Sola Scriptura, solo fide". He ahí lo único que puede hoy proporcionar una
vida verdaderamente cristiana y profunda. Sólo la Biblia y sólo la fe. Conviene,
pues, recordar tan solo la admonición del propio Maestro, "escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí" (Jn. 5:39).
Jorge Zamora
LAS LENGUAS
SEÑAL DE MALDICIÓN Y
BENDICIÓN DEL PACTO
por
El Doctor O. Palmer Robertson
Dios no tiene por costumbre sorprender a su pueblo con lo
novedoso e inesperado. La dilatada historia de preparación, a través del
Antiguo Testamento, tenía el propósito de suavizar el trauma potencial de la
encarnación del Hijo de Dios. Difícilmente encontraremos una doctrina o
experiencia cristiana en el Nuevo Testamento que no tenga su contraparte en
el Antiguo Testamento. La tenue formación de las sombras ha precedido a la
esplendente incursión de la realidad. Con el propósito de asegurar la
comprensión adecuada del contexto, Dios cuidadosamente preservó la
entrada de su verdad en el mundo.
La historia de la salvación
Este "principio de preparación", a todas luces jugó un prominente papel en el
don carismático de las lenguas. En el día de Pentecostés, Pedro apunta
inmediatamente al profeta Joel como una figura del Antiguo Testamento que
había anticipado muy específicamente el derramamiento del Espíritu Santo
sobre toda carne. La conexión establecida por Pedro entre Pentecostés y el
Antiguo Testamento es harto conocida.
No ocurre de la misma manera con la conexión hecha por Pablo. En forma
interesante, Pablo relaciona el Antiguo Testamento explícitamente con el don
de lenguas, mientras Pedro aplica al fenómeno de las lenguas del Pentecostés
una profecía general del Antiguo Testamento que tiene que ver directamente
con las lenguas.
El pasaje de Pablo, frecuentemente pasado por alto, está incrustado en el puro
corazón de su exposición sobre Las lenguas en Corinto. En forma muy
especial, singular y excepcional, Pablo ubica el punto de apoyo para la
solución del problema del pueblo del N.T., en las inspiradas escrituras del
Antiguo Testamento. Porque si se trata de hallar respuestas precisas a los
problemas que surgen dentro del pueblo de Dios en el Nuevo Testamento,
estas deben buscarse en los documentos autoritarios del pueblo de Dios en el
viejo pacto.
En 1Corintios 14:20-22; se encuentra el comentario pertinente de Pablo, y se
lee así:
20 Hermanos, no se seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la
malicia, pero maduros en el modo de pensar.
21 En la ley está escrito: en otras lenguas y con otros labios
hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor
22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a
los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los
creyentes.
Se observa en primer termino que Pablo identifica las lenguas como una señal
de cumplimiento del pacto. La cita que el apóstol aplica al corriente fenómeno
de las lenguas se origina en Isaías 28:11. Sin embargo, el proceso de
anticipación del A.T., de las lenguas no puede detenerse en Isaías. Cuando el
profeta anuncia que una nación extranjera va a traspasar las fronteras de
Israel, balbuciendo una lengua extraña, está aplicando simplemente a su día la
maldición del pacto en Deuteronomio 28:49: "Jehová traerá contra ti una
nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya
lengua no entiendas".
Las lenguas: señal del juicio divino.
El juicio de Dios sobre el pueblo desobediente vendría por medio de una
nación extranjera. La señal del juicio del pacto de Dios sobre Israel será el
sonido de una lengua extraña.
El contexto de la alusión de Isaías a la maldición del pacto de Deuteronomio
es evidencia plena que el profeta mismo entendía que estaba anunciando el
cumplimiento del juicio del pacto divino sobre su pueblo. Examínese de nuevo
Isaías 28:9 y los versículos siguientes. El profeta pregunta: "A quien se
enseñara ciencia, o quien se hará entender doctrina?" (v. 9a). Isaías
responde su propia pregunta aparte del fracaso que ha experimentado al
intentar la comunicación del mensaje de Dios al pueblo rebelde.
La respuesta infantil del pueblo ofende a Dios su Hacedor. Actúan como si
fueran infantes, como lactantes, como recién destetados (v. 9b).
Como "ellos no escucharon" (v. 12), Dios debía hablarles como si estuviesen
todavía aprendiendo a hablar par medio de rimas infantiles:
"Mandamiento tras mandamiento
mandato sobre mandato
renglón tras renglón
línea sobre línea"
En hebreo:
"sav lasav
sav lasav
kav lakav
kav lakav" (w. 10, 13)
¿Cual sería el resultado de esta deliberada reversión a la infancia par parte de
Israel? ¿Cuál fue la consecuencia de su infantilismo? Isaías aturde a sus
oyentes. De persistir ellos en su actitud infantil e inmadura, pretendiendo no
escuchar ni entender, Dios les hablaría con juicio en su condición infantil. Su
voz sonaría como las palabras de un adulto deben parecer a un niño. En lugar
de comunicarse con ellos claramente, en su lengua nativa, hablaría "a este
pueblo en lengua de un pueblo extranjero" (v. 11 ). El haría realidad la
maldición del pacto señalada por Moisés. Una nación cuya lengua no era su
lengua vendría sobre ellos para ejecutar la ira y la maldición de Dios. Su
relación favorable para con ellos terminaría a través de un pueblo cuya lengua
ellos no podrían entender. Dios hablara en acentos desconocidos, "hasta que
ellos vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos" (v.
13).
La amenaza de Isaías en el sentido que Dios haría efectivas las maldiciones del
pacto en Deuteronomio sobre Israel, hablando a ellos en "lengua de
tartamudos y lengua de un pueblo extranjero" (v. 11), alcanza un desarrollo
posterior y más amplio en los versículos inmediatamente siguientes del
capítulo. En efecto, Isaías 28:16 declara:
"Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en
Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular,
preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure".
Este versículo se reconoce inmediatamente como un pasaje de particular
importancia para los escritores del Nuevo Testamento. Pablo, en Romanos
9:31-33, explica el tropiezo de Israel a la luz de este pasaje de Isaías. La
parábola de Cristo mismo que dramatiza el arrebatamiento del reino de Israel
se basa en el contexto del A.T., de la piedra angular que también opera como
piedra de escándalo para Israel (Mt. 21:42-46 ).
Este amplio uso del mensaje de Isaías 28 en el Nuevo Testamento,
aplicándolo al cese de la relación distintiva de Dios con Israel, corrobora el
sentido de la cita paulina de las maldiciones del pacto en la medida en que
estas están relacionadas con el fenómeno de las lenguas. Las lenguas no
resultan ser una sorpresa para el pueblo de Dios. Al contrario, tienen el
objetivo definido de ser señales del pacto. Cuando las lenguas ocurrieron, el
juicio de Dios sobre Israel llegó a formar parte de la historia de la redención.
Las lenguas sirven como una señal de la maldición del pacto.
El problema de Corinto en contexto histórico redentivo.
Siendo que esta perspectiva sobre el papel de las lenguas es bastante nueva, el
punto de partida de esta discusión debe subrayarse de nuevo. Es Pablo, quien,
al tratar el problema de las lenguas en Corinto, cita la sentencia de Isaías para
explicar el significado de las lenguas. Un examen mas cuidadoso del contexto
de la cita de Pablo puede servir para reforzar la conexión del argumento de
Pablo con el de Isaías. Pablo comienza en 1 Corintios 14:20; interrumpiendo
su discusión sobre las lenguas para exhortar a sus lectores a no ser "niños" en
el modo de pensar. Los corintios estaban actuando francamente como niños al
hacer ostentación del don de lenguas. Estaban practicando el don en forma
inmadura, sin restricciones, y sin hacer consideraciones adecuadas sobre su
papel fundamental en el propósito de Dios.
Con especial interés notamos la semejanza de contextos en Isaías y en Pablo.
El problema de Isaías era el infantilismo de la nación israelita; el problema de
Pablo, el infantilismo de la iglesia de Corinto. Al establecer su énfasis en un
contexto comparable con el de Isaías, Pablo refuerza el peso de sus palabras.
Los corintios indirectamente reciben la exhortación de no caer en el mismo
error en que cayera el viejo Israel.
Al mismo tiempo, la semejanza de contextos entre Isaías 28 y 1 Corintios 14;
sugiere claramente que Pablo sabia lo que estaba haciendo cuando citaba
Isaías 28:11, acerca del juicio de Dios para con Israel "en lengua de
tartamudos y en lengua extraña". No se trata de que Pablo cita un aforismo
aislado para reaplicarlo tendenciosamente a su circunstancia. El sabia muy bien
que las lenguas en Isaías aparecían como una señal de la maldición del pacto.
El entendía que el juicio de Israel era el tema que se estaba tratando. En
síntesis, Pablo citaba a Isaías 28:11; precisamente porque entendía el
fenómeno de las lenguas del Nuevo Testamento como el clímax del
cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento.
Israel recibió en los días del Antiguo Testamento el juicio al cual
Moíses e Isaías se refirieron. Ambos habían profetizado que
como resultado de la desobediencia del pacto, la señal de
balbucir lenguas se escucharía en su tierra. Sus profecías se
unificaron por una confirmación posterior hecha a través de un
tercer profeta, contemporáneo al hecho histórico del
cumplimiento. Moíses hablo en el siglo XV a.C., respecto de un
pueblo con lengua extraña que vendría para juicio de Israel
(Deut. 28:49). Isaías en el siglo VIII a.C., profetizo con la misma
perspectiva. En el tiempo del cautiverio de Israel, Jeremías
reitero el mismo mensaje:
"He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de
Israel, dice Jehová·; gente robusta, gente antigua, gente cuya
lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare" (Jer. 5:15).
Esta triple profecía de los siglos XV, VIII y V a.C. encontró su cumplimiento
inicial cuando los "balbucientes" babilonios avanzaron sobre Israel. Pero Pablo
dice que este signo de maldición del pacto sobre Israel halla su clímax de su
cumplimiento en la manifestación del don de lenguas de la era del Nuevo
Testamento. El juicio de Dios sobre Israel en el ano 586 a.C., fue solo un
anticipo de juicios aun mas severos pronunciados por Cristo mismo: "He aquí,
vuestra casa os es dejada desierta" ( Lc. 13: 35 ) .
Ahora bien; ¿en que forma sirvieron las lenguas como una señal del juicio del
pacto para con Israel?
Las lenguas en Pentecostés; clímax del cumplimiento profético
En un sentido bien literal, las "lenguas" de Pentecostés representaron el
arrebatamiento del reino de manos de Israel para destinarlo a los hombres de
todas las naciones. En efecto, todos los que presenciaron el fenómeno de
Pentecostés fueron de origen israelita. El carácter sobreabundante de la gracia
divina en ninguna parte es mas claro que en la salvación de los israelitas. De la
misma manera el significado de las lenguas es muy claro. Dios no quería
continuar confinándose a un solo pueblo, y comunicando en una sola lengua.
No era la voluntad de Dios continuar encauzando su obra de gracia salvadora
a través de una nación singular. Mas bien, ahora, Dios hablará en todas las
lenguas a todos los pueblos de la tierra. A todas las naciones del mundo se
dirigirá el mismo. Las lenguas, así, sirven como una señal del pacto. Las
lenguas indican el cumplimiento de la maldición de Dios sobre Israel, debido a
su infidelidad hacia el pacto.
Evidentemente, la magnitud de la gracia de Dios se ve claramente en el amplio
cumplimiento de salvación representado por el don de lenguas. Sin duda
alguna, las lenguas sirven simultáneamente· como señal de maldición y de
bendición del pacto. Dios se vuelve de Israel hacia todas las naciones. El
sermón de Pedro en Pentecostés analiza el don de lenguas como una evidencia
del derramamiento del Espíritu sobre toda carne. Pero el significado completo
todavía quedaba por ver. Por otro lado, Pablo ha establecido a través de su
cita del Antiguo Testamento que las lenguas son signo de maldición y de
bendición del pacto. Esta es una perspectiva equilibrada que debe tenerse en
cuenta.
El carácter de señal presente en el fenómeno de las lenguas
Es oportuno notar el papel que las lenguas desempeñan en el pacto y resulta
igualmente significativo anotar su carácter de señal. Después de citar Isaías
28:11, Pablo ofrece su propia versión interpretativa. "Las lenguas", dice Pablo,
"son por señal". Tanto la naturaleza esencial de las lenguas, como el contexto
de la cita paulina del Antiguo Testamento, que ya se discutido antes,
coadyuvan a la precisa definición del "carácter de señal" de las lenguas. Las
lenguas, pues, sirven como señal para indicar que el plan redentor de Dios ha
sido desplazado de la actividad centrada en los judíos, hay una actividad que
involucra a todas las naciones del mundo.
Los profetas del Nuevo Testamento explotan repentina y espontáneamente,
declarando la obra magnifica de Dios en las lenguas de toda la humanidad. La
señal es inequívoca. La transición ha ocurrido. Dios dejará de hablar en la
lengua exclusiva de un solo pueblo para hacerlo después en las muchas
lenguas de los mas variados pueblos de la tierra. La señal de las lenguas es una
señal de transición. Un nuevo día ha despuntado para el pueblo de Dios.
Se indico anteriormente que el contexto de la cita de Pablo en Isaías 28; tiene
que ver con el juicio de Dios para con Israel, por la dureza de su Corazón. La
referencia a la "preciosa piedra angular" de Isaías 28:16, tal como se emplea
en el Nuevo Testamento corrobora la idea que resulta del contexto de la cita
de Pablo respecto de la remoción del reino de manos de Israel. Las "lenguas"
tienen en este contexto la función de una "señal". Señal del cumplimiento del
juicio de Dios sobre Israel. Señal de la maldición del pacto hecha realidad
sobre Israel. Señal del cambio de tratamiento exclusivo de Dios con una
nación en su lenguaje especial hacia la manifestación abierta de Dios a los
hombres de todas las naciones, comunicándose con ellos en sus propias
lenguas.
Es posible que esta perspectiva arroje paz sobre los comentarios subsecuentes
del apóstol. Pablo dice que las lenguas son por señal "no a los que creen,
sino a los incrédulos;" (1Cor. 14:22). Ahora bien; ¿que pueden significar
estas palabras? Es esencial notar que Pablo une inmediatamente esta
aseveración con su cita de Isaías. "Así que", puesto que el carácter de juicio
de las lenguas se manifiesta en el contexto del pacto del Antiguo Testamento,
"las lenguas son por señal... a los incrédulos". En virtud de su papel
particular como sello del juicio de Dios sobre Israel, el pueblo incrédulo, las
lenguas comunican un mensaje especial a los incrédulos en general, sean judíos
o gentiles. Las lenguas deben ser tomadas en cuenta, especialmente por los
incrédulos. Las lenguas así dan testimonio de la fidelidad de Dios a las
palabras de sus maldiciones en el pacto.
Israel persistió en su incredulidad y Dios hizo realidad el juicio anunciado. Las
lenguas dan testimonio del juicio de Dios sobre Israel. Era claro que Dios no
habría de continuar a tratar en forma exclusiva con una sola nación. A través
de las lenguas el anuncia su comunicación a los hombres de todas las naciones.
A la vez, las lenguas anuncian al incrédulo las dimensiones universales de la
gracia de Dios. Una transición ha tomado lugar. La intención de la gracia de
Dios ha sido expuesta. Dios ha explicitado su determinación de hablar en el
lenguaje de los hombres que cubren el orbe entero.
De modo que las lenguas son para los incrédulos. Sirven inicialmente "como
una voz de júbilo al dar inicio a la era evangélica" Cuando se trata propiamente
con el trasfondo de la perspectiva del A.T., las lenguas dan su testimonio y
señal al incrédulo. Sin embargo, esta señal de transición tiene un papel de
menor importancia para quien ha entrado al compañerismo de los creyentes.
"Las lenguas son por señal... a los incrédulos" (1Cor. 14:22). Dios no ha
señalado el don de lenguas para la edificación sólida del creyente. Por su
misma naturaleza, las lenguas tienen un papel concreto que jugar en la historia
de la redención. Como la mayoría de las señales, las lenguas orientan a lo
largo del camino. Pero una vez que la señal ha sido rebasada, concluye su
función.
Profecía y lenguas; comparación de dones
En este punto, es necesario establecer comparación entre el don de profecía y
el don de lenguas en el campo de su funcionalidad en la era del Nuevo
Testamento .
Los dones representaban puntos significativos de semejanza y al mismo tiempo
presentaban puntos distintivos que les daban el carácter de unicidad. Tanto las
profecías como las lenguas eran dones de naturaleza verbal. Dones como el
"dar" y el "mostrar misericordia" (Rom. 12: 8) no eran dones precisamente
verbales. Pero la profecía y las lenguas tenían en común su calidad verbal.
Por otro lado, tanto la profecía como las lenguas aparecen como dones de
mensaje inspirados. En el caso de las lenguas, la veracidad de esta evaluación
es clara. Puesto que Dios hacia mover la boca, el mensaje en una lengua tenía
relación directa con la inspiración de Dios frase a frase, portando
consecuentemente elementos infalibles e inequívocos. El que los mensajes de
lenguas fuesen interpretables (1Cor. 14:5) parecía eliminar la posibilidad de
que las lenguas fuesen articulaciones verbales sin sentido. Ellas comunicaban la
verdad divinamente inspirada.
El don de profecía también parece tener un mensaje derivado directamente de
la inspiración de Dios. En (1Cor. 14:29-31), se habla de este don en términos
de "revelación". Aunque el caso no es tan claro como en las lengua, la profecía
manifiesta, al parecer, su carácter de revelación.
Pero estos dones presentan marcadas diferencias. Aunque se ubican en la
misma categoría básica tienen sus diferencias significativas. La mas importante
para esta discusión es el carácter peculiar que Pablo asigna a cada uno de
estos dones en la vida de la iglesia. La profecía es para edificación,
exhortación y consolación de los hombres. Las lenguas tienen el efecto de
edificar únicamente a quien habla, a menos que sean interpretadas (1Cor.
14:3-5). Este valor relativo de los dos dones encuentra confirmación
permanente en el hecho de que las palabras elegidas de la "profecía" (2Ped.
1:l9), son adecuadas para hacer al hombre de Dios "perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra" (2Tim. 3:16 ). Precisamente por su
continuo valor de edificación para la iglesia, las palabras de inspiración
profética han sido preservadas en la Escritura. El don de lenguas, no obstante,
no posee este valor esencial para la edificación del pueblo de Dios. Por lo
tanto, los mensajes en lenguas no habrían de tener un valor permanente para
preservar. Las lenguas sirven como una "señal" comunicada a los incrédulos
(1Cor. 14:22 ); en cambio la profecía cumplía el propósito de edificar a los
creyentes.
Una "diferencia de especies" por consiguiente separaba los dones de lenguas y
de profecía a despecho de sus semejanzas. El uno es objeto de limitaciones
drásticas en forma y función. El otro no presenta estas limitaciones. Es esta
"diferencia de especies" radical la que sirve para resolver el problema de
interpretación asociado con el siguiente tratamiento de Pablo (vv. 23-25 ) .
Pablo acaba de asignar las lenguas a los incrédulos y la profecía a los
creyentes. Ahora, en los versículos 23-25, parece retroceder completamente,
tanto que el siguiente comentario se encuentra en una nota al final de la pagina
en la traducción del Nuevo Testamento de J. B. Phillips en ingles:
Esta es la única instancia que sirve de base al traductor a partir
del texto aceptado. El se siente impulsado a concluir, del sentido
de los siguientes tres versículos, que tenemos aquí es un desliz de
la pluma de Pablo, o, mas probablemente, un error del copista.
En el versículo 23, Pablo dice que el efecto de las lenguas sobre los incrédulos
sera llevarlos a concluir que quienes están congregados en la asamblea
cristiana están "locos". Evidentemente, no seria capaz de comprender el
fenómeno. Pero, continua el apóstol, en los versículos 24 y 25, si todos se
ocupan de profetizar en la congregación y un incrédulo los visita, el se
convencerá y se convertirá. De modo que, mientras las lenguas conducen al
incrédulo a la conclusión de que los cristianos están locos, la profecía lo habrá
de guiar a la salvación.
Ahora bien; ¿cómo resolver esta paradoja del apóstol? En el versículo 22,
asigna las lenguas al incrédulo, y en los versículos 24-25, le asigna la profecía.
La solución a este problema radica en la distinción hecha anteriormente
respecto a la naturaleza básica de las lenguas y de la profecía. Las lenguas son
"señales"; la profecía no. Las lenguas tienen tal carácter que, inherentemente,
limita su función a una perspectiva mas verbal que el ministerio característico
de la profecía. Las lenguas sirven de indicador; la profecía cumple funciones
de comunicador. Las lenguas fijan la atención en los portentosos hechos de
Dios; la profecía llama al arrepentimiento y a la fe como respuesta a los hechos
poderosos de Dios.
La verdadera función de las lenguas
Si se examina la linea del pensamiento paulino en 1Corintios 14:20-25 a la luz
de Hechos 2, resultara claro que Pablo recomienda con respecto a los
incrédulos de Corinto nada mas que el procedimiento seguido en Pentecostés.
En primer termino, las lenguas sirven como señal para el incrédulo. Entonces la
profecía insta al arrepentimiento y a la fe al mismo incrédulo. Los apóstoles
primero manifestaron el don de lenguas, que a nadie convirtió. En efecto, solo
sirvió para que la multitud atribuyera embriaguez a los apóstoles (Hch. 2:13).
Pablo afirma que en forma semejante los corintios pueden esperar que los
inconversos concluyan como consecuencia del don de lenguas que ellos están
locos (1Cor. 14: 23 ). El fenómeno de las lenguas puede explicarse a través
del don de profecía. La declaración de la Palabra debe seguir a continuación y
lo que se había perdido podrá entonces ser recobrado.
La historia de la redención hace clara la verdad. Aunque las lenguas resultaran
ser importantes como señal, tendrían una muy limitada utilidad para
profundizar el entendimiento de la iglesia. De acuerdo con Pablo, las lenguas
señalaron inequívocamente el punto del juicio sobre Israel, y la ocasión de la
transición hacia el resto de las naciones. De esta manera, sirven como señal de
maldición y bendición del pacto. Es en este contexto que el carácter· temporal
adscrito al don de lenguas viene a verse mas claro. Las lenguas son una señal
atada vitalmente, y en forma intransferible, a una coyuntura particular de la
historia de la redención. Por ello, no puede esperarse que el don de lenguas
cumpla en forma active e indefinida su función asignada.
Por la naturaleza verdadera del caso, el don de lenguas podría llenar su
función, divinamente señalada, solo en el contexto histórico acordado por Dios
para una señal semejante.
En un punto crucial de la historia necesariamente se requería que el juicio de
Dios sobre Israel fuera sellado por una señal. El propósito de Dios era
necesario su evangelio por igual a los hombres de todas las naciones y esto
debía manifestarse a través de una señal.
Las lenguas sirvieron bien para mostrar que el cristianismo, aunque hubiese
empezado en cuna judaica, no seria distintivamente judío. Las lenguas
ayudaron significativamente a mostrar la transición de un evangelio
contextualmente judío a un evangelio universal. Las lenguas proporcionaron
base de señal a la estructura fundamental del cristianismo. Ahora que el
cimiento ya fue colocado, la continuación de la señal de las lenguas no tendría
una función significativa. Ahora, la transición se había dado; la señal de
transición no tendría mas valor unificante en la vida de la iglesia.
Hoy no hay necesidad de una señal para mostrar que Dios se esta moviendo
de la nación singular de Israel a todas las naciones. Ese movimiento ya se dio.
Como en el caso del establecimiento del oficio de apóstol, así el don particular
de transición de las lenguas ha cumplido su función como señal del pacto,
vida verdaderamente cristiana y profunda. Sólo la Biblia y sólo la fe. Conviene,
pues, recordar tan solo la admonición del propio Maestro, "escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí" (Jn. 5:39).
Jorge Zamora
LAS LENGUAS
SEÑAL DE MALDICIÓN Y
BENDICIÓN DEL PACTO
por
El Doctor O. Palmer Robertson
Dios no tiene por costumbre sorprender a su pueblo con lo
novedoso e inesperado. La dilatada historia de preparación, a través del
Antiguo Testamento, tenía el propósito de suavizar el trauma potencial de la
encarnación del Hijo de Dios. Difícilmente encontraremos una doctrina o
experiencia cristiana en el Nuevo Testamento que no tenga su contraparte en
el Antiguo Testamento. La tenue formación de las sombras ha precedido a la
esplendente incursión de la realidad. Con el propósito de asegurar la
comprensión adecuada del contexto, Dios cuidadosamente preservó la
entrada de su verdad en el mundo.
La historia de la salvación
Este "principio de preparación", a todas luces jugó un prominente papel en el
don carismático de las lenguas. En el día de Pentecostés, Pedro apunta
inmediatamente al profeta Joel como una figura del Antiguo Testamento que
había anticipado muy específicamente el derramamiento del Espíritu Santo
sobre toda carne. La conexión establecida por Pedro entre Pentecostés y el
Antiguo Testamento es harto conocida.
No ocurre de la misma manera con la conexión hecha por Pablo. En forma
interesante, Pablo relaciona el Antiguo Testamento explícitamente con el don
de lenguas, mientras Pedro aplica al fenómeno de las lenguas del Pentecostés
una profecía general del Antiguo Testamento que tiene que ver directamente
con las lenguas.
El pasaje de Pablo, frecuentemente pasado por alto, está incrustado en el puro
corazón de su exposición sobre Las lenguas en Corinto. En forma muy
especial, singular y excepcional, Pablo ubica el punto de apoyo para la
solución del problema del pueblo del N.T., en las inspiradas escrituras del
Antiguo Testamento. Porque si se trata de hallar respuestas precisas a los
problemas que surgen dentro del pueblo de Dios en el Nuevo Testamento,
estas deben buscarse en los documentos autoritarios del pueblo de Dios en el
viejo pacto.
En 1Corintios 14:20-22; se encuentra el comentario pertinente de Pablo, y se
lee así:
20 Hermanos, no se seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la
malicia, pero maduros en el modo de pensar.
21 En la ley está escrito: en otras lenguas y con otros labios
hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor
22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a
los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los
creyentes.
Se observa en primer termino que Pablo identifica las lenguas como una señal
de cumplimiento del pacto. La cita que el apóstol aplica al corriente fenómeno
de las lenguas se origina en Isaías 28:11. Sin embargo, el proceso de
anticipación del A.T., de las lenguas no puede detenerse en Isaías. Cuando el
profeta anuncia que una nación extranjera va a traspasar las fronteras de
Israel, balbuciendo una lengua extraña, está aplicando simplemente a su día la
maldición del pacto en Deuteronomio 28:49: "Jehová traerá contra ti una
nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya
lengua no entiendas".
Las lenguas: señal del juicio divino.
El juicio de Dios sobre el pueblo desobediente vendría por medio de una
nación extranjera. La señal del juicio del pacto de Dios sobre Israel será el
sonido de una lengua extraña.
El contexto de la alusión de Isaías a la maldición del pacto de Deuteronomio
es evidencia plena que el profeta mismo entendía que estaba anunciando el
cumplimiento del juicio del pacto divino sobre su pueblo. Examínese de nuevo
Isaías 28:9 y los versículos siguientes. El profeta pregunta: "A quien se
enseñara ciencia, o quien se hará entender doctrina?" (v. 9a). Isaías
responde su propia pregunta aparte del fracaso que ha experimentado al
intentar la comunicación del mensaje de Dios al pueblo rebelde.
La respuesta infantil del pueblo ofende a Dios su Hacedor. Actúan como si
fueran infantes, como lactantes, como recién destetados (v. 9b).
Como "ellos no escucharon" (v. 12), Dios debía hablarles como si estuviesen
todavía aprendiendo a hablar par medio de rimas infantiles:
"Mandamiento tras mandamiento
mandato sobre mandato
renglón tras renglón
línea sobre línea"
En hebreo:
"sav lasav
sav lasav
kav lakav
kav lakav" (w. 10, 13)
¿Cual sería el resultado de esta deliberada reversión a la infancia par parte de
Israel? ¿Cuál fue la consecuencia de su infantilismo? Isaías aturde a sus
oyentes. De persistir ellos en su actitud infantil e inmadura, pretendiendo no
escuchar ni entender, Dios les hablaría con juicio en su condición infantil. Su
voz sonaría como las palabras de un adulto deben parecer a un niño. En lugar
de comunicarse con ellos claramente, en su lengua nativa, hablaría "a este
pueblo en lengua de un pueblo extranjero" (v. 11 ). El haría realidad la
maldición del pacto señalada por Moisés. Una nación cuya lengua no era su
lengua vendría sobre ellos para ejecutar la ira y la maldición de Dios. Su
relación favorable para con ellos terminaría a través de un pueblo cuya lengua
ellos no podrían entender. Dios hablara en acentos desconocidos, "hasta que
ellos vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos" (v.
13).
La amenaza de Isaías en el sentido que Dios haría efectivas las maldiciones del
pacto en Deuteronomio sobre Israel, hablando a ellos en "lengua de
tartamudos y lengua de un pueblo extranjero" (v. 11), alcanza un desarrollo
posterior y más amplio en los versículos inmediatamente siguientes del
capítulo. En efecto, Isaías 28:16 declara:
"Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en
Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular,
preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure".
Este versículo se reconoce inmediatamente como un pasaje de particular
importancia para los escritores del Nuevo Testamento. Pablo, en Romanos
9:31-33, explica el tropiezo de Israel a la luz de este pasaje de Isaías. La
parábola de Cristo mismo que dramatiza el arrebatamiento del reino de Israel
se basa en el contexto del A.T., de la piedra angular que también opera como
piedra de escándalo para Israel (Mt. 21:42-46 ).
Este amplio uso del mensaje de Isaías 28 en el Nuevo Testamento,
aplicándolo al cese de la relación distintiva de Dios con Israel, corrobora el
sentido de la cita paulina de las maldiciones del pacto en la medida en que
estas están relacionadas con el fenómeno de las lenguas. Las lenguas no
resultan ser una sorpresa para el pueblo de Dios. Al contrario, tienen el
objetivo definido de ser señales del pacto. Cuando las lenguas ocurrieron, el
juicio de Dios sobre Israel llegó a formar parte de la historia de la redención.
Las lenguas sirven como una señal de la maldición del pacto.
El problema de Corinto en contexto histórico redentivo.
Siendo que esta perspectiva sobre el papel de las lenguas es bastante nueva, el
punto de partida de esta discusión debe subrayarse de nuevo. Es Pablo, quien,
al tratar el problema de las lenguas en Corinto, cita la sentencia de Isaías para
explicar el significado de las lenguas. Un examen mas cuidadoso del contexto
de la cita de Pablo puede servir para reforzar la conexión del argumento de
Pablo con el de Isaías. Pablo comienza en 1 Corintios 14:20; interrumpiendo
su discusión sobre las lenguas para exhortar a sus lectores a no ser "niños" en
el modo de pensar. Los corintios estaban actuando francamente como niños al
hacer ostentación del don de lenguas. Estaban practicando el don en forma
inmadura, sin restricciones, y sin hacer consideraciones adecuadas sobre su
papel fundamental en el propósito de Dios.
Con especial interés notamos la semejanza de contextos en Isaías y en Pablo.
El problema de Isaías era el infantilismo de la nación israelita; el problema de
Pablo, el infantilismo de la iglesia de Corinto. Al establecer su énfasis en un
contexto comparable con el de Isaías, Pablo refuerza el peso de sus palabras.
Los corintios indirectamente reciben la exhortación de no caer en el mismo
error en que cayera el viejo Israel.
Al mismo tiempo, la semejanza de contextos entre Isaías 28 y 1 Corintios 14;
sugiere claramente que Pablo sabia lo que estaba haciendo cuando citaba
Isaías 28:11, acerca del juicio de Dios para con Israel "en lengua de
tartamudos y en lengua extraña". No se trata de que Pablo cita un aforismo
aislado para reaplicarlo tendenciosamente a su circunstancia. El sabia muy bien
que las lenguas en Isaías aparecían como una señal de la maldición del pacto.
El entendía que el juicio de Israel era el tema que se estaba tratando. En
síntesis, Pablo citaba a Isaías 28:11; precisamente porque entendía el
fenómeno de las lenguas del Nuevo Testamento como el clímax del
cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento.
Israel recibió en los días del Antiguo Testamento el juicio al cual
Moíses e Isaías se refirieron. Ambos habían profetizado que
como resultado de la desobediencia del pacto, la señal de
balbucir lenguas se escucharía en su tierra. Sus profecías se
unificaron por una confirmación posterior hecha a través de un
tercer profeta, contemporáneo al hecho histórico del
cumplimiento. Moíses hablo en el siglo XV a.C., respecto de un
pueblo con lengua extraña que vendría para juicio de Israel
(Deut. 28:49). Isaías en el siglo VIII a.C., profetizo con la misma
perspectiva. En el tiempo del cautiverio de Israel, Jeremías
reitero el mismo mensaje:
"He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de
Israel, dice Jehová·; gente robusta, gente antigua, gente cuya
lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare" (Jer. 5:15).
Esta triple profecía de los siglos XV, VIII y V a.C. encontró su cumplimiento
inicial cuando los "balbucientes" babilonios avanzaron sobre Israel. Pero Pablo
dice que este signo de maldición del pacto sobre Israel halla su clímax de su
cumplimiento en la manifestación del don de lenguas de la era del Nuevo
Testamento. El juicio de Dios sobre Israel en el ano 586 a.C., fue solo un
anticipo de juicios aun mas severos pronunciados por Cristo mismo: "He aquí,
vuestra casa os es dejada desierta" ( Lc. 13: 35 ) .
Ahora bien; ¿en que forma sirvieron las lenguas como una señal del juicio del
pacto para con Israel?
Las lenguas en Pentecostés; clímax del cumplimiento profético
En un sentido bien literal, las "lenguas" de Pentecostés representaron el
arrebatamiento del reino de manos de Israel para destinarlo a los hombres de
todas las naciones. En efecto, todos los que presenciaron el fenómeno de
Pentecostés fueron de origen israelita. El carácter sobreabundante de la gracia
divina en ninguna parte es mas claro que en la salvación de los israelitas. De la
misma manera el significado de las lenguas es muy claro. Dios no quería
continuar confinándose a un solo pueblo, y comunicando en una sola lengua.
No era la voluntad de Dios continuar encauzando su obra de gracia salvadora
a través de una nación singular. Mas bien, ahora, Dios hablará en todas las
lenguas a todos los pueblos de la tierra. A todas las naciones del mundo se
dirigirá el mismo. Las lenguas, así, sirven como una señal del pacto. Las
lenguas indican el cumplimiento de la maldición de Dios sobre Israel, debido a
su infidelidad hacia el pacto.
Evidentemente, la magnitud de la gracia de Dios se ve claramente en el amplio
cumplimiento de salvación representado por el don de lenguas. Sin duda
alguna, las lenguas sirven simultáneamente· como señal de maldición y de
bendición del pacto. Dios se vuelve de Israel hacia todas las naciones. El
sermón de Pedro en Pentecostés analiza el don de lenguas como una evidencia
del derramamiento del Espíritu sobre toda carne. Pero el significado completo
todavía quedaba por ver. Por otro lado, Pablo ha establecido a través de su
cita del Antiguo Testamento que las lenguas son signo de maldición y de
bendición del pacto. Esta es una perspectiva equilibrada que debe tenerse en
cuenta.
El carácter de señal presente en el fenómeno de las lenguas
Es oportuno notar el papel que las lenguas desempeñan en el pacto y resulta
igualmente significativo anotar su carácter de señal. Después de citar Isaías
28:11, Pablo ofrece su propia versión interpretativa. "Las lenguas", dice Pablo,
"son por señal". Tanto la naturaleza esencial de las lenguas, como el contexto
de la cita paulina del Antiguo Testamento, que ya se discutido antes,
coadyuvan a la precisa definición del "carácter de señal" de las lenguas. Las
lenguas, pues, sirven como señal para indicar que el plan redentor de Dios ha
sido desplazado de la actividad centrada en los judíos, hay una actividad que
involucra a todas las naciones del mundo.
Los profetas del Nuevo Testamento explotan repentina y espontáneamente,
declarando la obra magnifica de Dios en las lenguas de toda la humanidad. La
señal es inequívoca. La transición ha ocurrido. Dios dejará de hablar en la
lengua exclusiva de un solo pueblo para hacerlo después en las muchas
lenguas de los mas variados pueblos de la tierra. La señal de las lenguas es una
señal de transición. Un nuevo día ha despuntado para el pueblo de Dios.
Se indico anteriormente que el contexto de la cita de Pablo en Isaías 28; tiene
que ver con el juicio de Dios para con Israel, por la dureza de su Corazón. La
referencia a la "preciosa piedra angular" de Isaías 28:16, tal como se emplea
en el Nuevo Testamento corrobora la idea que resulta del contexto de la cita
de Pablo respecto de la remoción del reino de manos de Israel. Las "lenguas"
tienen en este contexto la función de una "señal". Señal del cumplimiento del
juicio de Dios sobre Israel. Señal de la maldición del pacto hecha realidad
sobre Israel. Señal del cambio de tratamiento exclusivo de Dios con una
nación en su lenguaje especial hacia la manifestación abierta de Dios a los
hombres de todas las naciones, comunicándose con ellos en sus propias
lenguas.
Es posible que esta perspectiva arroje paz sobre los comentarios subsecuentes
del apóstol. Pablo dice que las lenguas son por señal "no a los que creen,
sino a los incrédulos;" (1Cor. 14:22). Ahora bien; ¿que pueden significar
estas palabras? Es esencial notar que Pablo une inmediatamente esta
aseveración con su cita de Isaías. "Así que", puesto que el carácter de juicio
de las lenguas se manifiesta en el contexto del pacto del Antiguo Testamento,
"las lenguas son por señal... a los incrédulos". En virtud de su papel
particular como sello del juicio de Dios sobre Israel, el pueblo incrédulo, las
lenguas comunican un mensaje especial a los incrédulos en general, sean judíos
o gentiles. Las lenguas deben ser tomadas en cuenta, especialmente por los
incrédulos. Las lenguas así dan testimonio de la fidelidad de Dios a las
palabras de sus maldiciones en el pacto.
Israel persistió en su incredulidad y Dios hizo realidad el juicio anunciado. Las
lenguas dan testimonio del juicio de Dios sobre Israel. Era claro que Dios no
habría de continuar a tratar en forma exclusiva con una sola nación. A través
de las lenguas el anuncia su comunicación a los hombres de todas las naciones.
A la vez, las lenguas anuncian al incrédulo las dimensiones universales de la
gracia de Dios. Una transición ha tomado lugar. La intención de la gracia de
Dios ha sido expuesta. Dios ha explicitado su determinación de hablar en el
lenguaje de los hombres que cubren el orbe entero.
De modo que las lenguas son para los incrédulos. Sirven inicialmente "como
una voz de júbilo al dar inicio a la era evangélica" Cuando se trata propiamente
con el trasfondo de la perspectiva del A.T., las lenguas dan su testimonio y
señal al incrédulo. Sin embargo, esta señal de transición tiene un papel de
menor importancia para quien ha entrado al compañerismo de los creyentes.
"Las lenguas son por señal... a los incrédulos" (1Cor. 14:22). Dios no ha
señalado el don de lenguas para la edificación sólida del creyente. Por su
misma naturaleza, las lenguas tienen un papel concreto que jugar en la historia
de la redención. Como la mayoría de las señales, las lenguas orientan a lo
largo del camino. Pero una vez que la señal ha sido rebasada, concluye su
función.
Profecía y lenguas; comparación de dones
En este punto, es necesario establecer comparación entre el don de profecía y
el don de lenguas en el campo de su funcionalidad en la era del Nuevo
Testamento .
Los dones representaban puntos significativos de semejanza y al mismo tiempo
presentaban puntos distintivos que les daban el carácter de unicidad. Tanto las
profecías como las lenguas eran dones de naturaleza verbal. Dones como el
"dar" y el "mostrar misericordia" (Rom. 12: 8) no eran dones precisamente
verbales. Pero la profecía y las lenguas tenían en común su calidad verbal.
Por otro lado, tanto la profecía como las lenguas aparecen como dones de
mensaje inspirados. En el caso de las lenguas, la veracidad de esta evaluación
es clara. Puesto que Dios hacia mover la boca, el mensaje en una lengua tenía
relación directa con la inspiración de Dios frase a frase, portando
consecuentemente elementos infalibles e inequívocos. El que los mensajes de
lenguas fuesen interpretables (1Cor. 14:5) parecía eliminar la posibilidad de
que las lenguas fuesen articulaciones verbales sin sentido. Ellas comunicaban la
verdad divinamente inspirada.
El don de profecía también parece tener un mensaje derivado directamente de
la inspiración de Dios. En (1Cor. 14:29-31), se habla de este don en términos
de "revelación". Aunque el caso no es tan claro como en las lengua, la profecía
manifiesta, al parecer, su carácter de revelación.
Pero estos dones presentan marcadas diferencias. Aunque se ubican en la
misma categoría básica tienen sus diferencias significativas. La mas importante
para esta discusión es el carácter peculiar que Pablo asigna a cada uno de
estos dones en la vida de la iglesia. La profecía es para edificación,
exhortación y consolación de los hombres. Las lenguas tienen el efecto de
edificar únicamente a quien habla, a menos que sean interpretadas (1Cor.
14:3-5). Este valor relativo de los dos dones encuentra confirmación
permanente en el hecho de que las palabras elegidas de la "profecía" (2Ped.
1:l9), son adecuadas para hacer al hombre de Dios "perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra" (2Tim. 3:16 ). Precisamente por su
continuo valor de edificación para la iglesia, las palabras de inspiración
profética han sido preservadas en la Escritura. El don de lenguas, no obstante,
no posee este valor esencial para la edificación del pueblo de Dios. Por lo
tanto, los mensajes en lenguas no habrían de tener un valor permanente para
preservar. Las lenguas sirven como una "señal" comunicada a los incrédulos
(1Cor. 14:22 ); en cambio la profecía cumplía el propósito de edificar a los
creyentes.
Una "diferencia de especies" por consiguiente separaba los dones de lenguas y
de profecía a despecho de sus semejanzas. El uno es objeto de limitaciones
drásticas en forma y función. El otro no presenta estas limitaciones. Es esta
"diferencia de especies" radical la que sirve para resolver el problema de
interpretación asociado con el siguiente tratamiento de Pablo (vv. 23-25 ) .
Pablo acaba de asignar las lenguas a los incrédulos y la profecía a los
creyentes. Ahora, en los versículos 23-25, parece retroceder completamente,
tanto que el siguiente comentario se encuentra en una nota al final de la pagina
en la traducción del Nuevo Testamento de J. B. Phillips en ingles:
Esta es la única instancia que sirve de base al traductor a partir
del texto aceptado. El se siente impulsado a concluir, del sentido
de los siguientes tres versículos, que tenemos aquí es un desliz de
la pluma de Pablo, o, mas probablemente, un error del copista.
En el versículo 23, Pablo dice que el efecto de las lenguas sobre los incrédulos
sera llevarlos a concluir que quienes están congregados en la asamblea
cristiana están "locos". Evidentemente, no seria capaz de comprender el
fenómeno. Pero, continua el apóstol, en los versículos 24 y 25, si todos se
ocupan de profetizar en la congregación y un incrédulo los visita, el se
convencerá y se convertirá. De modo que, mientras las lenguas conducen al
incrédulo a la conclusión de que los cristianos están locos, la profecía lo habrá
de guiar a la salvación.
Ahora bien; ¿cómo resolver esta paradoja del apóstol? En el versículo 22,
asigna las lenguas al incrédulo, y en los versículos 24-25, le asigna la profecía.
La solución a este problema radica en la distinción hecha anteriormente
respecto a la naturaleza básica de las lenguas y de la profecía. Las lenguas son
"señales"; la profecía no. Las lenguas tienen tal carácter que, inherentemente,
limita su función a una perspectiva mas verbal que el ministerio característico
de la profecía. Las lenguas sirven de indicador; la profecía cumple funciones
de comunicador. Las lenguas fijan la atención en los portentosos hechos de
Dios; la profecía llama al arrepentimiento y a la fe como respuesta a los hechos
poderosos de Dios.
La verdadera función de las lenguas
Si se examina la linea del pensamiento paulino en 1Corintios 14:20-25 a la luz
de Hechos 2, resultara claro que Pablo recomienda con respecto a los
incrédulos de Corinto nada mas que el procedimiento seguido en Pentecostés.
En primer termino, las lenguas sirven como señal para el incrédulo. Entonces la
profecía insta al arrepentimiento y a la fe al mismo incrédulo. Los apóstoles
primero manifestaron el don de lenguas, que a nadie convirtió. En efecto, solo
sirvió para que la multitud atribuyera embriaguez a los apóstoles (Hch. 2:13).
Pablo afirma que en forma semejante los corintios pueden esperar que los
inconversos concluyan como consecuencia del don de lenguas que ellos están
locos (1Cor. 14: 23 ). El fenómeno de las lenguas puede explicarse a través
del don de profecía. La declaración de la Palabra debe seguir a continuación y
lo que se había perdido podrá entonces ser recobrado.
La historia de la redención hace clara la verdad. Aunque las lenguas resultaran
ser importantes como señal, tendrían una muy limitada utilidad para
profundizar el entendimiento de la iglesia. De acuerdo con Pablo, las lenguas
señalaron inequívocamente el punto del juicio sobre Israel, y la ocasión de la
transición hacia el resto de las naciones. De esta manera, sirven como señal de
maldición y bendición del pacto. Es en este contexto que el carácter· temporal
adscrito al don de lenguas viene a verse mas claro. Las lenguas son una señal
atada vitalmente, y en forma intransferible, a una coyuntura particular de la
historia de la redención. Por ello, no puede esperarse que el don de lenguas
cumpla en forma active e indefinida su función asignada.
Por la naturaleza verdadera del caso, el don de lenguas podría llenar su
función, divinamente señalada, solo en el contexto histórico acordado por Dios
para una señal semejante.
En un punto crucial de la historia necesariamente se requería que el juicio de
Dios sobre Israel fuera sellado por una señal. El propósito de Dios era
necesario su evangelio por igual a los hombres de todas las naciones y esto
debía manifestarse a través de una señal.
Las lenguas sirvieron bien para mostrar que el cristianismo, aunque hubiese
empezado en cuna judaica, no seria distintivamente judío. Las lenguas
ayudaron significativamente a mostrar la transición de un evangelio
contextualmente judío a un evangelio universal. Las lenguas proporcionaron
base de señal a la estructura fundamental del cristianismo. Ahora que el
cimiento ya fue colocado, la continuación de la señal de las lenguas no tendría
una función significativa. Ahora, la transición se había dado; la señal de
transición no tendría mas valor unificante en la vida de la iglesia.
Hoy no hay necesidad de una señal para mostrar que Dios se esta moviendo
de la nación singular de Israel a todas las naciones. Ese movimiento ya se dio.
Como en el caso del establecimiento del oficio de apóstol, así el don particular
de transición de las lenguas ha cumplido su función como señal del pacto,