Experto en política pero ignorante en evangelizar .
El Papa Francisco al coloquio de IDEA: “No se puede vivir de subsidios”
En un videomensaje al foro argentino, destacó la importancia del trabajo y lamentó haber sido malinterpretado; “Algunos me han hecho decir cosas que yo no sostengo: que propongo una vida sin esfuerzo, o que desprecio la cultura del trabajo”
14 de octubre de 202109:37
Elisabetta Piqué
CORRESPONSAL EN ITALIA
El Papa durante el mensaje para el coloquio de IDEA
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ROMA.- En un videomensaje que envió hoy al
coloquio de IDEA, donde se debate sobre “Una Argentina Sostenible”,
el papa Francisco reiteró la importancia fundamental del trabajo, aseguró que “los subsidios sólo pueden ser una ayuda provisoria” y que
“no se puede vivir de subsidios” y
lamentó haber sido malinterpretado en su madre patria en cuanto a estos temas.
“
Algunos me han hecho decir cosas que yo no sostengo: que propongo una vida sin esfuerzo, o que desprecio la cultura del trabajo”, se quejó. “Imagínense si se puede decir eso de un descendiente de piamonteses, que no vinieron a nuestro país con ganas de ser mantenidos sino con un enorme deseo de arremangarse para construir un futuro para sus familias”, planteó.
“Es curioso, no ponían la plata en el banco los migrantes, sino en ladrillos y terreno. La casa, lo primero. Miraban adelante hacia la familia. Inversión de familia”, precisó.
En un mensaje grabado desde el Vaticano de poco más de tres minutos dedicado a su país, al principio el papa Francisco elogió el espacio de diálogo que se han propuesto la Fundación IDEA y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular. “Deseo de corazón que sea un momento de verdadero intercambio que pueda recoger el aporte innovador de los empresarios y el de los trabajadores que luchan por su dignidad y por sus familias”, se auguró.
Enseguida recordó que, a lo largo de su pontificado –que cumplirá 9 años el 13 de marzo próximo-, se refirió varias veces “a
la noble vocación del empresario que busca con creatividad producir riqueza y diversificar la producción, haciendo posible al mismo tiempo la generación de puestos de trabajo”.
“Porque no me cansaré de referirme a la dignidad del trabajo. Lo que da dignidad es el trabajo.
El que no tiene trabajo, siente que le falta algo, le falta esa dignidad que da propiamente el trabajo, que unge de dignidad”, agregó, pasando luego a reflejar cierto malestar porque “algunos me han hecho decir cosas que yo no sostengo”.
Luego de recordar su origen de inmigrante piamontés listo a arremangarse, el exarzobispo de Buenos Aires insistió con la importancia del trabajo que “expresa y alimenta la dignidad del ser humano, le permite desarrollar las capacidades que Dios le regaló, le ayuda a tejer relaciones de intercambio y ayuda mutua, le permite sentirse colaborador de Dios para cuidar y desarrollar este mundo, le hace sentirse útil a la sociedad y solidario con sus seres queridos”.
"No se puede vivir de subsidios, porque el gran objetivo es brindar fuentes de trabajo diversificadas que permitan a todos construir el futuro con el esfuerzo y el ingenio"
“Por eso el trabajo, más allá de los cansancios y dificultades, es el camino de maduración, de realización de la persona, que da alas a los mejores sueños. Siendo esto así,
queda claro que los subsidios sólo pueden ser una ayuda provisoria”, siguió, dejando en claro su posición, que es la que desde siempre tuvo la doctrina social de la Iglesia, en cuanto a este tipo de asistencia.
“No se puede vivir de subsidios, porque el gran objetivo es brindar fuentes de trabajo diversificadas que permitan a todos construir el futuro con el esfuerzo y el ingenio”, sentenció. “Por ser diversificadas, abren el camino para que las distintas personas encuentren el contexto más adecuado para desarrollar sus propios dones, ya que no todos tienen las mismas capacidades e inclinaciones”, agregó.
“Por esta senda creo que el diálogo entre los empresarios y los trabajadores es no sólo indispensable sino también fecundo y prometedor”, concluyó, agradeciendo finalmente “por este coloquio que han planteado con un propósito tan noble” y despidiéndose con su clásico pedido de no olvidarse de rezar por él.
Elisabetta Piqué
Esto me hace recordar los ocho años de misa entre los seis y catorce años y aunque de los dos me llevaban a la parroquia e increíblemente cuando el cura le hablaba al pueblo sus temas era políticos y nunca enseñaban a pensar la Palabra de Dios, sino que debíamos recitar domingo a domingo la misma cartilla que estaba en los asientos y repetíamos como idiotas las mismas cosas y hablo de la época del Concilio Vaticano II y de los Papas Juan XXIII y Paulo VI .