-Abraham, como caldeo que era, siguió una tradición común en el Oriente, que era la de presentar el diezmo del botín obtenido cuando se volvía de la guerra, a los sacerdotes que les habían favorecido con sus oraciones a los dioses, en sus campañas militares.
-El cristiano congregado en una iglesia que alegremente decide dar mensualmente el diezmo de sus ingresos para la obra de Dios, bien hace.
-El que así no hace, (pues da el 9% o el 11%, o da generosamente sin atenerse a porcentajes), no hace mal.
-Se entiende que el devolverle a Dios de lo que nos bendice, no va exclusivamente dedicado al sostén pastoral, pues incluye todos los aspectos de la obra de Dios, con preferencia los hermanos pobres de la iglesia, y la extensión del evangelio a regiones donde no hubiera sido anunciado.
-El entusiasmo en el dar es promovido por las motivaciones en contribuir al progreso del evangelio, localmente y allá bien lejos.
-La reticencia en el dar es por falta de otra motivación que no sea el bienestar de un ministro asalariado y su familia.