Dios, invento del hombre o el hombre, invento de Dios.

30 Marzo 2000
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Dios, invento del hombre, o el hombre, invento de Dios.

He leído en el periódico un “pensamiento” de un hombre encumbrado en la cultura moderna. Un llamado bienhechor del “hombre”. Un científico. Un ser laureado por sus trabajos en medicina. Uno que lleva colgado de su solapa el título de Premio Novel nada más y nada menos que de medicina de 1.965. Un tal François Jacob. Una “perla”. Dice así: “Dios es una invención de los hombres para paliar su infelicidad”.

Este hombre debe haber empleado toda su vida en el estudio y en el tratamiento quizás de los males que aquejan al hombre y es reconocido como una gran lumbrera del saber. Es solo un ejemplo más de la estulticia humana, que busca el saber por caminos equivocados, cuando la persona no es aún persona. Dedica toda su vida al estudio enciclopédico y experimental para solucionar “humanitariamente” los problemas del hombre, cuando aún no tiene una idea clara de lo que es el hombre. Y, después, cuando es un ser reconocido y admirado por la sociedad actual, deja caer sus perlas de conocimiento cuando más daño pueden hacer, para vergüenza suya, dejando ver su pobreza moral y espiritual a las personas que han dejado de ser meramente hombres para ser personas, y para poner nuevas zancadillas a los hombres que están prestos a separarse de su concepción de hombres para llegar a ser personas. Alguien dijo “calumnia, que algo queda”. En este caso di una obviedad que está muy cerca de lo que cree el mundo en su mayoría, porque siembre habrá algún atontado que, partiendo de la voz autorizada que es, confirmará sus propias creencias al respecto.

Si este hombre, laureado en 1965 con el premio Novel, se hubiera dedicado al estudio del hombre, en vez de como curar las enfermedades químicas o biológicas de su cuerpo, hoy día no diría una paparruchada como esta. Pero este hombre sufre un empacho del saber y ya cree saberlo todo. Y el resto del mundo le aplaude su saber. He incita a los que son parecidos a él a perderse en el berenjenal de conocimientos científicos y biológicos en los que ha entrado la sociedad actual. Si hubiera dedicado su tiempo a conocerse a él mismo y a sus semejantes, vería o hubiera visto que el hombre es un ser muy complejo en su aspecto mental y espiritual. Pero claro, él no llega a ver el aspecto espiritual todavía, porque no ha profundizado lo suficiente en él mismo para saberlo. Este debe ser de los que dice “Me gustaría creer, pero ... no creo, no lo veo”. “Afortunado tú que crees que yo, por más que busco, no encuentro”. Y al final, dice que “todo esto es un invento para niños de pecho”.

De esta forma actúa la mente en las personas llamadas “normales”. Interiormente tiene un gran deseo de saber, de saberse. Pero este deseo es mal interpretado y desviado a conocer aspectos externos y periféricos del hombre y del mundo y no llega a descubrir sus esencias. ¿Quién desvía ese gran deseo del hombre de conocerse a sí mismo? Esta es una gran pregunta. Pues no cabe duda que es el mismo diablo que habita en cada uno de nosotros, que ante el interés demostrado por el consciente de descubrir(se), desvía la atención hacia cualquier otro aspecto del hombre y de su sociedad y engaña al consciente con logros muy bien recibidos por la sociedad y su cultura, pero que lo alejan irremediablemente de si mismo, y del conocimiento de Dios. Es un efecto parecido al que sentimos cuando nos despertamos por la mañana temprano y sentimos que hemos soñado y queremos recordar el sueño, porque algo nos dice que es importante. Cuanto más queremos recordar el sueño, más se nos olvida y desaparece de nuestro consciente. Alguien tiene interés de que esto sea así.

¿Y esto por qué? Porque en nosotros vive un agregado mental, un ser no creado por Dios y que está contra Él. Este ser dirige los pasos del hombre desde su más tierna infancia y lo lleva a donde quiere, como un pelele, como una marioneta. Es el que se hace llamar “yo”. Es el ego. Es lo que creemos más auténtico de nosotros mismos. Es algo que no somos pero que ha tomado poder en nosotros y nos lleva al desconocimiento y a la miseria humana, si no somos lo suficientemente perspicaces y lo descubrimos a tiempo. Es el que, después de muerto uno, se ríe de nosotros porque nos ha mantenido engañados toda la vida y hemos perdido la oportunidad de efectuar nuestra elevación hacia Dios. Es el que no nos deja Vivir. Es el que nos oculta la Verdad. Es el mismo demonio.

Por eso, ante el hombre dirigido por esta criatura llamada ego, Dios es un invento del hombre, pero para el hombre nuevo, que habita en lo más profundo de nosotros, que es Hijo del verdadero Dios, que sabe de todas las cosas, tanto divinas como humanas, tanto visibles como invisibles y que quiere hablarnos directamente, pero no puede porque el ego se lo impide, EL HOMBRE ES UN INVENTO DE DIOS para conseguir sus fines, que ni de sombra conocemos ni podemos hacerlo, hasta que no destruyamos nuestro propio ego y entre un poco de Luz en nuestro interior.

Bien hallados después de mis vacaciones a todos.

Un abrazo.

[]Cedesin>
 
hola Cedesin:

Aún los creyentes (como nosotros) deberíamos algunas veces detenernos a examinar el camino por el cual hemos llegado a la fé.

Porque nos puede servir para purificar la imagen de Dios que nos hemos hecho, que muchas veces está "contaminada" con muchas adherencias, o "idolatrías" en el lenguaje bíblico, que generalmente se nos pasan por alto, al ser inconscientes.

Con ese objetivo, pongo las siguientes preguntas y respuestas, para que nos animemos a pensar en estas cosas.

Y también podrá ser útil para los agnósticos o ateos sinceros, a los cuales debemos respetar, en la medida que sean personas que auténticamente buscan la verdad en sus vidas.

Una de las preguntas/respuestas , está muy relacionada con el título de tu tema.

Aclaro que el material no es de mi autoría.

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A VUELTAS CON DIOS Y SU EXISTENCIA


Sugerimos que se haga una composición de lugar. Es fácil: supongamos una prueba inicial propuesta a un grupo --de lo más variopinto de personas que desean comenzar un curso sobre Dios (o, si se quiere, imaginemos un grupo de contertulios que han reflexionado sobre el asunto y se han formado su opinión).
Al profesor o al director de la tertulia le interesa conocer -el pensamiento de los participantes sobre la cuestión. A todos se les formula una única pregunta, acaso la cuestión teológica fundamental.
Se les pide que sean breves. Y se les sugiere que cada uno responda desde su “especialidad”, desde el punto de vista que más le va.
No nos sorprenderá encontrar un nada uniforme y más bien abigarrado conjunto de respuestas, que se prestarán, juntas o por separado, a ponderadas meditaciones del lector.
No es otro el objetivo que se persigue.
Sólo se pretende dejar constancia de la pluralidad de posiciones en torno a la realidad de Dios e incitar a la reflexión y al diálogo.

Señalamos de antemano que algunas referencias bibliográficas no son siempre completas, por no habernos entretenido en localizar los textos.


1. P.- ¿Existe Dios?
R.- ¿Existe Dios? (Título de una obra de Hans KÜNG(1) ).

2. P.- ¿Existe Dios?
R.- Su «ser o no ser: esa es la cuestión»(2) .

3. P.- ¿Existe Dios?
R.- Si Dios existe o no, es su problema. (La respuesta es del político D. Alfonso Guerra, en una biografía-entrevista que se publicó hace varios años. Creo que para entonces era ya una fórmula socorrida, de la que se habían servido otros.)

4. P.- ¿Existe Dios?
R.- «Estamos sin noticias, sin noticias de esperanza. Estamos sin noticias, sin noticias de Dios» (3).

5. P.- ¿Existe Dios?
R.- «Si Dios no existiera, habría que inventarlo» (4).

6. P.- ¿Existe Dios?
R.- ¡Sólo Dios sabe! (O también: «¡Qué cosas pregunta Vd! Eso quisiera saber yo.» O también: «Eso pertenece a los misterios insondables de Dios.»)

7. P.- ¿Existe Dios?
R.- «La misma santa madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas» (DS 3004 = Dz 1785) (5).

8. P.- ¿Existe Dios?
R.- Dios existe. Yo lo he encontrado (6).

9. P y R. Dieu existe-t-il? Non (7)
(Trad.: ¿Existe Dios? No. Es el título de una obra en que Christian CHABANIS da a conocer sus entrevistas con diversos representantes del ateísmo ).

10. P y R. Dieu, existe-t-il? Oui
(Trad.: ¿Existe Dios? Sí. Título del libro en que el autor entrevista a creyentes o acaso también a representantes del teísmo filosó-fico. No he podido controlar la anterioridad o posterioridad de este título respecto al precedente).

11. P.- ¿Existe Dios?
R.- «Alá es Alá, y Mahoma su profeta».

12. P.- ¿Existe Dios?
R.- «Dios no existe, y Paul Dirac es su profeta» (8).

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Notas:
(1)Publicada por Ediciones Cristiandad, Madrid, 1979. Por un momento, al suizo H. Küng y profesor de Tubinga le hemos adjudicado la nacionalidad gallega.
El interrogado se abstiene de responder y, a modo de eco, devuelve la pregunta al que interroga. O acaso revela el propio estado de incertidumbre y, quizá, de búsqueda.

(2)Frase sobradamente conocida de Shakespeare, y que podemos aplicar a nuestro caso.

(3) Estas palabras de un poeta francés (¿Aragon?) recuerdan, por su extraño pareci-do, las otras del autor de la carta a los Efesios: «recordad que no teníais un Mesías, que estabais excluidos de la ciudadanía de Israel y erais ajenos a las alian-zas, sin esperanza en la promesa ni Dios en el mundo» (Ef 2 ,12).

(4) Palabras de C. J. Cela, en el discurso pronunciado con motivo de la puesta en marcha de la Fundación que lleva su nom-bre. Se las atribuye a Voltaire y él se las apro-pia.

(5) Esta enseñanza del Concilio Vaticano I en su Constitutio dogmatica de fide catholica (año 1870) va acompañada del correspondiente anatema: "Quien afirme que el único y verdadero Dios, nuestro Creador y Señor, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana a partir de las criaturas, sea anatema" (DS 3026 = Dz 1806).

(6) Es el título de una obra muy divulgada del converso y publicista francés André FROSSARD (Madrid, Ediciones Rialp, 1983, 9ª edición). Según el testimonio del autor, su conversión se produjo instantánea e inesperadamente.
(fulminantemente) el 8 de julio de 1935. Éstas son algunas de las palabras de su rela-to: "No tengo angustia metafísica de ninguna clase... Creo, con nuestros amigos socialistas, que el mundo es una realidad política e histórica, y la metafísica, el más falso pasatiempo... Tampoco siento curiosidad alguna por la religión, que pertenece a otras épocas. Son las 17 horas y 10 minutos. Dentro de dos minutos me convertiré en cristiano".
A continuación narra con cierto detalle la experiencia de iluminación tenida. Cf el estudio de Erick KOCK, Sobre la fe inme-diata, en "Communio", año 10 (1988) 128-135.. En él se recogen otras experiencias similares.
Puede verse también (con referencias bibliográficas) J. MARTÍN VELASCO, La experiencia de Dios.
Una aproximación fenomenológica, en J. MARTÍN VELASCO et alii, La experiencia de Dios (Madrid, Fundación Santa María, 1985).

(7) La obra está publicada por Fayard, París, 1973.

(8) Frase pronunciada por un físico allá por los años veinte en una reunión de eminentes físicos en que se debatió acaloradamente la cuestión de Dios. Paul Dirac, un físico joven, era uno de los participantes y se manifestó tan apasionada y rotundamente crítico de la afirmación de Dios que suscitó la ocurrencia citada en uno de los miembros del grupo. La frase, como puede observarse, está calcada de la proclama musulmana anteriormente citada.