don evangelico recuperado o que??

Re: don evangelico recuperado o que??

Deneto ni siquiera se apega a su propio tema.

Hasta fines del siglo XIX (19), el Don de Lenguas era un don sobre el cual la iglesia tanto Católica Romana como la Protestante gozaba de unidad de pensamiento. Los Cristianos de todos los grupos en su gran mayoría consideraban el don de Lenguas como uno que había quedado atrás con la terminación del Canon Bíblico y la muerte de los Apóstoles. Pero a principios del siglo XX (20) un grupo de personas reclamó haber “recuperado” el don de lenguas que había sido descuidado por la iglesia desde los días de los Apóstoles.


porque los evangelicos usan otraves el don de lenguas? quiere decir eso que antes del siglo XX la organizacion evangelica estaba equivocada al no tenerlo?
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como explican que yo tengo algunos amigos ex evangelicos y me han dicho que eso no es ningun don sino que ellos se aprendieron las palabras y ya los señalaron de tener el don?

tengo una prima que apenas asiste y se aprendio las palabras de memoria y por decirlas ya la señalaron que recibio ese don?


por que algunos siempre repiten las mismas palabras?
 
Re: don evangelico recuperado o que??

El don de lenguas, vigente hasta hoy, como muy dices, no es sin embargo, una característica católica... sino más bien, toma su real expresión en las iglesias pentecostales, aunque no en todas...

Muchas iglesias pentecostales han caído en extravagancias y excesos especialmente en cuanto al don de lenguas... uno de ellos, precisamente el creer que quien no tiene el don de lenguas, es porque no ha sido bautizado con el Espíritu Santo. ... pero eso ya es otra cosa.... lo realmente importante es qué nos dice la Escritura de éste y otros dones...

Saludos
Estoy totalmente de acuerdo contigo Dagoberto.

El don de lenguas no es escusivo de ninguna denominacion. Yo no soy católico pero en un tiempo asistía a este grupo y tambien alli se manifestaba Dios. En mi iglesia tambien alguna personas han esperimentado este don de lenguas y han habido interpretes. Yo no soy ni católico ni pentecostal. Soy de otra denominacion protestante.

Bendiciones
 
Re: don evangelico recuperado o que??

El don de lenguas, vigente hasta hoy, como muy dices, no es sin embargo, una característica católica... sino más bien, toma su real expresión en las iglesias pentecostales, aunque no en todas...

Muchas iglesias pentecostales han caído en extravagancias y excesos especialmente en cuanto al don de lenguas... uno de ellos, precisamente el creer que quien no tiene el don de lenguas, es porque no ha sido bautizado con el Espíritu Santo. ... pero eso ya es otra cosa.... lo realmente importante es qué nos dice la Escritura de éste y otros dones...

Saludos
Estoy totalmente de acuerdo contigo Dagoberto.

El don de lenguas no es esclusivo de ninguna denominacion. Yo no soy católico pero en un tiempo asistía a este grupo y tambien alli se manifestaba Dios. En mi iglesia tambien alguna personas han esperimentado este don de lenguas y han habido interpretes. Yo no soy ni católico ni pentecostal. Soy de otra denominacion protestante.

Bendiciones
 
Re: don evangelico recuperado o que??

Hasta fines del siglo XIX (19), el Don de Lenguas era un don sobre el cual la iglesia tanto Católica Romana como la Protestante gozaba de unidad de pensamiento. Los Cristianos de todos los grupos en su gran mayoría consideraban el don de Lenguas como uno que había quedado atrás con la terminación del Canon Bíblico y la muerte de los Apóstoles. Pero a principios del siglo XX (20) un grupo de personas reclamó haber “recuperado” el don de lenguas que había sido descuidado por la iglesia desde los días de los Apóstoles.


porque los evangelicos usan otraves el don de lenguas? quiere decir eso que antes del siglo XX la organizacion evangelica estaba equivocada al no tenerlo?
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como explican que yo tengo algunos amigos ex evangelicos y me han dicho que eso no es ningun don sino que ellos se aprendieron las palabras y ya los señalaron de tener el don?

tengo una prima que apenas asiste y se aprendio las palabras de memoria y por decirlas ya la señalaron que recibio ese don?


por que algunos siempre repiten las mismas palabras?


¿A cuáles evangelicos te refieres? Sabías que existen las llamadas iglesias históricas y que la mayoría no cree en el hablar en lenguas, o eres ignorante en esto también.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

¿A cuáles evangelicos te refieres? Sabías que existen las llamadas iglesias históricas y que la mayoría no cree en el hablar en lenguas, o eres ignorante en esto también.



el foro se hizo para debatir o para ofender a las personas??
pues parece que para ti se hizo para ofender a los demas, si no tienes argumentos para responder mejor calla y no enfrentes a las personas.

si analizas tu pregunta, concluirias que parece tonta y que solo una pregunta tonta la hace ...

tu pregunta es tonta por que si sabes que algunas no la aceptan entonces por que vas a preguntar por esos que no lo aceptan, la pregunta logicamente seria para quienes si lo aceptan.

o no tienes argumentos y haces preguntas tontas o solo lo haces por que te dedicas a enfrentar a las personas y quisistes tratarme de ignorante pero el que termino de ignorante fue otro.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

el foro se hizo para debatir o para ofender a las personas??
pues parece que para ti se hizo para ofender a los demas, si no tienes argumentos para responder mejor calla y no enfrentes a las personas.

si analizas tu pregunta, concluirias que parece tonta y que solo una pregunta tonta la hace ...

tu pregunta es tonta por que si sabes que algunas no la aceptan entonces por que vas a preguntar por esos que no lo aceptan, la pregunta logicamente seria para quienes si lo aceptan.

o no tienes argumentos y haces preguntas tontas o solo lo haces por que te dedicas a enfrentar a las personas y quisistes tratarme de ignorante pero el que termino de ignorante fue otro.

Aplique sus palabras señor deneto.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

esto se lo he dicho ya en tres temas diferentes a usted y todavia no se comporta.
¿Cuando dejará de hacerse la víctima adventista y dejará de INSULTAR a los evangélicos?

Lea los aportes, ya le contestamos sus preguntas, pero le vale.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

Tu Preguntas:
porque los evangelicos usan otraves el don de lenguas? quiere decir eso que antes del siglo XX la organizacion evangelica estaba equivocada al no tenerlo?

como explican que yo tengo algunos amigos ex evangelicos y me han dicho que eso no es ningun don sino que ellos se aprendieron las palabras y ya los señalaron de tener el don?

tengo una prima que apenas asiste y se aprendio las palabras de memoria y por decirlas ya la señalaron que recibio ese don?


por que algunos siempre repiten las mismas palabras?]

SE TE RESPONDIO:
Hola GEORGE777
Mira este DENETO en el epigrafe del pastor Evangelico que adora a Maria pone varias afirmaciones que cuando le ocnfronte a que las DEMOSTRARA se salio por la tangente.
A mi NO me extraña que traiga aqui informacion FALSA.
Por principio de Cuentas como TU afirmas San agustin poseia el Don de Lenguas al que llamaba "Dulce murmullo del Espiritu"
San Juan de la Cruz escribio sobre el DESCANSO EN EL ESPIRITU, y asi podria seguir citando mas y mas, pero como dice el refran: "Con un boton basta"
Y asi como afirmas tambien fue notorio entre otros muchos grupos de Cristianos en especial por el lado de los Evangelicos los Quakeros, pero los Bautistas y Anabaptistas NO lo aceptaron y ya sabes como se las gastaban esos matando a cuanto Protestante no pensaba como ellos!!!

Porque no tienen el don jeje, y tus amigos ex-evangélicos seguramente nunca fueron salvos, porque la salvación no se pierde.

En la historia se ve claramente como el don de lenguas ha estado en diferentes cristianos sin importar la epoca, te mencione un caso (San Agustín) pero no te importo, Karolusin ya te mencionó más pero de seguro tampoco te van a importar, y el comenta sobre un grupo llamados Cuáqueros (que significa "tembladores") de 1650, como ves, cientos de años antes del Movimiento Pentecostal de 1906...

No hables en tu ignorancia.

Saludos.

FALSO Y ERONNEO COMPLETAMENTE!!! Hay muchos Santos (No es por presumir pero Católicos) jeje, que tuvieron este Don, entre ellos Figuran:

San Pacomio (siglo IV),
San Norberto (siglo XII),
San Antonio de Padua (siglo XIII),
San Vicente Ferrer (Siglo XIV), San Bernardino de Siena (siglo XV)
San Francisco Javierel gran misionero en el Oriente (siglo XVI)

Entre muchos más!!!!

P.D. Este gran Carisma que ayuda mucho en la oración y en un PRINCIPIo sirvio para ANUNCIAR el evangelio ha servido DESDE un Inicio d ela Iglesia hasta ahora después de estos 2000 años.

Cuando deneto empieze a utilizar terminos de:

Glosolalia
Ecolalia
Algarabias
Canto de Jubilo
Xenoglosia.

Y empiece a ver los Escritos de San Ignacio de Antioquia, San Irineo, San Justino, Tertuliano, Hipolito, San Basilio, San Agustin, San Juan Crisostomo del cristianismo primitivo.

Se pondra intersante esta platica sobre dicho carisma.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

Estimado chico

¿Serías tan amable de explicarme en qué el don de lenguas "ayuda mucho a la oración"?

Gracias

Claro qeu si hermano, con mucho gusto:

Dice la palabra:

Rom 8:26 Y de igual manera, también el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables,

Muchas veces cuando estamos orando no tenemos más que decir o siemplemnete "se nos van las palabras" y el Espiritu Annto mismo recurre para interceder por nosotros con gemidos inexplicables (Cosa que paa cuando se habl en lenguas) , hablando en lenguas interactuas directamente con Dios, ya que es solamente Tu y Dios y algo que nadie más puede entender más que Dios(al menos que sea un mensaje que Dios quiera dar a los demás).

Espero haberme explicado hermano.

Bendiciones!
 
Re: don evangelico recuperado o que??

el foro se hizo para debatir o para ofender a las personas??
Por lo que usted hace, para que se hizo para ofender. ¿O no es una ofensa el tema mismo? ¿No es una ofensa presentar como torpes a los evangélicos porque unos hablan en lenguas? ¿No es una ofensa meter a todos los evangélicos en el mismo paquete siendo que la mayoría no habla en lenguas ni cree en eso? Ah, perdón, esto último no es una ofensa, es IGNORANCIA.



pues parece que para ti se hizo para ofender a los demas, si no tienes argumentos para responder mejor calla y no enfrentes a las personas.
Lo que estoy haciendo es presentando mis argumentos al mejor estilo de deneto.



si analizas tu pregunta, concluirias que parece tonta y que solo una pregunta tonta la hace ...
deneto. Como las que hace cuando inicia este tema.



tu pregunta es tonta por que si sabes que algunas no la aceptan entonces por que vas a preguntar por esos que no lo aceptan, la pregunta logicamente seria para quienes si lo aceptan.
o no tienes argumentos y haces preguntas tontas o solo lo haces por que te dedicas a enfrentar a las personas y quisistes tratarme de ignorante pero el que termino de ignorante fue otro.
El problema no es la pregunta. El problema es el cacahuate, digo el cerebro del que la interpreta. ¿Si cuestionas a todos los evangélicos porque unos hablan en lenguas es razonable cuestionar a cuáles evangélicos se refiere, porque -obviamente- no todos creen en eso. Pero no te molestes en contestar porque yo se que no sabes la respuesta, porque eres un ig...
 
Re: don evangelico recuperado o que??

¿A cuáles evangelicos te refieres? Sabías que existen las llamadas iglesias históricas y que la mayoría no cree en el hablar en lenguas, o eres ignorante en esto también.

y todavia dices que el ignorante soy yo??

logicamente la pregunta esta dirigida a las iglesias evangelicas que aceptan el don
 
Re: don evangelico recuperado o que??

Equivocado, el don de lenguas siempre ha estado, y muchos cristianos antes de la Reforma lo tuvieron, San Agustín me parece que lo llegó a mencionar,
I-N-F-O-R-M-A-T-E

Que en tu iglesia no pase no significa que no exista jejeje :rock:

Tienes razon lo siguiente es de Wikipedia, pero solo pondre una parte:

La Promesa del Derramamiento del Espíritu Santo

Aproximadamente entre los años 835 y 805 a.C. la tierra de Judá fue azotada con una plaga de langostas que había destruido el pasto de los animales y el follaje de los árboles en tan solo unas pocas horas. Todas las cosechas se perdieron, el hambre y la sequía devastaron todo el país. El profeta Joel al ver este terrible periodo, dio la promesa del derramamiento del Espíritu Santo, que sería la restauración de todo lo quel el mal había destruido, describiéndolo de la siguiente manera:
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
Joel 2:28-32 Reina Valera 1960

La Revelación a Juan el Bautista [editar]

El libro de Juan, menciona un suceso en el cuál se le es revelada a Juan el Bautista, quién sería el que cumpliría la promesa de derramar el Espíritu Santo sobre los creyentes. El dice “El que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu (en forma de paloma) y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo”. Juan 1:33 Reina Valera 1960 Según Juan, la persona sobre la cuál el Espíritu descendió fue Jesucristo afirmándolo de igual forma Mateo en su versículo 3:11 donde dice que Juan el Bautista daba testimonio que el que venía detrás de él bautizaría con el Espíritu Santo y fuego.

Jesucristo y la Promesa del Padre [editar]

Después que resucitó Jesucristo mandó a sus apóstoles y discípulos a quedarse en Jerusalén hasta que sean investidos de poder de lo alto. (Lucas 24:49 Reina Valera 1960) De igual forma en Marcos 16:17, Jesús les dice a sus apóstoles que en su nombre echarían fuera demonios y que hablarían nuevas lenguas. En el libro de Hechos, el autor, Lucas, relata de una forma más específica el mandato que Jesús les había dicho a sus discípulos relatándolo de la siguiente forma:
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Hechos 1:8 Reina Valera 1960

En este mismo capítulo de Hechos, Jesús les comenta a sus seguidores que lo que Juan el Bautista había predicado con anterioridad por fin se cumpliría dentro de no muchas días a esto Jesús le llamo la Promesa del Padre.

El Derramamiento del Espíritu Santo [editar]

Diez días después que ascendió Jesús al cielo, llegó el día de Pentecostés, y ciento veinte personas aguardaban unánimes en el aposento alto la Promesa que Jesucristo les había hecho con anterioridad.
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Hechos 2:2-3 Reina Valera

Esto ocurrió aproximadamente a las nueve de la mañana y hubo testigos de diversas nacionalidades tales como medos, partos, africanos, egipcios, judíos, árabes que oian a los galileos hablar las maravillas de Dios. Sin embargo había muchos otros que pensaban que estaban embriagados. Después de este acontecimiento, el apóstol Pedro explica la profecía de Joel cumplida para la iglesia cristiana. Durante muchos años el derramamiento del Espíritu Santo había sido reservado exclusivamente para líderes espirituales y nacionales del Israel, pero en ese momento se le concedió “a toda carne”.

La Iglesia Cristiana del Nuevo Testamento [editar]
San Pedro hablando de Pentecostés

El Nuevo Testamento informa que la Iglesia del primer siglo creía en el Bautismo en el Espíritu Santo (Hechos 11:15-16,). También se puede leer que los dones del Espíritu en la Iglesia primitiva, incluyendo el hablar en lenguas, eran normales y conocidos. Los escritores cristianos del segundo siglo utilizaron la palabra griega χάρισμα o carisma, que significa "presente" o "regalo divino", para referirse a estos dones, es decir, la misma palabra que empleó el apóstol Pablo en sus nueve dones del Espíritu, en el cuál estaba incluido el hablar en lenguas (1 Corintios 12). De igual forma que los cristianos del primer siglo practicaban la imposición de manos para que ocurra la experiencia pentecostal en los creyentes (Hechos 8:14-17). A continuación se describen diversos sucesos realizados en las iglesias cristianas del Nuevo Testamento:

La Casa de Cornelio [editar]

En Hechos 10:46, se registra una iglesia cristiana pero no pentecostal hasta ese momento. En una visión que tuvo el apóstol Pedro en la azotea de una casa de Jope, Dios le reveló al apóstol que debía amar a sus semejantes a pesar de que no sean judíos, pues ante Dios no hay acepción de personas. Cornelio un centurión de la compañía La Italiana, envió por él para que viniera a Cesarea. Pedro aceptó ir a Cesarea por mandato de Dios, y llegó a casa de Cornelio. Cuando Pedro comenzó su discurso el Espíritu Santo cayó sobre los presentes y empezaron a hablar en lenguas, magnificando a Dios. Desde ese momento la iglesia de la casa de Cornelio, se consideró pentecostal.

La Iglesia en Éfeso [editar]

Cuando el apóstol Pablo llegó a Éfeso, se encontró con una situación muy comprometedora. Los cristianos de esa iglesia habían sido bautizados por el bautismo de Juan y ni siquiera sabían que existía el Espíritu Santo, entonces Pablo los bautizó según el mandato de Jesús y habiéndoles impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas y profetizaban. (Hechos 19:5 Reina Valera).

La Iglesia en Samaria [editar]

Pedro y Juan habían llegado hasta Samaria, donde había un grupo de cristianos bautizados en agua, pero que no habían sido bautizados con el Espíritu Santo. Por este motivo Pedro y Juan impusieron sus manos sobre ellos y Hechos 8:17 (Reina Valera) dice que recibieron el Espíritu Santo. Este es el único pasaje en Hechos donde no se menciona que los creyentes hayan hablado en nuevas lenguas y es de mucha discusión. Sin embargo muchos grupos pentecostales modernos, creen que si lo hicieron, pues Simón el mago, había querido comprar el don del Espíritu Santo por haber visto un gran prodigio, que muchos teólogos suponen, fue el don de lenguas manifestado en los samaritanos.

Antecedentes históricos [editar]

Antes de que el movimiento pentecostal moderno, ha habido muchos eventos con características pentecostales, sin todavia llamar a sí mismo "Pentecostal".

* Irineo de Lión 130-202 d.C.. “De igual manera nosotros oímos a muchos hermanos que poseen dones proféticos y que por medio del Espíritu hablan toda clase de idiomas y traen a luz para beneficio general las cosas ocultas de los hombres y declaran los misterios de Dios, a quienes también los apóstoles calificaron de espirituales.”[6]

* Tertuliano 160-220 d.C. Tertuliano mientras hablaba con Marción, declaró lo siguiente: "Que presenten profetas como los que han hablado, no por sentido humano, sino por el Espíritu de Dios como los que han predicho lo porvenir y han puesto de manifiesto los secretos del corazón, que presente un salmo, una visión, una oración, sólo que sea por el Espíritu en un éxtasis, es decir, en un rapto o transporte toda vez que una interpretación le ha ocurrido.” Al parecer Tertuliano describía parte de la vida común de la iglesia ortodoxa y recomendaba buscar el don del Espíritu Santo de profecía.[7]

* Pacomio 292-348 d.C. Pacomio, después de momentos especiales podía, bajo el poder del Espíritu hablar los idiomas griego y latín que jamás había aprendido.”[8]

* Agustín de Hipona 354-430 d.C. Agustín de Hipona mecionó: “Hacemos todavía lo que los apóstoles hicieron cuando impusieron las manos sobre los samaritanos, invocando sobre ellos el Espíritu Santo. Mediante la imposición de manos se espera que los creyentes hablen en nuevas lenguas.”[9]

Aunque no existen muchos registros o evidencias del derramamiento del Espíritu Santo durante la Edad Medía, algunos autores mencionan que los valdenses, albigenses, y los frailes mendicantes, hablaban en lenguas en la Europa Meridional.[10]

* Los Hugonotes 1559. Los hugonotes era el nombre dado a los calvinistas de Francia, algún de ellos tenían experiencias espirituales similares a las de las iglesias pentecostales de hoy en día, como ocorrió en Cevennes mientras la Guerra Camisard. A continuación una nota acerca de los hugonotes:

Respetando las manifestaciones físicas hay poca discrepancia entre los relatos de amigos y enemigos. Las personas afectadas eran hombres y mujeres, los ancianos y los jóvenes. Muchos eran niños y niñas de nueve o diez años de edad. Ellos emergieron del populacho, dijeron sus enemigos, de la gentuza ignorante y sin cultura; sin poder leer ni escribir, en su mayoría, y hablando la jerga de la provincia diariamente, que era lo único que podían utilizar para platicar. Tales personas caían hacia atrás repentinamente y, mientras permanecían tendidas en tierra, experimentaban contorsiones extrañas y aparentemente involuntarias; sus pechos parecían hincharse y sus estómagos inflarse. Al salir de tal condición, gradualmente volvían a ganar el poder del habla instantáneamente. Comenzaban a menudo con una voz interrumpida por sollozos y pronto derramaban un torrente de palabras, clamores de misericordia, llamados al arrepentimiento, exhortaciones a los espectadores para que cesaran de concurrir a las misas, amonestaciones a la iglesia de Roma y profecías relativas al juicio por venir. De la boca de los niños emergían textos de la Escritura y discursos en un francés muy bueno y fácil de entender, uno que nunca usaban mientras estaban conscientes. Cuando el trance terminaba, declaraban que no recordaban nada de lo ocurrido o de lo que habían dicho. En raras ocasiones recordaban impresiones vagas y generales, pero nada más. No había apariencia de engaño, ni indicación de que al pronunciar sus predicciones con relación a eventos futuros, tuvieran alguna idea de prudencia o duda tocante a la verdad de lo que habían predicho.
Los Hugonotes[11
 
Re: don evangelico recuperado o que??

y todavia dices que el ignorante soy yo??

logicamente la pregunta esta dirigida a las iglesias evangelicas que aceptan el don

Ah, bueno. Por fin entendiste. ¡Cómo te cuesta!

Debes tener más cuidado al abrir un tema, debes especificar porque si no después puedes tener malos entendidos.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

ELLEN CREIA EN EL DON DE LENGUAS.

DENETO LEE Y CALLA PARA SIEMPRE.

EXPERIENCIAS CARISMÁTICAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

Por Arturo L. White



“Vi que debemos esforzarnos en todo momento para librarnos de las experiencias religiosas excitantes e inútiles. Vi que hay gran peligro en dejar la Palabra de Dios y apoyarse y confiar en esas experiencias religiosas excitantes…

“Vi que la carga del mensaje ahora era la verdad. La Palabra de Dios debe ser seguida estrictamente y puesta en alto ante el pueblo de Dios. Y sería hermoso y encantador si el pueblo de Dios fuera llevado a una [posición] correcta, para ver las operaciones de Dios por medio de las experiencias religiosas de las visiones”. –Elena G. de White, Manuscrito 11, 1850.



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Reimpresión de doce artículos publicados en Review and Herald, 10, 17 y 24 de agosto, 1972; 15, 22 y 29 de marzo; y 2 y 9 de agosto, 1973.



PORQUÉ ESTA REIMPRESIÓN

En su mensaje ante los líderes de la Asociación General, leída en la sesión de 1893, Elena G. de White señaló la importancia de la historia sagrada. Ella dice, “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada" (Notas Biográficas, 216).

Los 12 artículos que aparecen en esta reimpresión, fueron escritos como resultado de una profunda convicción de parte de los líderes de la iglesia y del autor, de que los acontecimientos actuales en el mundo religioso –particularmente el movimiento neopentecostal o carismático- puede ser correctamente evaluados sólo a la luz de la Palabra de Dios y las lecciones de la historia sagrada antigua y moderna. Los artículos fueron escritos originalmente para Review and Herald, el periódico general de la iglesia de los Adventistas del Séptimo Día, y fueron publicados en tres grupos durante 1972 y 1973.

La primera en aparecer fue una serie de tres artículos titulada “La historia de Ralph Mackin”. Estos artículos fueron una guía interesante y útil para evaluar la glosolalia que caracteriza al movimiento carismático contemporáneo, porque el hablar en lenguas fue una característica de la experiencia de Mackin en 1908. Mucho se puede aprender al observar el modo en que Elena G. de White se relacionó con esta situación. Se fijó cuidadosamente la forma en que los Mackin relataban su historia, luego analizó las distintas fases de su experiencia. La visión que se le dio unos pocos días después de sus conversaciones con los Mackin y el consejo que escribió a esta pareja y que envió a las iglesias, están incluidos en los artículos de esta primera serie.

Luego siguió una serie de siete artículos sobre experiencias extáticas en la historia temprana de los Adventistas del Séptimo Día. Se revisan cuatro casos de hablar en lenguas, y se presta cuidadosa atención a las advertencias y a los consejos que sirvieron de guía en 1850, que marcó el curso de acción en relación a lo que Elena G. de White denominaba como “prácticas espirituales”. La serie concluye con consejos que establecen claramente el criterio por medio del cual se deben juzgar todas esas experiencias.

El tercer grupo fue una serie de dos artículos presentando dos vivencias notables en las cuales hubo profundas impresiones del Espíritu del Señor, pero que no fueron plenamente comprendidas o aceptadas, y etiquetadas por algunos como fanatismo. Esta serie incluye palabras de prevención contra el rechazo apresurado de la evidencia sensata de la obra del Espíritu de Dios.

Los líderes de la iglesia sintieron que todos los Adventistas del Séptimo Día debían disponer de los 12 artículos, para que a la luz de la historia denominacional puedan juzgar la validez de varios tipos de prácticas religiosas contemporáneas. Esta reimpresión ofrece estos materiales en forma conveniente y accesible para su amplia difusión.

Kenneth H. Word

Editor Review and Herald

Washington, D.C.



TABLA DE CONTENIDO

EXPERIENCIAS EXTÁTICAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

El hablar en lenguas en la historia temprana de los ASD, (Review and Herald, 15 de marzo de 1973).

Estudio bíblico versus experiencias extáticas, (Review and Herald, 22 de marzo, 1973).

Cara a cara con lo espúreo, (Review and Herald, 29 de marzo de 1973).

El don de lenguas en Portland, Maine, (Review and Herald, 5 de abril de 1973).

Curaciones milagrosas, (Review and Herald, 12 de bril de 1973).

Elena G. de White y el bautismo del Espíritu Santo, (Review and Herald, 19 de abril de 1973).

Criterios dados por Dios, (Review and Herald, 26 de abril de 1973).



LA HISTORIA DE RALPH MACKIN

La historia de Ralph Mackin, (Parte 1, Review and Herald, 10 de agosto de 1972).

La palabra, no sentimiento, (Parte 2, Review and Herald, 17 de agosto de 1972).

“Calculado para desviar”, (Parte 3, Review and Herald, 10 de agosto de 1972).

Cómo ingresaron los Mackin a la iglesia de San José



DOS IMPORTANTES REAVIVAMIENTOS RELIGIOSOS

Reavivamientos – el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 1, (Review and Herald, 2 de agosto de 1973).

Algo anduvo mal

Se suspenden las reuniones

Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 2, (Review and Herald, 9 de agosto de 1973).

¿Qué anduvo mal?

Tiempo de luz y tinieblas


Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas –1
EL HABLAR EN LENGUAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

Por Arturo L. White

[Inicio del documento]

Dominada por el Espíritu

Reacios para creer

Una experiencia poco después de su primera visión

Gritando alabanzas a Dios

Ralph habla en lenguas



Las experiencias extáticas no eran desconocidas entre los cristianos sinceros en las décadas de 1830 y 1840. Algunos de los que llegaron a ser más tarde nuestros antecesores espirituales estuvieron involucrados en ellas. Estas experiencias pueden describirse como: (1) postraciones físicas; (2) gritar loas a Dios; (3) hablar en lenguas desconocidas; (4) curaciones milagrosas. Al mirar hacia atrás desde nuestra posición actual, parece existir evidencia convincente de que algunas de esas experiencias fueron genuinas. También hay evidencias de que algunas fueron falsificadas o auto inducidas en los períodos de excitación. En esta serie de artículos se explorarán estas experiencias en su contexto histórico y se mostrará la relación que tuvo con ellas Elena G. de White. Mientras que Elena G. de White relata su primera experiencia en el Despertar Adventista antes de que le fueran dadas visiones, ella registra algunas ocasiones cuando se sintió postrada por la presencia abrumadora del Espíritu de Dios. Una de esas experiencias se cree que tuvo lugar en 1843:

Me incliné temblorosa durante las oraciones que se ofrecían. Después de que hubieron orado unos pocos, elevé mi voz en oración antes de que pudiera darme cuenta de ello… Alabé a Dios desde lo profundo de mi corazón. Todo me parecía ajeno excepto Jesús y su gloria, y perdí la conciencia de lo que estaba pasando a mi alrededor. El Espíritu de Dios descansó sobre mí con tal poder que fui incapaz de volver a casa esa noche. Cuando regresé, al día siguiente, se había producido un gran cambio en mi mente. Me parecía que difícilmente podía ser la misma persona que había dejado la casa de mi padre la tarde anterior. El siguiente pasaje estaba continuamente en mis pensamientos: “El Señor es mi pastor; nada me faltará”. Mi corazón estaba lleno de felicidad mientras repetía suavemente estas palabras.- Testimonies for the Church, vol. 1, p. 31.



Dominada por el Espíritu

[Inicio de esta sección]

Al relacionar otro incidente durante su temprana experiencia cristiana como una joven Millerita, relata cómo ella, junto con otros, era integrante de una reunión que se realizó unos seis meses después de la descrita anteriormente. El capítulo que presenta esta información se titula “Oposición de los hermanos formales”. Ella relata:

Por momentos el Espíritu del Señor descansaba sobre mí con tal poder que mi fuerza me era quitada. Esto era una prueba para algunos que habían salido de las iglesias formales… Muchos no podían creer que uno pudiera ser dominado por el Espíritu de Dios hasta perder toda la fuerza…

Fijamos reuniones de oración vespertinas en diferentes lugares de la ciudad para acomodar a todos los que deseaban asistir. La familia que había hecho mucho por promover la oposición hacia mí, asistió a una de ellas. En esa ocasión, mientras los que estaban reunidos oraban, el Espíritu del Señor descendió en la reunión, y uno de los miembros de esta familia quedó postrado como un muerto. Sus familiares comenzaron a llorar a su alrededor, frotando sus manos y aplicando restauradores. Finalmente consiguió juntar fuerzas para alabar a Dios, y calmó sus temores clamando triunfante en cuanto a la evidencia señalada de que el poder del Señor había descendido sobre él. El joven fue incapaz de regresar a su hogar esa noche. –Ibid., pp. 44, 45.



Reacios para creer

[Inicio de esta sección]

A la par que la familia involucrada aceptó esto como una manifestación del poder del Espíritu de Dios, no había todavía disposición para creer de que era el poder divino el que reposaba cada tanto sobre Elena, impidiéndole sostenerse por su fuerza natural y llenando su alma con la paz y al amor de Jesús. La consideraban como auto engañada e influenciada por sentimientos excitados. Esto dejaba muy perpleja a Elena, y fervientemente buscaba al Señor. Ella registra lo que sucedió algunos días después de esto:

Mientras estábamos inclinados ante el Señor, mi corazón fue elevado en oración y llenado con la paz que sólo Cristo puede dar. Mi alma se regocijaba en el amor del Salvador y la fuerza física me dejó. Con fe similar a la de un niño sólo pude decir: “El cielo es mi hogar, y Cristo mi Redentor”.

Uno de los miembros de la familia mencionada, en oposición con las manifestaciones del poder de Dios sobre mí, en esta ocasión declaró que creía que yo estaba bajo una excitación que él pensaba que era mi deber resistir, pero en lugar de hacerlo, decía que yo la alentaba como si fuera una marca del favor de Dios. Sus dudas y oposición no me afectaron en ese momento, porque me parecía que estaba escondida en el Señor y elevada por encima de toda influencia exterior. Pero no había dejado de hablar, cuando un hombre fuerte, un cristiano devoto y humilde, fue derribado ante sus ojos por el poder de Dios, y el cuarto se llenó con el Espíritu Santo.

Después de recuperarme, estaba muy feliz de dar mi testimonio por Jesús y de contar de su amor por mí…

El hermano que se había opuesto a mi, entonces se levantó y con lágrimas confesó que sus sentimientos respecto a mí habían sido todos incorrectos. Humildemente solicitó mi perdón, y dijo: “Hermana Elena, nunca más seré un estorbo en su camino. Dios me ha mostrado la frialdad y la dureza de mi corazón, que él ha quebrantado por la evidencia de su poder. He estado muy equivocado”… “Mi corazón está convencido de que he estado luchando contra el Espíritu Santo”. –Ibid., pp. 45-47.

En 1860, cuando presentó la historia de su vida en Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen 2, recordó lo sucedido en 1843 y escribió:

El Espíritu del Señor a menudo descansaba sobre mí en gran medida. Mi frágil cuerpo no podía soportar el peso de la gloria que mi mente comprendía y disfrutaba, y frecuentemente mi fuerza se iba. –Ibid., p. 29.


Una experiencia poco después de su primera visión

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En una visión que se le dio, probablemente al comienzo de 1845, y poco después de su primera visión, y que recibió en diciembre de 1844, ella declaró:

Una especie de bola de fuego me dio sobre el corazón, y caí desfallecida al suelo. Me pareció entonces hallarme en presencia de los ángeles. –Notas biográficas, p. 79.

Tales experiencias se repitieron una y otra vez. Y había momentos cuando otros, bajo la influencia del Espíritu de Dios, quedaban postrados. Al escribir sobre una experiencia que aconteció poco después de su matrimonio, en 1846, cuando ella estaba muy enferma y los vecinos habían pensado que moriría, dijo:

Se habían ofrecido muchas oraciones a Dios en mi favor, no obstante le agradaba al Señor probar nuestra fe. Después de que otros hubieron orado, el hermano Henry [Nichols] comenzó a orar y parecía muy agobiado, y con el poder de Dios descansando sobre él, se levantó de sus rodillas, cruzó el cuarto, y colocó sus manos sobre mi cabeza diciendo “Hermana Elena, Jesucristo te sana”, y cayó postrado por el poder de Dios. Yo creí que era la obra de Dios, y el dolor me abandonó. – Spiritual Gifts, vol. 2, p. 84.

Poco después de esto, el Sr. y la Sra. Ralph quedaron postrados:

El domingo estábamos en lo del hermano Ralph y nos dedicamos a orar pidiendo por las instrucciones especiales de Dios para saber qué hacer, si ir a Nueva York o quedarnos en Connecticut. El Espíritu vino y tuvimos una reunión poderosa. El hermano y la hermana Ralph quedaron postrados y permanecieron impotentes por un tiempo. –Carta 1, 1848.


Gritando alabanzas a Dios

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A principios de 1850, James Edson, de seis meses de edad y segundo hijo de Jaime y Elena White, estaba muy enfermo. A continuación aparece el relato como lo presenta Jaime White:

El bebé estaba enfermo y Elena lo ungió y oró por él. El poder descendió más y más, y todos gritamos y alabamos al Señor tanto como podíamos. En este estado de sentimientos entre nosotros, Elena fue arrebatada en visión. –Carta de Jaime White a Leonard Hastings, 10 de enero de 1850.

Más tarde, durante ese año, en una conferencia realizada en Paris, Maine, los creyentes manifestaron su gozo con fuertes alabanzas a Dios. Elena G. de White registra la experiencia en una carta escrita el 7 de noviembre:

Nuestra conferencia en Topas fue de profundo interés. Estuvieron presentes veintiocho; todos hicieron su parte en la reunión. El domingo, el poder de Dios vino sobre nosotros como un viento poderoso. Todos se pusieron de pie y alabaron a Dios en voz alta; fue semejante al momento cuando se puso el fundamento de la casa de Dios. La voz de llanto no podía distinguirse de los gritos. Fue un momento de triunfo; todos fueron fortalecidos y refrigerados. Nunca antes presencié un momento tan poderoso. –Carta 28, 1850.

Los registros, publicados y no publicados, en los años siguientes indican que, en ciertas ocasiones de especial derramamiento del Espíritu de Dios, los santos se unieron en exclamaciones de alabanza a Dios.

Hay en nuestra historia temprana cuatro registros de experiencias de hablar en lenguas. La primera ocurrió en 1847, aparentemente para conducir a un joven al ministerio. La segunda, en 1848, fue en relación a una cuestión doctrinal. La tercera, en 1849, dio orientación para un emprendimiento misionero; y la cuarta, en 1851, es un informe que describe el testimonio del Espíritu Santo mientras se manifestaba “la presencia y el poder de Dios”.

La segunda experiencia confirmó lo que más tarde se descubriría como una posición no bíblica, un error, la cual a su tiempo fue corregida mediante el estudio de la Biblia. En ese caso la glosolalia, que involucraba a personas de integridad cuestionable, se comprobó que no era confiable y que dio una orientación falsa. Pero, es también otra historia más.

Dos nombres figuran en forma destacada en las experiencias tempranas de hablar en lenguas: Ralph y Chamberlain. La primera experiencia, de la que se tengan registros, aparece en una declaración jurada firmada por los primeros creyentes de integridad incuestionable que eran bien conocidos como miembros fieles y que apoyaban a la iglesia.

“También podemos atestiguar la manifestación del don de lenguas. Ocurrió en una reunión en North Paris, Maine, creemos que en el año 1847 o 1848. Era una reunión general. El hermano y la hermana White estaban presentes, también los hermanos Ralph y Chamberlain, de Connecticut, y otros. Mientras se desarrollaba la reunión, el Espíritu de Dios se manifestó en una forma especial. El hermano Ralph habló en una lengua desconocida. Su mensaje fue dirigido al hermano J. N. Andrews: -que el Señor lo había llamado para la obra del ministerio evangélico, y que debía prepararse para ella. El hermano E. L. H. Chamberlain inmediatamente se puso de pie e interpretó lo que Ralph había dicho”. –Sra. S. Howland, Sra. Frances Howland Luna, Sra. Rebeckah Howland Winslow, N. N. Luna, Battle Creek, Michigan. (El documento se encuentra en el Patrimonio de Elena G. de White, archivo de documentos, DF 311.)

La tercera experiencia de hablar en lenguas, en 1849, tuvo que ver con un emprendimiento misionero personal. Hiram Edson relató su experiencia con S. W. Rhodes en la Present Truth [La verdad presente] (de diciembre de 1849) pocos días después del incidente.

S. W. Rhodes había trabajado diligentemente en el gran Despertar Adventista bajo el liderazgo de Guillermo Miller. Era un hombre de recursos, pero había dedicado sus recursos materiales a la difusión del mensaje. Cuando pasó el momento del esperado advenimiento de Cristo, Rhodes fue humillado. Se retiró del contacto con el público, recluyéndose en los bosques de la zona alta del Estado de Nueva York. Se sostenía a sí mismo cazando y pescando, con el añadido de una pequeña huerta. Hiram Edson estaba al tanto de sus expediciones y en dos ocasiones diferentes viajó a pie a su escondite e intentó persuadir a Rhodes para que se uniera a sus hermanos. Ambos intentos fueron infructuosos.

El 7 de noviembre de 1849, Edson comenzó su tercer intento de rescatar al hermano Rhodes. Después de caminar por 20 kilómetros se sintió constreñido a regresar después de recibir la impresión de que no era el momento aún. Mientras el pastor Edson consideraba este asunto como muy importante, asistió a una conferencia realizada en Centerport, Nueva York, un sábado y un domingo, 17 y 18 de noviembre de 1849. Allí se encontró con los hermanos Ralph y Belden de Connecticut, y con Jaime y Elena White de Maine. El informe relata que la reunión fue “un momento reconfortante”.

Al cierre de la conferencia Edson introdujo el caso de Rhodes a Ralph, y descubrió que ambos, él y Ralph fueron impresionados en forma individual de que tenían una tarea que hacer en conjunto. Aquella tarde, alrededor de seis personas se unieron en momentos de oración por el caso de Rhodes. El pastor Edson registra:

El hermano Ralph pidió al Señor, en secreto, que derramara su Espíritu sobre nosotros si era su voluntad que fuéramos a ver al hermano Rhodes.

El Espíritu fue derramado, y se asentó sobre nosotros, y así el lugar fue terrible y glorioso. Mientras le preguntaba al Señor si él había enviado a su siervo tan lejos para que fuera conmigo a rescatar al hermano Rhodes, en ese mismo momento el hermano Ralph interrumpió hablando en una nueva lengua, desconocida para todos nosotros. Luego vino la interpretación –“Sí, para ir contigo”. –Present Truth, diciembre de 1849, p. 35.

En ese momento era bien sabido por el grupo que ni Jaime ni Elena White tuvieron fe en el interés que se sentía por Rhodes; más aún Elena G. de White había sido clara con su advertencia a Ralph “de que estuviera seguro de tener una clara directiva del Señor”. Le dijo a él que ella pensaba que los pensamientos de Edson por Rhodes eran mera simpatía. Edson continúa:

A la mañana siguiente tuvimos una reunión de oración, y el Espíritu fue derramado abundantemente, y el Señor dio a la hermana White la siguiente visión, que era contraria a su opinión anterior y a sus pensamientos de que nosotros vayamos detrás del hermano Rhodes, hasta el momento en que el Espíritu la arrebató en visión. –Ibid.

En el relato, se dedica casi una columna entera para presentar la visión. Citamos unas pocas líneas:

Mientras estaba en visión, el ángel señaló a tierra, donde vi al hermano Rhodes en espesa oscuridad; pero todavía llevaba la imagen de Jesús. Vi que era la voluntad de Dios que los hermanos Edson y Ralph fueran a buscarlo… Vi que los hermanos Edson y Ralph deben hacerle creer que había esperanza, y misericordia para él, y sacarlo del lugar, entonces él regresaría al rebaño; y los ángeles lo asistirían en su peregrinaje. –Elena G. de White, en Present Truth, diciembre de 1849.

Poco después de la visión, los hermanos Edson y Ralph iniciaron su viaje para hallar a Rhodes. Lo encontraron trabajando en un campo al lado del río Black. Le dijeron que habían venido en el nombre del Señor, buscando que los acompañara una vez más, para que juntos pudieran entrar en el reino.


Ralph habla en lenguas

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Hubo otra vez el hablar en una nueva lengua. Hiram Edson, un testigo ocular, registra:

Dios desplegó su poder convincente, y el hermano Ralph habló en una lengua nueva, y dio la interpretación con poder y con la demostración del Espíritu Santo. –Ibid., p. 36.

En forma triunfante, Hiram Edson registra:

El hermano Rhodes consintió finalmente en venir con nosotros, y estuvo arreglando sus asuntos con el propósito de partir… El viernes 23 de noviembre, regresamos hasta donde vive el hermano Arnold, de Volney… Allí todos nos gozamos de ver al hermano Rhodes.

El interesante relato termina con estas palabras:

Permanece fiel en toda la verdad presente; y cordialmente le deseamos buena suerte mientras sale a alimentar el rebaño precioso y disperso de Jesús. –Ibid.

Con el registro del testigo visual de esta experiencia publicada en Present Truth, un periódico que ha sido leído ampliamente, hay un conocimiento general dentro y fuera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de esta experiencia de hablar en lenguas. Su autenticidad no se cuestiona. Si la “nueva lengua” hablada por el hermano Ralph era un lenguaje conocido no se nos ha revelado.

Un punto en relación con esta experiencia es de particular interés, y es la calma de Elena G. de White hacia la mnifestación. Incluso después de la demostración de la lengua desconocida, la Sra. White no estaba convencida de que la empresa para intentar rescatar al hermano Rhodes estuviera en la providencia de Dios y fuera justificada. No fue sino hasta que Dios le dio una visión directamente, que ella dio su aprobación para el esfuerzo de recuperar al hermano Rhodes. Éste llegó a ser un fuerte obrero en la causa de Dios, y al año siguiente, su nombre apareció en los encabezados de la Review and Herald como un miembro de la junta publicadora.

La cuarta experiencia de hablar en lenguas aconteció en Vermont en el verano de 1851, y se registra en la Review and Herald mediante una carta escrita a Jaime White por (la hermana) F. M. Shimper. Ella habla de la profunda experiencia de la iglesia de Bethel Este, Vermont, e informa que el Señor había enviado recientemente “y bendecido abundantemente las labores de su siervo, el hermano Holt, entre nosotros. Después de bautizar a seis de nosotros, nuestro querido hermano Morse fue apartado con imposición de manos, para la administración de la casa de Dios. El Espíritu Santo dio testimonio mediante el don de lenguas, y manifestaciones solemnes de la presencia y el poder de Dios. El lugar era terrible, aunque glorioso. Verdaderamente sentimos de que ‘nunca lo habíamos visto en esa forma’” (Review and Herald, 19 de agosto, 1851).

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas - 2


ESTUDIO BÍBLICO VERSUS EXPERIENCIAS EXTÁTICAS

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Visión concerniente a la dependencia en las experiencias extáticas

Se urge a un estudio bíblico más amplio

Satanás obra de muchas formas



De las cuatro experiencias registradas sobre hablar en lenguas en la historia temprana de los Adventistas del Séptimo Día, a las que se hace referencia en el artículo de la semana pasada, la segunda tiene que ver con el desarrollo doctrinal. El relato completo de la forma en la cual el Señor guió a su pueblo en una cuestión doctrinal merece un estudio detallado. Mientras lo hacemos, debemos recordar que el Señor sólo guía a su pueblo amante de la verdad tan rápido como ellos puedan seguir, sin debilitar su confianza en lo que parezca ser importante en su experiencia. Nunca guía a su pueblo en una forma que minimizaría la importancia del estudio bíblico.

Entre los primeros adventistas, José Bates fue el apóstol de la verdad del sábado. En agosto de 1846, publicó un panfleto de 48 páginas que trataba sobre el reposo del séptimo día.

Mediante un estudio cuidadoso de la evidencia irrefutable de la Escritura presentada en el panfleto, Jaime y Elena White aceptaron el reposo del séptimo día, uniéndose a un grupo de alrededor de 50 Adventistas Observadores del Sábado. Comenzaron a observar el sábado la tarde del viernes. No fue sino hasta seis o siete meses después que comenzaron a guardar el sábado que le fue dada una visión a Elena G. de White confirmando la verdad del sábado y llamando fuertemente su atención a su gran importancia. (Ver Primeros escritos, pp. 32-35.)

No obstante, aunque la evidencia escriturística indica claramente de que el sábado comienza en la tarde del viernes, la hora de la tarde no estaba clara para nuestros pioneros. José Bates, el viejo capitán de mar, al conocer los problemas de la fijación de un horario en diferentes partes del mundo, concluyó que en el asunto de la observancia del sábado debía seguirse “el tiempo ecuatorial”. Abogó por tanto, que el sábado debía comenzar a las seis de la tarde del viernes y concluir a las seis de la tarde del sábado. (Esto estaba en marcado contraste con la forma normal de delinear el comienzo y el fin del día a medianoche.) Mientras que había algunas diferencias de opinión entre los creyentes en cuanto a cuándo debía comenzar el sábado, prevaleció el horario de las seis.

En 1848, unos pocos Adventistas Observadores del Sábado en Maine, por la lectura de Mateo 28:1, “pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana”, adoptaron la postura de que el sábado comenzaba y terminaba a la puesta del sol. A Elena G. de White le fue dada una visión en la cual escuchó al ángel repitiendo Levíticos 23:32, “de tarde a tarde guardaréis vuestro descanso”. Esto marcó el punto en relación al error del momento de la puesta del sol.

Alrededor de este tiempo, en una reunión en Connecticut, mientras los adventistas estaban discutiendo el problema de cuándo comenzar el sábado, hubo una experiencia de hablar en lenguas. Jaime White escribió:

Hubo algo de división en cuanto al momento de comenzar el sábado. Algunos lo comenzaban a la puesta del sol. La mayoría, no obstante, a las 6 PM. Una semana antes del sábado hicimos de esto el tema de oración. El Espíritu Santo descendió, el hermano Chamberlain fue llenado con el poder. En ese estado gritó en una lengua desconocida. La interpretación que le siguió fue ésta: “Denme la tiza, denme la tiza”.

Bien, pensé yo, si no hay ninguna en la casa entonces dudaré de esto, pero en un momento un hermano apuntó a un buen pedazo de tiza. El hermano Chamberlain lo tomó y en el poder, dibujó una figura en el piso.

“Esto representa las palabras de Jesús, ‘¿No hay doce horas en el día?’ Esta figura representa el día o la mitad del día. La luz diurna dura la mitad cuando el sol está en el sur o está a la mitad de cada horizonte, a las 12 en punto. Ahora, deslícense seis horas a cada uno de los lados y tendrá las veinticuatro horas del día. La luz diurna se ha ido casi la mitad cuando el sol está al sur o a mitad de camino de cada horizonte, a las 12 en punto. En cualquier momento del año, el día termina a las 6:00 PM. Aquí es cuando el sábado comienza a las 6:00 PM. Satanás nos desviará de este tiempo. Pero apoyemos el sábado como Dios nos lo ha dado a nosotros y al hermano Bates”. –Carta de Jaime White a “Mi querido hermano”, 2 de julio de 1848, escrita desde Berlin, Connecticut.

Esta experiencia pesó entre los creyentes. Continuaron observando el comienzo del sábado a las seis en punto. Fue en esta situación general que Dios proveyó alguna orientación de mayor alcance para su pueblo.


Visión concerniente a la dependencia en las experiencias extáticas

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En diciembre de 1850, mientras estaba en Paris, Maine, asistiendo a una conferencia donde todos los presentes sentían una profunda necesidad por el derramamiento del Espíritu de Dios, se le dio una visión a Elena G. de White:

La noche pasada, estábamos unidos en la oración para que el Espíritu del Señor cayera sobre nosotros. Dios oyó nuestros clamores fervientes. Fui arrebatada en visión. Vi cuán grande y santo era Dios. El ángel dijo, “Camina cuidadosamente ante él, porque él es sublime y exaltado y las faldas de su gloria llenan el templo”. Vi que todo en el cielo estaba en perfecto orden… [El material que sigue no se lo transcribe por considerarse irrelevante para el tema que se está tratando.]

El ángel dijo, “Contempla y aprende cuán perfecto, cuán hermoso es el orden en el cielo; síguelo”…

Vi que las experiencias religiosas estaban en gran peligro de ser adulteradas, y que sus opiniones y conocimientos anteriores dominaban hasta cierto punto su experiencia religiosa, por lo tanto no se puede colocar una confianza implícita en estas experiencias. Pero si alguno quedó inconsciente a todo lo que estaba a su alrededor y estuviera en el estado en el que estuvo Pablo, si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no puede saberlo, y Dios se comunica con él mediante sus ángeles, entonces no habría peligro de error.

“Vi que debemos esforzarnos en todo momento para librarnos de las experiencias religiosas excitantes e inútiles. Vi que hay gran peligro en dejar la Palabra de Dios y apoyarse y confiar en esas experiencias religiosas excitantes. Vi que Dios se había movido por su Espíritu sobre un grupo en algunas de sus experiencias religiosas y sus impulsos; pero vi peligro hacia adelante…

“Vi que la carga del mensaje ahora era la verdad. La Palabra de Dios debe ser seguida estrictamente y puesta en alto ante el pueblo de Dios. Y sería hermoso y encantador si el pueblo de Dios fuera llevado a una [posición] correcta, para ver las operaciones de Dios por medio de las experiencias religiosas de las visiones”. –Manuscrito 11, 1850.

El párrafo que sigue reiteraba el efecto funesto de depender de las experiencias extáticas, especialmente cuando se investigaba en profundidad la doctrina:

Vi en nuestra reunión de asociación, que algunos dispusieron que en la obra, Dios debía dar experiencias religiosas, y que los rebeldes debían ser eliminados de la reunión. Entonces el honesto y concienzudo comenzó a temer. “Temo que seré eliminado”, y quitaban sus mentes de Jesús, y las colocaban en sí mismo y en otros, y la reunión los dejaba más abajo de lo que estaban cuando llegaron. Vi que debemos tratar de elevar nuestras mentes por encima del yo y hacer que descanse sobre Dios, el Alto y Sublime. –Ibid.

El significado de esta visión dada el 25 de diciembre de 1850, no puede ser sobrevaluado. Es un documento clave. Los creyentes estaban orando por un derramamiento del Espíritu Santo, posiblemente con la esperanza de alguna demostración física observable. Los registros de ese tiempo muestran un crecimiento de las experiencias extáticas.

Volviendo al punto, a ella se le mostró que en las experiencias extáticas (o ejercicios) había un grave peligro de adulteración, que se involucrara la opinión preconcebida del individuo “que gobernara en una medida sus experiencias”. Siendo éste el caso, no podía colocarse una confianza implícita en tales experiencias.

Pero había un medio de comunicación sobre el cual se podía depender firmemente, y ése era las visiones que Dios había dado a los profetas –así “no habría… ningún peligro o error”:

Se le mostraron los posibles efectos negativos de la excitación “inútil” y que había un grave peligro en dejar la Palabra de Dios y “confiar en las experiencias religiosas”. Se le mostró que había experiencias genuinas en las cuales había experiencias religiosas carismáticas, pero que habría peligro más adelante.

En esta visión, la Palabra de Dios fue exaltada. Cuando el pueblo de Dios se encuentra en un lugar difícil, él dará orientación e instrucción mediante las visiones.


Se urge a un estudio bíblico más amplio

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Probablemente la inquietud de parte de algunos miembros concernientes al momento de comenzar el sábado, y las reiteradas instrucciones mediante el don profético que los guiaba a la Biblia, llevó a Jaime White[*] en 1855, a solicitar con urgencia a J. N. Andrews, un joven ministro residente en Paris, Maine, que iniciara una cuidadosa investigación de la Escrituras para obtener evidencia de la Palabra de Dios en cuanto a cuándo comenzar el sábado. En el verano, después de varias semanas de cuidadosa investigación de las Escrituras, demostró con nueve textos en el Antiguo Testamento y dos textos en el Nuevo que el sábado comenzaba a la puesta de sol.

Las conclusiones de Andrews se leyeron en la conferencia de Battle Creek, en noviembre de 1855, y por la evidencia puesta de manifiesto de las Escrituras, los presentes aceptaron la responsabilidad de cambiar de la postura de las seis en punto a la de la puesta del sol como el momento de comenzar el sábado. Pero la decisión no fue enteramente unánime. José Bates, el miembro de más edad del grupo de pioneros y el apóstol de la verdad del sábado, se resistió. No estaba dispuesto a rendir sus puntos de vista bien establecidos. Y Elena G. de White razonó que, dado que había observado el sábado de esa forma por diez años, ¿por qué cambiar en ese momento? Se produjo una escisión.

No obstante, al final de la conferencia Elena G. de White recibió una visión en la cual se le mostró que el sábado comenzaba a la puesta del sol. Su conversación con el ángel en esta visión, es esclarecedora:

Vi que era así: “de tarde a tarde guardaréis tu reposo”. El ángel dijo: “Tomen la Palabra de Dios, léanla, compréndanla y no pueden errar. Lean cuidadosamente, y allí hallarán qué es, y cuándo es”. Le pregunte al ángel si el enojo de Dios había estado sobre su pueblo al comenzar el sábado cómo lo hicieron. Fui llevada hasta el primer sábado, y seguí al pueblo de Dios hasta este tiempo, pero no vi que el Señor estuviera disgustado, o con su enojo sobre ellos. Pregunté porque había sido así, que hasta este último día debíamos cambiar el momento de comenzar el sábado. El ángel dijo: “Deben comprender, pero no todavía, no todavía”. El ángel continuó: “Si viene la luz, y esa luz es puesta a un lado o rechazada, entonces llega la condenación y el enojo de Dios; pero antes de que venga la luz, no hay pecado, porque no hay luz que ellos puedan rechazar”. Vi que había en las mentes de algunos la idea de que el Señor había mostrado que el sábado comenzaba a las seis en punto, cuando yo sólo había visto que comenzaba a la “tarde”, y que se infirió que la tarde era a las seis. Vi que los siervos de Dios debían andar juntos, empujar juntos. – Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 116.

Se destacan dos puntos. Primero, los creyentes debían ir a la Palabra de Dios para su orientación en cuestiones doctrinales. Segundo, debían empujar juntos en unidad. En los años siguientes, Jaime White usó esta experiencia para ilustrar el lugar del don de profecía en la iglesia. El don no iba delante del estudio bíblico, pero tenía su lugar en preservar a la iglesia y en confirmar la verdad. La Biblia debía siempre ser sostenida como suprema, su autoridad no debía nunca subordinarse a los sentimientos o ejercicios extáticos.

No hay registro de que Elena G. de White haya dado un apoyo explícito o aprobación sobre estas experiencias extáticas con lenguas desconocidas, aunque fue una testigo ocular de tres de las cuatro. Probablemente guardó silencio mientras observaba con interés los eventos en el caso del hermano Rhodes. Incluso el que el hermano Rhodes hablara en lenguas no la convenció. Posteriormente se le mostró que el pensamiento y los sentimientos tienen una gran influencia sobre esas experiencias.

Al trazar los eventos que condujeron a la posición basada en la Biblia para el tiempo del comienzo del sábado, saltamos cinco años más adelante de la visión de 1850 que advertía del peligro que vendría cuando se confiara en las manifestaciones extáticas en forma desordenada. Otras visiones siguieron a esa revelación forzada que, un espíritu diferente al Espíritu Santo, pudo en gran medida afectar los sentimientos. En una visión de 1851, ella describió la experiencia de ciertas personas que, sin ellas saberlo, estaban bajo la influencia de “un espíritu profano”, y ella declaró que “el espíritu movió fuertemente los sentimientos, y a muchos de esos sentimientos, se los aprecia como sagrados, como [dirigidos por] el Espíritu Santo”. –Carta 2, 1851.


Satanás obra de muchas formas

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Vi que Satanás obraba de unas cuantas maneras mediante sus agentes. Actuaba por intermedio de ministros que habían rechazado la verdad y cedido a graves engaños para creer la mentira y ser condenados. Mientras predicaban y oraban, algunos caían postrados y desvalidos, no por el poder del Espíritu Santo, sino por el de Satanás infundido en esos agentes, y por su intermedio en la gente. –Primeros escritos, pp. 43-44 (1849).

En años posteriores, Elena G. de White advirtió sobre el engaño de experiencias extáticas:

Cuandoquiera y doquiera obra el Señor dando una bendición genuina, también se revela una falsificación a fin de dejar sin efecto la verdadera obra de Dios. Por lo tanto, necesitamos ser extremadamente cuidadosos y caminar humildemente delante de Dios, a fin de que tengamos el colirio espiritual que nos permita distinguir la operación del Espíritu Santo de Dios de la operación de aquel espíritu que produciría licencia desenfrenada y fanatismo. "Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 20). Los que realmente contemplan a Cristo, serán transformados a su imagen precisamente por el Espíritu del Señor y crecerán hasta la estatura plena de hombres y mujeres en Cristo Jesús. El Espíritu Santo de Dios inspirará a los hombres con amor y pureza, y en sus caracteres se manifestará refinamiento. –Mensajes selectos, tomo 1, p. 142.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 3
CARA A CARA CON LO ESPÚREO

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La experiencia de Wisconsin

Luchas con la duda



Los encuentros cara a cara con las experiencias extáticas falsas tuvieron una fuerte influencia modeladora sobre nuestros predecesores. El pastor Loghborough registró un incidente que ocurrió durante la primera visita de los White a Michigan en 1853.

Con el pastor Loughorough tuvieron que realizar reuniones en cuatro o cinco lugares tales como Tyrone, Jackson, Bedford, Battle Creek y Vergennes, donde había grupos de creyentes. En una visión después de llegar a Michigan, a Elena G. de White se le mostraron ciertas personas y ciertos grupos que encontraría en su itinerario. Cuando ella terminó de escribir esto, le pidió al pastor Loughborough que le hiciera una copia para ella.

La copia del material hizo una profunda impresión en la mente del pastor Loughborough. Leyó acerca de una mujer que ejercía una influencia considerable en su comunidad entre los Adventistas Observadores del Sábado, pero que era una impostora, y que cuando fuera censurada, se pararía y diría, “Dios-conoce-mi-corazón”.

Al llegar a Vergennes unos días después, Elena G. de White reconoció que era el lugar en que encontraría a la impostora. También reconoció a los creyentes mientras llegaban en sus carruajes para los servicios del sábado de mañana. Señaló, a los que estaban cerca de ella, que quienes venían en el primer carruaje no simpatizaban con la mujer, mientras que otro grupo si, y otro grupo más estaba dividido, y así prosiguió. Mientras Jaime White estaba hablando, una mujer de autoridad impresionante ingresó con dos hombres. Los dos hombres caminaron hasta el frente, y la mujer se sentó cerca de la puerta. Después de la charla de su esposo, le tocó el turno a Elena G. de White.

Inició su exposición exhortando a los ministros a que sean cuidadosos y que dejen que la obra de Dios se empañe. Dijo que Dios no podía solicitar que una mujer viaje por el país con otro hombre que no sea su marido. Finalmente dijo (según informa el pastor Loughborough):

La mujer que se acaba de sentar cerca de la puerta dice que Dios la ha llamado a predicar. Viaja con este hombre joven que se acaba de sentar en frente del púlpito, mientras que este hombre de edad, su esposo —Dios tenga compasión de él!- se esfuerza en el hogar para obtener los medios que ellos usan para llevar adelante su obra inicua. Ella profesa ser muy santa –estar santificada. Con todas sus pretensiones y charlas sobre santidad, Dios me ha mostrado que ella y este joven han violado el séptimo mandamiento. –Review and Herald, 6 de mayo de 1884.

Todos se dieron vuelta para ver a la mujer, queriendo saber qué respuesta daría. Después de un minuto se levantó, y con una expresión muy de beata, dijo “Dios-conoce-mi-corazón”. Esas fueron las palabras exactas que, unas dos semanas antes, ella había predicho que sería su respuesta.

Durante las horas del mediodía, en el hogar, donde los White y el pastor Loughborough estaban hospedados, se le dio otra visión a la Sra. White. Al salir de la visión, les relató más de lo que el Señor le había mostrado respecto de la mujer en quien se había centrado su atención:

Esta mujer profesa hablar en lenguas, [dijo Elena G. de White] pero está engañada. Ella no habla el idioma que dice hablar. De hecho, no habla ningún idioma. Si todas las naciones de la tierra estuvieran juntas y la oyeran hablar, ninguna de ellas sabría lo que dice; porque simplemente expresa un montón de habladuría incoherente, sin sentido. –Ibid., 10 de junio de 1884.

Imagine la sorpresa del pastor Loughborough, cuando al regresar al lugar de reunión, encontró a esta mujer hablando en lo que ella decía que era la lengua de una tribu india Garlic de las cercanías. Decía que el Señor la estaba enviando como misionera a ese lugar.

Lo que Loughborough escucho fue: “kene keni, kene keno, kene kene”, etcétera (Ibid.).

En una reunión que esta mujer realizó al día siguiente, habló sobre el tema de la santidad, y durante su charla comenzó nuevamente a hablar en lengua desconocida. Un indígena que había sido invitado para escucharla hablar su lengua se puso de pie y declaró: “¡Muy mal indio es eso! ¡Muy mal indio es eso!”. Cuando se le preguntó qué había dicho la mujer, respondió: “Nada; no habló en lengua india”.

Unos pocos días después, en la presencia de un intérprete indio que conocía 17 lenguas, habló y oró en su habladuría incoherente, y él declaró que ella no había pronunciado ni una palabra en lengua india. La influencia de la mujer duró poco, no sólo por esta experiencia, sino porque se supo que el hombre con el que viajaba y vivía no era su marido. Esto lo confesó en otro momento.


La experiencia de Wisconsin

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La segunda experiencia que involucró experiencias extáticas espurias, se desarrolló en la zona central de Wisconsin entre 1860 y 1861. Estaban involucrados T. M. Steward y su esposa, los primeros creyentes de ese estado, que habían llegado a tener alguna posición de autoridad, y la familia de Salomón Wellcome.

La familia Wellcome, Adventistas del primer día de Maine, se habían establecido en Wisconsin a fines de la década de 1840. A mitad de la década de 1850, dos de los hijos aceptaron la verdad del sábado y comenzaron a predicar sus nuevas convicciones. Salomón Wellcome pronto se hizo conocido de T. M. Steward. Desde el comienzo fue claro que Wellcome tenía visiones falsas respecto a la santificación:

Me fue mostrado que el pastor K [Salomón Wellcome] se hallaba en terreno peligroso. No está unido con el tercer ángel… Conservó una teoría metodista de la santificación y la recalca, dándole suma importancia. Considera de poca consecuencia las verdades sagradas aplicables a este tiempo… Satanás dominó su mente y ocasionó graves daños a la causa de la verdad en el norte de Wisconsin. –Testimonies for the Church, vol. 1, p. 335 (Ver Joyas de los testimonios, vol. 1, 110-111).

Precisamente qué estaba involucrado en esta santificación falsa, Elena G. de White no lo revela. Hay un registro histórico interesante que describe las experiencias religiosas que tuvieron lugar en una iglesia Metodista en el área por ese tiempo:

Alguien aquí comenzó a suspirar, ahora había una “¡Ah!”, un “¡Oh, oh!” que exhalaban muchos pechos. Cada vez eran más numerosos y fuertes estos “¡Ah!” y “¡Oh!” hasta que finalmente toda quietud y orden parecía quebrarse. Tendría que haber tenido al menos 30 ojos y oídos para poder ver todas estas gesticulaciones y oír todos estos píos gemidos… Una mujer rompió el sobrero que tenía sobre la cabeza, lo arrojó lejos y arrugaba su cabello… Por allá otra mujer miraba fijamente hacia arriba, se apretaba con los brazos el pecho como si no hubiera allí nada menos que emociones espirituales y expresaba las palabras: “Ven, mi Jesús; ven mi querido Jesús, mi amado”, etc. Aquí y allá, una y otra vez, alguien sólo pronunciaba la sílaba “¡Ji! ¡Ji!” saltando de su asiento cada vez como si una avispa le hubiera picado… Alguno avanzaba corriendo y caía al piso y varios danzaban a su alrededor como si estuvieran poseídos y clamaban: “¡El Espíritu lo ha vencido! ¡Ha recibido el Espíritu Santo!”, etc. –Wisconsin Magazine of History, junio de 1942, pp. 463-465.[†]

Después de conocer del creciente espíritu de fanatismo en Wisconsin, Jaime White dejó a su esposa con su hijo recién nacido, Juan Heriberto, en Battle Creek para visitar Mauston y otros grupos de iglesia. No fue bien recibido; el registro de sus dudas sobre el futuro de la iglesia en Wisconsin, es significativo:

Pensamos que es nuestro deber decir algo de lo que parece ser la obra allí, y que algunos denominan “La reforma”, pero que para nosotros se asemeja más a una deforma…

Mientras estábamos predicando, una hermana quebró el momento con gritos de oposición, así que esperamos un tiempo a que ella se calmara. Terminamos el sermón con dificultad…

Esta reforma, como se la llama, ha pasado por varios grados. Se dice que uno o más tienen el espíritu de profecía, y que han visto cosas de profundo interés. Por ejemplo, que el cuerpo de los Observadores del Sábado que sostienen la REVIEW han sido marcados como sigue: “Advenimiento”, “Babilonia”, “Caído”, “Organización”. Esto es muy significativo como para agregar más comentarios. Incluso que los escritos de la hermana White, excepto el primer folleto, estaban todos equivocados… Dejamos a estos queridos y equivocados amigos con nuestro pesar y nuestras oraciones. –Review and Herald, 13 de noviembre de 1860.

Al principio, Steward y sus compañeros más cercanos respondieron sólo parcialmente a los razonamientos y llamados de Jaime White. Pero no pasó mucho tiempo cuando se hizo claro que lo que se había atribuido originalmente a Dios se originaba en el gran adversario. The Review and Herald del 22 de enero de 1861, (página#?) contenía una declaración titulada “A Delusion Confessed” [Confesión de un engaño”, escrita por T. M. Steward:

A todos los queridos santos dispersos: Como mis corresponsales me han hecho a menudo la pregunta, “¿Cuál es la naturaleza de la obra en Mauston?” Me gustaría darles ahora mis apreciaciones sobre el tema. Además siento que es mi deber hacerlo. Pienso que estoy plenamente preparado para ello; y mi oración es que el Señor nos salve de todos los engaños de Satanás en estos últimos días.

Ustedes están bien al tanto de que la obra recién había comenzado cuando el hermano White estuvo aquí, y por lo tanto, yo no me había decidido. Les rogué que me dejaran sólo hasta que hubiera investigado el tema satisfactoriamente. Tenía razones para dudar, pero deseaba hacer un estudio cabal.

La razón por la que defendía el asunto, no era porque estaba establecido allí, sino porque no podía ver nada pisoteado en relación con los sentimientos. Por tanto lo observé con intensa ansiedad. Por momentos detecté errores, pero luego se me respondía con, “todo será cada vez más claro”, lo que me hacía buscar demostraciones más claras.




Luchas con la duda

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Por momento expresaba dudas y la respuesta llegaba: “No dudes”. Así que debía abandonarla por un tiempo. Entonces trataba de razonar con ellos y aconsejarlos que dejaran que el juicio primara. Pero entonces se me mostraba que estaba bajo una prueba horrible o bajo una tentación. Así que finalmente pensé que dejaría que se desarrollara por sí mismo.

Entonces Steward analizó con aquellos que estaban involucrados en estas experiencias, las visiones que ellos decían haber tenido, y cómo estas visiones parecían estar en armonía con el mensaje:

Teníamos, según suponíamos, muchos de los dones. Pero no estaba satisfecho con el desarrollo de estos dones. Pero en la noche del 2 de enero, mientras estaba en Portage, comenzó a desarrollarse una nueva situación, y todos los que estaban juntos y bajo su influencia perdieron completamente el control de sí mismos (o se dejaron controlar por un poder invisible), y las escenas que siguieron no puedo describirlas. Estuve fuera en las reuniones que se tuvieron en Cascade, después de partir el día anterior.

Estas escenas comenzaron en lo del hermano Billings, donde estaba presente mi esposa, la hermana Kelley y el hermano y la hermana Billings. Estas escenas continuaron hasta la tarde después del sábado, cuando se convencieron de que eran un engaño. Y ahora estamos unánimes al decir que la obra es del enemigo. La denunciamos completa y libremente. Amo las verdades del mensaje del tercer ángel como nunca, e intento proclamarlas al mundo.

¡Hermanos, cuídense de los poderosos engaños de estos días finales! Este resumen les dará a ustedes nuestro punto de vista sobre la naturaleza del asunto. –Ibid.

Cuando Jaime White recibió este informe, estaba complacido de que el fanatismo hubiera sido quebrantado, o al menos eso parecía, y continuó la confesión con sus propias observaciones:

Observaciones: No es poca cosa caer bajo los fuertes engaños de Satanás, especialmente cuando las personas han practicado el control de la mente y del cuerpo, que ellos atribuyen al poder del Espíritu Santo. Los tales pierden el equilibrio. Pierden su discernimiento en las cosas espirituales, el cual raramente recuperan alguna vez. Durante los últimos quince años hemos observado el curso de los tales, y en ninguna situación los hemos visto intentar un curso de acción tal que ejerza una buena influencia, a menos que hayan elegido un lugar humilde en la iglesia, confiando más en el juicio de aquellos que habían tenido una buena experiencia, que en el propio.

Dios no deja a su pueblo bajo el poder engañoso de Satanás por nada. Hay una causa. Esa causa debe buscarse con profundos sentimientos de humillación, sino sigue un segundo engaño peor que el primero. El gran objetivo de Satanás en este engaño en el norte de Wisconsin, ha sido sin duda llevar el tema de la perpetuidad de los dones espirituales a la desgracia y la duda. Generalmente un extremo sigue a otro. Y nos sorprenderá mucho si no encontramos a aquellos que han estado bajo el espíritu del error y el fanatismo, abandonando el tema de los dones espirituales por completo, el cual sería un error más fatal que el primero. –Ibíd.

Aunque el fanatismo fue quebrantado, la iglesia sufrió por varios años. Los Steward, a quienes les llevó un tiempo recuperarse por completo, eventualmente llegaron a ser de nuevo obreros confiables. Su hija María sirvió por muchos años como una correctora de pruebas en la Review and Herald y por varios años como una de las secretarias de la Sra. White.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 4
EL DON DE LENGUAS EN PORTLAND, MAINE

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El caso Ralph Mackin

La tercera experiencia de los primeros años y uno de los comentarios de Elena G. de White de considerable extensión, tuvo lugar en Pórtland, Maine, entre los años 1864 y 1865. Parecía que Pórtland, el lugar donde se le dio la primera visión a Elena G. de White, llegó a ser un lugar especialmente atacado por el enemigo. Por años la obra se debilitó por los elementos fanáticos. Uno de éstos a mediados de la década de 1860, fue dirigido por un tal S. C. Hancock, quien fuera un Observador del Sábado profundamente sumergido en las experiencias extáticas, particularmente la de hablar en lenguas. La Review and Herald del 14 de Marzo de 1865, contenía una breve noticia de una Sra. D. A. Parker de Pórtland, Maine, en la cual describía su experiencia. Ella retrocedía a 1854 y a un movimiento de fijación de fechas. Fue en ese momento que ella oyó de la doctrina del advenimiento, y, según dice, “aceptó gozosamente el punto de vista de que Jesús volvería en el otoño de 1854”. Pero este movimiento que fijaba fechas probó ser poco confiable y falso. La Sra. Parker relata la historia:

En ese tiempo se levantó un grupo que decía que tenía la luz verdadera sobre la cuestión de “se levantaron y arreglaron sus lámparas”, “la lluvia tardía” y “la restauración de los dones en la iglesia”. Busqué en las Escrituras y hallé que los dones eran para la iglesia, y, creyendo que éramos el pueblo de Dios, participé por completo con este movimiento y recibí por un tiempo breve lo que entonces creía que era realmente “el don de lenguas”. Seguí sinceramente en este camino hasta que hace unos seis meses, cuando mi mente comenzó a dudar de su autenticidad, porque había cosas que me parecían a veces extrañas. Oía algunas cosas en “lenguas” en las cuales no tenía confianza, y después de ver los resultados, era aún más sacudida en mi posición.

En nuestra conferencia en Pórtland, hace unos tres meses, llegué a sentir completo disgusto con nuestra postura…

Me refiero específicamente a algunas prácticas: hablar en lenguas, danzar en el Espíritu y nadar en el Espíritu. Con el hablar en lenguas simpatizaba completamente, pero no con danzar y nadar, que eran prácticas peculiares del pastor Hancock.

Podría hablar más, pero que esto sea suficiente. Ahora puedo decir que estoy agradecida de que mis ojos han sido abiertos para ver estos engaños con los que había simpatizado en parte desde 1854; porque participaba de los mismos puntos de vista y espíritu de aquellos con quienes andaba. –pp. 116, 117.

Ahora, con este trasfondo, volvamos a Testimonies for the Church, volumen 1, y oigamos de Elena G. de White cuando comenta sobre esta experiencia en Pórtland, Maine:

Algunas de esas personas tienen manifestaciones de lo que llaman dones, y dicen que el Señor las ha colocado en la iglesia. Hablan en una jerigonza incomprensible que llaman la lengua desconocida, y que lo es no sólo para el hombre, sino para el Señor y todo el cielo. Estos dones son fabricados por hombres y mujeres ayudados por el gran engañador. El fanatismo, la falsa agitación, el falso hablar en lenguas y los servicios ruidosos han sido considerados dones que Dios ha colocado en la iglesia. Algunos han sido engañados. El fruto de todo esto no ha sido bueno. "Por sus frutos los conoceréis." (Mat 7:16.) El fanatismo y el ruido han sido considerados como evidencias especiales de la fe.

Algunos no se quedan satisfechos con una reunión a menos que sientan cierto poder y momentos felices. Trabajan para esto y despiertan sentimientos de excitación. Pero la influencia de tales reuniones no es benéfica. Una vez desaparecida la sensación fugaz de felicidad, descienden más bajo que antes de la reunión, porque su felicidad no proviene de la debida fuente. Las reuniones más provechosas para el progreso espiritual son aquellas que se caracterizan por la solemnidad y el escudriñamiento profundo del corazón; en las cuales cada uno procura conocerse a sí mismo y con fervor y profunda humildad se esfuerza por aprender de Cristo. . . .

De acuerdo con la luz que Dios me ha dado, habrá todavía un gran grupo que surgirá en el este que consistentemente obedezca la verdad. Aquellos que sigan en el curso desviado que han elegido serán dejados para que adopten errores que hará que finalmente queden trastornados; pero serán por un tiempo piedras de tropiezo para aquellos que reciban la verdad. Los ministros que trabajen con la palabra y la doctrina deben ser obreros cabales, y deben presentar la verdad en su pureza, incluso con simplicidad. Deben alimentar al rebaño con pasturas limpias, aventadas cuidadosamente.

Hay estrellas extraviadas que profesan ser ministros enviados de Dios que están predicando el sábado de lugar en lugar, pero que tienen la verdad mezclada con el error y que están arrojando su mezcla de puntos de vista discordantes al pueblo. Satanás los ha introducido para disgustar a los no creyentes inteligentes y sensibles. Algunos de estos tienen mucho que decir sobre los dones y están a menudo especialmente prácticos en los ejercicios. Se entregan a sí mismos a la práctica de sentimientos descontrolados y excitantes y hacen sonidos ininteligibles que llaman el don de lenguas, y cierta clase parece estar encantada con estas manifestaciones extrañas. Un espíritu extraño gobierna junto con este grupo, el cual derribará y atropellará a cualquiera que los censure.

El Espíritu de Dios no está en esa obra y no atiende a tales obreros. Ellos poseen otro espíritu. Todavía, tales predicadores tienen éxito entre ciertos grupos. Pero esto aumentará grandemente el trabajo de aquellos siervos que Dios enviará, que están calificados para presentar ante el pueblo el sábado y los dones en su luz real, y cuya influencia y ejemplo son dignos de imitar. –Ibíd., pp. 412-414 (énfasis añadido).

Y luego, Elena G. de White comenta:

Algunos se regocijan de que tienen los dones que otros no tienen. Dios quiera librar a su pueblo de tales dones. –Ibíd., pp. 418, 419.

Y pregunta, ¿el pueblo implicado que practica estos dones “se unen en la fe por el ejercicio de estos dones? ¿Y convencen acaso al incrédulo de que Dios está en verdad con ellos?”

Y sus últimas observaciones son significativas:

Cuando estos seres discordantes, que sostienen sus diferentes opiniones, se reúnen y manifiestan considerable excitación y se expresan en lengua desconocida, dejan brillar de tal manera su luz que los incrédulos dirían: "Esta gente no es cuerda; está arrebatada por una falsa excitación, y sabemos que no tiene la verdad." Los tales estorban directamente el camino de los pecadores; su influencia tiende a impedir a otros que acepten el sábado. Los tales serán recompensados según sus obras. ¡Ojalá que se reformen o renuncien al sábado! En tal caso no estorbarían el camino de los incrédulos. –Ibid., p. 419; Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 168.

Con este firme consejo dado por Elena G. de White, basado en las visiones que Dios le dio, los elementos fanáticos entre los Observadores del Sábado en Pórtland, Maine, pronto se apagaron. No es de maravillarse que, cuando ella se encontró cara a cara con las experiencias extáticas en los años siguientes, las tratara con cautela, cuidadosamente, tratando de discernir los elementos que estaban verdaderamente involucrados.


El caso Ralph Mackin

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Lo que se relata a continuación, fue lo que Elena G. de White hizo cuando, en 1908, el Sr. Ralph Mackin y su esposa, la llamaron para que les dijera si su experiencia de hablar en lenguas y cantar en el espíritu eran de origen divino. Fue en relación con esto que Ralph Mackin presionó para que Elena G. de White le diera una respuesta a la pregunta de si era apropiado buscar y esperar algunas demostraciones físicas en relación con la obra del derramamiento del Espíritu de Dios. Se citan su pregunta y su declaración y la respuesta de Elena G. de White:

R. Mackin: En relación con la recepción del poder de lo alto, hay una pregunta que me parece tan pertinente ahora como en los días de los apóstoles: ¿Cuál es la evidencia? Si lo recibimos, ¿no tendrá los mismos efectos fisiológicos sobre nosotros que tuvo en aquel tiempo? Puede esperarse que hablemos como el Espíritu nos dé capacidad de hacerlo.

Elena G. de White: En lo futuro tendremos muestras especiales de la influencia del Espíritu de Dios, especialmente en ocasiones cuando nuestros enemigos sean más poderosos contra nosotros. Vendrá el tiempo cuando veremos algunas cosas extrañas; pero precisamente de qué manera si similares a algunas de las experiencias de los discípulos después de recibir el Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo*, no puedo decirlo. –Manuscrito 115, 1908, publicado en Review and Herald, 17 de agosto de 1972; Mensajes selectos, vol. 3, pp. 421, 422.

Poco tiempo después de esto, se le mostró en visión que la experiencia de Mackin era falsa.

Es interesante observar que Elena G. de White, con tantas visiones que se le dieron a lo largo de los años, y teniendo que enfrentar muchas experiencias, se sintió incapaz de declarar en forma inequívoca de que habría una experiencia extática, tal como hablar en lenguas desconocidas, en relación con el derramamiento del Espíritu de Dios. De hecho, en ningún momento relacionó las evidencias del derramamiento del Espíritu –a veces denominadas como el bautismo del Espíritu Santo- con las experiencias extáticas. Enseñó que la experiencia del Pentecostés habilitó a los discípulos para hablar con fluidez en lenguas conocidas. Esto fue también real en la experiencia en Éfeso registrada en Hechos 19:6.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 5
CURACIONES MILAGROSAS

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Oración por el milagro de sanidad

Curaciones falsificadas

Nadie necesita ser engañado



Cuando Cristo envió a sus discípulos “a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos” (Lucas 9:2), les aseguró que en su nombre echarían fuera demonios, hablarían nuevas lenguas, pondrían sus manos sobre los enfermos y se recuperarían (ver Marcos 16:17, 18).

Las primeras fuentes adventistas hacen frecuentemente referencia a los milagros de curación. Algunos incidentes en nuestra iglesia hoy, indican que este don de curación todavía está entre nosotros.

Cuando revisamos los primeros registros, debemos tener en mente que durante la primera mitad del siglo XIX había gran ignorancia en relación con la causa y la cura de enfermedades. El concepto de gérmenes era desconocido. Se creía que el aire nocturno era venenoso. Se prescribían con frecuencia drogas venenosas, provocando una muerte lenta. Si alguien tenía fiebre, los médicos probablemente drenarían medio o cuarto litro de sangre de las venas del paciente y la tirarían, pues se suponía que la fiebre indicaba que tenía demasiada sangre. Se desconocían los anestésicos. La cirugía era de lo más primitiva y cuando era grande, por lo general era fatal. Cuando una epidemia andaba por la tierra, diezmaba la población. Casi cualquier clase de enfermedad era una ocasión para temer. A medida que la enfermedad progresaba, se decía que el enfermo estaba “marcado para la tumba”.

Cuán preciosa era, entonces, la promesa de Santiago 5, que llamaba a ungir con aceite y a orar por curación porque “la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará” (versículo 15).

Los registros de la década de 1840 abundan en narrativas de cómo Dios respondió la oración durante la desesperación, el sufrimiento y la enfermedad de ese tiempo.

Por ejemplo, fue en un día de primavera cuando algunos creyentes estaban reunidos en Topsham, Maine, en el hogar de Stockbridge Howland. Su hija, Francisca, estaba en uno de los cuartos superiores sufriendo de fiebre reumática y bajo el cuidado de un médico. Sus manos estaban tan hinchadas que no se podían distinguir sus articulaciones. Elena G. de White informa:

Mientras que, sentados juntos, hablábamos del caso, le preguntamos al Hno. Howland si tenía fe en que su hija pudiera sanar en respuesta a la oración. Respondió que procuraría creer que sí, y luego declaró que lo creía posible.

Todos nos arrodillamos en ferviente oración a Dios en favor de la enferma… Uno de los hermanos allí presentes exclamó:

-¿Hay aquí alguna hermana que tenga bastante fe para tomar a la enferma de la mano y decirle que se levante en el nombre del Señor?

La Hna. Francisca yacía en el dormitorio de arriba, y antes de que el hermano cesara de hablar, la Hna. Curtis se encaminó hacia las escaleras. Poseída del Espíritu de Dios, entró en la alcoba, y tomando de la mano a la inválida, le dijo: "Hna. Francisca, en el nombre del Señor, levántate y sé sana". Nueva vida circuló por las venas de la joven enferma, la poseyó una santa fe y, obediente a su impulso, se levantó de la cama, se mantuvo de pie y caminó por la pieza alabando a Dios por su restablecimiento. –Notas biográficas, pp. 81, 82.

Fracisca se vistió y bajó a encontrarse con el grupo “con el semblante iluminado de indecible gozo y gratitud”. Al día siguiente viajó cinco kilómetros en tiempo lluvioso, no sintió dolor y continuó mejorando.

En el mismo informe, Elena G. de White habló de Guillermo Hyde, quien estaba enfermo gravemente con disentería. Ella escribió:

Sus síntomas eran alarmantes, y el médico había informado que su caso era desesperado. –Ibíd., pp. 82, 83.

Poco después los que estaban unidos en la fe se reunieron alrededor de su cama rogando a Dios por su restablecimiento. Elena G. de White continúa:

Pocas veces he visto ruegos más fervientes para reclamar el cumplimiento de las promesas de Dios. Se reveló la salvación del Espíritu Santo, y un poder de lo alto descansó sobre nuestro hermano enfermo y sobre todos los presentes.

El Hno. Hyde se vistió inmediatamente y salió de la habitación, alabando a Dios, con la luz del cielo brillando en su semblante. – Ibíd., p. 83.

Se unió a la familia a la hora de la cena, comió gustosamente, y Elena G. de White informa que “su recuperación fue completa y permanente”.

En 1848, Elena G. de White relata la curación de la hermana Penfield, justo después de la primera conferencia sabática en Rocky Hill, Connecticut:

El miércoles pasado, cerca de las seis de la tarde, un hermano llegó de Porland, a una distancia de 15 kilómetros de aquí, y quería que fuéramos y oráramos por su esposa porque estaba muy convaleciente, y eso fue todo. Se enfermó repentinamente y tuvieron que llamar a un médico. Trató de ayudarla, pero no consiguió aliviarla, y dijo que ella iba a morir. Consultaron otro médico, quien dijo que no podía hacer nada. El último era el médico más célebre en Middletown, Connecticut.

La hermana Penfield le dijo a su esposo que fuera por el pueblo de Dios, y lo envió por nosotros. Era una prueba para mi iniciar el viaje, estaba lluvioso y yo me había sentido muy débil todo el día, pero decidí ir. Jaime también sintió que debía ir. El hermano y la hermana Ralph también fueron según el pedido. Oramos por ella a las diez de la noche y el Espíritu comenzó a posarse. Había estado en una gran agonía, pero la ungimos con aceite en el nombre del Señor y entonces nuestros fervientes clamores por el poder de sanidad ascendieron a Dios.

Dios comenzó a obrar, el dolor cesó, pero aún no obteníamos la victoria completa que deseábamos esa noche. Ella descansó bien esa noche, estaba libre del dolor. En la mañana nos unimos en oración nuevamente por ella. El poder descendió como un viento veloz y poderoso, el cuarto se lleno con la gloria de Dios, y yo fui envuelta en la gloria y arrebatada en visión. Vi la disposición de Dios para curar al afligido y sufriente…

La obra de sanidad se hizo bien. Ella se fortaleció en cuerpo y mente… La hermana Penfield es fuerte. Alabado sea el Señor. –Carta 1, 1848.


Oración por el milagro de sanidad

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Estos ejemplos en particular (de los cuales hay muchos más) ilustran la estrecha conexión que los primeros creyentes percibieron entre la curación física y el derramamiento del Espíritu Santo. Lo apropiado de pedir a Dios, que obre un milagro al curar al enfermo, ha sido mantenido ante nosotros en muchos mensajes de Elena G. de White. En 1890, ella aconsejó:

La oración por el enfermo es un asunto demasiado importante para que se maneje descuidadamente. Creo que debemos llevar todo al Señor, y darle a conocer todas nuestras debilidades y especificarle todas nuestras perplejidades... Si padecemos debilidades corporales, por supuesto que es consecuente confiar en el Señor, haciendo rogativas personales a nuestro Dios en nuestro propio caso, y si nos sentimos inclinados a solicitar a otros en quienes tenemos confianza, que se unan a nosotros en oración a Jesús, quien es el Poderoso Sanador, [la ayuda] seguramente la recibiremos, si la solicitamos con fe. Creo que somos demasiado faltos de fe, demasiado fríos y tibios.

Entiendo que el versículo de Santiago debe ponerse en práctica cuando una persona está enferma en su cama, si llama a los ancianos de la iglesia, y ellos ponen en práctica las directrices que se dan allí, ungiendo al enfermo con aceite en el nombre del Señor y orando por él la oración de fe. Leemos: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”...

¡Oh, cuán agradecidos debemos sentirnos de que Jesús esté dispuesto a llevar todas nuestras dolencias, y lo puede hacer, fortaleciéndonos y sanando todas nuestras enfermedades si ha de ser para nuestro bien y para su gloria!

Algunos murieron en el tiempo de Cristo y en los días de los apóstoles porque el Señor sabía con exactitud que era lo mejor para ellos. –El ministerio médico, pp. 19, 20.

Y en su conocido libro El ministerio de curación, Elena G. de White dedica un capítulo entero a “La oración por los enfermos”, en el cual escribe en forma alentadora:

"Mas clamaron a Jehová en su angustia, y salvólos, de sus aflicciones. Envió su palabra, y curólos, y librólos de su ruina." (Salmo 107:17-20.)

Dios está tan dispuesto hoy a sanar a los enfermos como cuando el Espíritu Santo pronunció aquellas palabras por medio del salmista. Cristo es el mismo médico compasivo que cuando desempeñaba su ministerio terrenal. En él hay bálsamo curativo para toda enfermedad, poder restaurador para toda dolencia. – pp. 171, 172.

El amplio consejo incluyó la preparación requerida por la persona enferma y por aquellos que iban a orar, la importancia de orar en armonía con la voluntad de Dios y la sabiduría de usar los mejores remedios a disposición. El hacerlo no negaría nuestra fe.

Hemos sido advertidos que no debemos depender enteramente de las curaciones milagrosas cuando hay enfermedad. Debemos hacer todo lo que podemos por nosotros mismos. Debemos estudiar la naturaleza de la enfermedad, encontrar la causa y tratarla con inteligencia, usando todos los medios a disposición. Si Dios curara a todos los enfermos cuando se lo solicitaran, conduciría a la presunción. Muy pocos cambiarían la forma de vida que les produjo la enfermedad. Por esta razón las instituciones de salud habían de establecerse entre nosotros, en las cuales la gente pudiera no sólo recuperar la salud, mediante un tratamiento adecuado, sino que pudiera ser instruida cómo prevenir la enfermedad.


Curaciones falsas

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No obstante, así como otras bendiciones especiales realizadas por medio del Espíritu Santo han sido falsificadas, también las curaciones milagrosas lo han sido. Elena G. de White advirtió:

Que nadie tenga la idea de que ciertas providencias especiales o manifestaciones milagrosas constituyen una prueba de la autenticidad de su obra o de las ideas que propone…

Satanás obrará en forma sutilísima para introducir invenciones humanas revestidas con ropajes angélicos. Pero la luz de la Palabra brilla en medio de las tinieblas morales, y la Biblia nunca será reemplazada por manifestaciones milagrosas. Hay que estudiar la verdad, y hay que buscarla como un tesoro escondido. No se darán inspiraciones maravillosas aparte de la Palabra, ni aquéllas tomarán el lugar de ésta. Aferraos a la Palabra, y recibid la Palabra injertada, la cual hará a los hombres sabios para la salvación… Se representará y se presentará lo maravilloso y lo admirable. Mediante engaños satánicos y milagros maravillosos se procurará forzar la aceptación de las pretensiones de los instrumentos humanos. Cuidado con todo esto.

Cristo ha dado la advertencia para que nadie tenga que aceptar la falsedad como si fuera verdad. El único conducto mediante el que opera el Espíritu es el de la verdad… Nuestra fe y esperanza están fundadas, no en sentimientos, sino en Dios. –Mensajes selectos, tomo 2, pp. 48, 49.

Ella explicó porqué no podemos depender de los milagros en la actualidad, aunque Cristo a menudo obró mediante milagros:

La forma como Cristo obró consistió en predicar la Palabra y en aliviar los sufrimientos mediante obras milagrosas de curación. Pero se me ha dicho que hoy no podemos obrar en la misma forma, porque Satanás ejercerá su poder realizando milagros. Los siervos de Dios de hoy no podrían obrar mediante milagros, porque se realizarán obras espurias de curación que se harán pasar por divinas.

Por esta razón el Señor ha designado un método mediante el cual su pueblo debe llevar a cabo la obra del sanamiento físico, combinándolo con la enseñanza de la Palabra. Deben establecerse sanatorios, y con estas instituciones deben relacionarse obreros capaces de llevar a cabo una obra médica misionera genuina. Así se rodeará con una influencia protectora a aquellos que acudan a los sanatorios en busca de tratamiento. –Ibíd., p. 62 (énfasis añadido).

Muchas advertencias como las siguientes, son interesantes:

Quien haga de la operación de milagros la prueba de su fe, encontrará que Satanás puede, mediante una variedad de engaños, realizar maravillas que pasarán por milagros genuinos…

No dejéis que transcurran los días ni que se pierdan las preciosas oportunidades de buscar al Señor de todo corazón, y con toda la mente y el alma. Si no aceptamos la verdad con amor, podemos encontrarnos entre aquellos que verán realizarse milagros por el poder de Satanás en estos últimos días, y que creerán en ellos. Muchas cosas extrañas pasarán por milagros maravillosos, pero deberían considerarse como engaños inventados por el padre de la mentira… Habrá personas que, sometidas a la influencia de los espíritus malignos, realizarán milagros. Enfermarán a las gentes arrojando sobre ellas sus ensalmos, y luego quitarán su hechizo e inducirán a algunos a decir que los enfermos fueron curados milagrosamente. Satanás ha hecho esto vez tras vez. –Ibíd., pp. 60, 61 (énfasis añadido).


Nadie necesita ser engañado

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Pero nadie necesita ser engañado. Tenemos estas palabras que aseguran que, mientras que los engaños y las tentaciones serán fuertes, quienes se aferren de la Palabra de Dios serán salvos:

"La voz de un extraño" es la voz del que no respeta ni obedece la ley de Dios santa, justa y buena. Muchos tienen gran pretensión de santidad, y se jactan de las maravillas que realizan sanando a los enfermos, pero al mismo tiempo no toman en consideración esta gran norma de la justicia. ¿Pero mediante el poder de quién se realizan esas curaciones? ¿Están los ojos de unos y otros abiertos a su transgresión de la ley? ¿Y asumen la posición de hijos humildes, obedientes, y listos a obedecer todos los requerimientos de Dios? Juan dice acerca de los hijos profesos de Dios: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2:4).

Nadie necesita ser engañado. La ley de Dios es tan sagrada como su trono, y mediante ella será juzgado todo hombre que nace en el mundo...

Si aquellos por medio de quienes se realizan curaciones están dispuestos *en vista de estas manifestaciones* a excusar su descuido de la ley de Dios, y prosiguen desobedeciendo, aunque tengan poder en todo sentido, tal cosa no significa que posean el gran poder de Dios. Por el contrario es el poder obrador de milagros del gran engañador. Es un transgresor de la ley moral, y utiliza toda invención posible para enceguecer a los hombres en cuanto a su verdadero carácter. Se nos ha advertido que en los últimos días obrará con señales y maravillas mentirosas. Y continuará esas maravillas hasta que termine el tiempo de gracia, a fin de poder señalarlas como evidencias de que es un ángel de luz y no de las tinieblas.

Hermanos, debemos precavernos contra la pretendida santidad que permite la transgresión de la ley de Dios. Los que pisotean esa ley no pueden estar santificados, ni los que se juzgan mediante una norma de su propia invención. –Ibíd., pp. 57, 58.

¿Cuánto más claro puede ser presentado este asunto? ¡Cuán actualizado está este consejo! ¡Qué seguridad da al pueblo de Dios!

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 6


ELENA G. DE WHITE Y EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

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El derramamiento en Battle Creek

Evidencias del bautismo que sean fáciles de ver

Un sentimiento temporal de entusiamo

Cómo evitar una religión sentimental

Otras lenguas



A lo largo de los 70 años de su ministerio para la Iglesia Adventista y el mundo, Elena G. de White estuvo estrechamente relacionada en la obra del Espíritu Santo –tan estrechamente que el Espíritu le dio 2.000 visiones. Pudo declarar, por ejemplo:

Mientras orábamos en el altar familiar, descendió sobre mí el Espíritu Santo. –Primeros escritos, p. 14

Y medio siglo después,

El Espíritu Santo es el autor de las Escrituras y del Espíritu de Profecía. –Carta 92, 1900 (Notes and Papers [Notas y escritos], p. 94ª).

Habló repetidamente de estar imbuida en forma abundante por el Espíritu, pero no hay registro de que ella haya hablado en una lengua desconocida, o en alguna otra lengua que no sea el inglés. En un artículo previo, en el cual examinamos cuatro experiencias registradas en la historia temprana de la iglesia en las cuales se relatan experiencias de hablar en lenguas, no encontramos ninguna palabra de recomendación de Elena G. de White, pero tampoco tenemos conocimiento de que repudiara estas demostraciones.

En conexión con la experiencia de ciertos Observadores del Sábado en Pórtland, Maine, que estaban practicando lo que llamaron el “don de lenguas”, Elena G. de White caracterizó las expresiones como “habladuría incoherente, sin sentido… desconocidas no sólo por el hombre sino por el Señor y todo el cielo”, y como siendo un hablar en lenguas falso (ver Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 412). Escribió sobre ciertos Observadores del Sábado, que parecían estar encantados mientras “se entregan a sí mismos a la práctica de sentimientos descontrolados y excitantes y hacen sonidos ininteligibles que llaman el don de lenguas”. En relación con esto, ella continuó:

Las impresiones y los sentimientos no son evidencia segura de que una persona es conducida por el Señor. Satanás creará sentimientos e impresiones, si no se sospecha de él. Estas cosas no son una guía segura. –Joyas de los testimonios, tomo 2, p. 162.

Al mismo tiempo, a lo largo de los años, Elena G. de White hizo varias referencias a la necesidad del Espíritu Santo, el bautismo del Espíritu Santo, y experiencias en las cuales se derramó el Espíritu. The Comprehensive Index to the Writings of Ellen G. White [El índice de los escritos de Elena G. de White] tiene 31 referencias específicas al bautismo del Espíritu Santo. En ninguna de ellas relaciona el hablar en lenguas extático con el bautismo del Espíritu, ni histórica ni proféticamente. En las declaraciones a las que se hace referencia en 29 páginas del Index, dedicadas exclusivamente al Espíritu Santo, no presenta ni una referencia a las experiencias extáticas como una señal de que Dios haya favorecido a su pueblo con su Espíritu.

La evidencia del verdadero bautismo del Espíritu, decía a menudo ella, se manifestaría con un incremento de la unidad entre los creyentes y con una nueva motivación y otorgamiento de poder para la propagación del mensaje del evangelio.


El derramamiento en Battle Creek

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Al referirse a un incidente en 1893 en el Colegio de Battle Creek, en el cual ocurrió un derramamiento especial del Espíritu de Dios, ella escribió desde Australia,

Me regocijé cuando oí que el Espíritu Santo había sido derramado sobre nuestro pueblo en América, y he estado esperando ansiosamente nuevos desarrollos en América como se vio después del descenso del Espíritu Santo en el día del Pentecostés. Creo que frutos similares se verán, que el espíritu misionero de Dios quemará sobre los corazones de todos los que el Espíritu de Dios esté influyendo en forma manifiesta. –Carta B-9a, 1893.

Elena G. de White indica claramente los resultados del bautismo del Espíritu Santo. Vea esto, escrito en 1887:

Cuando seamos bautizados con el Espíritu de Jesús habrá amor, armonía y mansedumbre. El yo se esconderá en Jesús, recibirá la sabiduría de Cristo, que iluminará el entendimiento. Entonces, lo que parece oscuro se aclarará. Las facultades serán ensanchadas y santificadas. El puede llevar a los que se están preparando para la traslación al cielo, a alturas mayores de conocimiento y a visiones más amplias de la verdad. La razón por la que el Señor puede hacer tan poco por quienes están manejando verdades importantes es que muchos mantienen esas verdades separadas de su vida. Las sostienen en injusticia. Sus manos no están limpias, sus corazones están contaminados con el pecado, y si el Señor obrara por ellos con el poder de su Espíritu que corresponda en magnitud con la verdad que ha dado a conocer, sería como si el Señor sancionara el pecado. -El otro poder, p. 81.

Impresionen en todos la necesidad del bautismo del Espíritu Santo, la santificación de los miembros de la iglesia, para que sean árboles vivientes del plantío del Señor que crecen y llevan frutos de plantas. –Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 6, p. 86.

Dios desea dar a su pueblo el refrigerio del Espíritu Santo, bautizándolo nuevamente en su amor. La falta de poder espiritual no tiene razón de ser en la iglesia. Después de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos que esperaban, oraban y creían, con una plenitud y poder que llenó todos los corazones. En el futuro, toda la tierra debe ser iluminada con la gloria de Dios. Los que han sido santificados por la verdad deben ejercer sobre el mundo una santa influencia. Una atmósfera de gracia debe rodear el mundo. El Espíritu Santo obrará en los corazones humanos, tomando las cosas de Dios y revelándolas a los hombres. -Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 33.

Elena G. de White describe lo que realiza el bautismo del Espíritu:

El bautismo del Espíritu Santo despejará las suposiciones humanas, derribará barreras erigidas por nosotros mismos, y hará que cese el sentimiento de que "yo soy más santo que tú". Habrá un espíritu humilde entre todos, más fe y amor; el yo no será exaltado…

El espíritu de Cristo, el ejemplo de Cristo, será ejemplificado en su pueblo. Seguiremos más estrechamente los caminos y las obras de Jesús… El amor de Jesús ocupará nuestros corazones. –That I May Know Him, p. 114.


Evidencias del bautismo que sean fáciles de ver

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Al informar sobre una reunión campestre de 1875, Elena G. de White dijo:

Nuestra reunión campestre desde sus inicios hasta ahora ha sido de lo más solemne, y el Espíritu del Señor se ha manifestado en forma muy señalada en las reuniones de oración y las predicaciones…

Hice una aplicación práctica de estas palabras [Lucas 19:41, 42] al pueblo de Dios. El poder solemne de Dios estaba sobre mí y sobre los oyentes. Los ojos llorosos y las miradas serias revelaban el verdadero estado de los sentimientos. –Carta B-16, 1875.

Al describir una reunión de 1889, escribió:

El viernes fue un día hermoso… Todo aconteció sin excitación o extravagancia. La levadura de la justicia de Cristo se introdujo en la experiencia y energizó el alma. ¡Oh, si continuara obrando con su poder misterioso hasta que su influencia se extienda vivificando las almas indiferentes con las que entra en contacto!

El poder del Espíritu divino obra en forma suave y silenciosa, despertando los sentidos adormecidos, vivificando el alma y despertando sus sensibilidades, hasta que cada miembro de la iglesia pueda ser la luz del mundo. –Carta 85, 1889.

Mientras estaba en Australia, Elena G. de White se refirió a un derramamiento especial del Espíritu de Dios en la Academia de South Lancaster [sic??]:

Un lugar en que estábamos trabajando en América [South Lancaster, Massachussets], había jóvenes en nuestro colegio,… convertidos mientras les relatábamos la simple historia de la cruz, que vinieran a Jesús tal como estaban. Tal experiencia…

Parecía por momentos, al inicio de la reunión, que la gloria de Dios iba a caer sobre nosotros, pero no cayó sólo sobre unos pocos, sino que en ese momento como una marejada se esparció sobre la congregación, y ¡qué momento de regocijo fue ése!

No hubo demostraciones descontroladas, porque la alabanza a Dios no conduce a eso. Nunca oímos sobre cosas como esas en la vida de Cristo, como saltar y dar vueltas, y exclamaciones y griterío. No; la obra de Dios apela a los sentidos y a la razón de los hombres y las mujeres.

No hay demostraciones externas de esa clase. Pero el Espíritu de Dios tiene una influencia sobre el corazón humano que se manifiesta en el semblante, y el brillo del rostro revela que Cristo está en el interior. Por tanto, fue un milagro de la misericordia de Dios el que tomó a cada estudiante en la escuela y transformó sus caracteres, y los envió como misioneros. Dos de los maestros que estaban en esa reunión, están ahora en Taití como misioneros. La luz de la gloria de Dios estaba allí. –Manuscrito 49, 1894.


Un sentimiento temporal de entusiamo

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En 1900, Elena G. de White comparó la experiencia falsa con la genuina, indicando que las experiencias falsas generan sentimientos de entusiasmo que pronto se agotan:

Las agencias satánicas pondrán en operación toda influencia, para apartar las mentes de la obra genuina que lleve a los hombres a que sean obreros juntamente con Dios. Todo el que no trabaje en forma agresiva en la lucha donde Cristo, el poderoso general de las fuerzas, lidere, estará en el bando opuesto, siendo parte de las fuerzas del príncipe de la oscuridad. Estas fuerzas conducirán al pueblo lejos de los temas de vida que deben ocupar sus mentes y corazones, y prepararlos para que distingan entre la voz del mundo y la voz de Jesucristo. Debemos ser muy vigilantes y entregados a la oración, para que seamos capaces de discernir la voz del engañador de la voz de quien siempre habla la verdad. Los que son influenciados por el Espíritu Santo no son guiados por un sentimiento de entusiasmo, que pronto se apaga en la oscuridad. El encanto de la influencia de Cristo es constante. “estad quietos y conoced que yo soy Dios”. Ésta es una quietud solemne y constante en Dios.

Hay peligro que todos nosotros tengamos demasiado celo, y demasiado poco de la sólida sabiduría e incuestionable prudencia de Cristo. Cada uno debe permanecer individualmente como una agencia activa y operante para el Maestro, sosteniendo su obra como se expresa en su palabra para que la practiquemos. Individualmente, ellos deben pensar por sí mismos. Con una Biblia abierta ante sí, deben estudiar bajo la influencia y la presencia de Jesucristo, buscando y conociendo por sí mismos cuál es el camino del Señor. –Carta 77, 1900.


Cómo evitar una religión sentimental

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En los registros de la sesión de la Asociación General de 1901, realizada en Battle Creek, encontramos una declaración interesante hecha por Elena G. de White en un momento cuando se debían hacer decisiones serias y de largo alcance. Después de haber estado en Australia durante nueve años, se encontraba nuevamente en Battle Creek en su primera sesión de la Asociación General en diez años. Momentos antes del inicio de las sesiones, habló sobre las decisiones importantes que debían adoptarse y cómo el Señor quería que cada uno mantuviera una correcta relación con él. Habló de cómo debían haber más oración y menos charla. Y aseguró que “Dios hará que su luz brille en el corazón de cada uno de los que, en esta reunión, se hallen en la debida relación con él”.

Entonces declaró:

Algunos han dicho que ellos creían que en esta reunión deberían emplearse varios días orando a Dios por el Espíritu Santo, como en el día de Pentecostés. Deseo deciros que los asuntos que deben tratarse son una parte del servicio de Dios tanto como lo es la oración. Tanto las reuniones administrativas como las reuniones de oración deben estar bajo los dictados del Espíritu. Hay peligro de que adoptemos una religión sentimental e impulsiva. Que los asuntos que se resuelvan en esta reunión estén dentro de un carácter tan sagrado, que la hueste angelical pueda aprobarlos. Debemos guardar de la manera más sagrada las cuestiones administrativas de nuestra obra. Todo asunto administrativo tratado aquí debe estar de acuerdo con los principios del cielo.

Dios quiere que estéis en una situación tal que él pueda soplar sobre vosotros el Espíritu Santo, y que Cristo pueda habitar en el corazón. Él desea que al comienzo de esta reunión depongáis cualquier resto de controversia, o de lucha, o disensión, o murmuración que hayáis estado llevando. Lo que necesitamos es mucho más de Cristo y nada del yo. El Salvador dice: "Separados de mí nada podéis hacer"...

Hemos llegado a un punto en el cual Dios va a obrar en favor de su pueblo. Él desea que su pueblo sea un pueblo representativo, distinto de todos los demás pueblos de nuestro mundo. Desea que sus hijos estén en una posición ventajosa, porque él dio su vida para que su iglesia estuviera en esa posición. No chasqueéis al Señor. –Manuscrito 29, 28 de marzo de 1901.

Este incidente debe ser a menudo ponderado. La ocasión demandaba en forma urgente por la orientación y bendición del Espíritu de Dios. Pero Elena G. de White no alentó el rechazo de la tarea por delante para dedicar un tiempo a buscar solamente el Espíritu de Dios. Ella dejó en claro que esta experiencia de búsqueda del Espíritu debía ser tal que impregnara nuestras actividades dedicadas al servicio de Dios.

Puede que lleguemos a preguntarnos, ¿había en el corazón de algunos el sentimiento de que debían estar buscando una demostración? El consejo de Elena G. de White los condujo a un mejor camino.


Otras lenguas

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Elena G. de White hizo varias declaraciones en relación con la obra del Espíritu Santo en la preparación de hombres y mujeres para que difundan el mensaje entre aquellos que hablan otras lenguas:

Dios otorga sus dones como a él le parece. Da un don a uno, y otro a otro, pero todos para el bienestar del cuerpo entero. Dios dispone que algunos estén para servir en una línea de la obra, y otros en otras líneas, -todos trabajando bajo el mismo espíritu…

Si en el comienzo, por providencia de Dios, llegara a ser necesario levantar una casa de reunión en alguna localidad, el Señor… ha de dar sabiduría y habilidad para realizar la labor que se necesita.

Envía hombres que lleven la verdad al pueblo de una lengua extraña, y, a veces, ha abierto las mentes de los misioneros, habilitándolos para que aprendan rápidamente el idioma. Los mismos que han solicitado ayuda espiritual, serán quienes los ayuden en el aprendizaje del idioma. Por esta relación, los nativos se preparan para oír el mensaje del evangelio cuando se les presenta en su propia lengua. –Special Testimonies [Testimonios especiales], Series B, No. 11, p. 26.

En otra ocasión, durante su viaje por Europa que duró dos años y durante el cual a menudo le tocaba hablar en las iglesias por medio de traductores, informó a la Review and Herald sobre uno de sus itinerarios y entonces declaró:

Es con ferviente anhelo que anticipo el tiempo cuando se repetirán los sucesos del día de Pentecostés aun con mayor poder que en esa ocasión. Juan dice: "Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria". Entonces, como en el momento del Pentecostés, la gente oirá la verdad que será presentada a cada hombre en su propio idioma.

Dios puede infundir nueva vida en cada alma que sinceramente desea servirle, y puede tocar los labios con un carbón encendido tomado del altar y hacer que se vuelva elocuente con su alabanza a Dios. Miles de voces serán impregnadas con poder para presentar públicamente las admirables verdades de la palabra de Dios. Se desatará la lengua del tartamudo, y los tímidos recibirán fuerza para dar un valeroso testimonio de la verdad. –Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Comentarios de Elena G. de White, sobre Hechos 2:1-4, p. 1055.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 7
CRITERIOS DADOS POR DIOS

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Dónde encontrar seguridad

Dos remos

Juan, nuestro ejemplo



¿Cómo podemos distinguir entre lo genuino y lo falso? Podemos estar seguros que Dios no nos ha dejado a los tumbos en un momento cuando los temas son tan graves que, si fuera posible, serían engañados los mismos escogidos.

Una y otra vez, Elena G. de White nos ha dirigido a la Palabra de Dios como nuestra seguridad. En la Palabra de Dios encontramos el criterio mediante el cual debemos juzgar entre lo verdadero y lo falso, lo genuino y lo espurio. Si hay un punto que sobresale en el cual Dios envió las más solemnes y reiteradas advertencias, es en este punto. Nadie necesita ser engañado, aunque muchos lo serán.

Al referirse al tiempo de la lluvia tardía en el capítulo “Reavivamientos modernos” en El conflicto de los siglos, Elena G. de White dijo:

El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar un pueblo para la segunda venida del Señor. –p. 517.

Entonces, ella describe con palabras proféticas cómo el enemigo se introducirá:

El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. –Ibíd.

En otra parte, ella enfatiza la sutileza del conflicto:

Satanás ha descendido en estos últimos días para obrar con todo engaño de maldad en los que se pierden. Su majestad satánica obra milagros a la vista de los falsos profetas, delante de los hombres, afirmando que ciertamente es el mismo Cristo. Satanás imparte su poder a los que le están ayudando en sus engaños. Por lo tanto, los que declaran que tienen el gran poder de Dios, sólo pueden ser descubiertos mediante el gran detector: la ley de Jehová. El Señor nos dice que, si fuera posible, engañarían a los mismos escogidos. El vestido de ovejas parece tan real, tan genuino, que sólo se puede percibir al lobo cuando acudimos a la gran norma moral de Dios, y allí encontramos que son transgresores de la ley de Jehová. –Review and Herald, 25 de agosto de 1885; Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, vol. 5, 1063.


Dónde encontrar seguridad

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En la siguiente declaración, encontramos la clave para el criterio que dará seguridad a los Adventistas del Séptimo Día y a otros que buscan la verdad –la ley de Dios. Aquellos que claman por la salvación y los dones del Espíritu mientras rechazan los reclamos de la ley de Dios, no están en armonía con la Biblia. Hay un equilibrio importante entre fe y obras que la Biblia sostiene. Oímos el clamor “sólo cree en Jesús y serás salvo”. Pero la salvación no es tan simple. Elena G. de White advierte:

La fe en Cristo que salva al alma no es lo que muchos presentan. "Cree, cree es su pregón; sólo cree en Cristo, y serás salvo. Es lo único que necesitas hacer". La fe verdadera, a la vez que confía enteramente en Cristo para la salvación, conducirá a la perfecta conformidad con la ley de Dios. La fe se manifiesta en obras. Y el apóstol Juan declara: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2: 4).

Es inseguro confiar en sentimientos o impresiones; éstos no son guías confiables. La ley de Dios es la única norma correcta de santidad. Por esta ley será juzgado el carácter. Si alguien que busca la salvación preguntara: "Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?", los modernos maestros de la santificación contestarían: "Tan sólo cree que Jesús te salvará". Pero cuando a Cristo se le formuló esta pregunta, dijo: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" –Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, pp. 52, 53.

Elena G. de White no está enseñando salvación por las obras. Nadie fue más clara que ella en este tema:

Pero el hombre no puede transformarse a sí mismo por el ejercicio de su voluntad. No posee el poder capaz de obrar este cambio… La energía renovadora debe venir de Dios. El cambio puede ser efectuado sólo por el Espíritu Santo. Todos los que quieran ser salvos, sean encumbrados o humildes, ricos o pobres, deben someterse a la operación de este poder. –Palabras de vida del gran Maestro, p. 69.

A fin de ser salvados debemos conocer por experiencia el significado de la verdadera conversión. Es un error pavoroso que hombres y mujeres prosigan día tras día profesando ser cristianos sin tener derecho a ese nombre. A la vista de Dios, la profesión no es nada, la posición no es nada. Él pregunta: ¿Está la vida en armonía con mis preceptos? Hay muchos que suponen que están convertidos, pero no pueden soportar la prueba de carácter presentada en la Palabra de Dios. . .

No nos olvidemos que en su conversión y santificación, el hombre debe cooperar con Dios. "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor", declara la Palabra, "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2: 12 ,13). –En los lugares celestiales, p. 20.


Dos remos

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Ella ilustró la relación de la fe y las obras de la siguiente forma:

El Señor implora a todos los que saben qué es fe, que se aseguren de que no están empujando con un solo remo, que su pequeña barca no está dando vueltas y vueltas, sin avanzar. La fe sin obras inteligentes es muerta, está sola. La fe en el poder sanador de Dios no salvará a menos que se combine con buenas obras. –Manuscrito 86, 1897.

También advirtió,

Si somos fieles en cumplir con nuestra parte, cooperando con Dios, él obrará mediante nosotros [para hacer] su buena voluntad. Pero él no puede obrar mediante nosotros si no nos esforzamos. Si hemos de ganar la vida eterna, debemos trabajar y trabajar fervientemente. . . .

No nos engañemos por la afirmación que se repite con frecuencia: "Todo lo que tenéis que hacer es creer". La fe y las obras son dos remos que debemos usar igualmente si hemos de abrirnos camino aguas arriba contra la corriente de la incredulidad... Mediante la fe y las buenas obras mantiene su espiritualidad robusta y saludable, y su fortaleza espiritual aumenta a medida que se esfuerza para efectuar las obras de Dios (Review and Herald, 11-6-1901). –El misterio de la bondad, p. 332.

Ella declara en forma enfática que la experiencia genuina de ser llenos del Espíritu, estará marcada con “un respeto concienzudo por todos los mandamientos de Dios”.

Cada día nuestra fe debe aumentar. Mientras decimos “sé que soy un pecador”, podemos también decir “sé que tengo un Salvador”. Jesús murió por los pecadores, y él perdonará mis pecados, si me arrepiento sinceramente. Es en vano pretender creer en Cristo a menos que conozcamos los reclamos de la ley de Dios y luchemos diariamente por obedecer sus preceptos. –Manuscrito 25, 1886.

La verdadera santificación se evidenciará por una consideración concienzuda de todos los mandamientos de Dios, por un desarrollo cuidadoso de cada talento, por una conversación circunspecta, por revelar en cada acto la mansedumbre de Cristo… -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 53.

Mientras profesan ser impecables y se vanaglorian de su rectitud, los que presumen de santos enseñan que los hombres están en libertad de transgredir la ley de Dios y que los que obedecen sus preceptos han sido destituidos de la gracia. Una presentación de las demandas de la ley levanta su oposición y excita su ira y desprecio... El pecador es convencido de pecado por la ley de Dios. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 54.

Elena G. de White señala cuán difícil es alcanzar a aquellos que sienten que tienen las evidencias de la aceptación de Dios mientras quebrantan su ley. Nos dice que incluso los Adventista del Séptimo Día serán tentados en este punto:

Durante las reuniones de Orebro el Espíritu del Señor me ungió a presentar su ley como la gran norma de santidad y a advertir a la gente contra la moderna santificación espuria que tiene su origen en la adoración del yo en lugar de la sumisión a la voluntad de Dios. Este error está inundando el mundo rápidamente, y como testigos de Dios seremos llamados a dar un decidido testimonio contra él. Es uno de los engaños específicos de los postreros días y demostrará ser una tentación para todos los que creen en la verdad presente. Los que no tienen su fe firmemente establecida en la Palabra de Dios serán extraviados. Y la parte más triste de todo esto es que tan pocos de los que son engañados por este error hallan alguna vez el camino de regreso a la luz. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 51.

Nadie que haya recibido la luz de la verdad y quebrante los mandamientos entrará en la ciudad de Dios. Su ley constituye el fundamento de su gobierno en la tierra y en el cielo. Los que conscientemente hayan pisoteado y despreciado su ley en la tierra, no serán llevados al cielo para que allí hagan la misma obra; no se producirá un cambio de carácter cuando Cristo venga…

Hay sólo dos clases de personas sobre la tierra: los obedientes hijos de Dios y los desobedientes. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, pp. 42, 43.


Juan, nuestro ejemplo

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Cuán cuidadosos debemos ser para protegernos de que nuestros pies sean llevados por el movimiento ecuménico moderno que pretende reunir a todos los hombres de todas partes bajo la bandera del amor. El apóstol Juan se enfrentó con este problema y nos dejó sus advertencias por escrito en sus epístolas. Su amor por las almas impregna sus escritos, aunque se rehúsa a hacer concesiones:

Las epístolas de Juan respiran el espíritu del amor. Parecería que las hubiera escrito con pluma entintada de amor. Pero cuando se encontraba con los que estaban transgrediendo la ley de Dios, y sin embargo aseveraban que estaban viviendo sin pecado, no vacilaba en amonestarles acerca de su terrible engaño…

Estamos autorizados a tener el mismo concepto que tuvo el apóstol amado de los que afirman morar en Cristo y viven transgrediendo la ley de Dios. Existen en estos últimos días males semejantes a los que amenazaban la prosperidad de la iglesia primitiva; y las enseñanzas del apóstol Juan acerca de estos puntos deben considerarse con cuidadosa atención…

Aunque debemos amar a las almas por las cuales Cristo murió, no debemos transigir con el mal. No debemos unirnos con los rebeldes y llamar a eso amor. Dios requiere de su pueblo en esta época del mundo, que se mantenga de parte de lo justo tan firmemente como lo hizo Juan cuando se opuso a los errores que destruían las almas.

El apóstol enseñó que al mismo tiempo que manifestamos cortesía cristiana, estamos autorizados a tratar con el pecado y los pecadores en términos claros: que tal proceder no está en desacuerdo con el amor verdadero. –Los hechos de los apóstoles, pp. 442, 443.

Con cuanto arte y cuidado, el gran adversario consiguió avergonzar a aquellos que se mantienen firmes y fieles a la Palabra de Dios. Lo que se nos pide que hagamos, no será fácil o nos hará populares. Debemos cuidarnos de no juzgar en forma equivocada; debemos acercarnos unos a otros con amor en nuestros corazones; pero nuestra seguridad sólo procede de mantener ante nosotros el criterio que Dios ha establecido.

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LA HISTORIA DE RALPH MACKIN

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por Arturo L. White



Este artículo es el primero de una serie de tres que relatan un capítulo interesante en la historia adventista. La conversación con los Mackin fue escrita en forma taquigráfica por Clarence C. Crisler, secretario principal de Elena G. de White, en el momento de la entrevista. En este artículo se publica en forma completa por primera vez. –Los Editores.

Informe de la entrevista

Conversión a Jesús

Bendición de santificación

Supuestas lenguas extranjeras

La reunión del congreso campestre



El jueves 12 de noviembre de 1908, por la mañana, Elena de White estaba en su hogar en Elmshaven [California] ocupada, escribiendo. Su hijo W. C. White la buscó y le dijo que había dos personas que deseaban hablar con ella. Bajó en compañía de su hijo, y se encontró con Ralph Mackin y su esposa. Era una pareja bien vestida y aparentemente muy sincera, ambos de treinta y tantos años. La Sra. White pronto supo que sus visitantes eran fervorosos estudiantes de la Biblia y los Testimonios, y que habían venido a California desde el Estado de Ohio con el expreso propósito de saber si su extraordinaria experiencia sucedida pocos meses antes sería aprobada por el Señor.

Habían llamado a W. C. White el día anterior, por tanto él estaba al tanto de su misión, pero no se la había revelado a su madre. Cuando W. C. White partió de la oficina hacia su hogar, llevó con él a Clarence Crisler, el secretario principal de Elena G. de White, para que registrara la entrevista.

Una historia que apareció en el periódico de Mansfield (Ohio), el Daily Shield del 22 de agosto, y que aún Elena G. de White y su hijo no habían visto, tenía relación con la experiencia que los Mackin habían pasado hacía tres meses en la reunión campestre de Ohio, y nos da un trasfondo histórico. El extenso encabezado en negrita dice:

El don de lenguas causa problemas. Mackin dice ser experto en jerga china, la cual dice que le vino de Dios mientras su madre llegó a ser experta en yiddish como resultado de una visión. Disturbios en la reunión campestre terminaron con el arresto de Mackin, esposa e hija, y otras dos damas que los acompañaban –hicieron un servicio tras las barras de la prisión y parecían sentirse muy orgullosos de esa distinción.

Pero ahora, por medio del registro taquigráfico de la entrevista, unámonos al grupo junto a la chimenea encendida en la sala del hogar de Elmshaven. La mayoría es un registro verbal. Muy pocas veces es un resumen del pastor Crisler, como cuando hace las aclaraciones introductorias. Pronto observaremos un punto y es que aunque la Sra. White reiteradamente advirtió en cuanto a los engaños en cuestiones religiosas, éstos serán tan sutiles y estarán tan disfrazados, que si es posible serán engañados los mismos escogidos. Al tratar este caso, ella escuchó pacientemente, hizo preguntas significativas, pero es lenta para aceptar o para condenar. Mientras prestamos atención, la observamos pesar cuidadosamente la evidencia empleando ciertos criterios. Sólo si permitimos que los diferentes participantes en la entrevista hablen en toda su extensión y en detalle, podemos captar el impacto en forma plena.


Informe de la entrevista

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El Hno. Mackin y su esposa declararon que se habían sentido impresionados por el Espíritu Santo a hacer un viaje especial al Oeste, con el fin de entrevistar a la Hna. White con respecto a ciertas experiencias raras que habían tenido, durante la Semana de Oración, unos tres años antes que se hubieran unido con la pequeña iglesia de Findlay, Ohio, en una ocasión especial en que se oraba por el derramamiento del Espíritu Santo.

Ralph Mackin: En la lectura de la Semana de Oración de ese año, todos los artículos instaban al pueblo a buscar el Espíritu Santo. En nuestra pequeña iglesia dedicamos tres días para ayunar y orar; y ayunamos y oramos por tres días, esto es, no constantemente juntos; pero sentimos la necesidad de una obra más profunda y de llegar a poseer más del Espíritu de Dios. Desde ese tiempo en adelante empezamos a estudiar la obra del Espíritu Santo, en la Biblia y en los Testimonios, y especialmente en los tomos 8 y 7, y en Primeros escritos, y también en el pequeño libro compuesto de una colección de folletos, titulado, “Special Testimonies to Ministers and Workers” [Testimonios especiales para ministros y obreros]. Hallamos que éste era un precioso volumen para nosotros. En él se muestra cómo eran tratados antiguamente los hombres que fueron llamados por Dios, etc.

El mensaje que el Señor me dio particularmente a mí era que siguiera la vida de los apóstoles. En primer lugar, en Mateo 18:1-3, cuando los apóstoles vienen al Salvador, leemos:


Conversión a Jesús

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En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: -- ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: -- De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Ahora, yo enseño que no importa cuál es la doctrina –es decir- la que un hombre tiene, la que acepta, la que cree, aunque ésta sea la verdad misma –que eso no necesariamente lo convierte, puede que sólo a esa doctrina pero no a Jesucristo; que lo que tenemos que hacer es buscar a Jesús por el poder de la conversión. Es decir, si aceptamos la verdad del sábado, el estado de los muertos y todas esas cosas –puedo aceptar esas cosas, y defenderlas y enseñarlas, pero a pesar de todo perder el cielo, y no soy un hombre convertido a menos que busque a Jesús por su poder convertidor.

Luego volví a Juan 17, y leí la oración que Jesús ofreció antes de su crucifixión. Allí ora por santificación “Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad”.

Luego fui a Lucas 24, para mostrar cuándo llegan a tener posesión de esa bendición llamada santificación –los apóstoles- y la experiencia de sus vidas; y leí del versículo 45 hasta el final del capítulo.

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras; y les dijo: -- Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día; y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Ciertamente, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Después los sacó fuera hasta Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Aconteció que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.


Bendición de santificación

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Ahora bien, yo enseño que esta bendición que ellos recibieron es la bendición de la santificación que el Señor les otorgó; y cuando buscamos a Dios, somos pecadores, hasta que nos convertimos a él; y si somos convertidos, elevamos nuestras oraciones con el poder de la santificación para vivir vidas limpias y sanas. Esto no es la obra de un instante; no es que "una vez santificados, siempre santificados"; eso no es cierto. Pero debemos elevar 416 nuestras peticiones tan intensa y firmemente que recibamos la bendición. Ella tiene sobre nosotros el mismo efecto fisiológico [que sobre los apóstoles]. ¡Oh, sólo queremos alabar a Jesús, y ésto nos hace tan amables y bondadosos y suaves! Pero notamos que los discípulos no estaban listos aún para salir con esa bendición a fin de hacer la obra por el Maestro. Él les dijo que se quedaran hasta que fueran investidos de poder de lo alto. Entonces elevamos nuestra petición y proseguimos con fe, y lo que nos animó fue el capítulo "El tiempo del zarandeo", de Primeros escritos. Proseguimos por fe, hasta que grandes gotas de sudor corrían por nuestra frente. Creyendo que el mismo poder que tuvieron los discípulos era para nosotros hoy, nos sentimos animados a perseverar.

Cuando esa bendición prometida vino sobre nosotros mientras elevábamos nuestras peticiones a Dios, tuvimos la misma experiencia que se registra en Hechos 2 en el caso de los apóstoles. Cuando ese poder prometido vino sobre nosotros, hablamos en otras lenguas como el Espíritu nos daba que habláramos.

En Toledo, cuando estábamos presentando nuestro mensaje en la calle, un hombre, que era un polaco católico, se detuvo en la calle mientras la Sra. Mackin estaba hablando; y cuando el Espíritu de Dios vino sobre ella, y les habló por su medio en un idioma que ella no podía entender, este caballero polaco exclamó: "Yo sé lo que esta señora está hablando. Ella está hablando en mi propio idioma, acerca de una gran calamidad que pronto ha de acontecer a esta ciudad".


Supuestas lenguas extranjeras

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En otros casos, cuando uno recibe esta bendición de hablar en lenguas, el Señor puede darme la misma lengua, y podemos sostener una conversación en el idioma que el Espíritu de Dios puede habernos dado que habláramos. Aun tres o cuatro personas pueden tomar parte en la conversación, y sin embargo es un idioma extraño para ellos, y uno espera hasta que el otro termina, y todo se hace en orden. Esta es la experiencia que recibimos de acuerdo con la bendición prometida.

Y entonces, de acuerdo con eso, Hechos 10, la experiencia de Pedro en la casa de Cornelio lo corrobora; y luego Hechos 19; y por el estudio de la Palabra, en nuestra experiencias, y la persecución, y todo lo que viene con ello, encontramos, tanto como somos capaces de discernir, que nuestra experiencia se relaciona con la experiencia de los primeros apóstoles según se registró en la Palabra.

Un ejemplo: fuimos encerrados en la cárcel de Clyde, Ohio…

Elena G. de White: ¿Hace cuánto tiempo?

R. Mackin: Unas seis u ocho semanas atrás. En Clide vive una familia muy devota que conocemos, y que es un crédito para nuestro pueblo. A los niños, son cuatro, se les enseña a orar cada tarde y cada mañana; y es muy interesante ver a la familia a la hora de la adoración.

Ahora, fuimos allí, y ellos se sumaron a esta bendición que habíamos recibido; y realizaron su petición por esta bendición, y fueron poseídos por esta bendición; y mientras el Espíritu descendía sobre ellos, algunos lloraron y entre los que lloraban había una niña de diez u once años. Bien, la abuela entró al cuarto, y vio a la niña llorando, y pensó que yo tenía una influencia mesmérica sobre la niña. Pero unas pocas semanas después, el mismo Espíritu vino sobre la niña cuando estábamos en la ciudad de Toledo, y dio el mensaje; y así tuvieron evidencia que no era el resultado de ningún control que yo tuviera sobre la niña. Cuando regresamos a la ciudad unas cuatro semanas después, uno de los familiares quería que me arrestaran por tener este poder mesmérico, como lo llamaban.

La prueba estaba, y yo simplemente produje la evidencia de la Palabra de Dios de que estábamos viviendo en los últimos días, y de acuerdo con Hechos 2, en los últimos días el Señor había prometido derramar el Espíritu de Dios sobre toda carne, y los niños y las niñas profetizarían.

Y mientras tanto, fue mediante esa niña –el Espíritu de Dios vino sobre esta niña- que fuimos dirigidos a Toledo cuando lo hicimos. Cuando bajo la influencia del Espíritu, ella apuntó su dedo directamente hacia mi, y entonces hacia Toledo, y mediante el Espíritu de profecía dice, “Ve a Toledo”; y dado que esto estaba de acuerdo con Hechos 2: “tus hijos y tus hijas profetizarán”; y conociendo la familia –poniendo a prueba la vida- no dudamos en ir.

Se nos dijo al mismo tiempo que seríamos puestos en prisión en Toledo. Eso sucedió, y tuvimos la evidencia de que éramos dirigidos por el Espíritu porque lo que se había profetizado, aconteció. Dimos nuestro mensaje en la ciudad, y vinieron y nos apresaron…

Si estamos engañados, lo estamos honradamente; pero si esto es del Espíritu de Dios, queremos seguirlo... El Espíritu nos dice que escudriñemos la Palabra: nos dice que seamos fervientes, y que seamos cuidadosos acerca de nuestro régimen de alimentación; y nos dice exactamente lo que Ud. ha dicho.

Ahora bien, en cuanto a mi esposa, el Espíritu obra por medio de ella, y nosotros creemos que éste es el don de profecía que ha de ser derramado sobre toda carne. Este Espíritu nos guía a la bondad y a la pureza de vida, y no podemos entenderlo -¿por qué?- sino sólo como la Palabra de Dios ha dicho: que estas experiencias vienen como resultado de recibir la bendición del Espíritu de Dios.

Hacen circular toda clase de malos registros sobre nosotros, que son totalmente falsos. Nos sorprenden cuando los escuchamos; no hay ni una sílaba de verdad en ellos. Pero concuerdan con lo que dice la Palabra. Las primeras personas en callarnos fueron los adventistas, en la reunion campestre de Ohio.

Elena G. de White: ¿Qué grupo? Hay muchos adventistas.

R. Mackin: Los Adventistas del Séptimo Día. El año anterior, no estábamos en posesión de esta bendición en forma plena, pero habíamos llegado a tener suficiente del Espíritu de Dios que amábamos tener personas en nuestra carpa y orar con ellas –al igual que en el volumen 8, recuerda, dice:-

El tiempo ha llegado para que ocurra una reforma completa. Cuando esta reforma comience, el espíritu de oración actuará sobre cada creyente y ahuyentará de la iglesia el espíritu de discordia y lucha. Quienes no hayan estado viviendo en compañerismo cristiano serán acercados unos a otros. Un miembro que trabaja en la fila correcta conducirá a otros miembros para que se unan con él para interceder por la revelación del Espíritu Santo. No habrá ninguna confusión, porque todo estará en armonía con la mente del Espíritu. –p. 251.

Mediante esta bendición y nuestro interés en la gente, ayudamos a que 26 personas fueran a la reunión campestre que de otra forma no hubieran ido –donde pudieran obtener fuerza. Esta obra continuó hasta el fin del año pasado.


La reunión del congreso campestre

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Antes de que fuéramos al campamento donde se celebraba el congreso *no fuimos hasta el viernes*, mi esposa y otras dos señoras (mi madre y otra señora, la Hna. Edwards, una cuñada del presidente de la asociación); antes de llegar al campamento este último año, las tres buscaban al Señor. Yo había ido a la ciudad para una diligencia, y el Espíritu de Dios le dijo a ella (la Sra. Mackin) que fuera al campamento, y cantara; y que allí le diría qué cantar. Y ella lloró como un niño, y parecía que no podía soportarlo, porque el Señor le mostró la condición de nuestro pueblo, que pronto caerían las plagas y ellos no estaban listos. No se celebraba en ese momento ninguna reunión, y el Espíritu del Señor vino sobre ella cuando iba al campamento. Y (volviéndose a la Sra. Mackin) tú puedes contarle qué palabras cantaste.

Sra. Mackin: El Señor puso esta carga sobre mí. Yo no podía resistirla. ¡Yo tenía tanto deseo de relatarlo, y tantos deseos de cantar ese himno! Y no pude deshacerme de ella hasta que lo hice. "¡Oh, ore!, le dije a la Hna. Edwards. Y me detuve en el campamento y canté precisamente lo que el Señor me inspiró. El Señor *esto es lo que yo canté*:

"El viene; él viene; preparaos, preparaos".

Y entonces esa declaración de Primeros escritos [p. 71]:

"A cuántos vi llegar al tiempo de las plagas sin un refugio. Recibid el Espíritu Santo". Estas son las palabras que canté. Las canté una y otra vez. Por todo el campamento podían escucharlas, y se reunieron; pero antes de esto el Señor me mostró cómo se retorcerían las manos mientras las plagas estuvieran cayendo. El Señor puede mostrar cualquier cosa en sólo un momento, mejor de lo que él puede decírnoslo. Y así me mostró cómo se retorcerán las manos, y eso puso sobre mí una carga mayor que nunca. Bueno, eso ocurría cuando nos detuvieron.

Le pregunté a uno de los ministros, que estaba de testigo–era un hombre de Pennsylvania- “¿considera usted que se cantó tanto como para molestar una reunión campestre?” Él dijo, “nunca oí un canto semejante en mi vida. Me produjo mucha emoción.” Esto era lo que todos decían. Era en un tono de voz muy hermoso, y parecía elevarnos de la tierra. Cuando el canto es improvisado *dictado por el Espíritu* es cuando resulta más maravilloso.

Si Ud. tiene alguna luz para nosotros...

Elena G. de White: Ignoro que tenga alguna cosa especial que pueda decir. Hay algunas cosas que ocurrirán justamente al final de la historia de esta tierra, según lo que me ha sido presentado, similares a algunas de las cosas que Ud. ha expuesto; pero no puedo decir nada sobre estos puntos por ahora.

R. Mackin: ¿Hay alguna pregunta, Hno. White, o algo ahora?

W. C. White: No sé que haya otra cosa que hacer más que orar para que el Señor le dé a mi madre alguna palabra, y entonces tomarse el tiempo para que las cosas se desarrollen. Es 419 mejor, al presentarle algo a ella, explicar el asunto en forma breve y clara, y entonces tal vez tener otra entrevista más tarde.

R. Mackin: Estamos ayunando y orando. Si estamos en un engaño queremos saberlo, tanto como si estamos en lo recto.

Sra. Mackin: Nuestros hermanos piensan que ciertamente estamos en un engaño.

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Historia de Ralph Mackin – 2
LA PALABRA, NO SENTIMIENTO

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¿Cuál es la evidencia?

Reprendiendo el fanatismo



[En la primera parte de esta serie nos encontrábamos en la sala del hogar de Elmshaven, en noviembre de 1908, ante la chimenea encendida con Ralph Mackin y su esposa entrevistando a Elena G. de White en relación con la experiencia que ellos tuvieron en la que sintieron que se les había concedido el Espíritu Santo con un poder especial que los hacía hablar en lenguas, profetizar, etc. Habían llegado al punto en la entrevista donde estaban tratando el canto de la Sra. Mackin bajo el poder del Espíritu Santo.]



Elena G. de White: ¿Qué lugar es ése del cual Ud. habla, donde ocurrió el canto?

R Mackin: Mansfield, Ohio, en el congreso campestre.

Elena de White: ¿Nuestro pueblo, el pueblo que guarda el sábado?

R. Mackin: Sí, nuestro propio pueblo.

W. C. White: ¿Era esa estrofa que la Sra. Mackin cantó improvisada o era un himno conocido? [En la reunión de oración en la capilla del sanatorio el Hno. Mackin había dado su testimonio de alabanza y fue seguido por la Sra. Mackin, que cantó.]

Sra. R. Mackin: Oh, ése era uno de nuestros himnos publicados. Se halla en el nuevo himnario Christ in Song.

R. Mackin: Ud. la oyó cantar, pero apenas tiene una vaga idea de lo que es su canto cuando las palabras le son dadas por el Espíritu Santo. Lo más maravilloso es cuando ella canta: "¡Gloria!" Dice que cuando lo canta le parece estar con los ángeles en la presencia de Jesús. Repite la palabra "¡Gloria!" una y otra vez. Ella ha sido probada con el piano, y los músicos dicen que es algo extraordinario como canta en tono bajo y alto. No puede hacerlo a menos que ore en el Espíritu y un poder especial venga sobre ella.

Sra. Mackin: Nosotros no tenemos este poder; solamente lo recibimos cuando buscamos a Jesús.

R. Mackin: El Señor nos ha dado poder, Hna. White, para echar fuera demonios. Muchas personas están poseídas de demonios. Yo recuerdo una declaración que Ud. escribió hace pocos años, que muchos estaban poseídos por demonios tan ciertamente como en los días de Cristo. Cuando nosotros estamos en una reunión, y estos demonios están en la reunión, ellos pueden hacer que la gente haga cosas raras. He leído en la Biblia que cuando Jesús estaba en el templo los demonios salieron en seguida. "¡Cállate, y sal de él!" (Mar. 1:25). El Señor nos instruye a que mantengamos a la gente acostada, no sea que los demonios los arrojen al suelo cuando salen de ellos. Nos dimos cuenta al principio, cuando empezamos a reprender a estos demonios, que a menudo cierran los ojos de las personas, y a veces las hacen ladrar como un perro, y que saquen la lengua; pero al continuar reprendiéndolos, los ojos se abren, se calman, y los demonios...

Ahora bien, es por el don del Espíritu como el Señor nos dice que los demonios se han ido, que se han ido todos. Una señora en particular tenía seis demonios, y decía que ella sintió cuando salieron; parecía que la tiraban de todas partes del cuerpo.

Pero nuestros hermanos dicen que no podemos estar en los últimos días; nosotros, en cambio, hallamos que esto coincide precisamente con lo que el Salvador dijo en el último capítulo de Marcos, en esa gran comisión: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas" (Mar. 16:17), etc.

Sra. Mackin: Nosotros tampoco recibimos todas estas cosas de una vez.

R. Mackin: Lea los últimos versículos de Marcos: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén". Nuestra experiencia, según lo podemos discernir, está corroborada por la Biblia. Aquí hay algo que quisiera leer [el Hno. Mackin leyó párrafos, incluyendo el siguiente, de un artículo de la Review and Herald, escrito por la Hna. White, publicado en el número del 11 de abril de 1899, y titulado: "El congreso campestre de Newcastle"]:

Durante la noche del primer sábado de la reunión de Newcastle, yo parecía estar en la reunión, presentando la necesidad y la importancia de que recibamos el Espíritu. Esta era la preocupación de mi labor: la apertura de nuestros corazones al Espíritu Santo.

[El taquígrafo no tomó ninguna nota acerca del lugar exacto donde el Hno. Mackin comenzó a leer este artículo, y dónde dejó de leer; pero por lo menos fue leída una porción considerable del mismo.]


¿Cuál es la evidencia?

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R. Mackin: En relación con la recepción del poder de lo alto, hay una pregunta que me parece tan pertinente ahora como en los días de los apóstoles: ¿Cuál es la evidencia? Si lo recibimos, ¿no tendrá los mismos efectos fisiológicos sobre nosotros que tuvo en aquel tiempo? Puede esperarse que hablemos como el Espíritu nos dé capacidad de hacerlo.

Elena G. de White: En lo futuro tendremos muestras especiales de la influencia del Espíritu de Dios, especialmente en ocasiones cuando nuestros enemigos sean más poderosos contra nosotros. Vendrá el tiempo cuando veremos algunas cosas extrañas; pero precisamente de qué manera si similares a algunas de las experiencias de los discípulos después de recibir el Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo*, no puedo decirlo.

R. Mackin: Oraremos continuamente al Señor acerca de esto, y le pediremos que le dé luz al respecto de manera que le dejo nuestra dirección, y si Ud. tiene algo para nosotros después de esto, nos alegraremos de recibirlo.

W. C. White: Uds. probablemente pasarán aquí unos pocos días, ¿no es así?

R. Mackin: Si el Espíritu Santo nos dice que nuestra obra ya está hecha, seguiremos viaje; si él nos dice que nos quedemos, nos quedaremos. Él nos dirige. Al presentar yo este mensaje a diferentes congregaciones, el Espíritu de Dios ha testificado en favor de él, y muchos lloraban y decían: "Oh, necesitamos poder, necesitamos ayuda, y éste es el poder prometido, y busquemos a Dios".

Sra. Mackin: La verdadera prueba es amor (1 Cor. 13).

R. Mackin: Satanás quiere obstaculizar esta obra. Estamos sellados por el Espíritu Santo de la promesa. Yo lo tomo de Primeros escritos [pp. 37-38]. Cuando los ángeles están por soltar los cuatro vientos, Jesús mira con misericordia al remanente, y con las manos elevadas exclama: "¡Mi sangre, Padre, mi sangre, mi sangre, mi sangre!" Él lo repite cuatro veces; pues su pueblo está todavía sin sellar. Él comisiona entonces a un ángel para que vuele rápidamente hacia los cuatro ángeles que sostienen los cuatro vientos con el mensaje: "¡Retened! ¡Retened! ¡Retened! hasta que los siervos de Dios estén sellados en la frente". Y cuando yo presento esto delante de la congregación, los más fervientes y consagrados son los que mayormente parecen quedar afectados.

La Hna. White entonces comenzó a hablar, y continuó durante una media hora. Relató un incidente tras otro relacionado con sus primeras labores poco después que pasó la fecha de 1844. Sus experiencias con 423 formas desacostumbradas de error en aquellos días, la indujeron años más tarde a sentir temor de cualquier manifestación que tuviera sabor a espíritu de fanatismo.

Mientras la Hna. White continuaba, contó de algunas personas que hacían extraños movimientos con el cuerpo, y de otros que eran gobernados mayormente por sus propias impresiones. Algunos pensaban que era malo trabajar. Otros aun creían que los justos muertos habían resucitado para vida eterna. Unos pocos trataban de cultivar un espíritu de humildad arrastrándose sobre el suelo como niñitos. Algunos danzaban y cantaban "Gloria, gloria, gloria, gloria", en forma repetida. A veces una persona solía saltar reiteradamente sobre el piso, con las manos levantadas, alabando a Dios; y esto seguía haciéndose por una media hora seguida.

Entre los que tomaban parte en estas formas extraordinarias de fanatismo, se hallaban algunos que una vez habían sido fieles, hermanos y hermanas temerosos de Dios. Las contorsiones extrañas del cuerpo y la mente eran ejecutadas hasta un grado tal, que en unos pocos lugares los representantes de la ley se veían obligados a contenerlos llevándolos a la cárcel. En esta forma la causa de Dios caía en desprestigio, y se requerían años para deshacer la influencia que tales exhibiciones de fanatismo tenían sobre el público en general.

La Hna. White contó además cómo ella era llamada repetidamente a hacer frente en forma directa, a este fanatismo y a reprenderlo severamente en el nombre del Señor. Destacó el hecho de que nosotros tenemos una gran obra que hacer en el mundo, que nuestra fuerza ante la gente descansa en el poder que acompaña a una clara presentación de la Palabra del Dios vivo. La ley de Jehová debe ser exaltada y hecha honorable, y los diversos rasgos del mensaje del tercer ángel deben ser claramente presentados ante el pueblo para que todos tengan la oportunidad de escuchar la verdad para este tiempo y decidir si obedecen a Dios antes que a los hombres.

Si como iglesia diéramos lugar a alguna forma de fanatismo, las mentes de los no creyentes se desviarían de la Palabra viva a las acciones de los hombres mortales, y aparecería más de lo humano que de lo divino. Además, muchos se disgustarían por aquello que para sus mentes sería antinatural y próximo al fanatismo. La proclamación del mensaje para este tiempo resultaría así tristemente obstaculizada. El Espíritu Santo obra de una manera que se recomienda a sí mismo ante el buen juicio de la gente.

En medio del relato que la Hna. White hacía de sus primeras experiencias con el fanatismo, el Hno. Mackin hizo la siguiente propuesta:

R. Mackin: Si tuviéramos ahora el espíritu de oración, y este poder viniera sobre mi esposa, ¿podría Ud. discernir si esto es del Señor o no?

Elena de White: Yo no podría decirle nada al respecto. Pero le estoy contando estos incidentes para que Ud. sepa las cosas por las cuales hemos pasado. Hemos tratado de eliminar de la iglesia este mal en toda forma posible. Hemos declarado en nombre del Señor Dios de Israel, que Dios no obra mediante sus hijos de tal forma que traiga desprestigio a la verdad, y que fomente innecesariamente profundo prejuicio y amarga oposición. En nuestra obra debemos seguir un camino directo y tratar de alcanzar a la gente donde está.


Reprendiendo el fanatismo

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R. Mackin: Yo recuerdo haber leído mucho en Testimonies for the Church, t. 1, acerca de su experiencia en reprender el fanatismo, y acerca de la causa [obra] en el este, cuando trataron de fijar el tiempo, en 1855, me parece.

Elena de White: Algunos danzaban saltando y cantando: "Gloria, gloria, gloria, gloria, gloria". A veces yo quedaba sentada en silencio hasta que habían terminado, y entonces me levantaba y decía: "Esta no es la forma en que obra el Señor. Él no hace impresiones de esta manera. Debemos dirigir la mente de la gente a la Palabra como fundamento de nuestra fe".

Yo era sólo una niña en ese tiempo; y sin embargo tenía que presentar mi testimonio repetidamente contra estas formas extrañas. Y desde ese tiempo he tratado de ser sumamente cuidadosa para que nada de esta especie se produzca de nuevo entre nuestro pueblo. Cualquier manifestación de fanatismo aparta la mente de la evidencia de la verdad: la Palabra misma.

Ud. puede seguir una conducta consecuente, pero los que sean influenciados por Ud. pueden seguir una conducta muy inconsecuente, y como resultado tendríamos bien pronto nuestras manos llenas de algo que haría casi imposible dar a los no creyentes la debida impresión de nuestro mensaje y nuestra obra. Debemos ir a la gente con la sólida Palabra de Dios; y cuando ellos reciban esa Palabra, el Espíritu Santo puede venir; pero siempre viene, como lo dije antes, en una forma que se recomienda a sí mismo al juicio de la gente. En nuestra forma de hablar, de cantar, y en todos nuestros ejercicios espirituales, debemos revelar esa calma, dignidad y piadoso temor que mueve a todo verdadero hijo de Dios.

Hay constante peligro de permitir que algo llegue a nuestro medio y que lo consideremos como la obra del Espíritu Santo, pero que en realidad sea el fruto de un espíritu de fanatismo. Mientras permitamos al enemigo de la verdad que nos induzca a un método equivocado, no podremos esperar que alcanzaremos a los honestos de corazón con el mensaje del tercer ángel. Debemos ser santificados por medio de la obediencia a la verdad.

Tengo miedo de cualquier cosa que tenga la tendencia a desviar la mente de las sólidas evidencias de la verdad como ésta se revela en la Palabra de Dios. Lo temo; lo temo. Debemos colocar nuestras mentes dentro de los límites de la razón, para que el enemigo no entre de tal manera que introduzca el desorden en todas las cosas. Hay personas de temperamento excitable que son conducidas fácilmente al fanatismo; y si permitiéramos que entre en nuestras iglesias cualquier cosa que conduzca a tales personas al error, pronto veríamos estos errores llevados a grandes extremos; y entonces, debido a la conducta de estos elementos desordenados, descansaría una afrenta sobre todo el cuerpo de los adventistas del séptimo día.

He estado estudiando cómo dar a publicidad de nuevo por la prensa, algunas de estas primeras experiencias, de manera que un mayor número de nuestro pueblo esté informado; porque por mucho tiempo he sabido que el fanatismo se manifestará de nuevo en diferentes formas. Debemos fortalecer nuestra posición extendiéndonos en la Palabra, y evitando todas las rarezas y las extrañas genuflexiones que algunos captarían muy pronto y practicarían. Si permitiéramos que la confusión entrara en nuestras filas, no podríamos organizar nuestra obra como debiéramos. Estamos tratando de unirla y organizarla ahora de la mejor forma posible.

Pensé que debía relatarle estas cosas a Ud.

R. Mackin: Bueno, lo que Ud. ha declarado no corresponde con nuestra experiencia. Nosotros hemos sido muy cuidadosos en este asunto, y hallamos que la experiencia por la cual pasamos, y que hemos tratado esta mañana de bosquejar brevemente para su conocimiento, cuadra exactamente con la experiencia de los siervos de Dios de antaño como se da en la Palabra.

Elena G. de White: Durante los años del ministerio de Cristo sobre la tierra, mujeres piadosas ayudaron en la obra que el Salvador y sus discípulos hacían. Si los que se oponían a esta obra pudieran haber encontrado alguna cosa fuera del orden regular en la conducta de estas mujeres, ello habría cancelado la obra en el acto. Pero aunque las mujeres estaban trabajando con Cristo y los apóstoles, toda la obra era conducida sobre un plano tan elevado como para estar por encima de las sombras de la sospecha. No podía encontrarse ninguna ocasión para hacer una acusación. Las mentes de todos estaban dirigidas a las Escrituras más bien que a los individuos. La verdad era proclamada inteligentemente, y en forma tan sencilla que todos podían entenderla.

Yo estoy temerosa de que cualquier cosa de naturaleza fanática sea introducida entre nuestro pueblo. Hay muchos, muchos, que deben ser santificados; pero deben ser santificados por medio de la obediencia al mensaje de verdad. Justamente hoy estoy escribiendo sobre este asunto. En este mensaje hay una hermosa consistencia que apela al juicio. No podemos permitir que elementos excitables entre nosotros se exhiban a sí mismos de una manera tal que destruyan nuestra influencia sobre los que queremos alcanzar con la verdad. Nos tomó años corregir las impresiones desfavorables que los no creyentes recibieron de los adventistas al conocer la forma extraña y malvada de obrar de elementos fanáticos que teníamos en nuestro medio durante los primeros años de nuestra existencia como pueblo separado.

R. Mackin: Ahora bien, esto que nos está dando ¿sería considerado como un testimonio dado por la inspiración del Espíritu, o es simplemente un consejo relacionado con su experiencia?

Elena de White: Estoy dándoles algo de historia.

R. Mackin: Pero Ud. no dice que eso se aplica a nuestro caso ahora, hasta que no tenga mayor luz sobre ello, ¿no es así?

Elena de White: Yo no podría decirlo, pero temo que lo de Uds. esté en esa línea, algo con lo cual me he encontrado repetidamente.

W. C. White: Son ahora las doce. ¿No les gustaría descansar antes de comer?

Elena de White: Bueno, yo no podía dejarlos que se fueran sin decir lo que he dicho. Yo diría: tengan cuidado. No permitan que aparezca nada que tenga que ver con fanatismo, y que otros representarían dramáticamente. Hay algunos que están ansiosos de exhibirse, y ellos harán algo dramático con cualquier cosa que Uds. hagan, ya sea del mismo tenor o no. Yo he sido muy cuidadosa de no suscitar cualquier cosa que sea extraña entre la gente.

R. Mackin: ¿Pero no es cierto que cuando el Espíritu Santo venga, como se declara en sus libros, muchos se volverán contra él y declararán que es fanatismo?

Elena de White: Por supuesto que lo harán; y por esta razón debemos ser muy cuidadosos. Es por medio de la Palabra *no por sentimientos ni excitación* como queremos influenciar en la gente a obedecer la verdad. Sobre la plataforma de la Palabra de Dios podemos estar en pie con seguridad. La Palabra viva está repleta de evidencia, y un poder maravilloso acompaña su proclamación en nuestro mundo.

R. Mackin: Bien, no debemos cansarla a Ud.

Sra. Mackin: ¡Alabado sea Dios!

Elena de White (mientras se pone de pie y estrecha las manos): Deseo que el Espíritu de Dios esté con Ud., y con Ud., y conmigo. Debemos ser como niñitos delante de Dios. El poder de su gracia no debe ser malentendido. Debemos tenerlo con toda mansedumbre y humildad de mente, para que Dios mismo pueda impresionar las mentes de la gente. Espero que el Señor los bendiga y les dé un sólido fundamento, y ese fundamento es la Palabra del Dios vivo.

Y así terminó la entrevista. Pero éste no es el fin de la historia. El martes 11 de diciembre por la noche, se le dio a Elena G. de White una visión que definía claramente la experiencia Mackin.

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Historia de Ralph Mackin – 3
“CALCULADO PARA DESVIAR”

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[Éste es el tercer artículo de una serie de tres que relata la historia de Ralph Mackin y su esposa, y quienes creían que el Espíritu Santo había sido derramado sobre ellos con poder especial, guiándolos a hablar en lenguas y profetizar. Los primeros dos informaron de una entrevista que los Mackin tuvieron con Elena G. de White, que fue registra taquigráficamente. En este tercer artículo, Elena G. de White relata lo que se le mostró en visión concerniente al caso Mackin.]

Reprendiendo el fanatismo

Un triste error

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La visita de Ralph Mackin y su esposa a Elena G. de White ocupó la última mitad de la mañana del jueves 12 de noviembre de 1908. Los planes eran que Elena G. de White, junto con tres miembros de su casa y de la oficina, fuera conducida por un equipo el viernes a 45 kilómetros de Healdsburg para tener servicios el sábado y el domingo. Cuando terminó la entrevista, continuó con sus tareas habituales de la semana. Entonces, a la semana siguiente, tuvo que viajar a Berkeley y realizó varias reuniones durante el fin de semana.

W. C. White le escribió al pastor A. G. Daniells, presidente de la Asociación General, ese jueves de tarde después de la entrevista:

Esta mañana, antes del mediodía, mi madre, el hermano Crisler y yo, dedicamos un par de horas a entrevistarnos con el hermano y la hermana Mackin de Findlay, Ohio. Dijeron que habían atravesado el continente para ver a mi madre. Tuve un entrevista con ellos en mi oficina ayer de mañana y les aconsejé que volvieran esta mañana para ver a mi madre. Parecían ser personas muy espirituales, pero su experiencia es algo peculiar.

Habían estado esperando y orando para que mi madre tuviera un mensaje de aliento para ellos. En esto estaban un poco decepcionados. Ella les dijo que su caso nunca se les había presentado en visión, y luego habló con ellos por media hora, indicándoles la necesidad de ser precavidos, para que no fueran desviados por sus sentimientos, creyendo que esto era dirigido por el Señor. Recién han regresado al sanatorio, diciendo que no podían decir lo que harían después, pero que seguirían las directivas del Señor. -12 noviembre, 1908.

Ese viernes, los Mackin fueron a San José, aparentemente bastante olvidados del consejo dado y de las advertencias de Elena G. de White, comenzaron a tener reuniones en ese lugar. Informaron a la iglesia de Clyde, Ohio, de que habían tenido una entrevista con la hermana White y que tenían algo bueno que decirles a su regreso.

Quizás el Señor les estaba dando a los Mackin una oportunidad para mostrar su respuesta a los fervientes consejos de Elena G. de White y también dejar que las circunstancias se desarrollen para mostrar a todos el verdadero fruto de su obra. Pronto comenzaron a surgir problemas en San José. También empezaron a llegar inquietudes sobre la entrevista al personal de Elmshaven.

El 26 de noviembre, dos semanas después de la entrevista, Elena G. de White le escribió a S. N. Haskell, presidente de la Asociación de California:

Hace dos semanas, mientras escribía, mi hijo W. C. White entró en mi habitación y declaró que había dos personas que deseaban hablar conmigo. Bajé las escaleras hasta la sala de recibo, y ahí encontré a un hombre y a su esposa que afirmaban obedecer la Palabra de Dios y creer en los testimonios. Habían tenido una experiencia inusitada durante los dos o tres años pasados. Parecían ser gente sincera.

Escuché mientras referían algunas de sus experiencias, y luego les dije algo acerca de la obra que tuvimos que hacer para enfrentar y oponernos al fanatismo poco después de transcurrida la fecha cuando esperábamos ver a nuestro Señor. Durante esos días difíciles algunos de nuestros creyentes más preciados fueron conducidos al fanatismo. Luego les dije que antes del fin veríamos extrañas manifestaciones protagonizadas por aquellos que profesaban ser dirigidos por el Espíritu Santo. Algunos considerarán como algo de mucha importancia estas manifestaciones peculiares, que no proceden de Dios, pero que están calculadas para apartar las mentes de muchos de la enseñanza de la Palabra.

En esta etapa de nuestra historia debemos tener mucho cuidado de precavernos contra todo lo que sepa a fanatismo y desorden. Debemos precavernos contra todas las manifestaciones peculiares que podrían excitar la mente de los no creyentes, y conducirlos a pensar que como pueblo nos dejamos guiar por el impulso y nos complacemos en el ruido y la confusión acompañados de conductas extravagantes. En los últimos días, el enemigo de la verdad presente producirá manifestaciones que no están en armonía con la dirección del Espíritu, sino que tienen el propósito de descarriar a aquellos que están listos a aceptar cualquier cosa nueva y extraña.

Dije a este hermano y a su esposa que la experiencia que yo había tenido en mi juventud, poco después de transcurrida la fecha de 1844, me había conducido a ser sumamente precavida en la aceptación de cualquier cosa parecida a lo que en aquel tiempo enfrentamos y reprochamos en el nombre del Señor.

No podría infligirse un daño mayor a la obra de Dios en esta época que el que le causaríamos si permitiésemos que se introdujera en nuestras iglesias un espíritu de fanatismo acompañado por conductas extrañas, que se considerarían equivocadamente como la obra del Espíritu de Dios.

A medida que este hermano y su esposa referían sus experiencias, que ellos pretendían haber tenido como resultado de haber recibido el Espíritu Santo con poder apostólico, tuve la impresión de que se trataba de una copia de aquello a lo cual habíamos tenido que hacer frente y corregir en nuestros primeros días de existencia.

Hacia el final de nuestra entrevista, el Hno. L propuso que oráramos juntos, pensando que posiblemente durante la oración su esposa experimentaría aquello que me habían descrito, y que entonces yo estaría en condiciones de discernir si eso procedía del Señor o no. No pude consentir en ello, porque se me ha indicado que cuando una persona ofrece exhibir tales manifestaciones peculiares, eso constituye una clara evidencia de que no se trata de la obra de Dios.

No debemos permitir que estos incidentes nos desanimen. De tiempo en tiempo nos veremos frente a casos tales. No demos lugar a ejercitaciones extrañas que ciertamente alejan la mente de la dirección profunda del Espíritu Santo. La obra de Dios se ha caracterizado siempre por la serenidad y la dignidad. No podemos permitirnos aprobar ninguna cosa que produzca confusión y debilite nuestro fervor con respecto a la gran obra que Dios nos ha encomendado realizar en el mundo, a fin de prepararlo para la segunda venida de Cristo. –Carta 338, 1908 (publicada en Mensajes selectos, vol. 2, pp. 46-48.

A la semana siguiente el pastor W. C. White informó al pastor Haskell en relación con la visita de los Mackin. Le contó cómo estaban seguros de que el Señor los había enviado allí, y que algunos mensajes le habían sido dados a la hermana White en relación con ellos y su obra.

Cuando Elena G. de White trató con los Mackin ese jueves de mañana, en respuesta a la inquietud de que si alguna vez la hermana White había visto en visión o tenía algún mensaje para ellos en relación con su obra especial, ella dijo que no los había visto en visión y que no tenía ninguna revelación del Señor respecto a su obra.

Continúa W. C. White,

En esa visita no pude discernir nada que pudiera alentarlos en relación con visiones en las que ellos estuvieran divinamente llamados a una labor específica. Aquí están los hechos:

(1) Ellos creían que el Señor los había llamado para hacer una obra muy especial, y que se le daría un mensaje a la hermana White que vindicara y estableciera esa obra. En esto, se equivocaron. No existía tal mensaje.

(2) Creían que la hermana White había recibido una visión sobre ellos, y que cuando estuvieran ante su presencia los reconocería.

(3) Esperaban palabras de aliento. Pero lo que recibieron fueron palabras de advertencia. En vista de esto, no pueden con justicia hacer referencia a su visita a Elena G. de White y su hijo, W. C. White, como que alentó sus reclamos de una obra y una misión especiales. –Carta de W. C: White, 2 de diciembre de 1908.

Y luego Dios habló mediante una visión dando luz en forma específica. Posiblemente fueron dos visiones, una durante la noche del 10 de diciembre y la otra unos pocos días antes. Lo que se le reveló a Elena G. de White la llevó a escribir dos cartas el viernes 11 de diciembre: una a los Mackin y una a “Nuestros hermanos en California”. Las presentaremos en ese orden. La segunda carta fue publicada en el Pacific Union Recorder [Registro de la Unión del Pacífico].


Un triste error

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Sr. Ralph Mackin y Sra.:

Querido hermano y hermana: Hace poco, en visiones de la noche [diciembre 10] se me presentaron algunos asuntos que debo comunicarles. Se me mostró que Uds. están cometiendo algunos errores lamentables. En el estudio que Uds. hacen de las Escrituras y los Testimonios han llegado a conclusiones erróneas. La obra del Señor sería grandemente malentendida si Uds. continuaran trabajando como han empezado a hacerlo, pues le dan una falsa interpretación a la Palabra de Dios y a los Testimonios impresos; y entonces tratan de llevar a cabo una obra extraña de acuerdo con la concepción que Uds. tienen de su significado. Suponen que todo lo que hacen es para la gloria de Dios, pero se están engañando a sí mismos y están engañando a otros.

Su esposa, en discursos, en cantos y en extrañas exhibiciones que no están de acuerdo con la obra genuina del Espíritu Santo, está ayudando a introducir una fase de fanatismo que haría un gran perjuicio a la causa de Dios si se le permitiera tener lugar en nuestras iglesias.

Uds. aun han supuesto que han recibido poder para echar fuera demonios. Por la influencia de Uds. sobre las mentes humanas, hombres y mujeres son inducidos a creer que están poseídos por demonios, y que el Señor los ha señalado a Uds. como sus agentes para arrojar fuera a esos malos espíritus.

Se me ha mostrado que precisamente la clase de error a la cual me vi obligada a hacer frente entre los creyentes adventistas después de que pasó el tiempo en 1844, se repetirá en estos últimos días. En nuestra experiencia temprana tuve que ir de lugar en lugar y presentar mensaje tras mensaje a grupos de creyentes desanimados. Las evidencias que acompañaban mis mensajes eran tan grandes, que los de corazón honesto recibían como verdad las palabras que se hablaban. El poder de Dios se revelaba de una manera señalada, y hombres y mujeres eran liberados de la funesta influencia del fanatismo y el desorden, y eran traídos a la unidad de la fe.

Hermano y hermana, tengo un mensaje para Uds.: Uds. están partiendo de una falsa suposición. Hay mucho del yo entretejido en sus exhibiciones. Ya es tiempo de que se detengan. Si Dios les hubiera dado un mensaje especial para su pueblo, Uds. andarían y obrarían con toda humildad, no como si estuvieran en el escenario de un teatro, sino con la mansedumbre de un seguidor del humilde Jesús de Nazaret. Ejercerían una influencia totalmente diferente de la que han estado ejerciendo. Estarían anclados en la Roca, Cristo Jesús.

Mis queridos jóvenes amigos, las almas de Uds. son preciosas a la vista del cielo. Cristo los ha comprado con su propia sangre preciosa, y yo no quisiera que estuvieran albergando una falsa esperanza y trabajando con métodos falsos. No hay duda de que Uds. están ahora en un falso camino, y les ruego, por sus almas, que no pongan por más tiempo en peligro la causa de la verdad para estos últimos días. Por amor de sus propias almas, consideren que la manera en la cual están trabajando no es la forma en que se hará avanzar la obra de Dios. El sincero deseo de hacer bien a otros inducirá al obrero cristiano a apartar todo pensamiento de introducir en el mensaje de la verdad presente cualquier enseñanza extraña que induzca a los hombres y mujeres al fanatismo. En esta época de la historia del mundo, debemos ejercer el mayor cuidado en este respecto.

Algunas de las fases de la experiencia por la cual Uds. están pasando, no sólo ponen en peligro sus propias almas, sino las de muchos otros, porque Uds. echan mano de las preciosas palabras de Cristo como se registran en las Escrituras, y a los Testimonios, para atestiguar el carácter genuino de vuestro mensaje. Al suponer que la preciosa Palabra, que es veracidad y verdad, y los Testimonios, que el Señor ha dado a su pueblo, son vuestro respaldo, están engañados. Uds. son movidos por impulsos equivocados, y están animándose a sí mismos con declaraciones que guían a error. Intentan hacer que la verdad de Dios sostenga falsos sentimientos y acciones incorrectas, que son inconsecuentes y fanáticas. Esto hace diez veces más difícil, aun veinte veces más difícil la obra que la iglesia tiene que hacer para familiarizar a la gente con las verdades del mensaje del tercer ángel. -Carta 358a, 1908 (publicada parcialmente en Mensajes selectos, vol. 2, pp. 51-52).



A nuestros hermanos en California:

Anoche se me dio instrucción para nuestro pueblo. Me parecía estar en una reunión donde se representaba la obra extraña del Hno. Mackin y su esposa. Se me dijo que era una obra similar a la que se había llevado a cabo en Orrington, en el Estado de Maine, y en varios otros lugares después del cumplimiento de la fecha de 1844. Se me pidió que hablara decididamente contra esta actividad fanática.


Etiquetada como fanatismo

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Se me mostró que no era el Espíritu del Señor el que inspiraba al Hno. y a la Hna. Mackin, sino el mismo espíritu de fanatismo que siempre intenta penetrar en la iglesia remanente. Están errados en la forma como aplican las Escrituras a sus prácticas peculiares. El hecho de declarar a las personas como poseídas por el demonio, y luego orar por ellas y afirmar que expulsan los malos espíritus, constituye un fanatismo que hará caer en el descrédito a cualquier iglesia que apruebe tal obra.

Se me dijo que no debemos estimular tales demostraciones, sino que deberíamos proteger al pueblo mediante resueltas expresiones de censura contra aquello que podría manchar el nombre de adventistas del séptimo día, y destruir la confianza del pueblo en el mensaje de verdad que debe presentar al mundo. El Señor ha realizado una gran obra en favor de su pueblo al colocarlo en un terreno ventajoso. La iglesia tiene el deber de mantener viva su influencia. Las siguientes palabras tienen un contenido valioso: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5: 39). Las palabras de la inspiración, cuidadosamente estudiadas y obedecidas con oración, servirán para poner a todos plenamente en el camino de las buenas obras.

Como denominación necesitamos volvernos con más persistencia hacia Dios en busca de su dirección. Vivimos en una época impía. Los peligros de los últimos días se ciernen sobre nosotros. Debido a que la iniquidad abunda, Satanás se propone introducir toda clase de teorías engañosas entre aquellos que han procurado andar humildemente con Dios, y que desconfían de sí mismos. ¿Deben ir, personas llenas de confianza propia y fanáticas, al encuentro de estas almas humildes para asegurarles que están poseídas por los malos espíritus, y después de orar con ellas, afirmar que el demonio ha sido expulsado? Estas no son las manifestaciones del Espíritu de Dios, sino de otro espíritu.

Exhorto a cada iglesia a tener cuidado de no dejarse conducir a un punto donde piensen mal de aquellos que, debido a su desconfianza de sí mismos, teman no tener el Espíritu Santo. Hay quienes han seguido su propio modo de obrar en vez de hacer la voluntad de Dios. No han reconocido la luz que Dios les ha dado benévolamente; y debido a esto han perdido la facultad de distinguir entre las tinieblas y la luz. Numerosas personas han oído mucho con respecto a la senda que debían seguir, pero ignoran lo que Dios requiere de ellas. Su luz no brilla en términos de obras que revelan los principios de la verdad y la santidad. Es esta clase de personas la que en el tiempo de prueba aceptará falsedades y teorías erróneas como si fueran la verdad de Dios.

El pueblo de Dios ha recibido luz abundante. Que nuestra grey despierte y avance hacia la perfección. Estaréis expuestos a los errores de los instrumentos satánicos. Sobrevendrán tremendas olas de fanatismo. Pero Dios librará al pueblo que busque fervientemente al Señor. y se consagre a su servicio (Pacific Union Recorder [Informador de la Unión del Pacífico], 31 de diciembre de 1908). –Mensajes selectos, vol. 2, pp. 53, 54.

En ese momento los Mackin se perdieron de vista. Sus nombres desaparecieron de nuestros registros. Cualquier influencia, que pudieran haber tenido con los miembros de nuestra iglesia, fue socavada por las declaraciones de Elena G. de White de que se le había mostrado que no era el Espíritu del Señor el que estaba inspirando a los Mackin.

Al incluir esta serie de artículos sobre la historia de los Mackin, es oportuno observar que Elena G. de White escribió mucho en relación con el bautismo del Espíritu Santo. Ella describe los frutos de este bautismo como apacibles y unidos en forma funcional a la vida y testimonio cristiano, y no en el área de lo extático.

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CÓMO INGRESARON LOS MACKIN A LA IGLESIA DE SAN JOSÉ



Después de la publicación de los tres artículos en la Review and Herald, el Patrimonio White recibió información de la Sra. Irene Moon-Winn, quien residía en San José en ese momento, relatando cómo los Mackin tuvieron acceso a la iglesia de San José.

El pastor D. T. Fero tuvo que estar ausente el sábado 14 de noviembre y arregló, con uno de los miembros, para que se hiciera cargo del servicio. El sábado de mañana, cuando nuestro hermano que tenía que hablar ingresó a la iglesia, se encontró con un buen hombre que tenía una Biblia, el himnario Christ in Song [Cristo en cantos] y un volumen de Testimonies y cuyo nombre era Ralph Mackin.

“¿Es usted predicador?”, le preguntó.

“Oh, sí”, fue la respuesta. “Recién llego de Battle Creek”. Cuánta fortuna, según parecía, que un ministro del Este estuviera entre ellos, y por tanto fue invitado a predicar.

En su sermón, Mackin le dijo a la congregación que venía de visitar a la hermana White en Santa Elena y que su esposa había tenido allí una visión. Informó que la hermana White estaba plenamente de acuerdo con ellos, les dijo que la suya era una buena causa, y les deseaba las bendiciones de Dios. Durante el sermón sugirió que si algunos de la congregación quisieran tener una reunión de oración especial después de la reunión de la iglesia, estaría feliz de acompañarlos. Algunas personas se quedaron, y tuvieron una pequeña reunión de oración.

Cuando los miembros que habían regresado a sus hogares, volvieron a las tres de la tarde para la reunión de sociedad de jóvenes, se sorprendieron al encontrar que la reunión, bajo el liderazgo de Mackin, aún continuaba. Algunos estaban cantado, otros orando, otros gritando. Mackin anunció que habría una reunión de oración en la iglesia esa noche. La gran mayoría se volvió, y él continuó cada noche hasta el miércoles cuando el pastor Fero regresó, descubrió la situación, y concluyó con las reuniones de Mackin en la iglesia.

La Sra Winn informa que la gente “parecía pensar que

éste era un derramamiento del Espíritu Santo”. Por un tiempo, Mackin dirigió reuniones en los hogares de los simpatizantes.

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Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 1
REAVIVAMIENTOS – EL MOMENTO CUANDO DIOS Y SATANÁS TRABAJAN

Por Arturo L. White

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[En los artículos de la Review del 15 de marzo al 26 de abril de 1973. El pastor White presentó el consejo que dio Elena G. de White sobre las experiencias carismáticas. Se relaciona en forma estrecha con este consejo, el consejo sobre reavivamientos. En dos experiencias, una en Healdsburg, California, en 1885 (que se trata en este artículo), y la otra en Battle Creek, Michigan, en 1892 y 1893 (que se tratarán en los siguientes) había un marcado derramamiento del Espíritu Santo, particularmente sobre los estudiantes en los dos colegios. Algunos tildaron la experiencia como “fanatismo”. En una cantidad de comunicaciones, Elena G. de White indicó que las experiencias fueron genuinas, pero mostró que cuando Dios actúa, Satanás se introduce con un engaño. –Los editores]

Algo anduvo mal

Se suspenden las reuniones



A lo largo de los años ha habido épocas de reavivamientos especiales entre los adventistas, y la iglesia ha recibido grandes bendiciones por este medio. En relación con ellos, el fanatismo introdujo a veces su horrenda cabeza, causando incomprensión, crítica y algunos otros males. Y por eso hubo quienes, tratando de evitar lo espurio, rechazaron también lo genuino.

Vale la pena repasar los consejos que dio Elena G. de White en relación a algunos de estos reavivamientos del pasado, porque ella señala que deben producirse nuevamente en la iglesia, si ésta ha de estar preparada para recibir la lluvia tardía. También presenta claramente la forma en que Satanás actúa para neutralizar la obra de Dios. Dos de esos notables reavivamientos, acerca de los cuales existe amplia documentación, se llevaron a cabo en Healdsburg, California, en 1885, y en el Colegio de Battle Creek, en 1892 y 1893.

La experiencia de Healdsburg. La iglesia de Healdsburg fue una de las primeras de California. El hecho de que se fundara el colegio allí en 1882 hizo de ella un centro denominacional, hasta que el colegio fue trasladado a Angwin, en 1909. El colegio de Healdsburg fue nuestra segunda institución educacional y abrió el camino en lo que atañe a diversos aspectos importantes de la obra de la educación. Allí funcionó nuestro primer internado, se celebraron las primeras clases de Biblia como parte del programa regular de estudios, y se llevaron a cabo las primeras actividades industriales con participación del alumnado.

Elena G. de White compró una casa a pocas cuadras del colegio y residió allí hasta que se fue a Europa, tres años más tarde. En el verano de 1885, profundamente preocupada por el bienestar de la iglesia, dirigió fervientes llamados, invitando a los miembros a profundizar su experiencia religiosa. Pero la respuesta no estuvo a la altura de lo que ella esperaba y por la cual había orado. Deseaba fervientemente que la iglesia de Healdsburg, la iglesia con la cual se relacionaba el único centro de enseñanza de la Costa del Pacífico, triunfara y fuera un ejemplo.

A comienzos del mes de julio de 1885, Elena G. de White inició su viaje rumbo a Europa. Seis semanas más tarde el pastor E. P. Daniels (sin relación con el pastor Arturo G. Daniells), pasó el fin de semana en Healdsburg con su familia. Debido a ciertos problemas financieros, Daniels había solicitado licencia para dejar el ministerio por un tiempo y estaba dirigiendo una escuela de taquigrafía en Oakland. Daniels era algo inestable de carácter, pero buen orador y sincero. El profesor W. C. Grainger, director del colegio de Healdsburg, lo invitó a predicar el sermón del sábado de mañana.

Al informar acerca de la reunión, en una carta dirigida a Elena G. de White, Grainger escribió:

Noté que la gente se había conmovido mucho, de manera que lo invité a hablar otra vez en la tarde. Aceptó. En seguida hicimos planes para celebrar reuniones el domingo de mañana y de noche. El domingo invitó a pasar al frente a los que desearan buscar al Señor. Cuando vi que casi toda la iglesia respondió, le dije al Hno. Daniels: “¡No podemos suspender estas reuniones! ¿Qué haremos?” Me contestó que regresaría a Oakland para hacer arreglos con respecto a sus clases y que volvería y permanecería durante la semana para atender el interés despertado. De eso hace cinco semanas. El interés continúa todavía. -W. C. Grainger a Elena G. de White, 17 de septiembre de 1885.

En otros párrafos de su carta, Grainger informa:

Hemos tenido un glorioso reavivamiento en nuestra iglesia. No ha sido una obra superficial, sino que siento en forma segura que es una obra profunda y duradera. Las confesiones hechas fueron plenas y francas. El Señor nos ha dado otra oportunidad y no hemos menospreciado su misericordia. Pienso que se acercan días más brillantes para la iglesia de Healdsburg. La nube se ha levantado. –Ibíd.

Al describir las reuniones, señaló que:

No hay excitación ni demostraciones ruidosas, sino una tranquila y ferviente búsqueda de Dios. Nunca presencié un movimiento más ferviente que éste. Se han solucionado todos los antiguos problemas sin más presión que la predicación directa de la Palabra de Dios. –Ibíd.

Termina su carta con la noticia que

Hay tiempos mejores en el internado y en el colegio. La gloria sea para Dios. Oro porque Dios nunca permita que otra nube nos oscurezca otra vez. Ha habido un buen número de conversos. Entre los que se han unido a la iglesia se encuentran la madre y el primo de mi esposa. -Ibíd.

Alguien más, I. L. Decker, le escribió a Elena G. de White informando:

¡Oh, qué despertar tuvo esta iglesia! El Espíritu del Señor ha estado con él [E. P. Daniels] con fuerza y poder hasta que todos en el lugar sentimos la presencia y no pudimos resistirla. Viejos pecadores endurecidos, que habían resistido durante toda sus vidas, se quebrantaron. –Carta a Elena G. de White, 7 de septiembre de 1885.

Decker informa posteriormente que había reuniones para los niños, reuniones para los ancianos y reuniones para los jóvenes, todas en forma simultánea. Otros también dieron informes similares del reavivamiento.


Algo anduvo mal

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Pero algo anduvo mal y, pocos meses más tarde, cuado Elena G. de White estuvo en condiciones de evaluar la situación, y Dios le dio luz al respecto, escribió lo siguiente a la Iglesia de Healdsburg:

El Señor hizo su obra entre ustedes, y Satanás que está siempre activo, buscando la oportunidad favorable, se ha introducido y ha mezclado fanatismo con la obra de Dios, para sembrar cizaña junto con la buena simiente -Carta 21, l886, a la Iglesia de Healdsburg.

Además, añadió esta advertencia:

Necesitamos vivir muy cerca de Jesús para discernir lo precioso de lo espurio. -Ibíd.

Si bien Dios pudo usar al pastor Daniels en forma efectiva, Satanás también aprovechó algunas de sus debilidades. Elena G. de White se refirió a ellas cuando dijo:

[El pastor Daniels] es apresurado; sus sentimientos son fuertes y actúa en forma impulsiva... No es perfecto. Pero yo sé cómo lo considera Dios: un hombre con disposición a errar, impulsivo, pero que ama y teme a Dios y que puede alcanzar los corazones si cuenta con consejeros en quienes pueda tener confianza para que lo ayuden. -Carta 10, 1885, escrita al dirigente de una asociación el 4 de noviembre de 1885.

Desgraciadamente, puesto que el reavivamiento había comenzado bien, Daniels se infatuó con el éxito que debería haber sido sólo para gloria de Dios. No hay evidencias de excesos. No se informó que se produjeran éxtasis tales como hablar en lenguas. Pero se introdujeron factores que carecían de equilibrio. A impulsos del fervor, afloraron ciertos conceptos particulares. Daniels, por ejemplo, no estaba de acuerdo con las ofrendas de la escuela sabática. Presentó el asunto con un énfasis cargado de excitación. Como resultado de ello, algunos hermanos comenzaron a manifestar sentimientos contrarios a la organización. Se celebraron algunas reuniones a las que solamente podían asistir los que, según ellos, habían experimentado las bendiciones del reavivamiento.

Otro asunto que perturbó bastante la atmósfera fue el hecho de que Daniels aceptara dinero de hermanos entusiasmados con el reavivamiento, en circunstancias que tenía fama entre sus colegas de ser bastante descuidado en sus asuntos financieros.


Se suspenden las reuniones

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No es extraño entonces que cuando los informes acerca de esos sucesos llegaron a oídos de los dirigentes de la asociación, algunos de ellos fueran a Healdsburg. Estudiaron el caso, hablaron con Daniels y decidieron suspender las reuniones. La crisis estalló. Daniels aceptó el consejo de sus hermanos, pero una buena parte de la iglesia quedó resentida.

Cuando Elena G. de White se enteró en Europa en qué forma habían sido suspendidas las reuniones, escribió lo siguiente a los dirigentes de la asociación:

Con respecto al pastor [E. P:] Daniels debo decir que es finito; no es infalible. Pero hay una disposición muy arraigada a juzgar a los demás. Los que actúan así no toman en cuenta que Dios obra por medio de quien quiere. Se debe ver a Cristo oficiando por medio de su siervo. El gran mal es que la mente se torna estrecha y pierde de vista al principal Obrero; se echa mano del instrumento y se decide que la gente no puede recibir beneficios a menos que los hábitos y los modales del obrero estén exactamente de acuerdo con un molde preestablecido. Tratan al predicador solamente como un hombre, no como un mensajero a quien Dios puede usar para entregar un mensaje o realizar cierta tarea.

Dios ha elegido al hombre para realizar cierta obra. Su capacidad mental puede ser débil, pero ello pondrá en evidencia que es Dios quien obra. Puede que no sea elocuente, pero eso no es prueba de que no tiene un mensaje de Dios. Su conocimiento puede ser limitado, pero en muchos casos, Dios puede obrar con su sabiduría mediante un agente tal, y puede verse que el poder es de Dios, más que a través de alguien que posee habilidades naturales y adquiridas y que lo sabe y tiene confianza en sí mismo, en su juicio, en su conocimiento, y en su forma de expresarse. –Carta 76, 1886.

Luego Elena G. de White explicó,

Pero E. P. Daniels es un orador aceptable. Se me ha mostrado sin embargo que su juicio no es certero y por eso necesita que se lo aconseje. Pero es un hombre que puede llegar muy cerca del corazón de la gente, posee simpatía y realiza esfuerzos personales capaces de atravesar las barreras levantadas alrededor de las almas para contrarrestar la influencia de la verdad. Dios obra por medio de instrumentos frágiles sin que se note su presencia. -Ibíd.

En otra ocasión Elena G. de White expresó el deseo de que se produjeran muchos reavivamientos similares:

Una obra semejante a la que espero se haya hecho en Healdsburg debería realizarse en cada iglesia del país, mediante métodos y medios que no imaginamos todavía. Que esta obra avance en todas partes. Que los pecados sean confesados. Que las inquietudes sean reveladas. Que se extienda lejos y cerca. Esta obra se hará. -Carta 10, 1885.

Con respecto a estos reavivamientos, escribió estas sorprendentes palabras:

Los hombres pueden oponerse porque no se desarrolla como lo esperan. El fanatismo también se manifestará, como siempre ha ocurrido cuando Dios obra. La red juntará en sus mallas peces malos y buenos, pero ¿quién se atrevería a arrojar por la borda toda la pesca porque no todos los peces son buenos? Estoy profundamente preocupada por este asunto. No dudo que el pastor Daniels cometió algunos errores, pero ¿ha sido su error de tal naturaleza que lo haga indigno de ocupar un lugar entre el pueblo de Dios? -Ibíd. (La cursiva es nuestra).

Elena G. de White, al repasar la experiencia de Healdsburg, nos da algunos consejos y pautas que podrían sernos útiles en lo futuro. En una carta sin fecha, escrita a los dirigentes de la iglesia en California, a principios de 1886, afirma:

Quisiera decirles que no estoy de acuerdo con la forma que se ha tratado el asunto. No voy a negar que algunos fanáticos interfirieron la obra que se estaba haciendo. Pero si ustedes proceden en lo futuro como lo han hecho ahora, puedo asegurarles algo: van a condenar la obra de la lluvia tardía cuando se produzca. Porque en ese momento verán mayores evidencias de fanatismo.

Creo que la obra en Healdsburg fue genuina. Creo que el Espíritu de Dios produjo profundos cambios. Creo que los que no estaban consagrados y convertidos sintieron la necesidad de pasar al frente. El enemigo siempre obra mediante aquellos que tienen mentes desequilibradas y caracteres imperfectos. No creo que el pastor [E. P.] Daniels se comportara sabiamente en todas las cosas, y que habría un nuevo capítulo en la experiencia de los obreros si no se cometiera algún error en alguna cosa...

Cada vez que se realice un esfuerzo en la obra de Dios, Satanás estará allí para hacerse notar, ¿pero será la obra de los ministros levantar la mano y decir: Hasta aquí no más; ésta no es la obra de Dios?...

Me gustaría que se dieran cuenta de cuán delicado y peligroso es este asunto de inmiscuirse en la obra de Dios, a menos que dispongan de luz del cielo para guiarlos en sus decisiones...

Temo que hayan contristado al Espíritu de Dios. Los frutos de la obra realizada en Healdsburg eran buenos, pero se manifestó lo espurio junto con lo genuino. Entonces se necesitaban hombres de discernimiento, de mente serena y equilibrada, para actuar en momentos de peligro e indiscreción, y para ejercer una influencia modeladora sobre la obra. Ustedes podrían haber hecho eso. -Carta 76, 1886 (La cursiva es nuestra).

En esa época escribió a algunos amigos de Healdsburg y volvió a referirse al reavivamiento suspendido. Lo que sigue, resume lo que escribió a varias personas:

Con respecto a las reuniones de reavivamiento celebradas en Healdsburg, puedo decir que ciertamente sus frutos ponían en evidencia que eran obra de Dios; pero en todo reavivamiento Satanás se aprovecha de personas no consagradas, con poca o ninguna experiencia en la vida piadosa. Estos elementos procurarán destacarse y en tales ocasiones causarán la impresión de ser los más decididos, celosos y entusiastas.

Precisamente aquellos a quienes no se les puede confiar ningún cargo, se manifiestan dispuestos a desempeñar cualquier responsabilidad, como si fueran hombres y mujeres que han ganado reputación por su vida abnegada, de sacrificio propio y devoción, y fueran capaces de tomar decisiones importantes y de dirigir la iglesia.

Depositar la confianza en éstos, sería como confiar los barcos grandes en las manos de los niños para que los dirijan en el gran océano. Tales personas necesitan la gracia transformadora de Cristo diariamente, con el propósito de llevar fruto para la gloria de Dios. “Aprended de mí”, dijo Cristo, “que soy manso y humilde de corazón”. Tales personas nunca han aprendido esta lección. Si se vistieran con el yugo de Cristo y llevaran sus cargas, entonces comprenderían mejor que deberían ayudar y bendecir a otros.

Supongo que personas de este tipo eran precisamente las más activas en las reuniones de Healdsburg. Por lo que se me ha mostrado, deduzco que eran precisamente esas personas las que participaban de las reuniones privadas que se celebraban sólo para “los que pertenecían plenamente al Señor”. Sé de qué estoy hablando, porque se me han presentado claramente varias veces estos asuntos. No obstante, podría decir a mis hermanos y hermanas de Healdsburg que yo creo que el Espíritu de Dios hizo su obra entre ustedes.

Retengan todo lo que es bueno. No tengan un espíritu farisaico; no se exalten ni confíen en si mismos. Cuanto más bajo se pongan a los pies de la cruz, más distinguirán y más preciosos serán sus puntos de vista de Cristo, nuestro Redentor. La gracia que tanto anhela cada uno que profesa ser un seguidor de Cristo es mansedumbre, humildad, humildad de mente. Una visión de Jesús deja ir con el viento la importancia propia…

Tengo un profundo interés por la iglesia en Healdsburg. Su prosperidad depende del correcto asidero que tienen de Jesús. La presencia de la piedad personal en el hogar les hablará de su propio carácter, del carácter de sus hijos, y de su comportamiento con los animales que tienen. -Carta 9, 1886.

Al recordar estos incidentes bien podemos unirnos a Elena G. de White en este comentario:

No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 443). –Notas biográficas, p. 216.



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Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 2
REAVIVAMIENTO EN BATTLE CREEK

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¿Qué anduvo mal?

Tiempo de luz y tinieblas



Al iniciarse el año escolar de 1892-1893 en el Colegio de Battle Creek, los miembros del personal parecían percibir que sería un año con un significado especial. W. W Prescott, el rector del colegio, informó que cuando se llevó a cabo la primera reunión como facultad, antes del inicio del año escolar “sentimos que había llegado el momento en que debía hacerse un cambio en nuestra labor… Por tanto, asumimos la tareas de este año con la expectativa de que Dios nos bendeciría en una forma especial y que honraría nuestra fe con poder y éxito inusuales en la tarea”.

En esta situación, los profesores emprendieron su tarea con la convicción de que “cada oportunidad debe ser usada de la mejor manera posible”. En poco tiempo la facultad tuvo que enfrentar los problemas usuales de disciplina. Fue en medio de su preocupación por cómo tratar con cuatro estudiantes que habían desobedecido las normas de la escuela, que se inició el reavivamiento. El martes 29 de noviembre por la tarde, dos estudiantes involucrados en la disciplina, al comienzo de la hora de estudios, después de una lucha considerable en sus corazones y bajo la influencia del Espíritu de Dios, se rindieron completamente a Dios. Uno de los jóvenes había estado en la escuela por varios años y era un infiel declarado. El otro joven había rehusado en forma persistente cada invitación a vivir la vida cristiana. Los dos vivían en dormitorios diferentes y ninguno sabía de la experiencia del otro. Ninguno de los estudiantes en el colegio, conocían la experiencia.

Prescott explica:

Parece que descendió sobre los estudiantes en sus cuartos privados durante la hora de estudio de la tarde, en ese momento, estos jóvenes sintieron la influencia, no pudieron resistir un espíritu como ese. Fueron impulsados a dejar sus cuartos y a buscar ayuda. Algunos estuvieron por un tiempo en gran angustia mental. Los maestros que estaban cerca fueron inmediatamente a ayudar a quienes lo desearan.

El rector dice posteriormente que:

Por varias horas ninguna otra cosa ocupó la atención de los profesores y los estudiantes. Sin ningún arreglo previo, se dispusieron reuniones de oración en los cuartos privados y en el recibidor, y uno tras otro se rindió a la influencia del Espíritu.

Prescott estaba ausente, visitando el Colegio de Walla Walla, del que también era rector. Pero bajo la orientación de los profesores del lugar, la obra de reavivamiento “continuó hasta la medianoche y concluyó con cantos que salían de lo más profundo del corazón, ‘Alabemos a Dios, de quien proceden todas las bendiciones’”.

Es muy interesante, que el correo de esa tarde trajo algunos artículos de la hermana White, quien estaba en Australia. En ausencia del rector, fueron entregados a la Sra. Prescott, quien los leyó y los envió al colegio para que los leyeran en la capilla al día siguiente. Estos mensajes fueron de los más oportunos, y la obra de reavivamiento continuó. Las clases se suspendieron, y como Prescott informa, “el poder de Dios estaba presente en una forma señalada”.

Y continúa:

Aquellos que se habían mantenido por largo tiempo en el pecado parecían listos a responder a la invitación para aceptar a Cristo y rendirse al servicio de Dios. No había excitación, pero se podía discernir la influencia profunda del Espíritu de Dios.

Por varios días la obra de reavivamiento se hizo cargo del programa escolar, y Prescott informa:

La obra fue seguida con tal instrucción, pública y privada, como la situación parecía demandarlo, y los resultados generales parecían permanentes. Así la obra avanzó hasta que regresé de Walla Walla.

Los servicios de la capilla se extendían a veces por cuatro horas, y los períodos de adoración de la tarde continuaban hasta las diez de la noche.

“Nunca supe de una experiencia similar”, declaró Prescott. “Todos la reconocían como la obra del Espíritu, la cual mientras convencía de pecado, también consolaba. Nadie se rindió al desaliento, pero había tal hambre y sed por la justicia como no se había experimentado en nuestro medio”.

Y entonces declara: “Desde entonces, la obra avanzaba continuamente, había un aferrarse de Dios tal como nunca antes había visto”.

Mientras el informe continúa, relata de las reuniones regulares que se tenían en Battle Creek, incluso durante las vacaciones de fin de año. Prescott registró las experiencias de los estudiantes durante las vacaciones al “visitar a las iglesias del estado, esforzándose por llevar a otros la luz y la bendición que ellos mismos habían recibido”.

El rector y los miembros de su facultad estaban muy gozosos, y el rector declaró:

Sentimos que ahora podíamos avanzar en la obra como nunca antes. Los maestros están unidos en su obra, y los maestros y estudiantes están unidos con vínculos tales como nunca los habían unido. Estoy seguro que éste será el inicio de una experiencia que crecerá más y más en su luz hasta que el día sea perfecto”.


¿Qué anduvo mal?

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Lamentablemente, el optimismo de Prescott no se cumplió, y uno bien puede preguntarse porqué. Oh, si, los efectos del reavivamiento se percibieron hasta comienzos de 1893 y durante la sesión de la Asociación General de ese año y luego se apagó. En ausencia de registros, volvemos a los comentarios que Elena G. de White escribió en 1893 y 1894. Dios envió a su ángel para darle la información. Se lo puede resumir, de alguna manera, en un comunicado escrito en 1893 y dirigido “A los maestros y estudiantes de nuestro Colegio en Battle Creek y que están en todas nuestras instituciones educativas”

Se inicia con estas palabras:

Se ofrecieron muchas oraciones por el derramamiento del Espíritu Santo, y recientemente ha habido demostraciones de alegría de corazón en aquellos que han buscado intensamente y en forma indivisa a Jesucristo, el Cordero que murió desde la fundación del mundo. Ha habido en su medio arrepentimiento y confesión de pecado, con un verdadero remordimiento del alma. Había un sentido del sacrificio completo, y un darse cuenta del cumplimiento de la promesa en el perdón, en la transferencia del carbón encendido del altar del sacrificio y que toca los labios, el cual era la promesa de perdón. Los labios manchados de pecado estaban expresando las más elevadas alabanzas. ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna, en las alturas!...

¿Pero qué han dado a cambio nuestros jóvenes al Señor? ¿Fue como lo que pasó con el pueblo de Israel en la más solemne ocasión descripta en Éxodo? Moisés había ascendido la montaña para recibir instrucciones del Señor, y toda la congregación debía de estar en actitud de humildad ante Dios; pero en lugar de eso, ellos comieron, bebieron y se levantaron a jugar. ¿Ha sucedido una experiencia similar en Battle Creek? ¿No han perdido muchos su sostén en Dios? La práctica de juegos de fútbol, ¿llevó a los participantes a tener una relación más estrecha con Dios?

En las horas de la noche, se me han dado mensajes para que les dé a ustedes en Battle Creek, y a todas nuestras escuelas. Mientras que es la orden de Dios de que se ejerciten las facultades físicas al igual que las mentales, el ejercicio físico debe asemejarse en sus características y armonizar con las lecciones dadas por Jesucristo a sus discípulos. Lo que se ha dado al mundo debe verse en las vidas de los cristianos, para que en la educación y el entrenamiento propio las inteligencias celestiales no tengan que registrar en los libros que los estudiantes y los maestros en nuestras escuelas son “más amantes del placer que de Dios”. –Manuscrito 51, 1893.

El último párrafo y los consejos que le siguen pueden encontrarse en Fundamentals of Christian Education, pp. 220-230.


Tiempo de luz y tinieblas

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Se hace otra referencia a la experiencia de Battle Creek, que se parece bastante a lo que fue escrito en el momento de la experiencia de Healdsburg. Esta declaración inicia el capítulo de Mensajes selectos, vol. 1, que empieza en la página 150, titulado “La protección de la nueva experiencia”.

Y dice:

Después del derramamiento del Espíritu de Dios en Battle Creek, quedó demostrado en el colegio que una ocasión de gran luz espiritual es también una ocasión de tinieblas espirituales equivalentes. Satanás y sus legiones de instrumentos diabólicos están en el campo de batalla acosando con su poderío a todas las almas para dejar sin efecto las lluvias de gracia que han descendido del cielo con el fin de reavivar y despertar las energías dormidas, para ponerlas decididamente en acción a fin de impartir lo que Dios ha impartido. Si todas las almas que entonces fueron iluminadas hubieran ido inmediatamente a trabajar para impartir a otros lo que Dios les había dado precisamente con aquel propósito, más luz hubiese sido dada, y se hubiera conferido más poder. Dios no le da luz solamente a una persona, sino para que ella pueda difundir la luz y para que él sea glorificado.

En todos los siglos, las ocasiones de reavivamiento espiritual y de derramamiento del Espíritu Santo han sido seguidas por las tinieblas espirituales y la corrupción prevaleciente. Tomando en cuenta lo que Dios ha dado en forma de oportunidades, privilegios y bendiciones en Battle Creek, la iglesia no ha hecho un honroso progreso al efectuar su obra, y la bendición de Dios no descansará sobre la iglesia dándole más luz todavía hasta que se use la luz, como Dios lo ha indicado en su Palabra. La luz que brillaría con claros y nítidos rayos, se opacará en medio de las tinieblas morales. El poder agresivo de la verdad de Dios depende de la cooperación del agente humano con Dios, en piedad, en celo, en esfuerzos desinteresados para llevar la verdad de Dios ante otros. -Manuscrito 45, 1893 (énfasis añadido).

En una carta escrita en 1893, Elena G. de White da más detalles al describir lo que sucedió en el lugar y porqué. Esto es lo que escribió:

Se me han escrito cosas en cuanto a la acción del Espíritu de Dios en el último congreso [1893] y en el colegio, que indican claramente que debido a que no se vivió de acuerdo con esas bendiciones, algunas mentes se han confundido, y que lo que fue luz del cielo ha recibido el nombre de excitación. Me ha entristecido que esto se vea de esta forma. Debemos ser muy cuidadosos para no contristar al Espíritu Santo de Dios declarando que la ministración de su Espíritu Santo es una especie de fanatismo. ¿Cómo entenderemos la acción del Espíritu de Dios si ella no es revelada en forma clara e inequívoca, no sólo en Battle Creek sino en muchos lugares?

No me sorprende que alguno se confundiera con el resultado posterior. Pero en mi experiencia de los últimos 49 años, he visto muchas de estas cosas, y he sabido que Dios ha obrado de una forma notable; y nadie se atreva a decir que no es el Espíritu de Dios. Estamos autorizados para creer precisamente en eso y para pedirlo en oración, pues Dios está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que lo piden, que los padres lo están a dar buenas dádivas a sus hijos. Pero el Espíritu Santo no está para que lo use el agente humano. Está para obrar con el agente humano y para usarlo. No tengo duda de que Dios bendijo abundantemente a los alumnos del colegio y a la iglesia. Pero un período de gran luz y de derramamiento del Espíritu es seguido, con mucha frecuencia, por un tiempo de gran oscuridad. ¿Por qué? Porque el enemigo obra con todas sus energías engañosas para que pierdan su efecto las profundas motivaciones del Espíritu de Dios en el ser humano.

Cuando los alumnos del colegio se entregaron a sus juegos de competencia y al fútbol, cuando se dejaron absorber por las diversiones, Satanás vio propicia la oportunidad para introducirse y dejar sin efecto al Espíritu Santo de Dios que quiere modelar y usar a los seres humanos. Si con independencia moral, todos los profesores sin excepción hubiesen cumplido con su deber, si hubiesen comprendido su responsabilidad, si hubieran permanecido íntegros delante de Dios, si hubieran usado la capacidad que Dios les había dado de acuerdo con la santificación del espíritu mediante el amor a la verdad, habrían tenido vigor espiritual y luz divina para avanzar más y más y subir por la escalera del progreso que se extiende en dirección al cielo. Es evidente que no apreciaron la luz, no caminaron en ella ni siguieron a la Luz del mundo.

Es fácil alejar la influencia del Espíritu Santo mediante la pereza, la conversación y el juego. Caminar en la luz significa mantenerse avanzando en la dirección de la luz. Si uno que fue bendecido se vuelve descuidado y desatento, y no vela en oración, si no exalta la cruz y lleva el yugo de Cristo, si su amor por las diversiones y su lucha por la supremacía absorben sus facultades o capacidades, entonces Dios no es lo primero, lo mejor y lo último en todas las cosas y Satanás se presenta para desempeñar su papel en el juego de la vida por el alma humana. Satanás puede desempeñar su papel mucho más decididamente que ellos, y puede urdir profundas estratagemas para la ruina del alma...

Los resultados posteriores a la acción del Espíritu de Dios en Battle Creek no se deben al fanatismo, sino a que los que recibieron las bendiciones no expresaron las alabanzas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Y cuando la tierra sea iluminada con la gloria de Dios, algunos no sabrán lo que es ni de dónde vino, porque aplicaron mal y tergiversaron el Espíritu que fue derramado sobre ellos. Dios es un Dios celoso de su gloria. No honrará a los que lo deshonran. Algunas personas que viven en la luz debieran haber instruido a esas almas inexpertas en la experiencia de caminar en la luz después de haber recibido la luz. Ojalá tuviera tiempo para escribir más ampliamente, pero temo no tenerlo (Carta 58, 1893). –Mensajes selectos, vol. 1, pp. 151-153.

Durante los siguientes días, Elena G. de White hizo numerosas referencias a la experiencia en Battle Creek. Lo hizo en dos artículos que preparó para la Review and Herald, una que aparece en el número del 30 de enero de 1894, y la otra en el número del 6 de febrero. El espacio de que disponemos en este artículo nos impide citarlo. Los que estén interesados pueden leerlo en los artículos de la Review publicados en Mensajes selectos, vol. 1, pp. 153-166. Ella deja bien en claro las provisiones que Dios hizo para el derramamiento del Espíritu Santo y señala los factores que obstaculizan la obra, como Dios quiere que se la realice. Ella describe al agradecido hijo de Dios, que desea retener la experiencia de la bendición especial, como uno que no sólo anda en la luz, sino que obra con diligencia por aquellos que están a su alrededor.

Luego escribió:

Si hay una cosa en el mundo en que debamos manifestar entusiasmo, que se manifieste en buscar la salvación de las almas por quienes murió Cristo. –Ibíd., p. 161.

Debe notarse que en las experiencias de reavivamiento en Healdsburg y Battle Creek, como se registra en estos artículos y se lo apoya en forma abundante con registros de esa época, no hubo experiencias extáticas liderando la recepción del Espíritu Santo –ni hablar en lenguas desconocidas. En cada caso, tanto en el testimonio de aquellos que estuvieron presentes y en el trato que le dio al asunto Elena G. de White, se indica que hay un sosiego, una obra solemne, que no se destaca por excitaciones especiales. En ambos casos el fanatismo se introdujo, y Elena G. de White indica que en cada experiencia genuina podemos esperar que haya algunos con una naturaleza fanática que se unirán y llevarán las cosas al extremo. Pero incluso en estas dos experiencias, no hubo manifestaciones de hablar en lenguas. Aquí hay lecciones para que reflexionemos.

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[*] Jaime White en la Review del 4 de diciembre de 1855, declaró: “Nunca hemos estado plenamente satisfechos con el testimonio presentado a favor de las seis en punto… El tema nos había preocupado, aún no hemos tenido tiempo de investigarlo cuidadosamente”.

[†] Este tema histórico fue suministrado por uno de nuestros ministros en Wisconsin, Adriel Chilson. Mientras que no hemos identificado en forma cierta esta experiencia particular con la obra de Salomón Wellcome, hay una evidencia fuerte de que existieron muchas similitudes. El artículo de Adriel Chilson, “False Sanctification a Century Ago in Wisconsin” [La santificación falsa hace un siglo atrás en Wisconsin], será publicado en un número futuro de la Review.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

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ELLEN CREIA EN EL DON DE LENGUAS.

DENETO LEE Y CALLA PARA SIEMPRE.

EXPERIENCIAS CARISMÁTICAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

Por Arturo L. White



“Vi que debemos esforzarnos en todo momento para librarnos de las experiencias religiosas excitantes e inútiles. Vi que hay gran peligro en dejar la Palabra de Dios y apoyarse y confiar en esas experiencias religiosas excitantes…

“Vi que la carga del mensaje ahora era la verdad. La Palabra de Dios debe ser seguida estrictamente y puesta en alto ante el pueblo de Dios. Y sería hermoso y encantador si el pueblo de Dios fuera llevado a una [posición] correcta, para ver las operaciones de Dios por medio de las experiencias religiosas de las visiones”. –Elena G. de White, Manuscrito 11, 1850.



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Reimpresión de doce artículos publicados en Review and Herald, 10, 17 y 24 de agosto, 1972; 15, 22 y 29 de marzo; y 2 y 9 de agosto, 1973.



PORQUÉ ESTA REIMPRESIÓN

En su mensaje ante los líderes de la Asociación General, leída en la sesión de 1893, Elena G. de White señaló la importancia de la historia sagrada. Ella dice, “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada" (Notas Biográficas, 216).

Los 12 artículos que aparecen en esta reimpresión, fueron escritos como resultado de una profunda convicción de parte de los líderes de la iglesia y del autor, de que los acontecimientos actuales en el mundo religioso –particularmente el movimiento neopentecostal o carismático- puede ser correctamente evaluados sólo a la luz de la Palabra de Dios y las lecciones de la historia sagrada antigua y moderna. Los artículos fueron escritos originalmente para Review and Herald, el periódico general de la iglesia de los Adventistas del Séptimo Día, y fueron publicados en tres grupos durante 1972 y 1973.

La primera en aparecer fue una serie de tres artículos titulada “La historia de Ralph Mackin”. Estos artículos fueron una guía interesante y útil para evaluar la glosolalia que caracteriza al movimiento carismático contemporáneo, porque el hablar en lenguas fue una característica de la experiencia de Mackin en 1908. Mucho se puede aprender al observar el modo en que Elena G. de White se relacionó con esta situación. Se fijó cuidadosamente la forma en que los Mackin relataban su historia, luego analizó las distintas fases de su experiencia. La visión que se le dio unos pocos días después de sus conversaciones con los Mackin y el consejo que escribió a esta pareja y que envió a las iglesias, están incluidos en los artículos de esta primera serie.

Luego siguió una serie de siete artículos sobre experiencias extáticas en la historia temprana de los Adventistas del Séptimo Día. Se revisan cuatro casos de hablar en lenguas, y se presta cuidadosa atención a las advertencias y a los consejos que sirvieron de guía en 1850, que marcó el curso de acción en relación a lo que Elena G. de White denominaba como “prácticas espirituales”. La serie concluye con consejos que establecen claramente el criterio por medio del cual se deben juzgar todas esas experiencias.

El tercer grupo fue una serie de dos artículos presentando dos vivencias notables en las cuales hubo profundas impresiones del Espíritu del Señor, pero que no fueron plenamente comprendidas o aceptadas, y etiquetadas por algunos como fanatismo. Esta serie incluye palabras de prevención contra el rechazo apresurado de la evidencia sensata de la obra del Espíritu de Dios.

Los líderes de la iglesia sintieron que todos los Adventistas del Séptimo Día debían disponer de los 12 artículos, para que a la luz de la historia denominacional puedan juzgar la validez de varios tipos de prácticas religiosas contemporáneas. Esta reimpresión ofrece estos materiales en forma conveniente y accesible para su amplia difusión.

Kenneth H. Word

Editor Review and Herald

Washington, D.C.



TABLA DE CONTENIDO

EXPERIENCIAS EXTÁTICAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

El hablar en lenguas en la historia temprana de los ASD, (Review and Herald, 15 de marzo de 1973).

Estudio bíblico versus experiencias extáticas, (Review and Herald, 22 de marzo, 1973).

Cara a cara con lo espúreo, (Review and Herald, 29 de marzo de 1973).

El don de lenguas en Portland, Maine, (Review and Herald, 5 de abril de 1973).

Curaciones milagrosas, (Review and Herald, 12 de bril de 1973).

Elena G. de White y el bautismo del Espíritu Santo, (Review and Herald, 19 de abril de 1973).

Criterios dados por Dios, (Review and Herald, 26 de abril de 1973).



LA HISTORIA DE RALPH MACKIN

La historia de Ralph Mackin, (Parte 1, Review and Herald, 10 de agosto de 1972).

La palabra, no sentimiento, (Parte 2, Review and Herald, 17 de agosto de 1972).

“Calculado para desviar”, (Parte 3, Review and Herald, 10 de agosto de 1972).

Cómo ingresaron los Mackin a la iglesia de San José



DOS IMPORTANTES REAVIVAMIENTOS RELIGIOSOS

Reavivamientos – el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 1, (Review and Herald, 2 de agosto de 1973).

Algo anduvo mal

Se suspenden las reuniones

Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 2, (Review and Herald, 9 de agosto de 1973).

¿Qué anduvo mal?

Tiempo de luz y tinieblas


Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas –1
EL HABLAR EN LENGUAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

Por Arturo L. White

[Inicio del documento]

Dominada por el Espíritu

Reacios para creer

Una experiencia poco después de su primera visión

Gritando alabanzas a Dios

Ralph habla en lenguas



Las experiencias extáticas no eran desconocidas entre los cristianos sinceros en las décadas de 1830 y 1840. Algunos de los que llegaron a ser más tarde nuestros antecesores espirituales estuvieron involucrados en ellas. Estas experiencias pueden describirse como: (1) postraciones físicas; (2) gritar loas a Dios; (3) hablar en lenguas desconocidas; (4) curaciones milagrosas. Al mirar hacia atrás desde nuestra posición actual, parece existir evidencia convincente de que algunas de esas experiencias fueron genuinas. También hay evidencias de que algunas fueron falsificadas o auto inducidas en los períodos de excitación. En esta serie de artículos se explorarán estas experiencias en su contexto histórico y se mostrará la relación que tuvo con ellas Elena G. de White. Mientras que Elena G. de White relata su primera experiencia en el Despertar Adventista antes de que le fueran dadas visiones, ella registra algunas ocasiones cuando se sintió postrada por la presencia abrumadora del Espíritu de Dios. Una de esas experiencias se cree que tuvo lugar en 1843:

Me incliné temblorosa durante las oraciones que se ofrecían. Después de que hubieron orado unos pocos, elevé mi voz en oración antes de que pudiera darme cuenta de ello… Alabé a Dios desde lo profundo de mi corazón. Todo me parecía ajeno excepto Jesús y su gloria, y perdí la conciencia de lo que estaba pasando a mi alrededor. El Espíritu de Dios descansó sobre mí con tal poder que fui incapaz de volver a casa esa noche. Cuando regresé, al día siguiente, se había producido un gran cambio en mi mente. Me parecía que difícilmente podía ser la misma persona que había dejado la casa de mi padre la tarde anterior. El siguiente pasaje estaba continuamente en mis pensamientos: “El Señor es mi pastor; nada me faltará”. Mi corazón estaba lleno de felicidad mientras repetía suavemente estas palabras.- Testimonies for the Church, vol. 1, p. 31.



Dominada por el Espíritu

[Inicio de esta sección]

Al relacionar otro incidente durante su temprana experiencia cristiana como una joven Millerita, relata cómo ella, junto con otros, era integrante de una reunión que se realizó unos seis meses después de la descrita anteriormente. El capítulo que presenta esta información se titula “Oposición de los hermanos formales”. Ella relata:

Por momentos el Espíritu del Señor descansaba sobre mí con tal poder que mi fuerza me era quitada. Esto era una prueba para algunos que habían salido de las iglesias formales… Muchos no podían creer que uno pudiera ser dominado por el Espíritu de Dios hasta perder toda la fuerza…

Fijamos reuniones de oración vespertinas en diferentes lugares de la ciudad para acomodar a todos los que deseaban asistir. La familia que había hecho mucho por promover la oposición hacia mí, asistió a una de ellas. En esa ocasión, mientras los que estaban reunidos oraban, el Espíritu del Señor descendió en la reunión, y uno de los miembros de esta familia quedó postrado como un muerto. Sus familiares comenzaron a llorar a su alrededor, frotando sus manos y aplicando restauradores. Finalmente consiguió juntar fuerzas para alabar a Dios, y calmó sus temores clamando triunfante en cuanto a la evidencia señalada de que el poder del Señor había descendido sobre él. El joven fue incapaz de regresar a su hogar esa noche. –Ibid., pp. 44, 45.



Reacios para creer

[Inicio de esta sección]

A la par que la familia involucrada aceptó esto como una manifestación del poder del Espíritu de Dios, no había todavía disposición para creer de que era el poder divino el que reposaba cada tanto sobre Elena, impidiéndole sostenerse por su fuerza natural y llenando su alma con la paz y al amor de Jesús. La consideraban como auto engañada e influenciada por sentimientos excitados. Esto dejaba muy perpleja a Elena, y fervientemente buscaba al Señor. Ella registra lo que sucedió algunos días después de esto:

Mientras estábamos inclinados ante el Señor, mi corazón fue elevado en oración y llenado con la paz que sólo Cristo puede dar. Mi alma se regocijaba en el amor del Salvador y la fuerza física me dejó. Con fe similar a la de un niño sólo pude decir: “El cielo es mi hogar, y Cristo mi Redentor”.

Uno de los miembros de la familia mencionada, en oposición con las manifestaciones del poder de Dios sobre mí, en esta ocasión declaró que creía que yo estaba bajo una excitación que él pensaba que era mi deber resistir, pero en lugar de hacerlo, decía que yo la alentaba como si fuera una marca del favor de Dios. Sus dudas y oposición no me afectaron en ese momento, porque me parecía que estaba escondida en el Señor y elevada por encima de toda influencia exterior. Pero no había dejado de hablar, cuando un hombre fuerte, un cristiano devoto y humilde, fue derribado ante sus ojos por el poder de Dios, y el cuarto se llenó con el Espíritu Santo.

Después de recuperarme, estaba muy feliz de dar mi testimonio por Jesús y de contar de su amor por mí…

El hermano que se había opuesto a mi, entonces se levantó y con lágrimas confesó que sus sentimientos respecto a mí habían sido todos incorrectos. Humildemente solicitó mi perdón, y dijo: “Hermana Elena, nunca más seré un estorbo en su camino. Dios me ha mostrado la frialdad y la dureza de mi corazón, que él ha quebrantado por la evidencia de su poder. He estado muy equivocado”… “Mi corazón está convencido de que he estado luchando contra el Espíritu Santo”. –Ibid., pp. 45-47.

En 1860, cuando presentó la historia de su vida en Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen 2, recordó lo sucedido en 1843 y escribió:

El Espíritu del Señor a menudo descansaba sobre mí en gran medida. Mi frágil cuerpo no podía soportar el peso de la gloria que mi mente comprendía y disfrutaba, y frecuentemente mi fuerza se iba. –Ibid., p. 29.


Una experiencia poco después de su primera visión

[Inicio de esta sección]

En una visión que se le dio, probablemente al comienzo de 1845, y poco después de su primera visión, y que recibió en diciembre de 1844, ella declaró:

Una especie de bola de fuego me dio sobre el corazón, y caí desfallecida al suelo. Me pareció entonces hallarme en presencia de los ángeles. –Notas biográficas, p. 79.

Tales experiencias se repitieron una y otra vez. Y había momentos cuando otros, bajo la influencia del Espíritu de Dios, quedaban postrados. Al escribir sobre una experiencia que aconteció poco después de su matrimonio, en 1846, cuando ella estaba muy enferma y los vecinos habían pensado que moriría, dijo:

Se habían ofrecido muchas oraciones a Dios en mi favor, no obstante le agradaba al Señor probar nuestra fe. Después de que otros hubieron orado, el hermano Henry [Nichols] comenzó a orar y parecía muy agobiado, y con el poder de Dios descansando sobre él, se levantó de sus rodillas, cruzó el cuarto, y colocó sus manos sobre mi cabeza diciendo “Hermana Elena, Jesucristo te sana”, y cayó postrado por el poder de Dios. Yo creí que era la obra de Dios, y el dolor me abandonó. – Spiritual Gifts, vol. 2, p. 84.

Poco después de esto, el Sr. y la Sra. Ralph quedaron postrados:

El domingo estábamos en lo del hermano Ralph y nos dedicamos a orar pidiendo por las instrucciones especiales de Dios para saber qué hacer, si ir a Nueva York o quedarnos en Connecticut. El Espíritu vino y tuvimos una reunión poderosa. El hermano y la hermana Ralph quedaron postrados y permanecieron impotentes por un tiempo. –Carta 1, 1848.


Gritando alabanzas a Dios

[Inicio de esta sección]

A principios de 1850, James Edson, de seis meses de edad y segundo hijo de Jaime y Elena White, estaba muy enfermo. A continuación aparece el relato como lo presenta Jaime White:

El bebé estaba enfermo y Elena lo ungió y oró por él. El poder descendió más y más, y todos gritamos y alabamos al Señor tanto como podíamos. En este estado de sentimientos entre nosotros, Elena fue arrebatada en visión. –Carta de Jaime White a Leonard Hastings, 10 de enero de 1850.

Más tarde, durante ese año, en una conferencia realizada en Paris, Maine, los creyentes manifestaron su gozo con fuertes alabanzas a Dios. Elena G. de White registra la experiencia en una carta escrita el 7 de noviembre:

Nuestra conferencia en Topas fue de profundo interés. Estuvieron presentes veintiocho; todos hicieron su parte en la reunión. El domingo, el poder de Dios vino sobre nosotros como un viento poderoso. Todos se pusieron de pie y alabaron a Dios en voz alta; fue semejante al momento cuando se puso el fundamento de la casa de Dios. La voz de llanto no podía distinguirse de los gritos. Fue un momento de triunfo; todos fueron fortalecidos y refrigerados. Nunca antes presencié un momento tan poderoso. –Carta 28, 1850.

Los registros, publicados y no publicados, en los años siguientes indican que, en ciertas ocasiones de especial derramamiento del Espíritu de Dios, los santos se unieron en exclamaciones de alabanza a Dios.

Hay en nuestra historia temprana cuatro registros de experiencias de hablar en lenguas. La primera ocurrió en 1847, aparentemente para conducir a un joven al ministerio. La segunda, en 1848, fue en relación a una cuestión doctrinal. La tercera, en 1849, dio orientación para un emprendimiento misionero; y la cuarta, en 1851, es un informe que describe el testimonio del Espíritu Santo mientras se manifestaba “la presencia y el poder de Dios”.

La segunda experiencia confirmó lo que más tarde se descubriría como una posición no bíblica, un error, la cual a su tiempo fue corregida mediante el estudio de la Biblia. En ese caso la glosolalia, que involucraba a personas de integridad cuestionable, se comprobó que no era confiable y que dio una orientación falsa. Pero, es también otra historia más.

Dos nombres figuran en forma destacada en las experiencias tempranas de hablar en lenguas: Ralph y Chamberlain. La primera experiencia, de la que se tengan registros, aparece en una declaración jurada firmada por los primeros creyentes de integridad incuestionable que eran bien conocidos como miembros fieles y que apoyaban a la iglesia.

“También podemos atestiguar la manifestación del don de lenguas. Ocurrió en una reunión en North Paris, Maine, creemos que en el año 1847 o 1848. Era una reunión general. El hermano y la hermana White estaban presentes, también los hermanos Ralph y Chamberlain, de Connecticut, y otros. Mientras se desarrollaba la reunión, el Espíritu de Dios se manifestó en una forma especial. El hermano Ralph habló en una lengua desconocida. Su mensaje fue dirigido al hermano J. N. Andrews: -que el Señor lo había llamado para la obra del ministerio evangélico, y que debía prepararse para ella. El hermano E. L. H. Chamberlain inmediatamente se puso de pie e interpretó lo que Ralph había dicho”. –Sra. S. Howland, Sra. Frances Howland Luna, Sra. Rebeckah Howland Winslow, N. N. Luna, Battle Creek, Michigan. (El documento se encuentra en el Patrimonio de Elena G. de White, archivo de documentos, DF 311.)

La tercera experiencia de hablar en lenguas, en 1849, tuvo que ver con un emprendimiento misionero personal. Hiram Edson relató su experiencia con S. W. Rhodes en la Present Truth [La verdad presente] (de diciembre de 1849) pocos días después del incidente.

S. W. Rhodes había trabajado diligentemente en el gran Despertar Adventista bajo el liderazgo de Guillermo Miller. Era un hombre de recursos, pero había dedicado sus recursos materiales a la difusión del mensaje. Cuando pasó el momento del esperado advenimiento de Cristo, Rhodes fue humillado. Se retiró del contacto con el público, recluyéndose en los bosques de la zona alta del Estado de Nueva York. Se sostenía a sí mismo cazando y pescando, con el añadido de una pequeña huerta. Hiram Edson estaba al tanto de sus expediciones y en dos ocasiones diferentes viajó a pie a su escondite e intentó persuadir a Rhodes para que se uniera a sus hermanos. Ambos intentos fueron infructuosos.

El 7 de noviembre de 1849, Edson comenzó su tercer intento de rescatar al hermano Rhodes. Después de caminar por 20 kilómetros se sintió constreñido a regresar después de recibir la impresión de que no era el momento aún. Mientras el pastor Edson consideraba este asunto como muy importante, asistió a una conferencia realizada en Centerport, Nueva York, un sábado y un domingo, 17 y 18 de noviembre de 1849. Allí se encontró con los hermanos Ralph y Belden de Connecticut, y con Jaime y Elena White de Maine. El informe relata que la reunión fue “un momento reconfortante”.

Al cierre de la conferencia Edson introdujo el caso de Rhodes a Ralph, y descubrió que ambos, él y Ralph fueron impresionados en forma individual de que tenían una tarea que hacer en conjunto. Aquella tarde, alrededor de seis personas se unieron en momentos de oración por el caso de Rhodes. El pastor Edson registra:

El hermano Ralph pidió al Señor, en secreto, que derramara su Espíritu sobre nosotros si era su voluntad que fuéramos a ver al hermano Rhodes.

El Espíritu fue derramado, y se asentó sobre nosotros, y así el lugar fue terrible y glorioso. Mientras le preguntaba al Señor si él había enviado a su siervo tan lejos para que fuera conmigo a rescatar al hermano Rhodes, en ese mismo momento el hermano Ralph interrumpió hablando en una nueva lengua, desconocida para todos nosotros. Luego vino la interpretación –“Sí, para ir contigo”. –Present Truth, diciembre de 1849, p. 35.

En ese momento era bien sabido por el grupo que ni Jaime ni Elena White tuvieron fe en el interés que se sentía por Rhodes; más aún Elena G. de White había sido clara con su advertencia a Ralph “de que estuviera seguro de tener una clara directiva del Señor”. Le dijo a él que ella pensaba que los pensamientos de Edson por Rhodes eran mera simpatía. Edson continúa:

A la mañana siguiente tuvimos una reunión de oración, y el Espíritu fue derramado abundantemente, y el Señor dio a la hermana White la siguiente visión, que era contraria a su opinión anterior y a sus pensamientos de que nosotros vayamos detrás del hermano Rhodes, hasta el momento en que el Espíritu la arrebató en visión. –Ibid.

En el relato, se dedica casi una columna entera para presentar la visión. Citamos unas pocas líneas:

Mientras estaba en visión, el ángel señaló a tierra, donde vi al hermano Rhodes en espesa oscuridad; pero todavía llevaba la imagen de Jesús. Vi que era la voluntad de Dios que los hermanos Edson y Ralph fueran a buscarlo… Vi que los hermanos Edson y Ralph deben hacerle creer que había esperanza, y misericordia para él, y sacarlo del lugar, entonces él regresaría al rebaño; y los ángeles lo asistirían en su peregrinaje. –Elena G. de White, en Present Truth, diciembre de 1849.

Poco después de la visión, los hermanos Edson y Ralph iniciaron su viaje para hallar a Rhodes. Lo encontraron trabajando en un campo al lado del río Black. Le dijeron que habían venido en el nombre del Señor, buscando que los acompañara una vez más, para que juntos pudieran entrar en el reino.


Ralph habla en lenguas

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Hubo otra vez el hablar en una nueva lengua. Hiram Edson, un testigo ocular, registra:

Dios desplegó su poder convincente, y el hermano Ralph habló en una lengua nueva, y dio la interpretación con poder y con la demostración del Espíritu Santo. –Ibid., p. 36.

En forma triunfante, Hiram Edson registra:

El hermano Rhodes consintió finalmente en venir con nosotros, y estuvo arreglando sus asuntos con el propósito de partir… El viernes 23 de noviembre, regresamos hasta donde vive el hermano Arnold, de Volney… Allí todos nos gozamos de ver al hermano Rhodes.

El interesante relato termina con estas palabras:

Permanece fiel en toda la verdad presente; y cordialmente le deseamos buena suerte mientras sale a alimentar el rebaño precioso y disperso de Jesús. –Ibid.

Con el registro del testigo visual de esta experiencia publicada en Present Truth, un periódico que ha sido leído ampliamente, hay un conocimiento general dentro y fuera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de esta experiencia de hablar en lenguas. Su autenticidad no se cuestiona. Si la “nueva lengua” hablada por el hermano Ralph era un lenguaje conocido no se nos ha revelado.

Un punto en relación con esta experiencia es de particular interés, y es la calma de Elena G. de White hacia la mnifestación. Incluso después de la demostración de la lengua desconocida, la Sra. White no estaba convencida de que la empresa para intentar rescatar al hermano Rhodes estuviera en la providencia de Dios y fuera justificada. No fue sino hasta que Dios le dio una visión directamente, que ella dio su aprobación para el esfuerzo de recuperar al hermano Rhodes. Éste llegó a ser un fuerte obrero en la causa de Dios, y al año siguiente, su nombre apareció en los encabezados de la Review and Herald como un miembro de la junta publicadora.

La cuarta experiencia de hablar en lenguas aconteció en Vermont en el verano de 1851, y se registra en la Review and Herald mediante una carta escrita a Jaime White por (la hermana) F. M. Shimper. Ella habla de la profunda experiencia de la iglesia de Bethel Este, Vermont, e informa que el Señor había enviado recientemente “y bendecido abundantemente las labores de su siervo, el hermano Holt, entre nosotros. Después de bautizar a seis de nosotros, nuestro querido hermano Morse fue apartado con imposición de manos, para la administración de la casa de Dios. El Espíritu Santo dio testimonio mediante el don de lenguas, y manifestaciones solemnes de la presencia y el poder de Dios. El lugar era terrible, aunque glorioso. Verdaderamente sentimos de que ‘nunca lo habíamos visto en esa forma’” (Review and Herald, 19 de agosto, 1851).

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas - 2


ESTUDIO BÍBLICO VERSUS EXPERIENCIAS EXTÁTICAS

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Visión concerniente a la dependencia en las experiencias extáticas

Se urge a un estudio bíblico más amplio

Satanás obra de muchas formas



De las cuatro experiencias registradas sobre hablar en lenguas en la historia temprana de los Adventistas del Séptimo Día, a las que se hace referencia en el artículo de la semana pasada, la segunda tiene que ver con el desarrollo doctrinal. El relato completo de la forma en la cual el Señor guió a su pueblo en una cuestión doctrinal merece un estudio detallado. Mientras lo hacemos, debemos recordar que el Señor sólo guía a su pueblo amante de la verdad tan rápido como ellos puedan seguir, sin debilitar su confianza en lo que parezca ser importante en su experiencia. Nunca guía a su pueblo en una forma que minimizaría la importancia del estudio bíblico.

Entre los primeros adventistas, José Bates fue el apóstol de la verdad del sábado. En agosto de 1846, publicó un panfleto de 48 páginas que trataba sobre el reposo del séptimo día.

Mediante un estudio cuidadoso de la evidencia irrefutable de la Escritura presentada en el panfleto, Jaime y Elena White aceptaron el reposo del séptimo día, uniéndose a un grupo de alrededor de 50 Adventistas Observadores del Sábado. Comenzaron a observar el sábado la tarde del viernes. No fue sino hasta seis o siete meses después que comenzaron a guardar el sábado que le fue dada una visión a Elena G. de White confirmando la verdad del sábado y llamando fuertemente su atención a su gran importancia. (Ver Primeros escritos, pp. 32-35.)

No obstante, aunque la evidencia escriturística indica claramente de que el sábado comienza en la tarde del viernes, la hora de la tarde no estaba clara para nuestros pioneros. José Bates, el viejo capitán de mar, al conocer los problemas de la fijación de un horario en diferentes partes del mundo, concluyó que en el asunto de la observancia del sábado debía seguirse “el tiempo ecuatorial”. Abogó por tanto, que el sábado debía comenzar a las seis de la tarde del viernes y concluir a las seis de la tarde del sábado. (Esto estaba en marcado contraste con la forma normal de delinear el comienzo y el fin del día a medianoche.) Mientras que había algunas diferencias de opinión entre los creyentes en cuanto a cuándo debía comenzar el sábado, prevaleció el horario de las seis.

En 1848, unos pocos Adventistas Observadores del Sábado en Maine, por la lectura de Mateo 28:1, “pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana”, adoptaron la postura de que el sábado comenzaba y terminaba a la puesta del sol. A Elena G. de White le fue dada una visión en la cual escuchó al ángel repitiendo Levíticos 23:32, “de tarde a tarde guardaréis vuestro descanso”. Esto marcó el punto en relación al error del momento de la puesta del sol.

Alrededor de este tiempo, en una reunión en Connecticut, mientras los adventistas estaban discutiendo el problema de cuándo comenzar el sábado, hubo una experiencia de hablar en lenguas. Jaime White escribió:

Hubo algo de división en cuanto al momento de comenzar el sábado. Algunos lo comenzaban a la puesta del sol. La mayoría, no obstante, a las 6 PM. Una semana antes del sábado hicimos de esto el tema de oración. El Espíritu Santo descendió, el hermano Chamberlain fue llenado con el poder. En ese estado gritó en una lengua desconocida. La interpretación que le siguió fue ésta: “Denme la tiza, denme la tiza”.

Bien, pensé yo, si no hay ninguna en la casa entonces dudaré de esto, pero en un momento un hermano apuntó a un buen pedazo de tiza. El hermano Chamberlain lo tomó y en el poder, dibujó una figura en el piso.

“Esto representa las palabras de Jesús, ‘¿No hay doce horas en el día?’ Esta figura representa el día o la mitad del día. La luz diurna dura la mitad cuando el sol está en el sur o está a la mitad de cada horizonte, a las 12 en punto. Ahora, deslícense seis horas a cada uno de los lados y tendrá las veinticuatro horas del día. La luz diurna se ha ido casi la mitad cuando el sol está al sur o a mitad de camino de cada horizonte, a las 12 en punto. En cualquier momento del año, el día termina a las 6:00 PM. Aquí es cuando el sábado comienza a las 6:00 PM. Satanás nos desviará de este tiempo. Pero apoyemos el sábado como Dios nos lo ha dado a nosotros y al hermano Bates”. –Carta de Jaime White a “Mi querido hermano”, 2 de julio de 1848, escrita desde Berlin, Connecticut.

Esta experiencia pesó entre los creyentes. Continuaron observando el comienzo del sábado a las seis en punto. Fue en esta situación general que Dios proveyó alguna orientación de mayor alcance para su pueblo.


Visión concerniente a la dependencia en las experiencias extáticas

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En diciembre de 1850, mientras estaba en Paris, Maine, asistiendo a una conferencia donde todos los presentes sentían una profunda necesidad por el derramamiento del Espíritu de Dios, se le dio una visión a Elena G. de White:

La noche pasada, estábamos unidos en la oración para que el Espíritu del Señor cayera sobre nosotros. Dios oyó nuestros clamores fervientes. Fui arrebatada en visión. Vi cuán grande y santo era Dios. El ángel dijo, “Camina cuidadosamente ante él, porque él es sublime y exaltado y las faldas de su gloria llenan el templo”. Vi que todo en el cielo estaba en perfecto orden… [El material que sigue no se lo transcribe por considerarse irrelevante para el tema que se está tratando.]

El ángel dijo, “Contempla y aprende cuán perfecto, cuán hermoso es el orden en el cielo; síguelo”…

Vi que las experiencias religiosas estaban en gran peligro de ser adulteradas, y que sus opiniones y conocimientos anteriores dominaban hasta cierto punto su experiencia religiosa, por lo tanto no se puede colocar una confianza implícita en estas experiencias. Pero si alguno quedó inconsciente a todo lo que estaba a su alrededor y estuviera en el estado en el que estuvo Pablo, si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no puede saberlo, y Dios se comunica con él mediante sus ángeles, entonces no habría peligro de error.

“Vi que debemos esforzarnos en todo momento para librarnos de las experiencias religiosas excitantes e inútiles. Vi que hay gran peligro en dejar la Palabra de Dios y apoyarse y confiar en esas experiencias religiosas excitantes. Vi que Dios se había movido por su Espíritu sobre un grupo en algunas de sus experiencias religiosas y sus impulsos; pero vi peligro hacia adelante…

“Vi que la carga del mensaje ahora era la verdad. La Palabra de Dios debe ser seguida estrictamente y puesta en alto ante el pueblo de Dios. Y sería hermoso y encantador si el pueblo de Dios fuera llevado a una [posición] correcta, para ver las operaciones de Dios por medio de las experiencias religiosas de las visiones”. –Manuscrito 11, 1850.

El párrafo que sigue reiteraba el efecto funesto de depender de las experiencias extáticas, especialmente cuando se investigaba en profundidad la doctrina:

Vi en nuestra reunión de asociación, que algunos dispusieron que en la obra, Dios debía dar experiencias religiosas, y que los rebeldes debían ser eliminados de la reunión. Entonces el honesto y concienzudo comenzó a temer. “Temo que seré eliminado”, y quitaban sus mentes de Jesús, y las colocaban en sí mismo y en otros, y la reunión los dejaba más abajo de lo que estaban cuando llegaron. Vi que debemos tratar de elevar nuestras mentes por encima del yo y hacer que descanse sobre Dios, el Alto y Sublime. –Ibid.

El significado de esta visión dada el 25 de diciembre de 1850, no puede ser sobrevaluado. Es un documento clave. Los creyentes estaban orando por un derramamiento del Espíritu Santo, posiblemente con la esperanza de alguna demostración física observable. Los registros de ese tiempo muestran un crecimiento de las experiencias extáticas.

Volviendo al punto, a ella se le mostró que en las experiencias extáticas (o ejercicios) había un grave peligro de adulteración, que se involucrara la opinión preconcebida del individuo “que gobernara en una medida sus experiencias”. Siendo éste el caso, no podía colocarse una confianza implícita en tales experiencias.

Pero había un medio de comunicación sobre el cual se podía depender firmemente, y ése era las visiones que Dios había dado a los profetas –así “no habría… ningún peligro o error”:

Se le mostraron los posibles efectos negativos de la excitación “inútil” y que había un grave peligro en dejar la Palabra de Dios y “confiar en las experiencias religiosas”. Se le mostró que había experiencias genuinas en las cuales había experiencias religiosas carismáticas, pero que habría peligro más adelante.

En esta visión, la Palabra de Dios fue exaltada. Cuando el pueblo de Dios se encuentra en un lugar difícil, él dará orientación e instrucción mediante las visiones.


Se urge a un estudio bíblico más amplio

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Probablemente la inquietud de parte de algunos miembros concernientes al momento de comenzar el sábado, y las reiteradas instrucciones mediante el don profético que los guiaba a la Biblia, llevó a Jaime White[*] en 1855, a solicitar con urgencia a J. N. Andrews, un joven ministro residente en Paris, Maine, que iniciara una cuidadosa investigación de la Escrituras para obtener evidencia de la Palabra de Dios en cuanto a cuándo comenzar el sábado. En el verano, después de varias semanas de cuidadosa investigación de las Escrituras, demostró con nueve textos en el Antiguo Testamento y dos textos en el Nuevo que el sábado comenzaba a la puesta de sol.

Las conclusiones de Andrews se leyeron en la conferencia de Battle Creek, en noviembre de 1855, y por la evidencia puesta de manifiesto de las Escrituras, los presentes aceptaron la responsabilidad de cambiar de la postura de las seis en punto a la de la puesta del sol como el momento de comenzar el sábado. Pero la decisión no fue enteramente unánime. José Bates, el miembro de más edad del grupo de pioneros y el apóstol de la verdad del sábado, se resistió. No estaba dispuesto a rendir sus puntos de vista bien establecidos. Y Elena G. de White razonó que, dado que había observado el sábado de esa forma por diez años, ¿por qué cambiar en ese momento? Se produjo una escisión.

No obstante, al final de la conferencia Elena G. de White recibió una visión en la cual se le mostró que el sábado comenzaba a la puesta del sol. Su conversación con el ángel en esta visión, es esclarecedora:

Vi que era así: “de tarde a tarde guardaréis tu reposo”. El ángel dijo: “Tomen la Palabra de Dios, léanla, compréndanla y no pueden errar. Lean cuidadosamente, y allí hallarán qué es, y cuándo es”. Le pregunte al ángel si el enojo de Dios había estado sobre su pueblo al comenzar el sábado cómo lo hicieron. Fui llevada hasta el primer sábado, y seguí al pueblo de Dios hasta este tiempo, pero no vi que el Señor estuviera disgustado, o con su enojo sobre ellos. Pregunté porque había sido así, que hasta este último día debíamos cambiar el momento de comenzar el sábado. El ángel dijo: “Deben comprender, pero no todavía, no todavía”. El ángel continuó: “Si viene la luz, y esa luz es puesta a un lado o rechazada, entonces llega la condenación y el enojo de Dios; pero antes de que venga la luz, no hay pecado, porque no hay luz que ellos puedan rechazar”. Vi que había en las mentes de algunos la idea de que el Señor había mostrado que el sábado comenzaba a las seis en punto, cuando yo sólo había visto que comenzaba a la “tarde”, y que se infirió que la tarde era a las seis. Vi que los siervos de Dios debían andar juntos, empujar juntos. – Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 116.

Se destacan dos puntos. Primero, los creyentes debían ir a la Palabra de Dios para su orientación en cuestiones doctrinales. Segundo, debían empujar juntos en unidad. En los años siguientes, Jaime White usó esta experiencia para ilustrar el lugar del don de profecía en la iglesia. El don no iba delante del estudio bíblico, pero tenía su lugar en preservar a la iglesia y en confirmar la verdad. La Biblia debía siempre ser sostenida como suprema, su autoridad no debía nunca subordinarse a los sentimientos o ejercicios extáticos.

No hay registro de que Elena G. de White haya dado un apoyo explícito o aprobación sobre estas experiencias extáticas con lenguas desconocidas, aunque fue una testigo ocular de tres de las cuatro. Probablemente guardó silencio mientras observaba con interés los eventos en el caso del hermano Rhodes. Incluso el que el hermano Rhodes hablara en lenguas no la convenció. Posteriormente se le mostró que el pensamiento y los sentimientos tienen una gran influencia sobre esas experiencias.

Al trazar los eventos que condujeron a la posición basada en la Biblia para el tiempo del comienzo del sábado, saltamos cinco años más adelante de la visión de 1850 que advertía del peligro que vendría cuando se confiara en las manifestaciones extáticas en forma desordenada. Otras visiones siguieron a esa revelación forzada que, un espíritu diferente al Espíritu Santo, pudo en gran medida afectar los sentimientos. En una visión de 1851, ella describió la experiencia de ciertas personas que, sin ellas saberlo, estaban bajo la influencia de “un espíritu profano”, y ella declaró que “el espíritu movió fuertemente los sentimientos, y a muchos de esos sentimientos, se los aprecia como sagrados, como [dirigidos por] el Espíritu Santo”. –Carta 2, 1851.


Satanás obra de muchas formas

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Vi que Satanás obraba de unas cuantas maneras mediante sus agentes. Actuaba por intermedio de ministros que habían rechazado la verdad y cedido a graves engaños para creer la mentira y ser condenados. Mientras predicaban y oraban, algunos caían postrados y desvalidos, no por el poder del Espíritu Santo, sino por el de Satanás infundido en esos agentes, y por su intermedio en la gente. –Primeros escritos, pp. 43-44 (1849).

En años posteriores, Elena G. de White advirtió sobre el engaño de experiencias extáticas:

Cuandoquiera y doquiera obra el Señor dando una bendición genuina, también se revela una falsificación a fin de dejar sin efecto la verdadera obra de Dios. Por lo tanto, necesitamos ser extremadamente cuidadosos y caminar humildemente delante de Dios, a fin de que tengamos el colirio espiritual que nos permita distinguir la operación del Espíritu Santo de Dios de la operación de aquel espíritu que produciría licencia desenfrenada y fanatismo. "Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 20). Los que realmente contemplan a Cristo, serán transformados a su imagen precisamente por el Espíritu del Señor y crecerán hasta la estatura plena de hombres y mujeres en Cristo Jesús. El Espíritu Santo de Dios inspirará a los hombres con amor y pureza, y en sus caracteres se manifestará refinamiento. –Mensajes selectos, tomo 1, p. 142.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 3
CARA A CARA CON LO ESPÚREO

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La experiencia de Wisconsin

Luchas con la duda



Los encuentros cara a cara con las experiencias extáticas falsas tuvieron una fuerte influencia modeladora sobre nuestros predecesores. El pastor Loghborough registró un incidente que ocurrió durante la primera visita de los White a Michigan en 1853.

Con el pastor Loughorough tuvieron que realizar reuniones en cuatro o cinco lugares tales como Tyrone, Jackson, Bedford, Battle Creek y Vergennes, donde había grupos de creyentes. En una visión después de llegar a Michigan, a Elena G. de White se le mostraron ciertas personas y ciertos grupos que encontraría en su itinerario. Cuando ella terminó de escribir esto, le pidió al pastor Loughborough que le hiciera una copia para ella.

La copia del material hizo una profunda impresión en la mente del pastor Loughborough. Leyó acerca de una mujer que ejercía una influencia considerable en su comunidad entre los Adventistas Observadores del Sábado, pero que era una impostora, y que cuando fuera censurada, se pararía y diría, “Dios-conoce-mi-corazón”.

Al llegar a Vergennes unos días después, Elena G. de White reconoció que era el lugar en que encontraría a la impostora. También reconoció a los creyentes mientras llegaban en sus carruajes para los servicios del sábado de mañana. Señaló, a los que estaban cerca de ella, que quienes venían en el primer carruaje no simpatizaban con la mujer, mientras que otro grupo si, y otro grupo más estaba dividido, y así prosiguió. Mientras Jaime White estaba hablando, una mujer de autoridad impresionante ingresó con dos hombres. Los dos hombres caminaron hasta el frente, y la mujer se sentó cerca de la puerta. Después de la charla de su esposo, le tocó el turno a Elena G. de White.

Inició su exposición exhortando a los ministros a que sean cuidadosos y que dejen que la obra de Dios se empañe. Dijo que Dios no podía solicitar que una mujer viaje por el país con otro hombre que no sea su marido. Finalmente dijo (según informa el pastor Loughborough):

La mujer que se acaba de sentar cerca de la puerta dice que Dios la ha llamado a predicar. Viaja con este hombre joven que se acaba de sentar en frente del púlpito, mientras que este hombre de edad, su esposo —Dios tenga compasión de él!- se esfuerza en el hogar para obtener los medios que ellos usan para llevar adelante su obra inicua. Ella profesa ser muy santa –estar santificada. Con todas sus pretensiones y charlas sobre santidad, Dios me ha mostrado que ella y este joven han violado el séptimo mandamiento. –Review and Herald, 6 de mayo de 1884.

Todos se dieron vuelta para ver a la mujer, queriendo saber qué respuesta daría. Después de un minuto se levantó, y con una expresión muy de beata, dijo “Dios-conoce-mi-corazón”. Esas fueron las palabras exactas que, unas dos semanas antes, ella había predicho que sería su respuesta.

Durante las horas del mediodía, en el hogar, donde los White y el pastor Loughborough estaban hospedados, se le dio otra visión a la Sra. White. Al salir de la visión, les relató más de lo que el Señor le había mostrado respecto de la mujer en quien se había centrado su atención:

Esta mujer profesa hablar en lenguas, [dijo Elena G. de White] pero está engañada. Ella no habla el idioma que dice hablar. De hecho, no habla ningún idioma. Si todas las naciones de la tierra estuvieran juntas y la oyeran hablar, ninguna de ellas sabría lo que dice; porque simplemente expresa un montón de habladuría incoherente, sin sentido. –Ibid., 10 de junio de 1884.

Imagine la sorpresa del pastor Loughborough, cuando al regresar al lugar de reunión, encontró a esta mujer hablando en lo que ella decía que era la lengua de una tribu india Garlic de las cercanías. Decía que el Señor la estaba enviando como misionera a ese lugar.

Lo que Loughborough escucho fue: “kene keni, kene keno, kene kene”, etcétera (Ibid.).

En una reunión que esta mujer realizó al día siguiente, habló sobre el tema de la santidad, y durante su charla comenzó nuevamente a hablar en lengua desconocida. Un indígena que había sido invitado para escucharla hablar su lengua se puso de pie y declaró: “¡Muy mal indio es eso! ¡Muy mal indio es eso!”. Cuando se le preguntó qué había dicho la mujer, respondió: “Nada; no habló en lengua india”.

Unos pocos días después, en la presencia de un intérprete indio que conocía 17 lenguas, habló y oró en su habladuría incoherente, y él declaró que ella no había pronunciado ni una palabra en lengua india. La influencia de la mujer duró poco, no sólo por esta experiencia, sino porque se supo que el hombre con el que viajaba y vivía no era su marido. Esto lo confesó en otro momento.


La experiencia de Wisconsin

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La segunda experiencia que involucró experiencias extáticas espurias, se desarrolló en la zona central de Wisconsin entre 1860 y 1861. Estaban involucrados T. M. Steward y su esposa, los primeros creyentes de ese estado, que habían llegado a tener alguna posición de autoridad, y la familia de Salomón Wellcome.

La familia Wellcome, Adventistas del primer día de Maine, se habían establecido en Wisconsin a fines de la década de 1840. A mitad de la década de 1850, dos de los hijos aceptaron la verdad del sábado y comenzaron a predicar sus nuevas convicciones. Salomón Wellcome pronto se hizo conocido de T. M. Steward. Desde el comienzo fue claro que Wellcome tenía visiones falsas respecto a la santificación:

Me fue mostrado que el pastor K [Salomón Wellcome] se hallaba en terreno peligroso. No está unido con el tercer ángel… Conservó una teoría metodista de la santificación y la recalca, dándole suma importancia. Considera de poca consecuencia las verdades sagradas aplicables a este tiempo… Satanás dominó su mente y ocasionó graves daños a la causa de la verdad en el norte de Wisconsin. –Testimonies for the Church, vol. 1, p. 335 (Ver Joyas de los testimonios, vol. 1, 110-111).

Precisamente qué estaba involucrado en esta santificación falsa, Elena G. de White no lo revela. Hay un registro histórico interesante que describe las experiencias religiosas que tuvieron lugar en una iglesia Metodista en el área por ese tiempo:

Alguien aquí comenzó a suspirar, ahora había una “¡Ah!”, un “¡Oh, oh!” que exhalaban muchos pechos. Cada vez eran más numerosos y fuertes estos “¡Ah!” y “¡Oh!” hasta que finalmente toda quietud y orden parecía quebrarse. Tendría que haber tenido al menos 30 ojos y oídos para poder ver todas estas gesticulaciones y oír todos estos píos gemidos… Una mujer rompió el sobrero que tenía sobre la cabeza, lo arrojó lejos y arrugaba su cabello… Por allá otra mujer miraba fijamente hacia arriba, se apretaba con los brazos el pecho como si no hubiera allí nada menos que emociones espirituales y expresaba las palabras: “Ven, mi Jesús; ven mi querido Jesús, mi amado”, etc. Aquí y allá, una y otra vez, alguien sólo pronunciaba la sílaba “¡Ji! ¡Ji!” saltando de su asiento cada vez como si una avispa le hubiera picado… Alguno avanzaba corriendo y caía al piso y varios danzaban a su alrededor como si estuvieran poseídos y clamaban: “¡El Espíritu lo ha vencido! ¡Ha recibido el Espíritu Santo!”, etc. –Wisconsin Magazine of History, junio de 1942, pp. 463-465.[†]

Después de conocer del creciente espíritu de fanatismo en Wisconsin, Jaime White dejó a su esposa con su hijo recién nacido, Juan Heriberto, en Battle Creek para visitar Mauston y otros grupos de iglesia. No fue bien recibido; el registro de sus dudas sobre el futuro de la iglesia en Wisconsin, es significativo:

Pensamos que es nuestro deber decir algo de lo que parece ser la obra allí, y que algunos denominan “La reforma”, pero que para nosotros se asemeja más a una deforma…

Mientras estábamos predicando, una hermana quebró el momento con gritos de oposición, así que esperamos un tiempo a que ella se calmara. Terminamos el sermón con dificultad…

Esta reforma, como se la llama, ha pasado por varios grados. Se dice que uno o más tienen el espíritu de profecía, y que han visto cosas de profundo interés. Por ejemplo, que el cuerpo de los Observadores del Sábado que sostienen la REVIEW han sido marcados como sigue: “Advenimiento”, “Babilonia”, “Caído”, “Organización”. Esto es muy significativo como para agregar más comentarios. Incluso que los escritos de la hermana White, excepto el primer folleto, estaban todos equivocados… Dejamos a estos queridos y equivocados amigos con nuestro pesar y nuestras oraciones. –Review and Herald, 13 de noviembre de 1860.

Al principio, Steward y sus compañeros más cercanos respondieron sólo parcialmente a los razonamientos y llamados de Jaime White. Pero no pasó mucho tiempo cuando se hizo claro que lo que se había atribuido originalmente a Dios se originaba en el gran adversario. The Review and Herald del 22 de enero de 1861, (página#?) contenía una declaración titulada “A Delusion Confessed” [Confesión de un engaño”, escrita por T. M. Steward:

A todos los queridos santos dispersos: Como mis corresponsales me han hecho a menudo la pregunta, “¿Cuál es la naturaleza de la obra en Mauston?” Me gustaría darles ahora mis apreciaciones sobre el tema. Además siento que es mi deber hacerlo. Pienso que estoy plenamente preparado para ello; y mi oración es que el Señor nos salve de todos los engaños de Satanás en estos últimos días.

Ustedes están bien al tanto de que la obra recién había comenzado cuando el hermano White estuvo aquí, y por lo tanto, yo no me había decidido. Les rogué que me dejaran sólo hasta que hubiera investigado el tema satisfactoriamente. Tenía razones para dudar, pero deseaba hacer un estudio cabal.

La razón por la que defendía el asunto, no era porque estaba establecido allí, sino porque no podía ver nada pisoteado en relación con los sentimientos. Por tanto lo observé con intensa ansiedad. Por momentos detecté errores, pero luego se me respondía con, “todo será cada vez más claro”, lo que me hacía buscar demostraciones más claras.




Luchas con la duda

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Por momento expresaba dudas y la respuesta llegaba: “No dudes”. Así que debía abandonarla por un tiempo. Entonces trataba de razonar con ellos y aconsejarlos que dejaran que el juicio primara. Pero entonces se me mostraba que estaba bajo una prueba horrible o bajo una tentación. Así que finalmente pensé que dejaría que se desarrollara por sí mismo.

Entonces Steward analizó con aquellos que estaban involucrados en estas experiencias, las visiones que ellos decían haber tenido, y cómo estas visiones parecían estar en armonía con el mensaje:

Teníamos, según suponíamos, muchos de los dones. Pero no estaba satisfecho con el desarrollo de estos dones. Pero en la noche del 2 de enero, mientras estaba en Portage, comenzó a desarrollarse una nueva situación, y todos los que estaban juntos y bajo su influencia perdieron completamente el control de sí mismos (o se dejaron controlar por un poder invisible), y las escenas que siguieron no puedo describirlas. Estuve fuera en las reuniones que se tuvieron en Cascade, después de partir el día anterior.

Estas escenas comenzaron en lo del hermano Billings, donde estaba presente mi esposa, la hermana Kelley y el hermano y la hermana Billings. Estas escenas continuaron hasta la tarde después del sábado, cuando se convencieron de que eran un engaño. Y ahora estamos unánimes al decir que la obra es del enemigo. La denunciamos completa y libremente. Amo las verdades del mensaje del tercer ángel como nunca, e intento proclamarlas al mundo.

¡Hermanos, cuídense de los poderosos engaños de estos días finales! Este resumen les dará a ustedes nuestro punto de vista sobre la naturaleza del asunto. –Ibid.

Cuando Jaime White recibió este informe, estaba complacido de que el fanatismo hubiera sido quebrantado, o al menos eso parecía, y continuó la confesión con sus propias observaciones:

Observaciones: No es poca cosa caer bajo los fuertes engaños de Satanás, especialmente cuando las personas han practicado el control de la mente y del cuerpo, que ellos atribuyen al poder del Espíritu Santo. Los tales pierden el equilibrio. Pierden su discernimiento en las cosas espirituales, el cual raramente recuperan alguna vez. Durante los últimos quince años hemos observado el curso de los tales, y en ninguna situación los hemos visto intentar un curso de acción tal que ejerza una buena influencia, a menos que hayan elegido un lugar humilde en la iglesia, confiando más en el juicio de aquellos que habían tenido una buena experiencia, que en el propio.

Dios no deja a su pueblo bajo el poder engañoso de Satanás por nada. Hay una causa. Esa causa debe buscarse con profundos sentimientos de humillación, sino sigue un segundo engaño peor que el primero. El gran objetivo de Satanás en este engaño en el norte de Wisconsin, ha sido sin duda llevar el tema de la perpetuidad de los dones espirituales a la desgracia y la duda. Generalmente un extremo sigue a otro. Y nos sorprenderá mucho si no encontramos a aquellos que han estado bajo el espíritu del error y el fanatismo, abandonando el tema de los dones espirituales por completo, el cual sería un error más fatal que el primero. –Ibíd.

Aunque el fanatismo fue quebrantado, la iglesia sufrió por varios años. Los Steward, a quienes les llevó un tiempo recuperarse por completo, eventualmente llegaron a ser de nuevo obreros confiables. Su hija María sirvió por muchos años como una correctora de pruebas en la Review and Herald y por varios años como una de las secretarias de la Sra. White.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 4
EL DON DE LENGUAS EN PORTLAND, MAINE

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El caso Ralph Mackin

La tercera experiencia de los primeros años y uno de los comentarios de Elena G. de White de considerable extensión, tuvo lugar en Pórtland, Maine, entre los años 1864 y 1865. Parecía que Pórtland, el lugar donde se le dio la primera visión a Elena G. de White, llegó a ser un lugar especialmente atacado por el enemigo. Por años la obra se debilitó por los elementos fanáticos. Uno de éstos a mediados de la década de 1860, fue dirigido por un tal S. C. Hancock, quien fuera un Observador del Sábado profundamente sumergido en las experiencias extáticas, particularmente la de hablar en lenguas. La Review and Herald del 14 de Marzo de 1865, contenía una breve noticia de una Sra. D. A. Parker de Pórtland, Maine, en la cual describía su experiencia. Ella retrocedía a 1854 y a un movimiento de fijación de fechas. Fue en ese momento que ella oyó de la doctrina del advenimiento, y, según dice, “aceptó gozosamente el punto de vista de que Jesús volvería en el otoño de 1854”. Pero este movimiento que fijaba fechas probó ser poco confiable y falso. La Sra. Parker relata la historia:

En ese tiempo se levantó un grupo que decía que tenía la luz verdadera sobre la cuestión de “se levantaron y arreglaron sus lámparas”, “la lluvia tardía” y “la restauración de los dones en la iglesia”. Busqué en las Escrituras y hallé que los dones eran para la iglesia, y, creyendo que éramos el pueblo de Dios, participé por completo con este movimiento y recibí por un tiempo breve lo que entonces creía que era realmente “el don de lenguas”. Seguí sinceramente en este camino hasta que hace unos seis meses, cuando mi mente comenzó a dudar de su autenticidad, porque había cosas que me parecían a veces extrañas. Oía algunas cosas en “lenguas” en las cuales no tenía confianza, y después de ver los resultados, era aún más sacudida en mi posición.

En nuestra conferencia en Pórtland, hace unos tres meses, llegué a sentir completo disgusto con nuestra postura…

Me refiero específicamente a algunas prácticas: hablar en lenguas, danzar en el Espíritu y nadar en el Espíritu. Con el hablar en lenguas simpatizaba completamente, pero no con danzar y nadar, que eran prácticas peculiares del pastor Hancock.

Podría hablar más, pero que esto sea suficiente. Ahora puedo decir que estoy agradecida de que mis ojos han sido abiertos para ver estos engaños con los que había simpatizado en parte desde 1854; porque participaba de los mismos puntos de vista y espíritu de aquellos con quienes andaba. –pp. 116, 117.

Ahora, con este trasfondo, volvamos a Testimonies for the Church, volumen 1, y oigamos de Elena G. de White cuando comenta sobre esta experiencia en Pórtland, Maine:

Algunas de esas personas tienen manifestaciones de lo que llaman dones, y dicen que el Señor las ha colocado en la iglesia. Hablan en una jerigonza incomprensible que llaman la lengua desconocida, y que lo es no sólo para el hombre, sino para el Señor y todo el cielo. Estos dones son fabricados por hombres y mujeres ayudados por el gran engañador. El fanatismo, la falsa agitación, el falso hablar en lenguas y los servicios ruidosos han sido considerados dones que Dios ha colocado en la iglesia. Algunos han sido engañados. El fruto de todo esto no ha sido bueno. "Por sus frutos los conoceréis." (Mat 7:16.) El fanatismo y el ruido han sido considerados como evidencias especiales de la fe.

Algunos no se quedan satisfechos con una reunión a menos que sientan cierto poder y momentos felices. Trabajan para esto y despiertan sentimientos de excitación. Pero la influencia de tales reuniones no es benéfica. Una vez desaparecida la sensación fugaz de felicidad, descienden más bajo que antes de la reunión, porque su felicidad no proviene de la debida fuente. Las reuniones más provechosas para el progreso espiritual son aquellas que se caracterizan por la solemnidad y el escudriñamiento profundo del corazón; en las cuales cada uno procura conocerse a sí mismo y con fervor y profunda humildad se esfuerza por aprender de Cristo. . . .

De acuerdo con la luz que Dios me ha dado, habrá todavía un gran grupo que surgirá en el este que consistentemente obedezca la verdad. Aquellos que sigan en el curso desviado que han elegido serán dejados para que adopten errores que hará que finalmente queden trastornados; pero serán por un tiempo piedras de tropiezo para aquellos que reciban la verdad. Los ministros que trabajen con la palabra y la doctrina deben ser obreros cabales, y deben presentar la verdad en su pureza, incluso con simplicidad. Deben alimentar al rebaño con pasturas limpias, aventadas cuidadosamente.

Hay estrellas extraviadas que profesan ser ministros enviados de Dios que están predicando el sábado de lugar en lugar, pero que tienen la verdad mezclada con el error y que están arrojando su mezcla de puntos de vista discordantes al pueblo. Satanás los ha introducido para disgustar a los no creyentes inteligentes y sensibles. Algunos de estos tienen mucho que decir sobre los dones y están a menudo especialmente prácticos en los ejercicios. Se entregan a sí mismos a la práctica de sentimientos descontrolados y excitantes y hacen sonidos ininteligibles que llaman el don de lenguas, y cierta clase parece estar encantada con estas manifestaciones extrañas. Un espíritu extraño gobierna junto con este grupo, el cual derribará y atropellará a cualquiera que los censure.

El Espíritu de Dios no está en esa obra y no atiende a tales obreros. Ellos poseen otro espíritu. Todavía, tales predicadores tienen éxito entre ciertos grupos. Pero esto aumentará grandemente el trabajo de aquellos siervos que Dios enviará, que están calificados para presentar ante el pueblo el sábado y los dones en su luz real, y cuya influencia y ejemplo son dignos de imitar. –Ibíd., pp. 412-414 (énfasis añadido).

Y luego, Elena G. de White comenta:

Algunos se regocijan de que tienen los dones que otros no tienen. Dios quiera librar a su pueblo de tales dones. –Ibíd., pp. 418, 419.

Y pregunta, ¿el pueblo implicado que practica estos dones “se unen en la fe por el ejercicio de estos dones? ¿Y convencen acaso al incrédulo de que Dios está en verdad con ellos?”

Y sus últimas observaciones son significativas:

Cuando estos seres discordantes, que sostienen sus diferentes opiniones, se reúnen y manifiestan considerable excitación y se expresan en lengua desconocida, dejan brillar de tal manera su luz que los incrédulos dirían: "Esta gente no es cuerda; está arrebatada por una falsa excitación, y sabemos que no tiene la verdad." Los tales estorban directamente el camino de los pecadores; su influencia tiende a impedir a otros que acepten el sábado. Los tales serán recompensados según sus obras. ¡Ojalá que se reformen o renuncien al sábado! En tal caso no estorbarían el camino de los incrédulos. –Ibid., p. 419; Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 168.

Con este firme consejo dado por Elena G. de White, basado en las visiones que Dios le dio, los elementos fanáticos entre los Observadores del Sábado en Pórtland, Maine, pronto se apagaron. No es de maravillarse que, cuando ella se encontró cara a cara con las experiencias extáticas en los años siguientes, las tratara con cautela, cuidadosamente, tratando de discernir los elementos que estaban verdaderamente involucrados.


El caso Ralph Mackin

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Lo que se relata a continuación, fue lo que Elena G. de White hizo cuando, en 1908, el Sr. Ralph Mackin y su esposa, la llamaron para que les dijera si su experiencia de hablar en lenguas y cantar en el espíritu eran de origen divino. Fue en relación con esto que Ralph Mackin presionó para que Elena G. de White le diera una respuesta a la pregunta de si era apropiado buscar y esperar algunas demostraciones físicas en relación con la obra del derramamiento del Espíritu de Dios. Se citan su pregunta y su declaración y la respuesta de Elena G. de White:

R. Mackin: En relación con la recepción del poder de lo alto, hay una pregunta que me parece tan pertinente ahora como en los días de los apóstoles: ¿Cuál es la evidencia? Si lo recibimos, ¿no tendrá los mismos efectos fisiológicos sobre nosotros que tuvo en aquel tiempo? Puede esperarse que hablemos como el Espíritu nos dé capacidad de hacerlo.

Elena G. de White: En lo futuro tendremos muestras especiales de la influencia del Espíritu de Dios, especialmente en ocasiones cuando nuestros enemigos sean más poderosos contra nosotros. Vendrá el tiempo cuando veremos algunas cosas extrañas; pero precisamente de qué manera si similares a algunas de las experiencias de los discípulos después de recibir el Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo*, no puedo decirlo. –Manuscrito 115, 1908, publicado en Review and Herald, 17 de agosto de 1972; Mensajes selectos, vol. 3, pp. 421, 422.

Poco tiempo después de esto, se le mostró en visión que la experiencia de Mackin era falsa.

Es interesante observar que Elena G. de White, con tantas visiones que se le dieron a lo largo de los años, y teniendo que enfrentar muchas experiencias, se sintió incapaz de declarar en forma inequívoca de que habría una experiencia extática, tal como hablar en lenguas desconocidas, en relación con el derramamiento del Espíritu de Dios. De hecho, en ningún momento relacionó las evidencias del derramamiento del Espíritu –a veces denominadas como el bautismo del Espíritu Santo- con las experiencias extáticas. Enseñó que la experiencia del Pentecostés habilitó a los discípulos para hablar con fluidez en lenguas conocidas. Esto fue también real en la experiencia en Éfeso registrada en Hechos 19:6.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 5
CURACIONES MILAGROSAS

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Oración por el milagro de sanidad

Curaciones falsificadas

Nadie necesita ser engañado



Cuando Cristo envió a sus discípulos “a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos” (Lucas 9:2), les aseguró que en su nombre echarían fuera demonios, hablarían nuevas lenguas, pondrían sus manos sobre los enfermos y se recuperarían (ver Marcos 16:17, 18).

Las primeras fuentes adventistas hacen frecuentemente referencia a los milagros de curación. Algunos incidentes en nuestra iglesia hoy, indican que este don de curación todavía está entre nosotros.

Cuando revisamos los primeros registros, debemos tener en mente que durante la primera mitad del siglo XIX había gran ignorancia en relación con la causa y la cura de enfermedades. El concepto de gérmenes era desconocido. Se creía que el aire nocturno era venenoso. Se prescribían con frecuencia drogas venenosas, provocando una muerte lenta. Si alguien tenía fiebre, los médicos probablemente drenarían medio o cuarto litro de sangre de las venas del paciente y la tirarían, pues se suponía que la fiebre indicaba que tenía demasiada sangre. Se desconocían los anestésicos. La cirugía era de lo más primitiva y cuando era grande, por lo general era fatal. Cuando una epidemia andaba por la tierra, diezmaba la población. Casi cualquier clase de enfermedad era una ocasión para temer. A medida que la enfermedad progresaba, se decía que el enfermo estaba “marcado para la tumba”.

Cuán preciosa era, entonces, la promesa de Santiago 5, que llamaba a ungir con aceite y a orar por curación porque “la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará” (versículo 15).

Los registros de la década de 1840 abundan en narrativas de cómo Dios respondió la oración durante la desesperación, el sufrimiento y la enfermedad de ese tiempo.

Por ejemplo, fue en un día de primavera cuando algunos creyentes estaban reunidos en Topsham, Maine, en el hogar de Stockbridge Howland. Su hija, Francisca, estaba en uno de los cuartos superiores sufriendo de fiebre reumática y bajo el cuidado de un médico. Sus manos estaban tan hinchadas que no se podían distinguir sus articulaciones. Elena G. de White informa:

Mientras que, sentados juntos, hablábamos del caso, le preguntamos al Hno. Howland si tenía fe en que su hija pudiera sanar en respuesta a la oración. Respondió que procuraría creer que sí, y luego declaró que lo creía posible.

Todos nos arrodillamos en ferviente oración a Dios en favor de la enferma… Uno de los hermanos allí presentes exclamó:

-¿Hay aquí alguna hermana que tenga bastante fe para tomar a la enferma de la mano y decirle que se levante en el nombre del Señor?

La Hna. Francisca yacía en el dormitorio de arriba, y antes de que el hermano cesara de hablar, la Hna. Curtis se encaminó hacia las escaleras. Poseída del Espíritu de Dios, entró en la alcoba, y tomando de la mano a la inválida, le dijo: "Hna. Francisca, en el nombre del Señor, levántate y sé sana". Nueva vida circuló por las venas de la joven enferma, la poseyó una santa fe y, obediente a su impulso, se levantó de la cama, se mantuvo de pie y caminó por la pieza alabando a Dios por su restablecimiento. –Notas biográficas, pp. 81, 82.

Fracisca se vistió y bajó a encontrarse con el grupo “con el semblante iluminado de indecible gozo y gratitud”. Al día siguiente viajó cinco kilómetros en tiempo lluvioso, no sintió dolor y continuó mejorando.

En el mismo informe, Elena G. de White habló de Guillermo Hyde, quien estaba enfermo gravemente con disentería. Ella escribió:

Sus síntomas eran alarmantes, y el médico había informado que su caso era desesperado. –Ibíd., pp. 82, 83.

Poco después los que estaban unidos en la fe se reunieron alrededor de su cama rogando a Dios por su restablecimiento. Elena G. de White continúa:

Pocas veces he visto ruegos más fervientes para reclamar el cumplimiento de las promesas de Dios. Se reveló la salvación del Espíritu Santo, y un poder de lo alto descansó sobre nuestro hermano enfermo y sobre todos los presentes.

El Hno. Hyde se vistió inmediatamente y salió de la habitación, alabando a Dios, con la luz del cielo brillando en su semblante. – Ibíd., p. 83.

Se unió a la familia a la hora de la cena, comió gustosamente, y Elena G. de White informa que “su recuperación fue completa y permanente”.

En 1848, Elena G. de White relata la curación de la hermana Penfield, justo después de la primera conferencia sabática en Rocky Hill, Connecticut:

El miércoles pasado, cerca de las seis de la tarde, un hermano llegó de Porland, a una distancia de 15 kilómetros de aquí, y quería que fuéramos y oráramos por su esposa porque estaba muy convaleciente, y eso fue todo. Se enfermó repentinamente y tuvieron que llamar a un médico. Trató de ayudarla, pero no consiguió aliviarla, y dijo que ella iba a morir. Consultaron otro médico, quien dijo que no podía hacer nada. El último era el médico más célebre en Middletown, Connecticut.

La hermana Penfield le dijo a su esposo que fuera por el pueblo de Dios, y lo envió por nosotros. Era una prueba para mi iniciar el viaje, estaba lluvioso y yo me había sentido muy débil todo el día, pero decidí ir. Jaime también sintió que debía ir. El hermano y la hermana Ralph también fueron según el pedido. Oramos por ella a las diez de la noche y el Espíritu comenzó a posarse. Había estado en una gran agonía, pero la ungimos con aceite en el nombre del Señor y entonces nuestros fervientes clamores por el poder de sanidad ascendieron a Dios.

Dios comenzó a obrar, el dolor cesó, pero aún no obteníamos la victoria completa que deseábamos esa noche. Ella descansó bien esa noche, estaba libre del dolor. En la mañana nos unimos en oración nuevamente por ella. El poder descendió como un viento veloz y poderoso, el cuarto se lleno con la gloria de Dios, y yo fui envuelta en la gloria y arrebatada en visión. Vi la disposición de Dios para curar al afligido y sufriente…

La obra de sanidad se hizo bien. Ella se fortaleció en cuerpo y mente… La hermana Penfield es fuerte. Alabado sea el Señor. –Carta 1, 1848.


Oración por el milagro de sanidad

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Estos ejemplos en particular (de los cuales hay muchos más) ilustran la estrecha conexión que los primeros creyentes percibieron entre la curación física y el derramamiento del Espíritu Santo. Lo apropiado de pedir a Dios, que obre un milagro al curar al enfermo, ha sido mantenido ante nosotros en muchos mensajes de Elena G. de White. En 1890, ella aconsejó:

La oración por el enfermo es un asunto demasiado importante para que se maneje descuidadamente. Creo que debemos llevar todo al Señor, y darle a conocer todas nuestras debilidades y especificarle todas nuestras perplejidades... Si padecemos debilidades corporales, por supuesto que es consecuente confiar en el Señor, haciendo rogativas personales a nuestro Dios en nuestro propio caso, y si nos sentimos inclinados a solicitar a otros en quienes tenemos confianza, que se unan a nosotros en oración a Jesús, quien es el Poderoso Sanador, [la ayuda] seguramente la recibiremos, si la solicitamos con fe. Creo que somos demasiado faltos de fe, demasiado fríos y tibios.

Entiendo que el versículo de Santiago debe ponerse en práctica cuando una persona está enferma en su cama, si llama a los ancianos de la iglesia, y ellos ponen en práctica las directrices que se dan allí, ungiendo al enfermo con aceite en el nombre del Señor y orando por él la oración de fe. Leemos: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”...

¡Oh, cuán agradecidos debemos sentirnos de que Jesús esté dispuesto a llevar todas nuestras dolencias, y lo puede hacer, fortaleciéndonos y sanando todas nuestras enfermedades si ha de ser para nuestro bien y para su gloria!

Algunos murieron en el tiempo de Cristo y en los días de los apóstoles porque el Señor sabía con exactitud que era lo mejor para ellos. –El ministerio médico, pp. 19, 20.

Y en su conocido libro El ministerio de curación, Elena G. de White dedica un capítulo entero a “La oración por los enfermos”, en el cual escribe en forma alentadora:

"Mas clamaron a Jehová en su angustia, y salvólos, de sus aflicciones. Envió su palabra, y curólos, y librólos de su ruina." (Salmo 107:17-20.)

Dios está tan dispuesto hoy a sanar a los enfermos como cuando el Espíritu Santo pronunció aquellas palabras por medio del salmista. Cristo es el mismo médico compasivo que cuando desempeñaba su ministerio terrenal. En él hay bálsamo curativo para toda enfermedad, poder restaurador para toda dolencia. – pp. 171, 172.

El amplio consejo incluyó la preparación requerida por la persona enferma y por aquellos que iban a orar, la importancia de orar en armonía con la voluntad de Dios y la sabiduría de usar los mejores remedios a disposición. El hacerlo no negaría nuestra fe.

Hemos sido advertidos que no debemos depender enteramente de las curaciones milagrosas cuando hay enfermedad. Debemos hacer todo lo que podemos por nosotros mismos. Debemos estudiar la naturaleza de la enfermedad, encontrar la causa y tratarla con inteligencia, usando todos los medios a disposición. Si Dios curara a todos los enfermos cuando se lo solicitaran, conduciría a la presunción. Muy pocos cambiarían la forma de vida que les produjo la enfermedad. Por esta razón las instituciones de salud habían de establecerse entre nosotros, en las cuales la gente pudiera no sólo recuperar la salud, mediante un tratamiento adecuado, sino que pudiera ser instruida cómo prevenir la enfermedad.


Curaciones falsas

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No obstante, así como otras bendiciones especiales realizadas por medio del Espíritu Santo han sido falsificadas, también las curaciones milagrosas lo han sido. Elena G. de White advirtió:

Que nadie tenga la idea de que ciertas providencias especiales o manifestaciones milagrosas constituyen una prueba de la autenticidad de su obra o de las ideas que propone…

Satanás obrará en forma sutilísima para introducir invenciones humanas revestidas con ropajes angélicos. Pero la luz de la Palabra brilla en medio de las tinieblas morales, y la Biblia nunca será reemplazada por manifestaciones milagrosas. Hay que estudiar la verdad, y hay que buscarla como un tesoro escondido. No se darán inspiraciones maravillosas aparte de la Palabra, ni aquéllas tomarán el lugar de ésta. Aferraos a la Palabra, y recibid la Palabra injertada, la cual hará a los hombres sabios para la salvación… Se representará y se presentará lo maravilloso y lo admirable. Mediante engaños satánicos y milagros maravillosos se procurará forzar la aceptación de las pretensiones de los instrumentos humanos. Cuidado con todo esto.

Cristo ha dado la advertencia para que nadie tenga que aceptar la falsedad como si fuera verdad. El único conducto mediante el que opera el Espíritu es el de la verdad… Nuestra fe y esperanza están fundadas, no en sentimientos, sino en Dios. –Mensajes selectos, tomo 2, pp. 48, 49.

Ella explicó porqué no podemos depender de los milagros en la actualidad, aunque Cristo a menudo obró mediante milagros:

La forma como Cristo obró consistió en predicar la Palabra y en aliviar los sufrimientos mediante obras milagrosas de curación. Pero se me ha dicho que hoy no podemos obrar en la misma forma, porque Satanás ejercerá su poder realizando milagros. Los siervos de Dios de hoy no podrían obrar mediante milagros, porque se realizarán obras espurias de curación que se harán pasar por divinas.

Por esta razón el Señor ha designado un método mediante el cual su pueblo debe llevar a cabo la obra del sanamiento físico, combinándolo con la enseñanza de la Palabra. Deben establecerse sanatorios, y con estas instituciones deben relacionarse obreros capaces de llevar a cabo una obra médica misionera genuina. Así se rodeará con una influencia protectora a aquellos que acudan a los sanatorios en busca de tratamiento. –Ibíd., p. 62 (énfasis añadido).

Muchas advertencias como las siguientes, son interesantes:

Quien haga de la operación de milagros la prueba de su fe, encontrará que Satanás puede, mediante una variedad de engaños, realizar maravillas que pasarán por milagros genuinos…

No dejéis que transcurran los días ni que se pierdan las preciosas oportunidades de buscar al Señor de todo corazón, y con toda la mente y el alma. Si no aceptamos la verdad con amor, podemos encontrarnos entre aquellos que verán realizarse milagros por el poder de Satanás en estos últimos días, y que creerán en ellos. Muchas cosas extrañas pasarán por milagros maravillosos, pero deberían considerarse como engaños inventados por el padre de la mentira… Habrá personas que, sometidas a la influencia de los espíritus malignos, realizarán milagros. Enfermarán a las gentes arrojando sobre ellas sus ensalmos, y luego quitarán su hechizo e inducirán a algunos a decir que los enfermos fueron curados milagrosamente. Satanás ha hecho esto vez tras vez. –Ibíd., pp. 60, 61 (énfasis añadido).


Nadie necesita ser engañado

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Pero nadie necesita ser engañado. Tenemos estas palabras que aseguran que, mientras que los engaños y las tentaciones serán fuertes, quienes se aferren de la Palabra de Dios serán salvos:

"La voz de un extraño" es la voz del que no respeta ni obedece la ley de Dios santa, justa y buena. Muchos tienen gran pretensión de santidad, y se jactan de las maravillas que realizan sanando a los enfermos, pero al mismo tiempo no toman en consideración esta gran norma de la justicia. ¿Pero mediante el poder de quién se realizan esas curaciones? ¿Están los ojos de unos y otros abiertos a su transgresión de la ley? ¿Y asumen la posición de hijos humildes, obedientes, y listos a obedecer todos los requerimientos de Dios? Juan dice acerca de los hijos profesos de Dios: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2:4).

Nadie necesita ser engañado. La ley de Dios es tan sagrada como su trono, y mediante ella será juzgado todo hombre que nace en el mundo...

Si aquellos por medio de quienes se realizan curaciones están dispuestos *en vista de estas manifestaciones* a excusar su descuido de la ley de Dios, y prosiguen desobedeciendo, aunque tengan poder en todo sentido, tal cosa no significa que posean el gran poder de Dios. Por el contrario es el poder obrador de milagros del gran engañador. Es un transgresor de la ley moral, y utiliza toda invención posible para enceguecer a los hombres en cuanto a su verdadero carácter. Se nos ha advertido que en los últimos días obrará con señales y maravillas mentirosas. Y continuará esas maravillas hasta que termine el tiempo de gracia, a fin de poder señalarlas como evidencias de que es un ángel de luz y no de las tinieblas.

Hermanos, debemos precavernos contra la pretendida santidad que permite la transgresión de la ley de Dios. Los que pisotean esa ley no pueden estar santificados, ni los que se juzgan mediante una norma de su propia invención. –Ibíd., pp. 57, 58.

¿Cuánto más claro puede ser presentado este asunto? ¡Cuán actualizado está este consejo! ¡Qué seguridad da al pueblo de Dios!

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 6


ELENA G. DE WHITE Y EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

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El derramamiento en Battle Creek

Evidencias del bautismo que sean fáciles de ver

Un sentimiento temporal de entusiamo

Cómo evitar una religión sentimental

Otras lenguas



A lo largo de los 70 años de su ministerio para la Iglesia Adventista y el mundo, Elena G. de White estuvo estrechamente relacionada en la obra del Espíritu Santo –tan estrechamente que el Espíritu le dio 2.000 visiones. Pudo declarar, por ejemplo:

Mientras orábamos en el altar familiar, descendió sobre mí el Espíritu Santo. –Primeros escritos, p. 14

Y medio siglo después,

El Espíritu Santo es el autor de las Escrituras y del Espíritu de Profecía. –Carta 92, 1900 (Notes and Papers [Notas y escritos], p. 94ª).

Habló repetidamente de estar imbuida en forma abundante por el Espíritu, pero no hay registro de que ella haya hablado en una lengua desconocida, o en alguna otra lengua que no sea el inglés. En un artículo previo, en el cual examinamos cuatro experiencias registradas en la historia temprana de la iglesia en las cuales se relatan experiencias de hablar en lenguas, no encontramos ninguna palabra de recomendación de Elena G. de White, pero tampoco tenemos conocimiento de que repudiara estas demostraciones.

En conexión con la experiencia de ciertos Observadores del Sábado en Pórtland, Maine, que estaban practicando lo que llamaron el “don de lenguas”, Elena G. de White caracterizó las expresiones como “habladuría incoherente, sin sentido… desconocidas no sólo por el hombre sino por el Señor y todo el cielo”, y como siendo un hablar en lenguas falso (ver Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 412). Escribió sobre ciertos Observadores del Sábado, que parecían estar encantados mientras “se entregan a sí mismos a la práctica de sentimientos descontrolados y excitantes y hacen sonidos ininteligibles que llaman el don de lenguas”. En relación con esto, ella continuó:

Las impresiones y los sentimientos no son evidencia segura de que una persona es conducida por el Señor. Satanás creará sentimientos e impresiones, si no se sospecha de él. Estas cosas no son una guía segura. –Joyas de los testimonios, tomo 2, p. 162.

Al mismo tiempo, a lo largo de los años, Elena G. de White hizo varias referencias a la necesidad del Espíritu Santo, el bautismo del Espíritu Santo, y experiencias en las cuales se derramó el Espíritu. The Comprehensive Index to the Writings of Ellen G. White [El índice de los escritos de Elena G. de White] tiene 31 referencias específicas al bautismo del Espíritu Santo. En ninguna de ellas relaciona el hablar en lenguas extático con el bautismo del Espíritu, ni histórica ni proféticamente. En las declaraciones a las que se hace referencia en 29 páginas del Index, dedicadas exclusivamente al Espíritu Santo, no presenta ni una referencia a las experiencias extáticas como una señal de que Dios haya favorecido a su pueblo con su Espíritu.

La evidencia del verdadero bautismo del Espíritu, decía a menudo ella, se manifestaría con un incremento de la unidad entre los creyentes y con una nueva motivación y otorgamiento de poder para la propagación del mensaje del evangelio.


El derramamiento en Battle Creek

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Al referirse a un incidente en 1893 en el Colegio de Battle Creek, en el cual ocurrió un derramamiento especial del Espíritu de Dios, ella escribió desde Australia,

Me regocijé cuando oí que el Espíritu Santo había sido derramado sobre nuestro pueblo en América, y he estado esperando ansiosamente nuevos desarrollos en América como se vio después del descenso del Espíritu Santo en el día del Pentecostés. Creo que frutos similares se verán, que el espíritu misionero de Dios quemará sobre los corazones de todos los que el Espíritu de Dios esté influyendo en forma manifiesta. –Carta B-9a, 1893.

Elena G. de White indica claramente los resultados del bautismo del Espíritu Santo. Vea esto, escrito en 1887:

Cuando seamos bautizados con el Espíritu de Jesús habrá amor, armonía y mansedumbre. El yo se esconderá en Jesús, recibirá la sabiduría de Cristo, que iluminará el entendimiento. Entonces, lo que parece oscuro se aclarará. Las facultades serán ensanchadas y santificadas. El puede llevar a los que se están preparando para la traslación al cielo, a alturas mayores de conocimiento y a visiones más amplias de la verdad. La razón por la que el Señor puede hacer tan poco por quienes están manejando verdades importantes es que muchos mantienen esas verdades separadas de su vida. Las sostienen en injusticia. Sus manos no están limpias, sus corazones están contaminados con el pecado, y si el Señor obrara por ellos con el poder de su Espíritu que corresponda en magnitud con la verdad que ha dado a conocer, sería como si el Señor sancionara el pecado. -El otro poder, p. 81.

Impresionen en todos la necesidad del bautismo del Espíritu Santo, la santificación de los miembros de la iglesia, para que sean árboles vivientes del plantío del Señor que crecen y llevan frutos de plantas. –Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 6, p. 86.

Dios desea dar a su pueblo el refrigerio del Espíritu Santo, bautizándolo nuevamente en su amor. La falta de poder espiritual no tiene razón de ser en la iglesia. Después de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos que esperaban, oraban y creían, con una plenitud y poder que llenó todos los corazones. En el futuro, toda la tierra debe ser iluminada con la gloria de Dios. Los que han sido santificados por la verdad deben ejercer sobre el mundo una santa influencia. Una atmósfera de gracia debe rodear el mundo. El Espíritu Santo obrará en los corazones humanos, tomando las cosas de Dios y revelándolas a los hombres. -Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 33.

Elena G. de White describe lo que realiza el bautismo del Espíritu:

El bautismo del Espíritu Santo despejará las suposiciones humanas, derribará barreras erigidas por nosotros mismos, y hará que cese el sentimiento de que "yo soy más santo que tú". Habrá un espíritu humilde entre todos, más fe y amor; el yo no será exaltado…

El espíritu de Cristo, el ejemplo de Cristo, será ejemplificado en su pueblo. Seguiremos más estrechamente los caminos y las obras de Jesús… El amor de Jesús ocupará nuestros corazones. –That I May Know Him, p. 114.


Evidencias del bautismo que sean fáciles de ver

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Al informar sobre una reunión campestre de 1875, Elena G. de White dijo:

Nuestra reunión campestre desde sus inicios hasta ahora ha sido de lo más solemne, y el Espíritu del Señor se ha manifestado en forma muy señalada en las reuniones de oración y las predicaciones…

Hice una aplicación práctica de estas palabras [Lucas 19:41, 42] al pueblo de Dios. El poder solemne de Dios estaba sobre mí y sobre los oyentes. Los ojos llorosos y las miradas serias revelaban el verdadero estado de los sentimientos. –Carta B-16, 1875.

Al describir una reunión de 1889, escribió:

El viernes fue un día hermoso… Todo aconteció sin excitación o extravagancia. La levadura de la justicia de Cristo se introdujo en la experiencia y energizó el alma. ¡Oh, si continuara obrando con su poder misterioso hasta que su influencia se extienda vivificando las almas indiferentes con las que entra en contacto!

El poder del Espíritu divino obra en forma suave y silenciosa, despertando los sentidos adormecidos, vivificando el alma y despertando sus sensibilidades, hasta que cada miembro de la iglesia pueda ser la luz del mundo. –Carta 85, 1889.

Mientras estaba en Australia, Elena G. de White se refirió a un derramamiento especial del Espíritu de Dios en la Academia de South Lancaster [sic??]:

Un lugar en que estábamos trabajando en América [South Lancaster, Massachussets], había jóvenes en nuestro colegio,… convertidos mientras les relatábamos la simple historia de la cruz, que vinieran a Jesús tal como estaban. Tal experiencia…

Parecía por momentos, al inicio de la reunión, que la gloria de Dios iba a caer sobre nosotros, pero no cayó sólo sobre unos pocos, sino que en ese momento como una marejada se esparció sobre la congregación, y ¡qué momento de regocijo fue ése!

No hubo demostraciones descontroladas, porque la alabanza a Dios no conduce a eso. Nunca oímos sobre cosas como esas en la vida de Cristo, como saltar y dar vueltas, y exclamaciones y griterío. No; la obra de Dios apela a los sentidos y a la razón de los hombres y las mujeres.

No hay demostraciones externas de esa clase. Pero el Espíritu de Dios tiene una influencia sobre el corazón humano que se manifiesta en el semblante, y el brillo del rostro revela que Cristo está en el interior. Por tanto, fue un milagro de la misericordia de Dios el que tomó a cada estudiante en la escuela y transformó sus caracteres, y los envió como misioneros. Dos de los maestros que estaban en esa reunión, están ahora en Taití como misioneros. La luz de la gloria de Dios estaba allí. –Manuscrito 49, 1894.


Un sentimiento temporal de entusiamo

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En 1900, Elena G. de White comparó la experiencia falsa con la genuina, indicando que las experiencias falsas generan sentimientos de entusiasmo que pronto se agotan:

Las agencias satánicas pondrán en operación toda influencia, para apartar las mentes de la obra genuina que lleve a los hombres a que sean obreros juntamente con Dios. Todo el que no trabaje en forma agresiva en la lucha donde Cristo, el poderoso general de las fuerzas, lidere, estará en el bando opuesto, siendo parte de las fuerzas del príncipe de la oscuridad. Estas fuerzas conducirán al pueblo lejos de los temas de vida que deben ocupar sus mentes y corazones, y prepararlos para que distingan entre la voz del mundo y la voz de Jesucristo. Debemos ser muy vigilantes y entregados a la oración, para que seamos capaces de discernir la voz del engañador de la voz de quien siempre habla la verdad. Los que son influenciados por el Espíritu Santo no son guiados por un sentimiento de entusiasmo, que pronto se apaga en la oscuridad. El encanto de la influencia de Cristo es constante. “estad quietos y conoced que yo soy Dios”. Ésta es una quietud solemne y constante en Dios.

Hay peligro que todos nosotros tengamos demasiado celo, y demasiado poco de la sólida sabiduría e incuestionable prudencia de Cristo. Cada uno debe permanecer individualmente como una agencia activa y operante para el Maestro, sosteniendo su obra como se expresa en su palabra para que la practiquemos. Individualmente, ellos deben pensar por sí mismos. Con una Biblia abierta ante sí, deben estudiar bajo la influencia y la presencia de Jesucristo, buscando y conociendo por sí mismos cuál es el camino del Señor. –Carta 77, 1900.


Cómo evitar una religión sentimental

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En los registros de la sesión de la Asociación General de 1901, realizada en Battle Creek, encontramos una declaración interesante hecha por Elena G. de White en un momento cuando se debían hacer decisiones serias y de largo alcance. Después de haber estado en Australia durante nueve años, se encontraba nuevamente en Battle Creek en su primera sesión de la Asociación General en diez años. Momentos antes del inicio de las sesiones, habló sobre las decisiones importantes que debían adoptarse y cómo el Señor quería que cada uno mantuviera una correcta relación con él. Habló de cómo debían haber más oración y menos charla. Y aseguró que “Dios hará que su luz brille en el corazón de cada uno de los que, en esta reunión, se hallen en la debida relación con él”.

Entonces declaró:

Algunos han dicho que ellos creían que en esta reunión deberían emplearse varios días orando a Dios por el Espíritu Santo, como en el día de Pentecostés. Deseo deciros que los asuntos que deben tratarse son una parte del servicio de Dios tanto como lo es la oración. Tanto las reuniones administrativas como las reuniones de oración deben estar bajo los dictados del Espíritu. Hay peligro de que adoptemos una religión sentimental e impulsiva. Que los asuntos que se resuelvan en esta reunión estén dentro de un carácter tan sagrado, que la hueste angelical pueda aprobarlos. Debemos guardar de la manera más sagrada las cuestiones administrativas de nuestra obra. Todo asunto administrativo tratado aquí debe estar de acuerdo con los principios del cielo.

Dios quiere que estéis en una situación tal que él pueda soplar sobre vosotros el Espíritu Santo, y que Cristo pueda habitar en el corazón. Él desea que al comienzo de esta reunión depongáis cualquier resto de controversia, o de lucha, o disensión, o murmuración que hayáis estado llevando. Lo que necesitamos es mucho más de Cristo y nada del yo. El Salvador dice: "Separados de mí nada podéis hacer"...

Hemos llegado a un punto en el cual Dios va a obrar en favor de su pueblo. Él desea que su pueblo sea un pueblo representativo, distinto de todos los demás pueblos de nuestro mundo. Desea que sus hijos estén en una posición ventajosa, porque él dio su vida para que su iglesia estuviera en esa posición. No chasqueéis al Señor. –Manuscrito 29, 28 de marzo de 1901.

Este incidente debe ser a menudo ponderado. La ocasión demandaba en forma urgente por la orientación y bendición del Espíritu de Dios. Pero Elena G. de White no alentó el rechazo de la tarea por delante para dedicar un tiempo a buscar solamente el Espíritu de Dios. Ella dejó en claro que esta experiencia de búsqueda del Espíritu debía ser tal que impregnara nuestras actividades dedicadas al servicio de Dios.

Puede que lleguemos a preguntarnos, ¿había en el corazón de algunos el sentimiento de que debían estar buscando una demostración? El consejo de Elena G. de White los condujo a un mejor camino.


Otras lenguas

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Elena G. de White hizo varias declaraciones en relación con la obra del Espíritu Santo en la preparación de hombres y mujeres para que difundan el mensaje entre aquellos que hablan otras lenguas:

Dios otorga sus dones como a él le parece. Da un don a uno, y otro a otro, pero todos para el bienestar del cuerpo entero. Dios dispone que algunos estén para servir en una línea de la obra, y otros en otras líneas, -todos trabajando bajo el mismo espíritu…

Si en el comienzo, por providencia de Dios, llegara a ser necesario levantar una casa de reunión en alguna localidad, el Señor… ha de dar sabiduría y habilidad para realizar la labor que se necesita.

Envía hombres que lleven la verdad al pueblo de una lengua extraña, y, a veces, ha abierto las mentes de los misioneros, habilitándolos para que aprendan rápidamente el idioma. Los mismos que han solicitado ayuda espiritual, serán quienes los ayuden en el aprendizaje del idioma. Por esta relación, los nativos se preparan para oír el mensaje del evangelio cuando se les presenta en su propia lengua. –Special Testimonies [Testimonios especiales], Series B, No. 11, p. 26.

En otra ocasión, durante su viaje por Europa que duró dos años y durante el cual a menudo le tocaba hablar en las iglesias por medio de traductores, informó a la Review and Herald sobre uno de sus itinerarios y entonces declaró:

Es con ferviente anhelo que anticipo el tiempo cuando se repetirán los sucesos del día de Pentecostés aun con mayor poder que en esa ocasión. Juan dice: "Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria". Entonces, como en el momento del Pentecostés, la gente oirá la verdad que será presentada a cada hombre en su propio idioma.

Dios puede infundir nueva vida en cada alma que sinceramente desea servirle, y puede tocar los labios con un carbón encendido tomado del altar y hacer que se vuelva elocuente con su alabanza a Dios. Miles de voces serán impregnadas con poder para presentar públicamente las admirables verdades de la palabra de Dios. Se desatará la lengua del tartamudo, y los tímidos recibirán fuerza para dar un valeroso testimonio de la verdad. –Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Comentarios de Elena G. de White, sobre Hechos 2:1-4, p. 1055.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 7
CRITERIOS DADOS POR DIOS

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Dónde encontrar seguridad

Dos remos

Juan, nuestro ejemplo



¿Cómo podemos distinguir entre lo genuino y lo falso? Podemos estar seguros que Dios no nos ha dejado a los tumbos en un momento cuando los temas son tan graves que, si fuera posible, serían engañados los mismos escogidos.

Una y otra vez, Elena G. de White nos ha dirigido a la Palabra de Dios como nuestra seguridad. En la Palabra de Dios encontramos el criterio mediante el cual debemos juzgar entre lo verdadero y lo falso, lo genuino y lo espurio. Si hay un punto que sobresale en el cual Dios envió las más solemnes y reiteradas advertencias, es en este punto. Nadie necesita ser engañado, aunque muchos lo serán.

Al referirse al tiempo de la lluvia tardía en el capítulo “Reavivamientos modernos” en El conflicto de los siglos, Elena G. de White dijo:

El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar un pueblo para la segunda venida del Señor. –p. 517.

Entonces, ella describe con palabras proféticas cómo el enemigo se introducirá:

El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. –Ibíd.

En otra parte, ella enfatiza la sutileza del conflicto:

Satanás ha descendido en estos últimos días para obrar con todo engaño de maldad en los que se pierden. Su majestad satánica obra milagros a la vista de los falsos profetas, delante de los hombres, afirmando que ciertamente es el mismo Cristo. Satanás imparte su poder a los que le están ayudando en sus engaños. Por lo tanto, los que declaran que tienen el gran poder de Dios, sólo pueden ser descubiertos mediante el gran detector: la ley de Jehová. El Señor nos dice que, si fuera posible, engañarían a los mismos escogidos. El vestido de ovejas parece tan real, tan genuino, que sólo se puede percibir al lobo cuando acudimos a la gran norma moral de Dios, y allí encontramos que son transgresores de la ley de Jehová. –Review and Herald, 25 de agosto de 1885; Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, vol. 5, 1063.


Dónde encontrar seguridad

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En la siguiente declaración, encontramos la clave para el criterio que dará seguridad a los Adventistas del Séptimo Día y a otros que buscan la verdad –la ley de Dios. Aquellos que claman por la salvación y los dones del Espíritu mientras rechazan los reclamos de la ley de Dios, no están en armonía con la Biblia. Hay un equilibrio importante entre fe y obras que la Biblia sostiene. Oímos el clamor “sólo cree en Jesús y serás salvo”. Pero la salvación no es tan simple. Elena G. de White advierte:

La fe en Cristo que salva al alma no es lo que muchos presentan. "Cree, cree es su pregón; sólo cree en Cristo, y serás salvo. Es lo único que necesitas hacer". La fe verdadera, a la vez que confía enteramente en Cristo para la salvación, conducirá a la perfecta conformidad con la ley de Dios. La fe se manifiesta en obras. Y el apóstol Juan declara: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2: 4).

Es inseguro confiar en sentimientos o impresiones; éstos no son guías confiables. La ley de Dios es la única norma correcta de santidad. Por esta ley será juzgado el carácter. Si alguien que busca la salvación preguntara: "Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?", los modernos maestros de la santificación contestarían: "Tan sólo cree que Jesús te salvará". Pero cuando a Cristo se le formuló esta pregunta, dijo: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" –Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, pp. 52, 53.

Elena G. de White no está enseñando salvación por las obras. Nadie fue más clara que ella en este tema:

Pero el hombre no puede transformarse a sí mismo por el ejercicio de su voluntad. No posee el poder capaz de obrar este cambio… La energía renovadora debe venir de Dios. El cambio puede ser efectuado sólo por el Espíritu Santo. Todos los que quieran ser salvos, sean encumbrados o humildes, ricos o pobres, deben someterse a la operación de este poder. –Palabras de vida del gran Maestro, p. 69.

A fin de ser salvados debemos conocer por experiencia el significado de la verdadera conversión. Es un error pavoroso que hombres y mujeres prosigan día tras día profesando ser cristianos sin tener derecho a ese nombre. A la vista de Dios, la profesión no es nada, la posición no es nada. Él pregunta: ¿Está la vida en armonía con mis preceptos? Hay muchos que suponen que están convertidos, pero no pueden soportar la prueba de carácter presentada en la Palabra de Dios. . .

No nos olvidemos que en su conversión y santificación, el hombre debe cooperar con Dios. "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor", declara la Palabra, "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2: 12 ,13). –En los lugares celestiales, p. 20.


Dos remos

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Ella ilustró la relación de la fe y las obras de la siguiente forma:

El Señor implora a todos los que saben qué es fe, que se aseguren de que no están empujando con un solo remo, que su pequeña barca no está dando vueltas y vueltas, sin avanzar. La fe sin obras inteligentes es muerta, está sola. La fe en el poder sanador de Dios no salvará a menos que se combine con buenas obras. –Manuscrito 86, 1897.

También advirtió,

Si somos fieles en cumplir con nuestra parte, cooperando con Dios, él obrará mediante nosotros [para hacer] su buena voluntad. Pero él no puede obrar mediante nosotros si no nos esforzamos. Si hemos de ganar la vida eterna, debemos trabajar y trabajar fervientemente. . . .

No nos engañemos por la afirmación que se repite con frecuencia: "Todo lo que tenéis que hacer es creer". La fe y las obras son dos remos que debemos usar igualmente si hemos de abrirnos camino aguas arriba contra la corriente de la incredulidad... Mediante la fe y las buenas obras mantiene su espiritualidad robusta y saludable, y su fortaleza espiritual aumenta a medida que se esfuerza para efectuar las obras de Dios (Review and Herald, 11-6-1901). –El misterio de la bondad, p. 332.

Ella declara en forma enfática que la experiencia genuina de ser llenos del Espíritu, estará marcada con “un respeto concienzudo por todos los mandamientos de Dios”.

Cada día nuestra fe debe aumentar. Mientras decimos “sé que soy un pecador”, podemos también decir “sé que tengo un Salvador”. Jesús murió por los pecadores, y él perdonará mis pecados, si me arrepiento sinceramente. Es en vano pretender creer en Cristo a menos que conozcamos los reclamos de la ley de Dios y luchemos diariamente por obedecer sus preceptos. –Manuscrito 25, 1886.

La verdadera santificación se evidenciará por una consideración concienzuda de todos los mandamientos de Dios, por un desarrollo cuidadoso de cada talento, por una conversación circunspecta, por revelar en cada acto la mansedumbre de Cristo… -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 53.

Mientras profesan ser impecables y se vanaglorian de su rectitud, los que presumen de santos enseñan que los hombres están en libertad de transgredir la ley de Dios y que los que obedecen sus preceptos han sido destituidos de la gracia. Una presentación de las demandas de la ley levanta su oposición y excita su ira y desprecio... El pecador es convencido de pecado por la ley de Dios. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 54.

Elena G. de White señala cuán difícil es alcanzar a aquellos que sienten que tienen las evidencias de la aceptación de Dios mientras quebrantan su ley. Nos dice que incluso los Adventista del Séptimo Día serán tentados en este punto:

Durante las reuniones de Orebro el Espíritu del Señor me ungió a presentar su ley como la gran norma de santidad y a advertir a la gente contra la moderna santificación espuria que tiene su origen en la adoración del yo en lugar de la sumisión a la voluntad de Dios. Este error está inundando el mundo rápidamente, y como testigos de Dios seremos llamados a dar un decidido testimonio contra él. Es uno de los engaños específicos de los postreros días y demostrará ser una tentación para todos los que creen en la verdad presente. Los que no tienen su fe firmemente establecida en la Palabra de Dios serán extraviados. Y la parte más triste de todo esto es que tan pocos de los que son engañados por este error hallan alguna vez el camino de regreso a la luz. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 51.

Nadie que haya recibido la luz de la verdad y quebrante los mandamientos entrará en la ciudad de Dios. Su ley constituye el fundamento de su gobierno en la tierra y en el cielo. Los que conscientemente hayan pisoteado y despreciado su ley en la tierra, no serán llevados al cielo para que allí hagan la misma obra; no se producirá un cambio de carácter cuando Cristo venga…

Hay sólo dos clases de personas sobre la tierra: los obedientes hijos de Dios y los desobedientes. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, pp. 42, 43.


Juan, nuestro ejemplo

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Cuán cuidadosos debemos ser para protegernos de que nuestros pies sean llevados por el movimiento ecuménico moderno que pretende reunir a todos los hombres de todas partes bajo la bandera del amor. El apóstol Juan se enfrentó con este problema y nos dejó sus advertencias por escrito en sus epístolas. Su amor por las almas impregna sus escritos, aunque se rehúsa a hacer concesiones:

Las epístolas de Juan respiran el espíritu del amor. Parecería que las hubiera escrito con pluma entintada de amor. Pero cuando se encontraba con los que estaban transgrediendo la ley de Dios, y sin embargo aseveraban que estaban viviendo sin pecado, no vacilaba en amonestarles acerca de su terrible engaño…

Estamos autorizados a tener el mismo concepto que tuvo el apóstol amado de los que afirman morar en Cristo y viven transgrediendo la ley de Dios. Existen en estos últimos días males semejantes a los que amenazaban la prosperidad de la iglesia primitiva; y las enseñanzas del apóstol Juan acerca de estos puntos deben considerarse con cuidadosa atención…

Aunque debemos amar a las almas por las cuales Cristo murió, no debemos transigir con el mal. No debemos unirnos con los rebeldes y llamar a eso amor. Dios requiere de su pueblo en esta época del mundo, que se mantenga de parte de lo justo tan firmemente como lo hizo Juan cuando se opuso a los errores que destruían las almas.

El apóstol enseñó que al mismo tiempo que manifestamos cortesía cristiana, estamos autorizados a tratar con el pecado y los pecadores en términos claros: que tal proceder no está en desacuerdo con el amor verdadero. –Los hechos de los apóstoles, pp. 442, 443.

Con cuanto arte y cuidado, el gran adversario consiguió avergonzar a aquellos que se mantienen firmes y fieles a la Palabra de Dios. Lo que se nos pide que hagamos, no será fácil o nos hará populares. Debemos cuidarnos de no juzgar en forma equivocada; debemos acercarnos unos a otros con amor en nuestros corazones; pero nuestra seguridad sólo procede de mantener ante nosotros el criterio que Dios ha establecido.

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LA HISTORIA DE RALPH MACKIN

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por Arturo L. White



Este artículo es el primero de una serie de tres que relatan un capítulo interesante en la historia adventista. La conversación con los Mackin fue escrita en forma taquigráfica por Clarence C. Crisler, secretario principal de Elena G. de White, en el momento de la entrevista. En este artículo se publica en forma completa por primera vez. –Los Editores.

Informe de la entrevista

Conversión a Jesús

Bendición de santificación

Supuestas lenguas extranjeras

La reunión del congreso campestre



El jueves 12 de noviembre de 1908, por la mañana, Elena de White estaba en su hogar en Elmshaven [California] ocupada, escribiendo. Su hijo W. C. White la buscó y le dijo que había dos personas que deseaban hablar con ella. Bajó en compañía de su hijo, y se encontró con Ralph Mackin y su esposa. Era una pareja bien vestida y aparentemente muy sincera, ambos de treinta y tantos años. La Sra. White pronto supo que sus visitantes eran fervorosos estudiantes de la Biblia y los Testimonios, y que habían venido a California desde el Estado de Ohio con el expreso propósito de saber si su extraordinaria experiencia sucedida pocos meses antes sería aprobada por el Señor.

Habían llamado a W. C. White el día anterior, por tanto él estaba al tanto de su misión, pero no se la había revelado a su madre. Cuando W. C. White partió de la oficina hacia su hogar, llevó con él a Clarence Crisler, el secretario principal de Elena G. de White, para que registrara la entrevista.

Una historia que apareció en el periódico de Mansfield (Ohio), el Daily Shield del 22 de agosto, y que aún Elena G. de White y su hijo no habían visto, tenía relación con la experiencia que los Mackin habían pasado hacía tres meses en la reunión campestre de Ohio, y nos da un trasfondo histórico. El extenso encabezado en negrita dice:

El don de lenguas causa problemas. Mackin dice ser experto en jerga china, la cual dice que le vino de Dios mientras su madre llegó a ser experta en yiddish como resultado de una visión. Disturbios en la reunión campestre terminaron con el arresto de Mackin, esposa e hija, y otras dos damas que los acompañaban –hicieron un servicio tras las barras de la prisión y parecían sentirse muy orgullosos de esa distinción.

Pero ahora, por medio del registro taquigráfico de la entrevista, unámonos al grupo junto a la chimenea encendida en la sala del hogar de Elmshaven. La mayoría es un registro verbal. Muy pocas veces es un resumen del pastor Crisler, como cuando hace las aclaraciones introductorias. Pronto observaremos un punto y es que aunque la Sra. White reiteradamente advirtió en cuanto a los engaños en cuestiones religiosas, éstos serán tan sutiles y estarán tan disfrazados, que si es posible serán engañados los mismos escogidos. Al tratar este caso, ella escuchó pacientemente, hizo preguntas significativas, pero es lenta para aceptar o para condenar. Mientras prestamos atención, la observamos pesar cuidadosamente la evidencia empleando ciertos criterios. Sólo si permitimos que los diferentes participantes en la entrevista hablen en toda su extensión y en detalle, podemos captar el impacto en forma plena.


Informe de la entrevista

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El Hno. Mackin y su esposa declararon que se habían sentido impresionados por el Espíritu Santo a hacer un viaje especial al Oeste, con el fin de entrevistar a la Hna. White con respecto a ciertas experiencias raras que habían tenido, durante la Semana de Oración, unos tres años antes que se hubieran unido con la pequeña iglesia de Findlay, Ohio, en una ocasión especial en que se oraba por el derramamiento del Espíritu Santo.

Ralph Mackin: En la lectura de la Semana de Oración de ese año, todos los artículos instaban al pueblo a buscar el Espíritu Santo. En nuestra pequeña iglesia dedicamos tres días para ayunar y orar; y ayunamos y oramos por tres días, esto es, no constantemente juntos; pero sentimos la necesidad de una obra más profunda y de llegar a poseer más del Espíritu de Dios. Desde ese tiempo en adelante empezamos a estudiar la obra del Espíritu Santo, en la Biblia y en los Testimonios, y especialmente en los tomos 8 y 7, y en Primeros escritos, y también en el pequeño libro compuesto de una colección de folletos, titulado, “Special Testimonies to Ministers and Workers” [Testimonios especiales para ministros y obreros]. Hallamos que éste era un precioso volumen para nosotros. En él se muestra cómo eran tratados antiguamente los hombres que fueron llamados por Dios, etc.

El mensaje que el Señor me dio particularmente a mí era que siguiera la vida de los apóstoles. En primer lugar, en Mateo 18:1-3, cuando los apóstoles vienen al Salvador, leemos:


Conversión a Jesús

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En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: -- ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: -- De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Ahora, yo enseño que no importa cuál es la doctrina –es decir- la que un hombre tiene, la que acepta, la que cree, aunque ésta sea la verdad misma –que eso no necesariamente lo convierte, puede que sólo a esa doctrina pero no a Jesucristo; que lo que tenemos que hacer es buscar a Jesús por el poder de la conversión. Es decir, si aceptamos la verdad del sábado, el estado de los muertos y todas esas cosas –puedo aceptar esas cosas, y defenderlas y enseñarlas, pero a pesar de todo perder el cielo, y no soy un hombre convertido a menos que busque a Jesús por su poder convertidor.

Luego volví a Juan 17, y leí la oración que Jesús ofreció antes de su crucifixión. Allí ora por santificación “Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad”.

Luego fui a Lucas 24, para mostrar cuándo llegan a tener posesión de esa bendición llamada santificación –los apóstoles- y la experiencia de sus vidas; y leí del versículo 45 hasta el final del capítulo.

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras; y les dijo: -- Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día; y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Ciertamente, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Después los sacó fuera hasta Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Aconteció que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.


Bendición de santificación

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Ahora bien, yo enseño que esta bendición que ellos recibieron es la bendición de la santificación que el Señor les otorgó; y cuando buscamos a Dios, somos pecadores, hasta que nos convertimos a él; y si somos convertidos, elevamos nuestras oraciones con el poder de la santificación para vivir vidas limpias y sanas. Esto no es la obra de un instante; no es que "una vez santificados, siempre santificados"; eso no es cierto. Pero debemos elevar 416 nuestras peticiones tan intensa y firmemente que recibamos la bendición. Ella tiene sobre nosotros el mismo efecto fisiológico [que sobre los apóstoles]. ¡Oh, sólo queremos alabar a Jesús, y ésto nos hace tan amables y bondadosos y suaves! Pero notamos que los discípulos no estaban listos aún para salir con esa bendición a fin de hacer la obra por el Maestro. Él les dijo que se quedaran hasta que fueran investidos de poder de lo alto. Entonces elevamos nuestra petición y proseguimos con fe, y lo que nos animó fue el capítulo "El tiempo del zarandeo", de Primeros escritos. Proseguimos por fe, hasta que grandes gotas de sudor corrían por nuestra frente. Creyendo que el mismo poder que tuvieron los discípulos era para nosotros hoy, nos sentimos animados a perseverar.

Cuando esa bendición prometida vino sobre nosotros mientras elevábamos nuestras peticiones a Dios, tuvimos la misma experiencia que se registra en Hechos 2 en el caso de los apóstoles. Cuando ese poder prometido vino sobre nosotros, hablamos en otras lenguas como el Espíritu nos daba que habláramos.

En Toledo, cuando estábamos presentando nuestro mensaje en la calle, un hombre, que era un polaco católico, se detuvo en la calle mientras la Sra. Mackin estaba hablando; y cuando el Espíritu de Dios vino sobre ella, y les habló por su medio en un idioma que ella no podía entender, este caballero polaco exclamó: "Yo sé lo que esta señora está hablando. Ella está hablando en mi propio idioma, acerca de una gran calamidad que pronto ha de acontecer a esta ciudad".


Supuestas lenguas extranjeras

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En otros casos, cuando uno recibe esta bendición de hablar en lenguas, el Señor puede darme la misma lengua, y podemos sostener una conversación en el idioma que el Espíritu de Dios puede habernos dado que habláramos. Aun tres o cuatro personas pueden tomar parte en la conversación, y sin embargo es un idioma extraño para ellos, y uno espera hasta que el otro termina, y todo se hace en orden. Esta es la experiencia que recibimos de acuerdo con la bendición prometida.

Y entonces, de acuerdo con eso, Hechos 10, la experiencia de Pedro en la casa de Cornelio lo corrobora; y luego Hechos 19; y por el estudio de la Palabra, en nuestra experiencias, y la persecución, y todo lo que viene con ello, encontramos, tanto como somos capaces de discernir, que nuestra experiencia se relaciona con la experiencia de los primeros apóstoles según se registró en la Palabra.

Un ejemplo: fuimos encerrados en la cárcel de Clyde, Ohio…

Elena G. de White: ¿Hace cuánto tiempo?

R. Mackin: Unas seis u ocho semanas atrás. En Clide vive una familia muy devota que conocemos, y que es un crédito para nuestro pueblo. A los niños, son cuatro, se les enseña a orar cada tarde y cada mañana; y es muy interesante ver a la familia a la hora de la adoración.

Ahora, fuimos allí, y ellos se sumaron a esta bendición que habíamos recibido; y realizaron su petición por esta bendición, y fueron poseídos por esta bendición; y mientras el Espíritu descendía sobre ellos, algunos lloraron y entre los que lloraban había una niña de diez u once años. Bien, la abuela entró al cuarto, y vio a la niña llorando, y pensó que yo tenía una influencia mesmérica sobre la niña. Pero unas pocas semanas después, el mismo Espíritu vino sobre la niña cuando estábamos en la ciudad de Toledo, y dio el mensaje; y así tuvieron evidencia que no era el resultado de ningún control que yo tuviera sobre la niña. Cuando regresamos a la ciudad unas cuatro semanas después, uno de los familiares quería que me arrestaran por tener este poder mesmérico, como lo llamaban.

La prueba estaba, y yo simplemente produje la evidencia de la Palabra de Dios de que estábamos viviendo en los últimos días, y de acuerdo con Hechos 2, en los últimos días el Señor había prometido derramar el Espíritu de Dios sobre toda carne, y los niños y las niñas profetizarían.

Y mientras tanto, fue mediante esa niña –el Espíritu de Dios vino sobre esta niña- que fuimos dirigidos a Toledo cuando lo hicimos. Cuando bajo la influencia del Espíritu, ella apuntó su dedo directamente hacia mi, y entonces hacia Toledo, y mediante el Espíritu de profecía dice, “Ve a Toledo”; y dado que esto estaba de acuerdo con Hechos 2: “tus hijos y tus hijas profetizarán”; y conociendo la familia –poniendo a prueba la vida- no dudamos en ir.

Se nos dijo al mismo tiempo que seríamos puestos en prisión en Toledo. Eso sucedió, y tuvimos la evidencia de que éramos dirigidos por el Espíritu porque lo que se había profetizado, aconteció. Dimos nuestro mensaje en la ciudad, y vinieron y nos apresaron…

Si estamos engañados, lo estamos honradamente; pero si esto es del Espíritu de Dios, queremos seguirlo... El Espíritu nos dice que escudriñemos la Palabra: nos dice que seamos fervientes, y que seamos cuidadosos acerca de nuestro régimen de alimentación; y nos dice exactamente lo que Ud. ha dicho.

Ahora bien, en cuanto a mi esposa, el Espíritu obra por medio de ella, y nosotros creemos que éste es el don de profecía que ha de ser derramado sobre toda carne. Este Espíritu nos guía a la bondad y a la pureza de vida, y no podemos entenderlo -¿por qué?- sino sólo como la Palabra de Dios ha dicho: que estas experiencias vienen como resultado de recibir la bendición del Espíritu de Dios.

Hacen circular toda clase de malos registros sobre nosotros, que son totalmente falsos. Nos sorprenden cuando los escuchamos; no hay ni una sílaba de verdad en ellos. Pero concuerdan con lo que dice la Palabra. Las primeras personas en callarnos fueron los adventistas, en la reunion campestre de Ohio.

Elena G. de White: ¿Qué grupo? Hay muchos adventistas.

R. Mackin: Los Adventistas del Séptimo Día. El año anterior, no estábamos en posesión de esta bendición en forma plena, pero habíamos llegado a tener suficiente del Espíritu de Dios que amábamos tener personas en nuestra carpa y orar con ellas –al igual que en el volumen 8, recuerda, dice:-

El tiempo ha llegado para que ocurra una reforma completa. Cuando esta reforma comience, el espíritu de oración actuará sobre cada creyente y ahuyentará de la iglesia el espíritu de discordia y lucha. Quienes no hayan estado viviendo en compañerismo cristiano serán acercados unos a otros. Un miembro que trabaja en la fila correcta conducirá a otros miembros para que se unan con él para interceder por la revelación del Espíritu Santo. No habrá ninguna confusión, porque todo estará en armonía con la mente del Espíritu. –p. 251.

Mediante esta bendición y nuestro interés en la gente, ayudamos a que 26 personas fueran a la reunión campestre que de otra forma no hubieran ido –donde pudieran obtener fuerza. Esta obra continuó hasta el fin del año pasado.


La reunión del congreso campestre

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Antes de que fuéramos al campamento donde se celebraba el congreso *no fuimos hasta el viernes*, mi esposa y otras dos señoras (mi madre y otra señora, la Hna. Edwards, una cuñada del presidente de la asociación); antes de llegar al campamento este último año, las tres buscaban al Señor. Yo había ido a la ciudad para una diligencia, y el Espíritu de Dios le dijo a ella (la Sra. Mackin) que fuera al campamento, y cantara; y que allí le diría qué cantar. Y ella lloró como un niño, y parecía que no podía soportarlo, porque el Señor le mostró la condición de nuestro pueblo, que pronto caerían las plagas y ellos no estaban listos. No se celebraba en ese momento ninguna reunión, y el Espíritu del Señor vino sobre ella cuando iba al campamento. Y (volviéndose a la Sra. Mackin) tú puedes contarle qué palabras cantaste.

Sra. Mackin: El Señor puso esta carga sobre mí. Yo no podía resistirla. ¡Yo tenía tanto deseo de relatarlo, y tantos deseos de cantar ese himno! Y no pude deshacerme de ella hasta que lo hice. "¡Oh, ore!, le dije a la Hna. Edwards. Y me detuve en el campamento y canté precisamente lo que el Señor me inspiró. El Señor *esto es lo que yo canté*:

"El viene; él viene; preparaos, preparaos".

Y entonces esa declaración de Primeros escritos [p. 71]:

"A cuántos vi llegar al tiempo de las plagas sin un refugio. Recibid el Espíritu Santo". Estas son las palabras que canté. Las canté una y otra vez. Por todo el campamento podían escucharlas, y se reunieron; pero antes de esto el Señor me mostró cómo se retorcerían las manos mientras las plagas estuvieran cayendo. El Señor puede mostrar cualquier cosa en sólo un momento, mejor de lo que él puede decírnoslo. Y así me mostró cómo se retorcerán las manos, y eso puso sobre mí una carga mayor que nunca. Bueno, eso ocurría cuando nos detuvieron.

Le pregunté a uno de los ministros, que estaba de testigo–era un hombre de Pennsylvania- “¿considera usted que se cantó tanto como para molestar una reunión campestre?” Él dijo, “nunca oí un canto semejante en mi vida. Me produjo mucha emoción.” Esto era lo que todos decían. Era en un tono de voz muy hermoso, y parecía elevarnos de la tierra. Cuando el canto es improvisado *dictado por el Espíritu* es cuando resulta más maravilloso.

Si Ud. tiene alguna luz para nosotros...

Elena G. de White: Ignoro que tenga alguna cosa especial que pueda decir. Hay algunas cosas que ocurrirán justamente al final de la historia de esta tierra, según lo que me ha sido presentado, similares a algunas de las cosas que Ud. ha expuesto; pero no puedo decir nada sobre estos puntos por ahora.

R. Mackin: ¿Hay alguna pregunta, Hno. White, o algo ahora?

W. C. White: No sé que haya otra cosa que hacer más que orar para que el Señor le dé a mi madre alguna palabra, y entonces tomarse el tiempo para que las cosas se desarrollen. Es 419 mejor, al presentarle algo a ella, explicar el asunto en forma breve y clara, y entonces tal vez tener otra entrevista más tarde.

R. Mackin: Estamos ayunando y orando. Si estamos en un engaño queremos saberlo, tanto como si estamos en lo recto.

Sra. Mackin: Nuestros hermanos piensan que ciertamente estamos en un engaño.

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Historia de Ralph Mackin – 2
LA PALABRA, NO SENTIMIENTO

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¿Cuál es la evidencia?

Reprendiendo el fanatismo



[En la primera parte de esta serie nos encontrábamos en la sala del hogar de Elmshaven, en noviembre de 1908, ante la chimenea encendida con Ralph Mackin y su esposa entrevistando a Elena G. de White en relación con la experiencia que ellos tuvieron en la que sintieron que se les había concedido el Espíritu Santo con un poder especial que los hacía hablar en lenguas, profetizar, etc. Habían llegado al punto en la entrevista donde estaban tratando el canto de la Sra. Mackin bajo el poder del Espíritu Santo.]



Elena G. de White: ¿Qué lugar es ése del cual Ud. habla, donde ocurrió el canto?

R Mackin: Mansfield, Ohio, en el congreso campestre.

Elena de White: ¿Nuestro pueblo, el pueblo que guarda el sábado?

R. Mackin: Sí, nuestro propio pueblo.

W. C. White: ¿Era esa estrofa que la Sra. Mackin cantó improvisada o era un himno conocido? [En la reunión de oración en la capilla del sanatorio el Hno. Mackin había dado su testimonio de alabanza y fue seguido por la Sra. Mackin, que cantó.]

Sra. R. Mackin: Oh, ése era uno de nuestros himnos publicados. Se halla en el nuevo himnario Christ in Song.

R. Mackin: Ud. la oyó cantar, pero apenas tiene una vaga idea de lo que es su canto cuando las palabras le son dadas por el Espíritu Santo. Lo más maravilloso es cuando ella canta: "¡Gloria!" Dice que cuando lo canta le parece estar con los ángeles en la presencia de Jesús. Repite la palabra "¡Gloria!" una y otra vez. Ella ha sido probada con el piano, y los músicos dicen que es algo extraordinario como canta en tono bajo y alto. No puede hacerlo a menos que ore en el Espíritu y un poder especial venga sobre ella.

Sra. Mackin: Nosotros no tenemos este poder; solamente lo recibimos cuando buscamos a Jesús.

R. Mackin: El Señor nos ha dado poder, Hna. White, para echar fuera demonios. Muchas personas están poseídas de demonios. Yo recuerdo una declaración que Ud. escribió hace pocos años, que muchos estaban poseídos por demonios tan ciertamente como en los días de Cristo. Cuando nosotros estamos en una reunión, y estos demonios están en la reunión, ellos pueden hacer que la gente haga cosas raras. He leído en la Biblia que cuando Jesús estaba en el templo los demonios salieron en seguida. "¡Cállate, y sal de él!" (Mar. 1:25). El Señor nos instruye a que mantengamos a la gente acostada, no sea que los demonios los arrojen al suelo cuando salen de ellos. Nos dimos cuenta al principio, cuando empezamos a reprender a estos demonios, que a menudo cierran los ojos de las personas, y a veces las hacen ladrar como un perro, y que saquen la lengua; pero al continuar reprendiéndolos, los ojos se abren, se calman, y los demonios...

Ahora bien, es por el don del Espíritu como el Señor nos dice que los demonios se han ido, que se han ido todos. Una señora en particular tenía seis demonios, y decía que ella sintió cuando salieron; parecía que la tiraban de todas partes del cuerpo.

Pero nuestros hermanos dicen que no podemos estar en los últimos días; nosotros, en cambio, hallamos que esto coincide precisamente con lo que el Salvador dijo en el último capítulo de Marcos, en esa gran comisión: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas" (Mar. 16:17), etc.

Sra. Mackin: Nosotros tampoco recibimos todas estas cosas de una vez.

R. Mackin: Lea los últimos versículos de Marcos: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén". Nuestra experiencia, según lo podemos discernir, está corroborada por la Biblia. Aquí hay algo que quisiera leer [el Hno. Mackin leyó párrafos, incluyendo el siguiente, de un artículo de la Review and Herald, escrito por la Hna. White, publicado en el número del 11 de abril de 1899, y titulado: "El congreso campestre de Newcastle"]:

Durante la noche del primer sábado de la reunión de Newcastle, yo parecía estar en la reunión, presentando la necesidad y la importancia de que recibamos el Espíritu. Esta era la preocupación de mi labor: la apertura de nuestros corazones al Espíritu Santo.

[El taquígrafo no tomó ninguna nota acerca del lugar exacto donde el Hno. Mackin comenzó a leer este artículo, y dónde dejó de leer; pero por lo menos fue leída una porción considerable del mismo.]


¿Cuál es la evidencia?

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R. Mackin: En relación con la recepción del poder de lo alto, hay una pregunta que me parece tan pertinente ahora como en los días de los apóstoles: ¿Cuál es la evidencia? Si lo recibimos, ¿no tendrá los mismos efectos fisiológicos sobre nosotros que tuvo en aquel tiempo? Puede esperarse que hablemos como el Espíritu nos dé capacidad de hacerlo.

Elena G. de White: En lo futuro tendremos muestras especiales de la influencia del Espíritu de Dios, especialmente en ocasiones cuando nuestros enemigos sean más poderosos contra nosotros. Vendrá el tiempo cuando veremos algunas cosas extrañas; pero precisamente de qué manera si similares a algunas de las experiencias de los discípulos después de recibir el Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo*, no puedo decirlo.

R. Mackin: Oraremos continuamente al Señor acerca de esto, y le pediremos que le dé luz al respecto de manera que le dejo nuestra dirección, y si Ud. tiene algo para nosotros después de esto, nos alegraremos de recibirlo.

W. C. White: Uds. probablemente pasarán aquí unos pocos días, ¿no es así?

R. Mackin: Si el Espíritu Santo nos dice que nuestra obra ya está hecha, seguiremos viaje; si él nos dice que nos quedemos, nos quedaremos. Él nos dirige. Al presentar yo este mensaje a diferentes congregaciones, el Espíritu de Dios ha testificado en favor de él, y muchos lloraban y decían: "Oh, necesitamos poder, necesitamos ayuda, y éste es el poder prometido, y busquemos a Dios".

Sra. Mackin: La verdadera prueba es amor (1 Cor. 13).

R. Mackin: Satanás quiere obstaculizar esta obra. Estamos sellados por el Espíritu Santo de la promesa. Yo lo tomo de Primeros escritos [pp. 37-38]. Cuando los ángeles están por soltar los cuatro vientos, Jesús mira con misericordia al remanente, y con las manos elevadas exclama: "¡Mi sangre, Padre, mi sangre, mi sangre, mi sangre!" Él lo repite cuatro veces; pues su pueblo está todavía sin sellar. Él comisiona entonces a un ángel para que vuele rápidamente hacia los cuatro ángeles que sostienen los cuatro vientos con el mensaje: "¡Retened! ¡Retened! ¡Retened! hasta que los siervos de Dios estén sellados en la frente". Y cuando yo presento esto delante de la congregación, los más fervientes y consagrados son los que mayormente parecen quedar afectados.

La Hna. White entonces comenzó a hablar, y continuó durante una media hora. Relató un incidente tras otro relacionado con sus primeras labores poco después que pasó la fecha de 1844. Sus experiencias con 423 formas desacostumbradas de error en aquellos días, la indujeron años más tarde a sentir temor de cualquier manifestación que tuviera sabor a espíritu de fanatismo.

Mientras la Hna. White continuaba, contó de algunas personas que hacían extraños movimientos con el cuerpo, y de otros que eran gobernados mayormente por sus propias impresiones. Algunos pensaban que era malo trabajar. Otros aun creían que los justos muertos habían resucitado para vida eterna. Unos pocos trataban de cultivar un espíritu de humildad arrastrándose sobre el suelo como niñitos. Algunos danzaban y cantaban "Gloria, gloria, gloria, gloria", en forma repetida. A veces una persona solía saltar reiteradamente sobre el piso, con las manos levantadas, alabando a Dios; y esto seguía haciéndose por una media hora seguida.

Entre los que tomaban parte en estas formas extraordinarias de fanatismo, se hallaban algunos que una vez habían sido fieles, hermanos y hermanas temerosos de Dios. Las contorsiones extrañas del cuerpo y la mente eran ejecutadas hasta un grado tal, que en unos pocos lugares los representantes de la ley se veían obligados a contenerlos llevándolos a la cárcel. En esta forma la causa de Dios caía en desprestigio, y se requerían años para deshacer la influencia que tales exhibiciones de fanatismo tenían sobre el público en general.

La Hna. White contó además cómo ella era llamada repetidamente a hacer frente en forma directa, a este fanatismo y a reprenderlo severamente en el nombre del Señor. Destacó el hecho de que nosotros tenemos una gran obra que hacer en el mundo, que nuestra fuerza ante la gente descansa en el poder que acompaña a una clara presentación de la Palabra del Dios vivo. La ley de Jehová debe ser exaltada y hecha honorable, y los diversos rasgos del mensaje del tercer ángel deben ser claramente presentados ante el pueblo para que todos tengan la oportunidad de escuchar la verdad para este tiempo y decidir si obedecen a Dios antes que a los hombres.

Si como iglesia diéramos lugar a alguna forma de fanatismo, las mentes de los no creyentes se desviarían de la Palabra viva a las acciones de los hombres mortales, y aparecería más de lo humano que de lo divino. Además, muchos se disgustarían por aquello que para sus mentes sería antinatural y próximo al fanatismo. La proclamación del mensaje para este tiempo resultaría así tristemente obstaculizada. El Espíritu Santo obra de una manera que se recomienda a sí mismo ante el buen juicio de la gente.

En medio del relato que la Hna. White hacía de sus primeras experiencias con el fanatismo, el Hno. Mackin hizo la siguiente propuesta:

R. Mackin: Si tuviéramos ahora el espíritu de oración, y este poder viniera sobre mi esposa, ¿podría Ud. discernir si esto es del Señor o no?

Elena de White: Yo no podría decirle nada al respecto. Pero le estoy contando estos incidentes para que Ud. sepa las cosas por las cuales hemos pasado. Hemos tratado de eliminar de la iglesia este mal en toda forma posible. Hemos declarado en nombre del Señor Dios de Israel, que Dios no obra mediante sus hijos de tal forma que traiga desprestigio a la verdad, y que fomente innecesariamente profundo prejuicio y amarga oposición. En nuestra obra debemos seguir un camino directo y tratar de alcanzar a la gente donde está.


Reprendiendo el fanatismo

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R. Mackin: Yo recuerdo haber leído mucho en Testimonies for the Church, t. 1, acerca de su experiencia en reprender el fanatismo, y acerca de la causa [obra] en el este, cuando trataron de fijar el tiempo, en 1855, me parece.

Elena de White: Algunos danzaban saltando y cantando: "Gloria, gloria, gloria, gloria, gloria". A veces yo quedaba sentada en silencio hasta que habían terminado, y entonces me levantaba y decía: "Esta no es la forma en que obra el Señor. Él no hace impresiones de esta manera. Debemos dirigir la mente de la gente a la Palabra como fundamento de nuestra fe".

Yo era sólo una niña en ese tiempo; y sin embargo tenía que presentar mi testimonio repetidamente contra estas formas extrañas. Y desde ese tiempo he tratado de ser sumamente cuidadosa para que nada de esta especie se produzca de nuevo entre nuestro pueblo. Cualquier manifestación de fanatismo aparta la mente de la evidencia de la verdad: la Palabra misma.

Ud. puede seguir una conducta consecuente, pero los que sean influenciados por Ud. pueden seguir una conducta muy inconsecuente, y como resultado tendríamos bien pronto nuestras manos llenas de algo que haría casi imposible dar a los no creyentes la debida impresión de nuestro mensaje y nuestra obra. Debemos ir a la gente con la sólida Palabra de Dios; y cuando ellos reciban esa Palabra, el Espíritu Santo puede venir; pero siempre viene, como lo dije antes, en una forma que se recomienda a sí mismo al juicio de la gente. En nuestra forma de hablar, de cantar, y en todos nuestros ejercicios espirituales, debemos revelar esa calma, dignidad y piadoso temor que mueve a todo verdadero hijo de Dios.

Hay constante peligro de permitir que algo llegue a nuestro medio y que lo consideremos como la obra del Espíritu Santo, pero que en realidad sea el fruto de un espíritu de fanatismo. Mientras permitamos al enemigo de la verdad que nos induzca a un método equivocado, no podremos esperar que alcanzaremos a los honestos de corazón con el mensaje del tercer ángel. Debemos ser santificados por medio de la obediencia a la verdad.

Tengo miedo de cualquier cosa que tenga la tendencia a desviar la mente de las sólidas evidencias de la verdad como ésta se revela en la Palabra de Dios. Lo temo; lo temo. Debemos colocar nuestras mentes dentro de los límites de la razón, para que el enemigo no entre de tal manera que introduzca el desorden en todas las cosas. Hay personas de temperamento excitable que son conducidas fácilmente al fanatismo; y si permitiéramos que entre en nuestras iglesias cualquier cosa que conduzca a tales personas al error, pronto veríamos estos errores llevados a grandes extremos; y entonces, debido a la conducta de estos elementos desordenados, descansaría una afrenta sobre todo el cuerpo de los adventistas del séptimo día.

He estado estudiando cómo dar a publicidad de nuevo por la prensa, algunas de estas primeras experiencias, de manera que un mayor número de nuestro pueblo esté informado; porque por mucho tiempo he sabido que el fanatismo se manifestará de nuevo en diferentes formas. Debemos fortalecer nuestra posición extendiéndonos en la Palabra, y evitando todas las rarezas y las extrañas genuflexiones que algunos captarían muy pronto y practicarían. Si permitiéramos que la confusión entrara en nuestras filas, no podríamos organizar nuestra obra como debiéramos. Estamos tratando de unirla y organizarla ahora de la mejor forma posible.

Pensé que debía relatarle estas cosas a Ud.

R. Mackin: Bueno, lo que Ud. ha declarado no corresponde con nuestra experiencia. Nosotros hemos sido muy cuidadosos en este asunto, y hallamos que la experiencia por la cual pasamos, y que hemos tratado esta mañana de bosquejar brevemente para su conocimiento, cuadra exactamente con la experiencia de los siervos de Dios de antaño como se da en la Palabra.

Elena G. de White: Durante los años del ministerio de Cristo sobre la tierra, mujeres piadosas ayudaron en la obra que el Salvador y sus discípulos hacían. Si los que se oponían a esta obra pudieran haber encontrado alguna cosa fuera del orden regular en la conducta de estas mujeres, ello habría cancelado la obra en el acto. Pero aunque las mujeres estaban trabajando con Cristo y los apóstoles, toda la obra era conducida sobre un plano tan elevado como para estar por encima de las sombras de la sospecha. No podía encontrarse ninguna ocasión para hacer una acusación. Las mentes de todos estaban dirigidas a las Escrituras más bien que a los individuos. La verdad era proclamada inteligentemente, y en forma tan sencilla que todos podían entenderla.

Yo estoy temerosa de que cualquier cosa de naturaleza fanática sea introducida entre nuestro pueblo. Hay muchos, muchos, que deben ser santificados; pero deben ser santificados por medio de la obediencia al mensaje de verdad. Justamente hoy estoy escribiendo sobre este asunto. En este mensaje hay una hermosa consistencia que apela al juicio. No podemos permitir que elementos excitables entre nosotros se exhiban a sí mismos de una manera tal que destruyan nuestra influencia sobre los que queremos alcanzar con la verdad. Nos tomó años corregir las impresiones desfavorables que los no creyentes recibieron de los adventistas al conocer la forma extraña y malvada de obrar de elementos fanáticos que teníamos en nuestro medio durante los primeros años de nuestra existencia como pueblo separado.

R. Mackin: Ahora bien, esto que nos está dando ¿sería considerado como un testimonio dado por la inspiración del Espíritu, o es simplemente un consejo relacionado con su experiencia?

Elena de White: Estoy dándoles algo de historia.

R. Mackin: Pero Ud. no dice que eso se aplica a nuestro caso ahora, hasta que no tenga mayor luz sobre ello, ¿no es así?

Elena de White: Yo no podría decirlo, pero temo que lo de Uds. esté en esa línea, algo con lo cual me he encontrado repetidamente.

W. C. White: Son ahora las doce. ¿No les gustaría descansar antes de comer?

Elena de White: Bueno, yo no podía dejarlos que se fueran sin decir lo que he dicho. Yo diría: tengan cuidado. No permitan que aparezca nada que tenga que ver con fanatismo, y que otros representarían dramáticamente. Hay algunos que están ansiosos de exhibirse, y ellos harán algo dramático con cualquier cosa que Uds. hagan, ya sea del mismo tenor o no. Yo he sido muy cuidadosa de no suscitar cualquier cosa que sea extraña entre la gente.

R. Mackin: ¿Pero no es cierto que cuando el Espíritu Santo venga, como se declara en sus libros, muchos se volverán contra él y declararán que es fanatismo?

Elena de White: Por supuesto que lo harán; y por esta razón debemos ser muy cuidadosos. Es por medio de la Palabra *no por sentimientos ni excitación* como queremos influenciar en la gente a obedecer la verdad. Sobre la plataforma de la Palabra de Dios podemos estar en pie con seguridad. La Palabra viva está repleta de evidencia, y un poder maravilloso acompaña su proclamación en nuestro mundo.

R. Mackin: Bien, no debemos cansarla a Ud.

Sra. Mackin: ¡Alabado sea Dios!

Elena de White (mientras se pone de pie y estrecha las manos): Deseo que el Espíritu de Dios esté con Ud., y con Ud., y conmigo. Debemos ser como niñitos delante de Dios. El poder de su gracia no debe ser malentendido. Debemos tenerlo con toda mansedumbre y humildad de mente, para que Dios mismo pueda impresionar las mentes de la gente. Espero que el Señor los bendiga y les dé un sólido fundamento, y ese fundamento es la Palabra del Dios vivo.

Y así terminó la entrevista. Pero éste no es el fin de la historia. El martes 11 de diciembre por la noche, se le dio a Elena G. de White una visión que definía claramente la experiencia Mackin.

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Historia de Ralph Mackin – 3
“CALCULADO PARA DESVIAR”

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[Éste es el tercer artículo de una serie de tres que relata la historia de Ralph Mackin y su esposa, y quienes creían que el Espíritu Santo había sido derramado sobre ellos con poder especial, guiándolos a hablar en lenguas y profetizar. Los primeros dos informaron de una entrevista que los Mackin tuvieron con Elena G. de White, que fue registra taquigráficamente. En este tercer artículo, Elena G. de White relata lo que se le mostró en visión concerniente al caso Mackin.]

Reprendiendo el fanatismo

Un triste error

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La visita de Ralph Mackin y su esposa a Elena G. de White ocupó la última mitad de la mañana del jueves 12 de noviembre de 1908. Los planes eran que Elena G. de White, junto con tres miembros de su casa y de la oficina, fuera conducida por un equipo el viernes a 45 kilómetros de Healdsburg para tener servicios el sábado y el domingo. Cuando terminó la entrevista, continuó con sus tareas habituales de la semana. Entonces, a la semana siguiente, tuvo que viajar a Berkeley y realizó varias reuniones durante el fin de semana.

W. C. White le escribió al pastor A. G. Daniells, presidente de la Asociación General, ese jueves de tarde después de la entrevista:

Esta mañana, antes del mediodía, mi madre, el hermano Crisler y yo, dedicamos un par de horas a entrevistarnos con el hermano y la hermana Mackin de Findlay, Ohio. Dijeron que habían atravesado el continente para ver a mi madre. Tuve un entrevista con ellos en mi oficina ayer de mañana y les aconsejé que volvieran esta mañana para ver a mi madre. Parecían ser personas muy espirituales, pero su experiencia es algo peculiar.

Habían estado esperando y orando para que mi madre tuviera un mensaje de aliento para ellos. En esto estaban un poco decepcionados. Ella les dijo que su caso nunca se les había presentado en visión, y luego habló con ellos por media hora, indicándoles la necesidad de ser precavidos, para que no fueran desviados por sus sentimientos, creyendo que esto era dirigido por el Señor. Recién han regresado al sanatorio, diciendo que no podían decir lo que harían después, pero que seguirían las directivas del Señor. -12 noviembre, 1908.

Ese viernes, los Mackin fueron a San José, aparentemente bastante olvidados del consejo dado y de las advertencias de Elena G. de White, comenzaron a tener reuniones en ese lugar. Informaron a la iglesia de Clyde, Ohio, de que habían tenido una entrevista con la hermana White y que tenían algo bueno que decirles a su regreso.

Quizás el Señor les estaba dando a los Mackin una oportunidad para mostrar su respuesta a los fervientes consejos de Elena G. de White y también dejar que las circunstancias se desarrollen para mostrar a todos el verdadero fruto de su obra. Pronto comenzaron a surgir problemas en San José. También empezaron a llegar inquietudes sobre la entrevista al personal de Elmshaven.

El 26 de noviembre, dos semanas después de la entrevista, Elena G. de White le escribió a S. N. Haskell, presidente de la Asociación de California:

Hace dos semanas, mientras escribía, mi hijo W. C. White entró en mi habitación y declaró que había dos personas que deseaban hablar conmigo. Bajé las escaleras hasta la sala de recibo, y ahí encontré a un hombre y a su esposa que afirmaban obedecer la Palabra de Dios y creer en los testimonios. Habían tenido una experiencia inusitada durante los dos o tres años pasados. Parecían ser gente sincera.

Escuché mientras referían algunas de sus experiencias, y luego les dije algo acerca de la obra que tuvimos que hacer para enfrentar y oponernos al fanatismo poco después de transcurrida la fecha cuando esperábamos ver a nuestro Señor. Durante esos días difíciles algunos de nuestros creyentes más preciados fueron conducidos al fanatismo. Luego les dije que antes del fin veríamos extrañas manifestaciones protagonizadas por aquellos que profesaban ser dirigidos por el Espíritu Santo. Algunos considerarán como algo de mucha importancia estas manifestaciones peculiares, que no proceden de Dios, pero que están calculadas para apartar las mentes de muchos de la enseñanza de la Palabra.

En esta etapa de nuestra historia debemos tener mucho cuidado de precavernos contra todo lo que sepa a fanatismo y desorden. Debemos precavernos contra todas las manifestaciones peculiares que podrían excitar la mente de los no creyentes, y conducirlos a pensar que como pueblo nos dejamos guiar por el impulso y nos complacemos en el ruido y la confusión acompañados de conductas extravagantes. En los últimos días, el enemigo de la verdad presente producirá manifestaciones que no están en armonía con la dirección del Espíritu, sino que tienen el propósito de descarriar a aquellos que están listos a aceptar cualquier cosa nueva y extraña.

Dije a este hermano y a su esposa que la experiencia que yo había tenido en mi juventud, poco después de transcurrida la fecha de 1844, me había conducido a ser sumamente precavida en la aceptación de cualquier cosa parecida a lo que en aquel tiempo enfrentamos y reprochamos en el nombre del Señor.

No podría infligirse un daño mayor a la obra de Dios en esta época que el que le causaríamos si permitiésemos que se introdujera en nuestras iglesias un espíritu de fanatismo acompañado por conductas extrañas, que se considerarían equivocadamente como la obra del Espíritu de Dios.

A medida que este hermano y su esposa referían sus experiencias, que ellos pretendían haber tenido como resultado de haber recibido el Espíritu Santo con poder apostólico, tuve la impresión de que se trataba de una copia de aquello a lo cual habíamos tenido que hacer frente y corregir en nuestros primeros días de existencia.

Hacia el final de nuestra entrevista, el Hno. L propuso que oráramos juntos, pensando que posiblemente durante la oración su esposa experimentaría aquello que me habían descrito, y que entonces yo estaría en condiciones de discernir si eso procedía del Señor o no. No pude consentir en ello, porque se me ha indicado que cuando una persona ofrece exhibir tales manifestaciones peculiares, eso constituye una clara evidencia de que no se trata de la obra de Dios.

No debemos permitir que estos incidentes nos desanimen. De tiempo en tiempo nos veremos frente a casos tales. No demos lugar a ejercitaciones extrañas que ciertamente alejan la mente de la dirección profunda del Espíritu Santo. La obra de Dios se ha caracterizado siempre por la serenidad y la dignidad. No podemos permitirnos aprobar ninguna cosa que produzca confusión y debilite nuestro fervor con respecto a la gran obra que Dios nos ha encomendado realizar en el mundo, a fin de prepararlo para la segunda venida de Cristo. –Carta 338, 1908 (publicada en Mensajes selectos, vol. 2, pp. 46-48.

A la semana siguiente el pastor W. C. White informó al pastor Haskell en relación con la visita de los Mackin. Le contó cómo estaban seguros de que el Señor los había enviado allí, y que algunos mensajes le habían sido dados a la hermana White en relación con ellos y su obra.

Cuando Elena G. de White trató con los Mackin ese jueves de mañana, en respuesta a la inquietud de que si alguna vez la hermana White había visto en visión o tenía algún mensaje para ellos en relación con su obra especial, ella dijo que no los había visto en visión y que no tenía ninguna revelación del Señor respecto a su obra.

Continúa W. C. White,

En esa visita no pude discernir nada que pudiera alentarlos en relación con visiones en las que ellos estuvieran divinamente llamados a una labor específica. Aquí están los hechos:

(1) Ellos creían que el Señor los había llamado para hacer una obra muy especial, y que se le daría un mensaje a la hermana White que vindicara y estableciera esa obra. En esto, se equivocaron. No existía tal mensaje.

(2) Creían que la hermana White había recibido una visión sobre ellos, y que cuando estuvieran ante su presencia los reconocería.

(3) Esperaban palabras de aliento. Pero lo que recibieron fueron palabras de advertencia. En vista de esto, no pueden con justicia hacer referencia a su visita a Elena G. de White y su hijo, W. C. White, como que alentó sus reclamos de una obra y una misión especiales. –Carta de W. C: White, 2 de diciembre de 1908.

Y luego Dios habló mediante una visión dando luz en forma específica. Posiblemente fueron dos visiones, una durante la noche del 10 de diciembre y la otra unos pocos días antes. Lo que se le reveló a Elena G. de White la llevó a escribir dos cartas el viernes 11 de diciembre: una a los Mackin y una a “Nuestros hermanos en California”. Las presentaremos en ese orden. La segunda carta fue publicada en el Pacific Union Recorder [Registro de la Unión del Pacífico].


Un triste error

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Sr. Ralph Mackin y Sra.:

Querido hermano y hermana: Hace poco, en visiones de la noche [diciembre 10] se me presentaron algunos asuntos que debo comunicarles. Se me mostró que Uds. están cometiendo algunos errores lamentables. En el estudio que Uds. hacen de las Escrituras y los Testimonios han llegado a conclusiones erróneas. La obra del Señor sería grandemente malentendida si Uds. continuaran trabajando como han empezado a hacerlo, pues le dan una falsa interpretación a la Palabra de Dios y a los Testimonios impresos; y entonces tratan de llevar a cabo una obra extraña de acuerdo con la concepción que Uds. tienen de su significado. Suponen que todo lo que hacen es para la gloria de Dios, pero se están engañando a sí mismos y están engañando a otros.

Su esposa, en discursos, en cantos y en extrañas exhibiciones que no están de acuerdo con la obra genuina del Espíritu Santo, está ayudando a introducir una fase de fanatismo que haría un gran perjuicio a la causa de Dios si se le permitiera tener lugar en nuestras iglesias.

Uds. aun han supuesto que han recibido poder para echar fuera demonios. Por la influencia de Uds. sobre las mentes humanas, hombres y mujeres son inducidos a creer que están poseídos por demonios, y que el Señor los ha señalado a Uds. como sus agentes para arrojar fuera a esos malos espíritus.

Se me ha mostrado que precisamente la clase de error a la cual me vi obligada a hacer frente entre los creyentes adventistas después de que pasó el tiempo en 1844, se repetirá en estos últimos días. En nuestra experiencia temprana tuve que ir de lugar en lugar y presentar mensaje tras mensaje a grupos de creyentes desanimados. Las evidencias que acompañaban mis mensajes eran tan grandes, que los de corazón honesto recibían como verdad las palabras que se hablaban. El poder de Dios se revelaba de una manera señalada, y hombres y mujeres eran liberados de la funesta influencia del fanatismo y el desorden, y eran traídos a la unidad de la fe.

Hermano y hermana, tengo un mensaje para Uds.: Uds. están partiendo de una falsa suposición. Hay mucho del yo entretejido en sus exhibiciones. Ya es tiempo de que se detengan. Si Dios les hubiera dado un mensaje especial para su pueblo, Uds. andarían y obrarían con toda humildad, no como si estuvieran en el escenario de un teatro, sino con la mansedumbre de un seguidor del humilde Jesús de Nazaret. Ejercerían una influencia totalmente diferente de la que han estado ejerciendo. Estarían anclados en la Roca, Cristo Jesús.

Mis queridos jóvenes amigos, las almas de Uds. son preciosas a la vista del cielo. Cristo los ha comprado con su propia sangre preciosa, y yo no quisiera que estuvieran albergando una falsa esperanza y trabajando con métodos falsos. No hay duda de que Uds. están ahora en un falso camino, y les ruego, por sus almas, que no pongan por más tiempo en peligro la causa de la verdad para estos últimos días. Por amor de sus propias almas, consideren que la manera en la cual están trabajando no es la forma en que se hará avanzar la obra de Dios. El sincero deseo de hacer bien a otros inducirá al obrero cristiano a apartar todo pensamiento de introducir en el mensaje de la verdad presente cualquier enseñanza extraña que induzca a los hombres y mujeres al fanatismo. En esta época de la historia del mundo, debemos ejercer el mayor cuidado en este respecto.

Algunas de las fases de la experiencia por la cual Uds. están pasando, no sólo ponen en peligro sus propias almas, sino las de muchos otros, porque Uds. echan mano de las preciosas palabras de Cristo como se registran en las Escrituras, y a los Testimonios, para atestiguar el carácter genuino de vuestro mensaje. Al suponer que la preciosa Palabra, que es veracidad y verdad, y los Testimonios, que el Señor ha dado a su pueblo, son vuestro respaldo, están engañados. Uds. son movidos por impulsos equivocados, y están animándose a sí mismos con declaraciones que guían a error. Intentan hacer que la verdad de Dios sostenga falsos sentimientos y acciones incorrectas, que son inconsecuentes y fanáticas. Esto hace diez veces más difícil, aun veinte veces más difícil la obra que la iglesia tiene que hacer para familiarizar a la gente con las verdades del mensaje del tercer ángel. -Carta 358a, 1908 (publicada parcialmente en Mensajes selectos, vol. 2, pp. 51-52).



A nuestros hermanos en California:

Anoche se me dio instrucción para nuestro pueblo. Me parecía estar en una reunión donde se representaba la obra extraña del Hno. Mackin y su esposa. Se me dijo que era una obra similar a la que se había llevado a cabo en Orrington, en el Estado de Maine, y en varios otros lugares después del cumplimiento de la fecha de 1844. Se me pidió que hablara decididamente contra esta actividad fanática.


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Se me mostró que no era el Espíritu del Señor el que inspiraba al Hno. y a la Hna. Mackin, sino el mismo espíritu de fanatismo que siempre intenta penetrar en la iglesia remanente. Están errados en la forma como aplican las Escrituras a sus prácticas peculiares. El hecho de declarar a las personas como poseídas por el demonio, y luego orar por ellas y afirmar que expulsan los malos espíritus, constituye un fanatismo que hará caer en el descrédito a cualquier iglesia que apruebe tal obra.

Se me dijo que no debemos estimular tales demostraciones, sino que deberíamos proteger al pueblo mediante resueltas expresiones de censura contra aquello que podría manchar el nombre de adventistas del séptimo día, y destruir la confianza del pueblo en el mensaje de verdad que debe presentar al mundo. El Señor ha realizado una gran obra en favor de su pueblo al colocarlo en un terreno ventajoso. La iglesia tiene el deber de mantener viva su influencia. Las siguientes palabras tienen un contenido valioso: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5: 39). Las palabras de la inspiración, cuidadosamente estudiadas y obedecidas con oración, servirán para poner a todos plenamente en el camino de las buenas obras.

Como denominación necesitamos volvernos con más persistencia hacia Dios en busca de su dirección. Vivimos en una época impía. Los peligros de los últimos días se ciernen sobre nosotros. Debido a que la iniquidad abunda, Satanás se propone introducir toda clase de teorías engañosas entre aquellos que han procurado andar humildemente con Dios, y que desconfían de sí mismos. ¿Deben ir, personas llenas de confianza propia y fanáticas, al encuentro de estas almas humildes para asegurarles que están poseídas por los malos espíritus, y después de orar con ellas, afirmar que el demonio ha sido expulsado? Estas no son las manifestaciones del Espíritu de Dios, sino de otro espíritu.

Exhorto a cada iglesia a tener cuidado de no dejarse conducir a un punto donde piensen mal de aquellos que, debido a su desconfianza de sí mismos, teman no tener el Espíritu Santo. Hay quienes han seguido su propio modo de obrar en vez de hacer la voluntad de Dios. No han reconocido la luz que Dios les ha dado benévolamente; y debido a esto han perdido la facultad de distinguir entre las tinieblas y la luz. Numerosas personas han oído mucho con respecto a la senda que debían seguir, pero ignoran lo que Dios requiere de ellas. Su luz no brilla en términos de obras que revelan los principios de la verdad y la santidad. Es esta clase de personas la que en el tiempo de prueba aceptará falsedades y teorías erróneas como si fueran la verdad de Dios.

El pueblo de Dios ha recibido luz abundante. Que nuestra grey despierte y avance hacia la perfección. Estaréis expuestos a los errores de los instrumentos satánicos. Sobrevendrán tremendas olas de fanatismo. Pero Dios librará al pueblo que busque fervientemente al Señor. y se consagre a su servicio (Pacific Union Recorder [Informador de la Unión del Pacífico], 31 de diciembre de 1908). –Mensajes selectos, vol. 2, pp. 53, 54.

En ese momento los Mackin se perdieron de vista. Sus nombres desaparecieron de nuestros registros. Cualquier influencia, que pudieran haber tenido con los miembros de nuestra iglesia, fue socavada por las declaraciones de Elena G. de White de que se le había mostrado que no era el Espíritu del Señor el que estaba inspirando a los Mackin.

Al incluir esta serie de artículos sobre la historia de los Mackin, es oportuno observar que Elena G. de White escribió mucho en relación con el bautismo del Espíritu Santo. Ella describe los frutos de este bautismo como apacibles y unidos en forma funcional a la vida y testimonio cristiano, y no en el área de lo extático.

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CÓMO INGRESARON LOS MACKIN A LA IGLESIA DE SAN JOSÉ



Después de la publicación de los tres artículos en la Review and Herald, el Patrimonio White recibió información de la Sra. Irene Moon-Winn, quien residía en San José en ese momento, relatando cómo los Mackin tuvieron acceso a la iglesia de San José.

El pastor D. T. Fero tuvo que estar ausente el sábado 14 de noviembre y arregló, con uno de los miembros, para que se hiciera cargo del servicio. El sábado de mañana, cuando nuestro hermano que tenía que hablar ingresó a la iglesia, se encontró con un buen hombre que tenía una Biblia, el himnario Christ in Song [Cristo en cantos] y un volumen de Testimonies y cuyo nombre era Ralph Mackin.

“¿Es usted predicador?”, le preguntó.

“Oh, sí”, fue la respuesta. “Recién llego de Battle Creek”. Cuánta fortuna, según parecía, que un ministro del Este estuviera entre ellos, y por tanto fue invitado a predicar.

En su sermón, Mackin le dijo a la congregación que venía de visitar a la hermana White en Santa Elena y que su esposa había tenido allí una visión. Informó que la hermana White estaba plenamente de acuerdo con ellos, les dijo que la suya era una buena causa, y les deseaba las bendiciones de Dios. Durante el sermón sugirió que si algunos de la congregación quisieran tener una reunión de oración especial después de la reunión de la iglesia, estaría feliz de acompañarlos. Algunas personas se quedaron, y tuvieron una pequeña reunión de oración.

Cuando los miembros que habían regresado a sus hogares, volvieron a las tres de la tarde para la reunión de sociedad de jóvenes, se sorprendieron al encontrar que la reunión, bajo el liderazgo de Mackin, aún continuaba. Algunos estaban cantado, otros orando, otros gritando. Mackin anunció que habría una reunión de oración en la iglesia esa noche. La gran mayoría se volvió, y él continuó cada noche hasta el miércoles cuando el pastor Fero regresó, descubrió la situación, y concluyó con las reuniones de Mackin en la iglesia.

La Sra Winn informa que la gente “parecía pensar que

éste era un derramamiento del Espíritu Santo”. Por un tiempo, Mackin dirigió reuniones en los hogares de los simpatizantes.

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Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 1
REAVIVAMIENTOS – EL MOMENTO CUANDO DIOS Y SATANÁS TRABAJAN

Por Arturo L. White

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[En los artículos de la Review del 15 de marzo al 26 de abril de 1973. El pastor White presentó el consejo que dio Elena G. de White sobre las experiencias carismáticas. Se relaciona en forma estrecha con este consejo, el consejo sobre reavivamientos. En dos experiencias, una en Healdsburg, California, en 1885 (que se trata en este artículo), y la otra en Battle Creek, Michigan, en 1892 y 1893 (que se tratarán en los siguientes) había un marcado derramamiento del Espíritu Santo, particularmente sobre los estudiantes en los dos colegios. Algunos tildaron la experiencia como “fanatismo”. En una cantidad de comunicaciones, Elena G. de White indicó que las experiencias fueron genuinas, pero mostró que cuando Dios actúa, Satanás se introduce con un engaño. –Los editores]

Algo anduvo mal

Se suspenden las reuniones



A lo largo de los años ha habido épocas de reavivamientos especiales entre los adventistas, y la iglesia ha recibido grandes bendiciones por este medio. En relación con ellos, el fanatismo introdujo a veces su horrenda cabeza, causando incomprensión, crítica y algunos otros males. Y por eso hubo quienes, tratando de evitar lo espurio, rechazaron también lo genuino.

Vale la pena repasar los consejos que dio Elena G. de White en relación a algunos de estos reavivamientos del pasado, porque ella señala que deben producirse nuevamente en la iglesia, si ésta ha de estar preparada para recibir la lluvia tardía. También presenta claramente la forma en que Satanás actúa para neutralizar la obra de Dios. Dos de esos notables reavivamientos, acerca de los cuales existe amplia documentación, se llevaron a cabo en Healdsburg, California, en 1885, y en el Colegio de Battle Creek, en 1892 y 1893.

La experiencia de Healdsburg. La iglesia de Healdsburg fue una de las primeras de California. El hecho de que se fundara el colegio allí en 1882 hizo de ella un centro denominacional, hasta que el colegio fue trasladado a Angwin, en 1909. El colegio de Healdsburg fue nuestra segunda institución educacional y abrió el camino en lo que atañe a diversos aspectos importantes de la obra de la educación. Allí funcionó nuestro primer internado, se celebraron las primeras clases de Biblia como parte del programa regular de estudios, y se llevaron a cabo las primeras actividades industriales con participación del alumnado.

Elena G. de White compró una casa a pocas cuadras del colegio y residió allí hasta que se fue a Europa, tres años más tarde. En el verano de 1885, profundamente preocupada por el bienestar de la iglesia, dirigió fervientes llamados, invitando a los miembros a profundizar su experiencia religiosa. Pero la respuesta no estuvo a la altura de lo que ella esperaba y por la cual había orado. Deseaba fervientemente que la iglesia de Healdsburg, la iglesia con la cual se relacionaba el único centro de enseñanza de la Costa del Pacífico, triunfara y fuera un ejemplo.

A comienzos del mes de julio de 1885, Elena G. de White inició su viaje rumbo a Europa. Seis semanas más tarde el pastor E. P. Daniels (sin relación con el pastor Arturo G. Daniells), pasó el fin de semana en Healdsburg con su familia. Debido a ciertos problemas financieros, Daniels había solicitado licencia para dejar el ministerio por un tiempo y estaba dirigiendo una escuela de taquigrafía en Oakland. Daniels era algo inestable de carácter, pero buen orador y sincero. El profesor W. C. Grainger, director del colegio de Healdsburg, lo invitó a predicar el sermón del sábado de mañana.

Al informar acerca de la reunión, en una carta dirigida a Elena G. de White, Grainger escribió:

Noté que la gente se había conmovido mucho, de manera que lo invité a hablar otra vez en la tarde. Aceptó. En seguida hicimos planes para celebrar reuniones el domingo de mañana y de noche. El domingo invitó a pasar al frente a los que desearan buscar al Señor. Cuando vi que casi toda la iglesia respondió, le dije al Hno. Daniels: “¡No podemos suspender estas reuniones! ¿Qué haremos?” Me contestó que regresaría a Oakland para hacer arreglos con respecto a sus clases y que volvería y permanecería durante la semana para atender el interés despertado. De eso hace cinco semanas. El interés continúa todavía. -W. C. Grainger a Elena G. de White, 17 de septiembre de 1885.

En otros párrafos de su carta, Grainger informa:

Hemos tenido un glorioso reavivamiento en nuestra iglesia. No ha sido una obra superficial, sino que siento en forma segura que es una obra profunda y duradera. Las confesiones hechas fueron plenas y francas. El Señor nos ha dado otra oportunidad y no hemos menospreciado su misericordia. Pienso que se acercan días más brillantes para la iglesia de Healdsburg. La nube se ha levantado. –Ibíd.

Al describir las reuniones, señaló que:

No hay excitación ni demostraciones ruidosas, sino una tranquila y ferviente búsqueda de Dios. Nunca presencié un movimiento más ferviente que éste. Se han solucionado todos los antiguos problemas sin más presión que la predicación directa de la Palabra de Dios. –Ibíd.

Termina su carta con la noticia que

Hay tiempos mejores en el internado y en el colegio. La gloria sea para Dios. Oro porque Dios nunca permita que otra nube nos oscurezca otra vez. Ha habido un buen número de conversos. Entre los que se han unido a la iglesia se encuentran la madre y el primo de mi esposa. -Ibíd.

Alguien más, I. L. Decker, le escribió a Elena G. de White informando:

¡Oh, qué despertar tuvo esta iglesia! El Espíritu del Señor ha estado con él [E. P. Daniels] con fuerza y poder hasta que todos en el lugar sentimos la presencia y no pudimos resistirla. Viejos pecadores endurecidos, que habían resistido durante toda sus vidas, se quebrantaron. –Carta a Elena G. de White, 7 de septiembre de 1885.

Decker informa posteriormente que había reuniones para los niños, reuniones para los ancianos y reuniones para los jóvenes, todas en forma simultánea. Otros también dieron informes similares del reavivamiento.


Algo anduvo mal

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Pero algo anduvo mal y, pocos meses más tarde, cuado Elena G. de White estuvo en condiciones de evaluar la situación, y Dios le dio luz al respecto, escribió lo siguiente a la Iglesia de Healdsburg:

El Señor hizo su obra entre ustedes, y Satanás que está siempre activo, buscando la oportunidad favorable, se ha introducido y ha mezclado fanatismo con la obra de Dios, para sembrar cizaña junto con la buena simiente -Carta 21, l886, a la Iglesia de Healdsburg.

Además, añadió esta advertencia:

Necesitamos vivir muy cerca de Jesús para discernir lo precioso de lo espurio. -Ibíd.

Si bien Dios pudo usar al pastor Daniels en forma efectiva, Satanás también aprovechó algunas de sus debilidades. Elena G. de White se refirió a ellas cuando dijo:

[El pastor Daniels] es apresurado; sus sentimientos son fuertes y actúa en forma impulsiva... No es perfecto. Pero yo sé cómo lo considera Dios: un hombre con disposición a errar, impulsivo, pero que ama y teme a Dios y que puede alcanzar los corazones si cuenta con consejeros en quienes pueda tener confianza para que lo ayuden. -Carta 10, 1885, escrita al dirigente de una asociación el 4 de noviembre de 1885.

Desgraciadamente, puesto que el reavivamiento había comenzado bien, Daniels se infatuó con el éxito que debería haber sido sólo para gloria de Dios. No hay evidencias de excesos. No se informó que se produjeran éxtasis tales como hablar en lenguas. Pero se introdujeron factores que carecían de equilibrio. A impulsos del fervor, afloraron ciertos conceptos particulares. Daniels, por ejemplo, no estaba de acuerdo con las ofrendas de la escuela sabática. Presentó el asunto con un énfasis cargado de excitación. Como resultado de ello, algunos hermanos comenzaron a manifestar sentimientos contrarios a la organización. Se celebraron algunas reuniones a las que solamente podían asistir los que, según ellos, habían experimentado las bendiciones del reavivamiento.

Otro asunto que perturbó bastante la atmósfera fue el hecho de que Daniels aceptara dinero de hermanos entusiasmados con el reavivamiento, en circunstancias que tenía fama entre sus colegas de ser bastante descuidado en sus asuntos financieros.


Se suspenden las reuniones

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No es extraño entonces que cuando los informes acerca de esos sucesos llegaron a oídos de los dirigentes de la asociación, algunos de ellos fueran a Healdsburg. Estudiaron el caso, hablaron con Daniels y decidieron suspender las reuniones. La crisis estalló. Daniels aceptó el consejo de sus hermanos, pero una buena parte de la iglesia quedó resentida.

Cuando Elena G. de White se enteró en Europa en qué forma habían sido suspendidas las reuniones, escribió lo siguiente a los dirigentes de la asociación:

Con respecto al pastor [E. P:] Daniels debo decir que es finito; no es infalible. Pero hay una disposición muy arraigada a juzgar a los demás. Los que actúan así no toman en cuenta que Dios obra por medio de quien quiere. Se debe ver a Cristo oficiando por medio de su siervo. El gran mal es que la mente se torna estrecha y pierde de vista al principal Obrero; se echa mano del instrumento y se decide que la gente no puede recibir beneficios a menos que los hábitos y los modales del obrero estén exactamente de acuerdo con un molde preestablecido. Tratan al predicador solamente como un hombre, no como un mensajero a quien Dios puede usar para entregar un mensaje o realizar cierta tarea.

Dios ha elegido al hombre para realizar cierta obra. Su capacidad mental puede ser débil, pero ello pondrá en evidencia que es Dios quien obra. Puede que no sea elocuente, pero eso no es prueba de que no tiene un mensaje de Dios. Su conocimiento puede ser limitado, pero en muchos casos, Dios puede obrar con su sabiduría mediante un agente tal, y puede verse que el poder es de Dios, más que a través de alguien que posee habilidades naturales y adquiridas y que lo sabe y tiene confianza en sí mismo, en su juicio, en su conocimiento, y en su forma de expresarse. –Carta 76, 1886.

Luego Elena G. de White explicó,

Pero E. P. Daniels es un orador aceptable. Se me ha mostrado sin embargo que su juicio no es certero y por eso necesita que se lo aconseje. Pero es un hombre que puede llegar muy cerca del corazón de la gente, posee simpatía y realiza esfuerzos personales capaces de atravesar las barreras levantadas alrededor de las almas para contrarrestar la influencia de la verdad. Dios obra por medio de instrumentos frágiles sin que se note su presencia. -Ibíd.

En otra ocasión Elena G. de White expresó el deseo de que se produjeran muchos reavivamientos similares:

Una obra semejante a la que espero se haya hecho en Healdsburg debería realizarse en cada iglesia del país, mediante métodos y medios que no imaginamos todavía. Que esta obra avance en todas partes. Que los pecados sean confesados. Que las inquietudes sean reveladas. Que se extienda lejos y cerca. Esta obra se hará. -Carta 10, 1885.

Con respecto a estos reavivamientos, escribió estas sorprendentes palabras:

Los hombres pueden oponerse porque no se desarrolla como lo esperan. El fanatismo también se manifestará, como siempre ha ocurrido cuando Dios obra. La red juntará en sus mallas peces malos y buenos, pero ¿quién se atrevería a arrojar por la borda toda la pesca porque no todos los peces son buenos? Estoy profundamente preocupada por este asunto. No dudo que el pastor Daniels cometió algunos errores, pero ¿ha sido su error de tal naturaleza que lo haga indigno de ocupar un lugar entre el pueblo de Dios? -Ibíd. (La cursiva es nuestra).

Elena G. de White, al repasar la experiencia de Healdsburg, nos da algunos consejos y pautas que podrían sernos útiles en lo futuro. En una carta sin fecha, escrita a los dirigentes de la iglesia en California, a principios de 1886, afirma:

Quisiera decirles que no estoy de acuerdo con la forma que se ha tratado el asunto. No voy a negar que algunos fanáticos interfirieron la obra que se estaba haciendo. Pero si ustedes proceden en lo futuro como lo han hecho ahora, puedo asegurarles algo: van a condenar la obra de la lluvia tardía cuando se produzca. Porque en ese momento verán mayores evidencias de fanatismo.

Creo que la obra en Healdsburg fue genuina. Creo que el Espíritu de Dios produjo profundos cambios. Creo que los que no estaban consagrados y convertidos sintieron la necesidad de pasar al frente. El enemigo siempre obra mediante aquellos que tienen mentes desequilibradas y caracteres imperfectos. No creo que el pastor [E. P.] Daniels se comportara sabiamente en todas las cosas, y que habría un nuevo capítulo en la experiencia de los obreros si no se cometiera algún error en alguna cosa...

Cada vez que se realice un esfuerzo en la obra de Dios, Satanás estará allí para hacerse notar, ¿pero será la obra de los ministros levantar la mano y decir: Hasta aquí no más; ésta no es la obra de Dios?...

Me gustaría que se dieran cuenta de cuán delicado y peligroso es este asunto de inmiscuirse en la obra de Dios, a menos que dispongan de luz del cielo para guiarlos en sus decisiones...

Temo que hayan contristado al Espíritu de Dios. Los frutos de la obra realizada en Healdsburg eran buenos, pero se manifestó lo espurio junto con lo genuino. Entonces se necesitaban hombres de discernimiento, de mente serena y equilibrada, para actuar en momentos de peligro e indiscreción, y para ejercer una influencia modeladora sobre la obra. Ustedes podrían haber hecho eso. -Carta 76, 1886 (La cursiva es nuestra).

En esa época escribió a algunos amigos de Healdsburg y volvió a referirse al reavivamiento suspendido. Lo que sigue, resume lo que escribió a varias personas:

Con respecto a las reuniones de reavivamiento celebradas en Healdsburg, puedo decir que ciertamente sus frutos ponían en evidencia que eran obra de Dios; pero en todo reavivamiento Satanás se aprovecha de personas no consagradas, con poca o ninguna experiencia en la vida piadosa. Estos elementos procurarán destacarse y en tales ocasiones causarán la impresión de ser los más decididos, celosos y entusiastas.

Precisamente aquellos a quienes no se les puede confiar ningún cargo, se manifiestan dispuestos a desempeñar cualquier responsabilidad, como si fueran hombres y mujeres que han ganado reputación por su vida abnegada, de sacrificio propio y devoción, y fueran capaces de tomar decisiones importantes y de dirigir la iglesia.

Depositar la confianza en éstos, sería como confiar los barcos grandes en las manos de los niños para que los dirijan en el gran océano. Tales personas necesitan la gracia transformadora de Cristo diariamente, con el propósito de llevar fruto para la gloria de Dios. “Aprended de mí”, dijo Cristo, “que soy manso y humilde de corazón”. Tales personas nunca han aprendido esta lección. Si se vistieran con el yugo de Cristo y llevaran sus cargas, entonces comprenderían mejor que deberían ayudar y bendecir a otros.

Supongo que personas de este tipo eran precisamente las más activas en las reuniones de Healdsburg. Por lo que se me ha mostrado, deduzco que eran precisamente esas personas las que participaban de las reuniones privadas que se celebraban sólo para “los que pertenecían plenamente al Señor”. Sé de qué estoy hablando, porque se me han presentado claramente varias veces estos asuntos. No obstante, podría decir a mis hermanos y hermanas de Healdsburg que yo creo que el Espíritu de Dios hizo su obra entre ustedes.

Retengan todo lo que es bueno. No tengan un espíritu farisaico; no se exalten ni confíen en si mismos. Cuanto más bajo se pongan a los pies de la cruz, más distinguirán y más preciosos serán sus puntos de vista de Cristo, nuestro Redentor. La gracia que tanto anhela cada uno que profesa ser un seguidor de Cristo es mansedumbre, humildad, humildad de mente. Una visión de Jesús deja ir con el viento la importancia propia…

Tengo un profundo interés por la iglesia en Healdsburg. Su prosperidad depende del correcto asidero que tienen de Jesús. La presencia de la piedad personal en el hogar les hablará de su propio carácter, del carácter de sus hijos, y de su comportamiento con los animales que tienen. -Carta 9, 1886.

Al recordar estos incidentes bien podemos unirnos a Elena G. de White en este comentario:

No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 443). –Notas biográficas, p. 216.



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Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 2
REAVIVAMIENTO EN BATTLE CREEK

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¿Qué anduvo mal?

Tiempo de luz y tinieblas



Al iniciarse el año escolar de 1892-1893 en el Colegio de Battle Creek, los miembros del personal parecían percibir que sería un año con un significado especial. W. W Prescott, el rector del colegio, informó que cuando se llevó a cabo la primera reunión como facultad, antes del inicio del año escolar “sentimos que había llegado el momento en que debía hacerse un cambio en nuestra labor… Por tanto, asumimos la tareas de este año con la expectativa de que Dios nos bendeciría en una forma especial y que honraría nuestra fe con poder y éxito inusuales en la tarea”.

En esta situación, los profesores emprendieron su tarea con la convicción de que “cada oportunidad debe ser usada de la mejor manera posible”. En poco tiempo la facultad tuvo que enfrentar los problemas usuales de disciplina. Fue en medio de su preocupación por cómo tratar con cuatro estudiantes que habían desobedecido las normas de la escuela, que se inició el reavivamiento. El martes 29 de noviembre por la tarde, dos estudiantes involucrados en la disciplina, al comienzo de la hora de estudios, después de una lucha considerable en sus corazones y bajo la influencia del Espíritu de Dios, se rindieron completamente a Dios. Uno de los jóvenes había estado en la escuela por varios años y era un infiel declarado. El otro joven había rehusado en forma persistente cada invitación a vivir la vida cristiana. Los dos vivían en dormitorios diferentes y ninguno sabía de la experiencia del otro. Ninguno de los estudiantes en el colegio, conocían la experiencia.

Prescott explica:

Parece que descendió sobre los estudiantes en sus cuartos privados durante la hora de estudio de la tarde, en ese momento, estos jóvenes sintieron la influencia, no pudieron resistir un espíritu como ese. Fueron impulsados a dejar sus cuartos y a buscar ayuda. Algunos estuvieron por un tiempo en gran angustia mental. Los maestros que estaban cerca fueron inmediatamente a ayudar a quienes lo desearan.

El rector dice posteriormente que:

Por varias horas ninguna otra cosa ocupó la atención de los profesores y los estudiantes. Sin ningún arreglo previo, se dispusieron reuniones de oración en los cuartos privados y en el recibidor, y uno tras otro se rindió a la influencia del Espíritu.

Prescott estaba ausente, visitando el Colegio de Walla Walla, del que también era rector. Pero bajo la orientación de los profesores del lugar, la obra de reavivamiento “continuó hasta la medianoche y concluyó con cantos que salían de lo más profundo del corazón, ‘Alabemos a Dios, de quien proceden todas las bendiciones’”.

Es muy interesante, que el correo de esa tarde trajo algunos artículos de la hermana White, quien estaba en Australia. En ausencia del rector, fueron entregados a la Sra. Prescott, quien los leyó y los envió al colegio para que los leyeran en la capilla al día siguiente. Estos mensajes fueron de los más oportunos, y la obra de reavivamiento continuó. Las clases se suspendieron, y como Prescott informa, “el poder de Dios estaba presente en una forma señalada”.

Y continúa:

Aquellos que se habían mantenido por largo tiempo en el pecado parecían listos a responder a la invitación para aceptar a Cristo y rendirse al servicio de Dios. No había excitación, pero se podía discernir la influencia profunda del Espíritu de Dios.

Por varios días la obra de reavivamiento se hizo cargo del programa escolar, y Prescott informa:

La obra fue seguida con tal instrucción, pública y privada, como la situación parecía demandarlo, y los resultados generales parecían permanentes. Así la obra avanzó hasta que regresé de Walla Walla.

Los servicios de la capilla se extendían a veces por cuatro horas, y los períodos de adoración de la tarde continuaban hasta las diez de la noche.

“Nunca supe de una experiencia similar”, declaró Prescott. “Todos la reconocían como la obra del Espíritu, la cual mientras convencía de pecado, también consolaba. Nadie se rindió al desaliento, pero había tal hambre y sed por la justicia como no se había experimentado en nuestro medio”.

Y entonces declara: “Desde entonces, la obra avanzaba continuamente, había un aferrarse de Dios tal como nunca antes había visto”.

Mientras el informe continúa, relata de las reuniones regulares que se tenían en Battle Creek, incluso durante las vacaciones de fin de año. Prescott registró las experiencias de los estudiantes durante las vacaciones al “visitar a las iglesias del estado, esforzándose por llevar a otros la luz y la bendición que ellos mismos habían recibido”.

El rector y los miembros de su facultad estaban muy gozosos, y el rector declaró:

Sentimos que ahora podíamos avanzar en la obra como nunca antes. Los maestros están unidos en su obra, y los maestros y estudiantes están unidos con vínculos tales como nunca los habían unido. Estoy seguro que éste será el inicio de una experiencia que crecerá más y más en su luz hasta que el día sea perfecto”.


¿Qué anduvo mal?

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Lamentablemente, el optimismo de Prescott no se cumplió, y uno bien puede preguntarse porqué. Oh, si, los efectos del reavivamiento se percibieron hasta comienzos de 1893 y durante la sesión de la Asociación General de ese año y luego se apagó. En ausencia de registros, volvemos a los comentarios que Elena G. de White escribió en 1893 y 1894. Dios envió a su ángel para darle la información. Se lo puede resumir, de alguna manera, en un comunicado escrito en 1893 y dirigido “A los maestros y estudiantes de nuestro Colegio en Battle Creek y que están en todas nuestras instituciones educativas”

Se inicia con estas palabras:

Se ofrecieron muchas oraciones por el derramamiento del Espíritu Santo, y recientemente ha habido demostraciones de alegría de corazón en aquellos que han buscado intensamente y en forma indivisa a Jesucristo, el Cordero que murió desde la fundación del mundo. Ha habido en su medio arrepentimiento y confesión de pecado, con un verdadero remordimiento del alma. Había un sentido del sacrificio completo, y un darse cuenta del cumplimiento de la promesa en el perdón, en la transferencia del carbón encendido del altar del sacrificio y que toca los labios, el cual era la promesa de perdón. Los labios manchados de pecado estaban expresando las más elevadas alabanzas. ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna, en las alturas!...

¿Pero qué han dado a cambio nuestros jóvenes al Señor? ¿Fue como lo que pasó con el pueblo de Israel en la más solemne ocasión descripta en Éxodo? Moisés había ascendido la montaña para recibir instrucciones del Señor, y toda la congregación debía de estar en actitud de humildad ante Dios; pero en lugar de eso, ellos comieron, bebieron y se levantaron a jugar. ¿Ha sucedido una experiencia similar en Battle Creek? ¿No han perdido muchos su sostén en Dios? La práctica de juegos de fútbol, ¿llevó a los participantes a tener una relación más estrecha con Dios?

En las horas de la noche, se me han dado mensajes para que les dé a ustedes en Battle Creek, y a todas nuestras escuelas. Mientras que es la orden de Dios de que se ejerciten las facultades físicas al igual que las mentales, el ejercicio físico debe asemejarse en sus características y armonizar con las lecciones dadas por Jesucristo a sus discípulos. Lo que se ha dado al mundo debe verse en las vidas de los cristianos, para que en la educación y el entrenamiento propio las inteligencias celestiales no tengan que registrar en los libros que los estudiantes y los maestros en nuestras escuelas son “más amantes del placer que de Dios”. –Manuscrito 51, 1893.

El último párrafo y los consejos que le siguen pueden encontrarse en Fundamentals of Christian Education, pp. 220-230.


Tiempo de luz y tinieblas

[Inicio de esta sección]

Se hace otra referencia a la experiencia de Battle Creek, que se parece bastante a lo que fue escrito en el momento de la experiencia de Healdsburg. Esta declaración inicia el capítulo de Mensajes selectos, vol. 1, que empieza en la página 150, titulado “La protección de la nueva experiencia”.

Y dice:

Después del derramamiento del Espíritu de Dios en Battle Creek, quedó demostrado en el colegio que una ocasión de gran luz espiritual es también una ocasión de tinieblas espirituales equivalentes. Satanás y sus legiones de instrumentos diabólicos están en el campo de batalla acosando con su poderío a todas las almas para dejar sin efecto las lluvias de gracia que han descendido del cielo con el fin de reavivar y despertar las energías dormidas, para ponerlas decididamente en acción a fin de impartir lo que Dios ha impartido. Si todas las almas que entonces fueron iluminadas hubieran ido inmediatamente a trabajar para impartir a otros lo que Dios les había dado precisamente con aquel propósito, más luz hubiese sido dada, y se hubiera conferido más poder. Dios no le da luz solamente a una persona, sino para que ella pueda difundir la luz y para que él sea glorificado.

En todos los siglos, las ocasiones de reavivamiento espiritual y de derramamiento del Espíritu Santo han sido seguidas por las tinieblas espirituales y la corrupción prevaleciente. Tomando en cuenta lo que Dios ha dado en forma de oportunidades, privilegios y bendiciones en Battle Creek, la iglesia no ha hecho un honroso progreso al efectuar su obra, y la bendición de Dios no descansará sobre la iglesia dándole más luz todavía hasta que se use la luz, como Dios lo ha indicado en su Palabra. La luz que brillaría con claros y nítidos rayos, se opacará en medio de las tinieblas morales. El poder agresivo de la verdad de Dios depende de la cooperación del agente humano con Dios, en piedad, en celo, en esfuerzos desinteresados para llevar la verdad de Dios ante otros. -Manuscrito 45, 1893 (énfasis añadido).

En una carta escrita en 1893, Elena G. de White da más detalles al describir lo que sucedió en el lugar y porqué. Esto es lo que escribió:

Se me han escrito cosas en cuanto a la acción del Espíritu de Dios en el último congreso [1893] y en el colegio, que indican claramente que debido a que no se vivió de acuerdo con esas bendiciones, algunas mentes se han confundido, y que lo que fue luz del cielo ha recibido el nombre de excitación. Me ha entristecido que esto se vea de esta forma. Debemos ser muy cuidadosos para no contristar al Espíritu Santo de Dios declarando que la ministración de su Espíritu Santo es una especie de fanatismo. ¿Cómo entenderemos la acción del Espíritu de Dios si ella no es revelada en forma clara e inequívoca, no sólo en Battle Creek sino en muchos lugares?

No me sorprende que alguno se confundiera con el resultado posterior. Pero en mi experiencia de los últimos 49 años, he visto muchas de estas cosas, y he sabido que Dios ha obrado de una forma notable; y nadie se atreva a decir que no es el Espíritu de Dios. Estamos autorizados para creer precisamente en eso y para pedirlo en oración, pues Dios está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que lo piden, que los padres lo están a dar buenas dádivas a sus hijos. Pero el Espíritu Santo no está para que lo use el agente humano. Está para obrar con el agente humano y para usarlo. No tengo duda de que Dios bendijo abundantemente a los alumnos del colegio y a la iglesia. Pero un período de gran luz y de derramamiento del Espíritu es seguido, con mucha frecuencia, por un tiempo de gran oscuridad. ¿Por qué? Porque el enemigo obra con todas sus energías engañosas para que pierdan su efecto las profundas motivaciones del Espíritu de Dios en el ser humano.

Cuando los alumnos del colegio se entregaron a sus juegos de competencia y al fútbol, cuando se dejaron absorber por las diversiones, Satanás vio propicia la oportunidad para introducirse y dejar sin efecto al Espíritu Santo de Dios que quiere modelar y usar a los seres humanos. Si con independencia moral, todos los profesores sin excepción hubiesen cumplido con su deber, si hubiesen comprendido su responsabilidad, si hubieran permanecido íntegros delante de Dios, si hubieran usado la capacidad que Dios les había dado de acuerdo con la santificación del espíritu mediante el amor a la verdad, habrían tenido vigor espiritual y luz divina para avanzar más y más y subir por la escalera del progreso que se extiende en dirección al cielo. Es evidente que no apreciaron la luz, no caminaron en ella ni siguieron a la Luz del mundo.

Es fácil alejar la influencia del Espíritu Santo mediante la pereza, la conversación y el juego. Caminar en la luz significa mantenerse avanzando en la dirección de la luz. Si uno que fue bendecido se vuelve descuidado y desatento, y no vela en oración, si no exalta la cruz y lleva el yugo de Cristo, si su amor por las diversiones y su lucha por la supremacía absorben sus facultades o capacidades, entonces Dios no es lo primero, lo mejor y lo último en todas las cosas y Satanás se presenta para desempeñar su papel en el juego de la vida por el alma humana. Satanás puede desempeñar su papel mucho más decididamente que ellos, y puede urdir profundas estratagemas para la ruina del alma...

Los resultados posteriores a la acción del Espíritu de Dios en Battle Creek no se deben al fanatismo, sino a que los que recibieron las bendiciones no expresaron las alabanzas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Y cuando la tierra sea iluminada con la gloria de Dios, algunos no sabrán lo que es ni de dónde vino, porque aplicaron mal y tergiversaron el Espíritu que fue derramado sobre ellos. Dios es un Dios celoso de su gloria. No honrará a los que lo deshonran. Algunas personas que viven en la luz debieran haber instruido a esas almas inexpertas en la experiencia de caminar en la luz después de haber recibido la luz. Ojalá tuviera tiempo para escribir más ampliamente, pero temo no tenerlo (Carta 58, 1893). –Mensajes selectos, vol. 1, pp. 151-153.

Durante los siguientes días, Elena G. de White hizo numerosas referencias a la experiencia en Battle Creek. Lo hizo en dos artículos que preparó para la Review and Herald, una que aparece en el número del 30 de enero de 1894, y la otra en el número del 6 de febrero. El espacio de que disponemos en este artículo nos impide citarlo. Los que estén interesados pueden leerlo en los artículos de la Review publicados en Mensajes selectos, vol. 1, pp. 153-166. Ella deja bien en claro las provisiones que Dios hizo para el derramamiento del Espíritu Santo y señala los factores que obstaculizan la obra, como Dios quiere que se la realice. Ella describe al agradecido hijo de Dios, que desea retener la experiencia de la bendición especial, como uno que no sólo anda en la luz, sino que obra con diligencia por aquellos que están a su alrededor.

Luego escribió:

Si hay una cosa en el mundo en que debamos manifestar entusiasmo, que se manifieste en buscar la salvación de las almas por quienes murió Cristo. –Ibíd., p. 161.

Debe notarse que en las experiencias de reavivamiento en Healdsburg y Battle Creek, como se registra en estos artículos y se lo apoya en forma abundante con registros de esa época, no hubo experiencias extáticas liderando la recepción del Espíritu Santo –ni hablar en lenguas desconocidas. En cada caso, tanto en el testimonio de aquellos que estuvieron presentes y en el trato que le dio al asunto Elena G. de White, se indica que hay un sosiego, una obra solemne, que no se destaca por excitaciones especiales. En ambos casos el fanatismo se introdujo, y Elena G. de White indica que en cada experiencia genuina podemos esperar que haya algunos con una naturaleza fanática que se unirán y llevarán las cosas al extremo. Pero incluso en estas dos experiencias, no hubo manifestaciones de hablar en lenguas. Aquí hay lecciones para que reflexionemos.

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[Página de preguntas y respuestas]



[*] Jaime White en la Review del 4 de diciembre de 1855, declaró: “Nunca hemos estado plenamente satisfechos con el testimonio presentado a favor de las seis en punto… El tema nos había preocupado, aún no hemos tenido tiempo de investigarlo cuidadosamente”.

[†] Este tema histórico fue suministrado por uno de nuestros ministros en Wisconsin, Adriel Chilson. Mientras que no hemos identificado en forma cierta esta experiencia particular con la obra de Salomón Wellcome, hay una evidencia fuerte de que existieron muchas similitudes. El artículo de Adriel Chilson, “False Sanctification a Century Ago in Wisconsin” [La santificación falsa hace un siglo atrás en Wisconsin], será publicado en un número futuro de la Review.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

Ah, bueno. Por fin entendiste. ¡Cómo te cuesta!

Debes tener más cuidado al abrir un tema, debes especificar porque si no después puedes tener malos entendidos.

el probre no sabe ni loo que pregunta,

a proposito podrias responder mis preguntas
 
Re: don evangelico recuperado o que??

serias tan amable de responder mis preguntas ya que ese es el tema que he planteado

¿Y acaso aceptarías lo que te diga?

Porque si yo te pongo mis razones para decir lo que digo, y tú me descalificas, ¡valiente debate que has iniciado!

Realmente no me interesa el mucho manejo bíblico que algunos pueden llegar a tener, si su espíritu es raquítico, si no ven con corazón de niño las cosas de Dios. No desprecio el estudio, pero es menester de todo aquel que quiere interesarse en agradar a Dios, tener la mente abierta y sin prejuicios doctrinales o religiosos... ¿Comprendes eso?

A lo que quiero llegar con respecto a este hilo que tú iniciaste, es a que comprendas que no es bueno fijarse en pequeñeces, si lo que Dios quiere es que aprendamos un camino más excelente...

Deja tú a los cristianos si se comunican con Dios en un lenguaje que han recibido del Consolador para tener un más estrecho contacto y diálogo con su Creador... Tú deberías preocuparte en lo que Dios te ha dado exclusivamente a tí para tu salvación.

Saludos.
 
Re: don evangelico recuperado o que??

http://74.125.47.132/search?q=cache...dia&cd=5&hl=es&ct=clnk&gl=pe&client=firefox-a





ELLEN CREIA EN EL DON DE LENGUAS.

DENETO LEE Y CALLA PARA SIEMPRE.

EXPERIENCIAS CARISMÁTICAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

Por Arturo L. White



“Vi que debemos esforzarnos en todo momento para librarnos de las experiencias religiosas excitantes e inútiles. Vi que hay gran peligro en dejar la Palabra de Dios y apoyarse y confiar en esas experiencias religiosas excitantes…

“Vi que la carga del mensaje ahora era la verdad. La Palabra de Dios debe ser seguida estrictamente y puesta en alto ante el pueblo de Dios. Y sería hermoso y encantador si el pueblo de Dios fuera llevado a una [posición] correcta, para ver las operaciones de Dios por medio de las experiencias religiosas de las visiones”. –Elena G. de White, Manuscrito 11, 1850.



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Reimpresión de doce artículos publicados en Review and Herald, 10, 17 y 24 de agosto, 1972; 15, 22 y 29 de marzo; y 2 y 9 de agosto, 1973.



PORQUÉ ESTA REIMPRESIÓN

En su mensaje ante los líderes de la Asociación General, leída en la sesión de 1893, Elena G. de White señaló la importancia de la historia sagrada. Ella dice, “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada" (Notas Biográficas, 216).

Los 12 artículos que aparecen en esta reimpresión, fueron escritos como resultado de una profunda convicción de parte de los líderes de la iglesia y del autor, de que los acontecimientos actuales en el mundo religioso –particularmente el movimiento neopentecostal o carismático- puede ser correctamente evaluados sólo a la luz de la Palabra de Dios y las lecciones de la historia sagrada antigua y moderna. Los artículos fueron escritos originalmente para Review and Herald, el periódico general de la iglesia de los Adventistas del Séptimo Día, y fueron publicados en tres grupos durante 1972 y 1973.

La primera en aparecer fue una serie de tres artículos titulada “La historia de Ralph Mackin”. Estos artículos fueron una guía interesante y útil para evaluar la glosolalia que caracteriza al movimiento carismático contemporáneo, porque el hablar en lenguas fue una característica de la experiencia de Mackin en 1908. Mucho se puede aprender al observar el modo en que Elena G. de White se relacionó con esta situación. Se fijó cuidadosamente la forma en que los Mackin relataban su historia, luego analizó las distintas fases de su experiencia. La visión que se le dio unos pocos días después de sus conversaciones con los Mackin y el consejo que escribió a esta pareja y que envió a las iglesias, están incluidos en los artículos de esta primera serie.

Luego siguió una serie de siete artículos sobre experiencias extáticas en la historia temprana de los Adventistas del Séptimo Día. Se revisan cuatro casos de hablar en lenguas, y se presta cuidadosa atención a las advertencias y a los consejos que sirvieron de guía en 1850, que marcó el curso de acción en relación a lo que Elena G. de White denominaba como “prácticas espirituales”. La serie concluye con consejos que establecen claramente el criterio por medio del cual se deben juzgar todas esas experiencias.

El tercer grupo fue una serie de dos artículos presentando dos vivencias notables en las cuales hubo profundas impresiones del Espíritu del Señor, pero que no fueron plenamente comprendidas o aceptadas, y etiquetadas por algunos como fanatismo. Esta serie incluye palabras de prevención contra el rechazo apresurado de la evidencia sensata de la obra del Espíritu de Dios.

Los líderes de la iglesia sintieron que todos los Adventistas del Séptimo Día debían disponer de los 12 artículos, para que a la luz de la historia denominacional puedan juzgar la validez de varios tipos de prácticas religiosas contemporáneas. Esta reimpresión ofrece estos materiales en forma conveniente y accesible para su amplia difusión.

Kenneth H. Word

Editor Review and Herald

Washington, D.C.



TABLA DE CONTENIDO

EXPERIENCIAS EXTÁTICAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

El hablar en lenguas en la historia temprana de los ASD, (Review and Herald, 15 de marzo de 1973).

Estudio bíblico versus experiencias extáticas, (Review and Herald, 22 de marzo, 1973).

Cara a cara con lo espúreo, (Review and Herald, 29 de marzo de 1973).

El don de lenguas en Portland, Maine, (Review and Herald, 5 de abril de 1973).

Curaciones milagrosas, (Review and Herald, 12 de bril de 1973).

Elena G. de White y el bautismo del Espíritu Santo, (Review and Herald, 19 de abril de 1973).

Criterios dados por Dios, (Review and Herald, 26 de abril de 1973).



LA HISTORIA DE RALPH MACKIN

La historia de Ralph Mackin, (Parte 1, Review and Herald, 10 de agosto de 1972).

La palabra, no sentimiento, (Parte 2, Review and Herald, 17 de agosto de 1972).

“Calculado para desviar”, (Parte 3, Review and Herald, 10 de agosto de 1972).

Cómo ingresaron los Mackin a la iglesia de San José



DOS IMPORTANTES REAVIVAMIENTOS RELIGIOSOS

Reavivamientos – el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 1, (Review and Herald, 2 de agosto de 1973).

Algo anduvo mal

Se suspenden las reuniones

Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 2, (Review and Herald, 9 de agosto de 1973).

¿Qué anduvo mal?

Tiempo de luz y tinieblas


Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas –1
EL HABLAR EN LENGUAS EN LA HISTORIA TEMPRANA DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

Por Arturo L. White

[Inicio del documento]

Dominada por el Espíritu

Reacios para creer

Una experiencia poco después de su primera visión

Gritando alabanzas a Dios

Ralph habla en lenguas



Las experiencias extáticas no eran desconocidas entre los cristianos sinceros en las décadas de 1830 y 1840. Algunos de los que llegaron a ser más tarde nuestros antecesores espirituales estuvieron involucrados en ellas. Estas experiencias pueden describirse como: (1) postraciones físicas; (2) gritar loas a Dios; (3) hablar en lenguas desconocidas; (4) curaciones milagrosas. Al mirar hacia atrás desde nuestra posición actual, parece existir evidencia convincente de que algunas de esas experiencias fueron genuinas. También hay evidencias de que algunas fueron falsificadas o auto inducidas en los períodos de excitación. En esta serie de artículos se explorarán estas experiencias en su contexto histórico y se mostrará la relación que tuvo con ellas Elena G. de White. Mientras que Elena G. de White relata su primera experiencia en el Despertar Adventista antes de que le fueran dadas visiones, ella registra algunas ocasiones cuando se sintió postrada por la presencia abrumadora del Espíritu de Dios. Una de esas experiencias se cree que tuvo lugar en 1843:

Me incliné temblorosa durante las oraciones que se ofrecían. Después de que hubieron orado unos pocos, elevé mi voz en oración antes de que pudiera darme cuenta de ello… Alabé a Dios desde lo profundo de mi corazón. Todo me parecía ajeno excepto Jesús y su gloria, y perdí la conciencia de lo que estaba pasando a mi alrededor. El Espíritu de Dios descansó sobre mí con tal poder que fui incapaz de volver a casa esa noche. Cuando regresé, al día siguiente, se había producido un gran cambio en mi mente. Me parecía que difícilmente podía ser la misma persona que había dejado la casa de mi padre la tarde anterior. El siguiente pasaje estaba continuamente en mis pensamientos: “El Señor es mi pastor; nada me faltará”. Mi corazón estaba lleno de felicidad mientras repetía suavemente estas palabras.- Testimonies for the Church, vol. 1, p. 31.



Dominada por el Espíritu

[Inicio de esta sección]

Al relacionar otro incidente durante su temprana experiencia cristiana como una joven Millerita, relata cómo ella, junto con otros, era integrante de una reunión que se realizó unos seis meses después de la descrita anteriormente. El capítulo que presenta esta información se titula “Oposición de los hermanos formales”. Ella relata:

Por momentos el Espíritu del Señor descansaba sobre mí con tal poder que mi fuerza me era quitada. Esto era una prueba para algunos que habían salido de las iglesias formales… Muchos no podían creer que uno pudiera ser dominado por el Espíritu de Dios hasta perder toda la fuerza…

Fijamos reuniones de oración vespertinas en diferentes lugares de la ciudad para acomodar a todos los que deseaban asistir. La familia que había hecho mucho por promover la oposición hacia mí, asistió a una de ellas. En esa ocasión, mientras los que estaban reunidos oraban, el Espíritu del Señor descendió en la reunión, y uno de los miembros de esta familia quedó postrado como un muerto. Sus familiares comenzaron a llorar a su alrededor, frotando sus manos y aplicando restauradores. Finalmente consiguió juntar fuerzas para alabar a Dios, y calmó sus temores clamando triunfante en cuanto a la evidencia señalada de que el poder del Señor había descendido sobre él. El joven fue incapaz de regresar a su hogar esa noche. –Ibid., pp. 44, 45.



Reacios para creer

[Inicio de esta sección]

A la par que la familia involucrada aceptó esto como una manifestación del poder del Espíritu de Dios, no había todavía disposición para creer de que era el poder divino el que reposaba cada tanto sobre Elena, impidiéndole sostenerse por su fuerza natural y llenando su alma con la paz y al amor de Jesús. La consideraban como auto engañada e influenciada por sentimientos excitados. Esto dejaba muy perpleja a Elena, y fervientemente buscaba al Señor. Ella registra lo que sucedió algunos días después de esto:

Mientras estábamos inclinados ante el Señor, mi corazón fue elevado en oración y llenado con la paz que sólo Cristo puede dar. Mi alma se regocijaba en el amor del Salvador y la fuerza física me dejó. Con fe similar a la de un niño sólo pude decir: “El cielo es mi hogar, y Cristo mi Redentor”.

Uno de los miembros de la familia mencionada, en oposición con las manifestaciones del poder de Dios sobre mí, en esta ocasión declaró que creía que yo estaba bajo una excitación que él pensaba que era mi deber resistir, pero en lugar de hacerlo, decía que yo la alentaba como si fuera una marca del favor de Dios. Sus dudas y oposición no me afectaron en ese momento, porque me parecía que estaba escondida en el Señor y elevada por encima de toda influencia exterior. Pero no había dejado de hablar, cuando un hombre fuerte, un cristiano devoto y humilde, fue derribado ante sus ojos por el poder de Dios, y el cuarto se llenó con el Espíritu Santo.

Después de recuperarme, estaba muy feliz de dar mi testimonio por Jesús y de contar de su amor por mí…

El hermano que se había opuesto a mi, entonces se levantó y con lágrimas confesó que sus sentimientos respecto a mí habían sido todos incorrectos. Humildemente solicitó mi perdón, y dijo: “Hermana Elena, nunca más seré un estorbo en su camino. Dios me ha mostrado la frialdad y la dureza de mi corazón, que él ha quebrantado por la evidencia de su poder. He estado muy equivocado”… “Mi corazón está convencido de que he estado luchando contra el Espíritu Santo”. –Ibid., pp. 45-47.

En 1860, cuando presentó la historia de su vida en Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen 2, recordó lo sucedido en 1843 y escribió:

El Espíritu del Señor a menudo descansaba sobre mí en gran medida. Mi frágil cuerpo no podía soportar el peso de la gloria que mi mente comprendía y disfrutaba, y frecuentemente mi fuerza se iba. –Ibid., p. 29.


Una experiencia poco después de su primera visión

[Inicio de esta sección]

En una visión que se le dio, probablemente al comienzo de 1845, y poco después de su primera visión, y que recibió en diciembre de 1844, ella declaró:

Una especie de bola de fuego me dio sobre el corazón, y caí desfallecida al suelo. Me pareció entonces hallarme en presencia de los ángeles. –Notas biográficas, p. 79.

Tales experiencias se repitieron una y otra vez. Y había momentos cuando otros, bajo la influencia del Espíritu de Dios, quedaban postrados. Al escribir sobre una experiencia que aconteció poco después de su matrimonio, en 1846, cuando ella estaba muy enferma y los vecinos habían pensado que moriría, dijo:

Se habían ofrecido muchas oraciones a Dios en mi favor, no obstante le agradaba al Señor probar nuestra fe. Después de que otros hubieron orado, el hermano Henry [Nichols] comenzó a orar y parecía muy agobiado, y con el poder de Dios descansando sobre él, se levantó de sus rodillas, cruzó el cuarto, y colocó sus manos sobre mi cabeza diciendo “Hermana Elena, Jesucristo te sana”, y cayó postrado por el poder de Dios. Yo creí que era la obra de Dios, y el dolor me abandonó. – Spiritual Gifts, vol. 2, p. 84.

Poco después de esto, el Sr. y la Sra. Ralph quedaron postrados:

El domingo estábamos en lo del hermano Ralph y nos dedicamos a orar pidiendo por las instrucciones especiales de Dios para saber qué hacer, si ir a Nueva York o quedarnos en Connecticut. El Espíritu vino y tuvimos una reunión poderosa. El hermano y la hermana Ralph quedaron postrados y permanecieron impotentes por un tiempo. –Carta 1, 1848.


Gritando alabanzas a Dios

[Inicio de esta sección]

A principios de 1850, James Edson, de seis meses de edad y segundo hijo de Jaime y Elena White, estaba muy enfermo. A continuación aparece el relato como lo presenta Jaime White:

El bebé estaba enfermo y Elena lo ungió y oró por él. El poder descendió más y más, y todos gritamos y alabamos al Señor tanto como podíamos. En este estado de sentimientos entre nosotros, Elena fue arrebatada en visión. –Carta de Jaime White a Leonard Hastings, 10 de enero de 1850.

Más tarde, durante ese año, en una conferencia realizada en Paris, Maine, los creyentes manifestaron su gozo con fuertes alabanzas a Dios. Elena G. de White registra la experiencia en una carta escrita el 7 de noviembre:

Nuestra conferencia en Topas fue de profundo interés. Estuvieron presentes veintiocho; todos hicieron su parte en la reunión. El domingo, el poder de Dios vino sobre nosotros como un viento poderoso. Todos se pusieron de pie y alabaron a Dios en voz alta; fue semejante al momento cuando se puso el fundamento de la casa de Dios. La voz de llanto no podía distinguirse de los gritos. Fue un momento de triunfo; todos fueron fortalecidos y refrigerados. Nunca antes presencié un momento tan poderoso. –Carta 28, 1850.

Los registros, publicados y no publicados, en los años siguientes indican que, en ciertas ocasiones de especial derramamiento del Espíritu de Dios, los santos se unieron en exclamaciones de alabanza a Dios.

Hay en nuestra historia temprana cuatro registros de experiencias de hablar en lenguas. La primera ocurrió en 1847, aparentemente para conducir a un joven al ministerio. La segunda, en 1848, fue en relación a una cuestión doctrinal. La tercera, en 1849, dio orientación para un emprendimiento misionero; y la cuarta, en 1851, es un informe que describe el testimonio del Espíritu Santo mientras se manifestaba “la presencia y el poder de Dios”.

La segunda experiencia confirmó lo que más tarde se descubriría como una posición no bíblica, un error, la cual a su tiempo fue corregida mediante el estudio de la Biblia. En ese caso la glosolalia, que involucraba a personas de integridad cuestionable, se comprobó que no era confiable y que dio una orientación falsa. Pero, es también otra historia más.

Dos nombres figuran en forma destacada en las experiencias tempranas de hablar en lenguas: Ralph y Chamberlain. La primera experiencia, de la que se tengan registros, aparece en una declaración jurada firmada por los primeros creyentes de integridad incuestionable que eran bien conocidos como miembros fieles y que apoyaban a la iglesia.

“También podemos atestiguar la manifestación del don de lenguas. Ocurrió en una reunión en North Paris, Maine, creemos que en el año 1847 o 1848. Era una reunión general. El hermano y la hermana White estaban presentes, también los hermanos Ralph y Chamberlain, de Connecticut, y otros. Mientras se desarrollaba la reunión, el Espíritu de Dios se manifestó en una forma especial. El hermano Ralph habló en una lengua desconocida. Su mensaje fue dirigido al hermano J. N. Andrews: -que el Señor lo había llamado para la obra del ministerio evangélico, y que debía prepararse para ella. El hermano E. L. H. Chamberlain inmediatamente se puso de pie e interpretó lo que Ralph había dicho”. –Sra. S. Howland, Sra. Frances Howland Luna, Sra. Rebeckah Howland Winslow, N. N. Luna, Battle Creek, Michigan. (El documento se encuentra en el Patrimonio de Elena G. de White, archivo de documentos, DF 311.)

La tercera experiencia de hablar en lenguas, en 1849, tuvo que ver con un emprendimiento misionero personal. Hiram Edson relató su experiencia con S. W. Rhodes en la Present Truth [La verdad presente] (de diciembre de 1849) pocos días después del incidente.

S. W. Rhodes había trabajado diligentemente en el gran Despertar Adventista bajo el liderazgo de Guillermo Miller. Era un hombre de recursos, pero había dedicado sus recursos materiales a la difusión del mensaje. Cuando pasó el momento del esperado advenimiento de Cristo, Rhodes fue humillado. Se retiró del contacto con el público, recluyéndose en los bosques de la zona alta del Estado de Nueva York. Se sostenía a sí mismo cazando y pescando, con el añadido de una pequeña huerta. Hiram Edson estaba al tanto de sus expediciones y en dos ocasiones diferentes viajó a pie a su escondite e intentó persuadir a Rhodes para que se uniera a sus hermanos. Ambos intentos fueron infructuosos.

El 7 de noviembre de 1849, Edson comenzó su tercer intento de rescatar al hermano Rhodes. Después de caminar por 20 kilómetros se sintió constreñido a regresar después de recibir la impresión de que no era el momento aún. Mientras el pastor Edson consideraba este asunto como muy importante, asistió a una conferencia realizada en Centerport, Nueva York, un sábado y un domingo, 17 y 18 de noviembre de 1849. Allí se encontró con los hermanos Ralph y Belden de Connecticut, y con Jaime y Elena White de Maine. El informe relata que la reunión fue “un momento reconfortante”.

Al cierre de la conferencia Edson introdujo el caso de Rhodes a Ralph, y descubrió que ambos, él y Ralph fueron impresionados en forma individual de que tenían una tarea que hacer en conjunto. Aquella tarde, alrededor de seis personas se unieron en momentos de oración por el caso de Rhodes. El pastor Edson registra:

El hermano Ralph pidió al Señor, en secreto, que derramara su Espíritu sobre nosotros si era su voluntad que fuéramos a ver al hermano Rhodes.

El Espíritu fue derramado, y se asentó sobre nosotros, y así el lugar fue terrible y glorioso. Mientras le preguntaba al Señor si él había enviado a su siervo tan lejos para que fuera conmigo a rescatar al hermano Rhodes, en ese mismo momento el hermano Ralph interrumpió hablando en una nueva lengua, desconocida para todos nosotros. Luego vino la interpretación –“Sí, para ir contigo”. –Present Truth, diciembre de 1849, p. 35.

En ese momento era bien sabido por el grupo que ni Jaime ni Elena White tuvieron fe en el interés que se sentía por Rhodes; más aún Elena G. de White había sido clara con su advertencia a Ralph “de que estuviera seguro de tener una clara directiva del Señor”. Le dijo a él que ella pensaba que los pensamientos de Edson por Rhodes eran mera simpatía. Edson continúa:

A la mañana siguiente tuvimos una reunión de oración, y el Espíritu fue derramado abundantemente, y el Señor dio a la hermana White la siguiente visión, que era contraria a su opinión anterior y a sus pensamientos de que nosotros vayamos detrás del hermano Rhodes, hasta el momento en que el Espíritu la arrebató en visión. –Ibid.

En el relato, se dedica casi una columna entera para presentar la visión. Citamos unas pocas líneas:

Mientras estaba en visión, el ángel señaló a tierra, donde vi al hermano Rhodes en espesa oscuridad; pero todavía llevaba la imagen de Jesús. Vi que era la voluntad de Dios que los hermanos Edson y Ralph fueran a buscarlo… Vi que los hermanos Edson y Ralph deben hacerle creer que había esperanza, y misericordia para él, y sacarlo del lugar, entonces él regresaría al rebaño; y los ángeles lo asistirían en su peregrinaje. –Elena G. de White, en Present Truth, diciembre de 1849.

Poco después de la visión, los hermanos Edson y Ralph iniciaron su viaje para hallar a Rhodes. Lo encontraron trabajando en un campo al lado del río Black. Le dijeron que habían venido en el nombre del Señor, buscando que los acompañara una vez más, para que juntos pudieran entrar en el reino.


Ralph habla en lenguas

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Hubo otra vez el hablar en una nueva lengua. Hiram Edson, un testigo ocular, registra:

Dios desplegó su poder convincente, y el hermano Ralph habló en una lengua nueva, y dio la interpretación con poder y con la demostración del Espíritu Santo. –Ibid., p. 36.

En forma triunfante, Hiram Edson registra:

El hermano Rhodes consintió finalmente en venir con nosotros, y estuvo arreglando sus asuntos con el propósito de partir… El viernes 23 de noviembre, regresamos hasta donde vive el hermano Arnold, de Volney… Allí todos nos gozamos de ver al hermano Rhodes.

El interesante relato termina con estas palabras:

Permanece fiel en toda la verdad presente; y cordialmente le deseamos buena suerte mientras sale a alimentar el rebaño precioso y disperso de Jesús. –Ibid.

Con el registro del testigo visual de esta experiencia publicada en Present Truth, un periódico que ha sido leído ampliamente, hay un conocimiento general dentro y fuera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de esta experiencia de hablar en lenguas. Su autenticidad no se cuestiona. Si la “nueva lengua” hablada por el hermano Ralph era un lenguaje conocido no se nos ha revelado.

Un punto en relación con esta experiencia es de particular interés, y es la calma de Elena G. de White hacia la mnifestación. Incluso después de la demostración de la lengua desconocida, la Sra. White no estaba convencida de que la empresa para intentar rescatar al hermano Rhodes estuviera en la providencia de Dios y fuera justificada. No fue sino hasta que Dios le dio una visión directamente, que ella dio su aprobación para el esfuerzo de recuperar al hermano Rhodes. Éste llegó a ser un fuerte obrero en la causa de Dios, y al año siguiente, su nombre apareció en los encabezados de la Review and Herald como un miembro de la junta publicadora.

La cuarta experiencia de hablar en lenguas aconteció en Vermont en el verano de 1851, y se registra en la Review and Herald mediante una carta escrita a Jaime White por (la hermana) F. M. Shimper. Ella habla de la profunda experiencia de la iglesia de Bethel Este, Vermont, e informa que el Señor había enviado recientemente “y bendecido abundantemente las labores de su siervo, el hermano Holt, entre nosotros. Después de bautizar a seis de nosotros, nuestro querido hermano Morse fue apartado con imposición de manos, para la administración de la casa de Dios. El Espíritu Santo dio testimonio mediante el don de lenguas, y manifestaciones solemnes de la presencia y el poder de Dios. El lugar era terrible, aunque glorioso. Verdaderamente sentimos de que ‘nunca lo habíamos visto en esa forma’” (Review and Herald, 19 de agosto, 1851).

[Inicio de esta sección]

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas - 2


ESTUDIO BÍBLICO VERSUS EXPERIENCIAS EXTÁTICAS

[Inicio del documento]

Visión concerniente a la dependencia en las experiencias extáticas

Se urge a un estudio bíblico más amplio

Satanás obra de muchas formas



De las cuatro experiencias registradas sobre hablar en lenguas en la historia temprana de los Adventistas del Séptimo Día, a las que se hace referencia en el artículo de la semana pasada, la segunda tiene que ver con el desarrollo doctrinal. El relato completo de la forma en la cual el Señor guió a su pueblo en una cuestión doctrinal merece un estudio detallado. Mientras lo hacemos, debemos recordar que el Señor sólo guía a su pueblo amante de la verdad tan rápido como ellos puedan seguir, sin debilitar su confianza en lo que parezca ser importante en su experiencia. Nunca guía a su pueblo en una forma que minimizaría la importancia del estudio bíblico.

Entre los primeros adventistas, José Bates fue el apóstol de la verdad del sábado. En agosto de 1846, publicó un panfleto de 48 páginas que trataba sobre el reposo del séptimo día.

Mediante un estudio cuidadoso de la evidencia irrefutable de la Escritura presentada en el panfleto, Jaime y Elena White aceptaron el reposo del séptimo día, uniéndose a un grupo de alrededor de 50 Adventistas Observadores del Sábado. Comenzaron a observar el sábado la tarde del viernes. No fue sino hasta seis o siete meses después que comenzaron a guardar el sábado que le fue dada una visión a Elena G. de White confirmando la verdad del sábado y llamando fuertemente su atención a su gran importancia. (Ver Primeros escritos, pp. 32-35.)

No obstante, aunque la evidencia escriturística indica claramente de que el sábado comienza en la tarde del viernes, la hora de la tarde no estaba clara para nuestros pioneros. José Bates, el viejo capitán de mar, al conocer los problemas de la fijación de un horario en diferentes partes del mundo, concluyó que en el asunto de la observancia del sábado debía seguirse “el tiempo ecuatorial”. Abogó por tanto, que el sábado debía comenzar a las seis de la tarde del viernes y concluir a las seis de la tarde del sábado. (Esto estaba en marcado contraste con la forma normal de delinear el comienzo y el fin del día a medianoche.) Mientras que había algunas diferencias de opinión entre los creyentes en cuanto a cuándo debía comenzar el sábado, prevaleció el horario de las seis.

En 1848, unos pocos Adventistas Observadores del Sábado en Maine, por la lectura de Mateo 28:1, “pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana”, adoptaron la postura de que el sábado comenzaba y terminaba a la puesta del sol. A Elena G. de White le fue dada una visión en la cual escuchó al ángel repitiendo Levíticos 23:32, “de tarde a tarde guardaréis vuestro descanso”. Esto marcó el punto en relación al error del momento de la puesta del sol.

Alrededor de este tiempo, en una reunión en Connecticut, mientras los adventistas estaban discutiendo el problema de cuándo comenzar el sábado, hubo una experiencia de hablar en lenguas. Jaime White escribió:

Hubo algo de división en cuanto al momento de comenzar el sábado. Algunos lo comenzaban a la puesta del sol. La mayoría, no obstante, a las 6 PM. Una semana antes del sábado hicimos de esto el tema de oración. El Espíritu Santo descendió, el hermano Chamberlain fue llenado con el poder. En ese estado gritó en una lengua desconocida. La interpretación que le siguió fue ésta: “Denme la tiza, denme la tiza”.

Bien, pensé yo, si no hay ninguna en la casa entonces dudaré de esto, pero en un momento un hermano apuntó a un buen pedazo de tiza. El hermano Chamberlain lo tomó y en el poder, dibujó una figura en el piso.

“Esto representa las palabras de Jesús, ‘¿No hay doce horas en el día?’ Esta figura representa el día o la mitad del día. La luz diurna dura la mitad cuando el sol está en el sur o está a la mitad de cada horizonte, a las 12 en punto. Ahora, deslícense seis horas a cada uno de los lados y tendrá las veinticuatro horas del día. La luz diurna se ha ido casi la mitad cuando el sol está al sur o a mitad de camino de cada horizonte, a las 12 en punto. En cualquier momento del año, el día termina a las 6:00 PM. Aquí es cuando el sábado comienza a las 6:00 PM. Satanás nos desviará de este tiempo. Pero apoyemos el sábado como Dios nos lo ha dado a nosotros y al hermano Bates”. –Carta de Jaime White a “Mi querido hermano”, 2 de julio de 1848, escrita desde Berlin, Connecticut.

Esta experiencia pesó entre los creyentes. Continuaron observando el comienzo del sábado a las seis en punto. Fue en esta situación general que Dios proveyó alguna orientación de mayor alcance para su pueblo.


Visión concerniente a la dependencia en las experiencias extáticas

[Inicio de esta sección]

En diciembre de 1850, mientras estaba en Paris, Maine, asistiendo a una conferencia donde todos los presentes sentían una profunda necesidad por el derramamiento del Espíritu de Dios, se le dio una visión a Elena G. de White:

La noche pasada, estábamos unidos en la oración para que el Espíritu del Señor cayera sobre nosotros. Dios oyó nuestros clamores fervientes. Fui arrebatada en visión. Vi cuán grande y santo era Dios. El ángel dijo, “Camina cuidadosamente ante él, porque él es sublime y exaltado y las faldas de su gloria llenan el templo”. Vi que todo en el cielo estaba en perfecto orden… [El material que sigue no se lo transcribe por considerarse irrelevante para el tema que se está tratando.]

El ángel dijo, “Contempla y aprende cuán perfecto, cuán hermoso es el orden en el cielo; síguelo”…

Vi que las experiencias religiosas estaban en gran peligro de ser adulteradas, y que sus opiniones y conocimientos anteriores dominaban hasta cierto punto su experiencia religiosa, por lo tanto no se puede colocar una confianza implícita en estas experiencias. Pero si alguno quedó inconsciente a todo lo que estaba a su alrededor y estuviera en el estado en el que estuvo Pablo, si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no puede saberlo, y Dios se comunica con él mediante sus ángeles, entonces no habría peligro de error.

“Vi que debemos esforzarnos en todo momento para librarnos de las experiencias religiosas excitantes e inútiles. Vi que hay gran peligro en dejar la Palabra de Dios y apoyarse y confiar en esas experiencias religiosas excitantes. Vi que Dios se había movido por su Espíritu sobre un grupo en algunas de sus experiencias religiosas y sus impulsos; pero vi peligro hacia adelante…

“Vi que la carga del mensaje ahora era la verdad. La Palabra de Dios debe ser seguida estrictamente y puesta en alto ante el pueblo de Dios. Y sería hermoso y encantador si el pueblo de Dios fuera llevado a una [posición] correcta, para ver las operaciones de Dios por medio de las experiencias religiosas de las visiones”. –Manuscrito 11, 1850.

El párrafo que sigue reiteraba el efecto funesto de depender de las experiencias extáticas, especialmente cuando se investigaba en profundidad la doctrina:

Vi en nuestra reunión de asociación, que algunos dispusieron que en la obra, Dios debía dar experiencias religiosas, y que los rebeldes debían ser eliminados de la reunión. Entonces el honesto y concienzudo comenzó a temer. “Temo que seré eliminado”, y quitaban sus mentes de Jesús, y las colocaban en sí mismo y en otros, y la reunión los dejaba más abajo de lo que estaban cuando llegaron. Vi que debemos tratar de elevar nuestras mentes por encima del yo y hacer que descanse sobre Dios, el Alto y Sublime. –Ibid.

El significado de esta visión dada el 25 de diciembre de 1850, no puede ser sobrevaluado. Es un documento clave. Los creyentes estaban orando por un derramamiento del Espíritu Santo, posiblemente con la esperanza de alguna demostración física observable. Los registros de ese tiempo muestran un crecimiento de las experiencias extáticas.

Volviendo al punto, a ella se le mostró que en las experiencias extáticas (o ejercicios) había un grave peligro de adulteración, que se involucrara la opinión preconcebida del individuo “que gobernara en una medida sus experiencias”. Siendo éste el caso, no podía colocarse una confianza implícita en tales experiencias.

Pero había un medio de comunicación sobre el cual se podía depender firmemente, y ése era las visiones que Dios había dado a los profetas –así “no habría… ningún peligro o error”:

Se le mostraron los posibles efectos negativos de la excitación “inútil” y que había un grave peligro en dejar la Palabra de Dios y “confiar en las experiencias religiosas”. Se le mostró que había experiencias genuinas en las cuales había experiencias religiosas carismáticas, pero que habría peligro más adelante.

En esta visión, la Palabra de Dios fue exaltada. Cuando el pueblo de Dios se encuentra en un lugar difícil, él dará orientación e instrucción mediante las visiones.


Se urge a un estudio bíblico más amplio

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Probablemente la inquietud de parte de algunos miembros concernientes al momento de comenzar el sábado, y las reiteradas instrucciones mediante el don profético que los guiaba a la Biblia, llevó a Jaime White[*] en 1855, a solicitar con urgencia a J. N. Andrews, un joven ministro residente en Paris, Maine, que iniciara una cuidadosa investigación de la Escrituras para obtener evidencia de la Palabra de Dios en cuanto a cuándo comenzar el sábado. En el verano, después de varias semanas de cuidadosa investigación de las Escrituras, demostró con nueve textos en el Antiguo Testamento y dos textos en el Nuevo que el sábado comenzaba a la puesta de sol.

Las conclusiones de Andrews se leyeron en la conferencia de Battle Creek, en noviembre de 1855, y por la evidencia puesta de manifiesto de las Escrituras, los presentes aceptaron la responsabilidad de cambiar de la postura de las seis en punto a la de la puesta del sol como el momento de comenzar el sábado. Pero la decisión no fue enteramente unánime. José Bates, el miembro de más edad del grupo de pioneros y el apóstol de la verdad del sábado, se resistió. No estaba dispuesto a rendir sus puntos de vista bien establecidos. Y Elena G. de White razonó que, dado que había observado el sábado de esa forma por diez años, ¿por qué cambiar en ese momento? Se produjo una escisión.

No obstante, al final de la conferencia Elena G. de White recibió una visión en la cual se le mostró que el sábado comenzaba a la puesta del sol. Su conversación con el ángel en esta visión, es esclarecedora:

Vi que era así: “de tarde a tarde guardaréis tu reposo”. El ángel dijo: “Tomen la Palabra de Dios, léanla, compréndanla y no pueden errar. Lean cuidadosamente, y allí hallarán qué es, y cuándo es”. Le pregunte al ángel si el enojo de Dios había estado sobre su pueblo al comenzar el sábado cómo lo hicieron. Fui llevada hasta el primer sábado, y seguí al pueblo de Dios hasta este tiempo, pero no vi que el Señor estuviera disgustado, o con su enojo sobre ellos. Pregunté porque había sido así, que hasta este último día debíamos cambiar el momento de comenzar el sábado. El ángel dijo: “Deben comprender, pero no todavía, no todavía”. El ángel continuó: “Si viene la luz, y esa luz es puesta a un lado o rechazada, entonces llega la condenación y el enojo de Dios; pero antes de que venga la luz, no hay pecado, porque no hay luz que ellos puedan rechazar”. Vi que había en las mentes de algunos la idea de que el Señor había mostrado que el sábado comenzaba a las seis en punto, cuando yo sólo había visto que comenzaba a la “tarde”, y que se infirió que la tarde era a las seis. Vi que los siervos de Dios debían andar juntos, empujar juntos. – Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 116.

Se destacan dos puntos. Primero, los creyentes debían ir a la Palabra de Dios para su orientación en cuestiones doctrinales. Segundo, debían empujar juntos en unidad. En los años siguientes, Jaime White usó esta experiencia para ilustrar el lugar del don de profecía en la iglesia. El don no iba delante del estudio bíblico, pero tenía su lugar en preservar a la iglesia y en confirmar la verdad. La Biblia debía siempre ser sostenida como suprema, su autoridad no debía nunca subordinarse a los sentimientos o ejercicios extáticos.

No hay registro de que Elena G. de White haya dado un apoyo explícito o aprobación sobre estas experiencias extáticas con lenguas desconocidas, aunque fue una testigo ocular de tres de las cuatro. Probablemente guardó silencio mientras observaba con interés los eventos en el caso del hermano Rhodes. Incluso el que el hermano Rhodes hablara en lenguas no la convenció. Posteriormente se le mostró que el pensamiento y los sentimientos tienen una gran influencia sobre esas experiencias.

Al trazar los eventos que condujeron a la posición basada en la Biblia para el tiempo del comienzo del sábado, saltamos cinco años más adelante de la visión de 1850 que advertía del peligro que vendría cuando se confiara en las manifestaciones extáticas en forma desordenada. Otras visiones siguieron a esa revelación forzada que, un espíritu diferente al Espíritu Santo, pudo en gran medida afectar los sentimientos. En una visión de 1851, ella describió la experiencia de ciertas personas que, sin ellas saberlo, estaban bajo la influencia de “un espíritu profano”, y ella declaró que “el espíritu movió fuertemente los sentimientos, y a muchos de esos sentimientos, se los aprecia como sagrados, como [dirigidos por] el Espíritu Santo”. –Carta 2, 1851.


Satanás obra de muchas formas

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Vi que Satanás obraba de unas cuantas maneras mediante sus agentes. Actuaba por intermedio de ministros que habían rechazado la verdad y cedido a graves engaños para creer la mentira y ser condenados. Mientras predicaban y oraban, algunos caían postrados y desvalidos, no por el poder del Espíritu Santo, sino por el de Satanás infundido en esos agentes, y por su intermedio en la gente. –Primeros escritos, pp. 43-44 (1849).

En años posteriores, Elena G. de White advirtió sobre el engaño de experiencias extáticas:

Cuandoquiera y doquiera obra el Señor dando una bendición genuina, también se revela una falsificación a fin de dejar sin efecto la verdadera obra de Dios. Por lo tanto, necesitamos ser extremadamente cuidadosos y caminar humildemente delante de Dios, a fin de que tengamos el colirio espiritual que nos permita distinguir la operación del Espíritu Santo de Dios de la operación de aquel espíritu que produciría licencia desenfrenada y fanatismo. "Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 20). Los que realmente contemplan a Cristo, serán transformados a su imagen precisamente por el Espíritu del Señor y crecerán hasta la estatura plena de hombres y mujeres en Cristo Jesús. El Espíritu Santo de Dios inspirará a los hombres con amor y pureza, y en sus caracteres se manifestará refinamiento. –Mensajes selectos, tomo 1, p. 142.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 3
CARA A CARA CON LO ESPÚREO

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La experiencia de Wisconsin

Luchas con la duda



Los encuentros cara a cara con las experiencias extáticas falsas tuvieron una fuerte influencia modeladora sobre nuestros predecesores. El pastor Loghborough registró un incidente que ocurrió durante la primera visita de los White a Michigan en 1853.

Con el pastor Loughorough tuvieron que realizar reuniones en cuatro o cinco lugares tales como Tyrone, Jackson, Bedford, Battle Creek y Vergennes, donde había grupos de creyentes. En una visión después de llegar a Michigan, a Elena G. de White se le mostraron ciertas personas y ciertos grupos que encontraría en su itinerario. Cuando ella terminó de escribir esto, le pidió al pastor Loughborough que le hiciera una copia para ella.

La copia del material hizo una profunda impresión en la mente del pastor Loughborough. Leyó acerca de una mujer que ejercía una influencia considerable en su comunidad entre los Adventistas Observadores del Sábado, pero que era una impostora, y que cuando fuera censurada, se pararía y diría, “Dios-conoce-mi-corazón”.

Al llegar a Vergennes unos días después, Elena G. de White reconoció que era el lugar en que encontraría a la impostora. También reconoció a los creyentes mientras llegaban en sus carruajes para los servicios del sábado de mañana. Señaló, a los que estaban cerca de ella, que quienes venían en el primer carruaje no simpatizaban con la mujer, mientras que otro grupo si, y otro grupo más estaba dividido, y así prosiguió. Mientras Jaime White estaba hablando, una mujer de autoridad impresionante ingresó con dos hombres. Los dos hombres caminaron hasta el frente, y la mujer se sentó cerca de la puerta. Después de la charla de su esposo, le tocó el turno a Elena G. de White.

Inició su exposición exhortando a los ministros a que sean cuidadosos y que dejen que la obra de Dios se empañe. Dijo que Dios no podía solicitar que una mujer viaje por el país con otro hombre que no sea su marido. Finalmente dijo (según informa el pastor Loughborough):

La mujer que se acaba de sentar cerca de la puerta dice que Dios la ha llamado a predicar. Viaja con este hombre joven que se acaba de sentar en frente del púlpito, mientras que este hombre de edad, su esposo —Dios tenga compasión de él!- se esfuerza en el hogar para obtener los medios que ellos usan para llevar adelante su obra inicua. Ella profesa ser muy santa –estar santificada. Con todas sus pretensiones y charlas sobre santidad, Dios me ha mostrado que ella y este joven han violado el séptimo mandamiento. –Review and Herald, 6 de mayo de 1884.

Todos se dieron vuelta para ver a la mujer, queriendo saber qué respuesta daría. Después de un minuto se levantó, y con una expresión muy de beata, dijo “Dios-conoce-mi-corazón”. Esas fueron las palabras exactas que, unas dos semanas antes, ella había predicho que sería su respuesta.

Durante las horas del mediodía, en el hogar, donde los White y el pastor Loughborough estaban hospedados, se le dio otra visión a la Sra. White. Al salir de la visión, les relató más de lo que el Señor le había mostrado respecto de la mujer en quien se había centrado su atención:

Esta mujer profesa hablar en lenguas, [dijo Elena G. de White] pero está engañada. Ella no habla el idioma que dice hablar. De hecho, no habla ningún idioma. Si todas las naciones de la tierra estuvieran juntas y la oyeran hablar, ninguna de ellas sabría lo que dice; porque simplemente expresa un montón de habladuría incoherente, sin sentido. –Ibid., 10 de junio de 1884.

Imagine la sorpresa del pastor Loughborough, cuando al regresar al lugar de reunión, encontró a esta mujer hablando en lo que ella decía que era la lengua de una tribu india Garlic de las cercanías. Decía que el Señor la estaba enviando como misionera a ese lugar.

Lo que Loughborough escucho fue: “kene keni, kene keno, kene kene”, etcétera (Ibid.).

En una reunión que esta mujer realizó al día siguiente, habló sobre el tema de la santidad, y durante su charla comenzó nuevamente a hablar en lengua desconocida. Un indígena que había sido invitado para escucharla hablar su lengua se puso de pie y declaró: “¡Muy mal indio es eso! ¡Muy mal indio es eso!”. Cuando se le preguntó qué había dicho la mujer, respondió: “Nada; no habló en lengua india”.

Unos pocos días después, en la presencia de un intérprete indio que conocía 17 lenguas, habló y oró en su habladuría incoherente, y él declaró que ella no había pronunciado ni una palabra en lengua india. La influencia de la mujer duró poco, no sólo por esta experiencia, sino porque se supo que el hombre con el que viajaba y vivía no era su marido. Esto lo confesó en otro momento.


La experiencia de Wisconsin

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La segunda experiencia que involucró experiencias extáticas espurias, se desarrolló en la zona central de Wisconsin entre 1860 y 1861. Estaban involucrados T. M. Steward y su esposa, los primeros creyentes de ese estado, que habían llegado a tener alguna posición de autoridad, y la familia de Salomón Wellcome.

La familia Wellcome, Adventistas del primer día de Maine, se habían establecido en Wisconsin a fines de la década de 1840. A mitad de la década de 1850, dos de los hijos aceptaron la verdad del sábado y comenzaron a predicar sus nuevas convicciones. Salomón Wellcome pronto se hizo conocido de T. M. Steward. Desde el comienzo fue claro que Wellcome tenía visiones falsas respecto a la santificación:

Me fue mostrado que el pastor K [Salomón Wellcome] se hallaba en terreno peligroso. No está unido con el tercer ángel… Conservó una teoría metodista de la santificación y la recalca, dándole suma importancia. Considera de poca consecuencia las verdades sagradas aplicables a este tiempo… Satanás dominó su mente y ocasionó graves daños a la causa de la verdad en el norte de Wisconsin. –Testimonies for the Church, vol. 1, p. 335 (Ver Joyas de los testimonios, vol. 1, 110-111).

Precisamente qué estaba involucrado en esta santificación falsa, Elena G. de White no lo revela. Hay un registro histórico interesante que describe las experiencias religiosas que tuvieron lugar en una iglesia Metodista en el área por ese tiempo:

Alguien aquí comenzó a suspirar, ahora había una “¡Ah!”, un “¡Oh, oh!” que exhalaban muchos pechos. Cada vez eran más numerosos y fuertes estos “¡Ah!” y “¡Oh!” hasta que finalmente toda quietud y orden parecía quebrarse. Tendría que haber tenido al menos 30 ojos y oídos para poder ver todas estas gesticulaciones y oír todos estos píos gemidos… Una mujer rompió el sobrero que tenía sobre la cabeza, lo arrojó lejos y arrugaba su cabello… Por allá otra mujer miraba fijamente hacia arriba, se apretaba con los brazos el pecho como si no hubiera allí nada menos que emociones espirituales y expresaba las palabras: “Ven, mi Jesús; ven mi querido Jesús, mi amado”, etc. Aquí y allá, una y otra vez, alguien sólo pronunciaba la sílaba “¡Ji! ¡Ji!” saltando de su asiento cada vez como si una avispa le hubiera picado… Alguno avanzaba corriendo y caía al piso y varios danzaban a su alrededor como si estuvieran poseídos y clamaban: “¡El Espíritu lo ha vencido! ¡Ha recibido el Espíritu Santo!”, etc. –Wisconsin Magazine of History, junio de 1942, pp. 463-465.[†]

Después de conocer del creciente espíritu de fanatismo en Wisconsin, Jaime White dejó a su esposa con su hijo recién nacido, Juan Heriberto, en Battle Creek para visitar Mauston y otros grupos de iglesia. No fue bien recibido; el registro de sus dudas sobre el futuro de la iglesia en Wisconsin, es significativo:

Pensamos que es nuestro deber decir algo de lo que parece ser la obra allí, y que algunos denominan “La reforma”, pero que para nosotros se asemeja más a una deforma…

Mientras estábamos predicando, una hermana quebró el momento con gritos de oposición, así que esperamos un tiempo a que ella se calmara. Terminamos el sermón con dificultad…

Esta reforma, como se la llama, ha pasado por varios grados. Se dice que uno o más tienen el espíritu de profecía, y que han visto cosas de profundo interés. Por ejemplo, que el cuerpo de los Observadores del Sábado que sostienen la REVIEW han sido marcados como sigue: “Advenimiento”, “Babilonia”, “Caído”, “Organización”. Esto es muy significativo como para agregar más comentarios. Incluso que los escritos de la hermana White, excepto el primer folleto, estaban todos equivocados… Dejamos a estos queridos y equivocados amigos con nuestro pesar y nuestras oraciones. –Review and Herald, 13 de noviembre de 1860.

Al principio, Steward y sus compañeros más cercanos respondieron sólo parcialmente a los razonamientos y llamados de Jaime White. Pero no pasó mucho tiempo cuando se hizo claro que lo que se había atribuido originalmente a Dios se originaba en el gran adversario. The Review and Herald del 22 de enero de 1861, (página#?) contenía una declaración titulada “A Delusion Confessed” [Confesión de un engaño”, escrita por T. M. Steward:

A todos los queridos santos dispersos: Como mis corresponsales me han hecho a menudo la pregunta, “¿Cuál es la naturaleza de la obra en Mauston?” Me gustaría darles ahora mis apreciaciones sobre el tema. Además siento que es mi deber hacerlo. Pienso que estoy plenamente preparado para ello; y mi oración es que el Señor nos salve de todos los engaños de Satanás en estos últimos días.

Ustedes están bien al tanto de que la obra recién había comenzado cuando el hermano White estuvo aquí, y por lo tanto, yo no me había decidido. Les rogué que me dejaran sólo hasta que hubiera investigado el tema satisfactoriamente. Tenía razones para dudar, pero deseaba hacer un estudio cabal.

La razón por la que defendía el asunto, no era porque estaba establecido allí, sino porque no podía ver nada pisoteado en relación con los sentimientos. Por tanto lo observé con intensa ansiedad. Por momentos detecté errores, pero luego se me respondía con, “todo será cada vez más claro”, lo que me hacía buscar demostraciones más claras.




Luchas con la duda

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Por momento expresaba dudas y la respuesta llegaba: “No dudes”. Así que debía abandonarla por un tiempo. Entonces trataba de razonar con ellos y aconsejarlos que dejaran que el juicio primara. Pero entonces se me mostraba que estaba bajo una prueba horrible o bajo una tentación. Así que finalmente pensé que dejaría que se desarrollara por sí mismo.

Entonces Steward analizó con aquellos que estaban involucrados en estas experiencias, las visiones que ellos decían haber tenido, y cómo estas visiones parecían estar en armonía con el mensaje:

Teníamos, según suponíamos, muchos de los dones. Pero no estaba satisfecho con el desarrollo de estos dones. Pero en la noche del 2 de enero, mientras estaba en Portage, comenzó a desarrollarse una nueva situación, y todos los que estaban juntos y bajo su influencia perdieron completamente el control de sí mismos (o se dejaron controlar por un poder invisible), y las escenas que siguieron no puedo describirlas. Estuve fuera en las reuniones que se tuvieron en Cascade, después de partir el día anterior.

Estas escenas comenzaron en lo del hermano Billings, donde estaba presente mi esposa, la hermana Kelley y el hermano y la hermana Billings. Estas escenas continuaron hasta la tarde después del sábado, cuando se convencieron de que eran un engaño. Y ahora estamos unánimes al decir que la obra es del enemigo. La denunciamos completa y libremente. Amo las verdades del mensaje del tercer ángel como nunca, e intento proclamarlas al mundo.

¡Hermanos, cuídense de los poderosos engaños de estos días finales! Este resumen les dará a ustedes nuestro punto de vista sobre la naturaleza del asunto. –Ibid.

Cuando Jaime White recibió este informe, estaba complacido de que el fanatismo hubiera sido quebrantado, o al menos eso parecía, y continuó la confesión con sus propias observaciones:

Observaciones: No es poca cosa caer bajo los fuertes engaños de Satanás, especialmente cuando las personas han practicado el control de la mente y del cuerpo, que ellos atribuyen al poder del Espíritu Santo. Los tales pierden el equilibrio. Pierden su discernimiento en las cosas espirituales, el cual raramente recuperan alguna vez. Durante los últimos quince años hemos observado el curso de los tales, y en ninguna situación los hemos visto intentar un curso de acción tal que ejerza una buena influencia, a menos que hayan elegido un lugar humilde en la iglesia, confiando más en el juicio de aquellos que habían tenido una buena experiencia, que en el propio.

Dios no deja a su pueblo bajo el poder engañoso de Satanás por nada. Hay una causa. Esa causa debe buscarse con profundos sentimientos de humillación, sino sigue un segundo engaño peor que el primero. El gran objetivo de Satanás en este engaño en el norte de Wisconsin, ha sido sin duda llevar el tema de la perpetuidad de los dones espirituales a la desgracia y la duda. Generalmente un extremo sigue a otro. Y nos sorprenderá mucho si no encontramos a aquellos que han estado bajo el espíritu del error y el fanatismo, abandonando el tema de los dones espirituales por completo, el cual sería un error más fatal que el primero. –Ibíd.

Aunque el fanatismo fue quebrantado, la iglesia sufrió por varios años. Los Steward, a quienes les llevó un tiempo recuperarse por completo, eventualmente llegaron a ser de nuevo obreros confiables. Su hija María sirvió por muchos años como una correctora de pruebas en la Review and Herald y por varios años como una de las secretarias de la Sra. White.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 4
EL DON DE LENGUAS EN PORTLAND, MAINE

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El caso Ralph Mackin

La tercera experiencia de los primeros años y uno de los comentarios de Elena G. de White de considerable extensión, tuvo lugar en Pórtland, Maine, entre los años 1864 y 1865. Parecía que Pórtland, el lugar donde se le dio la primera visión a Elena G. de White, llegó a ser un lugar especialmente atacado por el enemigo. Por años la obra se debilitó por los elementos fanáticos. Uno de éstos a mediados de la década de 1860, fue dirigido por un tal S. C. Hancock, quien fuera un Observador del Sábado profundamente sumergido en las experiencias extáticas, particularmente la de hablar en lenguas. La Review and Herald del 14 de Marzo de 1865, contenía una breve noticia de una Sra. D. A. Parker de Pórtland, Maine, en la cual describía su experiencia. Ella retrocedía a 1854 y a un movimiento de fijación de fechas. Fue en ese momento que ella oyó de la doctrina del advenimiento, y, según dice, “aceptó gozosamente el punto de vista de que Jesús volvería en el otoño de 1854”. Pero este movimiento que fijaba fechas probó ser poco confiable y falso. La Sra. Parker relata la historia:

En ese tiempo se levantó un grupo que decía que tenía la luz verdadera sobre la cuestión de “se levantaron y arreglaron sus lámparas”, “la lluvia tardía” y “la restauración de los dones en la iglesia”. Busqué en las Escrituras y hallé que los dones eran para la iglesia, y, creyendo que éramos el pueblo de Dios, participé por completo con este movimiento y recibí por un tiempo breve lo que entonces creía que era realmente “el don de lenguas”. Seguí sinceramente en este camino hasta que hace unos seis meses, cuando mi mente comenzó a dudar de su autenticidad, porque había cosas que me parecían a veces extrañas. Oía algunas cosas en “lenguas” en las cuales no tenía confianza, y después de ver los resultados, era aún más sacudida en mi posición.

En nuestra conferencia en Pórtland, hace unos tres meses, llegué a sentir completo disgusto con nuestra postura…

Me refiero específicamente a algunas prácticas: hablar en lenguas, danzar en el Espíritu y nadar en el Espíritu. Con el hablar en lenguas simpatizaba completamente, pero no con danzar y nadar, que eran prácticas peculiares del pastor Hancock.

Podría hablar más, pero que esto sea suficiente. Ahora puedo decir que estoy agradecida de que mis ojos han sido abiertos para ver estos engaños con los que había simpatizado en parte desde 1854; porque participaba de los mismos puntos de vista y espíritu de aquellos con quienes andaba. –pp. 116, 117.

Ahora, con este trasfondo, volvamos a Testimonies for the Church, volumen 1, y oigamos de Elena G. de White cuando comenta sobre esta experiencia en Pórtland, Maine:

Algunas de esas personas tienen manifestaciones de lo que llaman dones, y dicen que el Señor las ha colocado en la iglesia. Hablan en una jerigonza incomprensible que llaman la lengua desconocida, y que lo es no sólo para el hombre, sino para el Señor y todo el cielo. Estos dones son fabricados por hombres y mujeres ayudados por el gran engañador. El fanatismo, la falsa agitación, el falso hablar en lenguas y los servicios ruidosos han sido considerados dones que Dios ha colocado en la iglesia. Algunos han sido engañados. El fruto de todo esto no ha sido bueno. "Por sus frutos los conoceréis." (Mat 7:16.) El fanatismo y el ruido han sido considerados como evidencias especiales de la fe.

Algunos no se quedan satisfechos con una reunión a menos que sientan cierto poder y momentos felices. Trabajan para esto y despiertan sentimientos de excitación. Pero la influencia de tales reuniones no es benéfica. Una vez desaparecida la sensación fugaz de felicidad, descienden más bajo que antes de la reunión, porque su felicidad no proviene de la debida fuente. Las reuniones más provechosas para el progreso espiritual son aquellas que se caracterizan por la solemnidad y el escudriñamiento profundo del corazón; en las cuales cada uno procura conocerse a sí mismo y con fervor y profunda humildad se esfuerza por aprender de Cristo. . . .

De acuerdo con la luz que Dios me ha dado, habrá todavía un gran grupo que surgirá en el este que consistentemente obedezca la verdad. Aquellos que sigan en el curso desviado que han elegido serán dejados para que adopten errores que hará que finalmente queden trastornados; pero serán por un tiempo piedras de tropiezo para aquellos que reciban la verdad. Los ministros que trabajen con la palabra y la doctrina deben ser obreros cabales, y deben presentar la verdad en su pureza, incluso con simplicidad. Deben alimentar al rebaño con pasturas limpias, aventadas cuidadosamente.

Hay estrellas extraviadas que profesan ser ministros enviados de Dios que están predicando el sábado de lugar en lugar, pero que tienen la verdad mezclada con el error y que están arrojando su mezcla de puntos de vista discordantes al pueblo. Satanás los ha introducido para disgustar a los no creyentes inteligentes y sensibles. Algunos de estos tienen mucho que decir sobre los dones y están a menudo especialmente prácticos en los ejercicios. Se entregan a sí mismos a la práctica de sentimientos descontrolados y excitantes y hacen sonidos ininteligibles que llaman el don de lenguas, y cierta clase parece estar encantada con estas manifestaciones extrañas. Un espíritu extraño gobierna junto con este grupo, el cual derribará y atropellará a cualquiera que los censure.

El Espíritu de Dios no está en esa obra y no atiende a tales obreros. Ellos poseen otro espíritu. Todavía, tales predicadores tienen éxito entre ciertos grupos. Pero esto aumentará grandemente el trabajo de aquellos siervos que Dios enviará, que están calificados para presentar ante el pueblo el sábado y los dones en su luz real, y cuya influencia y ejemplo son dignos de imitar. –Ibíd., pp. 412-414 (énfasis añadido).

Y luego, Elena G. de White comenta:

Algunos se regocijan de que tienen los dones que otros no tienen. Dios quiera librar a su pueblo de tales dones. –Ibíd., pp. 418, 419.

Y pregunta, ¿el pueblo implicado que practica estos dones “se unen en la fe por el ejercicio de estos dones? ¿Y convencen acaso al incrédulo de que Dios está en verdad con ellos?”

Y sus últimas observaciones son significativas:

Cuando estos seres discordantes, que sostienen sus diferentes opiniones, se reúnen y manifiestan considerable excitación y se expresan en lengua desconocida, dejan brillar de tal manera su luz que los incrédulos dirían: "Esta gente no es cuerda; está arrebatada por una falsa excitación, y sabemos que no tiene la verdad." Los tales estorban directamente el camino de los pecadores; su influencia tiende a impedir a otros que acepten el sábado. Los tales serán recompensados según sus obras. ¡Ojalá que se reformen o renuncien al sábado! En tal caso no estorbarían el camino de los incrédulos. –Ibid., p. 419; Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 168.

Con este firme consejo dado por Elena G. de White, basado en las visiones que Dios le dio, los elementos fanáticos entre los Observadores del Sábado en Pórtland, Maine, pronto se apagaron. No es de maravillarse que, cuando ella se encontró cara a cara con las experiencias extáticas en los años siguientes, las tratara con cautela, cuidadosamente, tratando de discernir los elementos que estaban verdaderamente involucrados.


El caso Ralph Mackin

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Lo que se relata a continuación, fue lo que Elena G. de White hizo cuando, en 1908, el Sr. Ralph Mackin y su esposa, la llamaron para que les dijera si su experiencia de hablar en lenguas y cantar en el espíritu eran de origen divino. Fue en relación con esto que Ralph Mackin presionó para que Elena G. de White le diera una respuesta a la pregunta de si era apropiado buscar y esperar algunas demostraciones físicas en relación con la obra del derramamiento del Espíritu de Dios. Se citan su pregunta y su declaración y la respuesta de Elena G. de White:

R. Mackin: En relación con la recepción del poder de lo alto, hay una pregunta que me parece tan pertinente ahora como en los días de los apóstoles: ¿Cuál es la evidencia? Si lo recibimos, ¿no tendrá los mismos efectos fisiológicos sobre nosotros que tuvo en aquel tiempo? Puede esperarse que hablemos como el Espíritu nos dé capacidad de hacerlo.

Elena G. de White: En lo futuro tendremos muestras especiales de la influencia del Espíritu de Dios, especialmente en ocasiones cuando nuestros enemigos sean más poderosos contra nosotros. Vendrá el tiempo cuando veremos algunas cosas extrañas; pero precisamente de qué manera si similares a algunas de las experiencias de los discípulos después de recibir el Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo*, no puedo decirlo. –Manuscrito 115, 1908, publicado en Review and Herald, 17 de agosto de 1972; Mensajes selectos, vol. 3, pp. 421, 422.

Poco tiempo después de esto, se le mostró en visión que la experiencia de Mackin era falsa.

Es interesante observar que Elena G. de White, con tantas visiones que se le dieron a lo largo de los años, y teniendo que enfrentar muchas experiencias, se sintió incapaz de declarar en forma inequívoca de que habría una experiencia extática, tal como hablar en lenguas desconocidas, en relación con el derramamiento del Espíritu de Dios. De hecho, en ningún momento relacionó las evidencias del derramamiento del Espíritu –a veces denominadas como el bautismo del Espíritu Santo- con las experiencias extáticas. Enseñó que la experiencia del Pentecostés habilitó a los discípulos para hablar con fluidez en lenguas conocidas. Esto fue también real en la experiencia en Éfeso registrada en Hechos 19:6.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 5
CURACIONES MILAGROSAS

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Oración por el milagro de sanidad

Curaciones falsificadas

Nadie necesita ser engañado



Cuando Cristo envió a sus discípulos “a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos” (Lucas 9:2), les aseguró que en su nombre echarían fuera demonios, hablarían nuevas lenguas, pondrían sus manos sobre los enfermos y se recuperarían (ver Marcos 16:17, 18).

Las primeras fuentes adventistas hacen frecuentemente referencia a los milagros de curación. Algunos incidentes en nuestra iglesia hoy, indican que este don de curación todavía está entre nosotros.

Cuando revisamos los primeros registros, debemos tener en mente que durante la primera mitad del siglo XIX había gran ignorancia en relación con la causa y la cura de enfermedades. El concepto de gérmenes era desconocido. Se creía que el aire nocturno era venenoso. Se prescribían con frecuencia drogas venenosas, provocando una muerte lenta. Si alguien tenía fiebre, los médicos probablemente drenarían medio o cuarto litro de sangre de las venas del paciente y la tirarían, pues se suponía que la fiebre indicaba que tenía demasiada sangre. Se desconocían los anestésicos. La cirugía era de lo más primitiva y cuando era grande, por lo general era fatal. Cuando una epidemia andaba por la tierra, diezmaba la población. Casi cualquier clase de enfermedad era una ocasión para temer. A medida que la enfermedad progresaba, se decía que el enfermo estaba “marcado para la tumba”.

Cuán preciosa era, entonces, la promesa de Santiago 5, que llamaba a ungir con aceite y a orar por curación porque “la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará” (versículo 15).

Los registros de la década de 1840 abundan en narrativas de cómo Dios respondió la oración durante la desesperación, el sufrimiento y la enfermedad de ese tiempo.

Por ejemplo, fue en un día de primavera cuando algunos creyentes estaban reunidos en Topsham, Maine, en el hogar de Stockbridge Howland. Su hija, Francisca, estaba en uno de los cuartos superiores sufriendo de fiebre reumática y bajo el cuidado de un médico. Sus manos estaban tan hinchadas que no se podían distinguir sus articulaciones. Elena G. de White informa:

Mientras que, sentados juntos, hablábamos del caso, le preguntamos al Hno. Howland si tenía fe en que su hija pudiera sanar en respuesta a la oración. Respondió que procuraría creer que sí, y luego declaró que lo creía posible.

Todos nos arrodillamos en ferviente oración a Dios en favor de la enferma… Uno de los hermanos allí presentes exclamó:

-¿Hay aquí alguna hermana que tenga bastante fe para tomar a la enferma de la mano y decirle que se levante en el nombre del Señor?

La Hna. Francisca yacía en el dormitorio de arriba, y antes de que el hermano cesara de hablar, la Hna. Curtis se encaminó hacia las escaleras. Poseída del Espíritu de Dios, entró en la alcoba, y tomando de la mano a la inválida, le dijo: "Hna. Francisca, en el nombre del Señor, levántate y sé sana". Nueva vida circuló por las venas de la joven enferma, la poseyó una santa fe y, obediente a su impulso, se levantó de la cama, se mantuvo de pie y caminó por la pieza alabando a Dios por su restablecimiento. –Notas biográficas, pp. 81, 82.

Fracisca se vistió y bajó a encontrarse con el grupo “con el semblante iluminado de indecible gozo y gratitud”. Al día siguiente viajó cinco kilómetros en tiempo lluvioso, no sintió dolor y continuó mejorando.

En el mismo informe, Elena G. de White habló de Guillermo Hyde, quien estaba enfermo gravemente con disentería. Ella escribió:

Sus síntomas eran alarmantes, y el médico había informado que su caso era desesperado. –Ibíd., pp. 82, 83.

Poco después los que estaban unidos en la fe se reunieron alrededor de su cama rogando a Dios por su restablecimiento. Elena G. de White continúa:

Pocas veces he visto ruegos más fervientes para reclamar el cumplimiento de las promesas de Dios. Se reveló la salvación del Espíritu Santo, y un poder de lo alto descansó sobre nuestro hermano enfermo y sobre todos los presentes.

El Hno. Hyde se vistió inmediatamente y salió de la habitación, alabando a Dios, con la luz del cielo brillando en su semblante. – Ibíd., p. 83.

Se unió a la familia a la hora de la cena, comió gustosamente, y Elena G. de White informa que “su recuperación fue completa y permanente”.

En 1848, Elena G. de White relata la curación de la hermana Penfield, justo después de la primera conferencia sabática en Rocky Hill, Connecticut:

El miércoles pasado, cerca de las seis de la tarde, un hermano llegó de Porland, a una distancia de 15 kilómetros de aquí, y quería que fuéramos y oráramos por su esposa porque estaba muy convaleciente, y eso fue todo. Se enfermó repentinamente y tuvieron que llamar a un médico. Trató de ayudarla, pero no consiguió aliviarla, y dijo que ella iba a morir. Consultaron otro médico, quien dijo que no podía hacer nada. El último era el médico más célebre en Middletown, Connecticut.

La hermana Penfield le dijo a su esposo que fuera por el pueblo de Dios, y lo envió por nosotros. Era una prueba para mi iniciar el viaje, estaba lluvioso y yo me había sentido muy débil todo el día, pero decidí ir. Jaime también sintió que debía ir. El hermano y la hermana Ralph también fueron según el pedido. Oramos por ella a las diez de la noche y el Espíritu comenzó a posarse. Había estado en una gran agonía, pero la ungimos con aceite en el nombre del Señor y entonces nuestros fervientes clamores por el poder de sanidad ascendieron a Dios.

Dios comenzó a obrar, el dolor cesó, pero aún no obteníamos la victoria completa que deseábamos esa noche. Ella descansó bien esa noche, estaba libre del dolor. En la mañana nos unimos en oración nuevamente por ella. El poder descendió como un viento veloz y poderoso, el cuarto se lleno con la gloria de Dios, y yo fui envuelta en la gloria y arrebatada en visión. Vi la disposición de Dios para curar al afligido y sufriente…

La obra de sanidad se hizo bien. Ella se fortaleció en cuerpo y mente… La hermana Penfield es fuerte. Alabado sea el Señor. –Carta 1, 1848.


Oración por el milagro de sanidad

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Estos ejemplos en particular (de los cuales hay muchos más) ilustran la estrecha conexión que los primeros creyentes percibieron entre la curación física y el derramamiento del Espíritu Santo. Lo apropiado de pedir a Dios, que obre un milagro al curar al enfermo, ha sido mantenido ante nosotros en muchos mensajes de Elena G. de White. En 1890, ella aconsejó:

La oración por el enfermo es un asunto demasiado importante para que se maneje descuidadamente. Creo que debemos llevar todo al Señor, y darle a conocer todas nuestras debilidades y especificarle todas nuestras perplejidades... Si padecemos debilidades corporales, por supuesto que es consecuente confiar en el Señor, haciendo rogativas personales a nuestro Dios en nuestro propio caso, y si nos sentimos inclinados a solicitar a otros en quienes tenemos confianza, que se unan a nosotros en oración a Jesús, quien es el Poderoso Sanador, [la ayuda] seguramente la recibiremos, si la solicitamos con fe. Creo que somos demasiado faltos de fe, demasiado fríos y tibios.

Entiendo que el versículo de Santiago debe ponerse en práctica cuando una persona está enferma en su cama, si llama a los ancianos de la iglesia, y ellos ponen en práctica las directrices que se dan allí, ungiendo al enfermo con aceite en el nombre del Señor y orando por él la oración de fe. Leemos: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”...

¡Oh, cuán agradecidos debemos sentirnos de que Jesús esté dispuesto a llevar todas nuestras dolencias, y lo puede hacer, fortaleciéndonos y sanando todas nuestras enfermedades si ha de ser para nuestro bien y para su gloria!

Algunos murieron en el tiempo de Cristo y en los días de los apóstoles porque el Señor sabía con exactitud que era lo mejor para ellos. –El ministerio médico, pp. 19, 20.

Y en su conocido libro El ministerio de curación, Elena G. de White dedica un capítulo entero a “La oración por los enfermos”, en el cual escribe en forma alentadora:

"Mas clamaron a Jehová en su angustia, y salvólos, de sus aflicciones. Envió su palabra, y curólos, y librólos de su ruina." (Salmo 107:17-20.)

Dios está tan dispuesto hoy a sanar a los enfermos como cuando el Espíritu Santo pronunció aquellas palabras por medio del salmista. Cristo es el mismo médico compasivo que cuando desempeñaba su ministerio terrenal. En él hay bálsamo curativo para toda enfermedad, poder restaurador para toda dolencia. – pp. 171, 172.

El amplio consejo incluyó la preparación requerida por la persona enferma y por aquellos que iban a orar, la importancia de orar en armonía con la voluntad de Dios y la sabiduría de usar los mejores remedios a disposición. El hacerlo no negaría nuestra fe.

Hemos sido advertidos que no debemos depender enteramente de las curaciones milagrosas cuando hay enfermedad. Debemos hacer todo lo que podemos por nosotros mismos. Debemos estudiar la naturaleza de la enfermedad, encontrar la causa y tratarla con inteligencia, usando todos los medios a disposición. Si Dios curara a todos los enfermos cuando se lo solicitaran, conduciría a la presunción. Muy pocos cambiarían la forma de vida que les produjo la enfermedad. Por esta razón las instituciones de salud habían de establecerse entre nosotros, en las cuales la gente pudiera no sólo recuperar la salud, mediante un tratamiento adecuado, sino que pudiera ser instruida cómo prevenir la enfermedad.


Curaciones falsas

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No obstante, así como otras bendiciones especiales realizadas por medio del Espíritu Santo han sido falsificadas, también las curaciones milagrosas lo han sido. Elena G. de White advirtió:

Que nadie tenga la idea de que ciertas providencias especiales o manifestaciones milagrosas constituyen una prueba de la autenticidad de su obra o de las ideas que propone…

Satanás obrará en forma sutilísima para introducir invenciones humanas revestidas con ropajes angélicos. Pero la luz de la Palabra brilla en medio de las tinieblas morales, y la Biblia nunca será reemplazada por manifestaciones milagrosas. Hay que estudiar la verdad, y hay que buscarla como un tesoro escondido. No se darán inspiraciones maravillosas aparte de la Palabra, ni aquéllas tomarán el lugar de ésta. Aferraos a la Palabra, y recibid la Palabra injertada, la cual hará a los hombres sabios para la salvación… Se representará y se presentará lo maravilloso y lo admirable. Mediante engaños satánicos y milagros maravillosos se procurará forzar la aceptación de las pretensiones de los instrumentos humanos. Cuidado con todo esto.

Cristo ha dado la advertencia para que nadie tenga que aceptar la falsedad como si fuera verdad. El único conducto mediante el que opera el Espíritu es el de la verdad… Nuestra fe y esperanza están fundadas, no en sentimientos, sino en Dios. –Mensajes selectos, tomo 2, pp. 48, 49.

Ella explicó porqué no podemos depender de los milagros en la actualidad, aunque Cristo a menudo obró mediante milagros:

La forma como Cristo obró consistió en predicar la Palabra y en aliviar los sufrimientos mediante obras milagrosas de curación. Pero se me ha dicho que hoy no podemos obrar en la misma forma, porque Satanás ejercerá su poder realizando milagros. Los siervos de Dios de hoy no podrían obrar mediante milagros, porque se realizarán obras espurias de curación que se harán pasar por divinas.

Por esta razón el Señor ha designado un método mediante el cual su pueblo debe llevar a cabo la obra del sanamiento físico, combinándolo con la enseñanza de la Palabra. Deben establecerse sanatorios, y con estas instituciones deben relacionarse obreros capaces de llevar a cabo una obra médica misionera genuina. Así se rodeará con una influencia protectora a aquellos que acudan a los sanatorios en busca de tratamiento. –Ibíd., p. 62 (énfasis añadido).

Muchas advertencias como las siguientes, son interesantes:

Quien haga de la operación de milagros la prueba de su fe, encontrará que Satanás puede, mediante una variedad de engaños, realizar maravillas que pasarán por milagros genuinos…

No dejéis que transcurran los días ni que se pierdan las preciosas oportunidades de buscar al Señor de todo corazón, y con toda la mente y el alma. Si no aceptamos la verdad con amor, podemos encontrarnos entre aquellos que verán realizarse milagros por el poder de Satanás en estos últimos días, y que creerán en ellos. Muchas cosas extrañas pasarán por milagros maravillosos, pero deberían considerarse como engaños inventados por el padre de la mentira… Habrá personas que, sometidas a la influencia de los espíritus malignos, realizarán milagros. Enfermarán a las gentes arrojando sobre ellas sus ensalmos, y luego quitarán su hechizo e inducirán a algunos a decir que los enfermos fueron curados milagrosamente. Satanás ha hecho esto vez tras vez. –Ibíd., pp. 60, 61 (énfasis añadido).


Nadie necesita ser engañado

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Pero nadie necesita ser engañado. Tenemos estas palabras que aseguran que, mientras que los engaños y las tentaciones serán fuertes, quienes se aferren de la Palabra de Dios serán salvos:

"La voz de un extraño" es la voz del que no respeta ni obedece la ley de Dios santa, justa y buena. Muchos tienen gran pretensión de santidad, y se jactan de las maravillas que realizan sanando a los enfermos, pero al mismo tiempo no toman en consideración esta gran norma de la justicia. ¿Pero mediante el poder de quién se realizan esas curaciones? ¿Están los ojos de unos y otros abiertos a su transgresión de la ley? ¿Y asumen la posición de hijos humildes, obedientes, y listos a obedecer todos los requerimientos de Dios? Juan dice acerca de los hijos profesos de Dios: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2:4).

Nadie necesita ser engañado. La ley de Dios es tan sagrada como su trono, y mediante ella será juzgado todo hombre que nace en el mundo...

Si aquellos por medio de quienes se realizan curaciones están dispuestos *en vista de estas manifestaciones* a excusar su descuido de la ley de Dios, y prosiguen desobedeciendo, aunque tengan poder en todo sentido, tal cosa no significa que posean el gran poder de Dios. Por el contrario es el poder obrador de milagros del gran engañador. Es un transgresor de la ley moral, y utiliza toda invención posible para enceguecer a los hombres en cuanto a su verdadero carácter. Se nos ha advertido que en los últimos días obrará con señales y maravillas mentirosas. Y continuará esas maravillas hasta que termine el tiempo de gracia, a fin de poder señalarlas como evidencias de que es un ángel de luz y no de las tinieblas.

Hermanos, debemos precavernos contra la pretendida santidad que permite la transgresión de la ley de Dios. Los que pisotean esa ley no pueden estar santificados, ni los que se juzgan mediante una norma de su propia invención. –Ibíd., pp. 57, 58.

¿Cuánto más claro puede ser presentado este asunto? ¡Cuán actualizado está este consejo! ¡Qué seguridad da al pueblo de Dios!

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 6


ELENA G. DE WHITE Y EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

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El derramamiento en Battle Creek

Evidencias del bautismo que sean fáciles de ver

Un sentimiento temporal de entusiamo

Cómo evitar una religión sentimental

Otras lenguas



A lo largo de los 70 años de su ministerio para la Iglesia Adventista y el mundo, Elena G. de White estuvo estrechamente relacionada en la obra del Espíritu Santo –tan estrechamente que el Espíritu le dio 2.000 visiones. Pudo declarar, por ejemplo:

Mientras orábamos en el altar familiar, descendió sobre mí el Espíritu Santo. –Primeros escritos, p. 14

Y medio siglo después,

El Espíritu Santo es el autor de las Escrituras y del Espíritu de Profecía. –Carta 92, 1900 (Notes and Papers [Notas y escritos], p. 94ª).

Habló repetidamente de estar imbuida en forma abundante por el Espíritu, pero no hay registro de que ella haya hablado en una lengua desconocida, o en alguna otra lengua que no sea el inglés. En un artículo previo, en el cual examinamos cuatro experiencias registradas en la historia temprana de la iglesia en las cuales se relatan experiencias de hablar en lenguas, no encontramos ninguna palabra de recomendación de Elena G. de White, pero tampoco tenemos conocimiento de que repudiara estas demostraciones.

En conexión con la experiencia de ciertos Observadores del Sábado en Pórtland, Maine, que estaban practicando lo que llamaron el “don de lenguas”, Elena G. de White caracterizó las expresiones como “habladuría incoherente, sin sentido… desconocidas no sólo por el hombre sino por el Señor y todo el cielo”, y como siendo un hablar en lenguas falso (ver Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 412). Escribió sobre ciertos Observadores del Sábado, que parecían estar encantados mientras “se entregan a sí mismos a la práctica de sentimientos descontrolados y excitantes y hacen sonidos ininteligibles que llaman el don de lenguas”. En relación con esto, ella continuó:

Las impresiones y los sentimientos no son evidencia segura de que una persona es conducida por el Señor. Satanás creará sentimientos e impresiones, si no se sospecha de él. Estas cosas no son una guía segura. –Joyas de los testimonios, tomo 2, p. 162.

Al mismo tiempo, a lo largo de los años, Elena G. de White hizo varias referencias a la necesidad del Espíritu Santo, el bautismo del Espíritu Santo, y experiencias en las cuales se derramó el Espíritu. The Comprehensive Index to the Writings of Ellen G. White [El índice de los escritos de Elena G. de White] tiene 31 referencias específicas al bautismo del Espíritu Santo. En ninguna de ellas relaciona el hablar en lenguas extático con el bautismo del Espíritu, ni histórica ni proféticamente. En las declaraciones a las que se hace referencia en 29 páginas del Index, dedicadas exclusivamente al Espíritu Santo, no presenta ni una referencia a las experiencias extáticas como una señal de que Dios haya favorecido a su pueblo con su Espíritu.

La evidencia del verdadero bautismo del Espíritu, decía a menudo ella, se manifestaría con un incremento de la unidad entre los creyentes y con una nueva motivación y otorgamiento de poder para la propagación del mensaje del evangelio.


El derramamiento en Battle Creek

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Al referirse a un incidente en 1893 en el Colegio de Battle Creek, en el cual ocurrió un derramamiento especial del Espíritu de Dios, ella escribió desde Australia,

Me regocijé cuando oí que el Espíritu Santo había sido derramado sobre nuestro pueblo en América, y he estado esperando ansiosamente nuevos desarrollos en América como se vio después del descenso del Espíritu Santo en el día del Pentecostés. Creo que frutos similares se verán, que el espíritu misionero de Dios quemará sobre los corazones de todos los que el Espíritu de Dios esté influyendo en forma manifiesta. –Carta B-9a, 1893.

Elena G. de White indica claramente los resultados del bautismo del Espíritu Santo. Vea esto, escrito en 1887:

Cuando seamos bautizados con el Espíritu de Jesús habrá amor, armonía y mansedumbre. El yo se esconderá en Jesús, recibirá la sabiduría de Cristo, que iluminará el entendimiento. Entonces, lo que parece oscuro se aclarará. Las facultades serán ensanchadas y santificadas. El puede llevar a los que se están preparando para la traslación al cielo, a alturas mayores de conocimiento y a visiones más amplias de la verdad. La razón por la que el Señor puede hacer tan poco por quienes están manejando verdades importantes es que muchos mantienen esas verdades separadas de su vida. Las sostienen en injusticia. Sus manos no están limpias, sus corazones están contaminados con el pecado, y si el Señor obrara por ellos con el poder de su Espíritu que corresponda en magnitud con la verdad que ha dado a conocer, sería como si el Señor sancionara el pecado. -El otro poder, p. 81.

Impresionen en todos la necesidad del bautismo del Espíritu Santo, la santificación de los miembros de la iglesia, para que sean árboles vivientes del plantío del Señor que crecen y llevan frutos de plantas. –Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 6, p. 86.

Dios desea dar a su pueblo el refrigerio del Espíritu Santo, bautizándolo nuevamente en su amor. La falta de poder espiritual no tiene razón de ser en la iglesia. Después de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos que esperaban, oraban y creían, con una plenitud y poder que llenó todos los corazones. En el futuro, toda la tierra debe ser iluminada con la gloria de Dios. Los que han sido santificados por la verdad deben ejercer sobre el mundo una santa influencia. Una atmósfera de gracia debe rodear el mundo. El Espíritu Santo obrará en los corazones humanos, tomando las cosas de Dios y revelándolas a los hombres. -Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 33.

Elena G. de White describe lo que realiza el bautismo del Espíritu:

El bautismo del Espíritu Santo despejará las suposiciones humanas, derribará barreras erigidas por nosotros mismos, y hará que cese el sentimiento de que "yo soy más santo que tú". Habrá un espíritu humilde entre todos, más fe y amor; el yo no será exaltado…

El espíritu de Cristo, el ejemplo de Cristo, será ejemplificado en su pueblo. Seguiremos más estrechamente los caminos y las obras de Jesús… El amor de Jesús ocupará nuestros corazones. –That I May Know Him, p. 114.


Evidencias del bautismo que sean fáciles de ver

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Al informar sobre una reunión campestre de 1875, Elena G. de White dijo:

Nuestra reunión campestre desde sus inicios hasta ahora ha sido de lo más solemne, y el Espíritu del Señor se ha manifestado en forma muy señalada en las reuniones de oración y las predicaciones…

Hice una aplicación práctica de estas palabras [Lucas 19:41, 42] al pueblo de Dios. El poder solemne de Dios estaba sobre mí y sobre los oyentes. Los ojos llorosos y las miradas serias revelaban el verdadero estado de los sentimientos. –Carta B-16, 1875.

Al describir una reunión de 1889, escribió:

El viernes fue un día hermoso… Todo aconteció sin excitación o extravagancia. La levadura de la justicia de Cristo se introdujo en la experiencia y energizó el alma. ¡Oh, si continuara obrando con su poder misterioso hasta que su influencia se extienda vivificando las almas indiferentes con las que entra en contacto!

El poder del Espíritu divino obra en forma suave y silenciosa, despertando los sentidos adormecidos, vivificando el alma y despertando sus sensibilidades, hasta que cada miembro de la iglesia pueda ser la luz del mundo. –Carta 85, 1889.

Mientras estaba en Australia, Elena G. de White se refirió a un derramamiento especial del Espíritu de Dios en la Academia de South Lancaster [sic??]:

Un lugar en que estábamos trabajando en América [South Lancaster, Massachussets], había jóvenes en nuestro colegio,… convertidos mientras les relatábamos la simple historia de la cruz, que vinieran a Jesús tal como estaban. Tal experiencia…

Parecía por momentos, al inicio de la reunión, que la gloria de Dios iba a caer sobre nosotros, pero no cayó sólo sobre unos pocos, sino que en ese momento como una marejada se esparció sobre la congregación, y ¡qué momento de regocijo fue ése!

No hubo demostraciones descontroladas, porque la alabanza a Dios no conduce a eso. Nunca oímos sobre cosas como esas en la vida de Cristo, como saltar y dar vueltas, y exclamaciones y griterío. No; la obra de Dios apela a los sentidos y a la razón de los hombres y las mujeres.

No hay demostraciones externas de esa clase. Pero el Espíritu de Dios tiene una influencia sobre el corazón humano que se manifiesta en el semblante, y el brillo del rostro revela que Cristo está en el interior. Por tanto, fue un milagro de la misericordia de Dios el que tomó a cada estudiante en la escuela y transformó sus caracteres, y los envió como misioneros. Dos de los maestros que estaban en esa reunión, están ahora en Taití como misioneros. La luz de la gloria de Dios estaba allí. –Manuscrito 49, 1894.


Un sentimiento temporal de entusiamo

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En 1900, Elena G. de White comparó la experiencia falsa con la genuina, indicando que las experiencias falsas generan sentimientos de entusiasmo que pronto se agotan:

Las agencias satánicas pondrán en operación toda influencia, para apartar las mentes de la obra genuina que lleve a los hombres a que sean obreros juntamente con Dios. Todo el que no trabaje en forma agresiva en la lucha donde Cristo, el poderoso general de las fuerzas, lidere, estará en el bando opuesto, siendo parte de las fuerzas del príncipe de la oscuridad. Estas fuerzas conducirán al pueblo lejos de los temas de vida que deben ocupar sus mentes y corazones, y prepararlos para que distingan entre la voz del mundo y la voz de Jesucristo. Debemos ser muy vigilantes y entregados a la oración, para que seamos capaces de discernir la voz del engañador de la voz de quien siempre habla la verdad. Los que son influenciados por el Espíritu Santo no son guiados por un sentimiento de entusiasmo, que pronto se apaga en la oscuridad. El encanto de la influencia de Cristo es constante. “estad quietos y conoced que yo soy Dios”. Ésta es una quietud solemne y constante en Dios.

Hay peligro que todos nosotros tengamos demasiado celo, y demasiado poco de la sólida sabiduría e incuestionable prudencia de Cristo. Cada uno debe permanecer individualmente como una agencia activa y operante para el Maestro, sosteniendo su obra como se expresa en su palabra para que la practiquemos. Individualmente, ellos deben pensar por sí mismos. Con una Biblia abierta ante sí, deben estudiar bajo la influencia y la presencia de Jesucristo, buscando y conociendo por sí mismos cuál es el camino del Señor. –Carta 77, 1900.


Cómo evitar una religión sentimental

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En los registros de la sesión de la Asociación General de 1901, realizada en Battle Creek, encontramos una declaración interesante hecha por Elena G. de White en un momento cuando se debían hacer decisiones serias y de largo alcance. Después de haber estado en Australia durante nueve años, se encontraba nuevamente en Battle Creek en su primera sesión de la Asociación General en diez años. Momentos antes del inicio de las sesiones, habló sobre las decisiones importantes que debían adoptarse y cómo el Señor quería que cada uno mantuviera una correcta relación con él. Habló de cómo debían haber más oración y menos charla. Y aseguró que “Dios hará que su luz brille en el corazón de cada uno de los que, en esta reunión, se hallen en la debida relación con él”.

Entonces declaró:

Algunos han dicho que ellos creían que en esta reunión deberían emplearse varios días orando a Dios por el Espíritu Santo, como en el día de Pentecostés. Deseo deciros que los asuntos que deben tratarse son una parte del servicio de Dios tanto como lo es la oración. Tanto las reuniones administrativas como las reuniones de oración deben estar bajo los dictados del Espíritu. Hay peligro de que adoptemos una religión sentimental e impulsiva. Que los asuntos que se resuelvan en esta reunión estén dentro de un carácter tan sagrado, que la hueste angelical pueda aprobarlos. Debemos guardar de la manera más sagrada las cuestiones administrativas de nuestra obra. Todo asunto administrativo tratado aquí debe estar de acuerdo con los principios del cielo.

Dios quiere que estéis en una situación tal que él pueda soplar sobre vosotros el Espíritu Santo, y que Cristo pueda habitar en el corazón. Él desea que al comienzo de esta reunión depongáis cualquier resto de controversia, o de lucha, o disensión, o murmuración que hayáis estado llevando. Lo que necesitamos es mucho más de Cristo y nada del yo. El Salvador dice: "Separados de mí nada podéis hacer"...

Hemos llegado a un punto en el cual Dios va a obrar en favor de su pueblo. Él desea que su pueblo sea un pueblo representativo, distinto de todos los demás pueblos de nuestro mundo. Desea que sus hijos estén en una posición ventajosa, porque él dio su vida para que su iglesia estuviera en esa posición. No chasqueéis al Señor. –Manuscrito 29, 28 de marzo de 1901.

Este incidente debe ser a menudo ponderado. La ocasión demandaba en forma urgente por la orientación y bendición del Espíritu de Dios. Pero Elena G. de White no alentó el rechazo de la tarea por delante para dedicar un tiempo a buscar solamente el Espíritu de Dios. Ella dejó en claro que esta experiencia de búsqueda del Espíritu debía ser tal que impregnara nuestras actividades dedicadas al servicio de Dios.

Puede que lleguemos a preguntarnos, ¿había en el corazón de algunos el sentimiento de que debían estar buscando una demostración? El consejo de Elena G. de White los condujo a un mejor camino.


Otras lenguas

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Elena G. de White hizo varias declaraciones en relación con la obra del Espíritu Santo en la preparación de hombres y mujeres para que difundan el mensaje entre aquellos que hablan otras lenguas:

Dios otorga sus dones como a él le parece. Da un don a uno, y otro a otro, pero todos para el bienestar del cuerpo entero. Dios dispone que algunos estén para servir en una línea de la obra, y otros en otras líneas, -todos trabajando bajo el mismo espíritu…

Si en el comienzo, por providencia de Dios, llegara a ser necesario levantar una casa de reunión en alguna localidad, el Señor… ha de dar sabiduría y habilidad para realizar la labor que se necesita.

Envía hombres que lleven la verdad al pueblo de una lengua extraña, y, a veces, ha abierto las mentes de los misioneros, habilitándolos para que aprendan rápidamente el idioma. Los mismos que han solicitado ayuda espiritual, serán quienes los ayuden en el aprendizaje del idioma. Por esta relación, los nativos se preparan para oír el mensaje del evangelio cuando se les presenta en su propia lengua. –Special Testimonies [Testimonios especiales], Series B, No. 11, p. 26.

En otra ocasión, durante su viaje por Europa que duró dos años y durante el cual a menudo le tocaba hablar en las iglesias por medio de traductores, informó a la Review and Herald sobre uno de sus itinerarios y entonces declaró:

Es con ferviente anhelo que anticipo el tiempo cuando se repetirán los sucesos del día de Pentecostés aun con mayor poder que en esa ocasión. Juan dice: "Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria". Entonces, como en el momento del Pentecostés, la gente oirá la verdad que será presentada a cada hombre en su propio idioma.

Dios puede infundir nueva vida en cada alma que sinceramente desea servirle, y puede tocar los labios con un carbón encendido tomado del altar y hacer que se vuelva elocuente con su alabanza a Dios. Miles de voces serán impregnadas con poder para presentar públicamente las admirables verdades de la palabra de Dios. Se desatará la lengua del tartamudo, y los tímidos recibirán fuerza para dar un valeroso testimonio de la verdad. –Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Comentarios de Elena G. de White, sobre Hechos 2:1-4, p. 1055.

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Los Adventistas del Séptimo Día y las experiencias extáticas – 7
CRITERIOS DADOS POR DIOS

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Dónde encontrar seguridad

Dos remos

Juan, nuestro ejemplo



¿Cómo podemos distinguir entre lo genuino y lo falso? Podemos estar seguros que Dios no nos ha dejado a los tumbos en un momento cuando los temas son tan graves que, si fuera posible, serían engañados los mismos escogidos.

Una y otra vez, Elena G. de White nos ha dirigido a la Palabra de Dios como nuestra seguridad. En la Palabra de Dios encontramos el criterio mediante el cual debemos juzgar entre lo verdadero y lo falso, lo genuino y lo espurio. Si hay un punto que sobresale en el cual Dios envió las más solemnes y reiteradas advertencias, es en este punto. Nadie necesita ser engañado, aunque muchos lo serán.

Al referirse al tiempo de la lluvia tardía en el capítulo “Reavivamientos modernos” en El conflicto de los siglos, Elena G. de White dijo:

El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar un pueblo para la segunda venida del Señor. –p. 517.

Entonces, ella describe con palabras proféticas cómo el enemigo se introducirá:

El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. –Ibíd.

En otra parte, ella enfatiza la sutileza del conflicto:

Satanás ha descendido en estos últimos días para obrar con todo engaño de maldad en los que se pierden. Su majestad satánica obra milagros a la vista de los falsos profetas, delante de los hombres, afirmando que ciertamente es el mismo Cristo. Satanás imparte su poder a los que le están ayudando en sus engaños. Por lo tanto, los que declaran que tienen el gran poder de Dios, sólo pueden ser descubiertos mediante el gran detector: la ley de Jehová. El Señor nos dice que, si fuera posible, engañarían a los mismos escogidos. El vestido de ovejas parece tan real, tan genuino, que sólo se puede percibir al lobo cuando acudimos a la gran norma moral de Dios, y allí encontramos que son transgresores de la ley de Jehová. –Review and Herald, 25 de agosto de 1885; Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, vol. 5, 1063.


Dónde encontrar seguridad

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En la siguiente declaración, encontramos la clave para el criterio que dará seguridad a los Adventistas del Séptimo Día y a otros que buscan la verdad –la ley de Dios. Aquellos que claman por la salvación y los dones del Espíritu mientras rechazan los reclamos de la ley de Dios, no están en armonía con la Biblia. Hay un equilibrio importante entre fe y obras que la Biblia sostiene. Oímos el clamor “sólo cree en Jesús y serás salvo”. Pero la salvación no es tan simple. Elena G. de White advierte:

La fe en Cristo que salva al alma no es lo que muchos presentan. "Cree, cree es su pregón; sólo cree en Cristo, y serás salvo. Es lo único que necesitas hacer". La fe verdadera, a la vez que confía enteramente en Cristo para la salvación, conducirá a la perfecta conformidad con la ley de Dios. La fe se manifiesta en obras. Y el apóstol Juan declara: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2: 4).

Es inseguro confiar en sentimientos o impresiones; éstos no son guías confiables. La ley de Dios es la única norma correcta de santidad. Por esta ley será juzgado el carácter. Si alguien que busca la salvación preguntara: "Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?", los modernos maestros de la santificación contestarían: "Tan sólo cree que Jesús te salvará". Pero cuando a Cristo se le formuló esta pregunta, dijo: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" –Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, pp. 52, 53.

Elena G. de White no está enseñando salvación por las obras. Nadie fue más clara que ella en este tema:

Pero el hombre no puede transformarse a sí mismo por el ejercicio de su voluntad. No posee el poder capaz de obrar este cambio… La energía renovadora debe venir de Dios. El cambio puede ser efectuado sólo por el Espíritu Santo. Todos los que quieran ser salvos, sean encumbrados o humildes, ricos o pobres, deben someterse a la operación de este poder. –Palabras de vida del gran Maestro, p. 69.

A fin de ser salvados debemos conocer por experiencia el significado de la verdadera conversión. Es un error pavoroso que hombres y mujeres prosigan día tras día profesando ser cristianos sin tener derecho a ese nombre. A la vista de Dios, la profesión no es nada, la posición no es nada. Él pregunta: ¿Está la vida en armonía con mis preceptos? Hay muchos que suponen que están convertidos, pero no pueden soportar la prueba de carácter presentada en la Palabra de Dios. . .

No nos olvidemos que en su conversión y santificación, el hombre debe cooperar con Dios. "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor", declara la Palabra, "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2: 12 ,13). –En los lugares celestiales, p. 20.


Dos remos

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Ella ilustró la relación de la fe y las obras de la siguiente forma:

El Señor implora a todos los que saben qué es fe, que se aseguren de que no están empujando con un solo remo, que su pequeña barca no está dando vueltas y vueltas, sin avanzar. La fe sin obras inteligentes es muerta, está sola. La fe en el poder sanador de Dios no salvará a menos que se combine con buenas obras. –Manuscrito 86, 1897.

También advirtió,

Si somos fieles en cumplir con nuestra parte, cooperando con Dios, él obrará mediante nosotros [para hacer] su buena voluntad. Pero él no puede obrar mediante nosotros si no nos esforzamos. Si hemos de ganar la vida eterna, debemos trabajar y trabajar fervientemente. . . .

No nos engañemos por la afirmación que se repite con frecuencia: "Todo lo que tenéis que hacer es creer". La fe y las obras son dos remos que debemos usar igualmente si hemos de abrirnos camino aguas arriba contra la corriente de la incredulidad... Mediante la fe y las buenas obras mantiene su espiritualidad robusta y saludable, y su fortaleza espiritual aumenta a medida que se esfuerza para efectuar las obras de Dios (Review and Herald, 11-6-1901). –El misterio de la bondad, p. 332.

Ella declara en forma enfática que la experiencia genuina de ser llenos del Espíritu, estará marcada con “un respeto concienzudo por todos los mandamientos de Dios”.

Cada día nuestra fe debe aumentar. Mientras decimos “sé que soy un pecador”, podemos también decir “sé que tengo un Salvador”. Jesús murió por los pecadores, y él perdonará mis pecados, si me arrepiento sinceramente. Es en vano pretender creer en Cristo a menos que conozcamos los reclamos de la ley de Dios y luchemos diariamente por obedecer sus preceptos. –Manuscrito 25, 1886.

La verdadera santificación se evidenciará por una consideración concienzuda de todos los mandamientos de Dios, por un desarrollo cuidadoso de cada talento, por una conversación circunspecta, por revelar en cada acto la mansedumbre de Cristo… -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 53.

Mientras profesan ser impecables y se vanaglorian de su rectitud, los que presumen de santos enseñan que los hombres están en libertad de transgredir la ley de Dios y que los que obedecen sus preceptos han sido destituidos de la gracia. Una presentación de las demandas de la ley levanta su oposición y excita su ira y desprecio... El pecador es convencido de pecado por la ley de Dios. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 54.

Elena G. de White señala cuán difícil es alcanzar a aquellos que sienten que tienen las evidencias de la aceptación de Dios mientras quebrantan su ley. Nos dice que incluso los Adventista del Séptimo Día serán tentados en este punto:

Durante las reuniones de Orebro el Espíritu del Señor me ungió a presentar su ley como la gran norma de santidad y a advertir a la gente contra la moderna santificación espuria que tiene su origen en la adoración del yo en lugar de la sumisión a la voluntad de Dios. Este error está inundando el mundo rápidamente, y como testigos de Dios seremos llamados a dar un decidido testimonio contra él. Es uno de los engaños específicos de los postreros días y demostrará ser una tentación para todos los que creen en la verdad presente. Los que no tienen su fe firmemente establecida en la Palabra de Dios serán extraviados. Y la parte más triste de todo esto es que tan pocos de los que son engañados por este error hallan alguna vez el camino de regreso a la luz. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, p. 51.

Nadie que haya recibido la luz de la verdad y quebrante los mandamientos entrará en la ciudad de Dios. Su ley constituye el fundamento de su gobierno en la tierra y en el cielo. Los que conscientemente hayan pisoteado y despreciado su ley en la tierra, no serán llevados al cielo para que allí hagan la misma obra; no se producirá un cambio de carácter cuando Cristo venga…

Hay sólo dos clases de personas sobre la tierra: los obedientes hijos de Dios y los desobedientes. -Review and Herald, 5 de octubre de 1886; Fe y obras, pp. 42, 43.


Juan, nuestro ejemplo

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Cuán cuidadosos debemos ser para protegernos de que nuestros pies sean llevados por el movimiento ecuménico moderno que pretende reunir a todos los hombres de todas partes bajo la bandera del amor. El apóstol Juan se enfrentó con este problema y nos dejó sus advertencias por escrito en sus epístolas. Su amor por las almas impregna sus escritos, aunque se rehúsa a hacer concesiones:

Las epístolas de Juan respiran el espíritu del amor. Parecería que las hubiera escrito con pluma entintada de amor. Pero cuando se encontraba con los que estaban transgrediendo la ley de Dios, y sin embargo aseveraban que estaban viviendo sin pecado, no vacilaba en amonestarles acerca de su terrible engaño…

Estamos autorizados a tener el mismo concepto que tuvo el apóstol amado de los que afirman morar en Cristo y viven transgrediendo la ley de Dios. Existen en estos últimos días males semejantes a los que amenazaban la prosperidad de la iglesia primitiva; y las enseñanzas del apóstol Juan acerca de estos puntos deben considerarse con cuidadosa atención…

Aunque debemos amar a las almas por las cuales Cristo murió, no debemos transigir con el mal. No debemos unirnos con los rebeldes y llamar a eso amor. Dios requiere de su pueblo en esta época del mundo, que se mantenga de parte de lo justo tan firmemente como lo hizo Juan cuando se opuso a los errores que destruían las almas.

El apóstol enseñó que al mismo tiempo que manifestamos cortesía cristiana, estamos autorizados a tratar con el pecado y los pecadores en términos claros: que tal proceder no está en desacuerdo con el amor verdadero. –Los hechos de los apóstoles, pp. 442, 443.

Con cuanto arte y cuidado, el gran adversario consiguió avergonzar a aquellos que se mantienen firmes y fieles a la Palabra de Dios. Lo que se nos pide que hagamos, no será fácil o nos hará populares. Debemos cuidarnos de no juzgar en forma equivocada; debemos acercarnos unos a otros con amor en nuestros corazones; pero nuestra seguridad sólo procede de mantener ante nosotros el criterio que Dios ha establecido.

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LA HISTORIA DE RALPH MACKIN

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por Arturo L. White



Este artículo es el primero de una serie de tres que relatan un capítulo interesante en la historia adventista. La conversación con los Mackin fue escrita en forma taquigráfica por Clarence C. Crisler, secretario principal de Elena G. de White, en el momento de la entrevista. En este artículo se publica en forma completa por primera vez. –Los Editores.

Informe de la entrevista

Conversión a Jesús

Bendición de santificación

Supuestas lenguas extranjeras

La reunión del congreso campestre



El jueves 12 de noviembre de 1908, por la mañana, Elena de White estaba en su hogar en Elmshaven [California] ocupada, escribiendo. Su hijo W. C. White la buscó y le dijo que había dos personas que deseaban hablar con ella. Bajó en compañía de su hijo, y se encontró con Ralph Mackin y su esposa. Era una pareja bien vestida y aparentemente muy sincera, ambos de treinta y tantos años. La Sra. White pronto supo que sus visitantes eran fervorosos estudiantes de la Biblia y los Testimonios, y que habían venido a California desde el Estado de Ohio con el expreso propósito de saber si su extraordinaria experiencia sucedida pocos meses antes sería aprobada por el Señor.

Habían llamado a W. C. White el día anterior, por tanto él estaba al tanto de su misión, pero no se la había revelado a su madre. Cuando W. C. White partió de la oficina hacia su hogar, llevó con él a Clarence Crisler, el secretario principal de Elena G. de White, para que registrara la entrevista.

Una historia que apareció en el periódico de Mansfield (Ohio), el Daily Shield del 22 de agosto, y que aún Elena G. de White y su hijo no habían visto, tenía relación con la experiencia que los Mackin habían pasado hacía tres meses en la reunión campestre de Ohio, y nos da un trasfondo histórico. El extenso encabezado en negrita dice:

El don de lenguas causa problemas. Mackin dice ser experto en jerga china, la cual dice que le vino de Dios mientras su madre llegó a ser experta en yiddish como resultado de una visión. Disturbios en la reunión campestre terminaron con el arresto de Mackin, esposa e hija, y otras dos damas que los acompañaban –hicieron un servicio tras las barras de la prisión y parecían sentirse muy orgullosos de esa distinción.

Pero ahora, por medio del registro taquigráfico de la entrevista, unámonos al grupo junto a la chimenea encendida en la sala del hogar de Elmshaven. La mayoría es un registro verbal. Muy pocas veces es un resumen del pastor Crisler, como cuando hace las aclaraciones introductorias. Pronto observaremos un punto y es que aunque la Sra. White reiteradamente advirtió en cuanto a los engaños en cuestiones religiosas, éstos serán tan sutiles y estarán tan disfrazados, que si es posible serán engañados los mismos escogidos. Al tratar este caso, ella escuchó pacientemente, hizo preguntas significativas, pero es lenta para aceptar o para condenar. Mientras prestamos atención, la observamos pesar cuidadosamente la evidencia empleando ciertos criterios. Sólo si permitimos que los diferentes participantes en la entrevista hablen en toda su extensión y en detalle, podemos captar el impacto en forma plena.


Informe de la entrevista

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El Hno. Mackin y su esposa declararon que se habían sentido impresionados por el Espíritu Santo a hacer un viaje especial al Oeste, con el fin de entrevistar a la Hna. White con respecto a ciertas experiencias raras que habían tenido, durante la Semana de Oración, unos tres años antes que se hubieran unido con la pequeña iglesia de Findlay, Ohio, en una ocasión especial en que se oraba por el derramamiento del Espíritu Santo.

Ralph Mackin: En la lectura de la Semana de Oración de ese año, todos los artículos instaban al pueblo a buscar el Espíritu Santo. En nuestra pequeña iglesia dedicamos tres días para ayunar y orar; y ayunamos y oramos por tres días, esto es, no constantemente juntos; pero sentimos la necesidad de una obra más profunda y de llegar a poseer más del Espíritu de Dios. Desde ese tiempo en adelante empezamos a estudiar la obra del Espíritu Santo, en la Biblia y en los Testimonios, y especialmente en los tomos 8 y 7, y en Primeros escritos, y también en el pequeño libro compuesto de una colección de folletos, titulado, “Special Testimonies to Ministers and Workers” [Testimonios especiales para ministros y obreros]. Hallamos que éste era un precioso volumen para nosotros. En él se muestra cómo eran tratados antiguamente los hombres que fueron llamados por Dios, etc.

El mensaje que el Señor me dio particularmente a mí era que siguiera la vida de los apóstoles. En primer lugar, en Mateo 18:1-3, cuando los apóstoles vienen al Salvador, leemos:


Conversión a Jesús

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En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: -- ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: -- De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Ahora, yo enseño que no importa cuál es la doctrina –es decir- la que un hombre tiene, la que acepta, la que cree, aunque ésta sea la verdad misma –que eso no necesariamente lo convierte, puede que sólo a esa doctrina pero no a Jesucristo; que lo que tenemos que hacer es buscar a Jesús por el poder de la conversión. Es decir, si aceptamos la verdad del sábado, el estado de los muertos y todas esas cosas –puedo aceptar esas cosas, y defenderlas y enseñarlas, pero a pesar de todo perder el cielo, y no soy un hombre convertido a menos que busque a Jesús por su poder convertidor.

Luego volví a Juan 17, y leí la oración que Jesús ofreció antes de su crucifixión. Allí ora por santificación “Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad”.

Luego fui a Lucas 24, para mostrar cuándo llegan a tener posesión de esa bendición llamada santificación –los apóstoles- y la experiencia de sus vidas; y leí del versículo 45 hasta el final del capítulo.

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras; y les dijo: -- Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día; y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Ciertamente, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Después los sacó fuera hasta Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Aconteció que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.


Bendición de santificación

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Ahora bien, yo enseño que esta bendición que ellos recibieron es la bendición de la santificación que el Señor les otorgó; y cuando buscamos a Dios, somos pecadores, hasta que nos convertimos a él; y si somos convertidos, elevamos nuestras oraciones con el poder de la santificación para vivir vidas limpias y sanas. Esto no es la obra de un instante; no es que "una vez santificados, siempre santificados"; eso no es cierto. Pero debemos elevar 416 nuestras peticiones tan intensa y firmemente que recibamos la bendición. Ella tiene sobre nosotros el mismo efecto fisiológico [que sobre los apóstoles]. ¡Oh, sólo queremos alabar a Jesús, y ésto nos hace tan amables y bondadosos y suaves! Pero notamos que los discípulos no estaban listos aún para salir con esa bendición a fin de hacer la obra por el Maestro. Él les dijo que se quedaran hasta que fueran investidos de poder de lo alto. Entonces elevamos nuestra petición y proseguimos con fe, y lo que nos animó fue el capítulo "El tiempo del zarandeo", de Primeros escritos. Proseguimos por fe, hasta que grandes gotas de sudor corrían por nuestra frente. Creyendo que el mismo poder que tuvieron los discípulos era para nosotros hoy, nos sentimos animados a perseverar.

Cuando esa bendición prometida vino sobre nosotros mientras elevábamos nuestras peticiones a Dios, tuvimos la misma experiencia que se registra en Hechos 2 en el caso de los apóstoles. Cuando ese poder prometido vino sobre nosotros, hablamos en otras lenguas como el Espíritu nos daba que habláramos.

En Toledo, cuando estábamos presentando nuestro mensaje en la calle, un hombre, que era un polaco católico, se detuvo en la calle mientras la Sra. Mackin estaba hablando; y cuando el Espíritu de Dios vino sobre ella, y les habló por su medio en un idioma que ella no podía entender, este caballero polaco exclamó: "Yo sé lo que esta señora está hablando. Ella está hablando en mi propio idioma, acerca de una gran calamidad que pronto ha de acontecer a esta ciudad".


Supuestas lenguas extranjeras

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En otros casos, cuando uno recibe esta bendición de hablar en lenguas, el Señor puede darme la misma lengua, y podemos sostener una conversación en el idioma que el Espíritu de Dios puede habernos dado que habláramos. Aun tres o cuatro personas pueden tomar parte en la conversación, y sin embargo es un idioma extraño para ellos, y uno espera hasta que el otro termina, y todo se hace en orden. Esta es la experiencia que recibimos de acuerdo con la bendición prometida.

Y entonces, de acuerdo con eso, Hechos 10, la experiencia de Pedro en la casa de Cornelio lo corrobora; y luego Hechos 19; y por el estudio de la Palabra, en nuestra experiencias, y la persecución, y todo lo que viene con ello, encontramos, tanto como somos capaces de discernir, que nuestra experiencia se relaciona con la experiencia de los primeros apóstoles según se registró en la Palabra.

Un ejemplo: fuimos encerrados en la cárcel de Clyde, Ohio…

Elena G. de White: ¿Hace cuánto tiempo?

R. Mackin: Unas seis u ocho semanas atrás. En Clide vive una familia muy devota que conocemos, y que es un crédito para nuestro pueblo. A los niños, son cuatro, se les enseña a orar cada tarde y cada mañana; y es muy interesante ver a la familia a la hora de la adoración.

Ahora, fuimos allí, y ellos se sumaron a esta bendición que habíamos recibido; y realizaron su petición por esta bendición, y fueron poseídos por esta bendición; y mientras el Espíritu descendía sobre ellos, algunos lloraron y entre los que lloraban había una niña de diez u once años. Bien, la abuela entró al cuarto, y vio a la niña llorando, y pensó que yo tenía una influencia mesmérica sobre la niña. Pero unas pocas semanas después, el mismo Espíritu vino sobre la niña cuando estábamos en la ciudad de Toledo, y dio el mensaje; y así tuvieron evidencia que no era el resultado de ningún control que yo tuviera sobre la niña. Cuando regresamos a la ciudad unas cuatro semanas después, uno de los familiares quería que me arrestaran por tener este poder mesmérico, como lo llamaban.

La prueba estaba, y yo simplemente produje la evidencia de la Palabra de Dios de que estábamos viviendo en los últimos días, y de acuerdo con Hechos 2, en los últimos días el Señor había prometido derramar el Espíritu de Dios sobre toda carne, y los niños y las niñas profetizarían.

Y mientras tanto, fue mediante esa niña –el Espíritu de Dios vino sobre esta niña- que fuimos dirigidos a Toledo cuando lo hicimos. Cuando bajo la influencia del Espíritu, ella apuntó su dedo directamente hacia mi, y entonces hacia Toledo, y mediante el Espíritu de profecía dice, “Ve a Toledo”; y dado que esto estaba de acuerdo con Hechos 2: “tus hijos y tus hijas profetizarán”; y conociendo la familia –poniendo a prueba la vida- no dudamos en ir.

Se nos dijo al mismo tiempo que seríamos puestos en prisión en Toledo. Eso sucedió, y tuvimos la evidencia de que éramos dirigidos por el Espíritu porque lo que se había profetizado, aconteció. Dimos nuestro mensaje en la ciudad, y vinieron y nos apresaron…

Si estamos engañados, lo estamos honradamente; pero si esto es del Espíritu de Dios, queremos seguirlo... El Espíritu nos dice que escudriñemos la Palabra: nos dice que seamos fervientes, y que seamos cuidadosos acerca de nuestro régimen de alimentación; y nos dice exactamente lo que Ud. ha dicho.

Ahora bien, en cuanto a mi esposa, el Espíritu obra por medio de ella, y nosotros creemos que éste es el don de profecía que ha de ser derramado sobre toda carne. Este Espíritu nos guía a la bondad y a la pureza de vida, y no podemos entenderlo -¿por qué?- sino sólo como la Palabra de Dios ha dicho: que estas experiencias vienen como resultado de recibir la bendición del Espíritu de Dios.

Hacen circular toda clase de malos registros sobre nosotros, que son totalmente falsos. Nos sorprenden cuando los escuchamos; no hay ni una sílaba de verdad en ellos. Pero concuerdan con lo que dice la Palabra. Las primeras personas en callarnos fueron los adventistas, en la reunion campestre de Ohio.

Elena G. de White: ¿Qué grupo? Hay muchos adventistas.

R. Mackin: Los Adventistas del Séptimo Día. El año anterior, no estábamos en posesión de esta bendición en forma plena, pero habíamos llegado a tener suficiente del Espíritu de Dios que amábamos tener personas en nuestra carpa y orar con ellas –al igual que en el volumen 8, recuerda, dice:-

El tiempo ha llegado para que ocurra una reforma completa. Cuando esta reforma comience, el espíritu de oración actuará sobre cada creyente y ahuyentará de la iglesia el espíritu de discordia y lucha. Quienes no hayan estado viviendo en compañerismo cristiano serán acercados unos a otros. Un miembro que trabaja en la fila correcta conducirá a otros miembros para que se unan con él para interceder por la revelación del Espíritu Santo. No habrá ninguna confusión, porque todo estará en armonía con la mente del Espíritu. –p. 251.

Mediante esta bendición y nuestro interés en la gente, ayudamos a que 26 personas fueran a la reunión campestre que de otra forma no hubieran ido –donde pudieran obtener fuerza. Esta obra continuó hasta el fin del año pasado.


La reunión del congreso campestre

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Antes de que fuéramos al campamento donde se celebraba el congreso *no fuimos hasta el viernes*, mi esposa y otras dos señoras (mi madre y otra señora, la Hna. Edwards, una cuñada del presidente de la asociación); antes de llegar al campamento este último año, las tres buscaban al Señor. Yo había ido a la ciudad para una diligencia, y el Espíritu de Dios le dijo a ella (la Sra. Mackin) que fuera al campamento, y cantara; y que allí le diría qué cantar. Y ella lloró como un niño, y parecía que no podía soportarlo, porque el Señor le mostró la condición de nuestro pueblo, que pronto caerían las plagas y ellos no estaban listos. No se celebraba en ese momento ninguna reunión, y el Espíritu del Señor vino sobre ella cuando iba al campamento. Y (volviéndose a la Sra. Mackin) tú puedes contarle qué palabras cantaste.

Sra. Mackin: El Señor puso esta carga sobre mí. Yo no podía resistirla. ¡Yo tenía tanto deseo de relatarlo, y tantos deseos de cantar ese himno! Y no pude deshacerme de ella hasta que lo hice. "¡Oh, ore!, le dije a la Hna. Edwards. Y me detuve en el campamento y canté precisamente lo que el Señor me inspiró. El Señor *esto es lo que yo canté*:

"El viene; él viene; preparaos, preparaos".

Y entonces esa declaración de Primeros escritos [p. 71]:

"A cuántos vi llegar al tiempo de las plagas sin un refugio. Recibid el Espíritu Santo". Estas son las palabras que canté. Las canté una y otra vez. Por todo el campamento podían escucharlas, y se reunieron; pero antes de esto el Señor me mostró cómo se retorcerían las manos mientras las plagas estuvieran cayendo. El Señor puede mostrar cualquier cosa en sólo un momento, mejor de lo que él puede decírnoslo. Y así me mostró cómo se retorcerán las manos, y eso puso sobre mí una carga mayor que nunca. Bueno, eso ocurría cuando nos detuvieron.

Le pregunté a uno de los ministros, que estaba de testigo–era un hombre de Pennsylvania- “¿considera usted que se cantó tanto como para molestar una reunión campestre?” Él dijo, “nunca oí un canto semejante en mi vida. Me produjo mucha emoción.” Esto era lo que todos decían. Era en un tono de voz muy hermoso, y parecía elevarnos de la tierra. Cuando el canto es improvisado *dictado por el Espíritu* es cuando resulta más maravilloso.

Si Ud. tiene alguna luz para nosotros...

Elena G. de White: Ignoro que tenga alguna cosa especial que pueda decir. Hay algunas cosas que ocurrirán justamente al final de la historia de esta tierra, según lo que me ha sido presentado, similares a algunas de las cosas que Ud. ha expuesto; pero no puedo decir nada sobre estos puntos por ahora.

R. Mackin: ¿Hay alguna pregunta, Hno. White, o algo ahora?

W. C. White: No sé que haya otra cosa que hacer más que orar para que el Señor le dé a mi madre alguna palabra, y entonces tomarse el tiempo para que las cosas se desarrollen. Es 419 mejor, al presentarle algo a ella, explicar el asunto en forma breve y clara, y entonces tal vez tener otra entrevista más tarde.

R. Mackin: Estamos ayunando y orando. Si estamos en un engaño queremos saberlo, tanto como si estamos en lo recto.

Sra. Mackin: Nuestros hermanos piensan que ciertamente estamos en un engaño.

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Historia de Ralph Mackin – 2
LA PALABRA, NO SENTIMIENTO

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¿Cuál es la evidencia?

Reprendiendo el fanatismo



[En la primera parte de esta serie nos encontrábamos en la sala del hogar de Elmshaven, en noviembre de 1908, ante la chimenea encendida con Ralph Mackin y su esposa entrevistando a Elena G. de White en relación con la experiencia que ellos tuvieron en la que sintieron que se les había concedido el Espíritu Santo con un poder especial que los hacía hablar en lenguas, profetizar, etc. Habían llegado al punto en la entrevista donde estaban tratando el canto de la Sra. Mackin bajo el poder del Espíritu Santo.]



Elena G. de White: ¿Qué lugar es ése del cual Ud. habla, donde ocurrió el canto?

R Mackin: Mansfield, Ohio, en el congreso campestre.

Elena de White: ¿Nuestro pueblo, el pueblo que guarda el sábado?

R. Mackin: Sí, nuestro propio pueblo.

W. C. White: ¿Era esa estrofa que la Sra. Mackin cantó improvisada o era un himno conocido? [En la reunión de oración en la capilla del sanatorio el Hno. Mackin había dado su testimonio de alabanza y fue seguido por la Sra. Mackin, que cantó.]

Sra. R. Mackin: Oh, ése era uno de nuestros himnos publicados. Se halla en el nuevo himnario Christ in Song.

R. Mackin: Ud. la oyó cantar, pero apenas tiene una vaga idea de lo que es su canto cuando las palabras le son dadas por el Espíritu Santo. Lo más maravilloso es cuando ella canta: "¡Gloria!" Dice que cuando lo canta le parece estar con los ángeles en la presencia de Jesús. Repite la palabra "¡Gloria!" una y otra vez. Ella ha sido probada con el piano, y los músicos dicen que es algo extraordinario como canta en tono bajo y alto. No puede hacerlo a menos que ore en el Espíritu y un poder especial venga sobre ella.

Sra. Mackin: Nosotros no tenemos este poder; solamente lo recibimos cuando buscamos a Jesús.

R. Mackin: El Señor nos ha dado poder, Hna. White, para echar fuera demonios. Muchas personas están poseídas de demonios. Yo recuerdo una declaración que Ud. escribió hace pocos años, que muchos estaban poseídos por demonios tan ciertamente como en los días de Cristo. Cuando nosotros estamos en una reunión, y estos demonios están en la reunión, ellos pueden hacer que la gente haga cosas raras. He leído en la Biblia que cuando Jesús estaba en el templo los demonios salieron en seguida. "¡Cállate, y sal de él!" (Mar. 1:25). El Señor nos instruye a que mantengamos a la gente acostada, no sea que los demonios los arrojen al suelo cuando salen de ellos. Nos dimos cuenta al principio, cuando empezamos a reprender a estos demonios, que a menudo cierran los ojos de las personas, y a veces las hacen ladrar como un perro, y que saquen la lengua; pero al continuar reprendiéndolos, los ojos se abren, se calman, y los demonios...

Ahora bien, es por el don del Espíritu como el Señor nos dice que los demonios se han ido, que se han ido todos. Una señora en particular tenía seis demonios, y decía que ella sintió cuando salieron; parecía que la tiraban de todas partes del cuerpo.

Pero nuestros hermanos dicen que no podemos estar en los últimos días; nosotros, en cambio, hallamos que esto coincide precisamente con lo que el Salvador dijo en el último capítulo de Marcos, en esa gran comisión: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas" (Mar. 16:17), etc.

Sra. Mackin: Nosotros tampoco recibimos todas estas cosas de una vez.

R. Mackin: Lea los últimos versículos de Marcos: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén". Nuestra experiencia, según lo podemos discernir, está corroborada por la Biblia. Aquí hay algo que quisiera leer [el Hno. Mackin leyó párrafos, incluyendo el siguiente, de un artículo de la Review and Herald, escrito por la Hna. White, publicado en el número del 11 de abril de 1899, y titulado: "El congreso campestre de Newcastle"]:

Durante la noche del primer sábado de la reunión de Newcastle, yo parecía estar en la reunión, presentando la necesidad y la importancia de que recibamos el Espíritu. Esta era la preocupación de mi labor: la apertura de nuestros corazones al Espíritu Santo.

[El taquígrafo no tomó ninguna nota acerca del lugar exacto donde el Hno. Mackin comenzó a leer este artículo, y dónde dejó de leer; pero por lo menos fue leída una porción considerable del mismo.]


¿Cuál es la evidencia?

[Inicio de esta sección]

R. Mackin: En relación con la recepción del poder de lo alto, hay una pregunta que me parece tan pertinente ahora como en los días de los apóstoles: ¿Cuál es la evidencia? Si lo recibimos, ¿no tendrá los mismos efectos fisiológicos sobre nosotros que tuvo en aquel tiempo? Puede esperarse que hablemos como el Espíritu nos dé capacidad de hacerlo.

Elena G. de White: En lo futuro tendremos muestras especiales de la influencia del Espíritu de Dios, especialmente en ocasiones cuando nuestros enemigos sean más poderosos contra nosotros. Vendrá el tiempo cuando veremos algunas cosas extrañas; pero precisamente de qué manera si similares a algunas de las experiencias de los discípulos después de recibir el Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo*, no puedo decirlo.

R. Mackin: Oraremos continuamente al Señor acerca de esto, y le pediremos que le dé luz al respecto de manera que le dejo nuestra dirección, y si Ud. tiene algo para nosotros después de esto, nos alegraremos de recibirlo.

W. C. White: Uds. probablemente pasarán aquí unos pocos días, ¿no es así?

R. Mackin: Si el Espíritu Santo nos dice que nuestra obra ya está hecha, seguiremos viaje; si él nos dice que nos quedemos, nos quedaremos. Él nos dirige. Al presentar yo este mensaje a diferentes congregaciones, el Espíritu de Dios ha testificado en favor de él, y muchos lloraban y decían: "Oh, necesitamos poder, necesitamos ayuda, y éste es el poder prometido, y busquemos a Dios".

Sra. Mackin: La verdadera prueba es amor (1 Cor. 13).

R. Mackin: Satanás quiere obstaculizar esta obra. Estamos sellados por el Espíritu Santo de la promesa. Yo lo tomo de Primeros escritos [pp. 37-38]. Cuando los ángeles están por soltar los cuatro vientos, Jesús mira con misericordia al remanente, y con las manos elevadas exclama: "¡Mi sangre, Padre, mi sangre, mi sangre, mi sangre!" Él lo repite cuatro veces; pues su pueblo está todavía sin sellar. Él comisiona entonces a un ángel para que vuele rápidamente hacia los cuatro ángeles que sostienen los cuatro vientos con el mensaje: "¡Retened! ¡Retened! ¡Retened! hasta que los siervos de Dios estén sellados en la frente". Y cuando yo presento esto delante de la congregación, los más fervientes y consagrados son los que mayormente parecen quedar afectados.

La Hna. White entonces comenzó a hablar, y continuó durante una media hora. Relató un incidente tras otro relacionado con sus primeras labores poco después que pasó la fecha de 1844. Sus experiencias con 423 formas desacostumbradas de error en aquellos días, la indujeron años más tarde a sentir temor de cualquier manifestación que tuviera sabor a espíritu de fanatismo.

Mientras la Hna. White continuaba, contó de algunas personas que hacían extraños movimientos con el cuerpo, y de otros que eran gobernados mayormente por sus propias impresiones. Algunos pensaban que era malo trabajar. Otros aun creían que los justos muertos habían resucitado para vida eterna. Unos pocos trataban de cultivar un espíritu de humildad arrastrándose sobre el suelo como niñitos. Algunos danzaban y cantaban "Gloria, gloria, gloria, gloria", en forma repetida. A veces una persona solía saltar reiteradamente sobre el piso, con las manos levantadas, alabando a Dios; y esto seguía haciéndose por una media hora seguida.

Entre los que tomaban parte en estas formas extraordinarias de fanatismo, se hallaban algunos que una vez habían sido fieles, hermanos y hermanas temerosos de Dios. Las contorsiones extrañas del cuerpo y la mente eran ejecutadas hasta un grado tal, que en unos pocos lugares los representantes de la ley se veían obligados a contenerlos llevándolos a la cárcel. En esta forma la causa de Dios caía en desprestigio, y se requerían años para deshacer la influencia que tales exhibiciones de fanatismo tenían sobre el público en general.

La Hna. White contó además cómo ella era llamada repetidamente a hacer frente en forma directa, a este fanatismo y a reprenderlo severamente en el nombre del Señor. Destacó el hecho de que nosotros tenemos una gran obra que hacer en el mundo, que nuestra fuerza ante la gente descansa en el poder que acompaña a una clara presentación de la Palabra del Dios vivo. La ley de Jehová debe ser exaltada y hecha honorable, y los diversos rasgos del mensaje del tercer ángel deben ser claramente presentados ante el pueblo para que todos tengan la oportunidad de escuchar la verdad para este tiempo y decidir si obedecen a Dios antes que a los hombres.

Si como iglesia diéramos lugar a alguna forma de fanatismo, las mentes de los no creyentes se desviarían de la Palabra viva a las acciones de los hombres mortales, y aparecería más de lo humano que de lo divino. Además, muchos se disgustarían por aquello que para sus mentes sería antinatural y próximo al fanatismo. La proclamación del mensaje para este tiempo resultaría así tristemente obstaculizada. El Espíritu Santo obra de una manera que se recomienda a sí mismo ante el buen juicio de la gente.

En medio del relato que la Hna. White hacía de sus primeras experiencias con el fanatismo, el Hno. Mackin hizo la siguiente propuesta:

R. Mackin: Si tuviéramos ahora el espíritu de oración, y este poder viniera sobre mi esposa, ¿podría Ud. discernir si esto es del Señor o no?

Elena de White: Yo no podría decirle nada al respecto. Pero le estoy contando estos incidentes para que Ud. sepa las cosas por las cuales hemos pasado. Hemos tratado de eliminar de la iglesia este mal en toda forma posible. Hemos declarado en nombre del Señor Dios de Israel, que Dios no obra mediante sus hijos de tal forma que traiga desprestigio a la verdad, y que fomente innecesariamente profundo prejuicio y amarga oposición. En nuestra obra debemos seguir un camino directo y tratar de alcanzar a la gente donde está.


Reprendiendo el fanatismo

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R. Mackin: Yo recuerdo haber leído mucho en Testimonies for the Church, t. 1, acerca de su experiencia en reprender el fanatismo, y acerca de la causa [obra] en el este, cuando trataron de fijar el tiempo, en 1855, me parece.

Elena de White: Algunos danzaban saltando y cantando: "Gloria, gloria, gloria, gloria, gloria". A veces yo quedaba sentada en silencio hasta que habían terminado, y entonces me levantaba y decía: "Esta no es la forma en que obra el Señor. Él no hace impresiones de esta manera. Debemos dirigir la mente de la gente a la Palabra como fundamento de nuestra fe".

Yo era sólo una niña en ese tiempo; y sin embargo tenía que presentar mi testimonio repetidamente contra estas formas extrañas. Y desde ese tiempo he tratado de ser sumamente cuidadosa para que nada de esta especie se produzca de nuevo entre nuestro pueblo. Cualquier manifestación de fanatismo aparta la mente de la evidencia de la verdad: la Palabra misma.

Ud. puede seguir una conducta consecuente, pero los que sean influenciados por Ud. pueden seguir una conducta muy inconsecuente, y como resultado tendríamos bien pronto nuestras manos llenas de algo que haría casi imposible dar a los no creyentes la debida impresión de nuestro mensaje y nuestra obra. Debemos ir a la gente con la sólida Palabra de Dios; y cuando ellos reciban esa Palabra, el Espíritu Santo puede venir; pero siempre viene, como lo dije antes, en una forma que se recomienda a sí mismo al juicio de la gente. En nuestra forma de hablar, de cantar, y en todos nuestros ejercicios espirituales, debemos revelar esa calma, dignidad y piadoso temor que mueve a todo verdadero hijo de Dios.

Hay constante peligro de permitir que algo llegue a nuestro medio y que lo consideremos como la obra del Espíritu Santo, pero que en realidad sea el fruto de un espíritu de fanatismo. Mientras permitamos al enemigo de la verdad que nos induzca a un método equivocado, no podremos esperar que alcanzaremos a los honestos de corazón con el mensaje del tercer ángel. Debemos ser santificados por medio de la obediencia a la verdad.

Tengo miedo de cualquier cosa que tenga la tendencia a desviar la mente de las sólidas evidencias de la verdad como ésta se revela en la Palabra de Dios. Lo temo; lo temo. Debemos colocar nuestras mentes dentro de los límites de la razón, para que el enemigo no entre de tal manera que introduzca el desorden en todas las cosas. Hay personas de temperamento excitable que son conducidas fácilmente al fanatismo; y si permitiéramos que entre en nuestras iglesias cualquier cosa que conduzca a tales personas al error, pronto veríamos estos errores llevados a grandes extremos; y entonces, debido a la conducta de estos elementos desordenados, descansaría una afrenta sobre todo el cuerpo de los adventistas del séptimo día.

He estado estudiando cómo dar a publicidad de nuevo por la prensa, algunas de estas primeras experiencias, de manera que un mayor número de nuestro pueblo esté informado; porque por mucho tiempo he sabido que el fanatismo se manifestará de nuevo en diferentes formas. Debemos fortalecer nuestra posición extendiéndonos en la Palabra, y evitando todas las rarezas y las extrañas genuflexiones que algunos captarían muy pronto y practicarían. Si permitiéramos que la confusión entrara en nuestras filas, no podríamos organizar nuestra obra como debiéramos. Estamos tratando de unirla y organizarla ahora de la mejor forma posible.

Pensé que debía relatarle estas cosas a Ud.

R. Mackin: Bueno, lo que Ud. ha declarado no corresponde con nuestra experiencia. Nosotros hemos sido muy cuidadosos en este asunto, y hallamos que la experiencia por la cual pasamos, y que hemos tratado esta mañana de bosquejar brevemente para su conocimiento, cuadra exactamente con la experiencia de los siervos de Dios de antaño como se da en la Palabra.

Elena G. de White: Durante los años del ministerio de Cristo sobre la tierra, mujeres piadosas ayudaron en la obra que el Salvador y sus discípulos hacían. Si los que se oponían a esta obra pudieran haber encontrado alguna cosa fuera del orden regular en la conducta de estas mujeres, ello habría cancelado la obra en el acto. Pero aunque las mujeres estaban trabajando con Cristo y los apóstoles, toda la obra era conducida sobre un plano tan elevado como para estar por encima de las sombras de la sospecha. No podía encontrarse ninguna ocasión para hacer una acusación. Las mentes de todos estaban dirigidas a las Escrituras más bien que a los individuos. La verdad era proclamada inteligentemente, y en forma tan sencilla que todos podían entenderla.

Yo estoy temerosa de que cualquier cosa de naturaleza fanática sea introducida entre nuestro pueblo. Hay muchos, muchos, que deben ser santificados; pero deben ser santificados por medio de la obediencia al mensaje de verdad. Justamente hoy estoy escribiendo sobre este asunto. En este mensaje hay una hermosa consistencia que apela al juicio. No podemos permitir que elementos excitables entre nosotros se exhiban a sí mismos de una manera tal que destruyan nuestra influencia sobre los que queremos alcanzar con la verdad. Nos tomó años corregir las impresiones desfavorables que los no creyentes recibieron de los adventistas al conocer la forma extraña y malvada de obrar de elementos fanáticos que teníamos en nuestro medio durante los primeros años de nuestra existencia como pueblo separado.

R. Mackin: Ahora bien, esto que nos está dando ¿sería considerado como un testimonio dado por la inspiración del Espíritu, o es simplemente un consejo relacionado con su experiencia?

Elena de White: Estoy dándoles algo de historia.

R. Mackin: Pero Ud. no dice que eso se aplica a nuestro caso ahora, hasta que no tenga mayor luz sobre ello, ¿no es así?

Elena de White: Yo no podría decirlo, pero temo que lo de Uds. esté en esa línea, algo con lo cual me he encontrado repetidamente.

W. C. White: Son ahora las doce. ¿No les gustaría descansar antes de comer?

Elena de White: Bueno, yo no podía dejarlos que se fueran sin decir lo que he dicho. Yo diría: tengan cuidado. No permitan que aparezca nada que tenga que ver con fanatismo, y que otros representarían dramáticamente. Hay algunos que están ansiosos de exhibirse, y ellos harán algo dramático con cualquier cosa que Uds. hagan, ya sea del mismo tenor o no. Yo he sido muy cuidadosa de no suscitar cualquier cosa que sea extraña entre la gente.

R. Mackin: ¿Pero no es cierto que cuando el Espíritu Santo venga, como se declara en sus libros, muchos se volverán contra él y declararán que es fanatismo?

Elena de White: Por supuesto que lo harán; y por esta razón debemos ser muy cuidadosos. Es por medio de la Palabra *no por sentimientos ni excitación* como queremos influenciar en la gente a obedecer la verdad. Sobre la plataforma de la Palabra de Dios podemos estar en pie con seguridad. La Palabra viva está repleta de evidencia, y un poder maravilloso acompaña su proclamación en nuestro mundo.

R. Mackin: Bien, no debemos cansarla a Ud.

Sra. Mackin: ¡Alabado sea Dios!

Elena de White (mientras se pone de pie y estrecha las manos): Deseo que el Espíritu de Dios esté con Ud., y con Ud., y conmigo. Debemos ser como niñitos delante de Dios. El poder de su gracia no debe ser malentendido. Debemos tenerlo con toda mansedumbre y humildad de mente, para que Dios mismo pueda impresionar las mentes de la gente. Espero que el Señor los bendiga y les dé un sólido fundamento, y ese fundamento es la Palabra del Dios vivo.

Y así terminó la entrevista. Pero éste no es el fin de la historia. El martes 11 de diciembre por la noche, se le dio a Elena G. de White una visión que definía claramente la experiencia Mackin.

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Historia de Ralph Mackin – 3
“CALCULADO PARA DESVIAR”

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[Éste es el tercer artículo de una serie de tres que relata la historia de Ralph Mackin y su esposa, y quienes creían que el Espíritu Santo había sido derramado sobre ellos con poder especial, guiándolos a hablar en lenguas y profetizar. Los primeros dos informaron de una entrevista que los Mackin tuvieron con Elena G. de White, que fue registra taquigráficamente. En este tercer artículo, Elena G. de White relata lo que se le mostró en visión concerniente al caso Mackin.]

Reprendiendo el fanatismo

Un triste error

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La visita de Ralph Mackin y su esposa a Elena G. de White ocupó la última mitad de la mañana del jueves 12 de noviembre de 1908. Los planes eran que Elena G. de White, junto con tres miembros de su casa y de la oficina, fuera conducida por un equipo el viernes a 45 kilómetros de Healdsburg para tener servicios el sábado y el domingo. Cuando terminó la entrevista, continuó con sus tareas habituales de la semana. Entonces, a la semana siguiente, tuvo que viajar a Berkeley y realizó varias reuniones durante el fin de semana.

W. C. White le escribió al pastor A. G. Daniells, presidente de la Asociación General, ese jueves de tarde después de la entrevista:

Esta mañana, antes del mediodía, mi madre, el hermano Crisler y yo, dedicamos un par de horas a entrevistarnos con el hermano y la hermana Mackin de Findlay, Ohio. Dijeron que habían atravesado el continente para ver a mi madre. Tuve un entrevista con ellos en mi oficina ayer de mañana y les aconsejé que volvieran esta mañana para ver a mi madre. Parecían ser personas muy espirituales, pero su experiencia es algo peculiar.

Habían estado esperando y orando para que mi madre tuviera un mensaje de aliento para ellos. En esto estaban un poco decepcionados. Ella les dijo que su caso nunca se les había presentado en visión, y luego habló con ellos por media hora, indicándoles la necesidad de ser precavidos, para que no fueran desviados por sus sentimientos, creyendo que esto era dirigido por el Señor. Recién han regresado al sanatorio, diciendo que no podían decir lo que harían después, pero que seguirían las directivas del Señor. -12 noviembre, 1908.

Ese viernes, los Mackin fueron a San José, aparentemente bastante olvidados del consejo dado y de las advertencias de Elena G. de White, comenzaron a tener reuniones en ese lugar. Informaron a la iglesia de Clyde, Ohio, de que habían tenido una entrevista con la hermana White y que tenían algo bueno que decirles a su regreso.

Quizás el Señor les estaba dando a los Mackin una oportunidad para mostrar su respuesta a los fervientes consejos de Elena G. de White y también dejar que las circunstancias se desarrollen para mostrar a todos el verdadero fruto de su obra. Pronto comenzaron a surgir problemas en San José. También empezaron a llegar inquietudes sobre la entrevista al personal de Elmshaven.

El 26 de noviembre, dos semanas después de la entrevista, Elena G. de White le escribió a S. N. Haskell, presidente de la Asociación de California:

Hace dos semanas, mientras escribía, mi hijo W. C. White entró en mi habitación y declaró que había dos personas que deseaban hablar conmigo. Bajé las escaleras hasta la sala de recibo, y ahí encontré a un hombre y a su esposa que afirmaban obedecer la Palabra de Dios y creer en los testimonios. Habían tenido una experiencia inusitada durante los dos o tres años pasados. Parecían ser gente sincera.

Escuché mientras referían algunas de sus experiencias, y luego les dije algo acerca de la obra que tuvimos que hacer para enfrentar y oponernos al fanatismo poco después de transcurrida la fecha cuando esperábamos ver a nuestro Señor. Durante esos días difíciles algunos de nuestros creyentes más preciados fueron conducidos al fanatismo. Luego les dije que antes del fin veríamos extrañas manifestaciones protagonizadas por aquellos que profesaban ser dirigidos por el Espíritu Santo. Algunos considerarán como algo de mucha importancia estas manifestaciones peculiares, que no proceden de Dios, pero que están calculadas para apartar las mentes de muchos de la enseñanza de la Palabra.

En esta etapa de nuestra historia debemos tener mucho cuidado de precavernos contra todo lo que sepa a fanatismo y desorden. Debemos precavernos contra todas las manifestaciones peculiares que podrían excitar la mente de los no creyentes, y conducirlos a pensar que como pueblo nos dejamos guiar por el impulso y nos complacemos en el ruido y la confusión acompañados de conductas extravagantes. En los últimos días, el enemigo de la verdad presente producirá manifestaciones que no están en armonía con la dirección del Espíritu, sino que tienen el propósito de descarriar a aquellos que están listos a aceptar cualquier cosa nueva y extraña.

Dije a este hermano y a su esposa que la experiencia que yo había tenido en mi juventud, poco después de transcurrida la fecha de 1844, me había conducido a ser sumamente precavida en la aceptación de cualquier cosa parecida a lo que en aquel tiempo enfrentamos y reprochamos en el nombre del Señor.

No podría infligirse un daño mayor a la obra de Dios en esta época que el que le causaríamos si permitiésemos que se introdujera en nuestras iglesias un espíritu de fanatismo acompañado por conductas extrañas, que se considerarían equivocadamente como la obra del Espíritu de Dios.

A medida que este hermano y su esposa referían sus experiencias, que ellos pretendían haber tenido como resultado de haber recibido el Espíritu Santo con poder apostólico, tuve la impresión de que se trataba de una copia de aquello a lo cual habíamos tenido que hacer frente y corregir en nuestros primeros días de existencia.

Hacia el final de nuestra entrevista, el Hno. L propuso que oráramos juntos, pensando que posiblemente durante la oración su esposa experimentaría aquello que me habían descrito, y que entonces yo estaría en condiciones de discernir si eso procedía del Señor o no. No pude consentir en ello, porque se me ha indicado que cuando una persona ofrece exhibir tales manifestaciones peculiares, eso constituye una clara evidencia de que no se trata de la obra de Dios.

No debemos permitir que estos incidentes nos desanimen. De tiempo en tiempo nos veremos frente a casos tales. No demos lugar a ejercitaciones extrañas que ciertamente alejan la mente de la dirección profunda del Espíritu Santo. La obra de Dios se ha caracterizado siempre por la serenidad y la dignidad. No podemos permitirnos aprobar ninguna cosa que produzca confusión y debilite nuestro fervor con respecto a la gran obra que Dios nos ha encomendado realizar en el mundo, a fin de prepararlo para la segunda venida de Cristo. –Carta 338, 1908 (publicada en Mensajes selectos, vol. 2, pp. 46-48.

A la semana siguiente el pastor W. C. White informó al pastor Haskell en relación con la visita de los Mackin. Le contó cómo estaban seguros de que el Señor los había enviado allí, y que algunos mensajes le habían sido dados a la hermana White en relación con ellos y su obra.

Cuando Elena G. de White trató con los Mackin ese jueves de mañana, en respuesta a la inquietud de que si alguna vez la hermana White había visto en visión o tenía algún mensaje para ellos en relación con su obra especial, ella dijo que no los había visto en visión y que no tenía ninguna revelación del Señor respecto a su obra.

Continúa W. C. White,

En esa visita no pude discernir nada que pudiera alentarlos en relación con visiones en las que ellos estuvieran divinamente llamados a una labor específica. Aquí están los hechos:

(1) Ellos creían que el Señor los había llamado para hacer una obra muy especial, y que se le daría un mensaje a la hermana White que vindicara y estableciera esa obra. En esto, se equivocaron. No existía tal mensaje.

(2) Creían que la hermana White había recibido una visión sobre ellos, y que cuando estuvieran ante su presencia los reconocería.

(3) Esperaban palabras de aliento. Pero lo que recibieron fueron palabras de advertencia. En vista de esto, no pueden con justicia hacer referencia a su visita a Elena G. de White y su hijo, W. C. White, como que alentó sus reclamos de una obra y una misión especiales. –Carta de W. C: White, 2 de diciembre de 1908.

Y luego Dios habló mediante una visión dando luz en forma específica. Posiblemente fueron dos visiones, una durante la noche del 10 de diciembre y la otra unos pocos días antes. Lo que se le reveló a Elena G. de White la llevó a escribir dos cartas el viernes 11 de diciembre: una a los Mackin y una a “Nuestros hermanos en California”. Las presentaremos en ese orden. La segunda carta fue publicada en el Pacific Union Recorder [Registro de la Unión del Pacífico].


Un triste error

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Sr. Ralph Mackin y Sra.:

Querido hermano y hermana: Hace poco, en visiones de la noche [diciembre 10] se me presentaron algunos asuntos que debo comunicarles. Se me mostró que Uds. están cometiendo algunos errores lamentables. En el estudio que Uds. hacen de las Escrituras y los Testimonios han llegado a conclusiones erróneas. La obra del Señor sería grandemente malentendida si Uds. continuaran trabajando como han empezado a hacerlo, pues le dan una falsa interpretación a la Palabra de Dios y a los Testimonios impresos; y entonces tratan de llevar a cabo una obra extraña de acuerdo con la concepción que Uds. tienen de su significado. Suponen que todo lo que hacen es para la gloria de Dios, pero se están engañando a sí mismos y están engañando a otros.

Su esposa, en discursos, en cantos y en extrañas exhibiciones que no están de acuerdo con la obra genuina del Espíritu Santo, está ayudando a introducir una fase de fanatismo que haría un gran perjuicio a la causa de Dios si se le permitiera tener lugar en nuestras iglesias.

Uds. aun han supuesto que han recibido poder para echar fuera demonios. Por la influencia de Uds. sobre las mentes humanas, hombres y mujeres son inducidos a creer que están poseídos por demonios, y que el Señor los ha señalado a Uds. como sus agentes para arrojar fuera a esos malos espíritus.

Se me ha mostrado que precisamente la clase de error a la cual me vi obligada a hacer frente entre los creyentes adventistas después de que pasó el tiempo en 1844, se repetirá en estos últimos días. En nuestra experiencia temprana tuve que ir de lugar en lugar y presentar mensaje tras mensaje a grupos de creyentes desanimados. Las evidencias que acompañaban mis mensajes eran tan grandes, que los de corazón honesto recibían como verdad las palabras que se hablaban. El poder de Dios se revelaba de una manera señalada, y hombres y mujeres eran liberados de la funesta influencia del fanatismo y el desorden, y eran traídos a la unidad de la fe.

Hermano y hermana, tengo un mensaje para Uds.: Uds. están partiendo de una falsa suposición. Hay mucho del yo entretejido en sus exhibiciones. Ya es tiempo de que se detengan. Si Dios les hubiera dado un mensaje especial para su pueblo, Uds. andarían y obrarían con toda humildad, no como si estuvieran en el escenario de un teatro, sino con la mansedumbre de un seguidor del humilde Jesús de Nazaret. Ejercerían una influencia totalmente diferente de la que han estado ejerciendo. Estarían anclados en la Roca, Cristo Jesús.

Mis queridos jóvenes amigos, las almas de Uds. son preciosas a la vista del cielo. Cristo los ha comprado con su propia sangre preciosa, y yo no quisiera que estuvieran albergando una falsa esperanza y trabajando con métodos falsos. No hay duda de que Uds. están ahora en un falso camino, y les ruego, por sus almas, que no pongan por más tiempo en peligro la causa de la verdad para estos últimos días. Por amor de sus propias almas, consideren que la manera en la cual están trabajando no es la forma en que se hará avanzar la obra de Dios. El sincero deseo de hacer bien a otros inducirá al obrero cristiano a apartar todo pensamiento de introducir en el mensaje de la verdad presente cualquier enseñanza extraña que induzca a los hombres y mujeres al fanatismo. En esta época de la historia del mundo, debemos ejercer el mayor cuidado en este respecto.

Algunas de las fases de la experiencia por la cual Uds. están pasando, no sólo ponen en peligro sus propias almas, sino las de muchos otros, porque Uds. echan mano de las preciosas palabras de Cristo como se registran en las Escrituras, y a los Testimonios, para atestiguar el carácter genuino de vuestro mensaje. Al suponer que la preciosa Palabra, que es veracidad y verdad, y los Testimonios, que el Señor ha dado a su pueblo, son vuestro respaldo, están engañados. Uds. son movidos por impulsos equivocados, y están animándose a sí mismos con declaraciones que guían a error. Intentan hacer que la verdad de Dios sostenga falsos sentimientos y acciones incorrectas, que son inconsecuentes y fanáticas. Esto hace diez veces más difícil, aun veinte veces más difícil la obra que la iglesia tiene que hacer para familiarizar a la gente con las verdades del mensaje del tercer ángel. -Carta 358a, 1908 (publicada parcialmente en Mensajes selectos, vol. 2, pp. 51-52).



A nuestros hermanos en California:

Anoche se me dio instrucción para nuestro pueblo. Me parecía estar en una reunión donde se representaba la obra extraña del Hno. Mackin y su esposa. Se me dijo que era una obra similar a la que se había llevado a cabo en Orrington, en el Estado de Maine, y en varios otros lugares después del cumplimiento de la fecha de 1844. Se me pidió que hablara decididamente contra esta actividad fanática.


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Se me mostró que no era el Espíritu del Señor el que inspiraba al Hno. y a la Hna. Mackin, sino el mismo espíritu de fanatismo que siempre intenta penetrar en la iglesia remanente. Están errados en la forma como aplican las Escrituras a sus prácticas peculiares. El hecho de declarar a las personas como poseídas por el demonio, y luego orar por ellas y afirmar que expulsan los malos espíritus, constituye un fanatismo que hará caer en el descrédito a cualquier iglesia que apruebe tal obra.

Se me dijo que no debemos estimular tales demostraciones, sino que deberíamos proteger al pueblo mediante resueltas expresiones de censura contra aquello que podría manchar el nombre de adventistas del séptimo día, y destruir la confianza del pueblo en el mensaje de verdad que debe presentar al mundo. El Señor ha realizado una gran obra en favor de su pueblo al colocarlo en un terreno ventajoso. La iglesia tiene el deber de mantener viva su influencia. Las siguientes palabras tienen un contenido valioso: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5: 39). Las palabras de la inspiración, cuidadosamente estudiadas y obedecidas con oración, servirán para poner a todos plenamente en el camino de las buenas obras.

Como denominación necesitamos volvernos con más persistencia hacia Dios en busca de su dirección. Vivimos en una época impía. Los peligros de los últimos días se ciernen sobre nosotros. Debido a que la iniquidad abunda, Satanás se propone introducir toda clase de teorías engañosas entre aquellos que han procurado andar humildemente con Dios, y que desconfían de sí mismos. ¿Deben ir, personas llenas de confianza propia y fanáticas, al encuentro de estas almas humildes para asegurarles que están poseídas por los malos espíritus, y después de orar con ellas, afirmar que el demonio ha sido expulsado? Estas no son las manifestaciones del Espíritu de Dios, sino de otro espíritu.

Exhorto a cada iglesia a tener cuidado de no dejarse conducir a un punto donde piensen mal de aquellos que, debido a su desconfianza de sí mismos, teman no tener el Espíritu Santo. Hay quienes han seguido su propio modo de obrar en vez de hacer la voluntad de Dios. No han reconocido la luz que Dios les ha dado benévolamente; y debido a esto han perdido la facultad de distinguir entre las tinieblas y la luz. Numerosas personas han oído mucho con respecto a la senda que debían seguir, pero ignoran lo que Dios requiere de ellas. Su luz no brilla en términos de obras que revelan los principios de la verdad y la santidad. Es esta clase de personas la que en el tiempo de prueba aceptará falsedades y teorías erróneas como si fueran la verdad de Dios.

El pueblo de Dios ha recibido luz abundante. Que nuestra grey despierte y avance hacia la perfección. Estaréis expuestos a los errores de los instrumentos satánicos. Sobrevendrán tremendas olas de fanatismo. Pero Dios librará al pueblo que busque fervientemente al Señor. y se consagre a su servicio (Pacific Union Recorder [Informador de la Unión del Pacífico], 31 de diciembre de 1908). –Mensajes selectos, vol. 2, pp. 53, 54.

En ese momento los Mackin se perdieron de vista. Sus nombres desaparecieron de nuestros registros. Cualquier influencia, que pudieran haber tenido con los miembros de nuestra iglesia, fue socavada por las declaraciones de Elena G. de White de que se le había mostrado que no era el Espíritu del Señor el que estaba inspirando a los Mackin.

Al incluir esta serie de artículos sobre la historia de los Mackin, es oportuno observar que Elena G. de White escribió mucho en relación con el bautismo del Espíritu Santo. Ella describe los frutos de este bautismo como apacibles y unidos en forma funcional a la vida y testimonio cristiano, y no en el área de lo extático.

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CÓMO INGRESARON LOS MACKIN A LA IGLESIA DE SAN JOSÉ



Después de la publicación de los tres artículos en la Review and Herald, el Patrimonio White recibió información de la Sra. Irene Moon-Winn, quien residía en San José en ese momento, relatando cómo los Mackin tuvieron acceso a la iglesia de San José.

El pastor D. T. Fero tuvo que estar ausente el sábado 14 de noviembre y arregló, con uno de los miembros, para que se hiciera cargo del servicio. El sábado de mañana, cuando nuestro hermano que tenía que hablar ingresó a la iglesia, se encontró con un buen hombre que tenía una Biblia, el himnario Christ in Song [Cristo en cantos] y un volumen de Testimonies y cuyo nombre era Ralph Mackin.

“¿Es usted predicador?”, le preguntó.

“Oh, sí”, fue la respuesta. “Recién llego de Battle Creek”. Cuánta fortuna, según parecía, que un ministro del Este estuviera entre ellos, y por tanto fue invitado a predicar.

En su sermón, Mackin le dijo a la congregación que venía de visitar a la hermana White en Santa Elena y que su esposa había tenido allí una visión. Informó que la hermana White estaba plenamente de acuerdo con ellos, les dijo que la suya era una buena causa, y les deseaba las bendiciones de Dios. Durante el sermón sugirió que si algunos de la congregación quisieran tener una reunión de oración especial después de la reunión de la iglesia, estaría feliz de acompañarlos. Algunas personas se quedaron, y tuvieron una pequeña reunión de oración.

Cuando los miembros que habían regresado a sus hogares, volvieron a las tres de la tarde para la reunión de sociedad de jóvenes, se sorprendieron al encontrar que la reunión, bajo el liderazgo de Mackin, aún continuaba. Algunos estaban cantado, otros orando, otros gritando. Mackin anunció que habría una reunión de oración en la iglesia esa noche. La gran mayoría se volvió, y él continuó cada noche hasta el miércoles cuando el pastor Fero regresó, descubrió la situación, y concluyó con las reuniones de Mackin en la iglesia.

La Sra Winn informa que la gente “parecía pensar que

éste era un derramamiento del Espíritu Santo”. Por un tiempo, Mackin dirigió reuniones en los hogares de los simpatizantes.

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Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 1
REAVIVAMIENTOS – EL MOMENTO CUANDO DIOS Y SATANÁS TRABAJAN

Por Arturo L. White

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[En los artículos de la Review del 15 de marzo al 26 de abril de 1973. El pastor White presentó el consejo que dio Elena G. de White sobre las experiencias carismáticas. Se relaciona en forma estrecha con este consejo, el consejo sobre reavivamientos. En dos experiencias, una en Healdsburg, California, en 1885 (que se trata en este artículo), y la otra en Battle Creek, Michigan, en 1892 y 1893 (que se tratarán en los siguientes) había un marcado derramamiento del Espíritu Santo, particularmente sobre los estudiantes en los dos colegios. Algunos tildaron la experiencia como “fanatismo”. En una cantidad de comunicaciones, Elena G. de White indicó que las experiencias fueron genuinas, pero mostró que cuando Dios actúa, Satanás se introduce con un engaño. –Los editores]

Algo anduvo mal

Se suspenden las reuniones



A lo largo de los años ha habido épocas de reavivamientos especiales entre los adventistas, y la iglesia ha recibido grandes bendiciones por este medio. En relación con ellos, el fanatismo introdujo a veces su horrenda cabeza, causando incomprensión, crítica y algunos otros males. Y por eso hubo quienes, tratando de evitar lo espurio, rechazaron también lo genuino.

Vale la pena repasar los consejos que dio Elena G. de White en relación a algunos de estos reavivamientos del pasado, porque ella señala que deben producirse nuevamente en la iglesia, si ésta ha de estar preparada para recibir la lluvia tardía. También presenta claramente la forma en que Satanás actúa para neutralizar la obra de Dios. Dos de esos notables reavivamientos, acerca de los cuales existe amplia documentación, se llevaron a cabo en Healdsburg, California, en 1885, y en el Colegio de Battle Creek, en 1892 y 1893.

La experiencia de Healdsburg. La iglesia de Healdsburg fue una de las primeras de California. El hecho de que se fundara el colegio allí en 1882 hizo de ella un centro denominacional, hasta que el colegio fue trasladado a Angwin, en 1909. El colegio de Healdsburg fue nuestra segunda institución educacional y abrió el camino en lo que atañe a diversos aspectos importantes de la obra de la educación. Allí funcionó nuestro primer internado, se celebraron las primeras clases de Biblia como parte del programa regular de estudios, y se llevaron a cabo las primeras actividades industriales con participación del alumnado.

Elena G. de White compró una casa a pocas cuadras del colegio y residió allí hasta que se fue a Europa, tres años más tarde. En el verano de 1885, profundamente preocupada por el bienestar de la iglesia, dirigió fervientes llamados, invitando a los miembros a profundizar su experiencia religiosa. Pero la respuesta no estuvo a la altura de lo que ella esperaba y por la cual había orado. Deseaba fervientemente que la iglesia de Healdsburg, la iglesia con la cual se relacionaba el único centro de enseñanza de la Costa del Pacífico, triunfara y fuera un ejemplo.

A comienzos del mes de julio de 1885, Elena G. de White inició su viaje rumbo a Europa. Seis semanas más tarde el pastor E. P. Daniels (sin relación con el pastor Arturo G. Daniells), pasó el fin de semana en Healdsburg con su familia. Debido a ciertos problemas financieros, Daniels había solicitado licencia para dejar el ministerio por un tiempo y estaba dirigiendo una escuela de taquigrafía en Oakland. Daniels era algo inestable de carácter, pero buen orador y sincero. El profesor W. C. Grainger, director del colegio de Healdsburg, lo invitó a predicar el sermón del sábado de mañana.

Al informar acerca de la reunión, en una carta dirigida a Elena G. de White, Grainger escribió:

Noté que la gente se había conmovido mucho, de manera que lo invité a hablar otra vez en la tarde. Aceptó. En seguida hicimos planes para celebrar reuniones el domingo de mañana y de noche. El domingo invitó a pasar al frente a los que desearan buscar al Señor. Cuando vi que casi toda la iglesia respondió, le dije al Hno. Daniels: “¡No podemos suspender estas reuniones! ¿Qué haremos?” Me contestó que regresaría a Oakland para hacer arreglos con respecto a sus clases y que volvería y permanecería durante la semana para atender el interés despertado. De eso hace cinco semanas. El interés continúa todavía. -W. C. Grainger a Elena G. de White, 17 de septiembre de 1885.

En otros párrafos de su carta, Grainger informa:

Hemos tenido un glorioso reavivamiento en nuestra iglesia. No ha sido una obra superficial, sino que siento en forma segura que es una obra profunda y duradera. Las confesiones hechas fueron plenas y francas. El Señor nos ha dado otra oportunidad y no hemos menospreciado su misericordia. Pienso que se acercan días más brillantes para la iglesia de Healdsburg. La nube se ha levantado. –Ibíd.

Al describir las reuniones, señaló que:

No hay excitación ni demostraciones ruidosas, sino una tranquila y ferviente búsqueda de Dios. Nunca presencié un movimiento más ferviente que éste. Se han solucionado todos los antiguos problemas sin más presión que la predicación directa de la Palabra de Dios. –Ibíd.

Termina su carta con la noticia que

Hay tiempos mejores en el internado y en el colegio. La gloria sea para Dios. Oro porque Dios nunca permita que otra nube nos oscurezca otra vez. Ha habido un buen número de conversos. Entre los que se han unido a la iglesia se encuentran la madre y el primo de mi esposa. -Ibíd.

Alguien más, I. L. Decker, le escribió a Elena G. de White informando:

¡Oh, qué despertar tuvo esta iglesia! El Espíritu del Señor ha estado con él [E. P. Daniels] con fuerza y poder hasta que todos en el lugar sentimos la presencia y no pudimos resistirla. Viejos pecadores endurecidos, que habían resistido durante toda sus vidas, se quebrantaron. –Carta a Elena G. de White, 7 de septiembre de 1885.

Decker informa posteriormente que había reuniones para los niños, reuniones para los ancianos y reuniones para los jóvenes, todas en forma simultánea. Otros también dieron informes similares del reavivamiento.


Algo anduvo mal

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Pero algo anduvo mal y, pocos meses más tarde, cuado Elena G. de White estuvo en condiciones de evaluar la situación, y Dios le dio luz al respecto, escribió lo siguiente a la Iglesia de Healdsburg:

El Señor hizo su obra entre ustedes, y Satanás que está siempre activo, buscando la oportunidad favorable, se ha introducido y ha mezclado fanatismo con la obra de Dios, para sembrar cizaña junto con la buena simiente -Carta 21, l886, a la Iglesia de Healdsburg.

Además, añadió esta advertencia:

Necesitamos vivir muy cerca de Jesús para discernir lo precioso de lo espurio. -Ibíd.

Si bien Dios pudo usar al pastor Daniels en forma efectiva, Satanás también aprovechó algunas de sus debilidades. Elena G. de White se refirió a ellas cuando dijo:

[El pastor Daniels] es apresurado; sus sentimientos son fuertes y actúa en forma impulsiva... No es perfecto. Pero yo sé cómo lo considera Dios: un hombre con disposición a errar, impulsivo, pero que ama y teme a Dios y que puede alcanzar los corazones si cuenta con consejeros en quienes pueda tener confianza para que lo ayuden. -Carta 10, 1885, escrita al dirigente de una asociación el 4 de noviembre de 1885.

Desgraciadamente, puesto que el reavivamiento había comenzado bien, Daniels se infatuó con el éxito que debería haber sido sólo para gloria de Dios. No hay evidencias de excesos. No se informó que se produjeran éxtasis tales como hablar en lenguas. Pero se introdujeron factores que carecían de equilibrio. A impulsos del fervor, afloraron ciertos conceptos particulares. Daniels, por ejemplo, no estaba de acuerdo con las ofrendas de la escuela sabática. Presentó el asunto con un énfasis cargado de excitación. Como resultado de ello, algunos hermanos comenzaron a manifestar sentimientos contrarios a la organización. Se celebraron algunas reuniones a las que solamente podían asistir los que, según ellos, habían experimentado las bendiciones del reavivamiento.

Otro asunto que perturbó bastante la atmósfera fue el hecho de que Daniels aceptara dinero de hermanos entusiasmados con el reavivamiento, en circunstancias que tenía fama entre sus colegas de ser bastante descuidado en sus asuntos financieros.


Se suspenden las reuniones

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No es extraño entonces que cuando los informes acerca de esos sucesos llegaron a oídos de los dirigentes de la asociación, algunos de ellos fueran a Healdsburg. Estudiaron el caso, hablaron con Daniels y decidieron suspender las reuniones. La crisis estalló. Daniels aceptó el consejo de sus hermanos, pero una buena parte de la iglesia quedó resentida.

Cuando Elena G. de White se enteró en Europa en qué forma habían sido suspendidas las reuniones, escribió lo siguiente a los dirigentes de la asociación:

Con respecto al pastor [E. P:] Daniels debo decir que es finito; no es infalible. Pero hay una disposición muy arraigada a juzgar a los demás. Los que actúan así no toman en cuenta que Dios obra por medio de quien quiere. Se debe ver a Cristo oficiando por medio de su siervo. El gran mal es que la mente se torna estrecha y pierde de vista al principal Obrero; se echa mano del instrumento y se decide que la gente no puede recibir beneficios a menos que los hábitos y los modales del obrero estén exactamente de acuerdo con un molde preestablecido. Tratan al predicador solamente como un hombre, no como un mensajero a quien Dios puede usar para entregar un mensaje o realizar cierta tarea.

Dios ha elegido al hombre para realizar cierta obra. Su capacidad mental puede ser débil, pero ello pondrá en evidencia que es Dios quien obra. Puede que no sea elocuente, pero eso no es prueba de que no tiene un mensaje de Dios. Su conocimiento puede ser limitado, pero en muchos casos, Dios puede obrar con su sabiduría mediante un agente tal, y puede verse que el poder es de Dios, más que a través de alguien que posee habilidades naturales y adquiridas y que lo sabe y tiene confianza en sí mismo, en su juicio, en su conocimiento, y en su forma de expresarse. –Carta 76, 1886.

Luego Elena G. de White explicó,

Pero E. P. Daniels es un orador aceptable. Se me ha mostrado sin embargo que su juicio no es certero y por eso necesita que se lo aconseje. Pero es un hombre que puede llegar muy cerca del corazón de la gente, posee simpatía y realiza esfuerzos personales capaces de atravesar las barreras levantadas alrededor de las almas para contrarrestar la influencia de la verdad. Dios obra por medio de instrumentos frágiles sin que se note su presencia. -Ibíd.

En otra ocasión Elena G. de White expresó el deseo de que se produjeran muchos reavivamientos similares:

Una obra semejante a la que espero se haya hecho en Healdsburg debería realizarse en cada iglesia del país, mediante métodos y medios que no imaginamos todavía. Que esta obra avance en todas partes. Que los pecados sean confesados. Que las inquietudes sean reveladas. Que se extienda lejos y cerca. Esta obra se hará. -Carta 10, 1885.

Con respecto a estos reavivamientos, escribió estas sorprendentes palabras:

Los hombres pueden oponerse porque no se desarrolla como lo esperan. El fanatismo también se manifestará, como siempre ha ocurrido cuando Dios obra. La red juntará en sus mallas peces malos y buenos, pero ¿quién se atrevería a arrojar por la borda toda la pesca porque no todos los peces son buenos? Estoy profundamente preocupada por este asunto. No dudo que el pastor Daniels cometió algunos errores, pero ¿ha sido su error de tal naturaleza que lo haga indigno de ocupar un lugar entre el pueblo de Dios? -Ibíd. (La cursiva es nuestra).

Elena G. de White, al repasar la experiencia de Healdsburg, nos da algunos consejos y pautas que podrían sernos útiles en lo futuro. En una carta sin fecha, escrita a los dirigentes de la iglesia en California, a principios de 1886, afirma:

Quisiera decirles que no estoy de acuerdo con la forma que se ha tratado el asunto. No voy a negar que algunos fanáticos interfirieron la obra que se estaba haciendo. Pero si ustedes proceden en lo futuro como lo han hecho ahora, puedo asegurarles algo: van a condenar la obra de la lluvia tardía cuando se produzca. Porque en ese momento verán mayores evidencias de fanatismo.

Creo que la obra en Healdsburg fue genuina. Creo que el Espíritu de Dios produjo profundos cambios. Creo que los que no estaban consagrados y convertidos sintieron la necesidad de pasar al frente. El enemigo siempre obra mediante aquellos que tienen mentes desequilibradas y caracteres imperfectos. No creo que el pastor [E. P.] Daniels se comportara sabiamente en todas las cosas, y que habría un nuevo capítulo en la experiencia de los obreros si no se cometiera algún error en alguna cosa...

Cada vez que se realice un esfuerzo en la obra de Dios, Satanás estará allí para hacerse notar, ¿pero será la obra de los ministros levantar la mano y decir: Hasta aquí no más; ésta no es la obra de Dios?...

Me gustaría que se dieran cuenta de cuán delicado y peligroso es este asunto de inmiscuirse en la obra de Dios, a menos que dispongan de luz del cielo para guiarlos en sus decisiones...

Temo que hayan contristado al Espíritu de Dios. Los frutos de la obra realizada en Healdsburg eran buenos, pero se manifestó lo espurio junto con lo genuino. Entonces se necesitaban hombres de discernimiento, de mente serena y equilibrada, para actuar en momentos de peligro e indiscreción, y para ejercer una influencia modeladora sobre la obra. Ustedes podrían haber hecho eso. -Carta 76, 1886 (La cursiva es nuestra).

En esa época escribió a algunos amigos de Healdsburg y volvió a referirse al reavivamiento suspendido. Lo que sigue, resume lo que escribió a varias personas:

Con respecto a las reuniones de reavivamiento celebradas en Healdsburg, puedo decir que ciertamente sus frutos ponían en evidencia que eran obra de Dios; pero en todo reavivamiento Satanás se aprovecha de personas no consagradas, con poca o ninguna experiencia en la vida piadosa. Estos elementos procurarán destacarse y en tales ocasiones causarán la impresión de ser los más decididos, celosos y entusiastas.

Precisamente aquellos a quienes no se les puede confiar ningún cargo, se manifiestan dispuestos a desempeñar cualquier responsabilidad, como si fueran hombres y mujeres que han ganado reputación por su vida abnegada, de sacrificio propio y devoción, y fueran capaces de tomar decisiones importantes y de dirigir la iglesia.

Depositar la confianza en éstos, sería como confiar los barcos grandes en las manos de los niños para que los dirijan en el gran océano. Tales personas necesitan la gracia transformadora de Cristo diariamente, con el propósito de llevar fruto para la gloria de Dios. “Aprended de mí”, dijo Cristo, “que soy manso y humilde de corazón”. Tales personas nunca han aprendido esta lección. Si se vistieran con el yugo de Cristo y llevaran sus cargas, entonces comprenderían mejor que deberían ayudar y bendecir a otros.

Supongo que personas de este tipo eran precisamente las más activas en las reuniones de Healdsburg. Por lo que se me ha mostrado, deduzco que eran precisamente esas personas las que participaban de las reuniones privadas que se celebraban sólo para “los que pertenecían plenamente al Señor”. Sé de qué estoy hablando, porque se me han presentado claramente varias veces estos asuntos. No obstante, podría decir a mis hermanos y hermanas de Healdsburg que yo creo que el Espíritu de Dios hizo su obra entre ustedes.

Retengan todo lo que es bueno. No tengan un espíritu farisaico; no se exalten ni confíen en si mismos. Cuanto más bajo se pongan a los pies de la cruz, más distinguirán y más preciosos serán sus puntos de vista de Cristo, nuestro Redentor. La gracia que tanto anhela cada uno que profesa ser un seguidor de Cristo es mansedumbre, humildad, humildad de mente. Una visión de Jesús deja ir con el viento la importancia propia…

Tengo un profundo interés por la iglesia en Healdsburg. Su prosperidad depende del correcto asidero que tienen de Jesús. La presencia de la piedad personal en el hogar les hablará de su propio carácter, del carácter de sus hijos, y de su comportamiento con los animales que tienen. -Carta 9, 1886.

Al recordar estos incidentes bien podemos unirnos a Elena G. de White en este comentario:

No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 443). –Notas biográficas, p. 216.



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Reavivamientos –el momento cuando Dios y Satanás trabajan - 2
REAVIVAMIENTO EN BATTLE CREEK

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¿Qué anduvo mal?

Tiempo de luz y tinieblas



Al iniciarse el año escolar de 1892-1893 en el Colegio de Battle Creek, los miembros del personal parecían percibir que sería un año con un significado especial. W. W Prescott, el rector del colegio, informó que cuando se llevó a cabo la primera reunión como facultad, antes del inicio del año escolar “sentimos que había llegado el momento en que debía hacerse un cambio en nuestra labor… Por tanto, asumimos la tareas de este año con la expectativa de que Dios nos bendeciría en una forma especial y que honraría nuestra fe con poder y éxito inusuales en la tarea”.

En esta situación, los profesores emprendieron su tarea con la convicción de que “cada oportunidad debe ser usada de la mejor manera posible”. En poco tiempo la facultad tuvo que enfrentar los problemas usuales de disciplina. Fue en medio de su preocupación por cómo tratar con cuatro estudiantes que habían desobedecido las normas de la escuela, que se inició el reavivamiento. El martes 29 de noviembre por la tarde, dos estudiantes involucrados en la disciplina, al comienzo de la hora de estudios, después de una lucha considerable en sus corazones y bajo la influencia del Espíritu de Dios, se rindieron completamente a Dios. Uno de los jóvenes había estado en la escuela por varios años y era un infiel declarado. El otro joven había rehusado en forma persistente cada invitación a vivir la vida cristiana. Los dos vivían en dormitorios diferentes y ninguno sabía de la experiencia del otro. Ninguno de los estudiantes en el colegio, conocían la experiencia.

Prescott explica:

Parece que descendió sobre los estudiantes en sus cuartos privados durante la hora de estudio de la tarde, en ese momento, estos jóvenes sintieron la influencia, no pudieron resistir un espíritu como ese. Fueron impulsados a dejar sus cuartos y a buscar ayuda. Algunos estuvieron por un tiempo en gran angustia mental. Los maestros que estaban cerca fueron inmediatamente a ayudar a quienes lo desearan.

El rector dice posteriormente que:

Por varias horas ninguna otra cosa ocupó la atención de los profesores y los estudiantes. Sin ningún arreglo previo, se dispusieron reuniones de oración en los cuartos privados y en el recibidor, y uno tras otro se rindió a la influencia del Espíritu.

Prescott estaba ausente, visitando el Colegio de Walla Walla, del que también era rector. Pero bajo la orientación de los profesores del lugar, la obra de reavivamiento “continuó hasta la medianoche y concluyó con cantos que salían de lo más profundo del corazón, ‘Alabemos a Dios, de quien proceden todas las bendiciones’”.

Es muy interesante, que el correo de esa tarde trajo algunos artículos de la hermana White, quien estaba en Australia. En ausencia del rector, fueron entregados a la Sra. Prescott, quien los leyó y los envió al colegio para que los leyeran en la capilla al día siguiente. Estos mensajes fueron de los más oportunos, y la obra de reavivamiento continuó. Las clases se suspendieron, y como Prescott informa, “el poder de Dios estaba presente en una forma señalada”.

Y continúa:

Aquellos que se habían mantenido por largo tiempo en el pecado parecían listos a responder a la invitación para aceptar a Cristo y rendirse al servicio de Dios. No había excitación, pero se podía discernir la influencia profunda del Espíritu de Dios.

Por varios días la obra de reavivamiento se hizo cargo del programa escolar, y Prescott informa:

La obra fue seguida con tal instrucción, pública y privada, como la situación parecía demandarlo, y los resultados generales parecían permanentes. Así la obra avanzó hasta que regresé de Walla Walla.

Los servicios de la capilla se extendían a veces por cuatro horas, y los períodos de adoración de la tarde continuaban hasta las diez de la noche.

“Nunca supe de una experiencia similar”, declaró Prescott. “Todos la reconocían como la obra del Espíritu, la cual mientras convencía de pecado, también consolaba. Nadie se rindió al desaliento, pero había tal hambre y sed por la justicia como no se había experimentado en nuestro medio”.

Y entonces declara: “Desde entonces, la obra avanzaba continuamente, había un aferrarse de Dios tal como nunca antes había visto”.

Mientras el informe continúa, relata de las reuniones regulares que se tenían en Battle Creek, incluso durante las vacaciones de fin de año. Prescott registró las experiencias de los estudiantes durante las vacaciones al “visitar a las iglesias del estado, esforzándose por llevar a otros la luz y la bendición que ellos mismos habían recibido”.

El rector y los miembros de su facultad estaban muy gozosos, y el rector declaró:

Sentimos que ahora podíamos avanzar en la obra como nunca antes. Los maestros están unidos en su obra, y los maestros y estudiantes están unidos con vínculos tales como nunca los habían unido. Estoy seguro que éste será el inicio de una experiencia que crecerá más y más en su luz hasta que el día sea perfecto”.


¿Qué anduvo mal?

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Lamentablemente, el optimismo de Prescott no se cumplió, y uno bien puede preguntarse porqué. Oh, si, los efectos del reavivamiento se percibieron hasta comienzos de 1893 y durante la sesión de la Asociación General de ese año y luego se apagó. En ausencia de registros, volvemos a los comentarios que Elena G. de White escribió en 1893 y 1894. Dios envió a su ángel para darle la información. Se lo puede resumir, de alguna manera, en un comunicado escrito en 1893 y dirigido “A los maestros y estudiantes de nuestro Colegio en Battle Creek y que están en todas nuestras instituciones educativas”

Se inicia con estas palabras:

Se ofrecieron muchas oraciones por el derramamiento del Espíritu Santo, y recientemente ha habido demostraciones de alegría de corazón en aquellos que han buscado intensamente y en forma indivisa a Jesucristo, el Cordero que murió desde la fundación del mundo. Ha habido en su medio arrepentimiento y confesión de pecado, con un verdadero remordimiento del alma. Había un sentido del sacrificio completo, y un darse cuenta del cumplimiento de la promesa en el perdón, en la transferencia del carbón encendido del altar del sacrificio y que toca los labios, el cual era la promesa de perdón. Los labios manchados de pecado estaban expresando las más elevadas alabanzas. ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna, en las alturas!...

¿Pero qué han dado a cambio nuestros jóvenes al Señor? ¿Fue como lo que pasó con el pueblo de Israel en la más solemne ocasión descripta en Éxodo? Moisés había ascendido la montaña para recibir instrucciones del Señor, y toda la congregación debía de estar en actitud de humildad ante Dios; pero en lugar de eso, ellos comieron, bebieron y se levantaron a jugar. ¿Ha sucedido una experiencia similar en Battle Creek? ¿No han perdido muchos su sostén en Dios? La práctica de juegos de fútbol, ¿llevó a los participantes a tener una relación más estrecha con Dios?

En las horas de la noche, se me han dado mensajes para que les dé a ustedes en Battle Creek, y a todas nuestras escuelas. Mientras que es la orden de Dios de que se ejerciten las facultades físicas al igual que las mentales, el ejercicio físico debe asemejarse en sus características y armonizar con las lecciones dadas por Jesucristo a sus discípulos. Lo que se ha dado al mundo debe verse en las vidas de los cristianos, para que en la educación y el entrenamiento propio las inteligencias celestiales no tengan que registrar en los libros que los estudiantes y los maestros en nuestras escuelas son “más amantes del placer que de Dios”. –Manuscrito 51, 1893.

El último párrafo y los consejos que le siguen pueden encontrarse en Fundamentals of Christian Education, pp. 220-230.


Tiempo de luz y tinieblas

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Se hace otra referencia a la experiencia de Battle Creek, que se parece bastante a lo que fue escrito en el momento de la experiencia de Healdsburg. Esta declaración inicia el capítulo de Mensajes selectos, vol. 1, que empieza en la página 150, titulado “La protección de la nueva experiencia”.

Y dice:

Después del derramamiento del Espíritu de Dios en Battle Creek, quedó demostrado en el colegio que una ocasión de gran luz espiritual es también una ocasión de tinieblas espirituales equivalentes. Satanás y sus legiones de instrumentos diabólicos están en el campo de batalla acosando con su poderío a todas las almas para dejar sin efecto las lluvias de gracia que han descendido del cielo con el fin de reavivar y despertar las energías dormidas, para ponerlas decididamente en acción a fin de impartir lo que Dios ha impartido. Si todas las almas que entonces fueron iluminadas hubieran ido inmediatamente a trabajar para impartir a otros lo que Dios les había dado precisamente con aquel propósito, más luz hubiese sido dada, y se hubiera conferido más poder. Dios no le da luz solamente a una persona, sino para que ella pueda difundir la luz y para que él sea glorificado.

En todos los siglos, las ocasiones de reavivamiento espiritual y de derramamiento del Espíritu Santo han sido seguidas por las tinieblas espirituales y la corrupción prevaleciente. Tomando en cuenta lo que Dios ha dado en forma de oportunidades, privilegios y bendiciones en Battle Creek, la iglesia no ha hecho un honroso progreso al efectuar su obra, y la bendición de Dios no descansará sobre la iglesia dándole más luz todavía hasta que se use la luz, como Dios lo ha indicado en su Palabra. La luz que brillaría con claros y nítidos rayos, se opacará en medio de las tinieblas morales. El poder agresivo de la verdad de Dios depende de la cooperación del agente humano con Dios, en piedad, en celo, en esfuerzos desinteresados para llevar la verdad de Dios ante otros. -Manuscrito 45, 1893 (énfasis añadido).

En una carta escrita en 1893, Elena G. de White da más detalles al describir lo que sucedió en el lugar y porqué. Esto es lo que escribió:

Se me han escrito cosas en cuanto a la acción del Espíritu de Dios en el último congreso [1893] y en el colegio, que indican claramente que debido a que no se vivió de acuerdo con esas bendiciones, algunas mentes se han confundido, y que lo que fue luz del cielo ha recibido el nombre de excitación. Me ha entristecido que esto se vea de esta forma. Debemos ser muy cuidadosos para no contristar al Espíritu Santo de Dios declarando que la ministración de su Espíritu Santo es una especie de fanatismo. ¿Cómo entenderemos la acción del Espíritu de Dios si ella no es revelada en forma clara e inequívoca, no sólo en Battle Creek sino en muchos lugares?

No me sorprende que alguno se confundiera con el resultado posterior. Pero en mi experiencia de los últimos 49 años, he visto muchas de estas cosas, y he sabido que Dios ha obrado de una forma notable; y nadie se atreva a decir que no es el Espíritu de Dios. Estamos autorizados para creer precisamente en eso y para pedirlo en oración, pues Dios está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que lo piden, que los padres lo están a dar buenas dádivas a sus hijos. Pero el Espíritu Santo no está para que lo use el agente humano. Está para obrar con el agente humano y para usarlo. No tengo duda de que Dios bendijo abundantemente a los alumnos del colegio y a la iglesia. Pero un período de gran luz y de derramamiento del Espíritu es seguido, con mucha frecuencia, por un tiempo de gran oscuridad. ¿Por qué? Porque el enemigo obra con todas sus energías engañosas para que pierdan su efecto las profundas motivaciones del Espíritu de Dios en el ser humano.

Cuando los alumnos del colegio se entregaron a sus juegos de competencia y al fútbol, cuando se dejaron absorber por las diversiones, Satanás vio propicia la oportunidad para introducirse y dejar sin efecto al Espíritu Santo de Dios que quiere modelar y usar a los seres humanos. Si con independencia moral, todos los profesores sin excepción hubiesen cumplido con su deber, si hubiesen comprendido su responsabilidad, si hubieran permanecido íntegros delante de Dios, si hubieran usado la capacidad que Dios les había dado de acuerdo con la santificación del espíritu mediante el amor a la verdad, habrían tenido vigor espiritual y luz divina para avanzar más y más y subir por la escalera del progreso que se extiende en dirección al cielo. Es evidente que no apreciaron la luz, no caminaron en ella ni siguieron a la Luz del mundo.

Es fácil alejar la influencia del Espíritu Santo mediante la pereza, la conversación y el juego. Caminar en la luz significa mantenerse avanzando en la dirección de la luz. Si uno que fue bendecido se vuelve descuidado y desatento, y no vela en oración, si no exalta la cruz y lleva el yugo de Cristo, si su amor por las diversiones y su lucha por la supremacía absorben sus facultades o capacidades, entonces Dios no es lo primero, lo mejor y lo último en todas las cosas y Satanás se presenta para desempeñar su papel en el juego de la vida por el alma humana. Satanás puede desempeñar su papel mucho más decididamente que ellos, y puede urdir profundas estratagemas para la ruina del alma...

Los resultados posteriores a la acción del Espíritu de Dios en Battle Creek no se deben al fanatismo, sino a que los que recibieron las bendiciones no expresaron las alabanzas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Y cuando la tierra sea iluminada con la gloria de Dios, algunos no sabrán lo que es ni de dónde vino, porque aplicaron mal y tergiversaron el Espíritu que fue derramado sobre ellos. Dios es un Dios celoso de su gloria. No honrará a los que lo deshonran. Algunas personas que viven en la luz debieran haber instruido a esas almas inexpertas en la experiencia de caminar en la luz después de haber recibido la luz. Ojalá tuviera tiempo para escribir más ampliamente, pero temo no tenerlo (Carta 58, 1893). –Mensajes selectos, vol. 1, pp. 151-153.

Durante los siguientes días, Elena G. de White hizo numerosas referencias a la experiencia en Battle Creek. Lo hizo en dos artículos que preparó para la Review and Herald, una que aparece en el número del 30 de enero de 1894, y la otra en el número del 6 de febrero. El espacio de que disponemos en este artículo nos impide citarlo. Los que estén interesados pueden leerlo en los artículos de la Review publicados en Mensajes selectos, vol. 1, pp. 153-166. Ella deja bien en claro las provisiones que Dios hizo para el derramamiento del Espíritu Santo y señala los factores que obstaculizan la obra, como Dios quiere que se la realice. Ella describe al agradecido hijo de Dios, que desea retener la experiencia de la bendición especial, como uno que no sólo anda en la luz, sino que obra con diligencia por aquellos que están a su alrededor.

Luego escribió:

Si hay una cosa en el mundo en que debamos manifestar entusiasmo, que se manifieste en buscar la salvación de las almas por quienes murió Cristo. –Ibíd., p. 161.

Debe notarse que en las experiencias de reavivamiento en Healdsburg y Battle Creek, como se registra en estos artículos y se lo apoya en forma abundante con registros de esa época, no hubo experiencias extáticas liderando la recepción del Espíritu Santo –ni hablar en lenguas desconocidas. En cada caso, tanto en el testimonio de aquellos que estuvieron presentes y en el trato que le dio al asunto Elena G. de White, se indica que hay un sosiego, una obra solemne, que no se destaca por excitaciones especiales. En ambos casos el fanatismo se introdujo, y Elena G. de White indica que en cada experiencia genuina podemos esperar que haya algunos con una naturaleza fanática que se unirán y llevarán las cosas al extremo. Pero incluso en estas dos experiencias, no hubo manifestaciones de hablar en lenguas. Aquí hay lecciones para que reflexionemos.

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[Página de preguntas y respuestas]



[*] Jaime White en la Review del 4 de diciembre de 1855, declaró: “Nunca hemos estado plenamente satisfechos con el testimonio presentado a favor de las seis en punto… El tema nos había preocupado, aún no hemos tenido tiempo de investigarlo cuidadosamente”.

[†] Este tema histórico fue suministrado por uno de nuestros ministros en Wisconsin, Adriel Chilson. Mientras que no hemos identificado en forma cierta esta experiencia particular con la obra de Salomón Wellcome, hay una evidencia fuerte de que existieron muchas similitudes. El artículo de Adriel Chilson, “False Sanctification a Century Ago in Wisconsin” [La santificación falsa hace un siglo atrás en Wisconsin], será publicado en un número futuro de la Review.



no sabia que ahora creias en elena de white para citarla y utilizarla como un a fuente de informacion, lastima que solo utilizas lo que te conviene poor que si te das cuenta ella se oponia a tales manifestraciones.


por que no respondes las preguntas que he planteado en el tema??