Re: ¿EL ALMA PUEDE MORIR (EZEQUIEL 18:4)?
Eso NO es lo que dijo Cristo!
<DIR>Mat 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
</DIR>
¿Quién le "más la vida eterna no pueden quitar o matar" ?
No AÑADAN ni CAMBIEN la Palabra de Dios para enseñar sus falsedades...
Luis Alberto42
“El alma no pueden matar” Mateo 10: 28
“La contradicción existe cuando se sostiene una enseñanza que no es bíblica: “la inmortalidad del alma”.
No hay tal entidad en el ser humano que sea inmortal por naturaleza. El hombre perdió su derecho a la vida eterna, o sea a la inmortalidad, por causa del pecado, cuya “paga” es la muerte (Rom. 6: 23).
Desde que perdió la inmortalidad,
tiene el privilegio de “buscarla” de nuevo (Rom. 2: 7), y solamente le será devuelta por Jesucristo “el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Tim. 1: lO).
Ante lo dicho, analicemos el texto. Descubrimos primeramente que la palabra "
alma” que ha sido traducida de la palabra griega “psuche”,
es la misma que en otros lugares sé la traduce por
“vida” o “vidas” (Mat. 6: 25; 16: 25, etc.). Varias veces por “
persona” o “personas” (Hech. 7: 14; 27: 37,etc.).............. Y aun otras veces por pronombres, o la mente, o el corazón, etc.,
pero nunca se refiere a una entidad separada del cuerpo que sobreviva a la persona al morir.
Nótese ahora que desde el versículo 16 de Mateo 10, Jesús advierte sus discípulos acerca de las severas persecuciones a las que iban a ser sometidos, que para muchos de ellos significarían el martirio. En efecto, los discípulos murieron por su fe, excepto Juan, al que Dios libró de una muerte violenta. En vista de ese futuro peligroso, al alentar a sus discípulos les recordó que no necesitaban temer a los mataban el cuerpo, porque el “alma” no puede ser destruida por el hombre.
En cambio, convenía confiar definidamente en quien no solamente puede destruir el cuerpo, sino también el “alma”; o sea, “la vida” o la “persona”, lo cual significaría la pérdida de la vida eterna prometida por el dador de la vida (Juan 1: 4; 3: 16). Este acontecimiento trágico sucederá el día cuando los que no creyeron serán echados “al fuego preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat. 25: 41). Ese será el “gehena” o infierno donde serán destruidos para siempre los que rechazaron la inmortalidad que les fue ofrecida por el evangelio.
Todos los mártires que murieron por su fe, no fueron destruidos, pues recibirán de nuevo la vida en el día de la resurrección, cuando lo “mortal se vista de inmortalidad” (1 Cor. 15: 51-55). Los que no se interesaron por la vida eterna, porque amaron más al pecado que a su Salvador, quedarán destruidos y no recibirán la vida, porque “el que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida” (Juan 3: 36). Serán destruidos por el fuego eterno, que será eterno en sus resultados. Lo que queme lo quemará o destruirá eternamente”.