𝐋𝐚 𝐈𝐠𝐥𝐞𝐬𝐢𝐚 (𝐄𝐬𝐩𝐨𝐬𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫𝐨)
Es presentada como corregente (1Co 6:2-3; Ap 20:6).
Participa del sacerdocio real: “nos hizo reyes y sacerdotes” (Ap 1:6).
Su servicio está ligado a la autoridad y gobierno junto a Cristo, reflejando la unión íntima con Él, su mensaje (Hch.20:24).
𝐋𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐞𝐫𝐯𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐑𝐞𝐲 (𝐀𝐩 𝟐𝟐:𝟑)
No son descritos como Esposa ni como sacerdotes.
Su identidad corresponde a los redimidos en otras dispensaciones
(Santos del AT, creyentes del tiempo de la tribulación, Israel restaurado) (Mt.24:14)
Su servicio no es de gobierno, sino de adoración, ministración y servicio directo al trono.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚
“Sus siervos le servirán” (Ap 22:3) se conecta con Ap 7:15: “sirven día y noche en su templo”.
Este servicio es litúrgico, de honra y alabanza, distinto al sacerdocio de la Iglesia.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧
Como los levitas en el AT, que no lideraban, pero sí servían en el culto, estos siervos parecen tener un rol de ministerio en torno al trono, facilitando la adoración universal.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧
Ap 21:24 menciona “las naciones que hubieren sido salvas” andando a la luz de la ciudad.
Los siervos podrían representar a esas naciones, rindiendo gloria y llevando tributo espiritual al Cordero.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐞𝐬𝐭𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐞𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨
Mt 24:14 habla de “hijos del reino” en relación con el evangelio del reino.
En el Milenio, su servicio es el de testigos perpetuos de la gracia de Dios, mostrando cómo fueron alcanzados aparte de la unidad entre Cristo y su Iglesia (1Cor. 6:17; Ef.5:30), privilegio que menospreciaron (Is,50:1; Jer.3:8) al crucificar a su Mesías Rey cuando se hizo presente.
Nótese que la Iglesia acogió al que Israel menospreció y crucificó (1Cor.2:1-2) como Testimonio de Dios y se hizo una sola carne con él (2Cor.11:2).
𝐃𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐥𝐚𝐯𝐞
La Iglesia: reina y ejerce sacerdocio.
Los siervos: sirven en adoración y ministración, como una “hueste litúrgica” que rodea el trono.
Ambos están en comunión con Dios, pero la esfera de servicio difiere: unos en autoridad, otros en servicio reverente.
El servicio de estos “hijos del reino” no es de gobierno ni de sacerdocio, sino de adoración, ministración y representación.
Son súbditos que, redimidos por la sangre del Cordero, cumplen un rol eterno de tributar gloria y servir en torno al trono, mientras la Iglesia comparte la gloria del Esposo en el área del sacerdocio y como corregente en su actividad.
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Es presentada como corregente (1Co 6:2-3; Ap 20:6).
Participa del sacerdocio real: “nos hizo reyes y sacerdotes” (Ap 1:6).
Su servicio está ligado a la autoridad y gobierno junto a Cristo, reflejando la unión íntima con Él, su mensaje (Hch.20:24).
𝐋𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐞𝐫𝐯𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐑𝐞𝐲 (𝐀𝐩 𝟐𝟐:𝟑)
No son descritos como Esposa ni como sacerdotes.
Su identidad corresponde a los redimidos en otras dispensaciones
(Santos del AT, creyentes del tiempo de la tribulación, Israel restaurado) (Mt.24:14)
Su servicio no es de gobierno, sino de adoración, ministración y servicio directo al trono.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚
“Sus siervos le servirán” (Ap 22:3) se conecta con Ap 7:15: “sirven día y noche en su templo”.
Este servicio es litúrgico, de honra y alabanza, distinto al sacerdocio de la Iglesia.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧
Como los levitas en el AT, que no lideraban, pero sí servían en el culto, estos siervos parecen tener un rol de ministerio en torno al trono, facilitando la adoración universal.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧
Ap 21:24 menciona “las naciones que hubieren sido salvas” andando a la luz de la ciudad.
Los siervos podrían representar a esas naciones, rindiendo gloria y llevando tributo espiritual al Cordero.
𝐒𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐞𝐬𝐭𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐞𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨
Mt 24:14 habla de “hijos del reino” en relación con el evangelio del reino.
En el Milenio, su servicio es el de testigos perpetuos de la gracia de Dios, mostrando cómo fueron alcanzados aparte de la unidad entre Cristo y su Iglesia (1Cor. 6:17; Ef.5:30), privilegio que menospreciaron (Is,50:1; Jer.3:8) al crucificar a su Mesías Rey cuando se hizo presente.
Nótese que la Iglesia acogió al que Israel menospreció y crucificó (1Cor.2:1-2) como Testimonio de Dios y se hizo una sola carne con él (2Cor.11:2).
𝐃𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐥𝐚𝐯𝐞
La Iglesia: reina y ejerce sacerdocio.
Los siervos: sirven en adoración y ministración, como una “hueste litúrgica” que rodea el trono.
Ambos están en comunión con Dios, pero la esfera de servicio difiere: unos en autoridad, otros en servicio reverente.
El servicio de estos “hijos del reino” no es de gobierno ni de sacerdocio, sino de adoración, ministración y representación.
Son súbditos que, redimidos por la sangre del Cordero, cumplen un rol eterno de tributar gloria y servir en torno al trono, mientras la Iglesia comparte la gloria del Esposo en el área del sacerdocio y como corregente en su actividad.
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