LA BIBLIA, EL ANTIGUO TESTAMENTO, EL EVANGELIO O EL NUEVO TESTAMENTO, ¿QUÉ NOS MANDÓ OBSERVAR EL SEÑOR?...
Muchos preceptos del Antiguo Testamento mandaban penas de muerte, mandaban matar, apedrear hasta morir, quemar viva a la gente, exterminar totalmente a hombres, mujeres y niños de los pueblos enemigos..., y mandaban que unos hombres fueran amos y otros esclavos..., como si todo aquello fuera mandado por Dios. Igualmente había muchos preceptos dedicados a los sacrificios y holocaustos, y otras cosas muy crueles escritas como si las hubiese mandado Dios.
El Ejemplo de Dios en Jesucristo rompe con todos aquellos mandamientos crueles del antiguo testamento y nos entrega una Ley de libertad y de amor. Jesucristo nunca abolió la Ley que dio Dios a Moisés, porque la Ley de Dios es para siempre. Lo que Jesucristo hace abolir son todos los preceptos crueles e imperfectos que los hombres habían escrito en el Antiguo Testamento diciendo que eran "palabra de Dios" y que mantenían a los judíos en la confusión y en la oscuridad.
Cuando Jesucristo comenzó a predicar, recorría toda Galilea predicando el Evangelio y curando toda clase de enfermedad. Eran muchos los que le seguían, y al ver Jesús a las masas subió a un monte y comenzó a predicar las bienaventuranzas, y después de predicar las bienaventuranzas, comenzó a hablarnos de la Ley..., y estos famosos versículos que se refieren a la Ley son los que han traído mucha controversia durante siglos entre varias corrientes cristianas y especialmente entre cristianos y judaizantes.
Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio levítico - pues sobre él descansa la Ley dada al pueblo -, ¿qué necesidad había ya de que surgiera otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, y no "a semejanza de Aarón"? 12. Porque, cambiado el sacerdocio, necesariamente se cambia la Ley. (HEBREOS 7. 11)
Y también Pablo así nos dice: "Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia". (Hebreos 7:18)
Y hablándonos de Jesucristo, Pablo nos dice: "Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo". (HEBREOS 8:6-7).
Muchos religiosos dicen que todo lo escrito en el Antiguo Testamento es palabra de Dios, pero que el Evangelio venia a perfeccionarlo. Pero esto no es así ni tiene sentido. El pacto verdadero que guarda la palabra de Dios es eterno y nunca será abolido: "Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto" (Salmos 111,9) El viejo Pacto que tenían los judíos se había hecho viejo porque era defectuoso como nos dice Pablo en sus cartas, pues los escribas habían escrito muchos preceptos en él que no eran palabra de Dios. Y esto es lo que realmente coincide con la enseñanza del Evangelio:
Jesucristo les dijo a los judíos: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (MATEO 15:7-9)
El profeta Isaías dijo: "Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas, para apartar del tribunal a los pobres...." (Isaías 10,1-2).
Y también Jeremías nos dice: "¿Cómo podéis decir sabios somos, tenemos con nosotros la Ley de Yahvé? Ciertamente la ha cambiado en falsedad la pluma mendaz de los escribas." (Jeremías 8,8).
JESUCRISTO CUMPLIO CON LA VERDADERA LEY DE DIOS
Según algunas traducciones de la Biblia, Jesucristo nos dijo así: "No penséis que vine a destruir la Ley o los Profetas; no vine a destruir, sino a completar" (Mateo 5,17).
Según las biblias que escriben así este versículo, podemos entender que Jesucristo viene a enseñarnos la verdadera Ley de Dios, y además a entregarnos algún mandamiento nuevo: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros". (Juan 13:34-35).
Otras biblias nos dicen: "No penséis que he venido a derogar la Ley y los Profetas; no he venido a derogarla, sino a perfeccionarla".
Aquí podemos entender que Dios había dado su Ley a Moisés, pero que los escribas a través de los tiempos no habían guardado perfectamente la Palabra de Dios y habían escrito mandamientos imperfectos.
La palabra en griego "plerosai", que se escribe en este versículo (Mateo 5,17), y que algunos traducen por "completar" o "perfeccionar", también significa "restaurar plenamente", y esto nos recuerda la escritura cuando nos dice:
"Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar" (Hechos 15:16).
De esta forma, podemos entender que la Ley que Dios había dado a Moisés estaba en ruinas porque los escribas habían cambiado en falsedad la Ley de Dios. Pues Jeremías les dijo a los judíos, refiriéndose a la Ley: "Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
Otras biblias, sin embargo, nos dicen: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir". (MATEO 5:17)
Y ésta es la forma que más prefieren la mayoría de las religiones, y especialmente los "cristianos judaizantes", pues estos interpretan que Jesucristo en ese versículo está diciendo que Él vino a cumplir con todos los preceptos del Antiguo Testamento. Pero el caso es que lo que ellos interpretan no está escrito en ese versículo, pues lo que en ese versículo se está diciendo únicamente es que el Señor no vino a abolir la Ley y los Profetas, sino a cumplir. Pero ¿qué Ley vino a cumplir el Señor?...
Aquí podemos entender que si Jesucristo vino a cumplir con la Ley, es que Él vino a cumplir con la verdadera Ley de Dios, que Él mismo nos enseña en su Evangelio. El Señor nos dice así: "Haced con los hombres todo lo que queráis que ellos hagan con vosotros; porque ésta es la Ley y los Profetas" (Mateo 7,12)... Eso de que Jesucristo vino a cumplir con todos los mandamientos del Antiguo Testamento no está documentado en el Evangelio, sólo son interpretaciones judaizantes.
NI UNA JOTA NI UNA TILDE PASARÁ DE LA VERDADERA LEY DE DIOS.
Después del versículo de Mateo 5,17, Jesucristo dice: " Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido" (MATEO 5:18).
Y la Ley que Él dice que no pasará "HASTA QUE TODO SE CUMPLA" es la verdadera Ley que Dios dio a Moisés... Entonces todos los mandamientos crueles del antiguo testamento que Jesucristo cambia es porque no eran mandamientos de Dios..., porque la Ley de Dios no pasará hasta que todo se cumpla.
Ahora veremos algunos mandamientos escritos en el Antiguo Testamento que Jesucristo cambia, y por este motivo quedan abolidos:
"Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego". (Mateo 5,21-22).
"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón". (Mateo 5,27-28).
"También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio". (Mateo 5,31-32).
"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede". (Mateo 3,33-37)
LA LEY DEL TALIÓN: "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses". (Mateo 3,38-42)
"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5,43-44)
Después de estos versículos, podemos observar que Jesucristo sigue enseñando a los judíos una Ley diferente a la que ellos tenían: LA ORACIÓN (Mateo 6,5-15)... LOS JUICIOS (Mateo 7,1)... LA VERDADERA LEY (Mateo 7,12)... LOS FALSOS RELIGIOSOS (Mateo 7,21)... LOS AYUNOS (Mateo 9,14-15)...
TODA LA ESCRITURA NO ES INSPIRADA...
Hay muchos que dicen que toda la biblia es inspirada por Dios, y se basan en el siguiente texto: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia." (2ª Timoteo 3:16).
Pero hay algo que no tienen en cuenta, y es que no todas las biblias se expresan así en ese famoso versículo de 2ª TIMOTEO 3,16.
Hay biblias que traducen ese versículo de la siguiente forma: "Toda la Escritura (es) inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia." Como vemos, la palabra "es" la han puesto entre paréntesis, y en otras biblias viene en cursiva; de cualquiera de estas dos formas, sea que la palabra "es" esté entre paréntesis o sea que esté en cursiva, se está indicando que no es de la Escritura..., entonces es una palabra añadida.
Veamos ahora cómo se expresan otras biblias: "TODA ESCRITURA DIVINAMENTE INSPIRADA ES UTIL PARA ENSEÑAR, PARA REPRENDER, PARA CORREGIR"... Este texto no nos indica que toda la escritura sea divinamente inspirada, sino solamente la que sea divinamente inspirada es la que es útil para enseñar. Esto es lo que concuerda con la verdad y lo que es lógico y razonable, pues los anticristos también han escrito muchas escrituras; sólo hay que ver que las grandes religiones han rechazado muchas escrituras como apócrifas o no inspiradas por Dios. Además, este versículo de 2ª Timoteo 3,16 es una prueba clara de que en la biblia hay escrituras falsas, y que por tanto no son palabra de Dios..., pues unas biblias presentan este versículo de una forma y otras biblias lo presentan de un modo diferente, de manera que cambian el sentido del texto por completo.
Ahora vamos a ver qué nos dicen los profetas y los Apóstoles en cuanto a las escrituras:
"¡Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos!" (Isaías 10,1-2).
"La cigüeña en el cielo conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla guardan los tiempos de sus migraciones, ¡pero mi pueblo no conoce el derecho de Yavé! ¿Cómo os decís: Somos sabios y la Ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la convirtieron en mentira las mentirosas plumas de los escribas" (Jeremías 8,7-8).
"Pero no habléis más de "¡Carga del Señor!" La "carga" será para cada uno su propia palabra; porque vosotros falsificáis las palabras del Dios vivo, el Señor todopoderoso, vuestro Dios" (Jeremías 23,36).
"Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". (2ª Pedro 3,15-18)
DIOS NO QUIERE CARGAS INSOPORTABLES PARA SUS HIJOS
Muchos judaizantes dicen que Jesucristo vino a continuar y a aumentar las leyes del Antiguo Testamento..., pero esto tampoco coincide con lo que dice el Señor: "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente". (MATEO 9:16-17).
Muchas leyes del Antiguo Testamento representaban una carga insoportable que Dios no había mandado: "Así os diréis cada uno a su prójimo, y cada uno a su hermano: "¿Qué ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?" "Pero no habléis más de "¡Carga del Señor!" La "carga" será para cada uno su propia palabra; porque vosotros falsificáis las palabras del Dios vivo, el Señor todopoderoso, vuestro Dios" Así diréis al profeta: "¿Qué te ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?". Pero como habléis de "carga de Yahveh", entonces así dice Yahveh: "Por haber dicho eso de carga de Yahveh por más que os avisé que no dijerais carga de Yahveh, por lo mismo, he aquí que yo os levanto en alto y os dejo caer a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres. Y os pondré encima oprobio eterno y baldón eterno que no será olvidado." (Jeremías 23,35-40).
Y Jesucristo nos dice que su carga es ligera. Esto quiere decir que aquellas leyes tan insoportables del Antiguo Testamento no eran Ley de Dios, porque Jesucristo es Dios y Él nos dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". (MATEO 11:28).
EL CONCILIO DE JERUSALÉN: La reunión de los Apóstoles en el concilio de Jerusalén fue necesaria para dejar establecida la Ley que debían observar los cristianos, pues fueron los "cristianos judaizantes" los que, confundidos y celosos de todos los mandamientos del Antiguo Testamento, querían imponer a los cristianos la observancia de las leyes del Antiguo Testamento. Los apóstoles por supuesto no estaban de acuerdo con ellos: "Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés". (Hechos 15:5)
San Pedro, les dijo: "Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?. Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos". (Hechos 15:10-11)... "Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo" (Hechos 15,24-25)
"Después de esta discusión, los Apóstoles escribieron una carta a los hermanos: Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de la impureza; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta" (Hechos 15:28-30).
En esta reunión de los Apóstoles quedó establecido que las leyes del Antiguo Testamento eran un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar. Y también quedó establecido que los cristianos no estaban obligados a observar aquella carga tan pesada. Lo que es admirable y te deja sobrecogido, es que aquel juicio que se entabló entre los Apóstoles y judaizantes, por causa de la ley..., después de casi 2000 años, no haya terminado todavía.
LEYES SOBRE LOS SACRIFICIOS QUE DIOS NO MANDÓ:
Hay una contradicción importante en El antiguo Testamento, pues debemos recordar que en los cinco libros llamados de Moisés hay muchos capítulos dedicados a los sacrificios y holocaustos. Solamente en Levítico hay 10 capítulos seguidos dedicados a los sacrificios y holocaustos, escritos como si fueran palabra de Dios. Sin embargo nos dice El Señor, a través de los profetas:
"Así ha dicho Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de sacrificios el día que los saqué de la tierra de Egipto". (Jeremías 7,21-22).
"¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de becerros; la sangre de novillos, de corderos y de machos cabríos me hastía. Cuando venís a presentaros ante mí, ¿quién pide eso de vosotros?" (Isaías 1,11-12).
"No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. (Isaías 43:23).
"Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas". (Salmos 40,7).
Oseas también nos dice: "Porque yo quiero amor, no sacrificios; conocimiento de Dios, que no holocaustos" (Oseas 6,6).
Jesucristo también nos dice: "Si hubierais comprendido lo que quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes". (San Mateo 12,7).
"Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre". (Hebreos 10:5-10).
Ya veis qué contradicción se encuentra aquí entre estos textos anteriores y las leyes sobre los sacrificios del Antiguo Testamento, pues en éste hay libros enteros dedicados a sacrificios y holocaustos diciendo que Dios los había mandado. ¿En qué quedamos?... Las palabras del Antiguo Testamento, ¿son todo palabra de Dios o no?... Bien demostrado está por el mismo Antiguo Testamento, y por las palabras de Jesucristo y los Apóstoles, que no.
Dios había dado su Ley a Moisés, pero los judíos no habían guardado aquella Ley de vida, pues la habían aumentado con muchos preceptos de hombres que faltaban a la caridad y a la justicia. Por este motivo, Jesucristo, sabiendo que los hombres en su odio contra la verdad, podrían en el futuro volver a cambiar las palabras de su Evangelio..., les dijo a los judíos:
"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". (MATEO 5:19-20)
DIOS MANDA "NO MATARÁS" ¿Y LUEGO MANDA A LOS HOMBRES QUE MATEN?
Según el Decálogo escrito en el Antiguo Testamento, el Señor le dice a Israel:
"NO MATARÁS". (Éxodo 20:13). Pero seguidamente, en la otras leyes que ya no pertenecen al Decálogo, Israel se olvida de este mandamiento de Dios tan importante, y comienza a escribir en el Antiguo Testamento que Dios les mandó hacer guerras contra los pueblos vecinos..., que Dios mandó a los hombres de Israel que mataran a sus semejantes en muchas ocasiones..., que aplicaran penas de muerte y mataran a los que cometieran faltas contra la ley, y que, en muchas ocasiones, se matara a las mujeres y los niños de los pueblos vencidos. En algunas de sus partes así nos dice el Antiguo Testamento:
"se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Yavé? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Yavé, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres". (EXODO 32:26-28)
Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. (Levítico 20:10)
"Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego". (LEVITICO 21:9)
"Y Yavé habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación". (LEVÍTICO 24:13-14)
"Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. El que hiere algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que muera". (LEVÍTICO 24:19-21)
"Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. Y Yavé dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Yavé mandó a Moisés". (NUMEROS 15:32-36).
"Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Yavé se encendió contra Israel. Y Yavé dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Yavé delante del sol, y el ardor de la ira de Yavé se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor". (NÚMEROS 25:3-5).
"Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Yavé en Madián......... Y pelearon contra Madián, como Yavé lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón....... Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento. Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?......... Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente" (Versículos de NÚMEROS 31)
"Y nos salió Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza. Mas Yavé nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno". (DEUTORONOMIO 2:32-34)
"Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán. Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños". (DEUTERONOMIO 3:4-6)
Estas citas sólo son unas pocas de las muchas que hay en el Antiguo Testamento dedicadas a las guerras, a las penas de muerte, y a las leyes de matar a los semejantes. Jesucristo cuando vino abolió todo mandamiento que mandaba matar o hacer daño a los semejantes. El Evangelio sólo nos manda perdonar las faltas de los demás y tener misericordia de todos. Todo esto nos empuja a entender que si Jesucristo hace abolir todos aquellos mandamientos de muerte del Antiguo Testamento, es porque no eran palabra de Dios..., pues, como hemos dicho desde el principio, el Señor nos dijo que "ni una jota ni una tilde pasará de la Ley hasta que todo se cumpla". Entonces, si nada ha de pasar de la Ley verdadera de Dios..., todo mandamiento de muerte que Jesucristo deja abolido, es porque no era palabra de Dios.
Y desde antes de nacer Jesucristo en Belén, ya Dios nos iba avisando a través de los profetas que tuviéramos cuidado con las leyes falsas que escribían los judíos en el Antiguo Testamento:
"¡Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos!" (Isaías 10,1-2)
"La tierra está profanada bajo sus moradores, que traspasaron la Ley, falsearon el derecho, rompieron la alianza eterna. Por eso la maldición devora la tierra, y son culpables sus moradores. Por eso arderán los moradores de la tierra y quedarán pocos hombres". (Isaías 24,5-6)
"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13)
"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Yavé; ¿y qué sabiduría tienen?" (Jeremías 8:7-9).
"El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Yavé. ¿No es mi palabra como fuego, dice Yavé, y como martillo que quebranta la piedra? Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Yavé, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. Dice Yavé: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. He aquí, dice Yavé, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Yavé". (Jeremias 23, 28-32)
JESUCRISTO Y LAS PENAS DE MUERTE:
Ahora veamos qué dice Jesucristo sobre las penas de muerte que aplicaban los judíos:
"Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. (Juan 8:3-7).
Entonces, si Jesucristo es Dios y Él nos dice que el que no haya pecado nunca, que tire la primera piedra..., esto nos hace pensar que aquellas leyes de muerte del Antiguo Testamento que mandaban a los hombres matar a sus semejantes, no eran palabra de Dios..., porque Jesucristo deja abolida aquella ley diciendo que los que no hayan pecado nunca que tiren la primera piedra..., y como todos los hombres somos pecadores, nadie tiene autoridad para matar a sus semejantes.
Algunos hombres dirán que aquellos hombres no podían matar porque eran pecadores, sin embargo Jesucristo no era pecador, y Él tampoco cumplió con aquella ley tan cruel. Así que todos aquellos que dicen que Jesucristo cumplió con todos los mandamientos del Antiguo Testamento, bien está demostrado que están equivocados..., porque Jesucristo no cumplió con muchas leyes del Antiguo Testamento y además las abolió.
Muchas religiones dicen que todos los preceptos del Antiguo Testamento son palabra de Dios, pero esto no coincide con lo que enseña un estudio profundo del Evangelio.. Muchos religiosos se creen estar en la verdad predicando las biblias..., pero en realidad lo que debieran predicar es el Evangelio de Jesucristo, que es donde se nos revela de nuevo la verdadera Ley de Dios..., no vaya a ser que al final descubran que no estaban predicando la verdad.
"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina". (MATEO 7:21-27).
Yo creo que el Evangelio es la Roca sobre la cual debemos edificar los cristianos.
LA LEY DE DIOS ES INMUTABLE Y PARA SIEMPRE:
Jesucristo abolió muchos mandamientos del Antiguo Testamento, como está escrito en Mateo 5, 6 y 7. Entonces no eran palabra de Dios, porque el Pacto verdadero que guarda la palabra de Dios es eterno y nunca será abolido: "Las obras de sus manos son verdad y juicio; Fieles son todos sus mandamientos, Afirmados eternamente y para siempre, Hechos en verdad y en rectitud. Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto" (Salmos 111,7-9)
"Para siempre, oh Yavé, tu palabra inmutable en los cielos" (Salmos 119 (118), 89).
"De tus decretos he sabido hace tiempo que para siempre los has establecido" (Salmos 119 (118), 152).
"Por eso su santo nombre alabarán, contando la grandeza de sus obras. Aun les añadió el saber, la ley de vida dioles en herencia. Alianza eterna estableció con ellos, y sus juicios les enseñó". (Eclesiástico 17,10-12).
"Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". (MATEO 5:17-20).
Dios había dado la Ley a su pueblo elegido (Israel). La Ley de Dios es para siempre, pero los hombres "quebrantaron el pacto sempiterno". Por este motivo aquel Pacto, adulterado con preceptos de hombres, se hizo viejo (el Viejo Testamento). Isaías nos dice: "Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno". (Isaías 24,5).
EL PEDAGOGO: Otros también dicen que Pablo dice en sus cartas que la ley era el pedagogo para Israel hasta Cristo Jesús, insinuando igualmente que la Ley era también todos los mandamientos imperfectos del Antiguo Testamento. Pero eso no así, pues Dios no da leyes imperfectas ni crueles para enseñar a su pueblo. Antes de Jesucristo hubo un Maestro, y esto fue la verdadera Ley que Dios dio a Moisés, y no la ley cambiada en falsedad por los judíos:
"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Yavé; ¿y qué sabiduría tienen?" (Jeremías 8:7-9).
Y ateniéndose a estas enseñanzas, los primeros cristianos sólo tenían como Ley el Evangelio de Jesucristo: "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley". (1ª Corintios 9,20-21)
¿LAS DIEZ PALABRAS O LOS DIEZ MANDAMIENTOS...?
Los libros históricos del Antiguo Testamentos nos dicen que Moisés recibió en el Monte Sinaí, de parte de Dios, las Diez Palabras, escritas en tablas de piedra (Éxodo 34,28). Mucho se ha hablado sobre los 10 mandamientos. Pero veamos lo que dicen las Biblias:
En Éxodo 34,28, muchas Biblias nos hablan de los "Diez mandamientos" escritos en dos tablas de piedra. Pero otras Biblias no se expresan así. Pues hay algunas que nos hablan de las "Diez Palabras" escritas en dos tablas de piedra. También en Deuteronomio 4,13 y 10,4... algunas de estas Biblias nos hablan de las "Diez Palabras". En realidad, la única Ley que se puede entender y escribir en Diez Palabras, por su sencillez, es la verdadera Ley que nos revela de nuevo Jesucristo en El Evangelio: "Así que todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también vosotros hacedles; porque ésta es la Ley y los profetas" (Mateo 7,12).
También Jesucristo nos entrega de nuevo la Ley de Dios formulada en decretos cuando el joven rico le pregunta sobre los mandamientos que debe cumplir para hallar la vida eterna: "Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme". (MATEO 19:17-21).
Jesucristo al joven rico le da la Ley formulada en 7 mandamientos. Pero el séptimo mandamiento (vender todo lo que se tiene y darlo a los pobres) nunca lo quisieron cumplir muchos judíos, ni tampoco muchos judaizantes desde que se conoció El Evangelio. Por este motivo, los judaizantes siempre prefieren los mandamientos judíos del Antiguo Testamento, antes que los 7 mandamientos cristianos. Porque el séptimo mandamiento cristiano dice que hay que repartir todo entre los pobres, y el décimo mandamiento judío dice todo lo contrario, que se respete la propiedad de los que tienen mucho y que no se desee nada de lo que ellos tienen. Pues según este mandamiento judío, aunque muchos no tengan nada, otros en cambio pueden tener de todo, y hasta esclavos. Por este motivo se compusieron las biblias en el siglo IV... para satisfacer los deseos de los emperadores de Roma que tenían muchos esclavos: "No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo". (Exodo 20,17).
"Si compras un esclavo hebreo, te servirá por seis años; pero el séptimo quedará libre sin pagar nada. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él. Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo". (Éxodo 21:2-4)
En estos últimos versículos queda bien descubierto el porqué de haber puesto de nuevo todos los preceptos del Antiguo Testamento en las biblias como palabra de Dios. Estas leyes han traído mucha confusión, muchos crímenes y mucho dolor a muchos creyentes que han querido vivir como cristianos..., y, por otra parte, son tantas las contradicciones entre estas leyes del Antiguo Testamento y las enseñanzas piadosas del Evangelio de Jesucristo, que todo esto ha contribuido a que muchos se hayan confundido y se haya debilitado su fe.
De la Ley sencilla de Dios, los judíos escribieron muchos mandamientos. Cuando Israel se va convirtiendo en un estado teocrático, aparece un libro de leyes (El Libro de la Ley) (Deuteronomio 31,26), claro que este libro no debería ser muy grande, porque su contenido fue escrito después de morir Moisés, por mandato de Josué, en un altar de piedras en el Monte Ebal (Josué 8,34). Podemos observar los cambios: Primero se podía escribir la Ley en dos tablas de piedra, y luego ya se necesita un altar de piedras para escribir todas las leyes del libro. Varios siglos después de haber muerto Moisés y Josué, en tiempos de Esdras y Nehemías (siglo VI antes de Jesucristo), ya aparece un libro que parece bastante más largo, pues Esdras lo estuvo leyendo al pueblo de Israel desde la mañana hasta la tarde (Nehemías 8,1-3). Jesucristo también nos habla del libro de Moisés (San Mateo 12,26 y San Marcos 12,26). Después de muerto Jesucristo, Pablo aún nos sigue hablando del Libro de la Ley (Gálatas 3,10... Hebreos 9,19....). Aquel libro de la Ley más tarde pasaría a ser los cinco libros de la ley, "el Pentateuco".
LA BIBLIA JUDÍA DE LOS SETENTA ANCIANOS.
El famoso cristiano y escritor del siglo II Justino, en su diálogo con Trifón (hebreo que vivió en Grecia en el siglo II y seguidor de la exégesis rabínica), discutiendo con éste sobre la ley judía nos dice: "Ahora bien, una ley puesta contra otra Ley anula la primera, y un Testamento hecho posteriormente, deja sin efecto el primero. Y a nosotros, Cristo nos ha sido dado como Ley Eterna y última y como Testamento fiel" (San Justino, Diálogo con Trifón 11,2)
Los cristianos conocieron otra versión del Antiguo Testamento (la Versión de los Setenta Ancianos o Septuaginta), donde la "ley de Moisés" ya no era un solo libro, sino que estaba contenida en cinco libros (Pentateuco), también conocidos por los judíos como la Torá, donde aparecen más de 500 mandamientos. San Justino, hablándonos de las leyes del Antiguo Testamento (de esta Versión de los Setenta), en su discusión con Trifón nos avisa que los judíos no eran fieles a las Escrituras:
"No es ése el ayuno que yo escogí, dice el Señor; sino desata toda atadura de indignidad; rompe los lazos de los contratos violentos, despide en libertad a los afligidos, y rasga toda escritura inicua". (La Septuaginta, y San Justino, recordando las palabras de Isaías (Isaías 58,6) en su libro Diálogo con Trifón, 15,4. Estas palabras también se recogen en la carta de Bernabé (III, 3)). En este texto de Isaías, en algunas biblias que hemos estudiado, está escrito "romper todos los yugos", o "que rompáis todo yugo", en lugar de "rasga toda escritura inicua", como nos dice la Versión de los Setenta o Septuaginta. Esto parece que quiere disimular el que algunas escrituras recojan preceptos que son de hombres y no de Dios. El libro de San Justino titulado Diálogo con Trifón también nos entrega muchas citas que nos hablan de cómo los judíos quitaban muchas palabras del Antiguo Testamento para disimular que el Antiguo Testamento profetizaba el Nacimiento, la vida y muerte de Jesucristo:
"A quienes no presto fe alguna es a vuestros maestros, que no admiten esté bien hecha la traducción de vuestros setenta ancianos que estuvieron con Ptolomeo, rey de Egipto, sino que se ponen ellos mismos a traducir, y quiero además que sepáis que ellos han suprimido totalmente muchos pasajes de versión de los setenta ancianos". (San Justino, Diálogo con Trifón 71,1-2).
"De las profecías de Jeremías quitaron también este paso: Yo soy......." (72,2).
"Y del Salmo 95 de las palabras de David, suprimieron estas breves expresiones: De lo alto del madero." (73,1) (Según Justino, esto lo hacían los judíos para que se ignorara que Dios era Jesucristo).
"En conclusión, amigos, bueno fuera que vosotros aprendierais lo que no entendéis, de nosotros los cristianos, que hemos recibido la gracia de Dios, y no luchar por todos los modos por sostener vuestras propias doctrinas, despreciando las de Dios. Por eso, a nosotros también se ha pasado esta gracia, como dice Isaías: Este pueblo se acerca a mí. Con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. Vanamente me reverencian, enseñando preceptos y doctrinas de hombres." (78,10-11).
Y hablando sobre otras palabras referentes a la Segunda Venida de Jesucristo, nos dice: "Pues no lo interpretaron así los setenta, sino: "hasta que venga Aquél a quien está reservado"...... "y a fe que si vuestros rabinos las hubieran entendido, sabed bien que las hubieran hecho desaparecer, como ha sucedido con la muerte de Isaías, a quien serrasteis con una sierra de madera" (120,4 y 5).
LA BIBLIA:
Hay muchos cristianos que creen que todos los libros de la Biblia fueron escogidos y aceptados por los Apóstoles desde el primer siglo, pero esto no es así. Veamos cómo empezó todo. Jesucristo les había dicho a los judíos:
"¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle". (Lucas 11:52-54).
El pueblo judío, arrastrado por la codicia de las cosas de este mundo, no quería ir a la luz, que mandaba tener misericordia con los demás, y por este motivo intentaron apagar aquella luz matando a Jesucristo. Más tarde, no conformes aún con aquel crimen, aquellos judaizantes y sus descendientes se unieron a las comunidades cristianas, tomaron el poder de ellas e intentaron volver a imponer a los cristianos el Antiguo Testamento. Pero la predicación de Jesucristo y los Apóstoles aún era muy recordada por los cristianos y en los primeros siglos no consiguieron del todo sus propósitos.
Son muchos los motivos que empujan a los hombres codiciosos y a los judaizantes a imponernos de nuevo las tradiciones de hombres judaizantes del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento persigue mucho a los creyentes en cuanto a las formas de comer de beber, de guardar el sábado y de hacer en cuanto a los actos sexuales. Pero proclama muy poco que hay que repartir los bienes, que no se deben hacer guerras, que no se debe matar ni condenar a muerte a nadie..., Es más, en muchos casos justifica mandamientos de hombres que están contra la Ley de Dios ("No matarás"). Pues justifica las penas de muerte, las condenas, las guerras, y la ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente).
En el siglo II parece ser que ya algunas comunidades cristianas estaban influenciadas por los judaizantes y sus leyes del Antiguo Testamento. El cristiano Marción, nacido en el siglo II, quiso romper con esta desviación e intentó recomponer de nuevo el verdadero mensaje de Jesucristo. Y para ello, hizo un canon de las Escrituras que pasaría a ser el primer canon de las Escrituras cristianas que se conoce. En ese canon Marción suprimió el Antiguo Testamento, y también algunas cartas de Pablo porque decía que no eran de Pablo. Los marcionitas se extendieron mucho sobre todo por las orillas de Mediterráneo. Pero fueron muy difamados por los "cristianos" judaizantes.
Marción. Al parecer, fue excomulgado de la iglesia por su propio padre (quien debió, por tanto, ser obispo). Luego se afilió a la comunidad cristiana de Roma, y también de allí lo expulsaron (probablemente en el 144 d.C). Consideró que el Dios de quien habla el Antiguo Testamento no es el Dios verdadero, por lo que rechazó todos los libros de la Biblia hebrea. Por aquel entonces no se había establecido en la iglesia ningún canon, y por eso puede afirmarse que fue Marción el primero que definió un canon de libros cristianos.
Según él, estaba constituido por el Evangelio de Lucas y por diez de las epístolas paulinas (todas menos las cartas pastorales; Hebreos no cuenta). Aun en esos libros que aceptó, Marción hizo recortes, pues consideraba que los judaizantes habían manipulado el texto y lo habían pervertido. La acción de Marción fue muy significativa, y a él se unieron muchas comunidades cristianas. Muchos escritores cristianos lo atacaron. Fue condenado en el 144 d.C. Pero su intento dio como resultado que muchos cristianos posteriores examinaran más profundamente lo que era palabra de Dios y lo que no lo era en los libros de las escrituras que se conservaron.
Eusebio de Cesarea (SIGLO III-IV): Eusebio de Cesarea nos presenta, en su Historia eclesiástica, una síntesis de la situación a principios del siglo cuarto, en cuanto al status de los libros sagrados dentro del cristianismo. Dice así Eusebio de Cesárea:
"En primer lugar hay que poner la tétrada santa de los Evangelios, a los que sigue el escrito de Hechos de los Apóstoles". Aquí vemos que en tiempos de Eusebio todavía el Evangelio era la primera señal de fe de los cristianos, y luego, en segundo lugar, los hechos de los Apóstoles. Los demás libros se pondrían en tercer o cuarto lugar. Las leyes del Antiguo Testamento ni las menciona en la lista de lugares. Esto es una señal que nos muestra que aún vivían aquellos cristianos el respeto a la decisión de los Apóstoles en el concilio de Jerusalén (que los cristianos no tenían que observar ya los preceptos judaizantes escritos en el Antiguo Testamento) (Hechos 15).
Los cristianos siempre tuvieron con mucho respeto la parte histórica y profética de los libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, siempre tuvieron en el recuerdo que la parte que se refiere a las leyes eran libros imperfectos que no guardaban fidelidad a la verdadera Ley que Dios había dado desde el principio: "No Matarás".
Los Apóstoles y muchos cristianos fieles al Evangelio, en los primeros siglos intentaron tener como conducta social y económica solamente las palabras y ejemplos que les había enseñado Jesucristo. Pero seguir este camino requería desprenderse de toda codicia y de todo comportamiento injusto. También requería tener a los hermanos como iguales y no como esclavos. Por este motivo, muchos preferían el Antiguo Testamento.
Ya por el año 200 d.C. se ha aceptado la idea del canon y se ha compilado una buena parte de su contenido; sin embargo, no hay unidad de criterio en cuanto a la totalidad de los libros que lo componen. Este hecho se percibe muy bien por las dudas y variaciones que se presentan en las listas que se dan en diversas partes donde el cristianismo se había desarrollado. Pero lo que si se descubre por estos documentos es que los cinco libros de leyes del Antiguo Testamento no estan incluidos dentro de estas primeras biblias.
Taciano: Antes de finales del siglo II, Taciano-que había sido discípulo de Justino Mártir-escribe su Diatessaron (ca. 170 d.C.), que es una armonía de los cuatro evangelios. Este hecho muestra que, para esa fecha, ya se consideraba que los evangelios canónicos eran esos cuatro.
El Fragmento Muratori: De finales del siglo II o principios del III, es un manuscrito que contiene una lista de libros del Nuevo Testamento, escrita en latín, conocida como el Fragmento Muratori, por el nombre del anticuario y teólogo que descubrió el documento: Ludovico Antonio Muratori. En el Fragmento Muratori se mencionan, como libros aceptados, 22..., de los que componen nuestra versión del canon del Nuevo Testamento. Faltan los siguientes: Hebreos, Santiago, 1 y 2 de Pedro, 3 de Juan. Pero se añaden, como aceptados, otros dos libros: Apocalipsis de Pedro y Sabiduría de Salomón. Además, se da una lista de obras que fueron rechazadas por los primeros cristianos, por diversas razones.
Orígenes: Por su parte, el gran Orígenes (quien muere alrededor del año 254 d.C.), indica que son aceptados en las Biblias cristianas veintiún libros del actual canon de veintisiete; pero hay otros que él cita como "escritura", como la Didajé y la Carta de Bernabé. Luego menciona entre los textos acerca de cuya aceptación algunos dudan, los siguientes: Hebreos, Santiago, Judas, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, además de otros libros (como la Predicación de Pedro o los Hechos de Pablo).
Por los escritos de Justino y de otros escritores cristianos de los siglos II y III, se sabe que los cinco libros de leyes (la Torá) no estaban en las biblias cristianas aún aceptados todo su contenido como palabra de Dios. Tampoco estaban aceptadas como inspiradas algunas cartas de Pablo por todos los cristianos, pues Tertuliano nos dice en sus comentarios que Basílides (año 130) y Marción (año 140) no aceptaban las cartas pastorales. Y según Jerónimo, de las pastorales Taciano (año 170), sólo aceptaba la carta a Tito. De todas formas tampoco Jesucristo nos dijo nada de las cartas de Pablo. Él sólo nos mandó predicar por todos los pueblos el Evangelio. Lo de incluir las cartas de Pablo en las biblias también fue decisión de los emperadores de Roma (S. IV)... Algunas partes de las cartas de Pablo son dulces y te acercan al Evangelio..., otras partes son amargas y te hacen observar preceptos del Antiguo Testamento que Jesucristo no mandó observar en el Evangelio.
JESUCRISTO NOS MANDÓ PREDICAR SOLAMENTE SU EVANGELIO POR TODOS LOS PUEBLOS:
Jesucristo nos mando predicar solo su Evangelio (Marcos 16, 15)... Pero, como El evangelio de Jesucristo no Justificaba las penas de muerte, ni las guerras, ni la esclavitud, ni el que unos tuvieran mucho y otros poco, no le venia bien a los poderosos de Roma, y entonces desde el siglo IV (Emperador Constantino y sus sucesores), confeccionaron las biblias a su gusto y las impusieron al mundo por la fuerza de las armas.
LOS EMPERADORES DE ROMA Y LA BIBLIA:
Fueron el emperador de Roma, Constantino, y sus sucesores, a partir del siglo IV, los que cambiaron el sistema de vida cristiano basado en el reparto de bienes y en la Ley de Misericordia predicada por Jesucristo. El Evangelio de Jesucristo, igual que a los judaizantes, tampoco les interesaba a los poderosos de Roma, pues estos tenían mucho poder y muchos esclavos, y también leyes para castigarlos de muerte cuando ellos querían. Nada de esto lo justificaba el Evangelio. Y así, en las últimas décadas del siglo IV, desde Roma se impuso una revisión general de libros.
En el concilio de Hipona en 393, bajo la autoridad de los emperadores de Roma, es donde se escogieron los libros de las biblias... Desde entonces los demás libros de las comunidades cristianas que no eran judaizantes, fueron siendo requisados y destruidos..., y fue desde ese tiempo cuando volvió a llamarse a todos los preceptos del antiguo testamento "palabra de Dios".
De esta forma El evangelio quedo ahogado y desplazado en las biblias entre un montón de libros judaizantes que no respetan la enseñanza piadosa de Jesucristo. Y este es el falso cristianismo que se ha vivido desde entonces. Pues las penas de muerte, las guerras, los genocidios, las torturas, la desigualdad y las diversas inquisiciones, siempre han estado a la orden del día en los pueblos llamados cristianos, todo por haber despreciado el amor que se le debe a Jesucristo y haberse querido justificar siempre en las leyes crueles e imperfectas del Antiguo Testamento. El Evangelio no justifica el que se haga daño a alguien.
Todo este sistema de vida tan Judaizante y tan poco cristiano pasó a ser una gran abominación para muchos cristianos del siglo IV, que huyeron de las grandes ciudades del imperio y, haciéndose monjes, se asentaron en tierras de Egipto y en las Galias. En la decisión de estos cristianos se ven reflejadas las palabras de Jesucristo cuando nos dice:
"Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa " (Mateo 24:15-18).
La abominación desoladora es todo aquello que anula la autoridad del Evangelio, pues el Evangelio nos manda cumplir siempre con el perdón y la misericordia.
"Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (MATEO 24:9-13)
Muchos preceptos del Antiguo Testamento mandaban penas de muerte, mandaban matar, apedrear hasta morir, quemar viva a la gente, exterminar totalmente a hombres, mujeres y niños de los pueblos enemigos..., y mandaban que unos hombres fueran amos y otros esclavos..., como si todo aquello fuera mandado por Dios. Igualmente había muchos preceptos dedicados a los sacrificios y holocaustos, y otras cosas muy crueles escritas como si las hubiese mandado Dios.
El Ejemplo de Dios en Jesucristo rompe con todos aquellos mandamientos crueles del antiguo testamento y nos entrega una Ley de libertad y de amor. Jesucristo nunca abolió la Ley que dio Dios a Moisés, porque la Ley de Dios es para siempre. Lo que Jesucristo hace abolir son todos los preceptos crueles e imperfectos que los hombres habían escrito en el Antiguo Testamento diciendo que eran "palabra de Dios" y que mantenían a los judíos en la confusión y en la oscuridad.
Cuando Jesucristo comenzó a predicar, recorría toda Galilea predicando el Evangelio y curando toda clase de enfermedad. Eran muchos los que le seguían, y al ver Jesús a las masas subió a un monte y comenzó a predicar las bienaventuranzas, y después de predicar las bienaventuranzas, comenzó a hablarnos de la Ley..., y estos famosos versículos que se refieren a la Ley son los que han traído mucha controversia durante siglos entre varias corrientes cristianas y especialmente entre cristianos y judaizantes.
Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio levítico - pues sobre él descansa la Ley dada al pueblo -, ¿qué necesidad había ya de que surgiera otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, y no "a semejanza de Aarón"? 12. Porque, cambiado el sacerdocio, necesariamente se cambia la Ley. (HEBREOS 7. 11)
Y también Pablo así nos dice: "Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia". (Hebreos 7:18)
Y hablándonos de Jesucristo, Pablo nos dice: "Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo". (HEBREOS 8:6-7).
Muchos religiosos dicen que todo lo escrito en el Antiguo Testamento es palabra de Dios, pero que el Evangelio venia a perfeccionarlo. Pero esto no es así ni tiene sentido. El pacto verdadero que guarda la palabra de Dios es eterno y nunca será abolido: "Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto" (Salmos 111,9) El viejo Pacto que tenían los judíos se había hecho viejo porque era defectuoso como nos dice Pablo en sus cartas, pues los escribas habían escrito muchos preceptos en él que no eran palabra de Dios. Y esto es lo que realmente coincide con la enseñanza del Evangelio:
Jesucristo les dijo a los judíos: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (MATEO 15:7-9)
El profeta Isaías dijo: "Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas, para apartar del tribunal a los pobres...." (Isaías 10,1-2).
Y también Jeremías nos dice: "¿Cómo podéis decir sabios somos, tenemos con nosotros la Ley de Yahvé? Ciertamente la ha cambiado en falsedad la pluma mendaz de los escribas." (Jeremías 8,8).
JESUCRISTO CUMPLIO CON LA VERDADERA LEY DE DIOS
Según algunas traducciones de la Biblia, Jesucristo nos dijo así: "No penséis que vine a destruir la Ley o los Profetas; no vine a destruir, sino a completar" (Mateo 5,17).
Según las biblias que escriben así este versículo, podemos entender que Jesucristo viene a enseñarnos la verdadera Ley de Dios, y además a entregarnos algún mandamiento nuevo: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros". (Juan 13:34-35).
Otras biblias nos dicen: "No penséis que he venido a derogar la Ley y los Profetas; no he venido a derogarla, sino a perfeccionarla".
Aquí podemos entender que Dios había dado su Ley a Moisés, pero que los escribas a través de los tiempos no habían guardado perfectamente la Palabra de Dios y habían escrito mandamientos imperfectos.
La palabra en griego "plerosai", que se escribe en este versículo (Mateo 5,17), y que algunos traducen por "completar" o "perfeccionar", también significa "restaurar plenamente", y esto nos recuerda la escritura cuando nos dice:
"Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar" (Hechos 15:16).
De esta forma, podemos entender que la Ley que Dios había dado a Moisés estaba en ruinas porque los escribas habían cambiado en falsedad la Ley de Dios. Pues Jeremías les dijo a los judíos, refiriéndose a la Ley: "Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
Otras biblias, sin embargo, nos dicen: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir". (MATEO 5:17)
Y ésta es la forma que más prefieren la mayoría de las religiones, y especialmente los "cristianos judaizantes", pues estos interpretan que Jesucristo en ese versículo está diciendo que Él vino a cumplir con todos los preceptos del Antiguo Testamento. Pero el caso es que lo que ellos interpretan no está escrito en ese versículo, pues lo que en ese versículo se está diciendo únicamente es que el Señor no vino a abolir la Ley y los Profetas, sino a cumplir. Pero ¿qué Ley vino a cumplir el Señor?...
Aquí podemos entender que si Jesucristo vino a cumplir con la Ley, es que Él vino a cumplir con la verdadera Ley de Dios, que Él mismo nos enseña en su Evangelio. El Señor nos dice así: "Haced con los hombres todo lo que queráis que ellos hagan con vosotros; porque ésta es la Ley y los Profetas" (Mateo 7,12)... Eso de que Jesucristo vino a cumplir con todos los mandamientos del Antiguo Testamento no está documentado en el Evangelio, sólo son interpretaciones judaizantes.
NI UNA JOTA NI UNA TILDE PASARÁ DE LA VERDADERA LEY DE DIOS.
Después del versículo de Mateo 5,17, Jesucristo dice: " Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido" (MATEO 5:18).
Y la Ley que Él dice que no pasará "HASTA QUE TODO SE CUMPLA" es la verdadera Ley que Dios dio a Moisés... Entonces todos los mandamientos crueles del antiguo testamento que Jesucristo cambia es porque no eran mandamientos de Dios..., porque la Ley de Dios no pasará hasta que todo se cumpla.
Ahora veremos algunos mandamientos escritos en el Antiguo Testamento que Jesucristo cambia, y por este motivo quedan abolidos:
"Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego". (Mateo 5,21-22).
"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón". (Mateo 5,27-28).
"También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio". (Mateo 5,31-32).
"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede". (Mateo 3,33-37)
LA LEY DEL TALIÓN: "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses". (Mateo 3,38-42)
"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5,43-44)
Después de estos versículos, podemos observar que Jesucristo sigue enseñando a los judíos una Ley diferente a la que ellos tenían: LA ORACIÓN (Mateo 6,5-15)... LOS JUICIOS (Mateo 7,1)... LA VERDADERA LEY (Mateo 7,12)... LOS FALSOS RELIGIOSOS (Mateo 7,21)... LOS AYUNOS (Mateo 9,14-15)...
TODA LA ESCRITURA NO ES INSPIRADA...
Hay muchos que dicen que toda la biblia es inspirada por Dios, y se basan en el siguiente texto: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia." (2ª Timoteo 3:16).
Pero hay algo que no tienen en cuenta, y es que no todas las biblias se expresan así en ese famoso versículo de 2ª TIMOTEO 3,16.
Hay biblias que traducen ese versículo de la siguiente forma: "Toda la Escritura (es) inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia." Como vemos, la palabra "es" la han puesto entre paréntesis, y en otras biblias viene en cursiva; de cualquiera de estas dos formas, sea que la palabra "es" esté entre paréntesis o sea que esté en cursiva, se está indicando que no es de la Escritura..., entonces es una palabra añadida.
Veamos ahora cómo se expresan otras biblias: "TODA ESCRITURA DIVINAMENTE INSPIRADA ES UTIL PARA ENSEÑAR, PARA REPRENDER, PARA CORREGIR"... Este texto no nos indica que toda la escritura sea divinamente inspirada, sino solamente la que sea divinamente inspirada es la que es útil para enseñar. Esto es lo que concuerda con la verdad y lo que es lógico y razonable, pues los anticristos también han escrito muchas escrituras; sólo hay que ver que las grandes religiones han rechazado muchas escrituras como apócrifas o no inspiradas por Dios. Además, este versículo de 2ª Timoteo 3,16 es una prueba clara de que en la biblia hay escrituras falsas, y que por tanto no son palabra de Dios..., pues unas biblias presentan este versículo de una forma y otras biblias lo presentan de un modo diferente, de manera que cambian el sentido del texto por completo.
Ahora vamos a ver qué nos dicen los profetas y los Apóstoles en cuanto a las escrituras:
"¡Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos!" (Isaías 10,1-2).
"La cigüeña en el cielo conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla guardan los tiempos de sus migraciones, ¡pero mi pueblo no conoce el derecho de Yavé! ¿Cómo os decís: Somos sabios y la Ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la convirtieron en mentira las mentirosas plumas de los escribas" (Jeremías 8,7-8).
"Pero no habléis más de "¡Carga del Señor!" La "carga" será para cada uno su propia palabra; porque vosotros falsificáis las palabras del Dios vivo, el Señor todopoderoso, vuestro Dios" (Jeremías 23,36).
"Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". (2ª Pedro 3,15-18)
DIOS NO QUIERE CARGAS INSOPORTABLES PARA SUS HIJOS
Muchos judaizantes dicen que Jesucristo vino a continuar y a aumentar las leyes del Antiguo Testamento..., pero esto tampoco coincide con lo que dice el Señor: "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente". (MATEO 9:16-17).
Muchas leyes del Antiguo Testamento representaban una carga insoportable que Dios no había mandado: "Así os diréis cada uno a su prójimo, y cada uno a su hermano: "¿Qué ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?" "Pero no habléis más de "¡Carga del Señor!" La "carga" será para cada uno su propia palabra; porque vosotros falsificáis las palabras del Dios vivo, el Señor todopoderoso, vuestro Dios" Así diréis al profeta: "¿Qué te ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?". Pero como habléis de "carga de Yahveh", entonces así dice Yahveh: "Por haber dicho eso de carga de Yahveh por más que os avisé que no dijerais carga de Yahveh, por lo mismo, he aquí que yo os levanto en alto y os dejo caer a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres. Y os pondré encima oprobio eterno y baldón eterno que no será olvidado." (Jeremías 23,35-40).
Y Jesucristo nos dice que su carga es ligera. Esto quiere decir que aquellas leyes tan insoportables del Antiguo Testamento no eran Ley de Dios, porque Jesucristo es Dios y Él nos dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". (MATEO 11:28).
EL CONCILIO DE JERUSALÉN: La reunión de los Apóstoles en el concilio de Jerusalén fue necesaria para dejar establecida la Ley que debían observar los cristianos, pues fueron los "cristianos judaizantes" los que, confundidos y celosos de todos los mandamientos del Antiguo Testamento, querían imponer a los cristianos la observancia de las leyes del Antiguo Testamento. Los apóstoles por supuesto no estaban de acuerdo con ellos: "Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés". (Hechos 15:5)
San Pedro, les dijo: "Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?. Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos". (Hechos 15:10-11)... "Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo" (Hechos 15,24-25)
"Después de esta discusión, los Apóstoles escribieron una carta a los hermanos: Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de la impureza; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta" (Hechos 15:28-30).
En esta reunión de los Apóstoles quedó establecido que las leyes del Antiguo Testamento eran un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar. Y también quedó establecido que los cristianos no estaban obligados a observar aquella carga tan pesada. Lo que es admirable y te deja sobrecogido, es que aquel juicio que se entabló entre los Apóstoles y judaizantes, por causa de la ley..., después de casi 2000 años, no haya terminado todavía.
LEYES SOBRE LOS SACRIFICIOS QUE DIOS NO MANDÓ:
Hay una contradicción importante en El antiguo Testamento, pues debemos recordar que en los cinco libros llamados de Moisés hay muchos capítulos dedicados a los sacrificios y holocaustos. Solamente en Levítico hay 10 capítulos seguidos dedicados a los sacrificios y holocaustos, escritos como si fueran palabra de Dios. Sin embargo nos dice El Señor, a través de los profetas:
"Así ha dicho Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de sacrificios el día que los saqué de la tierra de Egipto". (Jeremías 7,21-22).
"¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de becerros; la sangre de novillos, de corderos y de machos cabríos me hastía. Cuando venís a presentaros ante mí, ¿quién pide eso de vosotros?" (Isaías 1,11-12).
"No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. (Isaías 43:23).
"Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas". (Salmos 40,7).
Oseas también nos dice: "Porque yo quiero amor, no sacrificios; conocimiento de Dios, que no holocaustos" (Oseas 6,6).
Jesucristo también nos dice: "Si hubierais comprendido lo que quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes". (San Mateo 12,7).
"Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre". (Hebreos 10:5-10).
Ya veis qué contradicción se encuentra aquí entre estos textos anteriores y las leyes sobre los sacrificios del Antiguo Testamento, pues en éste hay libros enteros dedicados a sacrificios y holocaustos diciendo que Dios los había mandado. ¿En qué quedamos?... Las palabras del Antiguo Testamento, ¿son todo palabra de Dios o no?... Bien demostrado está por el mismo Antiguo Testamento, y por las palabras de Jesucristo y los Apóstoles, que no.
Dios había dado su Ley a Moisés, pero los judíos no habían guardado aquella Ley de vida, pues la habían aumentado con muchos preceptos de hombres que faltaban a la caridad y a la justicia. Por este motivo, Jesucristo, sabiendo que los hombres en su odio contra la verdad, podrían en el futuro volver a cambiar las palabras de su Evangelio..., les dijo a los judíos:
"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". (MATEO 5:19-20)
DIOS MANDA "NO MATARÁS" ¿Y LUEGO MANDA A LOS HOMBRES QUE MATEN?
Según el Decálogo escrito en el Antiguo Testamento, el Señor le dice a Israel:
"NO MATARÁS". (Éxodo 20:13). Pero seguidamente, en la otras leyes que ya no pertenecen al Decálogo, Israel se olvida de este mandamiento de Dios tan importante, y comienza a escribir en el Antiguo Testamento que Dios les mandó hacer guerras contra los pueblos vecinos..., que Dios mandó a los hombres de Israel que mataran a sus semejantes en muchas ocasiones..., que aplicaran penas de muerte y mataran a los que cometieran faltas contra la ley, y que, en muchas ocasiones, se matara a las mujeres y los niños de los pueblos vencidos. En algunas de sus partes así nos dice el Antiguo Testamento:
"se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Yavé? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Yavé, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres". (EXODO 32:26-28)
Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. (Levítico 20:10)
"Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego". (LEVITICO 21:9)
"Y Yavé habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación". (LEVÍTICO 24:13-14)
"Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. El que hiere algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que muera". (LEVÍTICO 24:19-21)
"Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. Y Yavé dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Yavé mandó a Moisés". (NUMEROS 15:32-36).
"Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Yavé se encendió contra Israel. Y Yavé dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Yavé delante del sol, y el ardor de la ira de Yavé se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor". (NÚMEROS 25:3-5).
"Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Yavé en Madián......... Y pelearon contra Madián, como Yavé lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón....... Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento. Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?......... Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente" (Versículos de NÚMEROS 31)
"Y nos salió Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza. Mas Yavé nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno". (DEUTORONOMIO 2:32-34)
"Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán. Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños". (DEUTERONOMIO 3:4-6)
Estas citas sólo son unas pocas de las muchas que hay en el Antiguo Testamento dedicadas a las guerras, a las penas de muerte, y a las leyes de matar a los semejantes. Jesucristo cuando vino abolió todo mandamiento que mandaba matar o hacer daño a los semejantes. El Evangelio sólo nos manda perdonar las faltas de los demás y tener misericordia de todos. Todo esto nos empuja a entender que si Jesucristo hace abolir todos aquellos mandamientos de muerte del Antiguo Testamento, es porque no eran palabra de Dios..., pues, como hemos dicho desde el principio, el Señor nos dijo que "ni una jota ni una tilde pasará de la Ley hasta que todo se cumpla". Entonces, si nada ha de pasar de la Ley verdadera de Dios..., todo mandamiento de muerte que Jesucristo deja abolido, es porque no era palabra de Dios.
Y desde antes de nacer Jesucristo en Belén, ya Dios nos iba avisando a través de los profetas que tuviéramos cuidado con las leyes falsas que escribían los judíos en el Antiguo Testamento:
"¡Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos!" (Isaías 10,1-2)
"La tierra está profanada bajo sus moradores, que traspasaron la Ley, falsearon el derecho, rompieron la alianza eterna. Por eso la maldición devora la tierra, y son culpables sus moradores. Por eso arderán los moradores de la tierra y quedarán pocos hombres". (Isaías 24,5-6)
"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13)
"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Yavé; ¿y qué sabiduría tienen?" (Jeremías 8:7-9).
"El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Yavé. ¿No es mi palabra como fuego, dice Yavé, y como martillo que quebranta la piedra? Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Yavé, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. Dice Yavé: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. He aquí, dice Yavé, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Yavé". (Jeremias 23, 28-32)
JESUCRISTO Y LAS PENAS DE MUERTE:
Ahora veamos qué dice Jesucristo sobre las penas de muerte que aplicaban los judíos:
"Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. (Juan 8:3-7).
Entonces, si Jesucristo es Dios y Él nos dice que el que no haya pecado nunca, que tire la primera piedra..., esto nos hace pensar que aquellas leyes de muerte del Antiguo Testamento que mandaban a los hombres matar a sus semejantes, no eran palabra de Dios..., porque Jesucristo deja abolida aquella ley diciendo que los que no hayan pecado nunca que tiren la primera piedra..., y como todos los hombres somos pecadores, nadie tiene autoridad para matar a sus semejantes.
Algunos hombres dirán que aquellos hombres no podían matar porque eran pecadores, sin embargo Jesucristo no era pecador, y Él tampoco cumplió con aquella ley tan cruel. Así que todos aquellos que dicen que Jesucristo cumplió con todos los mandamientos del Antiguo Testamento, bien está demostrado que están equivocados..., porque Jesucristo no cumplió con muchas leyes del Antiguo Testamento y además las abolió.
Muchas religiones dicen que todos los preceptos del Antiguo Testamento son palabra de Dios, pero esto no coincide con lo que enseña un estudio profundo del Evangelio.. Muchos religiosos se creen estar en la verdad predicando las biblias..., pero en realidad lo que debieran predicar es el Evangelio de Jesucristo, que es donde se nos revela de nuevo la verdadera Ley de Dios..., no vaya a ser que al final descubran que no estaban predicando la verdad.
"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina". (MATEO 7:21-27).
Yo creo que el Evangelio es la Roca sobre la cual debemos edificar los cristianos.
LA LEY DE DIOS ES INMUTABLE Y PARA SIEMPRE:
Jesucristo abolió muchos mandamientos del Antiguo Testamento, como está escrito en Mateo 5, 6 y 7. Entonces no eran palabra de Dios, porque el Pacto verdadero que guarda la palabra de Dios es eterno y nunca será abolido: "Las obras de sus manos son verdad y juicio; Fieles son todos sus mandamientos, Afirmados eternamente y para siempre, Hechos en verdad y en rectitud. Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto" (Salmos 111,7-9)
"Para siempre, oh Yavé, tu palabra inmutable en los cielos" (Salmos 119 (118), 89).
"De tus decretos he sabido hace tiempo que para siempre los has establecido" (Salmos 119 (118), 152).
"Por eso su santo nombre alabarán, contando la grandeza de sus obras. Aun les añadió el saber, la ley de vida dioles en herencia. Alianza eterna estableció con ellos, y sus juicios les enseñó". (Eclesiástico 17,10-12).
"Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". (MATEO 5:17-20).
Dios había dado la Ley a su pueblo elegido (Israel). La Ley de Dios es para siempre, pero los hombres "quebrantaron el pacto sempiterno". Por este motivo aquel Pacto, adulterado con preceptos de hombres, se hizo viejo (el Viejo Testamento). Isaías nos dice: "Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno". (Isaías 24,5).
EL PEDAGOGO: Otros también dicen que Pablo dice en sus cartas que la ley era el pedagogo para Israel hasta Cristo Jesús, insinuando igualmente que la Ley era también todos los mandamientos imperfectos del Antiguo Testamento. Pero eso no así, pues Dios no da leyes imperfectas ni crueles para enseñar a su pueblo. Antes de Jesucristo hubo un Maestro, y esto fue la verdadera Ley que Dios dio a Moisés, y no la ley cambiada en falsedad por los judíos:
"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Yavé; ¿y qué sabiduría tienen?" (Jeremías 8:7-9).
Y ateniéndose a estas enseñanzas, los primeros cristianos sólo tenían como Ley el Evangelio de Jesucristo: "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley". (1ª Corintios 9,20-21)
¿LAS DIEZ PALABRAS O LOS DIEZ MANDAMIENTOS...?
Los libros históricos del Antiguo Testamentos nos dicen que Moisés recibió en el Monte Sinaí, de parte de Dios, las Diez Palabras, escritas en tablas de piedra (Éxodo 34,28). Mucho se ha hablado sobre los 10 mandamientos. Pero veamos lo que dicen las Biblias:
En Éxodo 34,28, muchas Biblias nos hablan de los "Diez mandamientos" escritos en dos tablas de piedra. Pero otras Biblias no se expresan así. Pues hay algunas que nos hablan de las "Diez Palabras" escritas en dos tablas de piedra. También en Deuteronomio 4,13 y 10,4... algunas de estas Biblias nos hablan de las "Diez Palabras". En realidad, la única Ley que se puede entender y escribir en Diez Palabras, por su sencillez, es la verdadera Ley que nos revela de nuevo Jesucristo en El Evangelio: "Así que todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también vosotros hacedles; porque ésta es la Ley y los profetas" (Mateo 7,12).
También Jesucristo nos entrega de nuevo la Ley de Dios formulada en decretos cuando el joven rico le pregunta sobre los mandamientos que debe cumplir para hallar la vida eterna: "Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme". (MATEO 19:17-21).
Jesucristo al joven rico le da la Ley formulada en 7 mandamientos. Pero el séptimo mandamiento (vender todo lo que se tiene y darlo a los pobres) nunca lo quisieron cumplir muchos judíos, ni tampoco muchos judaizantes desde que se conoció El Evangelio. Por este motivo, los judaizantes siempre prefieren los mandamientos judíos del Antiguo Testamento, antes que los 7 mandamientos cristianos. Porque el séptimo mandamiento cristiano dice que hay que repartir todo entre los pobres, y el décimo mandamiento judío dice todo lo contrario, que se respete la propiedad de los que tienen mucho y que no se desee nada de lo que ellos tienen. Pues según este mandamiento judío, aunque muchos no tengan nada, otros en cambio pueden tener de todo, y hasta esclavos. Por este motivo se compusieron las biblias en el siglo IV... para satisfacer los deseos de los emperadores de Roma que tenían muchos esclavos: "No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo". (Exodo 20,17).
"Si compras un esclavo hebreo, te servirá por seis años; pero el séptimo quedará libre sin pagar nada. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él. Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo". (Éxodo 21:2-4)
En estos últimos versículos queda bien descubierto el porqué de haber puesto de nuevo todos los preceptos del Antiguo Testamento en las biblias como palabra de Dios. Estas leyes han traído mucha confusión, muchos crímenes y mucho dolor a muchos creyentes que han querido vivir como cristianos..., y, por otra parte, son tantas las contradicciones entre estas leyes del Antiguo Testamento y las enseñanzas piadosas del Evangelio de Jesucristo, que todo esto ha contribuido a que muchos se hayan confundido y se haya debilitado su fe.
De la Ley sencilla de Dios, los judíos escribieron muchos mandamientos. Cuando Israel se va convirtiendo en un estado teocrático, aparece un libro de leyes (El Libro de la Ley) (Deuteronomio 31,26), claro que este libro no debería ser muy grande, porque su contenido fue escrito después de morir Moisés, por mandato de Josué, en un altar de piedras en el Monte Ebal (Josué 8,34). Podemos observar los cambios: Primero se podía escribir la Ley en dos tablas de piedra, y luego ya se necesita un altar de piedras para escribir todas las leyes del libro. Varios siglos después de haber muerto Moisés y Josué, en tiempos de Esdras y Nehemías (siglo VI antes de Jesucristo), ya aparece un libro que parece bastante más largo, pues Esdras lo estuvo leyendo al pueblo de Israel desde la mañana hasta la tarde (Nehemías 8,1-3). Jesucristo también nos habla del libro de Moisés (San Mateo 12,26 y San Marcos 12,26). Después de muerto Jesucristo, Pablo aún nos sigue hablando del Libro de la Ley (Gálatas 3,10... Hebreos 9,19....). Aquel libro de la Ley más tarde pasaría a ser los cinco libros de la ley, "el Pentateuco".
LA BIBLIA JUDÍA DE LOS SETENTA ANCIANOS.
El famoso cristiano y escritor del siglo II Justino, en su diálogo con Trifón (hebreo que vivió en Grecia en el siglo II y seguidor de la exégesis rabínica), discutiendo con éste sobre la ley judía nos dice: "Ahora bien, una ley puesta contra otra Ley anula la primera, y un Testamento hecho posteriormente, deja sin efecto el primero. Y a nosotros, Cristo nos ha sido dado como Ley Eterna y última y como Testamento fiel" (San Justino, Diálogo con Trifón 11,2)
Los cristianos conocieron otra versión del Antiguo Testamento (la Versión de los Setenta Ancianos o Septuaginta), donde la "ley de Moisés" ya no era un solo libro, sino que estaba contenida en cinco libros (Pentateuco), también conocidos por los judíos como la Torá, donde aparecen más de 500 mandamientos. San Justino, hablándonos de las leyes del Antiguo Testamento (de esta Versión de los Setenta), en su discusión con Trifón nos avisa que los judíos no eran fieles a las Escrituras:
"No es ése el ayuno que yo escogí, dice el Señor; sino desata toda atadura de indignidad; rompe los lazos de los contratos violentos, despide en libertad a los afligidos, y rasga toda escritura inicua". (La Septuaginta, y San Justino, recordando las palabras de Isaías (Isaías 58,6) en su libro Diálogo con Trifón, 15,4. Estas palabras también se recogen en la carta de Bernabé (III, 3)). En este texto de Isaías, en algunas biblias que hemos estudiado, está escrito "romper todos los yugos", o "que rompáis todo yugo", en lugar de "rasga toda escritura inicua", como nos dice la Versión de los Setenta o Septuaginta. Esto parece que quiere disimular el que algunas escrituras recojan preceptos que son de hombres y no de Dios. El libro de San Justino titulado Diálogo con Trifón también nos entrega muchas citas que nos hablan de cómo los judíos quitaban muchas palabras del Antiguo Testamento para disimular que el Antiguo Testamento profetizaba el Nacimiento, la vida y muerte de Jesucristo:
"A quienes no presto fe alguna es a vuestros maestros, que no admiten esté bien hecha la traducción de vuestros setenta ancianos que estuvieron con Ptolomeo, rey de Egipto, sino que se ponen ellos mismos a traducir, y quiero además que sepáis que ellos han suprimido totalmente muchos pasajes de versión de los setenta ancianos". (San Justino, Diálogo con Trifón 71,1-2).
"De las profecías de Jeremías quitaron también este paso: Yo soy......." (72,2).
"Y del Salmo 95 de las palabras de David, suprimieron estas breves expresiones: De lo alto del madero." (73,1) (Según Justino, esto lo hacían los judíos para que se ignorara que Dios era Jesucristo).
"En conclusión, amigos, bueno fuera que vosotros aprendierais lo que no entendéis, de nosotros los cristianos, que hemos recibido la gracia de Dios, y no luchar por todos los modos por sostener vuestras propias doctrinas, despreciando las de Dios. Por eso, a nosotros también se ha pasado esta gracia, como dice Isaías: Este pueblo se acerca a mí. Con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. Vanamente me reverencian, enseñando preceptos y doctrinas de hombres." (78,10-11).
Y hablando sobre otras palabras referentes a la Segunda Venida de Jesucristo, nos dice: "Pues no lo interpretaron así los setenta, sino: "hasta que venga Aquél a quien está reservado"...... "y a fe que si vuestros rabinos las hubieran entendido, sabed bien que las hubieran hecho desaparecer, como ha sucedido con la muerte de Isaías, a quien serrasteis con una sierra de madera" (120,4 y 5).
LA BIBLIA:
Hay muchos cristianos que creen que todos los libros de la Biblia fueron escogidos y aceptados por los Apóstoles desde el primer siglo, pero esto no es así. Veamos cómo empezó todo. Jesucristo les había dicho a los judíos:
"¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle". (Lucas 11:52-54).
El pueblo judío, arrastrado por la codicia de las cosas de este mundo, no quería ir a la luz, que mandaba tener misericordia con los demás, y por este motivo intentaron apagar aquella luz matando a Jesucristo. Más tarde, no conformes aún con aquel crimen, aquellos judaizantes y sus descendientes se unieron a las comunidades cristianas, tomaron el poder de ellas e intentaron volver a imponer a los cristianos el Antiguo Testamento. Pero la predicación de Jesucristo y los Apóstoles aún era muy recordada por los cristianos y en los primeros siglos no consiguieron del todo sus propósitos.
Son muchos los motivos que empujan a los hombres codiciosos y a los judaizantes a imponernos de nuevo las tradiciones de hombres judaizantes del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento persigue mucho a los creyentes en cuanto a las formas de comer de beber, de guardar el sábado y de hacer en cuanto a los actos sexuales. Pero proclama muy poco que hay que repartir los bienes, que no se deben hacer guerras, que no se debe matar ni condenar a muerte a nadie..., Es más, en muchos casos justifica mandamientos de hombres que están contra la Ley de Dios ("No matarás"). Pues justifica las penas de muerte, las condenas, las guerras, y la ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente).
En el siglo II parece ser que ya algunas comunidades cristianas estaban influenciadas por los judaizantes y sus leyes del Antiguo Testamento. El cristiano Marción, nacido en el siglo II, quiso romper con esta desviación e intentó recomponer de nuevo el verdadero mensaje de Jesucristo. Y para ello, hizo un canon de las Escrituras que pasaría a ser el primer canon de las Escrituras cristianas que se conoce. En ese canon Marción suprimió el Antiguo Testamento, y también algunas cartas de Pablo porque decía que no eran de Pablo. Los marcionitas se extendieron mucho sobre todo por las orillas de Mediterráneo. Pero fueron muy difamados por los "cristianos" judaizantes.
Marción. Al parecer, fue excomulgado de la iglesia por su propio padre (quien debió, por tanto, ser obispo). Luego se afilió a la comunidad cristiana de Roma, y también de allí lo expulsaron (probablemente en el 144 d.C). Consideró que el Dios de quien habla el Antiguo Testamento no es el Dios verdadero, por lo que rechazó todos los libros de la Biblia hebrea. Por aquel entonces no se había establecido en la iglesia ningún canon, y por eso puede afirmarse que fue Marción el primero que definió un canon de libros cristianos.
Según él, estaba constituido por el Evangelio de Lucas y por diez de las epístolas paulinas (todas menos las cartas pastorales; Hebreos no cuenta). Aun en esos libros que aceptó, Marción hizo recortes, pues consideraba que los judaizantes habían manipulado el texto y lo habían pervertido. La acción de Marción fue muy significativa, y a él se unieron muchas comunidades cristianas. Muchos escritores cristianos lo atacaron. Fue condenado en el 144 d.C. Pero su intento dio como resultado que muchos cristianos posteriores examinaran más profundamente lo que era palabra de Dios y lo que no lo era en los libros de las escrituras que se conservaron.
Eusebio de Cesarea (SIGLO III-IV): Eusebio de Cesarea nos presenta, en su Historia eclesiástica, una síntesis de la situación a principios del siglo cuarto, en cuanto al status de los libros sagrados dentro del cristianismo. Dice así Eusebio de Cesárea:
"En primer lugar hay que poner la tétrada santa de los Evangelios, a los que sigue el escrito de Hechos de los Apóstoles". Aquí vemos que en tiempos de Eusebio todavía el Evangelio era la primera señal de fe de los cristianos, y luego, en segundo lugar, los hechos de los Apóstoles. Los demás libros se pondrían en tercer o cuarto lugar. Las leyes del Antiguo Testamento ni las menciona en la lista de lugares. Esto es una señal que nos muestra que aún vivían aquellos cristianos el respeto a la decisión de los Apóstoles en el concilio de Jerusalén (que los cristianos no tenían que observar ya los preceptos judaizantes escritos en el Antiguo Testamento) (Hechos 15).
Los cristianos siempre tuvieron con mucho respeto la parte histórica y profética de los libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, siempre tuvieron en el recuerdo que la parte que se refiere a las leyes eran libros imperfectos que no guardaban fidelidad a la verdadera Ley que Dios había dado desde el principio: "No Matarás".
Los Apóstoles y muchos cristianos fieles al Evangelio, en los primeros siglos intentaron tener como conducta social y económica solamente las palabras y ejemplos que les había enseñado Jesucristo. Pero seguir este camino requería desprenderse de toda codicia y de todo comportamiento injusto. También requería tener a los hermanos como iguales y no como esclavos. Por este motivo, muchos preferían el Antiguo Testamento.
Ya por el año 200 d.C. se ha aceptado la idea del canon y se ha compilado una buena parte de su contenido; sin embargo, no hay unidad de criterio en cuanto a la totalidad de los libros que lo componen. Este hecho se percibe muy bien por las dudas y variaciones que se presentan en las listas que se dan en diversas partes donde el cristianismo se había desarrollado. Pero lo que si se descubre por estos documentos es que los cinco libros de leyes del Antiguo Testamento no estan incluidos dentro de estas primeras biblias.
Taciano: Antes de finales del siglo II, Taciano-que había sido discípulo de Justino Mártir-escribe su Diatessaron (ca. 170 d.C.), que es una armonía de los cuatro evangelios. Este hecho muestra que, para esa fecha, ya se consideraba que los evangelios canónicos eran esos cuatro.
El Fragmento Muratori: De finales del siglo II o principios del III, es un manuscrito que contiene una lista de libros del Nuevo Testamento, escrita en latín, conocida como el Fragmento Muratori, por el nombre del anticuario y teólogo que descubrió el documento: Ludovico Antonio Muratori. En el Fragmento Muratori se mencionan, como libros aceptados, 22..., de los que componen nuestra versión del canon del Nuevo Testamento. Faltan los siguientes: Hebreos, Santiago, 1 y 2 de Pedro, 3 de Juan. Pero se añaden, como aceptados, otros dos libros: Apocalipsis de Pedro y Sabiduría de Salomón. Además, se da una lista de obras que fueron rechazadas por los primeros cristianos, por diversas razones.
Orígenes: Por su parte, el gran Orígenes (quien muere alrededor del año 254 d.C.), indica que son aceptados en las Biblias cristianas veintiún libros del actual canon de veintisiete; pero hay otros que él cita como "escritura", como la Didajé y la Carta de Bernabé. Luego menciona entre los textos acerca de cuya aceptación algunos dudan, los siguientes: Hebreos, Santiago, Judas, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, además de otros libros (como la Predicación de Pedro o los Hechos de Pablo).
Por los escritos de Justino y de otros escritores cristianos de los siglos II y III, se sabe que los cinco libros de leyes (la Torá) no estaban en las biblias cristianas aún aceptados todo su contenido como palabra de Dios. Tampoco estaban aceptadas como inspiradas algunas cartas de Pablo por todos los cristianos, pues Tertuliano nos dice en sus comentarios que Basílides (año 130) y Marción (año 140) no aceptaban las cartas pastorales. Y según Jerónimo, de las pastorales Taciano (año 170), sólo aceptaba la carta a Tito. De todas formas tampoco Jesucristo nos dijo nada de las cartas de Pablo. Él sólo nos mandó predicar por todos los pueblos el Evangelio. Lo de incluir las cartas de Pablo en las biblias también fue decisión de los emperadores de Roma (S. IV)... Algunas partes de las cartas de Pablo son dulces y te acercan al Evangelio..., otras partes son amargas y te hacen observar preceptos del Antiguo Testamento que Jesucristo no mandó observar en el Evangelio.
JESUCRISTO NOS MANDÓ PREDICAR SOLAMENTE SU EVANGELIO POR TODOS LOS PUEBLOS:
Jesucristo nos mando predicar solo su Evangelio (Marcos 16, 15)... Pero, como El evangelio de Jesucristo no Justificaba las penas de muerte, ni las guerras, ni la esclavitud, ni el que unos tuvieran mucho y otros poco, no le venia bien a los poderosos de Roma, y entonces desde el siglo IV (Emperador Constantino y sus sucesores), confeccionaron las biblias a su gusto y las impusieron al mundo por la fuerza de las armas.
LOS EMPERADORES DE ROMA Y LA BIBLIA:
Fueron el emperador de Roma, Constantino, y sus sucesores, a partir del siglo IV, los que cambiaron el sistema de vida cristiano basado en el reparto de bienes y en la Ley de Misericordia predicada por Jesucristo. El Evangelio de Jesucristo, igual que a los judaizantes, tampoco les interesaba a los poderosos de Roma, pues estos tenían mucho poder y muchos esclavos, y también leyes para castigarlos de muerte cuando ellos querían. Nada de esto lo justificaba el Evangelio. Y así, en las últimas décadas del siglo IV, desde Roma se impuso una revisión general de libros.
En el concilio de Hipona en 393, bajo la autoridad de los emperadores de Roma, es donde se escogieron los libros de las biblias... Desde entonces los demás libros de las comunidades cristianas que no eran judaizantes, fueron siendo requisados y destruidos..., y fue desde ese tiempo cuando volvió a llamarse a todos los preceptos del antiguo testamento "palabra de Dios".
De esta forma El evangelio quedo ahogado y desplazado en las biblias entre un montón de libros judaizantes que no respetan la enseñanza piadosa de Jesucristo. Y este es el falso cristianismo que se ha vivido desde entonces. Pues las penas de muerte, las guerras, los genocidios, las torturas, la desigualdad y las diversas inquisiciones, siempre han estado a la orden del día en los pueblos llamados cristianos, todo por haber despreciado el amor que se le debe a Jesucristo y haberse querido justificar siempre en las leyes crueles e imperfectas del Antiguo Testamento. El Evangelio no justifica el que se haga daño a alguien.
Todo este sistema de vida tan Judaizante y tan poco cristiano pasó a ser una gran abominación para muchos cristianos del siglo IV, que huyeron de las grandes ciudades del imperio y, haciéndose monjes, se asentaron en tierras de Egipto y en las Galias. En la decisión de estos cristianos se ven reflejadas las palabras de Jesucristo cuando nos dice:
"Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa " (Mateo 24:15-18).
La abominación desoladora es todo aquello que anula la autoridad del Evangelio, pues el Evangelio nos manda cumplir siempre con el perdón y la misericordia.
"Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (MATEO 24:9-13)