Toda buena o mala acción se basa en intenciones. Son las intenciones del corazón las que nos llevan a actuar bien o mal. Así, un asesino que no ha sido descubierto puede , en apariencia, ser piedoso, buena persona, pero nosotros no podemos saber cómo es realmente esa persona( "caras vemos, corazones no sabemos" ). Dios puede ver cómo somos realmente, en nuestro corazón. Por eso dijo Cristo que quien mira a la mujer de su prójimo para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón, de la misma manera, quien injuria o difama a su hermano, es como si fuera un homicida, porque la intención es la misma, destruir, dañar, sólo que quizás en menor escala; pero esa intención es la misma que mueve a un homicida. Por eso dijo Cristo que el que llama fatuo a su hermano está expuesto al infierno de fuego. Tus amigos no creyentes pueden ser en apariencia, buenas personas, pero tú no sabes lo que hacen en secreto. Fíjate también que no sólo con un arma tú puedes causar daño: las malas intenciones pueden ser mil veces peores, la escritura dice que la boca es un mundo de maldad, lo que decimos puede hacer mucho daño, por eso dijo Cristo que lo que contamina al hombre no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.
Mat 15:10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended:
Mat 15:11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Mat 15:15 Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.
Mat 15:16 Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?
Mat 15:17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?
Mat 15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
Mat 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
Mat 15:20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
Jas 3:2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Jas 3:3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.
Jas 3:4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.
Jas 3:5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Jas 3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
Jas 3:7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;
Jas 3:8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
Jas 3:9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
Jas 3:10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Saludos.