El Origen del Hombre

El Origen del Hombre

El gran misterio que ha espoleado la imaginación y la inquietud de la raza humana es ciertamente su propio origen. En tiempos milenarios sólo existía la concepción de la aparición de nuestro género como fruto divino de dioses extranjeros. Más tarde, la influencia del Dios de los hebreos marcó un claro ejemplo de soberanía, y estableció el parámetro más conocido del inicio de la civilización. Con el pasar del tiempo las dudas eran mayores y la francmasonería buscaba piedra de tropiezo para la religión, encontrando del nieto de Erasmus Darwin y el masón Huxley, la excusa perfecta para el establecimiento del humanismo, el materialismo, el ateísmo, el evolucionismo y otras creencias filosóficas como el socialismo de Karl Marx y Federico Engels. No obstante, el fuerte beneplácito y amparo a toda costa del iluminismo británico y la banca hicieron de meras hipótesis unas piedras de ángulo en la sólida pirámide bávara del engaño.

La arqueología
Hace varias décadas la arqueóloga Jean Steen-Mackintyre descubrió evidencias humanas modernas en México, las cuales eran de hace unos 250.000 años. Este hecho hizo que fuese ridiculizada, discriminada y que le cerrasen todas las puertas profesionales, incluyendo los permisos para excavar, que fueron sistemáticamente rechazados. Era una herejía científica afirmar que el hombre moderno podía ser hallado en estratos de más de 40.000 años.

Sin embargo, pocos años después otros investigadores hallaron pruebas de hace 300.000 años en Siberia. Esto empezó a entorpecer el Árbol de Darwin, y la teoría hasta entonces aceptada, tuvo que comenzar a modificarse drásticamente.

Se creyó entonces en muchas formas de procesos evolutivos de la línea humana desde los monos, pero ninguna era -ni es hoy- concluyente. Se descubrieron entonces huesos humanos modernos –exactamente como los nuestros- en yacimientos de Atapuerca (España), con más de 800.000 años, y en África los más llamativos. Desde el principio se les quiso categorizar de hombres-mono o monos humanizados, a pesar de que uno de los esqueletos más emblemáticos, el Niño de Turkana, era de hecho un niño como los de hoy, y que para colmo se dedujo que de mayor pudo tener 1,83m de estatura: algo muy inusual para un hombre-mono de ese supuesto orden.

El Niño de Turkana fue metido en la novela de los hombres-mono, a pesar de que a ciencia cierta, era un ser humano común y corriente. Entre este descubrimiento y otro en las mismas regiones centroafricanas, se vio que hubo humanos modernos en África hace millón y medio de años. Una datación que rompía completamente todos los postulados aceptados hasta la fecha.

Se había creado un árbol en el que de los Ardipitecus se evolucionó a los Australopitecus, luego de estos se evolucionó a los Paranthropus y estos pasaron al género homo (humano) conectándose a través de los llamados Homo Rudolfensis y su primo Homo Habilis, y los Homo Erectus u Homo Ergaster. El problema en la novela eran los engranajes. Se empezó a utilizar un lenguaje amplio para describir a criaturas de la misma categoría y hacer que pareciera que había muchas y variadas especies: así parecía que las probabilidades evolutivas eran altas.

Las evidencias no colaboraban –ni hoy colaboran- ya que los registros situaban esqueletos y cráneos humanos en dataciones iguales o más antiguas que las de los pre-hombres, o monos. Ardipitecus, Australopitecus, Paranthropus, Homo Rudolfensis y Homo Habilis, estaban realmente dentro de un solo grupo familiar: eran monos.
Los estudios del ADN llevaron a creer que el origen humano apareció en Sudáfrica hace 100.000, por un estudio estadounidense, y por otro lado de 150.000, también en África. El asunto era que seguían saliendo a la luz esqueletos de hombres en estratos cada vez más alejados, incluso para los monos prehistóricos más arcaicos. En cuanto a cráneos, huesos sueltos, esqueletos completos o utensilios variados, se halló evidencia sólida en muchos países desde el siglo XVIII hasta hoy. Lugares en Argentina, Colombia, México, EE.UU., Francia, Italia, España, China, Kenia, Alemania y Marruecos, entre otros muchos, fueron el escenario para dichos descubrimientos.
Estas piezas no rondaban los 10.000 años, los 40.000 años, o los 250.000 años que debían tener, sino que se perdían en la prehistoria, hallándose en capas geológicas de 2 millones de años, 4, 5, 25, 40, 50, 60, y hasta 300 millones de años (antes de los dinosaurios).

El prestigioso científico alemán, Herr Horbigger, ya había afirmado en su momento que existieron hombres en el terciario. ¿Cómo lo sabía? Es más, ¿porqué las revistas de ciencia no hacen eco de estas impresionantes evidencias? La razón es simple: Illuminati. El control férreo del poder de la élite global ha tenido todo esto en un total control para mantener a la humanidad ignorante de sus orígenes. Esto llevó a siguiente gran paso, típico en la francmasonería: los fraudes. La prensa, los magazines y las noticias ventilaban y alardeaban de fatuos anuncios de hallazgos simiescos o eslabones perdidos nadie se paraba a pensar que no faltaba UN eslabón perdido, sino ¡3 millones! O sea, hablamos de la teoría más endeble jamás elaborada y mantenida. Así que los fraudes empezaron en China con restos que jamás llegaron a una comprobación de laboratorio, supuestamente por la invasión de los japoneses a la región. La otra gran base eran trozos de animal mezclados con trozos de humano separados a casi 20m de distancia y con 800.000 años de diferencia en su datación. Hablamos, por supuesto, del Hombre de Java y el Hombre de Pekín.

Los británicos, queriendo su protagonismo en la fábula, crearon el Hombre de Pildtown: el mayor fraude concebido en la arqueología. Por más de 20 años se creyó que era un eslabón perdido. De esta manera, siguió habiendo manipulaciones, desde dibujos en estudios prestigiosos hasta revistas internacionales. Podíamos llegar a ver verdaderos monos dibujados como si fuesen hombres, y a hombres como bestias. Las reconstrucciones eran siempre tendenciosas, subjetivas y fantasiosas. En este caso llegó el Hombre de Nebraska… en realidad simplemente se trató del diente de un cerdo; y a niñas y niños mono que nada tenía que ver con los huesos primigenios.

La literatura
En las historias legendarias se decía que los hombres del Viejo Mundo eran resultado de la sabia creación de Zeus. Algunas interpretaciones de ciertas tablillas sumerias inducían a muchos a creer que el dios mesopotámico Enki/Ea creó al hombre para el servicio forzoso –según Zecharia Sitchin, hace unos 250.000 años. Otras leyendas decían que la humanidad fue creada por seres extraterrestres, algunos de ellos de origen reptil, para que el hombre fuese de alimento áurico y energético a estos seres serpiente. Luego piedras talladas, dibujos en cuevas y otros artefactos de otrora decían que la humanidad fue creada por un cruce genético deliberado, hecho de manera muy avanzada por seres alienígenas muy similares a nosotros, cruzando monos con ADN extraterrestre.

Entre tantas narraciones está la famosa historia de Adán y Eva, la cual se volvió piedra angular del inicio humano para el mundo judío, cristiano y musulmán. Muchas religiones monoteístas consideran que Adán fue el primer hombre que pisó la Tierra y de su linaje surgieron todas las generaciones. Es importante tener en cuenta ciertos criterios históricos de Israel, que no pueden respaldar esta teoría: “Y, en el primer libro de los Setenta, donde el arcángel Miguel habla al tercer hijo de Adán, encontramos mención de los 5.000 años que debían transcurrir hasta que descendiese del cielo el Cristo, el Hijo bien amado de Dios, y consideramos que el Señor de Israel dijo a Moisés: Haz un arca de alianza de dos codos y medio de largo, de codo y medio de alto, y de codo y medio de ancho. En estos cinco codos y medio hemos comprendido y adivinado el simbolismo de la fábrica del arca del Antiguo Testamento, simbolismo significativo de que, al cabo de cinco millares y medio de años, Jesucristo debía venir al mundo en el arca de su cuerpo, y de que, conforme al testimonio de nuestras Escrituras, es el Hijo de Dios y el Señor de Israel. Porque, después de su pasión, nosotros, príncipes de los sacerdotes, presa de asombro ante los milagros que se operaron a causa de él, hemos abierto estos libros, y examinado todas las generaciones hasta la generación de José y de María, madre de Jesús. Y, pensando que era de la raza de David, hemos encontrado lo que ha cumplido el Señor. Y, desde que creó el cielo, la tierra y el hombre, hasta el diluvio, transcurrieron 2.212 años. Y, desde el diluvio hasta Abraham, 912 años. Y, desde Abraham hasta Moisés, 430 años. Y, desde Moisés hasta David, 510 años. Y, desde David hasta la cautividad de Babilonia, 500 años. Y, desde la cautividad de Babilonia hasta la encarnación de Jesucristo, 400 años. Los cuales forman en conjunto cinco millares y medio de años. Y así resulta que Jesús, a quien hemos crucificado, es el verdadero Cristo, hijo del Dios omnipotente.” (Evangelio de Nicodemo 29:4)

Si los escribas tenían razón, hasta hoy, desde Adán, habrían pasado una media de 7.500 años. ¿Cómo es entonces posible que haya huesos humanos descubiertos hace decenas de miles, cientos de miles e incluso millones de años de antigüedad? Y en este orden tenemos otro punto importante: “Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.” (Génesis 4:13-16) Hay que echar de ver que si Caín está sólo en la Tierra, no hay nadie quien le pueda matar. ¿Entonces de quién temía? Esa tal “señal” (hebreo: “ot” = “letra”) debía ser perceptible para la gente del país, que entendiese que si mataban a ese hombre serían malditos. Si le mataban era por ser asesino de un inocente. Además de esto, la tierra a la que Caín fue, ya tenía nombre, ¿quién le dio ese nombre? Nombre que además significa “Desterrado”. ¿Por qué iría Caín a la región de la gente expatriada? ¿De la gente que era expulsada de sus territorios? Él sabía cuál debía ser su lugar y además “construyó una ciudad”. ¿Desde cuándo un solo hombre puede construir una ciudad? A ciencia cierta en ese momento Caín, Adán y Eva no eran los únicos en la faz de la Tierra (y he de resaltar que no fue hasta que se dejó de hablar de Caín y de su expulsión del seno de sus padres, que Eva no dio a luz a Set, por lo que distaba mucho Caín de tener acompañantes de su propia familia en esos días).

También podemos ver las palabras que escribió hace 4.000 años el patriarca Abraham, y donde incluso se atrevió a hablar de vida extraterrestre: “Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todos los que hoy existen; pero la creación sigue y no se acaba. Todos los mundos se comunican unos con otros en amor y justicia, Y mi Dios en ello se engrandece. Todos los hijos de mi Dios, que llamáis ángeles, hombres fueron: porque yo hablé con Noé, que parecía ángel; porque yo hablé con Adán y parecía ángel; porque yo hablé con Eva y la vi parir un salvador y es un hijo de mi Dios, que ya vivió en otro mundo. Yo soy de la raza de Adán y mis hijos son de la raza de Adán, que tienen que salvar a la raza primera que pobló la Tierra; Porque Adán y su familia vino con luz y sabiduría de mi Dios.” (Texto del Testamento Secreto de Abraham 1:2-5) Es importante entrever que Abraham habla de otros mundos, de donde incluso Set provenía, y dice que el linaje de Adán tuvo que venir a este mundo a “salvar a la primera raza que pobló la Tierra”.

Esto explica la comparación de Jesús con Adán que hace Pablo: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.” (1ª Corintios 15:45) Adán fue creado o traído –como cada quien quiera verlo- a este orbe para salvar a la raza humana que ya existía. Al fallar Adán, fueron enviados otros hombres para ayudarles hasta que vino Jesús, y él sí consiguió este objetivo. Por esa razón el propio Jesús lo explicó así sobre sí mismo: “Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a éste echaron fuera, herido. Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizás cuando le vean a él, le tendrán respeto. Mas los labradores, al verle, discutían entre sí, diciendo: Éste es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra. Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, [los principales sacerdotes y escribas] dijeron: ¡Dios nos libre!” (Lucas 20:9-16)

Sobre esa historia antigua, y que pocos quieren reconocer, encontramos en la TANAK: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.” (Eclesiastés 1:9-11) Creemos que hemos descubierto todo, pero todo ya existió en tiempos de los cuales ya no existe memoria y cuyas evidencias han sido destruidas, almacenadas en bodegas, clasificadas, vueltas a enterrar o menospreciadas. Sencillamente, la raza blanca pudo proceder en parte de Adán, pero no los asiáticos que viven tras los Himalayas y en Oceanía, ni los negros de África o las islas muy alejadas.

De un mito a una teoría
Las evidencias que pueden avalar el origen de las razas proviene de mitos, leyendas, pictogramas y otras pruebas arqueológicas. Todas ellas se refieren siempre a los dioses extraterrestres o astronautas milenarios que, viniendo en tiempos muy remotos, utilizaron ingeniería genética para crear, clonar, cruzar y modificar razas, entre las cuales estaban lo que luego serían las más importantes etnias de las que surgieron las gamas de piel y rasgos hereditarios de tantos tipos de personas: color y forma de ojos, tipo de nariz, tipo de cabello, color del cabello y demás variedades en cuanto a genética se refiere. Otras referencias hablan de marcianos (significado del nombre: “ario”) mezclados con los atlantes, que se habrían repartido por el mundo tras un cataclismo que se vincula con lo que llamamos: Última Era Glacial. Aquellos habrían huido en todas direcciones, estableciéndose en Kem (hoy Egipto), Centro América, el norte de Europa, los montes Urales y el valle del Indo.

Luego están los asiáticos, que dicen haber sido creados por dioses serpiente venidos de las estrellas. Por otro lado, tenemos también la famosa raza de obreros creada hace 250.000 años por los Anunnaki establecidos en Sumer/Sinar hace 475.000 años, y que fueron utilizados para recogidas de oro, tanto en Mesopotamia como en Sudáfrica (estos serían los humanos más antiguos). Así mismo, no menos importante, tenemos a los descendientes de Noé (caucasianos) que vinieron con Adán hace 7.500 años aprox. y cuya historia es mucho más reciente que todas las anteriores (aunque hay más tipologías e historias de cada grupo como los aborígenes de Australia).

Así pues, la respuesta no es que resulte incierta, sino que es amplia. En otras palabras, No todas las razas tuvieron un mismo origen, ni todas aparecieron en la misma era, ni en la misma región. Pero algo sí se puede sacar en claro, y es que todo lleva a la misma raíz: la humanidad que hoy existe en la superficie de la Tierra es resultado de intervención extraterrestre y divina.

Project Magen “Release the Truth”
Frederick Guttmann R.
 
Re: El Origen del Hombre

El Origen del Hombre

El gran misterio que ha espoleado la imaginación y la inquietud de la raza humana es ciertamente su propio origen. En tiempos milenarios sólo existía la concepción de la aparición de nuestro género como fruto divino de dioses extranjeros. Más tarde, la influencia del Dios de los hebreos marcó un claro ejemplo de soberanía, y estableció el parámetro más conocido del inicio de la civilización. Con el pasar del tiempo las dudas eran mayores y la francmasonería buscaba piedra de tropiezo para la religión, encontrando del nieto de Erasmus Darwin y el masón Huxley, la excusa perfecta para el establecimiento del humanismo, el materialismo, el ateísmo, el evolucionismo y otras creencias filosóficas como el socialismo de Karl Marx y Federico Engels. No obstante, el fuerte beneplácito y amparo a toda costa del iluminismo británico y la banca hicieron de meras hipótesis unas piedras de ángulo en la sólida pirámide bávara del engaño.

La arqueología
Hace varias décadas la arqueóloga Jean Steen-Mackintyre descubrió evidencias humanas modernas en México, las cuales eran de hace unos 250.000 años. Este hecho hizo que fuese ridiculizada, discriminada y que le cerrasen todas las puertas profesionales, incluyendo los permisos para excavar, que fueron sistemáticamente rechazados. Era una herejía científica afirmar que el hombre moderno podía ser hallado en estratos de más de 40.000 años.

Sin embargo, pocos años después otros investigadores hallaron pruebas de hace 300.000 años en Siberia. Esto empezó a entorpecer el Árbol de Darwin, y la teoría hasta entonces aceptada, tuvo que comenzar a modificarse drásticamente.

Se creyó entonces en muchas formas de procesos evolutivos de la línea humana desde los monos, pero ninguna era -ni es hoy- concluyente. Se descubrieron entonces huesos humanos modernos –exactamente como los nuestros- en yacimientos de Atapuerca (España), con más de 800.000 años, y en África los más llamativos. Desde el principio se les quiso categorizar de hombres-mono o monos humanizados, a pesar de que uno de los esqueletos más emblemáticos, el Niño de Turkana, era de hecho un niño como los de hoy, y que para colmo se dedujo que de mayor pudo tener 1,83m de estatura: algo muy inusual para un hombre-mono de ese supuesto orden.

El Niño de Turkana fue metido en la novela de los hombres-mono, a pesar de que a ciencia cierta, era un ser humano común y corriente. Entre este descubrimiento y otro en las mismas regiones centroafricanas, se vio que hubo humanos modernos en África hace millón y medio de años. Una datación que rompía completamente todos los postulados aceptados hasta la fecha.

Se había creado un árbol en el que de los Ardipitecus se evolucionó a los Australopitecus, luego de estos se evolucionó a los Paranthropus y estos pasaron al género homo (humano) conectándose a través de los llamados Homo Rudolfensis y su primo Homo Habilis, y los Homo Erectus u Homo Ergaster. El problema en la novela eran los engranajes. Se empezó a utilizar un lenguaje amplio para describir a criaturas de la misma categoría y hacer que pareciera que había muchas y variadas especies: así parecía que las probabilidades evolutivas eran altas.

Las evidencias no colaboraban –ni hoy colaboran- ya que los registros situaban esqueletos y cráneos humanos en dataciones iguales o más antiguas que las de los pre-hombres, o monos. Ardipitecus, Australopitecus, Paranthropus, Homo Rudolfensis y Homo Habilis, estaban realmente dentro de un solo grupo familiar: eran monos.
Los estudios del ADN llevaron a creer que el origen humano apareció en Sudáfrica hace 100.000, por un estudio estadounidense, y por otro lado de 150.000, también en África. El asunto era que seguían saliendo a la luz esqueletos de hombres en estratos cada vez más alejados, incluso para los monos prehistóricos más arcaicos. En cuanto a cráneos, huesos sueltos, esqueletos completos o utensilios variados, se halló evidencia sólida en muchos países desde el siglo XVIII hasta hoy. Lugares en Argentina, Colombia, México, EE.UU., Francia, Italia, España, China, Kenia, Alemania y Marruecos, entre otros muchos, fueron el escenario para dichos descubrimientos.
Estas piezas no rondaban los 10.000 años, los 40.000 años, o los 250.000 años que debían tener, sino que se perdían en la prehistoria, hallándose en capas geológicas de 2 millones de años, 4, 5, 25, 40, 50, 60, y hasta 300 millones de años (antes de los dinosaurios).

El prestigioso científico alemán, Herr Horbigger, ya había afirmado en su momento que existieron hombres en el terciario. ¿Cómo lo sabía? Es más, ¿porqué las revistas de ciencia no hacen eco de estas impresionantes evidencias? La razón es simple: Illuminati. El control férreo del poder de la élite global ha tenido todo esto en un total control para mantener a la humanidad ignorante de sus orígenes. Esto llevó a siguiente gran paso, típico en la francmasonería: los fraudes. La prensa, los magazines y las noticias ventilaban y alardeaban de fatuos anuncios de hallazgos simiescos o eslabones perdidos nadie se paraba a pensar que no faltaba UN eslabón perdido, sino ¡3 millones! O sea, hablamos de la teoría más endeble jamás elaborada y mantenida. Así que los fraudes empezaron en China con restos que jamás llegaron a una comprobación de laboratorio, supuestamente por la invasión de los japoneses a la región. La otra gran base eran trozos de animal mezclados con trozos de humano separados a casi 20m de distancia y con 800.000 años de diferencia en su datación. Hablamos, por supuesto, del Hombre de Java y el Hombre de Pekín.

Los británicos, queriendo su protagonismo en la fábula, crearon el Hombre de Pildtown: el mayor fraude concebido en la arqueología. Por más de 20 años se creyó que era un eslabón perdido. De esta manera, siguió habiendo manipulaciones, desde dibujos en estudios prestigiosos hasta revistas internacionales. Podíamos llegar a ver verdaderos monos dibujados como si fuesen hombres, y a hombres como bestias. Las reconstrucciones eran siempre tendenciosas, subjetivas y fantasiosas. En este caso llegó el Hombre de Nebraska… en realidad simplemente se trató del diente de un cerdo; y a niñas y niños mono que nada tenía que ver con los huesos primigenios.

La literatura
En las historias legendarias se decía que los hombres del Viejo Mundo eran resultado de la sabia creación de Zeus. Algunas interpretaciones de ciertas tablillas sumerias inducían a muchos a creer que el dios mesopotámico Enki/Ea creó al hombre para el servicio forzoso –según Zecharia Sitchin, hace unos 250.000 años. Otras leyendas decían que la humanidad fue creada por seres extraterrestres, algunos de ellos de origen reptil, para que el hombre fuese de alimento áurico y energético a estos seres serpiente. Luego piedras talladas, dibujos en cuevas y otros artefactos de otrora decían que la humanidad fue creada por un cruce genético deliberado, hecho de manera muy avanzada por seres alienígenas muy similares a nosotros, cruzando monos con ADN extraterrestre.

Entre tantas narraciones está la famosa historia de Adán y Eva, la cual se volvió piedra angular del inicio humano para el mundo judío, cristiano y musulmán. Muchas religiones monoteístas consideran que Adán fue el primer hombre que pisó la Tierra y de su linaje surgieron todas las generaciones. Es importante tener en cuenta ciertos criterios históricos de Israel, que no pueden respaldar esta teoría: “Y, en el primer libro de los Setenta, donde el arcángel Miguel habla al tercer hijo de Adán, encontramos mención de los 5.000 años que debían transcurrir hasta que descendiese del cielo el Cristo, el Hijo bien amado de Dios, y consideramos que el Señor de Israel dijo a Moisés: Haz un arca de alianza de dos codos y medio de largo, de codo y medio de alto, y de codo y medio de ancho. En estos cinco codos y medio hemos comprendido y adivinado el simbolismo de la fábrica del arca del Antiguo Testamento, simbolismo significativo de que, al cabo de cinco millares y medio de años, Jesucristo debía venir al mundo en el arca de su cuerpo, y de que, conforme al testimonio de nuestras Escrituras, es el Hijo de Dios y el Señor de Israel. Porque, después de su pasión, nosotros, príncipes de los sacerdotes, presa de asombro ante los milagros que se operaron a causa de él, hemos abierto estos libros, y examinado todas las generaciones hasta la generación de José y de María, madre de Jesús. Y, pensando que era de la raza de David, hemos encontrado lo que ha cumplido el Señor. Y, desde que creó el cielo, la tierra y el hombre, hasta el diluvio, transcurrieron 2.212 años. Y, desde el diluvio hasta Abraham, 912 años. Y, desde Abraham hasta Moisés, 430 años. Y, desde Moisés hasta David, 510 años. Y, desde David hasta la cautividad de Babilonia, 500 años. Y, desde la cautividad de Babilonia hasta la encarnación de Jesucristo, 400 años. Los cuales forman en conjunto cinco millares y medio de años. Y así resulta que Jesús, a quien hemos crucificado, es el verdadero Cristo, hijo del Dios omnipotente.” (Evangelio de Nicodemo 29:4)

Si los escribas tenían razón, hasta hoy, desde Adán, habrían pasado una media de 7.500 años. ¿Cómo es entonces posible que haya huesos humanos descubiertos hace decenas de miles, cientos de miles e incluso millones de años de antigüedad? Y en este orden tenemos otro punto importante: “Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.” (Génesis 4:13-16) Hay que echar de ver que si Caín está sólo en la Tierra, no hay nadie quien le pueda matar. ¿Entonces de quién temía? Esa tal “señal” (hebreo: “ot” = “letra”) debía ser perceptible para la gente del país, que entendiese que si mataban a ese hombre serían malditos. Si le mataban era por ser asesino de un inocente. Además de esto, la tierra a la que Caín fue, ya tenía nombre, ¿quién le dio ese nombre? Nombre que además significa “Desterrado”. ¿Por qué iría Caín a la región de la gente expatriada? ¿De la gente que era expulsada de sus territorios? Él sabía cuál debía ser su lugar y además “construyó una ciudad”. ¿Desde cuándo un solo hombre puede construir una ciudad? A ciencia cierta en ese momento Caín, Adán y Eva no eran los únicos en la faz de la Tierra (y he de resaltar que no fue hasta que se dejó de hablar de Caín y de su expulsión del seno de sus padres, que Eva no dio a luz a Set, por lo que distaba mucho Caín de tener acompañantes de su propia familia en esos días).

También podemos ver las palabras que escribió hace 4.000 años el patriarca Abraham, y donde incluso se atrevió a hablar de vida extraterrestre: “Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todos los que hoy existen; pero la creación sigue y no se acaba. Todos los mundos se comunican unos con otros en amor y justicia, Y mi Dios en ello se engrandece. Todos los hijos de mi Dios, que llamáis ángeles, hombres fueron: porque yo hablé con Noé, que parecía ángel; porque yo hablé con Adán y parecía ángel; porque yo hablé con Eva y la vi parir un salvador y es un hijo de mi Dios, que ya vivió en otro mundo. Yo soy de la raza de Adán y mis hijos son de la raza de Adán, que tienen que salvar a la raza primera que pobló la Tierra; Porque Adán y su familia vino con luz y sabiduría de mi Dios.” (Texto del Testamento Secreto de Abraham 1:2-5) Es importante entrever que Abraham habla de otros mundos, de donde incluso Set provenía, y dice que el linaje de Adán tuvo que venir a este mundo a “salvar a la primera raza que pobló la Tierra”.

Esto explica la comparación de Jesús con Adán que hace Pablo: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.” (1ª Corintios 15:45) Adán fue creado o traído –como cada quien quiera verlo- a este orbe para salvar a la raza humana que ya existía. Al fallar Adán, fueron enviados otros hombres para ayudarles hasta que vino Jesús, y él sí consiguió este objetivo. Por esa razón el propio Jesús lo explicó así sobre sí mismo: “Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a éste echaron fuera, herido. Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizás cuando le vean a él, le tendrán respeto. Mas los labradores, al verle, discutían entre sí, diciendo: Éste es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra. Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, [los principales sacerdotes y escribas] dijeron: ¡Dios nos libre!” (Lucas 20:9-16)

Sobre esa historia antigua, y que pocos quieren reconocer, encontramos en la TANAK: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.” (Eclesiastés 1:9-11) Creemos que hemos descubierto todo, pero todo ya existió en tiempos de los cuales ya no existe memoria y cuyas evidencias han sido destruidas, almacenadas en bodegas, clasificadas, vueltas a enterrar o menospreciadas. Sencillamente, la raza blanca pudo proceder en parte de Adán, pero no los asiáticos que viven tras los Himalayas y en Oceanía, ni los negros de África o las islas muy alejadas.

De un mito a una teoría
Las evidencias que pueden avalar el origen de las razas proviene de mitos, leyendas, pictogramas y otras pruebas arqueológicas. Todas ellas se refieren siempre a los dioses extraterrestres o astronautas milenarios que, viniendo en tiempos muy remotos, utilizaron ingeniería genética para crear, clonar, cruzar y modificar razas, entre las cuales estaban lo que luego serían las más importantes etnias de las que surgieron las gamas de piel y rasgos hereditarios de tantos tipos de personas: color y forma de ojos, tipo de nariz, tipo de cabello, color del cabello y demás variedades en cuanto a genética se refiere. Otras referencias hablan de marcianos (significado del nombre: “ario”) mezclados con los atlantes, que se habrían repartido por el mundo tras un cataclismo que se vincula con lo que llamamos: Última Era Glacial. Aquellos habrían huido en todas direcciones, estableciéndose en Kem (hoy Egipto), Centro América, el norte de Europa, los montes Urales y el valle del Indo.

Luego están los asiáticos, que dicen haber sido creados por dioses serpiente venidos de las estrellas. Por otro lado, tenemos también la famosa raza de obreros creada hace 250.000 años por los Anunnaki establecidos en Sumer/Sinar hace 475.000 años, y que fueron utilizados para recogidas de oro, tanto en Mesopotamia como en Sudáfrica (estos serían los humanos más antiguos). Así mismo, no menos importante, tenemos a los descendientes de Noé (caucasianos) que vinieron con Adán hace 7.500 años aprox. y cuya historia es mucho más reciente que todas las anteriores (aunque hay más tipologías e historias de cada grupo como los aborígenes de Australia).

Así pues, la respuesta no es que resulte incierta, sino que es amplia. En otras palabras, No todas las razas tuvieron un mismo origen, ni todas aparecieron en la misma era, ni en la misma región. Pero algo sí se puede sacar en claro, y es que todo lleva a la misma raíz: la humanidad que hoy existe en la superficie de la Tierra es resultado de intervención extraterrestre y divina.

Project Magen “Release the Truth”
Frederick Guttmann R.

Este es el niño de turkana, dime, ¿te parece acaso moderno como afirmas?

220px-Turkana_Boy.jpg


Mirale solo el craneo y verás que no es como un niño moderno.

Saludos
 
Re: El Origen del Hombre

Definitivamente no es como un niño anatómicamente moderno.
 
Re: El Origen del Hombre

“Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.” (Génesis 4:13-16) Hay que echar de ver que si Caín está sólo en la Tierra, no hay nadie quien le pueda matar. ¿Entonces de quién temía?

Desde Eva hasta hoy el niño tiene una gestación de 9 meses , Adan vivio 700 años , matuzalen , 900 años , mira si podrían tener tiermpo de procrear a quien matara a Caín .-


Al hombre actual le es muy fácil prescindir de Dios y eso es por que se quiere juzgar a Dios con nuestro escaso razonamiento , por que todo se pone en tela de juicio , y así lo Divino tendrá cada vez menos valor en este mundo que es a la vez más inestable en lo referente a lo espiritual , y así se va perdiendo lo sobrenatural , por ejemplo , revelación , inspiración , milagros , pero en contrapartida Dios sigue manifestándose , por que ni aquella política Marxista y ni el muro de Berlín , pudieron impedir que se llevara a cabo lo que dijo el Mesías , que el Evangelio va a llegar a todo el mundo , y por más que la nación Judía actual se este rodeando con muros , llegará el día en que se convencerán lo grande del Evangelio y aceptarán al Mesías enviado .-<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:eek:ffice:eek:ffice" /><o:p></o:p>