<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por emmanuel:
Jetonius,
Seguro que sí. Lo único que me sorprende es eso de que la Iglesia dice que se repite el sacrificio. En verdad lo que enseña no es eso. El sacrificio fué UNICO, lo que creemos es que ese sacrificio está presente de alguna forma. [/quote]
Estimado Emmanuel: Esto lo contesto al final.
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
La presencia de Cristo es por tanto mantenida por Lutero, sólo que en palabras -y en concepto- distinto. Eso es lo que entiendo de su respuesta.
Lo que no acabo de comprender es porqué mantiene esa presencia en el momento de consagrar con su rito correspondiente, pero no después. ¿Cuando mantenía él que esa presencia real el cuerpo y sangre de Cristo desaparecía?. ¿Se hacía algún rito para ello?.¿O era cuestión de tiempo?. Le agradecería me resolviese esa cuestión, aparte de la anterior duda no resuelta de cuantas denominaciones evangélicas mantienen esa presencia REAL de Cristo en la misma.
Gracias.
Dios le bendiga.[/quote]
Mire, yo no soy luterano, pero le puedo decir que, como las demás iglesias evangélicas que sostienen alguna forma de presencia real, los luteranos afirman que ésta ocurre solamente en el contexto del sacramento, no antes o después.
He aquí la declaración de la rama más conservadora del luteranismo estadounidense, el Sínodo de Missouri:
"
Reverencia post-comunión
Los elementos consagrados que permanecen luego de que todos hayan comulgado deben ser tratados con reverencia. Esta reverencia se ha expresado por los luteranos de varias formas. Algunos han seguido la antigua práctica de quemar el pan y derramar el vino en tierra. Otros han establecido específicamente una pileta con desagüe -piscina- específicamente para disponer del vino. Los ancianos o la liga del altar pueden también retornar el pan y el vino consagrados a recipientes específicos para un uso sacramental futuro, o el pastor y los ancianos pueden consumir los elementos remanentes. Todas estas prácticas deben ser propiamente entendidas.
La Iglesia no confiere por ellas a los elementos algún estado permanente fuera de su uso en la misma Cena del Señor.
La práctica bíblica mantiene los elementos en su contexto sacramental. Nuestras confesiones luteranas, citando del Concordato de Wittenberg (1536) son lúcidas en
su rechazo de toda opinión que confiriese algún status extraordinario a los elementos fuera de su uso sacramental.
confiesan, de acuerdo con las palabras de Ireneo, que hay dos cosas en este sacramento, una celestial y otra terrenal. Por tanto, sostienen que con el pan y vino el cuerpo y sangre de Cristo son verdadera y esencialmente presentes, distribuidas y recibidas. Y aunque ellos niegan una transubstanciación (esto es, un cambio esencial del pan y vino en el cuerpo y la sangre de Cristo) y no creen que el cuerpo y la sangre de Cristo se hallen localmente encerrados en el pan, o estén en alguna otra manera unidas permanentemente con éste fuera de su uso en el sacramento, ellos conceden que a través de la unión sacramental el pan es el cuerpo de Cristo, etc. Pues ellos no sostienen que el cuerpo de Cristo esté presente aparte del uso, como cuando el pan es apartado o reservado en el sagrario o llevado y expuesto en procesión, como ocurre en el papado."
(Project Wittenberg. Theology and Practice of the Lord's Supper; negritas añadidas).
El texto completo lo hallará en
http://www.iclnet.org/pub/resources/text/wittenberg/mosynod/web/sup-01.html
Ahora bien, sobre su afirmación,
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
Lo único que me sorprende es eso de que la Iglesia dice que se repite el sacrificio. En verdad lo que enseña no es eso. El sacrificio fué UNICO, lo que creemos es que ese sacrificio está presente de alguna forma. [/quote]
... he aquí la doctrina oficial de la Iglesia de Roma (he añadido negritas en los párrafos más relevantes):
Concilio de Trento
Sesión XIII del 11 de octubre de 1551
Primeramente enseña el santo Concilio, y abierta y sencillamente confiesa, que en el augusto sacramento de la Eucaristía, después de la consagración del pan y del vino, se contiene verdadera, real y sustancialmente [Can. 1] nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y hombre, bajo la apariencia de aquellas cosas sensibles... (Denzinger 874)
Cristo Redentor nuestro dijo ser verdaderamente su cuerpo lo que ofrecía bajo la apariencia del pan [Mt. 26,26ss; Mc. 14, 22ss; Lc. 22, 19s; 1 Cor. 11, 24ss]; de ahí que la Iglesia de Dios tuvo siempre la persuasión y ahora nuevamente lo declara en este santo Concilio, que por la consagración del pan y del vino se realizan la conversión de toda la sutancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. La cual conversión, propia y convenientemente, fue llamada transustanciación por la santa Iglesia Católica [Can. 2] (Denzinger 877).
No queda, pues, ningún lugar a duda de que, conforme a la costumbre recibida de siempre en la Iglesia Católica, todos los fieles de Cristo en su veneración a este santísimo sacramento deben tributarle aquel culto de latría que se debe al verdadero Dios [Can. 6]. .. (Denzinger 878)
Cánones sobre el santísimo sacramento de la Eucaristía
Can. 1. Si alguno negare que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre, juntamente con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema. (Denzinger 883)
Can. 2. Si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía permanece la sustancia de pan y de vino juntamente con el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo ... sea anatema. (Denzinger 884)
Can. 4. Si alguno dijere que, acabada la consagración, no está el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo en el admirable sacramento de la Eucaristía, sino sólo en el uso, al ser recibido, pero no antes o después, y que en las hostias o partículas consagradas que sobran o se reservan después de la comunión, no permanece el verdadero cuerpo del Señor, sea anatema. (Denzinger 886)
Can. 6. Si alguno dijere que en el santísimo sacramento de la Eucaristía no se debe adorar con culto de latría, aun externo, a Cristo, Hijo de Dios unigénito, y que por tanto no se le debe venerar con peculiar celebración de fiesta ni llevándole solemnemente en procesión, según laudable y universal rito y costumbre de la santa Iglesia, o que no debe ser públicamente expuesto para ser adorado, y que sus adoradores son idólatras, sea anatema. (Denzinger 888)
Doctrina de la Iglesia de Roma
Concilio de Trento
Sesión XXII del 17 de setiembre de 1562
“
Y porque en este divino sacrificio, que en la Misa se realiza, se contiene e incruentamente se inmola aquel mismo Cristo que una sola vez se ofreció Él mismo cruentamente en el altar de la cruz [Heb. 9,27]; enseña el santo Concilio que este sacrificio es verdaderamente propiciatorio [Can. 3] ... (Denzinger 940).
Canon 3.
Si alguno dijere que en el sacrificio de la Misa no se ofrece a Dios un verdadero y propio sacrificio, o que el ofrecerlo no es otra cosa que dársenos a comer Cristo, sea anatema.”
En otras palabras, aunque se reconoce la naturaleza única e irrepetible del sacrificio de Jesucristo en la cruz, al mismo tiempo se afirma que en cada misa que se celebra, el sacerdote inmola a Dios , aunque en forma incruenta, al mismo Señor.
Desde luego, esto no es lo que enseña la Biblia.
LA IRREPETIBILIDAD DEL SACRIFICIO DE CRISTO, SEA DE FORMA CRUENTA O INCRUENTA
Doctrina bíblica
Hebreos 7: 15-16, 21-28
“Esto es aun más evidente si otro sacerdote se levanta a la semejanza de Melquisedec, quien no ha sido constituido conforme al mandamiento de la ley acerca del linaje carnal, sino según el poder de una vida indestructible.
...
Los otros fueron hechos sacerdotes sin juramento, mientras que éste lo fue por el juramento del que le dijo: Juró el Señor y no se arrepentirá: "Tú eres sacerdote para siempre."
De igual manera, Jesús ha sido hecho fiador de un pacto superior. A la verdad, muchos fueron hechos sacerdotes, porque debido a la muerte no podían permanecer. Pero éste, porque permanece para siempre, tiene un sacerdocio perpetuo. Por esto también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive para siempre para interceder por ellos.”
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón porque:
1. No está ligado al linaje
2. Fue establecido con juramento
3. Fue establecido con un pacto superior
4. Es perpetuo e involucra una intercesión permanente
5. Es suficiente para la salvación de todos los que en el confían.
“Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, puro, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos. El
no tiene cada día la necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios , primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo
una vez para siempre , ofreciéndose a sí mismo. La ley constituye como sumos sacerdotes a hombres débiles; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, constituyó al Hijo, hecho perfecto para siempre.”
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón también porque:
1. El Sacerdote es perfecto en todo sentido
2. No necesita ofrecer sacrificio por su propio pecado
3. No necesita repetir el único sacrificio que realizó una vez para siempre
Hebreos 8:6
“Pero ahora Jesús ha alcanzado un ministerio sacerdotal tanto más excelente por cuanto él es mediador de un pacto superior, que ha sido establecido sobre promesas superiores.”
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón, además, porque :
1. Su ministerio sacerdotal es excelente
2. El es el mediador de un mejor Pacto
3. Este Pacto involucra promesas superiores
Hebreos 9: 8-14
“Con esto el Espíritu Santo daba a entender que todavía no había sido mostrado el camino hacia el lugar santísimo, mientras estuviese en pie la primera parte del tabernáculo. Esto es una figura para el tiempo presente, según la cual se ofrecían ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que rendía culto. Estas son ordenanzas de la carne, que consisten sólo de comidas y bebidas y diversos lavamientos, impuestas hasta el tiempo de la renovación.”
Pero estando ya presente Cristo, el sumo sacerdote de los bienes que han venido, por medio del más amplio y perfecto tabernáculo no hecho de manos, es decir, no de esta creación, entró
una vez para siempre en el lugar santísimo, logrando así eterna redención , ya no mediante sangre de machos cabríos ni de becerros, sino mediante su propia sangre. Porque si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de la vaquilla rociada sobre los impuros, santifican para la purificación del cuerpo, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará nuestras conciencias de las obras muertas para servir al Dios vivo!
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón porque:
1. Porque no consiste en “ordenanzas de la carne”, ritos repetitivos que sólo prefiguraban la realidad presente
2. Porque el tabernáculo era solamente una imitación transitoria del santuario perfecto y celestial al cual ingresó Jesucristo
3. Porque el Señor solamente necesitó ingresar una vez al tabernáculo celestial
4. Porque lo hizo una vez por medio de su propia sangre
5. Porque este único e irrepetible sacrificio bastó para la eterna redención
Hebreos 9: 23-28
“Era, pues, necesario purificar las figuras de las cosas celestiales con estos ritos; pero las mismas cosas celestiales, con sacrificios mejores que éstos. Porque Cristo no entró en un lugar santísimo hecho de manos, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios a nuestro favor.
Tampoco entró para ofrecerse muchas veces a sí mismo , como entra cada año el sumo sacerdote en el lugar santísimo con sangre ajena. De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, él se ha presentado
una vez para siempre en la consumación de los siglos, para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo . Entonces, tal como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio, así también Cristo fue ofrecido
una sola vez para quitar los pecados de muchos . La segunda vez, ya sin relación con el pecado, aparecerá para salvación a los que le esperan. “
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. Porque las cosas celestiales requerían una purificación perfecta y definitiva
2. Porque por su propia naturaleza tal sacrificio podía y debía ofrecerse solamente una vez, “en la consumación de los siglos”.
3. Porque tiene eficacia perpetua y universal para quitar el pecado
Hebreos 10: 8-14
“Habiendo dicho arriba: Sacrificios, ofrendas y holocaustos por el pecado no quisiste ni te agradaron (cosas que se ofrecen según la ley), luego dijo: ¡Heme aquí para hacer tu voluntad! El quita lo primero para establecer lo segundo. Es en esa voluntad que somos santificados,
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre . Todo sacerdote se ha presentado, día tras día, para servir en el culto y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados. Pero éste, habiendo ofrecido
un solo sacrificio por los pecados , se sentó para siempre a la diestra de Dios, esperando de allí en adelante hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Porque con
una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los santificados . “
El sacerdocio de Jesucristo es superior en todo sentido al de Aarón:
1. Porque su sacrificio involucró perfecta obediencia
2. Porque trajo consigo la abolición del sistema antiguo e imperfecto
3. Porque no fue necesario sino que presentara un único sacrificio
4. Porque esta sola perfecta ofrenda basta para la expiación de todos los pecados.
En los pasajes citados se afirma no menos de seis veces que el sacrificio de Cristo fue hecho
una sola vez y que su eficacia es perpetua, “para salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios”, . “para ofrecer sacrificio... por los pecados de ellos”, para ser mediador de “un pacto superior”, para lograr “eterna redención”, para “limpiar nuestras conciencias”, para “quitar los pecados”, para que seamos santificados y para que seamos perfeccionados.
La sola idea de que sea necesario, o siquiera posible, repetir este sacrificio, sea de manera cruenta o incruenta, es por completa ajena al texto y contexto de la Escritura.
Que Dios les bendiga e ilumine,
Jetonius
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