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Pablo finalizó el capítulo 12 de Primera corintios recordando a sus
lectores que no todos poseen el mismo don:
1Corintios 12:29,30
¿Acaso son todos apóstoles? ¿todos profetas?
¿todos maestros? ¿Acaso hacen todos milagros?
¿Acaso tienen todos dones de sanidades? ¿Acaso
hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
Antes dijimos que Dios concedió los dones a los que previamente había
escogido según su voluntad. La recepción de un don espiritual no es resultado
de mucha oración, ayuno, lágrimas o sacrificio por parte del receptor, sino que
es un don de gracia para el bien del cuerpo de Cristo y se recibe en el
momento de la conversión, es decir, cuando somos bautizados en ese cuerpo
mediante el Espíritu Santo.
1Corintios 12:12,13, 28-30
Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y
tiene muchos miembros, y que todos los miembros
del cuerpo, aunque son muchos, son un solo
cuerpo, así también es Cristo. Porque por un solo
Espíritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo,
tanto judíos como griegos, tanto esclavos como
libres; y a todos se nos dio a beber de un solo
Espíritu. Pero ahora Dios ha colocado a los
miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como
él quiso. A unos puso Dios en la iglesia, primero
apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar
maestros; después los que hacen milagros, después
los dones de sanidades, los que ayudan, los que
administran, los que tienen diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿todos profetas?
¿todos maestros? ¿Acaso hacen todos milagros?
¿Acaso tienen todos dones de sanidades? ¿Acaso
hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
Todo creyente tiene por lo menos un don; algunos poseen más de uno.
1Corintios 12:7-11
Pero a cada cual le es dada la manifestación del
Espíritu para provecho mutuo. Porque a uno se le
da palabra de sabiduría por medio del Espíritu;
pero a otro, palabra de conocimiento según el
mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a
otro, dones de sanidades por un solo Espíritu; a
otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro,
discernimiento de espíritus; a otro, géneros de
lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero
todas estas cosas las realiza el único y el mismo
Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como
él designa.
El problema en Corintio era que los miembros no se contentaban con
descubrir y desarrollar sus dones; buscaban dones que llamaran la atención y
la admiración, actitud descrita por Pablo en el v.31, del Cap.12: 31 "Con
todo, anhelad los mejores dones. Y ahora os mostraré un camino todavía más
excelente:"
¡Qué conmoción debió representar esto para los corintios! ¿Qué podía ser
mejor que ejercitar el don de lenguas, de profecía o sanidad.? Preguntas y
afirmaciones como estas no son difíciles de imaginar si nos remontamos al día
en que se leyó por primera vez esta Epístola a los Corintios.
Es importante recordar que el capítulo 13 de 1Corintios, no figura solo. No es
un simple descripción hermosa del amor. Se trata del centro de la enseñanza
de Pablo sobre la vida espiritual, y es absolutamente vital para comprender la
verdad expuesta en los capítulos 12 a 14. Estos tres capítulos constituyen una
unidad.
Aquí está la verdadera vida espiritual, una vida controlada por el fruto del
Espíritu, no por los dones del Espíritu. El apóstol emplea el fruto inicial -que
todo lo abarca- el amor, como norma. Los frutos se enumeran en:
Gálatas. 5:22,23.
Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y
dominio propio. Contra tales cosas no hay ley,
El amor está en primer lugar y se puede ver fácilmente que, cuando este amor
de Dios tiene el control, habrá gozo, paz paciencia, benignidad, bondad y el
resto de las partes del fruto. Por ello Pablo usa el fruto del Espíritu que es
amor para describir la vida controlada por el Espíritu Santo.
En 1Cor. 13:1-3, el ejercicio de carismata desprovisto del fruto del Espíritu se
describe como inútil. Lenguas, profecía, conocimiento, fe, misericordia e
incluso autosacrificio son un cero a la izquierda cuando la vida no lleva fruto
espiritual. Es muy importante notar que Pablo dice que se puede poseer dones
y carecer de espiritualidad. Los dones espirituales y la espiritualidad no son
sinónimos. Además, expone claramente que los dones espirituales no
producen espiritualidad. Esto ya nos lo ilustró el bajo el nivel de vida espiritual
de los corintios que tenían TODOS los dones.
En el v.4, el apóstol pasa de lo negativo a lo positivo y prosigue describiendo
la calidad de vida que surgirá cuando el cristiano esté controlado por el fruto
del Espíritu:
1Corintios 13:4
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tienen
envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.
El amor es como un fuego que se extiende. No se detiene. No es intermitente.
Es bondadoso. El amor no tiene envidia de los dones del prójimo. Podríamos
resumir en una frase la ilustración del capítulo 12:15,16, ilustración que pone
de manifiesto la actitud ridícula de los corintios.
El amor no busca lo suyo, "no se envanece, no es jactancioso". Pablo vuelve
otra vez a esta actitud, el deseo de edificación propia. En los párrafos
anteriores Pablo les recuerda a los corintios que su primera preocupación
debería ser el "cuerpo", el conjunto, no los deseos individuales de cada
miembro. "… los miembros deberían preocuparse los unos por los otros"
(1Cor. 12:25). En el capítulo siguiente desaprueba las lenguas como
instrumento de edificación propia y ensalza propia y ensalza la profecía porque
produce la edificación y el consuelo de otros (12:3,4). Los corintios estaban
orgullosos de sus dones.
El amor no se comporta en forma indebida. No es indecoroso, ni está fuera de
control. No da lugar a lo impropio. Durante más de 20 años el autor estuvo en
relación con iglesias carismáticas. Vi mujeres ‘muertas bajo el poder’, tendidas
en el suelo mientras los obreros del altar les tiraban de las faldas o las cubrían
con ‘ropas del altar’ para minimizar aquella indecente situación. ¿No es
inconcebible que el Espíritu Santo participase de un acto tan indecoroso? El
amor no se comporta indecorosamente. Esta frase, unida a lo que decíamos
sobre su control cuando eran paganos (12:2), es una amonestación poderosa.
Dios no es autor de confusión (14:33) o de comportamiento indebido y
cuando estos se presentan no son del ESPÍRITU Santo.
Viene ahora la clave de 1Cor. 13:8-12, se seguimos la lógica de Pablo,
desaparece la confusión relativa a las lenguas, a la profecía y al don de
sabiduría. Los corintios estaban lejos de cumplir los propósitos de Dios
respecto a este don y lo usaban como un juguete atractivo y placentero. Ahora
Pablo va a poner las cosas en su sitio de una vez por todas.
"El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán". Aquí el verbo
requiere un objeto externo que lo complete. "… y cesarán las lenguas".
"Cesarán" no requiere nada para que la acción sea completa. Las lenguas
cesarán en y por sí mismas. "… y la ciencia acabará". Aquí de nuevo es
transitivo, exigiendo una influencia externa igual que la profecía.
Contrariamente a lo que piensan algunos. Pablo no equipara la profecía, las
lenguas y la ciencia en su final, no acaban todas al mismo tiempo. Con
frecuencia se oyen frases como: "Si las lenguas han acabado, también la
ciencia debe acabar. Pero tenemos la certeza de que la ciencia todavía
permanece, por tanto las lenguas deben permanecer también". Tales
afirmaciones demuestran una total ignorancia de lo que el apóstol dijo. Lejos
de unir las lenguas, la profecía y la ciencia, al usar el verbo en sus dos formas,
lo que hace es separar las lenguas de los otros dos. Además, incluso la voz es
diferente; la frase sobre la profecía y el conocimiento están en pasiva mientras
que la afirmación relativa a las lenguas está en voz media (equivalente a la
reflexiva en español).
La pregunta debe ser por lo tanto, ¿cuándo acabarán las profecías y la
ciencia? La respuesta se halla al seguir el uso lógico de la expresión "en parte"
observen el v.9, "Porque en PARTE conocemos, y EN PARTE
profetizamos". Miremos ahora el v.10, "Más cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es EN PARTE se acabará". ¿Qué es "en parte"? La ciencia y
la profecía. Por tanto, Pablo dice que cuando llegue la perfección, la ciencia y
la profecía acabarán. ¿Cuándo será esto? la respuesta está en el v.12, .
Observen de nuevo la expresión "en parte". "Ahora vemos por espejo,
oscuramente (nuestra profecía es "en parte"), más entonces veremos cara a
cara. Ahora conozco EN PARTE; pero entonces conoceré como fui
conocido". La perfección que motiva el final de esa ciencia y profecía parciales
se dará en el día cuando el cuerpo de Cristo, la iglesia, esté por fin madura y
completa (véase Efe. 4:7-16). Cara a cara con su cabeza (Jesucristo) y
poseyendo un conocimiento perfecto. Hasta entonces permanecen "en parte",
el don de la palabra de sabiduría y el de profecía (véase 1Cor. 12:27); ‘en
particular’ para que sean utilizados por aquellos a quienes han sido
concebidos..
¿Han observado que Pablo, una vez que ha afirmado que las lenguas cesarán
(13:8), ya no dice más acerca de este don? ¿Cuándo acabarán las lenguas? la
contestación sólo se nos insinúa en este pasaje. El apóstol se reserva la
respuesta final para el v.22, del cap. 14.
1Corintios 14:22
Asó que, las lenguas son por señal, no a los
creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no
a los incrédulos, sino a los creyentes.
"…las lenguas son por señal…" ¿Señal para quién? ¿Para el cristiano
confirmando su "bautismo"? No, "… No a los creyentes…" Las lenguas NO
SON señal para los cristianos. La primera vez que comprendí este versículo
tuve una verdadera consternación. Me habían enseñado que las lenguas eran
señal en el creyente de que el Espíritu Santo controlaba la vida de tal forma
que incluso la lengua le estaba sujeta. Entonces entendí el versículo, "las
lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos". ¿Quiénes son
los incrédulos? La respuesta está en el v.21,
1Corintios 14:21
En la ley está escrito: en otras lenguas y con otros
labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oírán,
dice el Señor.
El ‘así que’ inicial del v.22, lo enlaza con el versículo anterior en el que Pablo
cita a Isaías 28:11,12; el mensaje del juicio divino sobre la nación de Israel.
Jehová había hecho todo lo posible por su pueblo, les había enviado hambre,
pestilencia, sequía, todo ello sin ningún resultado,. La nación se alejaba cada
vez más de Dios; rehusando su "reposo" y "refrigerio", no quisieron oír. Isaías
fue el portavoz de esta amonestación, prediciendo la invasión por parte de
Asiria y la cautividad de Israel. "Oiréis a hombres hablar en lenguas que no
entenderéis. Os conquistarán y capturarán y entonces sabréis que mi juicio ha
llegado." La predicción se convirtió en realidad 784 años antes de que Pablo
escribiera a los corintios. Una vez más Dios se preparaba para juzgar a Israel.
Jesús advirtió: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed entonces
que ha llegado su destrucción. Caerán a filo de espada y serán llevados
cautivos a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta
que se cumplan los tiempos de los gentiles." (Luc. 2l:20, 24). de nuevo se
pudo oír la señal del juicio, con hombres "de otras lenguas… hablaré a este
pueblo (Israel)…" Cuando Tito Flavio sitió la ciudad de Jerusalén y dispersó a
los judíos en el año 70 d.C., desapareció el motivo de las lenguas y cesó el
don. Desde entonces no se han hablado lenguas en el sentido bíblico. Ya no
hay razón para la señal y Dios no da los dones como juguetes cuando su
propósito ha terminado.
Dije anteriormente que Pablo esbozaba la respuesta a la pregunta -¿Cuándo
cesaron las lenguas?- en este capítulo 13, que trata sobre la vida controlada
por el Espíritu. Retrocedamos un poco y miremos el v.11, del cap. 13, y
comparémoslo con el v.20, del cap. 14.
1Corintios 13:11
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba
como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui
hombre, dejé lo que era de niño.
1Corintios 14:20
Hermanos no seáis niños en el modo de pensar,
sino sed niños en la malicia, pero maduros en el
modo de pensar.
Noten que ambos versículos hablan de niñez y madurez. Las lenguas eran por
señal (14:22) de la iglesia mientras Israel estaba todavía e su tierra. Una señal
del juicio inminente de Dios sobre la nación. En el cap. 13, Pablo dice: "la
profecía y el conocimiento estarán con la iglesia hasta el día de la perfección,
cuando tengamos un conocimiento perfecto y veamos "cara a cara"; pero el
don de lenguas que pertenece a la infancia de la iglesia cesará cuando su razón
de ser haya desaparecido". Es decir, hay que dejarlo (13:11), al alcanzar
madurez. En el cap. 14, está diciendo: "no seáis niños en el modo de pensar;
creced, sed maduros, sabed el motivo del don, no os quedéis en lo que es
propio de la infancia sino avanzad hacia la madurez. Recordad cristianos
judíos, la profecía de Isaías, el motivo por el que se da el don de lenguas."
Un breve examen de las tres ocasiones en los Hechos donde se habló en
lenguas (y hay sólo tres) pondrá de manifiesto que en cada caso estaban
presentes los judíos (Hech. 2; 10:45, 19; considerando también 18:18).
Esto explica los dos tipos de incrédulos de Corinto: el incrédulo culto del v.22,
que conocía los profetas y reconoció la señal del juicio inminente de Dios
cuando oyó a la iglesia hablar en lenguas que no conocí ni entendía; por otro
lado, el incrédulo poco culto, el pagano de Corinto sin contacto previo con la
Palabra de Dios, quien al oír este fenómeno (ignorando su significado), pensó
que los cristianos estaban locos (14:23).
Así que las lenguas cesaron una vez hubo terminado la razón de su existencia.
Cesaron tal como Pablo lo había dicho. Pero esta vida controlada por el
Espíritu, vida de amor y de fruto, continúa y es asequible a cada cristiano que
está a disposición de Dios (Efe. 5:18-20).
Antes de dejar el tema de la vida controlada por el fruto del Espíritu en
oposición a la vida centrada simplemente en los dones, consideremos un poco
más la calidad de vida que se describe en el cap. 13, y veamos luego como
Pablo la aplica a los corintios en el cap. 14. "el amor no tiene envidia… no es
jactancioso, no se envanece… no busca lo propio…".
Comparemos estas frases con "el que habla en lenguas (una lengua
desconocida para el que habla) no habla a los hombres, sino a Dios; pues
nadie le entiende…" (14:2). No fue nunca intención de Dios que nos
dirigiéramos a El de una forma incomprensible para el que habla. Repasemos
las epístolas y examinemos todas las referencias a la oración. Veamos luego lo
que Jesús dijo acerca del mismo tema y no encontraremos ninguna afirmación
o mandamiento que sugiera la oración en lenguas. Sólo de los carnales
creyentes de Corinto se dice que lo practicaban. Pablo dijo "cuando hablo a
Dios hablo con mi entendimiento por el Espíritu Santo" v.15, ¡Nadie necesita
saber lenguas para orar!.
¿Entonces por qué lo hacían los corintios? Dios dio el don de lenguas para
dirigirse a HOMBRES -Israel- no a Dios. Los cristianos carnales de Corinto,
envidiándose mutuamente sus dones y anhelando algo espectacular llamativo,
estaban usando el don como un distintivo de espiritualidad delante de los
hermanos. Hablaban a Dios en vez de hablar a Israel y así podían decir: ‘Mira,
he llegado a un nivel espiritual tan alto que puedo hablar misterios al Eterno’,
práctica procedente en realidad de su antiguo paganismo. Observen la
vigorosidad con que Pablo se opone a esto en el siguiente versículo, v.3, así
como en los vers. 4,5 y 9. La propia edificación, el deseo de ser admirado y
respetado por otros no es del Espíritu Santo, porque este "no se envanece…
no busca o suyo, no es jactancioso…"
El Espíritu Santo inspira la profecía (la predicación de la Palabra) que edifica,
exhorta y consuela a todo el cuerpo de Cristo y que todos pueden entender
con facilidad. Pablo traza unos cuadros satíricos de los corintios; un
instrumento musical tan desafinado que no puede ser reconocido; una corneta
tan incompetente que el ejército no sabe lo que se le ordena (vs.7,8) y luego
aplica estas ilustraciones al mal uso y abuso de las lenguas empleadas
egoístamente y no tal como Dios las ideó. "Tenéis que hablar -dice Pablo- de
forma que os entiendan, buscad la edificación de la iglesia, no la vuestra
propia".
¿Pero qué acerca de las ocasiones cuando había judíos en las reuniones? Era
correcto usar lenguas, pero no más de tres personas debían ejercitar el don
(v.27). Además, puesto que habría también inconversos poco cultos, personas
cuyo trasfondo no les daba la comprensión que poseían los judíos, las lenguas
debían ser interpretadas a fin de que todos los presentes, judíos o paganos,
pudiesen entender. La confusión nunca es de Dios.
La histeria, la confusión, el habla misteriosa y el comportamiento indecoroso o
egoístas estaban presentes en esta iglesia carismática de Corinto. Pero nada
de esto debe caracterizar a una comunidad que está controlada por el fruto del
Espíritu. La edificación propia cede el lugar al bien común en el cuerpo de
Cristo y la mirada está puesta en el señorío de Cristo, no en los logros del
creyente. "Estáis buscando dones espectaculares, pero aquí hay un camino
mejor".