Te comparto lo que yo creo, a reserva de lo que opinen los demás compañeros
Los dones que Dios da, como el don de profecía, el de lenguas, o el conocimiento son dones útiles para cumplir un propósito en un momento de la historia. Pero no son lo fundamental, lo eterno.
Pablo visualizaba un momento en que estaremos tan fuertemente en comunión con Dios, que no necesitaremos ya de esas ayudas para conocerlo.
Hoy mismo puedes encontrar personas que no lo necesitan.
La ciencia, por ejemplo, nos ayuda a entender a Dios. Pero no es indispensable para conocerlo y amarlo. De otra manera las personas sin educación científica estarían condenadas. Lo mismo con la teología, o el aprender griego o hebreo. Son cosas útiles, pero no indispensables.
Igual con el don de profecía. Para saber que Dios te ama, no necesitas que te lo diga la Biblia. Imagínate si para entender que Dios te ama, o que debes amar a los demás, necesitaras buscar un capítulo y un versículo que lo dijera.
Finalmente, el don de lenguas tampoco llega a ser indispensable. Hoy contamos con muchas formas de traducir textos de manera casi inmediata y llegar a personas que hablan otras lenguas maternas. Esto sin contar que millones están aprendiendo inglés como herramienta de uso común. Lo que para los cristianos primitivos pudo ser útil, ahora no lo es más y no lo será a medida que se establezca una lengua común alternativa.