El primer milagro que el Señor hizo siendo yo consciente (aunque siendo muy pequeño en París; me salvo dos veces a través de mi perra Dora, ésta adiestrada por la Policía francesa a nuestro cargo, de ahogamiento tras caer en un estanco del pêtit chateaux en Neuilly donde residíamos), y otra el Señor directamente cuando estando amoratado por asfísia debido a un caramelo). En 1.981 estando en los calabozos del Cuartel de Policía Nacional, me visitó mi madre y hermana, hablándome y predicándome del Señor (yo pensé que se habían vuelto locas o que una secta les había comido el cerebro) las miré asustado pensando que las había perdido, no creyendo. Pero llevaba cuatro días sin poder conciliar el sueño y mi tensión nerviosa iba en aumento. Resonaban las palabras de ellas en mi cabeza, entonces oré a Dios diciendo estas palabras: No creo en Ti, ni creo que existas; pero si estás ahí te pido que me hagas dormir. Así entonces sucedió esto: Empecé a llorar y no tenía "motivo" aparente para ello, cosa de hora y pico, todo estaba apagado sin luces pero tenía la ventana del calabozo abiertas con sus rejas, las cuales la sombra de ellos se proyectaron en la pared de enfrente cosa de metro y medio aprox. , me levanté y estuve contemplando este imposible ya que no había ninguna luz encendida, este fenómeno persistió todo el tiempo que quise verlo. Me volví y acosté, dormí unas doce horas, me levanté con un fuego en mi corazón que me llevaba a decirle al Pather (un Teniente Coronel) que tenía que hablar en la misa de campaña que se hacia los domingos por petición propia, ya que anteriormente lo había agarrado por las solapas preguntándole "que hacia él por las personas que eran asesinadas por atentados de la banda armada ETA, y sus familiares", pero me sobrevino el temor y no pude pedírselo, no obstante empecé a predicar el Evangelio en medio de los compañeros, a lo que mis superiores me dijeron que me callara o me acusarían de sedición, abocado a un Consejo Militar de Guerra del cual finalmente no pude escapar. Esa misma noche tuve un sueño que no era un sueño (lo relato con las palabras de entonces), y yo siendo lanzado fuera de la órbita terrestre caía hacia arriba, tenía miedo pues padecía vértigo desde niño, a lo que un poder, una fuerza llena de Amor y una Luz tenue me mostró una nave ciudad flotante (pensad que yo nunca había leído La Biblia, ni tan siquiera sabia que existía una Nueva Jerusalem, cosa que años después pude averiguar que era así) intenté dibujarla pero no me salía los bocetos, no era capaz de plasmarlo en dibujo, era una mezcla del Taj Mahal y Jerusalem brillante de oro puro y vivo, resplandeciente como el sol, esa fuerza me atrajo hacia si, y en una puerta de dos hojas pequeña a la izquierda de la ciudad, me recibió el Señor Jesucristo con gente que me eran muy familiares pero no era capaz de discernir quienes eran, no obstante los sentía al lado del Señor, a lo que me dijo Dios: Bienvenido de nuevo a casa hijo. ¡Aleluya, gloria a Dios! En 1.985 recibí el llamado a conversión en una Iglesia Pentecostal de Vigo, un predicador puertoriqueño predicaba y hacía el llamamiento de pasar al frente para recibir al Señor; pero lo curioso de todo es que no oía las palabras del predicador, sino al mismo Señor Jesucristo diciéndome: José soy Jesucristo tu Dios ¿quieres que yo entre en tu corazón y sea tu Señor, ayuda y Salvador, le díge: ¡Quiero Señor, quiero, si quiero! La Gloria Eterna y para siempre sea por siempre, eternamente y perpetuamente .Amén
Había vivido mi propia muerte anticipadamente.
Había vivido mi propia muerte anticipadamente.
Última edición:
