EL DESCANSO DE LA SANTIFICACION

10 Agosto 2004
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“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”(2 Pedro 1:3).
Nuestro Padre necesita usar medios muy firmes para separarnos de esa idea arraigada de que la santificación se produce por nuestras obras, mas Su ayuda.
"Un encuentro superficial con el plan de Dios nos guia a la idea de que mientras la justificación es la obra de Dios, por la fe en Cristo, la santificación es nuestra obra, realizándola influenciados de la gratitud que sentimos por la libertad que hemos experimentado y por la ayuda del Espíritu Santo. Pero el cristiano diligente pronto se da cuenta de cuan poco poder puede suplir la gratitud. Cuando piensa que mas oración lo hará, se da cuenta, que aunque la oración es indispensable, no es suficiente. Con frecuencia el cristiano lucha desesperanzado por años, hasta que escucha la enseñanza del Espíritu Santo, quien Glorifica a Cristo una vez mas, y revela a Cristo, nuestra Santificación, lo que es de apropiarse solo por fe.” -A.M.
"Mire a la vida de santidad no como una carga y un esfuerzo, sino el crecimiento natural de la vida de Cristo dentro de usted. Y permita que cada vez esa fe reposada, llena de esperanza y ánimo se mantenga segura de que todo lo que usted necesita para vivir santamente por seguro se le dará de la santidad del Señor Jesús. Solo así entenderá y probará lo que es permanecer en Cristo nuestra Santificación.” -A.M.
“Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4).
 
Re: EL DESCANSO DE LA SANTIFICACION

Yo pienso que el debate de "fé contra obras" siempre estuvo afectado de imprecisión gramatical desde un comienzo, ya que como nos dice la Biblia necesitamos ambos, pero no cualesquiera obras sino obras de caridad que parten de nuestra vida con Jesucristo o sea que nuestras obras sólo tienen valor una vez que las hacemos con la ayuda de Su amor y la de Su gracia.

Lo que hacemos en la vida por amor a Dios adquiere un valor y mérito eterno, no por nosotros sino porque Él es eterno:

"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: quien está unido conmigo, y Yo con él, ése da mucho fruto: porque sin Mí nada podéis hacer" (Jn 15, 5)
 
Re: EL DESCANSO DE LA SANTIFICACION

mobile21 dijo:
Yo pienso que el debate de "fé contra obras" siempre estuvo afectado de imprecisión gramatical desde un comienzo, ya que como nos dice la Biblia necesitamos ambos, pero no cualesquiera obras sino obras de caridad que parten de nuestra vida con Jesucristo o sea que nuestras obras sólo tienen valor una vez que las hacemos con la ayuda de Su amor y la de Su gracia.

Lo que hacemos en la vida por amor a Dios adquiere un valor y mérito eterno, no por nosotros sino porque Él es eterno:

"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: quien está unido conmigo, y Yo con él, ése da mucho fruto: porque sin Mí nada podéis hacer" (Jn 15, 5)
Mencionas Juan 15, y ese es un buen pasaje para entender el obrar para El, El es la vid, nosotros los pampanos, a nosotros nos toca permanecer en El, El producira el fruto, a su tiempo. La clave no es lo que yo puede hacer para El, sino lo que El puede hacer en mi. "Podemos apuntar a satisfacer las necesidades de la gente como el objetivo primario, y preocuparnos porque muchos de nuestros esfuerzos resultan abortivos. En secreto podemos enorgullecernos de nuestra abilidad para ministrar, o en nuestro servicio eficiente, y cosechar nada mas que frustración. Es solo cuando todo nuestro ser irradia Su Gloria, porque estamos ambrientos por hacer Su voluntad y solo Su voluntad, que nuestras actividades serán dirigidas a la nueva vida y otros serán verdaderamente bendecidos. " -J.C.M.
 
Re: EL DESCANSO DE LA SANTIFICACION

teologillo dijo:
Mencionas Juan 15, y ese es un buen pasaje para entender el obrar para El, El es la vid, nosotros los pampanos, a nosotros nos toca permanecer en El, El producira el fruto, a su tiempo. La clave no es lo que yo puede hacer para El, sino lo que El puede hacer en mi. "Podemos apuntar a satisfacer las necesidades de la gente como el objetivo primario, y preocuparnos porque muchos de nuestros esfuerzos resultan abortivos. En secreto podemos enorgullecernos de nuestra abilidad para ministrar, o en nuestro servicio eficiente, y cosechar nada mas que frustración. Es solo cuando todo nuestro ser irradia Su Gloria, porque estamos ambrientos por hacer Su voluntad y solo Su voluntad, que nuestras actividades serán dirigidas a la nueva vida y otros serán verdaderamente bendecidos. " -J.C.M.
Exacto, no nos debemos gloriar de nada de lo que hacemos nosotros mismos puesto que por nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada, sino que debemos estar prontos a la cooperación con Él para así podamos producir fruto en Él.

En estos momentos estoy leyendo un excelente libro que trata a fondo sobre todos estos temas y es la obra "Imitación de Cristo" de Tomás de Kempis.
 
Re: EL DESCANSO DE LA SANTIFICACION

¿Cómo llegamos a tener la imagen de Cristo?
La imagen de Cristo es una imagen que comienza con la muerte, es realmente morir a uno mismo.
Pablo en Filipenses 3:10 nos dice:​
“a n de conocerle, y el poder de su resurreción, y la participación de sus

padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte.”
Imagínese al cristiano perfecto, ¿Cómo es él? Es paciente, bondadoso, no busca lo suyo, no se
enaltece ni se da importancia, no se le puede provocar fácilmente, soporta todo. Aquí regresamos a
Lucas 9:23. Cuando hay una persona irracional que nos ataca, ¿qué se necesita para poder ser paciente?
La respuesta es:​
morir a uno mismo.

¿Cuándo fue la última vez que estuvo en un funeral? Para mí es sorprendente oir a la gente comentar
acerca de los muertos. En México tienen un dicho: “No hay muerto malo” Oiga lo que dice la gente:
-que bueno que era, -se nos fue un gran hombre, -no ha habido mujer como ella. Una vez que ha
muerto todos hacen buenos comentarios del difunto. Así que si quiere que la gente hable bien de
usted ya sabe lo que debe hacer: ¡Morirse!
Eso es el cristianismo:​
muerto al yo para que el Espíritu Santo controle nuestras vidas.

Jesús lo dijo claramente en Juan 12:24
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra
y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
Este es el cuadro que ejemplica lo que tiene que pasar para que podamos ser hechos a la imagen de
Cristo. La imagen terrenal está en nosotros y el viejo hombre estará presente hasta la glorifcación, cuando será
sacado, pero él ya no manda en nuestras vidas. Cristo en este versículo dio a conocer la manera de llegar a ser
vencedores. Aunque la Cruz de Cristo es una contradicción o locura para muchos, el creyente allí encuentra
su victoria. Cristo no solamente murió por nuestros pecados sino que crucicó al Yo, al hombre viejo. El
cuadro de la Cruz era patético, la gente movía la cabeza al verle, pero ahí el venció por nosotros crucicando
nuestra naturaleza pecaminosa y librándonos así de su dominio​
(Romanos 6:6).

Una señora me dijo: ¿le gustaría ver mis ores? Yo contento le contesté: -¡sí claro! Pensando que
me llevaria al jardín de su casa. Pero mi sorpresa fue que me mostró sobres con semillas de
ores. La única manera de que haya plantas es después que ha muerto la semilla. Las fotos en
los sobres eran bonitas pero sin vida.
Jesús con su muerte nos dio vida, solamente si el grano cae en tierra y muere lleva fruto;
eso es exactamente lo que hizo, darse para producir fruto. Ese fruto somos nosotros. Leamos dos
versículos que nos hablan de esto:
El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de
sus criaturas (Santiago 1:18)
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme
a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29)
Hemos nacido porque Cristo murió, sin Su obra en la Cruz no hay mensaje, no hay Evangelio, solamente
condenanción. Dios nos hizo nacer por la verdad, por el acto de Cristo en la Cruz. Somos los frutos de la obra
de Jesús. También por su muerte llega a ser el primogénito, el primero de muchos hermanos; esos hermanos
somos nosotros. Si él no derramaba su sangre en la cruz y moría, jamás hubiéramos podido ser sus hermanos
y miembros de la familia de Dios. Igual debe pasar con nosotros para poder ser transformados, nos toca morir
para que Dios tenga la libertad de moldearnos a su imagen; esto pasó en la Cruz:
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucicado juntamente con él, para que el cuerpo del
pecado sea destruido, a n de que no sirvamos más al pecado.​
(Romanos 6:6)

Dios nos hace nuevas criaturas, él no trabaja en el viejo hombre para reformarlo, más bien produce
un nuevo hombre creado según él mismo: “vestíos del nuevo hombre creado según Dios en la justicia y
santidad de la verdad.”​
(Efesios 4:24). Es la obra de Dios en nosotros, jamás podremos transformarnos en

nuestros esfuerzos, por más que ame al Señor y sea sincero, en sus fuerzas no podrá ser hecho a la imagen
de Su Hijo, esa es la obra de Dios. Nos toca decirle:
Entiendo Señor y quiero dejarte el control de mi vida para que hagas
tu voluntad y tú me cambies, honestamente yo no puedo, lo acepto.
Veamos estos versículos:
Necio, lo que tú siembras no se vivica, si no muere antes.​
(1 Corintios 15:36)

No lo digo para condenaros; pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir y
para vivir juntamente.​
(2 Corintios 7:3)

Pablo habla de morir para vivir juntamente, esto es contrario a lo natural. Nosotros hablamos de
vivir para luego morir y Pablo lo invierte: morir primero para luego vivir. La verdad es que primero viene la
muerte al Yo y luego la vida nueva en Cristo. Esto ocurre a través del Espíritu Santo quien vive en nosotros
y maniesta Su fruto; él produce la imagen de Jesús en nosotros.