COMO humanos, se nos creó para vivir para siempre.
Si Adán y Eva hubieran obedecido los mandatos de Dios, nunca habrían muerto
el propósito de Dios de tener humanos perfectos que vivieran para siempre en una Tierra paradisíaca no cambió.
Por su gran amor a la humanidad, Dios envió a la Tierra a su Hijo unigénito, Jesús,
quien dio su vida humana perfecta como rescate por “muchos” descendientes de Adán.
la Palabra de Dios dice que el cielo y la tierra ‘pasarán’ (Revelación 21:1).
Pero estas palabras de ningún modo contradicen la promesa de Jesús:
“Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).
Entonces, ¿qué quiere decir la Biblia cuando afirma que el cielo y la tierra ‘pasarán’?
Con frecuencia, la Biblia utiliza la palabra tierra en sentido figurado, refiriéndose a la humanidad.
Veamos como ejemplo este versículo:
“Toda la tierra continuaba siendo de un solo lenguaje y de un solo conjunto de palabras” (Génesis 11:1).
Obviamente, en esta cita, la “tierra” no se refiere al planeta, sino a la gente que vivía entonces.
Otro ejemplo lo encontramos en Salmo 96:1, donde dice:
“Cantad a Jehová, toda la tierra” (Reina-Valera, 1960).
Es evidente que en estos y en muchos otros pasajes,
la palabra tierra se utiliza simbólicamente para referirse a la gente (Salmo 96:13).
Por otra parte, la Biblia a veces relaciona los gobiernos de la Tierra con los cielos o con cuerpos celestes.
Por ejemplo, se asemejó a los opresivos gobernantes de Babilonia a estrellas porque se ensalzaban por encima de los demás (Isaías 14:12-14).
Tal y como se predijo, los “cielos” y la “tierra” simbólicos de Babilonia
—la clase dirigente y sus partidarios, respectivamente—
desaparecieron en el año 539 antes de nuestra era (Isaías 51:6).
Este hecho permitió el regreso de los judíos arrepentidos a Jerusalén, donde unos “nuevos cielos”
—una nueva administración—
gobernaron sobre “una nueva tierra”, es decir, sobre una sociedad de personas justas (Isaías 65:17).
Todo parece indicar que cuando la Biblia dice que los cielos y la tierra ‘pasarán’
se refiere al fin de los actuales gobiernos corruptos y de sus malvados partidarios (2 Pedro 3:7).
A continuación, el nuevo gobierno celestial de Dios derramará sus bendiciones sobre una nueva sociedad justa,
tal como dice la Biblia:
“Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según [la] promesa [de Dios],
y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13).