El aceite y el agua II.
El origen de esas dos substancias en nuestra mente es evidente. Dios generó el agua como substancia primordial de cada ser por Él creado. A esta subtancia (agua) la situó en un lugar físico (vaso) que YA CONTENÍA LÍQUIDO, YA QUE NO HAY ESPACIO VACÍO. El aceite, substancia natural preexistente es de otra naturaleza (densidad) que la del agua, y al encontrarse en un vaso (mente) adquiere consciencia de ser un ser independiente. En el vaso (mente), domina la consciencia natural por su situación física (sobre el agua), mientras el agua, substancia pura creada por Dios, no tiene forma de manifestarse en la entidad (vaso).
Durante la vida de la persona (vaso), la naturaleza del agua se desarrolla por sí misma sin tener plena consciencia de ella, sometidos a los dictados como estamos de la naturaleza natural (aceite). Cuando la consciencia del agua adquiere fuerza para manifestarse y indicarnos su presencia, la consciencia del aceite se opone con todas sus fuerzas porque ocupa un lugar privilegiado (arriba) y no quiere perder su puesto. Esto se manifiesta en la persona como angústia, ansiedad, depresión y neurosis.
Si este proceso de “tormenta en un vaso” progresa, llega un momento en que la consciencia del aceite se siente perdida, y provoca males mayores como paranoia y esquizofrenia en el vaso. Pero la consciencia del agua prosigue su lucha por darse a conocer a la entidad (vaso).
Llega un momento en esa tormenta, en el que el aceite es expulsado del vaso. En ese momento adquirimos conocimiento directo de esa otra substancia que conforma nuestra mente y que es la cosa más auténtica que tenemos y nos vemos comunicados con Dios y percibimos nuestra filiación a otro país y a otra nación inmanifestada hasta el momento.
¡Que el agua venza al aceite!
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El origen de esas dos substancias en nuestra mente es evidente. Dios generó el agua como substancia primordial de cada ser por Él creado. A esta subtancia (agua) la situó en un lugar físico (vaso) que YA CONTENÍA LÍQUIDO, YA QUE NO HAY ESPACIO VACÍO. El aceite, substancia natural preexistente es de otra naturaleza (densidad) que la del agua, y al encontrarse en un vaso (mente) adquiere consciencia de ser un ser independiente. En el vaso (mente), domina la consciencia natural por su situación física (sobre el agua), mientras el agua, substancia pura creada por Dios, no tiene forma de manifestarse en la entidad (vaso).
Durante la vida de la persona (vaso), la naturaleza del agua se desarrolla por sí misma sin tener plena consciencia de ella, sometidos a los dictados como estamos de la naturaleza natural (aceite). Cuando la consciencia del agua adquiere fuerza para manifestarse y indicarnos su presencia, la consciencia del aceite se opone con todas sus fuerzas porque ocupa un lugar privilegiado (arriba) y no quiere perder su puesto. Esto se manifiesta en la persona como angústia, ansiedad, depresión y neurosis.
Si este proceso de “tormenta en un vaso” progresa, llega un momento en que la consciencia del aceite se siente perdida, y provoca males mayores como paranoia y esquizofrenia en el vaso. Pero la consciencia del agua prosigue su lucha por darse a conocer a la entidad (vaso).
Llega un momento en esa tormenta, en el que el aceite es expulsado del vaso. En ese momento adquirimos conocimiento directo de esa otra substancia que conforma nuestra mente y que es la cosa más auténtica que tenemos y nos vemos comunicados con Dios y percibimos nuestra filiación a otro país y a otra nación inmanifestada hasta el momento.
¡Que el agua venza al aceite!
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