Durmiendo con el Enemigo

Durmiendo con el Enemigo

  • Aceptarlos en amor, esperando que cambien

    Votos: 1 5,6%
  • Confrontarlos públicamente.

    Votos: 10 55,6%
  • Esquivarlos y no dirigirles la palabra.

    Votos: 1 5,6%
  • Orar a Dios por ellos.

    Votos: 6 33,3%

  • Votantes totales
    18
  • Encuesta cerrada .
Lo que enseña la Escritura que es un falso maestro!!!

Lo que enseña la Escritura que es un falso maestro!!!

¿Porqué es una Falso Maestro considerado falso?

¿Lo que hace a una persona Falso Maestro es su carácter deficiente o el hecho de que enseña falsas enseñanzas? Se argumenta que “pseudo” (Griego: falso) cuando se une a “maestro”, “profeta”, “hermano”, “testigo”, etc. significa que el maestro es deshonesto. Pero esto no es cierto, siendo que ya hemos demostrado que Pablo y Apolos no lo eran. Se puede demostrar lo mismo estudiando a algunos profetas en el Antiguo Testamento quienes a pesar de que eran falsos profetas, demostraron una dedicación (al error). Estos, demostraban una dedicación que sobrepasaba el ser deshonesto. Consideren a los profetas de Baal en 1 Reyes 18, quienes clamaban en nombre de Baal de mañana al mediodía esperando un milagro. Estos eran celosos, saltando cerca del altar, clamando a gran voz y sajándose su propia carne hasta que corría la sangre. Continuaron su clamor hasta la hora de ofrecerse el sacrificio en la tarde, con todo ello, esperando un milagro... pero fue en vano. Estos se pueden incluir en la definición del Apóstol Pedro, como “falsos profetas entre el pueblo,” pero nadie puede probar que estos eran deshonestos. Existen otras consideraciones que deben de considerar.

Todo error es PSEUDO:

Ninguna mentira procede de la verdad.” (1 Juan 2:21). Declarándolo positivamente, todo error es mentira (‘pseudo”). De acuerdo a la naturaleza misma de la verdad y el error, cualquier error de enseñanza es una mentira y por lo tanto (“pseudo”) falsa. Contrario al comentario de algunos, lo que hace a un maestro falso es muy simple... es el hecho de que el tal enseña una mentira. Cabe que sean, o que no sean honestos personalmente. Como hemos demostrado anteriormente, no necesariamente conoce que lo que está enseñando es falso; no todo maestro necesariamente es deshonesto. Teniendo esto en mente (que todo error de enseñanza es mentira), debemos de entender que la palabra “pseudo” siempre se refiere a una mentira. Un falso profeta, falso maestro, falso hermano, etc. siempre se encontrará enseñando mentira, pero estos necesariamente no lo saben. Puede que los falsos maestros sean ignorantes de la verdad, auto-engañados, o aún deshonestos. Pero a menos que alguno conozca su corazón (lo cual solo Dios conoce) o esté suficiente tiempo alrededor de estos como para juzgar sus vidas, no podemos probar que estos son deshonestos, auto-engañados o ignorantes.

Tenemos un buen ejemplo en 1 Juan 4, donde se demuestra esta realidad. En esta instancia Juan advierte que “muchos falsos profetas han salido por el mundo” (vs 1). Pero ¿como les enseña a los discípulos a discernir quienes son? Observemos que no les dice que examinemos sus corazones ni el que nos quedemos con los brazos cruzados a fin de juzgar sus frutos, mientras que miles ingieren el veneno. Juan nos rinde la contestación INSIRADA: “Probad los espíritus.”

¿Cómo entonces probamos los profetas? ¡Los probamos basado en lo que estos enseñan! ¿Confiesan lo que enseña la Sagrada Escritura? Si no lo hacen, son falsos profetas y falsos maestros. Tenemos que preguntarle a los falsos maestros preguntas acerca de lo que estos creen y enseñan. Estos hombres enseñaron mentiras, pero no siempre se pudo demostrar de que eran mentirosos, mucho menos de las otras veinte características que menciona Pedro. Juan dice que estos “hablan del mundo, y el mundo los oye.” (vs 5). Cuanto “humanismo” no nos traen estos en este foro. Aquellos que se oponen a los falsos profetas son aquellos que “oyen” las enseñanzas que Dios inspiró a los apóstoles (vs 6) y reciben el “testimonio” de lo que vieron estos y lo cual el Espíritu Santo les inspiró a testificar (vs 14). Por lo tanto, probamos al falso maestro al comparar sus enseñanzas a lo que enseña la Sagradas y Santas Escrituras “cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Tim. 3:5).

(Continuará ...)

En Cristo...
 
GRITAD -- DAME LA VERDAD

GRITAD -- DAME LA VERDAD

Pero, el llamar a alguien Falso Maestro es ofensivo:

Cuanto no desearía que fuese posible el estar en paz con todo hombre, pero todos sabemos que la amistad con el hombre es muy condicional. Pablo instruye a la Iglesia: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” (Rom. 12:18). Nota: “Si es possible…” Jesús es el Príncipe de Paz, sin embargo ofendió a los Fariseos (Mateo 15:12). No era posible el estar en paz con ellos y estar en paz con Dios. A menudo llamaba a los fariseos “hipócritas” (Mateo 23) y echó a los cambistas del templo a latigazos (Mateo 21:12). Mientras que es menester el estar muy al tanto de nuestra responsabilidad en el asunto (”en cuanto dependa de vosotros”), no podemos ser tímidos en “contender ardientemente por la fe” (Judas 3) y traer a los hombres a la convicción de sus pecados (Judas 22). Ninguno, ni aún un solo discípulo de Jesús que es sincero con el Señor que se dio por él, se goza de la controversia. Solamente los perversos de corazón anhelan una disputa sin mérito. Reconociendo que uno de los frutos del Espíritu es la paz (Gálatas 5:22) y que los Cristianos debemos de ser solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3), NINGUNO de nosotros, podemos seguir fieles a Dios mientras que existan los innecesarios esfuerzos y quejas los unos contra los otros en un espíritu carnal.

A pesar de lo tan cierto que es esto y lo tan admirable que es la paz entre los hermanos, no podemos evitar la realidad opuesta que es igualmente válida: NO ES POSIBLE QUE SACRIFIQUEMOS LA VERDAD a cuentas de la paz. ¿Será posible que amemos a los hermanos (1 Pedro 2:17) aunque no estemos en total acuerdo? Sí, y mil veces, sí. Pero el amor de Cristo SOBREPASA nuestro amor por los hermanos. Si verdaderamente amamos a nuestros hermanos, debemos de amarles lo suficiente como para decirles la verdad de su error. ¿Necesitamos ser amonestados de que el amor “ágape” (1 Corintios 13) es un ejercicio de dar a aquellos que amamos lo que necesitan? El amor no es una simple emoción que adorna o cubre el pecado mientras se mira de largo el pecado, el error y la injusticia. Eso es un amor fingido, es una paz fingida, donde Cristo no habita. El mismo apóstol Pablo enseñó que “el amor es sufrido, es benigno” y de igual manera enseñó que el VERDADERO amor “no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.” (1 Cor. 13:4, 6). Fue este mismo amor que llevó a Cristo a la Cruz del Calvario, no porque necesariamente nosotros éramos amorosos y pacificadores, sino porque nuestra necesidad era enorme y su amor no fingido mucho más mayor que todas nuestras debilidades. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8). El amor Divino que demostró nuestro Dios, nos impele, nos impulsa, a seguir su ejemplo (1 Pedro 2:21) y predicar la verdad, “como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15) cuando fuese necesario. Ante la Palabra de nuestro Dios, no podemos ser orgullosos, no podemos exaltarnos, de nada podemos gloriarnos. ¿Acaso Cristo no nos hizo parte de su Cuerpo porque cuando estábamos perdidos en el error El nos amó lo suficiente como para mostrarnos nuestro error? ¿Cómo es posible que nos volvamos atrás cuando la Palabra nos corrija, porque no nos gusta que nos lo digan?

” Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré…” (Lamentaciones 3:22-24).

GRITAD: DAME LA VERDAD DEL EVANGELIO

¡Hermanitos, lo que nosotros necesitamos es la verdad! Lamentablemente eso es algo que ningún falso maestro nos puede dar. Puede que estos sean hermanitos simples que se han desviado. Quizás sean tan honestos como Pablo y tan elocuentes como Apolos al enseñar sus errores. Quizás de puro corazón ellos aún “crean la mentira” que enseñan (2 Tesalonicenses 2:11), pero su fe en la mentira no la hace cierta. A favor de la salvación de las almas y de muchos que leen, debemos de ser encontrados en Cristo, enseñando la verdad y exponiendo públicamente el error. Esto es el dolor y el gozo de ser llamados hijos de Dios.

Así lo expuso un gran evangelista:

“Si eres mi amigo, si estás genuinamente preocupado por mi alma, dime la verdad. No me encomies. No alabes mis virtudes mientras silencias mis vicios. No temas que la verdad me ha de ofender. No tesores nuestra amistad y nuestras relaciones amistosas sobre mi Salvación. No pienses que al hacerte el que no ves mis pecados y faltas a fin de mostrar paciencia conmigo, demostrará tu caridad. Cualquiera sea mi reacción al respecto, cualquiera sea mi actitud contra ti una vez y lo hagas, DAME LA VERDAD. Porque la verdad y solamente la verdad, me puede hacer libre de las ataduras del pecado... fortaleceme en mi camino de rectitud y guíame al gozo del Cielo. Si estoy flaqueando, débil, tibio, indiferente, negligente; si he sucumbido en mi falta; si he dejado mi primer amor; si me he apartado a causa del error; o si no he hecho alguna de todas estas cosas, sino que solamente necesito ser edificado; DAME LA VERDAD.

En Cristo...