
por ultimo una reflexión: genesis 12;3 " Bendeciré a los que te bendijeran, y alos qu ete maldijeran maldiciré;y serna benditas en ti odas las familias de la tierra."
a contiunuacion el sgte. articulo
shalommmm

El mundo defiende el Islam pero ignora el antisemitismo
Rabino Abraham Cooper (1)
A partir que unos fanáticos -invocando el nombre de Dios- llevaron a cabo las atrocidades del 11 de septiembre, los norteamericanos todos los credos -desde el presidente Bush hasta editorialistas, sacerdotes y rabinos- hicieron llamados en favor de la tolerancia, tanto en relación con la población islámica de Estados Unidos como con el Islam en sí mismo. Los secuestradores probablemente, invocaron a Alá para justificar sus acciones asesinas. Eso nos dijeron. Pero esos asesinos no representan la verdadera cara del Islam. Nuestra guerra es contra los terroristas, no contra una religión. Esas palabras se apoyaron con hechos. La serie de incidentes de odio antiárabe llevaron a las fuerzas de seguridad a incrementar, rápidamente, la protección de las mezquitas y las empresas incluidas en Fortune 500. Organizaron sesiones especiales de capacitación y sensibilización, que estuvieron a cargo de activistas norteamericanos de origen árabe.
Lo que es a un mismo tiempo alentador e increíble es que, virtualmente, todos los norteamericanos comprenden que entregarse al odio racial significará, en realidad, brindarle una gran victoria a Osama bin Laden. Sería
una bomba de tiempo que, finalmente, provocaría mayor daño en la psique nacional norteamericana que la destrucción de las Torres Gemelas ya que pondría en riesgo nuestro compromiso con el respeto a la diversidad
religiosa, a los derechos individuales y a la igualdad de las minorías -ideales de nuestra democracia que constituyen un obstáculo para el programa de odio que Al Qaeda quiere promover en Estados Unidos-. Pero durante
este período de fiestas, resta oír palabras de apoyo y reconciliación con relación a otro grupo. Al mismo tiempo, los judíos se ven confrontados con nuevos y virulentos brotes de antisemitismo. Desde la Kristallnacht,
aquella infame noche de los cristales rotos en la Alemania nazi en 1938, no se habían atacado y quemado tantas sinagogas en Europa como durante este último año. Y mientras se debatía acerca de si el comienzo del Ramadan
significaría la suspensión temporaria de la guerra en Afganistán, los regímenes árabes no contemplaron esta tregua en sus campañas para deslegitimar Israel. Continúan tratando de ubicar, en un mismo plano, al sionismo con el apartheid y el nazismo e insultan los libros sagrados del judaismo. No se hizo nada para terminar con las grandes calumnias sobre crímenes rituales, sobre los supuestos complots judíos para controlar el mundo y sobre la negación del Holocausto.
Veamos los nuevos programas de la cadena de televisión estatal de Abu Dhabi. Compite con la otra cadena satelital -Al Jazeera- para llegar a 25 millones de hogares en el mundo árabe y musulmán, y han resuelto ganar
el mercado mediante el lanzamiento del programa "Historias de terror". Este programa se puso al aire durante todas las noches del Ramadan, cuando las familias musulmanas se reúnen para interrumpir su ayuno. En esta
"comedia satírica", un comediante muy conocido de Kuwait representó al primer ministro Ariel Sharon.
La audiencia puede ver al líder israelí caracterizado como un vampiro sediento de sangre de los niños árabes y publicitando "Dracu-cola", mezclado con tandas publicitarias donde se ofrece champú Procter & Gamble, chocolate
y computadoras para niños. El "primer ministro" lidera la masacre de unos prisioneros indefensos y, en la escena más horrenda, se ve cómo dirige la quema de bebés árabes en una hoguera. “Sharon” le cuenta a su asistente –quien tiene sus manos llenas de dinero- cómo el fallecido primer Ministro Menajem Begin cumplió su deseo en su vigésimo cumpleaños, bebiendo la sangre de 20 chicos árabes. "Sacamos su sangre y la bebimos. Fue una de mis mejores noches", recuerda feliz el “Sharon” de la ficción.
Hubo protestas (exitosas) para que Procter & Gamble cancelara sus publicidades de champú, pero el show continúo sin interrupciones, ya que los funcionarios árabes de la región (incluido el ministro de información de Kuwait) defendieron la transmisión en el marco del derecho de libertad de expresión -derecho reservado, aparentemente, tan solo para estos memorables proyectos culturales. Los líderes occidentales se mantuvieron callados, aún cuando se podría imaginar el malestar internacional si hubiera existido una programación similar dirigida contra figuras líderes del mundo islámico, puesta al aire por cristianos o judíos durante Ramadan.
El programa de Abu Dhabi refleja la corriente central de antisemitismo en el mundo árabe. Canales de televisión de Arabia Saudita y Egipto están debatiendo si poner al aire una miniserie, "Hombre a caballo sin caballo",
basada en "Los protocolos de los sabios de Sión" - panfleto de principios del siglo XX, ideado por la policía secreta del zar de Rusia con el propósito de revelar un supuesto plan judío para dominar el mundo. El libro, virtual aliciente para el genocidio, fue citado por toda aquella persona que odia a los judíos, desde Adolf Hitler hasta Louis Farrakhan.
Desafortunadamente, estas series televisivas no son nuevas en Medio Oriente. A principios de los años 80’, el actual ministro de defensa sirio, Mustafa Talas, escribió un libro titulado "La matzá de Sion", donde decía que
los judíos, que vivían en Damasco en 1840, habían matado a dos niños cristianos para utilizar su sangre para preparar matzá para Pascua. Este último verano, un productor egipcio anunció, en una conferencia de prensa, en El Cairo que estaba colaborando con Talas para realizar una versión fílmica del libro. La película, se dijo, sería “una respuesta del mundo árabe a La Lista de Schindler".
Talas no corre peligro de ser condenado en Siria por sus escritos. Durante una reciente visita del Papa Juan Pablo II a Damasco, el presidente Bashar Assad acusó a los judíos no sólo de haber matado a Jesús, sino también
de haber complotado para matar al profeta Mahoma. El Papa, un firme opositor al antisemitismo europeo, no pudo condenar este ataque del mundo árabe.
Este silencio del Papa no es único en el mundo occidental. Años antes del 11 de septiembre y antes de que Yasser Arafat dejara de cumplir el acuerdo de Camp David que daría vida a un estado palestino, su Autoridad Palestina promovió oficialmente el odio contra los judíos y el judaismo en los libros de texto y en los medios palestinos. A pesar de que esto era una clara violación de los acuerdos de Oslo del 93’, estas acciones apenas tuvieron importancia para Washington o la Unión Europea.
En ningún otro foro este sentimiento fue más fuerte que en la Conferencia Mundial contra el Racismo de las Naciones Unidas, que tuvo lugar en Durban, Sudáfrica, en septiembre último. Como delegado ante la misma, junto con otros representantes de grupos judíos, fuimos objeto de burlas e intimidados físicamente. Durante una jornada, miles de manifestantes musulmanes sudáfricanos marcharon con pancartas que proclamaban: "Hitler debería haber concluido su tarea". El peor insulto se produjo en el documento final, producido por las ONGs, que abogó por la reinstauración de la infame resolución de las Naciones Unidas de 1975 donde el sionismo se igualaba al racismo. Los Estados Unidos, muy criticados, fueron el único país - junto con Israel- que tuvieron el coraje de abandonar esta fiesta del odio, eclipsada por los secuestradores de Al Qaeda que realizaron sus ataques suicidas tan sólo 72 horas después de finalizada la Conferencia de Durban.
Desde su primer comunicado público después de las atrocidades del 11 de septiembre, Osama bin Laden entretejió a cristianos y judíos en una trama de odio, al hablar de complots hechos por "judíos y cruzados". A pesar de esto, muchos líderes en occidente aún creen que el enojo de "la calle árabe" nunca los tocará, siempre y cuando ellos se mantengan indiferentes hacia el antisemitismo. Pero así como el presidente Bush ha insistido en que "no hay buenos o malos terroristas", debemos recordar que el odio es igualmente detestable, sin importar hacia dónde se dirija. De lo contrario, el odio - y el cáncer de terrorismo que provoca - nunca desaparecerá.
(1) El Rabino Abraham Cooper es Decano Adjunto del Centro Simon
Wiesenthal en Los Angeles. El presente artículo fue publicado el 16
de diciembre de 2001 en Los Angeles Times