El nuevo nacimiento

Ro 13,10
El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.
13
1 Todos deben someterse a las autoridades establecidas. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que hay, por él fueron puestas.a 2 Así que quien se opone a la autoridad va en contra de lo ordenado por Dios; y los que se oponen serán castigados. 3 De hecho, los gobernantes no están para causar miedo a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Pues pórtate bien, y la autoridad te aprobará 4 porque está al servicio de Dios para tu bien.b Pero si te portas mal, entonces sí debes tenerle miedo; porque no en vano la autoridad lleva la espada,c ya que está al servicio de Dios para dar su merecido al que hace lo malo. 5 Por lo tanto es preciso someterse a las autoridades, no solo para evitar el castigo sino como un deber de conciencia. 6 También por esta razón pagáis impuestos: porque las autoridades están al servicio de Dios, y a eso están dedicadas.
7 Dad a cada uno lo que le corresponde. A quien debáis pagar contribuciones, pagádselas; a quien debáis pagar impuestos, pagádselos; a quien debáis respeto,d respetadlo; a quien debáis estimación, estimadlo.
8 No tengáis deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tenéis unos con otros, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena.e 9 Los mandamientos dicen: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies”;f pero estos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”g 10 El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.
11 En todo esto tened en cuenta el tiempo en que vivimos: que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está ahora más cerca que al principio, cuando creímos en el mensaje.h 12 La noche está muy avanzada y se acerca el día; por eso, dejemos de haceri las cosas propias de la oscuridad y revistámonos de luz,j como un soldado se reviste de su armadura.k 13 Portémonos con decencia, como en pleno día. No andemos en borracheras y comilonas, ni en inmoralidades y vicios, ni en discordias y envidias.l 14 Al contrario, revestíos del Señor Jesucristom como de una armadura y no busquéis satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana.
 
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Ro 13,10
El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.
13
1 Todos deben someterse a las autoridades establecidas. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que hay, por él fueron puestas.a 2 Así que quien se opone a la autoridad va en contra de lo ordenado por Dios; y los que se oponen serán castigados. 3 De hecho, los gobernantes no están para causar miedo a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Pues pórtate bien, y la autoridad te aprobará 4 porque está al servicio de Dios para tu bien.b Pero si te portas mal, entonces sí debes tenerle miedo; porque no en vano la autoridad lleva la espada,c ya que está al servicio de Dios para dar su merecido al que hace lo malo. 5 Por lo tanto es preciso someterse a las autoridades, no solo para evitar el castigo sino como un deber de conciencia. 6 También por esta razón pagáis impuestos: porque las autoridades están al servicio de Dios, y a eso están dedicadas.
7 Dad a cada uno lo que le corresponde. A quien debáis pagar contribuciones, pagádselas; a quien debáis pagar impuestos, pagádselos; a quien debáis respeto,d respetadlo; a quien debáis estimación, estimadlo.
8 No tengáis deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tenéis unos con otros, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena.e 9 Los mandamientos dicen: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies”;f pero estos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”g 10 El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.

Si perales, en el amor se cumple perfectamente la ley de Moisés, solo que ya Cristo trajo otra ley, ya es hora de despertar del sueño de guardar la ley de Moisés es hora de revestirse de luz en Cristo y guardar la ley de Cristo. Porque si bien tenían una ley que tú dices que Cristo vino a perfeccionar, resulta que eso no es cierto que Cristo trajo una nueva ley, la ley de Cristo.


Deja el sueño de tratar de cumplir la ley de Moisés y cumple la ley de Cristo tal y como te lo indica el apóstol en seguida, porque la noche está muy avanzada y se acerca el día por eso dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad (la ley de Moisés). La ley que tiene la sombra de los bienes venideros y revistámonos del Señor Jesucristo.


en seguida te lo explica el apóstol con sus palabras: tienes que toma en cuenta el tiempo en que vivimos.

11 En todo esto tened en cuenta el tiempo en que vivimos: que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está ahora más cerca que al principio, cuando creímos en el mensaje.h 12 La noche está muy avanzada y se acerca el día; por eso, dejemos de haceri las cosas propias de la oscuridad y revistámonos de luz,j como un soldado se reviste de su armadura.k 13 Portémonos con decencia, como en pleno día. No andemos en borracheras y comilonas, ni en inmoralidades y vicios, ni en discordias y envidias.l 14 Al contrario, revestíos del Señor Jesucristom como de una armadura y no busquéis satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana.
 
¡En que consiste la ley de Cristo? se puede saber?, con versículos por favor.

Pablo visita a Santiago
17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría. 18 Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a visitar a Santiago,i y a esta reunión acudieron también todos los ancianos.j 19 Pablo los saludó, y luego les contó detalladamente las cosas que Dios había hecho por medio de él entre los no judíos. 20 Ellos, al oirlo, alabaron a Dios y dijeron a Pablo:
–Bueno, hermano, ya ves que entre los judíos hay muchos miles que han creído, y todos insisten en que es necesario seguir la ley de Moisés. 21 Les han informado que tú enseñas a los judíos residentes en el extranjero a no hacer caso de lo dispuesto por Moisés, y que les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni seguir nuestras costumbres. 22 ¿Qué hay de eso? Pues, sin duda, la gente va a saber que has venido. 23 Lo mejor que puedes hacer es esto: Aquí, entre nosotros, hay cuatro hombres que han de cumplir una promesa. 24 Llévalos contigo, purifícate juntamente con ellos y paga sus gastos, para que puedan hacerse cortar el cabello.k Así todos verán que no es cierto lo que se dice de ti, sino que, al contrario, tú también cumples la ley. 25 En cuanto a los no judíos que se han hecho creyentes, ya les hemos escrito nuestra decisión: no deben comer carne que haya sido sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales ahogados, y deben evitar toda inmoralidad sexual.l
 
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Solo obedecemos a una parte de la ley, no a sus reglamentaciones.

Hechos 15​


¿Se confunden a veces los miembros de la Iglesia con respecto a lo que es la doctrina correcta de la Iglesia? En Hechos 15 leemos de una situación parecida a ésa, la cual tuvo lugar en la Iglesia primitiva. Muchos de los judíos que se habían unido a la Iglesia pensaban que aún eran necesarias la ley de Moisés y la ordenanza de la circuncisión. Incluso deseaban que los gentiles que desearan hacerse cristianos siguiesen esas costumbres judías. Cuando leas este capítulo, fíjate en cómo se solucionaron en la Iglesia las disputas sobre la doctrina. ¿Estás enterado de ejemplos de nuestra época de ese sistema de solucionar controversias doctrinales?

La comprensión de las Escrituras​

Hechos 15​

Que se aparten de las contaminaciones de los ídolos(vers. 20)—
Que se nieguen a participar en la adoración de ídolos.

Hechos 15:1–5—Cristianos judíos y cristianos gentiles​

Como has aprendido en los Evangelios, los fariseos eran judíos que observaban estrictamente la ley de Moisés y la tradición de los ancianos (véase la introducción de Mateo 12 en esta guía de estudio, pág. 21). Cuando algunos de esos fariseos se convirtieron al Evangelio de Jesucristo, desearon conservar sus tradiciones y creían que todos los que se unieran a la Iglesia, incluso los gentiles, debían hacer lo mismo.
Pablo comprendió que eso no era correcto por motivo de que la ley de Moisés, incluso el requisito de la circuncisión, se había cumplido en Jesucristo (véase Lucas 24:44; 3 Nefi 15:4–5). Ya no se exigía a los cristianos judíos ni a los cristianos gentiles que vivieran de acuerdo con la ley menor. El desacuerdo que hubo entre Pablo y los cristianos judíos ocasionó en la Iglesia una disensión que sólo podían solucionar los Apóstoles en una conferencia de la Iglesia.
En la conferencia, Pedro explicó que el Señor le había revelado a él que los gentiles creyentes eran aceptables a Dios sin las reglamentaciones de la ley de Moisés (véase Hechos 10). El concilio decidió requerir obediencia sólo a una parte de la antigua ley, incluso lo que impedía a la gente incurrir en la idolatría. Fíjate en el método por medio del cual se resolvió el problema.
  • Los líderes de la Iglesia se reunieron en concilio para estudiar el problema (véase Hechos 15:1–6).
  • El Profeta y Presidente de la Iglesia explicó lo que el Señor había revelado sobre el asunto (véanse los vers. 7–11).
  • Hablaron otros líderes de la Iglesia para respaldar el consejo del Presidente y confirmar que la respuesta era de Dios (véanse los vers. 12–20).
  • La decisión del concilio se envió al resto de los miembros (véanse los vers. 22–31).
 
VATICANO

“¿Cuál es para San Pablo el papel de la Ley?”​


El Santo Padre ha reflexionado sobre el valor de la Ley según la Carta a los Gálatas, subrayando que "nos hará bien preguntarnos si aún vivimos en la época en que necesitamos la Ley, o si en cambio somos conscientes de haber recibido la gracia de habernos convertido en hijos de Dios para vivir en el amor".
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El Papa Francisco ha mantenido la audiencia general en la cual se pregunta por el papel de la “Ley” comentando la Carta de San Pablo a los Gálatas: “San Pablo nos ha enseñado que los «hijos de la Promesa» (Gal 4,28), por la fe en Jesucristo, no están bajo el vínculo de la Ley, sino llamados al estilo de vida arduo en la libertad del Evangelio. Pero la Ley existe. Por eso, en la catequesis de hoy nos preguntamos: ¿cuál es, según la Carta a los Gálatas, el papel de la Ley? En el pasaje que hemos escuchado, Pablo sostiene que la Ley ha sido como un pedagogo. Es una bonita imagen, que merece ser comprendida en su auténtico significado”.
“El apóstol”, dice el Papa, “parece sugerir a los cristianos dividir la historia de la salvación, y también su historia personal, en dos momentos: antes de haberse hecho creyentes y después de haber recibido la fe. En el centro se pone el evento de la muerte y resurrección de Jesús, que Pablo predicó para suscitar la fe en el Hijo de Dios, fuente de salvación. Por tanto, a partir de la fe en Cristo hay un “antes” y un “después” respecto a la misma Ley. La historia precedente está determinada por el estar “bajo la Ley”; la sucesiva va vivida siguiendo al Espíritu Santo (cfr Gal 5,25). Es la primera vez que Pablo utiliza esta expresión: estar “bajo la Ley”. El significado subyacente conlleva la idea de un sometimiento negativo, típico de losesclavos. El Apóstol lo explicita diciendo que cuando uno está “bajo la Ley” se está como “vigilado” o “cerrado”, una especie de custodia preventiva. Este tiempo, dice San Pablo, ha durado mucho, y se perpetúa hasta que se vive en el pecado”.
“La relación entre la Ley y el pecado será expuesta de forma más sistemática por el apóstol en su Carta a los Romanos, escrita pocos años después de la de los gálatas. En síntesis, la Ley lleva a definir la trasgresión y hacer a las personas conscientes del propio pecado. Es más, como enseña la experiencia común, el precepto termina por estimular la trasgresión. Escribe así en la carta a los Romanos: «Porque, cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, excitadas por la Ley, obraban en nuestros miembros, a fin de que produjéramos frutos de muerte. Mas, al presente, hemos quedado emancipados de la ley» (7,5-6). De forma lapidaria, Pablo fija su visión de la Ley: «El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley» (1 Cor 15,56)”.
“En este contexto”, continua Francisco, “adquiere su sentido pleno la referencia al rol pedagógico desarrollado por la Ley. En el sistema escolar de la antigüedad el pedagogo no tenía la función que hoy nosotros le atribuimos, es decir la de sostener la educación de un chico o una chica. En esa época se trataba de un esclavo que tenía el encargo de acompañar al hijo del amo cuando iba donde el maestro y después acompañarlo de nuevo a casa. Así tenía que protegerlo de los peligros y vigilarlo para que no asumiera comportamientos inadecuados. Su función era más bien disciplinaria. Cuando el joven se convertía en adulto, el pedagogo cesaba sus funciones”.
“Referirse a la Ley en estos términos permite a San Pablo aclarar el papel que esta jugó en la historia de Israel. La Torah había sido un acto de magnanimidad por parte de Dios con su pueblo. Ciertamente había tenido funciones restrictivas, pero al mismo tiempo había protegido a su pueblo, lo había educado, disciplinado y sostenido en su debilidad. Es por esto que el apóstol se detiene sucesivamente al describir la fase de la minoría de edad: «Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, con ser dueño de todo; sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el padre. De igual manera, también nosotros, cuando éramos menores de edad, vivíamos como esclavos bajo los elementos del mundo» (Gal 4,1-3). En resumen, la convicción del apóstol es que la Ley posee ciertamente su propia función positiva, pero limitada en el tiempo. No se puede extender su duración más allá de toda medida, porque está unida a la maduración de las personas y a su elección de libertad. Una vez que se alcanza la fe, la Ley agota su valor propedéutico y debe ceder el paso a otra autoridad”.
Para concluir, el Papa Francisco ha subrayado que “esta enseñanza sobre el valor de la ley es muy importante y merece ser considerada con atención para no caer en equívocos y realizar pasos en falso. Nos hará bien preguntarnos si aún vivimos en la época en que necesitamos la Ley, o si en cambio somos conscientes de haber recibido la gracia de habernos convertido en hijos de Dios para vivir en el amor”.
 
LO que dice el catecismo de la iglesia catolica


1967 La Ley evangélica “da cumplimiento” (cf Mt 5, 17-19), purifica, supera, y lleva a su perfección la Ley antigua. En las “Bienaventuranzas” da cumplimiento a las promesas divinas elevándolas y ordenándolas al “Reino de los cielos”. Se dirige a los que están dispuestos a acoger con fe esta esperanza nueva: los pobres, los humildes, los afligidos, los limpios de corazón, los perseguidos a causa de Cristo, trazando así los caminos sorprendentes del Reino.

1968 La Ley evangélica lleva a plenitud los mandamientos de la Ley. El Sermón del monte, lejos de abolir o devaluar las prescripciones morales de la Ley antigua, extrae de ella sus virtualidades ocultas y hace surgir de ella nuevas exigencias: revela toda su verdad divina y humana. No añade preceptos exteriores nuevos, pero llega a reformar la raíz de los actos, el corazón, donde el hombre elige entre lo puro y lo impuro (cf Mt 15, 18-19), donde se forman la fe, la esperanza y la caridad, y con ellas las otras virtudes. El Evangelio conduce así la Ley a su plenitud mediante la imitación de la perfección del Padre celestial (cf Mt 5, 48), mediante el perdón de los enemigos y la oración por los perseguidores, según el modelo de la generosidad divina (cf Mt 5, 44).

1969 La Ley nueva practica los actos de la religión: la limosna, la oración y el ayuno, ordenándolos al “Padre [...] que ve en lo secreto”, por oposición al deseo “de ser visto por los hombres” (cf Mt 6, 1-6; 16-18). Su oración es el Padre Nuestro (Mt 6, 9-13).

1970 La Ley evangélica entraña la elección decisiva entre “los dos caminos” (cf Mt 7, 13-14) y la práctica de las palabras del Señor (cf Mt 7, 21-27); está resumida en la regla de oro: “Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros; porque ésta es la ley y los profetas” (Mt 7, 12; cf Lc 6, 31).

Toda la Ley evangélica está contenida en el “mandamiento nuevo” de Jesús (Jn 13, 34): amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado (cf Jn 15, 12).

1971 Al Sermón del monte conviene añadir la catequesis moral de las enseñanzas apostólicas, como Rm 12-15; 1 Co 12-13; Col 3-4; Ef 4-5, etc. Esta doctrina transmite la enseñanza del Señor con la autoridad de los Apóstoles, especialmente exponiendo las virtudes que se derivan de la fe en Cristo y que anima la caridad, el principal don del Espíritu Santo. “Vuestra caridad sea sin fingimiento [...] amándoos cordialmente los unos a los otros [...] con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad” (Rm 12, 9-13). Esta catequesis nos enseña también a tratar los casos de conciencia a la luz de nuestra relación con Cristo y con la Iglesia (cf Rm 14; 1 Co 5, 10).

1972 La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad (cf St 1, 25; 2, 12), porque nos libera de las observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición del siervo “que ignora lo que hace su señor”, a la de amigo de Cristo, “porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn 15, 15), o también a la condición de hijo heredero (cf Ga 4, 1-7. 21-31; Rm 8, 15).

1973 Más allá de sus preceptos, la Ley nueva contiene los consejos evangélicos. La distinción tradicional entre mandamientos de Dios y consejos evangélicos se establece por relación a la caridad, perfección de la vida cristiana. Los preceptos están destinados a apartar lo que es incompatible con la caridad. Los consejos tienen por fin apartar lo que, incluso sin serle contrario, puede constituir un impedimento al desarrollo de la caridad (cf Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 184, a. 3).

1974 Los consejos evangélicos manifiestan la plenitud viva de una caridad que nunca se ve contenta por no poder darse más. Atestiguan su fuerza y estimulan nuestra prontitud espiritual. La perfección de la Ley nueva consiste esencialmente en los preceptos del amor de Dios y del prójimo. Los consejos indican vías más directas, medios más apropiados, y han de practicarse según la vocación de cada uno:

«Dios no quiere que cada uno observe todos los consejos, sino solamente los que son convenientes según la diversidad de las personas, los tiempos, las ocasiones, y las fuerzas, como la caridad lo requiera. Porque es ésta la que, como reina de todas las virtudes, de todos los mandamientos, de todos los consejos, y en suma de todas las leyes y de todas las acciones cristianas, da a todos y a todas rango, orden, tiempo y valor» (San Francisco de Sales, Traité de l'amour de Dieu, 8, 6).​
Resumen

1975
Según la sagrada Escritura, la ley es una instrucción paternal de Dios que prescribe al hombre los caminos que llevan a la bienaventuranza prometida y proscribe los caminos del mal.

1976 “La ley es una ordenación de la razón para el bien común, promulgada por el que está a cargo de la comunidad” (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 90, a. 4).

1977 Cristo es el fin de la ley (cf Rm 10, 4); sólo Él enseña y otorga la justicia de Dios.

1978 La ley natural es una participación en la sabiduría y la bondad de Dios por parte del hombre, formado a imagen de su Creador. Expresa la dignidad de la persona humana y constituye la base de sus derechos y sus deberes fundamentales.

1979 La ley natural es inmutable, permanente a través de la historia. Las normas que la expresan son siempre substancialmente válidas. Es la base necesaria para la edificación de las normas morales y la ley civil.

1980 La Ley antigua es la primera etapa de la Ley revelada. Sus prescripciones morales se resumen en los diez mandamientos.

1981 La Ley de Moisés contiene muchas verdades naturalmente accesibles a la razón. Dios las ha revelado porque los hombres no las leían en su corazón.

1982 La Ley antigua es una preparación al Evangelio.

1983 La Ley nueva es la gracia del Espíritu Santo recibida mediante la fe en Cristo, que opera por la caridad. Se expresa especialmente en el Sermón del Señor en la montaña y utiliza los sacramentos para comunicarnos la gracia.

1984 La Ley evangélica cumple, supera y lleva a su perfección la ley antigua: sus promesas mediante las bienaventuranzas del Reino de los cielos, sus mandamientos, reformando el corazón que es la raíz de los actos.

1985 La Ley nueva es ley de amor, ley de gracia, ley de libertad.

1986 Más allá de sus preceptos, la Ley nueva contiene los consejos evangélicos. “La santidad de la Iglesia también se fomenta de manera especial con los múltiples consejos que el Señor propone en el Evangelio a sus discípulos para que los practiquen” (LG 42).
 
Ya dijo jesucristo, primero pasaran los cielos y la tierra, antes que se deje de cumplir una jota de la ley.
LOs mandamientos hay que cumplirlos por amor, y de acuerdo al sentido verdadero que lo dio Jesús, sus enseñanzas están ligadas al amor, por ejemplo, oraras por tu enemigo, perrdonaras 70 veces siete a quien te ofende, si alguien te pide que le acompañes una milla, acompañala dos, no acumuleis tesoros en la tierra, compartela con los pobres, y otras, si seguimos estas enseñanzas sabras que has nacido de nuevo. Asi es Jesus dió el verdadero sentido de la ley que Dio Moises, aunque no fue el, sino Dios mismo. ES que no entiendes?
El proposito de la Ley (solo Decalogo) es observarla, sea que se haga por amor o sea por disciplina de la obediencia, ambas cumplen en obsevarla. Si se cumple con observarla, ello no constituye ni poca cosa ni mucha cosa, solo se cumple. El que ha nacido de nuevo, si retrocediese (sin apostatar) pero que se arrepiente... es que sabe realmente que a nacido de nuevo.