Re: El evangelio de Felipe.
Bueno, les copio algunos logia como para que traten de interpretarlos, mis mejores deseos de exito en la empresa.
Lamento que no se pueda habrir Metalog, allí tenían un texto traducido del Copto con comentarios muy atinados, es una pena.
44. Ninguno puede ver a nadie de los que son estables de no ser que él mismo se asimile a ellos. Con la verdad no ocurre lo mismo que con el hombre mientras se encuentra en este mundo, que ve el sol sin ser el sol y contempla el cielo y la tierra y todas las demás cosas sin ser ellas mismas. Tú, en cambio, viste algo de aquel lugar y te convertiste en aquellas cosas (que habías visto): viste al espíritu y te hiciste espíritu; [viste a] Cristo y te hiciste Cristo; viste [al Padre] y te harás padre. Por eso tú [aquí] ves todas las cosas y no [te ves] a ti mismo; pero [allí] sí te verás, pues [llegarás a ser] lo que estás viendo.
45. La fe recibe, el amor da. [Nadie puede recibir] sin la fe; nadie puede dar sin amor. Por eso creemos nosotros, para poder recibir; pero para poder dar de verdad (hemos de amar); pues si uno da, pero no por amor, no saca utilidad alguna de lo que ha dado.
46. Aquel que no ha recibido al Señor es todavía un hebreo.
48. Si se arroja la perla a la basura, no por ello pierde su valor. Tampoco se hace más preciosa al ser tratada con ungüento de bálsamo, sino que a los ojos de su propietario conserva siempre su valor. Esto mismo ocurre con los hijos de Dios dondequiera que estén, pues conservan su valor a los ojos del Padre.
63. O se está en este mundo o en la resurrección o en lugares intermedios. ¡Quiera Dios que a mí no me encuentren en éstos! En este mundo hay cosas buenas y cosas malas: las cosas buenas no son las buenas y las malas no son las malas. Pero hay algo malo después de este mundo que es en verdad malo y que llaman el «Intermedio», es decir, la muerte. Mientras estamos en este mundo es conveniente que nos esforcemos por conseguir la resurrección para que —una vez que depongamos la carne— nos hallemos en el descanso y no tengamos que ir errando en el «Intermedio». Muchos de hecho yerran el camino. Es, pues, conveniente salir del mundo antes de que el hombre haya pecado.
67. La verdad no ha venido desnuda a este mundo, sino envuelta en símbolos e imágenes, ya que éste no podrá recibirla de otra manera. Hay una regeneración y una imagen de regeneración. Es en verdad necesario que se renazca a través de la imagen. ¿Qué es la resurrección? Es preciso que la imagen resucite por la imagen; es preciso que la cámara nupcial y la imagen a través de la imagen entren en la verdad que es la restauración final. Es conveniente (todo esto) para aquellos que no sólo reciben, sino que han hecho suyo por méritos propios el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Si uno no los obtiene por sí mismo, aun el mismo nombre le será arrebatado. Ahora bien, estos nombres se confieren en la unción con el bálsamo de la fuerza [...] que los apóstoles llamaban «la derecha» y «la izquierda». Pues bien, uno así no es ya un (simple) cristiano sino un Cristo .
111. El amor espiritual es vino y bálsamo. De él gozan los que se dejan ungir con él, pero también aquellos que son ajenos a éstos, con tal de que los ungidos continúen (a su lado). En el momento en que los que fueron ungidos con bálsamo dejan de (ungirse) y se marchan, quedan despidiendo de nuevo mal olor los no ungidos que tan sólo estaban junto a ellos. El samaritano no proporcionó al herido más que vino y aceite. Ésto no es otra cosa que la unción. Y (así) curó las heridas, pues el amor cubre multitud de pecados.
112. Los (hijos) que da a luz una mujer se parecen a aquel que ama a ésta. Si se trata de su marido, se parecen al marido; si se trata de un adúltero, se parecen al adúltero. Sucede también con frecuencia que cuando una mujer se acuesta por necesidad con su marido —mientras su corazón está al lado del adúltero, con quien mantiene relaciones— da a luz lo que tiene que dar a luz manteniendo su parecido con el amante. Mas vosotros, que estáis en compañía del Hijo de Dios, no améis al mundo, sino al Señor, de manera que aquellos que vayáis a engendrar no se parezcan al mundo, sino al Señor.
123. Cuando a Abrahán [le fue dado] ver lo que hubo de ver, circuncidó la carne del prepucio enseñándonos (con ello) que es necesario destruir la carne [...] del mundo. Mientras sus [pasiones están escondidas] persisten y continúan viviendo, [mas si salen a la luz] perecen [a ejemplo] del hombre visible. [Mientras] las entrañas del hombre están escondidas, está vivo el hombre; si las entrañas aparecen por fuera y salen de él, morirá el hombre. Lo mismo ocurre con el árbol: mientras su raíz está oculta, echa renuevos y (se desarrolla), mas cuando su raíz se deja ver por fuera, el árbol se seca. Lo mismo ocurre con cualquier cosa que ha llegado a ser en (este) mundo, no sólo con lo manifiesto, sino también con lo oculto: mientras la raíz del mal está oculta, éste se mantiene fuerte; pero nada más ser descubierta, se desintegra y —no bien se ha manifestado— se desvanece. Por eso dice el Logos: «Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles». Éste no podará, (pues) lo que se poda brota de nuevo, sino que cava(rá) hasta el fondo, hasta sacar la raíz. Mas Jesús ha arrancado de cuajo la raíz de todo el lugar, mientras que otros (lo han hecho únicamente) en parte.
Por lo que se refiere a nosotros, todos y cada uno debemos socavar la raíz del mal que está en cada cual y arrancar(la) enteramente del corazón. (El mal) lo erradicamos cuando lo reconocemos, pero si no nos damos cuenta de él echa raíces en nosotros y produce sus frutos en nuestro corazón; se enseñorea de nosotros y nos hacemos sus esclavos; nos tiene cogidos en su garra para que hagamos aquello que [no] queremos y [omitamos] aquello que queremos; es poderoso porque no lo hemos reconocido y mientras [está allí] sigue actuando. La [ignorancia] es la madre del [...]; la ignorancia [está al servicio de ...]; lo que proviene [de ella] ni existía, ni [existe], ni existirá. [Mas aquellos que vienen de la verdad (?)] alcanzarán su perfección cuando toda la verdad se manifieste. La verdad es como la ignorancia: si está escondida, descansa en sí misma; pero si se manifiesta y se la reconoce, es objeto de alabanza porque es más fuerte que la ignorancia y que el error. Ella da la libertad. Ya dijo el Logos: «Si reconocéis la verdad, la verdad os hará libres». La ignorancia es esclavitud, el conocimiento es libertad. Si reconocemos la verdad, encontraremos los frutos de la verdad en nosotros mismos; si nos unimos a ella, nos traerá la plenitud.