Edificacion. Compartiendo escritos cotidianos

anton

2
26 Marzo 1999
229
0
63
www.geocities.com
Me lo pasaron por Correo electronico el mes de octubre.

Que Dios les bendiga y si pueden compartir otros, yo los ubico en una revista que reparto casa por casa, aqui en la ciudad de Toluca, México.

___________________________________________
Un contrato singular
Una vez había un hombre llamado Tomás, vecino de un pequeño pueblo. Un Domingo de Pascua llegó a la iglesia cargando
una jaula de pájaros mohosa, doblada y vieja, y la colocó sobre el púlpito.
Se fruncieron varios ceños y, a manera de contestación, Tomás comenzó a hablar.
"Estaba caminando por el pueblo ayer, cuando vi un niño joven caminando hacia mí meciendo esta jaula de pájaros. En el fondo de la jaula, habían tres pequeños pajarillos salvajes, temblando de frío y de miedo.
Detuve al muchacho y le pregunté, ¿Qué llevas ahí, hijo? "Son tan solo unos viejos pájaros," fue la respuesta. "¿Y qué vas a hacer con ellos?" le pregunté. "Los voy a llevar a casa y me voy a divertir con ellos," me contestó.
"Voy a molestarles y a sacarles las plumas y hacerles pelear. Voy a pasar un buen rato."
"Pero te vas a cansar de esos pajarillos tarde o temprano. ¿Qué harás con ellos entonces?"
"Tengo unos gatos," dijo el muchacho. "Les gustan los pájaros. Se los llevaré a ellos."
Tomás estuvo callado un momento. "¿Cuánto quieres por esos pájaros, hijo?"
"¡Eh! Usted no quiere estos pájaros, señor. Son tan solo unos simples
pájaros viejos del campo. No cantan. ¡Ni siquiera son bonitos! "¿Cuánto?" preguntó otra vez.
El niño lo miró como si
estuviera loco y le dijo, "¿$100?" Tomás buscó en su bolsillo y sacó el billete. Los colocó en la mano del muchacho. En
un segundo, el niño desapareció. El señor levantó la jaula y suavemente
la llevó al final del callejón, donde había un árbol y un césped. Poniendo
la caja en el piso, abrió la puerta y, golpeando suavemente los barrotes,
convenció a los pájaros que salieran, liberándoles.
Bueno, eso explicaba la jaula vacía sobre el púlpito, y entonces Tomás comenzó a contar del porque llevarla a ese lugar.
Un día Satanás y Jesús estaban conversando. Satanás acababa de venir del Jardín del Edén y estaba jactándose y vanagloriándose. "Si, señor, acabo de capturar al mundo lleno de gente allá abajo. Me hice una trampa,
utilicé carnada que sabía que ellos no podían resistir. ¡Los agarré a todos! "¿Qué vas a hacer con ellos?" preguntó Jesús.
Satanás respondió, "¡Me voy a divertir! Voy a enseñarles como casarse y luego divorciarse, como odiarse y abusarse mutuamente, como beber y fumar y maldecir. Les voy a enseñar como inventar las armas y bombas y que se maten unos a otros. ¡Me voy a divertir de verdad!
"¿Y qué harás cuando termines con ellos?" preguntó Jesús. "Oh, los mataré," exclamó Satanás orgullosamente. "¿Cuánto quieres por ellos?" preguntó Jesús.
"Oh, tú no quieres a esas personas. No valen nada. Los tomarás y simplemente te odiarán. ¡Te escupirán, te maldecirán y te matarán!
Tú no quieres a esa gente!"
"¿Cuánto?" preguntó nuevamente.
Satanás miró a Jesús y, mofándose, dijo, "Todas tus lágrimas y toda tu
sangre." Jesús dijo, "¡HECHO!" Entonces Él pagó el precio. El vecino Tomás levantó la jaula, abrió la puerta, y se fue de ahí.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fué llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:6-7 Biblia.
De los archivos de un cristiano imperfecto.
Autor desconocido.Para la gloria del Único y verdadero Dios. www.geocities.com/aronbn
Mi correo es [email protected]