX abría el Concilio Vaticano I en el que se presentaría como un dogma la infalibilidad pontificia. Aquí se contradice lo expuesto en otros concilios de la Iglesia, ya que el Papa cuando habla ex cátedra, dice: "Romani Pontificis Definiciones ex sese, non autem ex consensu Ecclesiae, irreformabiles esse" (las definiciones del Romano Pontífice son irrefutables por ellas mismas, y no por el asenso universal de la Iglesia) (D 3074). En el concilio de Constanza, que acabó con los papas cismáticos, había dicho que el Papa "está obligado a obedecer al concilio en cuestiones de fe".
El punto final a la unidad de la Iglesia en Occidente se lo puso el Papa León X (1513-1521) con sus indulgencias para reunir fondos para la obra de San Pedro de Roma. Una gran parte de la Iglesia en Occidente se volvió a las Escrituras para no ser engullida por la religiosidad mercantil de los papas.
El Papa dice:
El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de la Iglesia
El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad".
El Papa en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, tiene la potestad plena, suprema, y universal.
El Romano Pontífice goza de infalibilidad en virtud de su ministerio cuando proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral.
El apóstol Pedro dice:
"Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación" (Hechos 4:11).
Acercándonos a Él (Jesús), piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa (1 Pedro 2:4).
Pedro y los demás apóstoles escucharon de labios de Jesús: "Para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en Mí, y Yo en Ti, que también ellos sean UNO en NOSOTROS" (Juan 17:21).
"Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también como ellos. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella no con fuerza... no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado... Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores" (1 Pedro 5:1-4).
Pedro dice: "Tenemos también la Palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro... Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana" (2 Pedro 1:19-20).
"El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles" (LG 23). (Cc 882).
¿Cómo el concilio Vaticano II, conocedor de la historia del papado, pudo llamar al Papa fundamento perpetuo y visible de unidad?
Si leemos la historia con total imparcialidad, nos ofrece una contundente conclusión, que la Iglesia puede existir y subsistir perfectamente sin los papas. Por que según el Evangelio el que da vida a la Iglesia es Jesucristo, no el Papa. Antes al contrario, muchos Papas han sido un elemento perturbador en la vida de la Iglesia. Y eso nos demuestra que la Cabeza de la Iglesia es Cristo, no el Papa.
Hagamos memoria
Uno de los concilios más importantes en la historia de la Iglesia, el Concilio de Nicea, año 325, fue convocado por el emperador Constantino, al que asistieron unos trescientos obispos. El Emperador fue el que impuso su autoridad y presidió el concilio. El Papa de turno, Silvestre, ni asistió al Concilio.
A la muerte del papa Liberio, año 366, se eligieron dos papas, Ursino y Dámaso. Los partidarios de Ursino se refugiaron en la basílica de Santa María la Mayor, la refriega duró tres días con un saldo sangriento. Ursino fue exiliado por el delegado imperial. Corría el año 382 cuando el texto: "Tu eres Pedro", comenzó a tener importancia para el papa Dámaso como sucesor de Pedro. Este título comienza con la sangre derramada de los seguidores el papa Ursino, y ha costado mucha sangre y miseria a la Iglesia. Otro título, el de Pontifex Maximus (Sumo Pontífice) el Papa lo asumiría más tarde como propio. Este era un título que portaban los grandes enemigos de la Iglesia, los emperadores romanos porque los ciudadanos del imperio los tenían por personas sagradas, se les consideraban dioses y les rendían culto.
¿Era ese el deseo del Papa al titularse como los grandes enemigos de la Iglesia?
El Papa en el gran cisma entre la iglesia de oriente y occidente no fue ningún principio y fundamento perpetuo de unidad, antes al contrario, el Papa Nicolás I fue un obstáculo a esa unidad al declarar, en el año 863, al patriarca de Constantinopla, Focio, privado de su dignidad sacerdotal, mientras le amenazaba con la excomunión. Este patriarca no pretendía otra cosa que seguir en Constantinopla el camino que habían seguido los obispos de Roma. Así en 1054 el patriarca Miguel Cerulario fue excomulgado por el Papa León IX, consumando un cisma perpetuo dentro de la Iglesia entre oriente y occidente. En este caso el papado ha sido y es un fundamento perpetuo de división.
Y si era poco dividir la Iglesia de oriente y occidente, el papado también ha sido el fundamento causal de la división de la Iglesia en Occidente.
Desde el año 1305 a 1378 los papas trasladaron su residencia a Aviñón bajo la tutela del rey de Francia.
Fue el Papa Gregorio XI en 1377 que bajo la insistencia de Catalina de Sena regresó a Roma. Siete papas habían disfrutado de la vida más cortesana y disoluta en Aviñón.
Pero el regreso del Papa a Roma no trajo bendición para la Iglesia, antes al contrario, comenzó un vergonzoso cisma. En octubre de 1378 nos encontramos con dos papas Urbano VI (1378-1379) y Clemente VII (1378-1394). En marzo 1409 los cardenales, al margen de los dos papas decidieron celebrar un concilio en Pisa, con la asistencia de teólogos, prelados y príncipes. Depusieron al papa Gregorio XII de Roma y Benedicto XIII de Aviñón por herejes y cismáticos. Y eligieron un nuevo papa Alejandro V. Ya tenemos tres papas y la división se hace más dolorosa.
En noviembre de 1414 bajo los auspicios del rey alemán Segismundo se reunió el Concilio de Constanza. Se procesó y depuso al papa Juan XXIII, renunció el Papa Gregorio XII y depuso al papa Benedicto XIII por perjuro, cismático y hereje.
En este Concilio Ecuménico de Constanza se dice: "Todos los creyentes de cualquier rango y condición, incluyendo el Papa, están obligados a obedecer al concilio en materia de fe, dando por finalizado el cisma y comenzando la reforma de la Iglesia de Dios en su cabeza y en sus miembros".
El 8 de diciembre de 1869, el papa Pío IX abría el Concilio Vaticano I en el que se presentaría como un dogma la infalibilidad pontificia. Aquí se contradice lo expuesto en otros concilios de la Iglesia, ya que el Papa cuando habla ex cátedra, dice: "Romani Pontificis Definiciones ex sese, non autem ex consensu Ecclesiae, irreformabiles esse" (las definiciones del Romano Pontífice son irrefutables por ellas mismas, y no por el asenso universal de la Iglesia) (D 3074). En el concilio de Constanza, que acabó con los papas cismáticos, había dicho que el Papa "está obligado a obedecer al concilio en cuestiones de fe".
El punto final a la unidad de la Iglesia en Occidente se lo puso el Papa León X (1513-1521) con sus indulgencias para reunir fondos para la obra de San Pedro de Roma. Una gran parte de la Iglesia en Occidente se volvió a las Escrituras para no ser engullida por la religiosidad mercantil de los papas.
El Papa dice:
El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de la Iglesia
El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad".
El Papa en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, tiene la potestad plena, suprema, y universal.
El Romano Pontífice goza de infalibilidad en virtud de su ministerio cuando proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral.
El apóstol Pedro dice:
"Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación" (Hechos 4:11).
Acercándonos a Él (Jesús), piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa (1 Pedro 2:4).
Pedro y los demás apóstoles escucharon de labios de Jesús: "Para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en Mí, y Yo en Ti, que también ellos sean UNO en NOSOTROS" (Juan 17:21).
"Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también como ellos. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella no con fuerza... no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado... Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores" (1 Pedro 5:1-4).
Pedro dice: "Tenemos también la Palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro... Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana" (2 Pedro 1:19-20).