El beso u osculo santo

ricardo perales

Lo importante es la salvación de las almas.
23 Abril 2020
2.934
871
El “beso” – “ósculo santo

Hoy escribe Antonio Piñero

Prometíamos en la nota pasada hacer un comentario más amplio al “beso santo. Esto me parece interesante porque en torno al hoy famoso texto que habla del beso de Jesús (en la boca) a María Magdalena –relatado en un pasaje del Evangelio apócrifo de Felipe-, se han obtenido consecuencias absolutamente absurdas, tanto en las novelas, como en libros “de ensayo histórico” o que pretenden serlo.

El material que sigue está tomado de mi obra Jesús y las mujeres, Editorial Aguilar, Madrid, 2008. Mas información sobre ella en mi página web cuya dirección está al final de esta nota.

1. El primer pasaje que nos sirve para ilustrar qwué er entre los cristianos de los primero siglos el "beso santo" es del Evangelio de Felipe:

g[ La sabiduría denominada "estéril" es la madre [de los] ángeles, y la compañera del [Salvador es] María Magdalena. El [Salvador] la amaba más que a todos los discípulos y la besaba frecuentemente en […].
Los demás discípulos dijeron: “¿Por qué la amas más que a nosotros?”
El Salvador respondió y les dijo: “¿Por qué no os amo a vosotros como a ella?”
Un ciego y un vidente, estando ambos a oscuras, no se diferencian entre sí. Cuando llega la luz, entonces el vidente verá la luz y el que es ciego permanecerá a oscuras.
El Señor dijo: "Bienaventurado el que es antes de llegar a ser, pues el que es, ha sido y será” (pp. 63, 30 – 64, 5). ]g

El hueco (señalado por […]) que hay en el manuscrito suele ser suplido por los investigadores con la palabra “boca”, o bien con “mejillas” o “frente”, pues las tres palabras en copto caben en la laguna del texto. En nuestra opinión, con otros muchos, es más verosímil “boca” (Jesús besaba en la boca a María Magdalena), por comparación con otros textos en Nag Hammadi. Por ejemplo, en el Segundo Apocalipsis de Santiago, p. 56,10-20 (BNH III 107). Habla Santiago:

« Jesús me besó en la boca y me abrazó diciendo: Amado mío, he aquí que voy a revelarte cosas que los cielos no han conocido, como tampoco los arcontes (los ángeles del Demiurgo). »


El Primer Apocalipsis de Santiago, otro escrito de Nag Hammadi, dice en 31,3-7:

« Y el Señor se le manifestó. Detuvo, pues, (Santiago) su oración, lo abrazó y lo besó, diciéndole: Rabí, te he encontrado” (BNH III 91) »


Y en otro pasaje del Evangelio de Felipe se lee:

« Los perfectos conciben mediante un beso y engendran. Por ello nos besamos unos a otros, recibiendo la concepción por la gracia mutua que hay entre nosotros (59,1-5: BNH II 31). »


A tenor de los textos mencionados, es lógico sostener que –al parecer- el pasaje restaurado del Evangelio de Felipe decía claramente que “Jesús besaba en la boca a María Magdalena”.

Ahora bien, también parece absolutamente claro por los mismos pasajes aducidos que el beso en la boca –el “ósculo sagrado”- era el signo primero de un ritual de iniciación especial, entre los cristianos gnósticos, en la sabiduría revelada. Los gnósticos comenzaban su liturgia iniciática con un ósculo. El besado era digno de especial amor por parte del Revelador no por una relación sexual (¡impensable con Santiago, su hermano, según la tradición!), sino por ser discípulo fiel y recipiendiario de una especial revelación.

Por tanto, de la mención “Jesús besaba en la boca a María Magdalena” no se sigue necesariamente, ni mucho menos, que Jesús tuviera relaciones sexuales con esta mujer.

Tendríamos de nuevo, al parecer, en grado excelso, la relación Maestro/discípulo perfecto en referencia en este caso no a Salomé, sino a María Magdalena. Empezamos a entrever ya que el sentido podría ser similar a lo que en el capítulo pasado expresábamos acerca del dicho 61 del Evangelio de Tomás: María Magdalena, como también Salomé, podrían ser “pareja” espiritual del Salvador por la comunicación de la sabiduría, pero no una pareja carnal con la que se mantienen relaciones sexuales.

Saludos cordiales de de Antonio Piñero
 
Los escritos de los padres de la iglesia primitiva hablan del beso santo, al que llaman "signo de paz", que ya formaba parte de la liturgia eucarística , ocurriendo después del Padrenuestro en el Rito Romano y los ritos directamente derivados de él. San Agustín , por ejemplo, habla de ello en uno de sus Sermones de Pascua:

Luego, después de la consagración del Santo Sacrificio de Dios, porque Él quiso que nosotros también fuéramos Su sacrificio, hecho que quedó claro cuando se instituyó por primera vez el Santo Sacrificio, y porque ese Sacrificio es un signo de lo que somos, he aquí, cuando el Sacrificio ha terminado, decimos el Padrenuestro que has recibido y recitado. Después de esto, se dice el 'La paz sea con ustedes', y los cristianos se abrazan con el beso santo. Este es un signo de paz; como indican los labios, que se haga la paz en tu conciencia, es decir, cuando tus labios se acerquen a los de tu hermano, no dejes que tu corazón se aparte de los de él. Por tanto, estos son sacramentos grandes y poderosos. [2]
El Sermón 227 de Agustín es solo una de varias fuentes primarias cristianas primitivas, tanto textuales como iconográficas (es decir, en obras de arte) que proporcionan una clara evidencia de que el "beso de la paz", tal como se practica en la liturgia cristiana, se intercambió habitualmente durante los primeros siglos. no boca a mejilla, sino boca a boca (tenga en cuenta que los hombres fueron separados de las mujeres durante la liturgia) porque, como también muestran las fuentes primarias, así es como los primeros cristianos creían que Cristo y sus seguidores intercambiaban su propio beso. Por ejemplo, en su Paschale carmen b ( c.  425-50 ), el sacerdote y poeta latino Sedulius condena a Judas y su traición a Cristo con un beso así: "Y guiando a esa turba sacrílega con sus espadas y púas amenazantes, presionas tu boca contra el suyo, e infundir tu veneno en su miel? " [3]

El beso de la paz se conoció en griego desde una fecha temprana como eirḗnē ( εἰρήνη , "paz", que se convirtió en 'pax' en latín y ' paz ' en inglés). [4] La fuente del saludo de paz es probablemente del saludo hebreo común shalom ; y el saludo "La paz sea contigo" es igualmente una traducción del hebreo shalom aleichem . En los Evangelios , Jesús utilizó ambos saludos, por ejemplo, Lucas 24:36 ; Juan 20:21 , Juan 20:26 . El término latino traducido como "signo de paz" es simplemente pax ("paz"), no signum pacis ("signo de paz") ni osculum pacis ("beso de paz"). Así que la invitación del diácono, o en su ausencia del sacerdote, "Ofrezcamos el signo de la paz", está en latín: Offerte vobis pacem ("Ofrécete la paz" o "Ofrécete la paz"). .

Desde una fecha temprana, para evitar cualquier abuso de esta forma de saludo, las mujeres y los hombres debían sentarse por separado, y el beso de la paz solo lo daban las mujeres a las mujeres y los hombres a los hombres. [4]