EL HOMBRE EN BUSCA DE DIOS (CAPITULO 1)

17 Septiembre 2008
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¿Por qué interesarnos en otras religiones?

PRESCINDIENDO de dónde viva usted, lo más seguro es que haya visto que la religión afecta la vida de millones de personas; quizás también la suya. En los países donde se practica el hinduismo es común ver a la gente en la ceremonia llamada puja, que puede incluir ofrendas de coco, flores y manzanas a sus dioses. Un sacerdote pone en la frente de los creyentes una mancha de colorante rojo o amarillo, llamada tilak. Cada año, millones de personas también acuden al río Ganges para purificarse con sus aguas.

2 En países católicos se ve a la gente rezando en las iglesias y catedrales con un crucifijo en la mano o un rosario entre los dedos. Los católicos usan las cuentas del rosario para contar los rezos que hacen en su devoción a María. Y no es difícil identificar a las monjas y los curas, que se distinguen por su ropa negra.

3 En las tierras protestantes abundan las capillas y las iglesias, y los domingos los feligreses suelen vestirse especialmente bien y congregarse para cantar himnos y oír sermones. Sus clérigos por lo general se visten de negro y llevan un cuello distintivo.

4 En países islámicos o mahometanos se pueden oír las voces de los almuédanos, los musulmanes que desde los alminares convocan cinco veces al día a los fieles a salat, la oración ritual. Para los musulmanes el Corán o Alcorán constituye sus escritos sagrados. Según la creencia musulmana, fue revelado por Dios, y el ángel Gabriel lo dio al profeta Mahoma en el siglo VII E.C.

5 En las calles de muchos países budistas se ve a los monjes del budismo como señal de piedad, por lo general en túnicas que son de color azafrán, negras o rojas. Los templos antiguos con estatuas del Buda sereno evidencian la antigüedad de la fe budista.

6 El efecto del sintoísmo, practicado principalmente en Japón, se ve en la vida cotidiana por los santuarios de las familias y las ofrendas a los antepasados. Los japoneses oran libremente hasta por lo más terrenal, incluso por éxito en los exámenes escolares.

7 Otra actividad religiosa conocida por todo el mundo es la de personas que van de casa en casa y a quienes se ve por las calles con Biblias y literatura bíblica. Al ver en sus manos las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, casi todo observador los reconoce como testigos de Jehová.

8 ¿Qué indica esta gran variedad de devoción religiosa por todo el mundo? Que por milenios la humanidad ha experimentado una necesidad y anhelo espiritual. El hombre ha vivido con sus dificultades y cargas, sus dudas y preguntas, entre ellas el enigma de la muerte. Los sentimientos religiosos se han expresado de muchas diferentes maneras cuando la gente ha acudido a Dios o a sus dioses en busca de bendiciones y consuelo. La religión también trata de contestar las importantes preguntas: ¿Por qué existe el hombre? ¿Cómo debemos vivir? ¿Qué encierra el futuro para la humanidad?

9 Por otra parte, millones de personas afirman que no tienen religión ni creen en dios alguno. Son los ateos. Otros, los agnósticos, creen que Dios es desconocido y que quizás sea imposible conocerlo. Sin embargo, es obvio que eso no significa que estas personas sean gente sin principios ni ética, tal como el que alguien afirme que es religioso no significa que se guíe por principios o ética. Con todo, si para uno la religión es —como a veces se ha definido— devoción a algún principio, fidelidad estricta, guiarse por la conciencia, afecto o apego piadoso, entonces la mayoría de las personas, entre ellas los ateos y los agnósticos, sí tienen alguna forma de devoción religiosa en la vida.

10 El que haya tantas religiones en un mundo que ha sido encogido por lo rápido del viaje y la comunicación hace que gente de todo el planeta sienta el impacto de las diferentes fes, gústeles o no. El escándalo que estalló en 1989 por el libro The Satanic Verses (Los versículos satánicos), a cuyo escritor se ha llamado un apóstata musulmán, prueba claramente que las opiniones religiosas pueden manifestarse en escala mundial. Líderes musulmanes pidieron que se proscribiera ese libro, y hasta que se diera muerte al autor. ¿Qué impulsa a la gente a reaccionar con tanta vehemencia en asuntos religiosos?

11 Para contestar esa pregunta se necesita algún conocimiento de los antecedentes de las religiones del mundo. Como declara Geoffrey Parrinder en World Religions From Ancient History to the Present (Las religiones universales... desde la historia antigua hasta la actualidad): El estudiar diferentes religiones no necesariamente implica que uno sea infiel a su propia fe; esta, más bien, puede ampliarse cuando se ve cómo otros han buscado la realidad y han sido enriquecidos por su búsqueda. El conocimiento lleva a comprensión, y la comprensión a tolerar a personas cuyo punto de vista difiere del de uno.
TEXTO DEL LIBRO EL HOMBRE EN BUSCA DE DIOS
 
Re: EL HOMBRE EN BUSCA DE DIOS (CAPITULO 1)

Cap.13 "La Reforma... la búsqueda cambió de dirección"

“LA VERDADERA tragedia de la iglesia medieval fue que no adelantó con los tiempos. [...] En vez de ser progresiva, en vez de dar dirección espiritual, fue retrógrada y decadente, corrupta en todos sus miembros.” Eso dice el libro The Story of the Reformation (Historia de la Reforma) sobre la poderosa Iglesia Católica Romana que había dominado la mayor parte de Europa desde el siglo V hasta el XV E.C.
2 ¿Cómo cayó de su posición de tanto poder la Iglesia de Roma para llegar a ser ‘decadente y corrupta’? ¿Cómo fue que el papado, que se atribuía sucesión apostólica, no pudo siquiera suministrar “dirección espiritual”? ¿Y qué resultado tuvo esto? Para hallar respuestas a esas preguntas, tenemos que examinar brevemente qué clase de iglesia había llegado a ser la Iglesia de Roma y qué papel desempeñó en la búsqueda del Dios verdadero por el hombre.
La iglesia en decadencia
3 Para fines del siglo XV la Iglesia de Roma, con parroquias, monasterios y conventos por todo su dominio, había llegado a ser la mayor terrateniente de toda Europa. Según informes, era dueña de la mitad del terreno de Francia y Alemania y dos quintas partes, o más, de Suecia e Inglaterra. ¿Qué resultado tuvo esto? El “esplendor de Roma creció inconmensurablemente durante los últimos años del siglo XV y los primeros del XVI, y su importancia política prosperó temporalmente”, dice el libro A History of Civilization (Una historia de la civilización). Sin embargo, toda aquella grandiosidad costaba algo, y, para mantenerla, el papado tenía que hallar nuevas fuentes de ingresos. El historiador Will Durant describe así los diversos medios que se emplearon para esto:
“Toda persona que recibía nombramiento eclesiástico tenía que remitir a la Curia papal —las oficinas administrativas del papado— la mitad de los ingresos de su puesto por el primer año (“anata”), y después, anualmente, el diezmo o décima parte. El nuevo arzobispo tenía que pagar al papa una suma sustancial por el palio, una banda de lana blanca que servía de confirmación e insignia de su autoridad. Al morir un cardenal, arzobispo, obispo o abad, sus posesiones personales volvían al papado. [...] Por todo juicio o favor que otorgaba, la Curia esperaba un regalo como reconocimiento, y a veces el regalo determinaba el juicio que se dictaba”.
4 Con el tiempo las grandes sumas de dinero que ingresaban en los cofres papales año tras año llevaron a mucho abuso y corrupción. Se ha dicho que ‘ni el papa puede tocar la brea sin que se le ensucien los dedos’, y en la historia eclesiástica de este período hubo lo que un historiador llamó “una sucesión de papas muy mundanos”. Entre estos estuvieron Sixto IV (papa: 1471-1484), quien gastó grandes sumas de dinero en construir la Capilla Sixtina, nombrada en su honor, y para enriquecer a sus muchos sobrinos y sobrinas; Alejandro VI (papa: 1492-1503), el infame Rodrigo Borgia, quien francamente admitía tener hijos ilegítimos y les concedía ascensos; y Julio II (papa: 1503-1513), sobrino de Sixto IV, quien era más devoto a las guerras, la política y el arte que a sus deberes eclesiásticos. Con toda justicia el erudito católico holandés Erasmo escribió en 1518: “La desvergüenza de la Curia romana ha llegado al colmo”.