EL MILENIO APOCALIPTICO

Justo

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21 Octubre 2000
207
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¿Qué enseña la palabra de Dios sobre el Milenio?
¿Es el Milenio una cifra simbólica, o literal?
¿Comenzó el Milenio con la primera venida de Cristo?
¿Estará la Tierra destruida y vacía de gente durante el Milenio, como enseñan los
adventistas del séptimo día?
¿Qué es la primera resurrección?
¿Por qué la Iglesia reinará con el Mesías 1000 años sobre las naciones de la Tierra?

Estas preguntas serán contestadas a continuación

EL MILENIO APOCALIPTICO

EL TEXTO DEL MILENIO.

La cifra "1000 años" aparece seis veces en la Revelación de Jesucristo (el Apocalipsis). He aquí el pasaje:
"Vi un ángel que descendía del cielo, con la llave del Abísmo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por 1000 años, y lo arrojó al Abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos los 1000 años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
Y vi tonos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo 1000 años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron 1000 años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él 1000 años.
Cuando los 1000 años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión". (Apocalipsis 20:1-7).
Tengo delante de mi dos folletos de estudio "bíblico", titulados "escatología 1. Milenio", y "escatología IV, las dos resurrecciones". Ambos folletos están escritos por un "pastor evangélico", llamado J. Candeas.
En este escrito, vamos a analizar la doctrina del pastor Candeas, a la luz de las Escrituras.

En primer lugar, veamos lo que enseña el pastor Candeas, referente a la doctrina del Milenio del Apocalipsis. El mencionado pastor escribe lo siguiente su folleto:
"El Milenio es una doctrina que forma parte muy importante en la teología de casi todas las iglesias evangélicas y sectas falsas".

El Sr. Candeas rechaza el Milenio del Apocalipsis, como un periodo literal de tiempo, que comenzará DESPUÉS de la manifestación gloriosa de Jesucristo.
Según este "erudito" pastor, los que creemos en ese futuro Milenio literal estamos engañados, y somos sectarios. Los mundanos apóstatas nos denominan despectivamente "fanáticos milenaristas", etc.
Es cierto que sectas, como los testigos de Jehová y los adventistas del séptimo día, hablan del Milenio, sin embargo, el Milenio que enseñan ellos, es un milenio falso, que no tiene nada que ver con el verdadero Milenio del Apocalipsis.
La enseñanza que el pastor J. Candeas propaga a otros es la misma enseñanza que el romanismo papista nos quiere hacer creer.
EL ROMANISMO (CATOLICISMO ROMANO) SIEMPRE HA RECHAZADO EL MILENIO DEL APOCALIPSIS.
Según el magisterio de esa iglesia, el Milenio no es un período LITERAL de tiempo, sino una cifra simbólica que representa "la fase terrestre del Reino de Dios, desde la caída de Roma (476 d.C.), hasta la venida de Cristo" (comentario de la Nueva Bíblia de Jerusalén de 1998, página 1840).
Observe bien. SEGÚN LA IGLESIA DE ROMA, ÉSTA ERA "CRISTIANA" ES EL MILENIO, el cual -según esa iglesia- COMENZÓ CON LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO EN EL AÑO 476 D.C., cuyo poder fue reemplazado por el poder papal romano.
Por consiguiente, según el romanismo, Cristo ya está reinando sobre la tierra en la persona de su vicario, el sumo pontífice romano.

Algunas iglesias que se separaron de Roma, heredaron esa doctrina de la iglesia de Roma, su "madre"" espiritual. Estas iglesias son, por ejemplo, las iglesias ortodoxas, anglicana y muchas iglesias protestantes. Todas estas iglesias, en unión con Roma, TAMBIÉN RECHAZAN EL MILENIO DEL APOCALIPSIS, Y ENSEÑAN QUE ÉSTA ERA "CRISTIANA" ES EL MILENIO.

El pastor J. Candeas también ha heredado esa mentira satánica de la iglesia de Roma.
Según dicho pastor, el Milenio ya comenzó, no con la caída de Roma, como enseña el papado, sino con el nacimiento de Jesús en Belén, y terminará con la venida gloriosa de Cristo (página 7).
Ahora bien, ¿cuál es el argumento bíblico que ese pastor esgrime para apoyar esa doctrina?
El Sr. J. Candeas rechaza el Milenio del Apocalipsis, porque ni los evangelios, ni los Hechos ni las epístolas mencionan el Milenio (página 5). Únicamente se menciona seis veces en el Apocalipsis.
Como el Apocalipsis está repleto de figuras SIMBÓLICAS, no literales, entonces -según ese pastor evangélico- los 1000 también son simbólicos, no literales.

Rechazar el Milenio del Apocalipsis porque solo ese libro de la Bíblia habla de él, es un argumento ridículo y falso por los cuatro costados.
Siguiendo esa estúpida regla, también tendríamos que rechazar, por ejemplo, los mensajes de Cristo a las siete iglesias (Apocalipsis 2 y 3), ya que el resto de la Bíblia no habla de dichos mensajes.
Siguiendo esa regla absurda, tendríamos que rechazar prácticamente todo el Apocalipsis, ya que el resto de la Bíblia no lo menciona.
El pastor J. Candeas, en su ignorancia, no entiende el por qué el resto de la Bíblia jamás habla del Milenio del Apocalipsis.
El Apocalipsis es LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO, la cual le fue entregada, por medio de un ángel, al apóstol Juan (Apocalipsis 1:1).
Según los más eruditos cronólogos de la Cristiandad, dicha Revelación la recibió Juan en el año 95 d.C
Otros incluso dicen que la recibió antes del año 70 d.C. (Nueva Bíblia de Jerusalén, año 1998, página 1819).

Por consiguiente, es completamente lógico que el resto de la Bíblia nunca mencione el Milenio, ÉSTA DOCTRINA AÚN NO LA HABÍA REVELADO EL SEÑOR JESÚS A SUS SIERVOS.
Ni los evangelios, ni los Hechos, ni las epístolas mencionan el Milenio, por la sencilla razón de que aún no había sido revelado por el Señor.

EL MILENIO COMENZÓ A SER CREENCIA FUNDAMENTAL DE LA IGLESIA CUANDO CRISTO SE LO REVELÓ A JUAN.
A partir de entonces, rechazar esa doctrina de Cristo, ERA CONSIDERADO POR TODOS LOS CRISTIANOS GENUINOS COMO UN CLARO SIGNO DE APOSTASÍA.
Cualquiera que profundice un poco en la historia de esta doctrina, descubrirá que TODOS LOS MEJORES CRISTIANOS, A PARTIR DE JUAN, CREYERON Y ENSEÑARON EL MILENIO DEL APOCALIPSIS, ES DECIR, TODOS ELLOS FUERON MILENARISTAS, CREÍAN EN UN MILENIO LITERAL Y TERRENAL, QUE COMENZARÍA DESPUÉS DE LA VENIDA GLORIOSA DE CRISTO LA TIERRA, ¡no antes! Esta realidad la reconoce hasta el romanismo papista:
"Una corriente de la tradición ya desde la iglesia antigua, interpretaba este versículo a la letra: DESPUÉS DE UNA RESURRECCIÓN REAL, LA DE LOS MÁRTIRES, CRISTO VOLVERÍA A LA TIERRA, PARA UN REINADO FELIZ DE 1000 AÑOS, en compañía de sus fieles. Este milenarismo literal nunca ha gozado del favor de la Iglesia" (comentario de la Nueva Bíblia de Jerusalén página 1840).

Como puede ver, la iglesia católica sabe que la iglesia antigua, la más pura y cercana a la doctrina de Cristo, fue MILENARISTA, es decir, creían y enseñaban que Cristo regresaría a la tierra, para reinar 1000 AÑOS LITERALES sobre las naciones de la tierra.
Sin embargo la iglesia romana NUNCA HA ACEPTADO ESA DOCTRINA DE CRISTO (luego veremos por qué) sino que ha preferido creer doctrinas de demonios (1ª Timoteo 4:1).
El pastor J. Candeas, y otros muchos, prefieren creer también esa doctrina de demonios antes que la doctrina de Cristo.

PAPIAS, (70-155 d.C.) obispo de Hierápolis, fue alumno del apóstol Juan. De él aprendió la doctrina del Milenio, quedando plasmada en algunos de sus escritos.
PRÁCTICAMENTE TODOS LOS LLAMADOS "PADRES DE LA IGLESIA" FUERON MILENARISTAS, es decir, creían en el Milenio LITERAL Y TERRENAL después de la venida gloriosa de Cristo. Sin embargo en el siglo 5º d.C., un "santo padre de la iglesia", llamado AGUSTÍN, obispo de Hipona, rechazó el Milenio del Apocalipsis y comenzó a enseñar que ésta era "cristiana" es el Milenio.
Austin de Hipona fue principal teólogo de la época, y el responsable principal de que la Iglesia se apartara del milenarismo del Apocalipsis.

EN EL AÑO 431 D.C., EN EL CONCILIO DE EFESO, TODOS LOS OBISPOS APÓSTATAS DE LA CRISTIANDAD, INFLUENCIADOS POR LA DOCTRINA DE AGUSTIN, CONDENARON EL MILENARISMO ANTIGUO, Y LO DECLARARON SUPERSTICIÓN Y HEREJÍA. Sin embargo, jamás dejaron de existir cristianos fieles a la Revelación de Jesucristo, los cuales guardaron su fe en la doctrina del futuro Milenio LITERAL Y TERRENAL.

El papado romano masacró durante siglos a miles de verdaderos cristianos que creían en la Revelación de Jesucristo, y, si hoy no son masacrados de nuevo, es porque el papado romano aún no ha recibido el poder político y religioso sobre todas las naciones.
Cuando el último Papa de la iglesia católica reciba de Satanás ese poder mundial, que se preparen todos los "milenaristas apocalipticos", ya que entonces los SANTOS de la Iglesia sufrirán la mayor TRIBULACIÓN o persecución de la Historia, tal como está relatada en el Apocalipsis (Apocalipsis 13;7,10,14:12,17:6)

Toda la Cristiandad apóstata, sin duda, se someterá al poder satánico de ese futuro Papa romano, y llevarán su marca en la frente y en la mano derecha, para poder comprar y vender durante ese futuro gobierno mundial, que durara 42 MESES (Apocalipsis 13:1-18). De esta forma, todos los apóstatas salvarán su pellejo, pero, al final, sufrirán la terrible ira de Dios, y serán destruidos para siempre en el fuego (Apocalipsis 14:9-11,16:1-2).

El Sr. J. Candeas, así como todos los demás apóstatas de la Cristiandad, ignoran que LO SIMBÓLICO EN EL APOCALIPSIS SON SUS FIGURAS, ¡NUNCA SUS NÚMEROS O CIFRAS! Veamos unos cuantos ejemplos.

Juan vio un CORDERO degollado, con 7 CUERNOS y 7 OJOS (Apocalipsis 5:6). Dicha figura es SIMBÓLICA, no literal, y representa Jesucristo, el cordero de Dios (Apocalipsis 5:5, Juan 1:36). Ahora bien, EL NÚMERO 7 ES LITERAL, NO SIMBÓLICO.
Las bestias de Apocalipsis 13, la gran ramera de Apocalipsis 17, el dragón de Apocalipsis 12, también son figuras SIMBÓLICAS, no literales. Sin embargo, los 24 ancianos de Apocalipsis 4:4, los 10 días de Apocalipsis 2:10, los 7 sellos de Apocalipsis 5:1, los 144.000 sellados de las 12 tribus de Israel, de Apocalipsis 7:4, los 2 testigos de Apocalipsis 11:3, los 42 meses, y los 1260 días de Apocalipsis 11:3, las 7 cabezas y los 10 cuernos de Apocalipsis 13:1, las 7 plagas de Apocalipsis 15:6, TODAS ESTAS CIFRAS DEL APOCALIPSIS SON LITERALES, no simbólicas. Por lo tanto, LOS 1000 AÑOS DE APOCALIPSIS 20:1-7 TAMBIÉN SON LITERALES. El texto bíblico repite por seis veces la cifra de 1000 años, para dejar claro que se trata de 1000 LITERALES. Dios sabía perfectamente que, en el que futuro, ésta doctrina sería rechazada por los apóstatas de la fe.
Por consiguiente, el argumento iglesiero de que los 1000 son simbólicos, no literales, porque en el Apocalipsis hay figuras simbólicas, es absolutamente falso y ridículo.
El pastor J. Candeas pretende hacernos creer que el Milenio de la Apocalipsis comenzó con la primera venida de Cristo, cuando nació Belén, y terminará cuando él venga por segunda vez (página 7).
Por consiguiente según el Sr. Candeas, ésta era "cristiana" es el Milenio.
Sin embargo, la palabra de Dios enseña algo completamente diferente.
La Revelación de Jesucristo (el Apocalipsis) dice que SATANÁS NO PODRÁ ENGAÑAR A LAS NACIONES DURANTE EL MILENIO (Apocalipsis 20:3.). Ahora bien, la misma Revelación de Jesucristo dice que EL DIABLO ESTÁ ENGAÑANDO AL MUNDO ENTERO DURANTE ESTA ERA (Apocalipsis 12:9).
Por consiguiente, si el diablo está engañando al mundo durante esta era "cristiana", entonces es absolutamente IMPOSIBLE que ésta era sea el Milenio.
Jesús dijo que sus discípulos serían entregados a tribulación y los matarían, y muchos falsos profetas se levantarían y ENGAÑARÍAN A MUCHOS (Mateo 24:9-11). Esta profecía de Jesús, se ha estado cumpliendo literalmente durante ÉSTA era "cristiana". Por lo tanto, repito, ésta era no es el Milenio, pues, DURANTE EL MILENIO, NINGÚN SER HUMANO SERÁ ENGAÑADO POR EL DIABLO.
Esta falsa era "cristiana" o "mesiánica" es una era de APOSTASÍA, tal como enseñó el apóstol Pablo (2ªTesalonicenses 2:3). Pablo llamó a la actual era "EL PRESENTE SIGLO MALO" (Gálatas 1:4).

LA PRIMERA RESURRECCIÓN
Según el pastor J. Candeas, durante ÉSTA era "cristiana" se está efectuando la primera resurrección, mencionada en Apocalipsis 20:5-6 (página 8).
Según dicho pastor, esa primera resurrección es la resurrección ESPIRITUAL, es decir, la resurrección que experimenta el pecador muerto en sus pecados y delitos en el momento que se arrepiente y cree en el Evangelio (Efesios 2:6, Colosenses y 2:12, 3:1).
Es cierto que los verdaderos cristianos han RESUCITADO, en el sentido de que Dios NOS DIO VIDA JUNTAMENTE CON CRISTO. Cuando Jesús resucitó, los hijos de Dios también resucitaron, y se sentaron con el Señor en los lugares celestiales (Efesios 2:5-6), siendo, por lo tanto, reyes y sacerdotes (1ª Pedro 2:9, Apocalipsis 1:6, 5:9-10).
Ahora bien, lo que ese pastor ignora, es que ESA RESURRECCIÓN DE LOS HIJOS DE DIOS, NO ES LA PRIMERA RESURRECCIÓN. Esto se puede comprobar muy fácilmente con la Bíblia.
Observe bien. Los mártires de Apocalipsis 20:4 son los miembros de la Iglesia de Dios. Ellos eran cristianos, es decir, YA HABÍAN RESUCITADO ESPIRITUALMENTE CON CRISTO.
Estos cristianos fueron muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio de Jesucristo, el cual es el Apocalipsis (Apocalipsis 1:2,22.6, 20).
También había otro grupo de mártires cristianos, los cuales no habían adorado la bestia ni a su imagen, ni habían recibido su marca en sus frentes ni en sus manos. Todos estos cristianos fueron MUERTOS, y después vuelven a vivir (resucitan) y comienzan a reinar con Jesucristo durante 1000 años.
Esa resurrección es llamada "la primera resurrección", sin embargo, es absolutamente imposible que ésta se esté efectuando durante ésta era "cristiana", por la sencilla razón de que ESOS MÁRTIRES RESUCITAN DESPUÉS DE SU MUERTE FÍSICA, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesús y por causa de no adorar a la bestia.
Por consiguiente, la primera resurrección no es la resurrección espiritual, sino la resurrección GLORIOSA, la cual sucederá CUANDO EL SEÑOR JESÚS VENGA EN GLORIA (1ª Tesalonicenses 4:15-16).
El Apocalipsis demuestra irrefutablemente que EL MILENIO COMENZARÁ DESPUÉS DE LA VENIDA GLORIOSA DE CRISTO, NO ANTES.
Los capítulos 19, 20, 21 y 22 del Apocalipsis siguen un estricto orden cronológico:
Primero. La iglesia de Dios ya está preparada para unirse con Cristo, el esposo celestial, en las llamadas "bodas del Cordero" (Apocalipsis 19:7-8).

Segundo. El cielo se abre, y aparece el Señor Jesucristo con gran poder y gloria, acompañado por su ejército celestial, dentro del cual, la Iglesia, ya arrebatada, forma parte (Apocalipsis 19:11-15).

Tercero. La bestia, los reyes de la tierra y los ejércitos del mundo se reúnen para luchar contra Cristo y sus ejércitos celestiales (Apocalipsis 19:19).

Cuarto. La bestia y el falso profeta son apresados y arrojados vivos a un lago de fuego y azufre, y los ejércitos del mundo son destruidos por Cristo (Apocalipsis 19:20-21).

Quinto. Un ángel desciende del cielo, apresa a Satanás, lo ata y lo arroja al Abísmo, para que no pueda engañar más a las naciones de la tierra durante el Milenio (Apocalipsis 20:1-3).

Sexto. Los mártires cristianos, ya resucitados cuando Cristo vino en gloria, comienzan a reinar con él durante el Milenio (Apocalipsis 20:4 -6).

Por consiguiente, está claro que EL MILENIO NO ES ÉSTA ERA "CRISTIANA", SINO LA ERA VENIDERA, LA CUAL DARÁ COMIENZO CUANDO SEÑOR JESÚS VENGA EN GLORIA A GOBERNAR LAS NACIONES DE LA TIERRA.

LA IGLESIA DE DIOS NO ESTÁ REINANDO SOBRE LA TIERRA DURANTE ESTA ERA
Los verdaderos cristianos son reyes y sacerdotes que REINARÁN sobre la tierra (Apocalipsis 5:10).
El pastor J. Candeas pretende hacernos creer que ese reinado de la Iglesia YA HA COMENZADO. El dice lo siguiente en su estudio "bíblico": "Los creyentes en Cristo EN ÉSTA ÉPOCA, juzgan y reinan con él sobre la tierra" (página 9).
La Bíblia, sin embargo enseña algo completamente diferente.
La palabra Dios dice que la Iglesia REINARÁ sobre la tierra, en tiempo futuro. En ninguna parte se dice que la iglesia esté reinando AHORA sobre las naciones de la tierra.
Esta doctrina de demonios es uno de los dogmas fundamentales del papado romano, para así AFIANZARSE EN EL PODER Y RECLAMAR EN ÉSTA ERA EL DOMINIO DEL MUNDO. Solo la gran ramera dice que es REINA sobre la tierra (Apocalipsis 18:7).
Como dije anteriormente, en Apocalipsis 5:10 se dice claramente que los reyes sacerdotes REINARÁN sobre la tierra, en tiempo futuro.
LOS VERDADEROS CRISTIANOS SON REYES QUE TODAVÍA NO REINAN SOBRE LAS NACIONES DE LA TIERRA. Este reinado comenzará únicamente CUANDO EL SEÑOR JESÚS VENGA EN GLORIA Y COMIENCE EL MILENIO (Apocalipsis 20:4-6). Entonces la Iglesia reinará con él, y tendrá autoridad sobre las naciones, a las cuales gobernará con vara de hierro (Apocalipsis 20:4-6,2:26-27).
Durante el Milenio, las naciones de la tierra estarán gobernadas por el Señor Jesús y su Iglesia, lo cual significa que LA TIERRA, DURANTE EL MILENIO, NO ESTARÁ DESTRUIDA Y VACÍA DE GENTE , COMO ENSEÑA FALSAMENTE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA.
Cristo reinará sobre las naciones de la tierra durante el Milenio, por lo tanto, es absolutamente IMPOSIBLE que la tierra esté destruida y vacía de gente durante ese periodo de 1000 años.

La verdadera Iglesia de Dios no tiene nada que ver con éste mundo malo. ELLA NO REINA O GOBIERNA SOBRE NINGUNA NACIÓN O GRUPO DE NACIONES DURANTE ESTE PRESENTE SIGLO MALO.
La Iglesia de Dios es una nación santa, un pueblo escogido por Dios, cuya misión es ANUNCIAR LAS VIRTUDES DE AQUÉL QUE NOS LLAMÓ DE LAS TINIEBLAS A SU LUZ ADMIRABLE (1ª Pedro 2:9).
El verdadero cristiano jamás tendrá la gloria, el reconocimiento ni la alabanza de los gobernantes de éste mundo. LA GLORIA Y LA ALABANZA SE LA DARÁ EL SEÑOR ÚNICAMENTE EN AQUEL DÍA, cuando en él venga en gloria.
Los verdaderos cristianos que vivan piadosamente en Cristo, siempre padecerán PERSECUCIÓN (2ª Timoteo 3:12), y si no padece tribulación o persecución, es porque se han hecho amigos del mundo, y, al mismo tiempo, enemigos de Dios (Santiago 4:4).
El mundo siempre recibirá y amará a esos adúlteros de la fe, y no los odiarán ni perseguirán jamás. De estos falsos cristianos hay millones en el mundo, siendo el primero de ellos el pontífice de Roma, el cual se hace pasar por el vicario de Cristo en la tierra y el sumo pontífice, siendo, por lo tanto, un gran IMPOSTOR.
La persecución o tribulación siempre la han sufrido los verdaderos cristianos, tal como predijo Jesús (Mateo 24:9, Juan 16:33). Si a Jesús le odiaron y persiguieron hasta la muerte, lo mismo harán con sus discípulos (Juan 15:18-19).
Por consiguiente, la doctrina de que los cristianos, la Iglesia de Dios, ya está reinando sobre las naciones de la tierra, es una gran patraña, una vulgar doctrina de demonios enseñada por todos los apóstatas de la fe.
EL POR QUÉ DEL MILENIO
¿Por qué es necesario que los santos de la iglesia reinen con Cristo durante 1000 años sobre las NACIONES de la tierra? ¿No dice Apocalipsis 22:5 que los siervos de Cristo reinarán POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS?
Antes de contestar esas preguntas, hemos de tener una cosa clara:
EL REINADO DE CRISTO NO DURARÁ SOLO 1000 AÑOS.
El Milenio no será el reinado de Cristo, sino EL COMIENZO DEL REINADO ETERNO DE CRISTO.
EL MILENIO SERÁN LOS PRIMEROS 1000 AÑOS DEL REINADO SIN FIN DEL SEÑOR JESUCRISTO.

El ángel Gabriel dijo a María que Jesús reinará sobre la casa de Jacob PARA SIEMPRE, Y SU REINO (REINADO) NO TENDRÁ FIN (Lucas 1:32-33).
En Apocalipsis 22:1,3 leemos que, después del Milenio, el TRONO de Dios y del CORDERO, estará en la Nueva Jerusalén, lo cual indica que Cristo seguirá reinando por los siglos de los siglos DESPUÉS del Milenio.
Los mártires resucitados serán SACERDOTES DE DIOS Y CRISTO durante el Milenio (Apocalipsis 20:6).
Obviamente esto no significa que los santos mártires serán curas papistas. El papado y la gran ramera no existirán durante el Milenio, ya que habrán sido destruidos para siempre (Apocalipsis 18:21,19:20).
Los verdaderos cristianos ya son reyes y sacerdotes (1ª Pedro 2:9, Apocalipsis 1:6,5:10). Estos reyes sacerdotes REINARÁN sobre la tierra, y tendrán autoridad sobre las naciones, a las cuales gobernarán con vara de hierro, es decir, con justicia (Apocalipsis 2:26-27.
El verdadero sacerdocio cristiano no tiene nada que ver con el sacerdocio católico. Los discípulos de Cristo no ofrecen misas a Dios, ya que Jesús se ofreció UNA SOLA VEZ en sacrificio, dando su vida por sus elegidos, para que éstos tengan acceso Dios (Hebreos 9:11-28,10:19-25).
Los sacerdotes levíticos INTERCEDÍAN POR LOS ISRAELITAS PECADORES ANTE DIOS, para que él no los destruyera, y también eran los MEDIADORES entre Dios e Israel.
Durante el Milenio, la iglesia de Dios ejercerá su real SACERDOCIO en la tierra, ellos INTERCEDERÁN por los pecadores que vivan en la tierra, para que Dios no los destruya, y al mismo tiempo, los GOBERNARÁN con vara de hierro, juntamente con el Señor Jesús, el gran sumo Pontífice (Apocalipsis 19:15).
Por consiguiente, LOS 1000 AÑOS SERÁN NECESARIOS PARA QUE LAS NACIONES DE LA TIERRA SEAN SALVAS.
Cuando esos 1000 años se cumplan, Dios pondrá a prueba a la humanidad.
Soltará a Satanás del abismo (el cual no es la tierra, sino la profundidad oceánica), y saldrá a engañar de nuevo a las naciones de la tierra, para que se rebelen contra el reinado de Cristo y su Iglesia.
Todos los rebeldes subirán contra la ciudad amada, la Jerusalén TERRENAL, no la celestial, ya que ésta aún no habrá descendido del cielo a la tierra, pero descenderá fuego del cielo y los consumirá (Apocalipsis 20:9).
DESPUÉS DEL MILENIO, EN LA NUEVA TIERRA SOLO HABRÁ NACIONES O GENTILES SALVOS (Apocalipsis 21:24) los cuales ya no morirán jamás, porque la muerte habrá sido destruida para siempre, y todos serán inmortales (Apocalipsis 20:14,21:4).

El Señor Jesucristo está en el cielo, HASTA QUE LLEGUE EL TIEMPO DE RESTAURAR TODAS COSAS (Hechos 3:21). En otras palabras, CUANDO EL SEÑOR JESÚS VENGA DEL CIELO, TODA LA TIERRA SERÁ RESTAURADA, como era al principio de la creación, cuando Adán y Eva estaban en el jardín del Edén.
CRISTO NO RESTAURARÁ AL MUNDO DESPUÉS DEL MILENIO, SINO ANTES DEL MILENIO, CUANDO ÉL VENGA DEL CIELO. El comienzo del Milenio será el comienzo de una nueva era de paz y justicia para el mundo.
Después de esos 1000 años, el planeta Tierra estará completamente RESTAURADO Y RENOVADO , y entonces la Nueva Jerusalén celestial descenderá del cielo a la nueva Tierra (Apocalipsis 21:1).


Saludos

[email protected]
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Justo:


¿Qué enseña la palabra de Dios sobre el Milenio?
...
[/quote]

Estimado Justo:

Me parece que en tu celo has adoptado una actitud dogmatica y descalificas otras interpretaciones que tienen sustento biblico.

Aunque como sabes lejos estoy de defender el romanismo, sostengo una interpretacion espiritual o ideal del milenio, incorrectamente llamada "amilenismo" porque el estudio de las Escrituras me lleva a ello.

Ofrezco a continuacion mi modo de ver y entender Apocalipsis 20. Como es largo, lo hare en tres partes. Aqui va la primera.

Bendiciones en Cristo,

Jetonius

<{{{><

¡Sola Gracia,
Sola Fe,
Solo Cristo,
Sola Biblia,
Solo a Dios la Gloria!


LOS MIL AÑOS DE APOCALIPSIS 20

[Parte 1 de 3]

Es mi opinión que mucha de la enseñanza cristiana actual concerniente a las últimas cosas depende excesivamente en la creencia en un futuro reino milenario terrenal. Por tanto, puede ser útil ver en qué medida la noción de que los mil años mencionados por Juan se refiere a un reino futuro es coherente con lo que el Nuevo Testamento en general, y el Apocalipsis en particular, enseña sobre la atadura de Satán, y sobre la resurrección y el reino de los santos. Adicionalmente, exploraremos las pistas provistas por el andamiaje literario, el estilo y la estructura del Apocalipsis, como asimismo del uso bíblico de la expresión “mil años”.

1. ¿Hay continuidad cronológica entre Apocalipsis 19 y 20?

Un asunto fundamental para la creencia en un futuro reino terreno milenario es la presuposición de una continuidad cronológica entre las visiones del capítulo 19 y aquéllas del capítulo 20; es decir, que la derrota de la bestia, el falso profeta y los reyes de la tierra es seguida en el tiempo por la ligadura de Satán y la vuelta a la vida de los cristianos decapitados. Tal continuidad en la secuencia de los hechos se da a menudo por sentada, pero que realmente exista no es en absoluto obvio.

Muchos estudiosos del Apocalipsis se han dado cuenta desde hace mucho que en tanto que en cada visión sucesiva de los juicios de Dios existe una ordenada intensificación (los sellos, las trompetas, las copas), también existen discontinuidades entre estas visiones, como si cada serie sucesiva contuviese sucesos al menos parcialmente superpuestos.

En los escritos de autores cristianos antiguos que se han conservado, hallamos que el primero en notar explícitamente esta característica del Apocalipsis fue el milenarista Victorino, obispo de Pettau (fallecido hacia 304). Al final de sus comentarios al capítulo 7, Victorino notaba, con respecto a las similitudes entre los sellos, las trompetas y las copas:

“No debemos considerar el orden de lo que se dice, porque frecuentemente el Espíritu Santo, cuando ha atravesado hasta el fin de los últimos tiempos, retorna de nuevo a los mismos tiempos, y completa lo que antes había omitido. Tampoco debemos buscar orden en el Apocalipsis, sino que debemos seguir el significado de las cosas que son profetizadas”. (Commentary on the Apocalypse; en A. Roberts y J. Donaldson, Ed., The Ante- Nicene Fathers; Reimpr. 1989, Grand Rapids: Eerdmans, 7:352).

En otras palabras, inspirado por el Espíritu de Dios, el vidente de Patmos nos lleva una y otra vez desde el comienzo hasta el fin de la historia de la salvación, en varias secciones parcialmente paralelas que siguen un modelo de repetición y elaboración. La identificación de este método de recapitulación es una clave fundamental para comprender el libro.

La mayor parte de los intérpretes de las diversas escuelas concuerdan en que existe una evidente solución de continuidad entre los capítulos 11 y 12. Del aparentemente inevitable e inminente fin anunciado por la séptima trompeta somos de manera inesperada retrotraídos al tiempo previo al nacimiento de Jesucristo. Ahora bien, aunque esta es la discontinuidad más obvia y generalmente reconocida, un estudio atento del libro permite descubrir que dista de ser la única. Existen pistas o puntos de inflexión que indican la existencia de siete secciones en el libro, a saber:

[1]. El glorioso Salvador gobierna sus Iglesias, capítulos 1 a 3: Prólogo y mensajes a las Iglesias. El punto de inflexión ocurre cuando Juan es llamado al cielo.

[2]. El Cordero como revelador y ejecutor del plan de Dios, capítulos 4 al 7: Visión celestial, Dios y el Cordero, los sellos. El punto de inflexión se halla en la promesa “Dios enjugará cada lágrima...”

[3]. La proclamación del gobierno de Dios y la advertencia sobre los juicios venideros, capítulos 8 al 11: el incensario, las trompetas, el templo, los dos testigos. El punto de inflexión es la apertura del templo celestial de Dios.

[4]. La enemistad de Satanás y sus seguidores contra Cristo y sus discípulos, capítulos 12 al 14. El punto de inflexión es la cosecha de la tierra.

[5]. La ira de Dios es derramada sobre los incrédulos y rebeldes, capítulos 15 y 16: las plagas y las copas. El punto de inflexión es el justo juicio de Dios; “su plaga fue sobremanera grande”.

[6]. La victoria del Cordero sobre los injustos habitantes de la tierra, capítulos 17 al 19: Babilonia, su caída, la celebración celestial, la segunda venida. El punto de inflexión es la completa mortandad, “los demás fueron exterminados por la espada que salía de la boca del que montaba el caballo”.

[7]. El triunfo final sobre Satanás y la muerte, y la bendición eterna de los santos, capítulos 20 a 22: La atadura de Satán, la resurrección y el reino de los santos, el ataque final del diablo, resurrección y juicio, destrucción de los enemigos de Dios, nuevos cielos y tierra, la Jerusalén celestial, el epílogo.

Colin Brown subraya:
“Existe un muy fuerte argumento para ver todo el libro como estructurado en siete series de visiones correspondientes a los siete días de la narración de la creación en Génesis 1, cada una de las cuales mira a la Iglesia en la era del evangelio. Las visiones son así siete conjuntos de visiones paralelas de la iglesia y sus tribulaciones entre los dos advenimientos de Cristo. En esta opinión, el período de mil años se refiere a la presente era que culmina en un estallido final de actividad satánica previa a la destrucción definitiva de todos los males que afligen al hombre” (C. Brown, Ed.: New International Dictionary of New Testament Theology. Grand Rapids: Zondervan, 1976; sub voce “chilias”, 2:702).

Yo concuerdo en términos generales con esta interpretación. En particular, debiera ser evidente la discontinuidad entre los capítulos 19 y 20, que señala el comienzo de la séptima y última visiones, que culmina con la Jerusalén celestial y la eterna bienaventuranza de los santos. Al comienzo del capítulo 20 se nos dice que Satanás ha sido atado, con un objetivo cuidadosamente precisado por Juan: “para que no engañara más a las naciones”. De esta explicación está implícito que cuando esta atadura se produce todavía hay naciones que pueden ser engañadas; de lo contrario la atadura sería innecesaria. Sin embargo, las expresiones del capítulo 19 implican que todo ser humano opuesto ha Dios ha sido por completo exterminado:

De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso ...
Vi un ángel que estaba de pie en el sol, y clamó a gran voz diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: «¡Venid y congregaos a la gran cena de Dios! Para que comáis carnes de reyes y capitanes y carnes de fuertes; carnes de caballos y de sus jinetes; carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes». En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores. Vi a la bestia y a los reyes de la tierra y sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo y contra su ejército. La bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.(Apocalipsis 19:11-21)

Reyes, capitanes, libres y esclavos, grandes y pequeños que se oponen a Dios son destruidos y las aves de rapiña son convocadas a saciarse de sus restos en “la gran cena de Dios”, una obvia contrapartida de la cena de bodas del Cordero. En otras palabras, luego de la venida del Señor no queda ninguna persona que pueda ser engañada por Satanás. Por tanto, la acción de atar a Satanás para evitar que engañe a las naciones debe referirse a un momento previo en el drama de la salvación, un tiempo en el cual hay naciones que pueden ser engañadas, y que conforman una enorme multitud según Apocalipsis 20:7. Para comprobar si el resto del Nuevo Testamento es consistente con esta interpretación, hay que examinar qué se nos dice acerca de este asunto.

2. La atadura de Satanás: ¿presente o futura? (Apocalipsis 20:1-3)

Para entender lo que Juan transmite en esta visión, debemos ante todo ver qué otros textos hay en el Nuevo Testamento que se relacionen con la atadura del diablo.
1. Satanás recibió una derrota inicial cuando intentó infructuosamente tentar a Jesucristo y hubo de retirarse en confusión (Mateo 4:1-11 y paralelos).
2. Posteriormente sufrió derrota tras derrota durante el ministerio terrenal del Señor.
3. A quienes acusaron a Jesús de arrojar fuera demonios por el poder de Belcebú (Satanás), Cristo les respondió que era por el poder de Dios que él los expulsaba, y preguntó a sus interlocutores: “Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa” (Mateo 12:29).

Aquí conviene notar cuidadosamente que el verbo griego deô, “atar” , que se emplea en este pasaje, es exactamente el mismo vocablo que se emplea de la atadura de Satán en Apocalipsis 20.

Aquellos que objetan que Satanás todavía continúa en su esfuerzo por realizar su obra de engaño (ver 1 Corintios 7:5; 2 Corintios 3:15; 11:3-4, 13-15), soslayan el hecho de que la atadura puede representar una restricción y no necesariamente una total neutralización. Es posible presentar varios ejemplos neotestamentarios al respecto.
Por ejemplo, se emplea este mismo verbo griego deô con referencia a la captura de Juan el Bautista por parte de Herodes Antipas (Mateo 14:3). El hecho de estar aprisionado no le impidió a Juan dar instrucciones a sus discípulos ni enviarlos a consultar a Jesús (Mateo 11:1-7).
Otra ilustración del uso de deô para expresar una restricción relativa puede hallarse en el Evangelio de Juan. Cuando Jesús llamó a Lázaro fuera de su tumba, éste salió “atados los pies y las manos con vendas” (Juan 11:44; griego dedemenos tous podas kai tas jeiras keiriais). El verbo empleado es deô aquí también. De modo que la atadura no fue obstáculo para que Lázaro saliese de su tumba en respuesta al llamado de Jesús.
Hallamos aún un tercer ejemplo en Romanos 7:2, “La mujer casada está sujeta [deô ] por la ley al marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley que la unía a su marido”. Si bien bajo la Ley las actividades de las mujeres casadas estaban limitadas, es absurdo pensar que estuviesen impedidas de realizar toda actividad. Aquí Pablo se refiere a una restricción específica, como es la imposibilidad de que una mujer se case con otro hombre en vida de su primer esposo.
Los ejemplos precedentes establecen pues dos puntos importantes, a saber, que deô , atar, no implica una limitación absoluta, y que en realidad puede emplearse con referencia a una restricción específica.

Retornando a la cuestión de la atadura del diablo, es preciso notar cuántos pasajes del Nuevo Testamento subrayan la decidida ofensiva de Jesús contra el reino de Satanás, y sus consecuencias. Por ejemplo, el Señor declaró solemnemente que las puertas del Hades no prevalecerían contra la Iglesia (Mateo 16:18). La imagen es la de una prisión –el Hades- cuyas puertas, supuestamente inexpugnables, no pueden sin embargo mantener encerrada a la Iglesia de Jesucristo.
En otra ocasión, en relación con el éxito de la misión de los setenta y dos discípulos, Jesús declaró, “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lucas 10:18; ver Apocalipsis 12:9). Los frutos de la predicación de los discípulos tienen como consecuencia la retirada del diablo y sus huestes: “Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10: 19-20).
También el Evangelio de Juan reitera una y otra vez la proclamación de la derrota de Satanás. Hacia el final de su ministerio, en la semana de la Pasión, Jesús declaró: “ —No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros.Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” (Juan 12: 30-32). De igual modo, Jesús afirmó que Satanás no tenía ningún poder sobre él: “ No hablaré ya mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí” (Juan 14:30). Más adelante, en la misma ocasión, el Señor reveló el veredicto divino sobre Satanás, al anunciar el advenimiento del Espíritu Santo: “ Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (Juan 16:8-11).
Aunque la guerra contra los poderes de las tiniebla haya de proseguir hasta que el Señor vuelva, se trata de una contienda en la cual la batalla decisiva ya ha sido ganada por el Hijo de Dios. Esto es enseñado claramente por el Apóstol Pablo, quien gozoso declaró, citando el Salmo 68:18, que cuando Cristo resucitó de los muertos y ascendió a los cielos, “llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres” (Efesios 4:8).
De igual modo, ante la amenaza de herejías en la Iglesia de Colosas, Pablo les recuerda la actual libertad y el luminoso destino que disfrutan los creyentes en Cristo: “ Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, obtendréis fortaleza y paciencia, y, con gozo, daréis gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados ” (Colosenses 1:12-14).
Más adelante en la misma epístola, el Apóstol proclama la victoria de Jesucristo con las siguientes palabras: “ Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. ” (Colosenses 2: 14-15). La imagen es la de un general victorioso que, según la costumbre antigua, en su desfile triunfal exhibe ante los suyos no solamente el botín obtenido, sino que hace desfilar tras de sí, como cautivos, a aquellos a quienes ha derrotado.
La carta a los colosenses enseña que la victoria decisiva fue obtenida por Cristo en la cruz, hecho que también se nos recuerda en Hebreos 2:14-15, “ Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”.

En conclusión, la enseñanza uniforme e indisputada del Nuevo Testamento es que la victoria decisiva contra Satanás fue ganada en la primera venida del Señor. Fue entonces que Satanás fue prendido y atado.

Es precisamente este hecho lo que justifica la audaz proclamación de la victoria de los creyentes sobre el diablo y su poder. Pablo fue comisionado por el Señor mismo para “ Y el Señor dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate y ponte sobre tus pies, porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo y de los gentiles, a quienes ahora te envío para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados” (Hechos 26:15-18). La victoria de Jesucristo en la cruz abre el camino para que tanto judíos como gentiles –es decir, las naciones- sean transportados del poder de Satanás a la esfera del poder de Dios y de su reino.
Pablo enseñó que en Cristo somos más que vencedores (Romanos 8: 37-39). Estamos conscientes y advertidos de las maquinaciones de Satanás (2 Corintios 2:11). Hemos sido rescatados del ámbito de las tinieblas a la luz (Colosenses 1:13). El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos protegen del Maligno (Juan 17:15; 2 Tesalonicenses 3:3; 1 Pedro 1:1; 1 Juan 5:18).
La armadura de Dios que Pablo describe en Efesios 6:10-20 tiene precisamente el propósito de capacitar a los creyentes para que estén firmes contra las artimañas y los ataques de Satán. El diablo nada puede contra un creyente bien pertrechado con el cinto de la verdad, la coraza de la justicia, el calzado del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu. Por eso también Santiago y Pedro nos exhortan no a huir, sino a resistir firmes:
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).
Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.Resistidlo firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (1 Pedro 5:8-9).

Por otra parte, el mismo Apóstol Juan, quien puso por escrito el Apocalipsis o revelación de Jesucristo, declaró enfáticamente en su primera carta que los cristianos a los que se dirigía habían vencido a Satanás:

Os escribo a vosotros, jóvenes,
porque habéis vencido al maligno.
Os escribo a vosotros, hijitos,
porque habéis conocido al Padre.
Os he escrito a vosotros, padres,
porque habéis conocido al que es desde el principio.
Os he escrito a vosotros, jóvenes,
porque sois fuertes
y la palabra de Dios permanece en vosotros,
y habéis vencido al maligno.

(1 Juan 2:13, 14).

De modo que vemos que Jesús, Pablo, Santiago, Pedro y el mismo Juan, fuera del Apocalipsis, enseñan la derrota de Satanás y su actual impotencia para vencer a los creyentes firmes en Cristo. Ahora bien, el Nuevo Testamento enseña asimismo que el tiempo durante el cual Satán es impedido de engañar a las naciones no es otro que la presente era del Evangelio.

Por esta razón, el anciano Simeón, en su alabanza conocida como Nunc dimitis, se expresa como sigue:

«Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz,
conforme a tu palabra,
porque han visto mis ojos tu salvación,
la cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
luz para revelación a los gentiles
y gloria de tu pueblo Israel».
” (Lucas 2: 29- 32)

El evangelista Lucas vio en el ministerio de Juan el Bautista el inicio del cumplimiento de Isaías 40:3-5, que finaliza diciendo “y verá toda carne la salvación de Dios” (Lucas 3:6). Cuando Jesús vio la fe del centurión, declaró: “ Os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.” (Mateo 8:11). A la mujer samaritana le dijo el Señor, “ —Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.” (Juan 4:21-24). Cuando el Señor sanó al hombre de la mano seca, Mateo nos hace saber que con ello se cumplió lo dicho por Isaías:

«Este es mi siervo, a quien he escogido;
mi amado, en quien se agrada mi alma.
Pondré mi Espíritu sobre él,
y a los gentiles anunciará juicio.
No contenderá, ni voceará,
ni nadie oirá en las calles su voz.
La caña cascada no quebrará
y el pábilo que humea no apagará,
hasta que haga triunfar el juicio.
En su nombre esperarán los gentiles».
” (Mateo 12: 17,21)

Tal vez convenga aclarar que en este texto, como en otros similares, la expresión traducida “gentiles” es el plural del sustantivo griego ethnos que puede propiamente traducirse también “naciones”, como de hecho lo hacen la Nueva Versión Internacional y la Biblia de las Américas.

Luego de la resurrección, Jesucristo les dijo a sus discípulos: “ «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».” (Mateo 2: 18-20). En el relato de Lucas, el Señor les manda ir “hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8), es decir, a todas las naciones que antes no habían oído del Evangelio, pues a partir de entonces, como estaba escrito, había de predicarse “ en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:47).

A través de todo el libro de los Hechos de los Apóstoles presenciamos cómo la promesa a todas las naciones se torna una realidad tangible. Así, el Evangelio es primero anunciado a los judíos “ de todas las naciones debajo de los cielos”, y ellos se convierten a Jesucristo por miles (Hechos 2:5, 41, 47; 5:16, 42; 6:17).

Luego del martirio de Esteban, el Evangelio alcanza a los samaritanos y al etíope (Hechos 8), y poco después a otros de entre las naciones (Hechos 10). Este llamado a los gentiles fue claramente revelado a Pedro y a Pablo. En el denominado concilio de Jerusalén narrado en Hechos 15, Pedro interrumpió la discusión con estas palabras:

—Hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo Dios escogió que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del evangelio y creyeran. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.” (vv. 9-11)

Aquí se enseña con meridiana claridad que existe un único camino de salvación, por gracia, a través de la fe en Jesucristo, para los judíos como para todos los miembros de las naciones que se arrepientan y crean. Lo dicho por Pedro es ratificado por Bernabé y Pablo, “que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.” (v. 12). Finalmente, Santiago pone fin al debate al interpretar lo que estaba ocurriendo como plenamente conforme a las Escrituras proféticas que señalaban el tiempo cuando, según lo dicho por Amós (9:11-12),

Después de esto volveré
y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
y repararé sus ruinas,
y lo volveré a levantar,
para que el resto de los hombres busque al Señor,
y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos
”. (vv. 16-18).

En la predicación de Pablo aparece desde el principio la noción de que ahora es el tiempo en que Dios trae luz a las naciones. Cuando el populacho intentó dedicar sacrificios a Bernabé y Pablo en Listra, los misioneros replicaron:

¿Por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay. En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar por sus propios caminos; si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.” (Hechos 14:15-17)

Nótese como ellos contrastan lo que Dios había hecho antes, “en las edades pasadas”, con el modo en que a partir de entonces estaba procediendo con respecto a las naciones al llamarlas a la fe. Cuando retornaron a la Iglesia de Antioquía de Siria, Bernabé y Pablo narraron a los hermanos “ cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles” (Hechos 14:27). Pablo reiteró la misma enseñanza en Atenas, en su predicación en el Areópago que concluyó como sigue:

Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, acreditándolo ante todos al haberlo levantado de los muertos.” (Hechos 17:29-31)

Lucas narra como evidencia de la obra poderosa de Dios entre las naciones el hecho de que los creyentes gentiles de Éfeso quemaron sus rollos con obras de hechicería (Hechos 19:19). Hacia el final de su ministerio, Pablo expresó a los judíos de Roma que se resistían a creer en el Evangelio: “ Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios, y ellos oirán. Cuando terminó de decir esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían. Predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.” (Hechos 28: 28-31). Por la misma época, en su primera carta a Timoteo, el Apóstol le decía a su discípulos que Cristo había sido predicado entre las naciones (1 Timoteo 3:16).

Parece ser entonces la doctrina uniforme y clara del Nuevo Testamento que, a partir de la Resurrección, Satanás solamente puede cegar a quienes obcecadamente se rehúsan a aceptar el Evangelio (Romanos 1:18-32; 2 Corintios 4:4; 1 Timoteo 1:20; 5:15).

En el mismo libro de Apocalipsis, el diablo no puede impedir, pese a sus denodados esfuerzos y los de sus aliados, que el Evangelio sea predicado “a toda nación, y tribu, y lengua, y pueblo” (Apocalipsis 14:6; ver 10:11).

Asimismo, la reunión delante del trono de personas de todas las naciones, a las cuales obviamente Satanás no pudo engañar, se expresa con claridad: “he aquí una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero” (Apocalipsis 7:9; ver también 5:9, “con tu sangre compraste para Dios de toda tribu y lengua y pueblo y nación&#8221
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Finalmente, de 2 Tesalonicenses 2 podemos inferir otro aspecto sumamente importante de la actual restricción de Satán:

Con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu ni por palabra ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. ¡Nadie os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel impío, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida. El advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
” (2 Tesalonicenses 2: 1-12).

Aquí el Apóstol Pablo enseña con gran insistencia y solemnidad que “el día del Señor” descrito en el capítulo 1, que obviamente hace sinónimo de “la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él” , en modo alguno vendrá sin que antes ocurra la apostasía –una defección de la fe por parte de muchos- y se manifieste aquél a quien llama “el hombre de pecado”.

A pesar que lo que llama “misterio de iniquidad” ya está en marcha, alguien y algo lo detiene (Pablo habla de lo que lo detiene y el que lo detiene). Es objeto de debate en qué consiste exactamente este impedimento, que los tesalonicenses conocían y nosotros no podemos más que conjeturar. Sin embargo, es muy claro que tal obstáculo le impide a Satanás establecer el reino del Inicuo.

Dado que “El advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado ... con todo engaño de iniquidad para los que se pierden” , es claro que existe actualmente una fuerte restricción en la capacidad del diablo para engañar a la gente. También es evidente que tal limitación es temporal, y que será quitada poco antes de que el Señor vuelva. Pablo no dijo cuánto tiempo había de durar esta restricción del poder engañador de Satán, pero parece razonable inferir que se trata del mismo período que Juan describe como “mil años”.

En conclusion, si como enseña el Nuevo Testamento, Satanás fue derrotado y maniatado en la primera venida de Cristo, de modo que su poder para engañar a las naciones ha sido neutralizado o grandemente menguado, hay que entender que el período de mil años mencionado por Juan no corresponde al de algún reino terrenal futuro, sino a la presente era del Evangelio.
 
Muy buen amigo Justo:

Quiero contestar tu ponencia, ya que vuelves sobre el tema del milenio y, naturalmente, a contradecir lo que los adventistas creemos y enseñamos.

Entre las muchas cosas que dices, insistiendo, como la gran mayoría de las denominaciones enseñan, que Cristo ha de reinar sobre esta tierra mil años.

Te pregunto: Siendo que Jesús, como tú dices, va a estar sobre la tierra y Satanás va a estar atado "en el mar", entonces, ¿va a ser abolida la muerte,la enfermedad, la pobreza, la guerra y el hambre?

Te pregunto: ¿Es posible que Jesús reine en esta tierra llena de contaminación y rencillas?

Te pregunto: ¿Cuál es el juicio que se celebrará en la tierra durante el milenio? ¿Quienes participarán?

Te pregunto: ¿Quienes son los que resucitarán en esa primera resurrección? ¿Todos los justos? ¿O los que se negaron a adorar la bestia en la última generación? Si es así, ¿cuándo resucitarán los otros justos?

Te pregunto: ¿Quienes son "los otros muertos" que han de resucitar luego del milenio? Si dijeras que son otros justos, ¿por qué dice que los queparticipan en la primera resurreccion "la segunda muerte no tiene potestad en ellos"? ¿Tendrá entonces la segunda muerte poder sobre los que participen en la segunda resurrección?

Te pregunto: Siendo que dices que "el milenio no es el reinado de Cristo, sino el comienzo del reinado sin fin del Señor Jesucristo, ¿es que Jesús va ainterrumpir su reinado para la destrucción final de Satanás, sus ángeles y los malvados? ¿Cómo puede Él reinar durante el milenio y después destruir todo con fuego y azufre?

Te pregunto: Dices que "cuando el Señor Jesús venga del cielo, toda la tierra será restaurada como al principio de la creación", entonces, ¿como compaginas esto con 1 Tesalonicenses 1:6-9?

Amigo Justo, espero tus respuestas a cada pregunta, sin evasivas. Dios te bendiga.

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Luis G. Cajiga
 
Estimado Jetonius:
Dices que tu interpretación sobre el Milenio tiene sustento bíblico...pues yo te digo que eso es completamente FALSO, tal como demuestro en mi aportación.
En Apocalipsis 20:3 se dice claramente que, durante el Milenio, SATANAS NO PODRA ENGAÑAR A LAS NACIONES. Pero resulta que durante ésta era "cristiana" SATANAS ESTA ENGAÑANDO AL MUNDO (Ap.12:9). Durante ésta era mala, el diablo está ENGAÑANDO a muchos, por medio de muchos falsos profetas (Mt.24:11).
Por consiguiente, es absolutamente IMPOSIBLE que ésta era "cristiana" sea el Milenio.
Si ésta era fuera el Milenio, ningún ser humano estaría engañado por el diablo.
Respecto a que esos mil años sí serán mil años LITERALES, que comenzarán cuando Cristo venga en gloria, lee de nuevo mi aportación.
Los que rechazais la doctrina del Milenio literal (como el romanismo), ESTAIS RECHAZANDO PARTE DE LA REVELACION DE JESUCRISTO (el Apocalipsis), el cual es ni más ni menos que EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO (Ap.22:16,20).
Que el Señor abra tu entendimiento y te guie a toda la verdad.
Un saludo
Justo José
 
Mi apreciado amigo Luis Cajiga:

El día 28-11-2000, dentro de mi aportación, titulada "ELENA WHITE NO ERA PROFETISA DE DIOS", te hize una serie de preguntas sobre el Milenio, esperando que me contestaras, pero aún no me has dado ninguna respuesta. Las preguntas que te hice eran las siguientes:

"Luis, lo que es falso, ridículo e irrazonable, es enseñar que, durante el Milenio, Satanás y sus demonios se estarán paseando por este planeta destruido y vacío de gente, mientras que Jesús y sus santos estarán reinando sobre las naciones de la tierra, como dice Apocalipsis 2:26-27,5:10.
¿Acaso Cristo y su Iglesia estarán reinando sobre Satanás y sus demonios durante el Milenio? Si el mundo estará vacio de gente durante el Milenio, ¿por qué dice el texto sagrado que gobernarán a las NACIONES con vara de hierro? (Ap.2:26-27) ¿Dónde estarán esas naciones durante el Milenio? ¿Estarán en el cielo?
Luis, te agradecería que no te salieras por la tangente, y, Bíblia en mano, me respondieras a estas preguntas...si puedes.
Espero tu respuesta
Justo José".

Querido amigo, cuando me contestes a esas cuestiones con la Bíblia, yo entonces responderé a tus preguntas.

Un abrazo
Justo José
[email protected]