Dios de Amor y Fuego... consumidor

7 Julio 2015
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Ya tenemos ideados e inspirados los temas inevitables del fin del mundo o de los días.
Para gloria de Jesucristo y de Dios padre.

O el por qué a este mundo lo va a consumir el fuego
y a predicar de estas últimas y grandes señales del Hijo del Hombre
• El Cometa
• El Eclipse
• El Ajenjo y...
• El Terremoto.





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El Ladrón en la Noche.

2 Pedro 3:10-14
(3:10) “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

Cielo y tierra ya pasan por el estruendo en Cheliavinsk.
Este ya fue el fin, porque si el principio se repite al final, vaya alharaca que se formará cuando la gente vea a Ajenjo en el cielo.

Faltan pues los elementos ardiendo (El Eclipse)
y las obras quemadas ( El Terremoto) cuando pase el Cometa, que es el Ladrón.

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron;
y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.
Sí, amén”
(Apocalipsis 1:7)

Ahora, estos textos casi olvidados aquí por muchos.

Jan. 1:9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Jesús siempre vino a socorrernos (Si Pablo fue el primero... también hay últimos) pero de irse a preparar lugar, lo hará como la luz de un cometa.

Los cometas



Cometa helado NEAT



El 7 de mayo de 2004, el Observatorio Nacional Kitt Peak de Arizona capture esta imagen del Cometa NEAT.
Imágenes de la NASA


Esta concepto artístico muestra la estela de polvo de un cometa y su cola. La estela de polvo está formada por partículas del tamaño de granos de arena y guijarros. Las partículas son lo suficientemente grandes como para que nos las afecten la luz y el viento solares. Por otra parte, la cola está formada por granos del tamaño de partículas de humo de cigarrillo. La luz del sol sopla estos granos fuera del coma de polvo y la acerca al núcleo del cometa. Imágenes de la NASA

En el pasado lejano, los cometas hacían que la gente se sintiera intimidada e inquieta. Eran considerados estrellas "con el cabello largo" que aparecían en el cielo en forma imprevisible e imprevista. Para algunos observadores clásicos, un cometa alargado parecía una espada ardiente que atravesaba el cielo nocturno. Los astrónomos chinos guardaron registros durante siglos, con ilustraciones de los tipos característicos de las colas de los cometas. Tomaron nota de los momentos en los que aparecieron y desaparecieron los cometas, además de las posiciones celestiales. Estos anales históricos de los cometas resultaron ser un recurso valioso para los astrónomos de generaciones posteriores.


Cada cometa posee una pequeña parte congelada llamada núcleo, que, a menudo, no es más grande que unos pocos kilómetros. El núcleo contiene trozos de hielo y gases congelados con trozos de rocas y polvo incrustados. El núcleo puede tener un interior rocoso pequeño.
 
En el fin muchas cosas se descubren porque habrían de ser manifiestas para este tiempo y no antes.
Por ejemplo el famosos "pecado imperdonable en Juan.

Así comenzó el final:

Joe. 1:19 A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto,
y llama abrasó todos los árboles del campo.


Con un clamor, un grito por salvación (el de las diez vírgenes a medianoche) la comida, el pasto, los sitios verdes de refresco y descanso ya se están acabando... y la llama abrasa a los árboles.

Que es como un ardor que quema al sabio. Nota curiosa, cuando un árbol se abrasa se calcina y queda hecho carbón; negro.

La madera quemada es negra. Y en una visión de una niña filipina ella decía que miraba a la gente ponerse negra antes, durante y después del Arrebatamiento.
 
El virus es un fuego... consumidor.

Leo que muchos cristianos tiene la creencia que Dios parara la pandemia... pero,
si esto acaba o vuelve a empezar no es el caso. La solución es que tenemos que hacer su voluntad.

¿Cómo? sabiendo,
que el verdadero mal radica es que el hombre fue hecho con el polvo, que son los elementos de esta tierra y después fue llevado y puesto en el Edén.
Y por haber vuelto al planeta debido a la desobediencia, es que tenemos hoy muchos problemas.

Primero, este lugar está en poder de Satanás.
Edén no cuenta con sol ni con mar, ni con seres a semejanza de hombres que son perversos pues el mismo diablo es maligno, lo cual convierte a la tierra en un sitio para Satanás y sus planes. El término Elohim nos remite ya a que existen varios tutores.
 

O el por qué a este mundo lo va a consumir el fuego
y a predicar de estas últimas y grandes señales del Hijo del Hombre
• El Cometa
• El Eclipse
• El Ajenjo y...
• El Terremoto.





1. Preparándonos para el día malo.

2. Preparándonos para el día de la tentación.

3. Orando para estar fuertes en el espíritu.


JESÚS y los Apóstoles nos exhortan a “Velar”, pero necesitamos entender lo que quisieron decir. Este artículo se centra en los pasajes del Nuevo Testamento que tienen el verbo “velar”, con el propósito de que descubramos la importancia de velar.

Cuando en el Nuevo Testamento se habla de “velar”, generalmente se usa la traducción de una de dos palabras griegas que son gregoreno y agrupeno, las cuales tienen significados similares: “Mantenerse despierto” y “estar insomne”. Por lo general se refieren al sentido espiritual: Estar vigilante y en guardia, completamente despierto, alerta y profundamente concentrado.


Jesús concluye diciendo: “Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre”. Lucas 21:36.

Si nos mantenemos vigilando nuestra condición espiritual, los acontecimientos mundiales, orando por el Reino de Dios, vamos a estar cambiando y arrepintiéndonos. Entonces seremos tenidos por dignos de escapar de la tribulación del tiempo del fin y estar con Cristo en su Reino.
 
Como no existen alabanzas que nos remitan a esta predicación, haremos uso de cánticos espirituales entre nosotros para entender que si no velamos por las noches, va a pasar un cometa el Señor como Ladrón en la Noche, y después ya nada será igual, todo porque no empleamos las vigilias de la noche para evitar que el ladrón entrara y minara nuestra casa:

 
¿Cómo se originó el covid-19? La interrogante mantiene en alerta a la comunidad científica mundial ante el avance de la pandemia que ha cobrado la vida de 210 374 personas -de acuerdo con el balance de la Universidad Jonhs Hopkins- hasta este lunes 27 de abril del 2020. Ante el impacto del coronavirus, el controvertido científico francés Luc Montagnier -quien se alzó en el 2008 con un Premio Nobel de Medicina por descubrir el VIH- planteó una polémica hipótesis: que el virus habría sido 'creado en un laboratorio'. Durante un diálogo con el medio de comunicación francés CNews, que data del 17 de abril, Montagnier señaló que no cree que el covid-19 se haya originado en el mercado de Wuhan, en China. "El virus está saliendo accidentalmente de un laboratorio de Wuhan", afirmó. De acuerdo con el científico, "el laboratorio de la ciudad de Wuhan se ha especializado en estos coronavirus desde principios de la década de 2000. Tienen experiencia", dijo. Tras un análisis realizado en colaboración con el académico matemático Jean-Claude Perrez, Montaigner planteó que el virus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad covid-19, fue diseñada en un laboratorio al insertar en un coronavirus genes del VIH-1. Es decir, el virus del sida. Según el polémico especialista, "hubo una manipulación del virus: al menos una parte, no la totalidad. Existió un modelo, que es el virus clásico, que proviene principalmente de los murciélagos, pero al que se han agregado secuencias de VIH", aseguró.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección:https://www.elcomercio.com/tendencias/nobel-montagnier-hipotesis-origen-coronavirus.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
 
Las uñas que sirven para escalar, sirven para herir...

Los dientes que sirven para comer, sirven para roer...

Las malas palabras no son malas en sí mismas, salvo que se desee.
 
Así es el ministerio mío

isaías. 21:8
y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda;..

noches enteras. De cuerpo entero.
 


Los causantes de la peste, y he aquí su juicio.

ABDIAS: ¡MUERTE A EDOM!

por Ray C. Stedman






Abdías, el libro más corto del Antiguo Testamento, es una declaración de juicio contra esa nación antigua y durante tantos años olvidada, conocida como la tierra de Edom, pero el libro trata de mucho más que esto. Las Escrituras poseen esa maravillosa facultad de causar la apariencia de ser una cosa a primera vista, pero a un nivel mucho más profundo, producen ricos y poderosos tesoros y esto es ciertamente el caso de este asombroso libro de Abdías.

Es muy poco lo que sabemos acerca de Abdías, excepto que fue uno de los profetas menores. Hay una referencia a un profeta Abdías en los días de Elías y Eliseo y se piensa que pueda ser posiblemente el mismo. Sin embargo, el nombre Abdías era un nombre muy corriente entre los hebreos y es muy posible que no se trate del mismo profeta, porque en su libro Abdías menciona el día en que Jerusalén fue destruida, capturada por ejércitos extranjeros y eso es algo que sucedió mucho después de los tiempos de Elías y Eliseo. Por lo que la mayoría de los comentaristas bíblicos creen que el autor de este libro fue contemporáneo del profeta Jeremías, el último de los profetas antes de que Jerusalén fuese llevada cautiva.

El nombre Abdías significa "el siervo de Jehová, que realiza la tarea de un siervo. Viene, hace su trabajo y desaparece en el trasfondo; se limita a transmitir su mensaje y a desaparecer y eso es prácticamente todo lo que sabemos acerca del hombre que escribió este libro.

El libro de Abdías relata la historia de dos naciones, la nación de Israel y la nación de Edom, el país al sur de Israel, al que normalmente nos referimos como el Negev o Negeb. Los israelitas marcharon a través de este antiguo país de Edom al dirigirse a la tierra de Israel después de haber estado cautivos y esclavos en Egipto. Al llegar a la tierra tuvieron problemas con los edomitas, que eran enemigos de Israel desde el principio mismo.

Pero tras la historia de estas dos naciones, el libro cuenta el relato de dos hombres. Cada una de las naciones de la Biblia es una sombra prolongada de su fundador y los dos hombres que se ocultan tras las naciones de Israel y de Edom eran hermanos gemelos. ¿Sabe usted quiénes eran? Eran Jacob y Esaú. Jacob fue el padre de Israel y Esaú, su hermano gemelo, se convirtió en padre de los edomitas. En la historia de estas dos naciones tenemos además la historia prolongada de estos dos hombres, Jacob y Esaú. En un sentido es como si Dios hubiese hecho una ampliación de estos dos hombres, a tamaño nacional. Al hablar el profeta acerca de esto, vemos que continua la historia de estos dos hombres: Israel sigue siendo Jacob y Edom sigue siendo Esaú.

Hubo un perpetuo antagonismo entre Jacob y Esaú. En el libro de Génesis leemos que incluso antes de que naciesen, luchaban en el vientre de su madre. Ese antagonismo marcó las vidas de estos dos hombres y, por consiguiente, las vidas de sus descendientes, las dos naciones de Israel y de Edom.

Como recordará usted del Génesis, Jacob era el niño preferido de su madre mientras que Esaú el niño pequeño de su padre y había un interminable conflicto entre estos dos hermanos, que no terminó con las vidas de estos hombres. Las naciones continuaron el conflicto y desde el Génesis a Malaquías hubo la amenaza de lucha y un inquebrantable antagonismo entre ellos. En el libro de Malaquías (y recuerde que el Génesis deja constancia del principio de estas naciones), el último libro del Antiguo Testamento, Dios dice: "Yo amé a Jacob y aborrecí a Esaú. (Mal. 1:2) ¿Por qué llega la historia de estos dos hombres a un punto central en esta breve profecía de Abdias? ¿Qué es tan importante sobre estos dos hombres y estas dos naciones?

Esto es lo que deja perfectamente claro el libro de Abdías. Descubrimos en el Nuevo Testamento que existe un antagonismo perpetuo en la naturaleza del cristiano. En Gálatas 5:17 se nos dice que la carne desea lo que es contrario al espíritu y el Espíritu lo que es contrario a la carne y se oponen entre sí.

Dios es un gran ilustrador, que se vale continuamente de imágenes que nos muestra a fin de que podamos entender más fácil y más gráficamente la verdad porque en este sentido somos niños. Nos gustan las imágenes, prefiriendo ver a oír algo, por lo que Dios tiene muchas imágenes. Ha tomado a estos dos hombres y posteriormente a las dos naciones que descendieron de ellos y por medio de la Biblia nos ha ofrecido una imagen consistente del conflicto entre la carne y el espíritu, Jacob y Esaú, Israel y Edom.

(Esto es, por cierto, una maravillosa clave para el estudio de la Biblia. ¿Ha aprendido usted a reconocer lo que podríamos llamar las constantes interpretativas que aparecen en todas las Escrituras? Existen ciertos nombres y figuras, o metáforas y símiles que, una vez que han sido usados para simbolizar algo mantienen esa característica y esa referencia por toda la Biblia, dondequiera que se usan. Usted sabe de qué modo se aplica esto a ciertos objetos y cosas materiales, como en el caso del aceite. Siempre que se usa el aceite en la Escritura de manera simbólico es una imagen del Espíritu Santo. El vino es siempre la imagen del gozo, la levadura del mal. Estos dos hombres, Jacob y Esaú, así como las naciones de Israel y de Edom, aparecen siempre como una imagen de la lucha entre la carne y el espíritu que tiene lugar en nuestras vidas como creyentes. Esaú codicia lo que tiene Jacob y éste se opone a Esaú. Los dos grandes principios están irreconciliablemente opuestos el uno al otro.)

Abdías se centra primeramente en Esaú, que es el hombre conforme a la carne y Edom, la orgullosa nación que procede de la carne y responde a la pregunta: "¿Por qué aborrece Dios a Esaú? El problema que tiene Esaú, nos dice el profeta, es el siguiente (versículo 3):

"La soberbia de tu corazón te ha engañado a ti que habitas en las hendiduras de la peña, en tu morada elevada; a ti que decías en tu corazón: ¿Quién me hará caer a tierra?"
El problema que tiene Esaú es el orgullo. El orgullo es la raíz de todos los males humanos y el orgullo es la característica básica de lo que la Biblia llama la carne que lucha y batalla contra el Espíritu. La carne es un principio que se opone a los propósitos de Dios en la vida humana y desafía continuamente lo que Dios está intentando llevar a cabo. Si somos cristianos todos nosotros luchamos en nuestro interior contra ello y su característica básica se revela aquí como el orgullo. Esa es la principal señal de la carne.

Proverbios 6:16 dice: "Seis cosas aborrece Jehová y aún siete abomina su alma. Una mirada orgullosa y todo lo demás que aparece después de una variación del orgullo. Todos los que se apresuran tras el mal, el que difunde mentiras, el que levanta falso testimonio y siembra la discordia entre hermanos, todas estas cosas son manifestaciones de ese único mal básico, el orgullo. Esta es la naturaleza satánica, que fue implantada en la raza humana; todos los que han nacido de Adán poseen esta desviación congénita del orgullo, el ego independiente que todo lo evalúa en términos de su importancia o su falta de importancia para la persona. El universo gira alrededor del yo, de ese dios rival y eso es orgullo. Eso es Esaú y es Edom. Puede manifestarse en nuestras vidas de mil manera diferentes, pero hallará usted algunas expresiones comunes de ello en este libro de Abdías.

Una de las maneras de expresarse es por medio de la autosuficiencia (versículos 3,4):

"...a ti que decías en tu corazón ¿Quién me hará caer? Aunque remontes vuelo como águila y entre las estrellas pongas tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová."
Aquí tenemos el caso de un hombre que dice: "Nadie puede tocarme. ¿Quién se va a meter conmigo? Ya he trazado todos mis planes y puedo ir adelante con lo que me había propuesto hacer. Esta actitud de habilidad autosuficiente es una señal de orgullo y el Señor dice que: "aunque remontes vuelo como águila y entre las estrellas pongas tu nido, de allí te haré descender.

La referencia en este libro a "a ti que habitas en las hendiduras de la peña es una referencia muy literal a la nación de Edom. Si ha tenido usted el privilegio de visitar Tierra Santa, puede que haya estado usted en la región del Negev y haya visitado la ciudad de Petra, la ciudad rosada de los muertos. A esta asombrosa ciudad se puede llegar a través de enormes fisuras de una milla o más a través de la roca, por un estrecho desfiladero de poca anchura que lleva al visitante a un lugar abierto donde habían sido tallados templos de la roca viva, gigantescos templos con puertas de unos 12 ó 15 metros de altura y esa era la capital de Edom. Esa era la antigua ciudad, cuyas gentes creían que debido a que poseían estas defensas naturales eran inexpugnables. Por lo que su corazón se llenó de orgullo y, como dice el Señor hablando por boca del profeta, se dejaron engañar por el orgullo de su corazón, pensando que no había nada que les pudiese derrotar, pero Dios dijo que serían derrotados. Justo unos cuantos años después del día del Señor, los romanos llegaron y destruyeron las ciudades de Edom y se apoderaron de esta fortaleza inexpugnable y desde entonces ha estado en ruinas.

Esta clase de autosuficiencia es perfectamente evidente en el hombre que dice: "no necesito a Dios. Puedo ocuparme de mi propia vida sin Dios, gracias a mi propia sabiduría, mi propia fuerza, mis habilidades y mis talentos, y con eso me basta. Eso es todo cuanto necesito para tener éxito en la vida. Pero la autosuficiencia también se encuentra en el cristiano que dice: "bueno, necesito a Dios, sí, le necesito en momentos de peligro, de temor y de presión, pero soy perfectamente capaz, muchas gracias, de tomar mis propias decisiones con respecto a la muchacha con la que me voy a casar o la carrera que voy a estudiar o los amigos que voy a tener o el coche que me voy a comprar o cualquier cosa por el estilo. Es el mismo espíritu de autosuficiencia, ¿no es cierto?

Lo que caracterizaba al Señor Jesucristo y le destacaba como continuamente opuesto al espíritu de autosuficiencia era su absoluta dependencia del Padre. Nosotros los cristianos tenemos que aprender que si hay algún aspecto de nuestra vida en el que creemos que nos las podemos arreglar sin Dios, es precisamente en ese aspecto en el que estamos manifestado la carne, el orgullo de Edom. Cuando entra usted en su despacho el Lunes por la mañana y el domingo ha sido usted un estupendo cristiano y lo mismo durante todo el fin de semana, pero al llegar el Lunes por la mañana dice usted: "Ahora soy yo el que manda. Se exactamente lo que hay que hacer aquí, no necesito la Biblia ni a Dios, no necesito que mi religión me ayude aquí, se cómo funciona exactamente este negocio está usted manifestando el mismo espíritu de Edom, el espíritu de autosuficiencia. Los cristianos viven muchos aspectos de su vida como si Dios estuviese muerto, y aunque creen en él, viven como si de hecho estuviese muerto, sin el menor sentido de dependencia en su sabiduría y en su fortaleza.

Encontramos también otra forma del orgullo en este breve libro (en el versículo 10):

"Por la violencia hecha a tu hermano Jacob, te cubrirá la vergüenza, y serás destruido para siempre."
La violencia es una forma de orgullo, el hombre que pega a su mujer, el niño al que le han pegado palizas, un bebé al que le han rotos los huesos y que ha sufrido daños internos. ¿Qué hay tras la violencia del corazón humano? Una personalidad que no se ha quebrantado, un espíritu mimado y cobarde. El orgullo gira solamente alrededor del ego y ataca a todo lo que desafía su reino supremo en la vida. He estado en un hogar cristiano y he visto a una mujer con los ojos amoratados y con cardenales en las piernas y brazos porque su esposo cristiano, que era un maestro de escuela dominical, le había pegado una paliza. ¿De dónde procede esta violencia? Es de Edom, es el orgullo de la carne.

He aquí otra forma del orgullo (en el versículo 11):

"En el día cuando te pusiste firme del lado contrario, en el día cuando su poderío fue llevado cautivo por los extraños, y los extranjeros llegaron hasta sus puertas, y echaron suertes por Jerusalén, tú también te comportaste como uno de ellos. [Te limitaste a observar.]"
La indiferencia es una forma de orgullo y creo que esta es una de las principales causas de las dificultades matrimoniales. En la interminable cantidad de personas que vienen a verme por problemas en su matrimonio, casi de manera inevitable, en algún momento de la conversación oigo la siguiente queja: "Es que actúa con indiferencia. Le traigo sin cuidado y me ignora. O "es que mi mujer no me hace ningún caso, no se interesa en las cosas que yo me intereso. ¿No resulta extraño que estas cosas sucedan en hogares cristianos? Y qué pronto se produce esta situación después del noviazgo. Durante el noviazgo se dicen: "¿en qué estás pensando? Dime lo que te gusta. Pero tan pronto como contraen matrimonio, la conversación es: "¿dónde está la cena? ¿Dónde está el periódico? ¿Qué hay en la tele? Y el interés es totalmente diferente. ¿Por qué? Pues porque esta obrando Esaú, por eso. La fuerza en la vida humana que Dios detesta es la de Esaú.

Hay otra forma de orgullo acerca de la cual leemos en Abdías (versículos 12, 13):

"No debiste haberte quedado mirando a tu hermano en su día trágico, en el día de su desgracia. No debiste alegrarte de los hijos de Judá en el día de su ruina. No debiste extralimitarte con tu boca en el día de la angustia. No debiste entrar por la puerta de mi pueblo en el día de su ruina. Tampoco debiste mirar su miseria en el día de su ruina. No debiste echar mano de sus bienes en el día de su ruina."
Dios acusa a Edom de cometer el pecado de gozarse maliciosamente como una manifestación de este problema básico del orgullo. Fíjese con cuanta frecuencia se oye decir esto a los niños que todavía no han aprendido a ocultar lo que sienten con esa sutil capa de educación: "sí, sí, sí, te lo tenías merecido. ¿Ha dicho usted eso alguna vez acerca de alguien? "Te lo has buscado. Se estaba usted gozando maliciosamente. A veces los adultos aprenden a diferenciar, pero de vez en cuando se pone de manifiesto. Se entera usted de que el jefe está enfermo y dice usted: "Nada trivial, espero. ¿Qué dice usted cuando alguien ha fracasado y usted se ha enterado? ¿Dice usted alguna vez: "ya te lo había dicho. Sabía que pasaría eso, lo he estado esperando todo el tiempo? Esa es una forma maliciosa de disfrutar. Recuerdo haber leído acerca de un hipocondriaco que hizo que escribiesen en la piedra de su sepultura las palabras "ya le dije que estaba enfermo.

¿Qué es lo que causa esto? ¿Por qué nos gusta regodearnos en la desgracia ajena? ¿Qué se oculta tras este perverso deleite en el fracaso o en las faltas de otros? Es Esaú manifestándose en nosotros. La carne lucha contra el espíritu y el espíritu contra la carne. En nuestro orgullo y falta de interés no nos importa lo que les pase a los demás, siempre que a nosotros nos vaya todo bien.

Otra de las manifestaciones del orgullo es la explotación (versículo 14):

"Tampoco debiste ponerte en las encrucijadas de los caminos para aniquilar a sus fugitivos. No debiste haber entregado a sus sobrevivientes en el día de la desgracia."
Cuando se produjo la calamidad, Edom se aprovechó de ello. Los edomitas se trasladaron y vivieron entre el pueblo, al que habían capturado, aprovechándose del hecho de que eran fugitivos, y usaron sus problemas y su desgracia para su propio beneficio. Entregaron a los supervivientes en el día de la desgracia de Israel y se aprovecharon injustamente. Dios lo odia cuando usamos la debilidad o la mala suerte de otros para nuestro propio provecho.

¿Ha oído usted decir alguna vez: "tenía un contratista que me hizo una oferta sobre un trabajo que quería que me hiciese, pero cometió una equivocación por lo que ha perdido parte de su valor, así que voy a obligarle a cumplir porque después de todo yo tengo el contrato. El lo ha firmado y voy a obligarle a cumplirlo? Eso es aprovecharse de que otra persona haya cometido una equivocación, pero nos encontramos con demasiada facilidad con esta situación cuando pasa algo así. Y reaccionamos diciendo: "pues mala suerte, el que la hace la paga. Intentamos meternos y aprovecharnos de la desgracia de otro.

Usted dirá "yo nunca haría una cosa así. Pero ¿cuántos de ustedes andan buscando una antigua moneda o una silla muy antigua o que alguna viuda venda los palos de golf de su marido sin saber el valor que tienen? ¡Vaya una oportunidad! Lo que hay que hacer es sacarle provecho.

Esta es solo una lista parcial de la manera de hacer las cosas Esaú, el hombre al que Dios abomina, pero lo peor de todo, la tragedia de Esaú, se encuentra en el versículo 3, donde Dios dice:

"La soberbia de tu corazón te ha engañado... Así es como eres, pero no lo sabes. Ciego ante tus propios problemas, sigues adelante pensando que todo va bien, pero de repente todo se viene abajo, de la misma manera que le sucedió aquí a Edom (versículos 6, 7):
  • "¡Cómo fue saqueado Esaú; sus tesoros escondidos fueron saqueados! Hasta la frontera te arrojaron tus propios aliados. Los que comían de tu pan te han puesto trampa. ¡No hay en él discernimiento!"
Eso es lo terrible de la soberbia, que nos atrapa y nos engaña, además de despojarnos, sin que nos demos cuenta hasta que es demasiado tiempo. Seguimos a trompicones, guiados por nuestro orgullo, arrogancia y vanidad y creemos que nos está yendo estupendamente. El resto de las personas se dan cuenta de lo que nos está pasando, pero nosotros no nos damos cuenta de que estamos cavando nuestra propia tumba, hasta que se cierne la desgracia sobre nosotros y entonces de repente queda a la vista.

¿Se acuerda usted del relato de la ropa nueva del Emperador? El Emperador anunció por todo su reino, buscando a un sastre que le pudiera hacer un traje que le sentase realmente bien, vino un hombre y le dijo que él le haría el mejor traje que jamás había hecho. Compró la tela necesaria y se la enseñó al emperador, pero el problema consistía en que allí no había nada. "¿Sabe una cosa? Esta tela posee una cualidad extraordinaria. Solo los puros de espíritu pueden verla. Si hay engaño en su corazón, no podrá usted ver esta tela, pero si su corazón es puro, entonces podrá verla. Pero estoy seguro de que usted la ve ¿no es cierto? ¡El emperador no veía nada, pero movió afirmativamente la cabeza y dijo: "¡Qué tela tan preciosa! Qué tela tan estupenda, es exactamente lo que estaba buscando. De modo que aquel hombre le hizo un traje con aquella tela y fue y se la puso y el pobre emperador se encontró desnudo, imaginándose que llevaba puesto un traje. Entonces llamó a sus cortesanos para que le admirasen (y como es natural les habló de la calidad tan especial de aquella tema) y también ellos dijeron: "Caramba, ¡qué traje tan estupendo!

Nadie estaba dispuesto a admitir que no podía ver nada hasta que el emperador, guiado por su orgullo y vanidad, decidió salir a las calles de la ciudad para que todo el mundo le pudiese ver. Allá iba aquel pobre ignorante, paseando su desnudez y toda la ciudad admirándole, menos un niño pequeño que poniendo en pie le dijo: "pero si el emperador no lleva nada puesto.

¿Qué se puede hacer al respecto? Esa es la situación en la que nos encontramos, ¿no es así? Todos tenemos el problema de la carne en nuestro interior. Pero ese no es el final de la historia (versículos 15, 16):

"Cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones. Como tú hiciste, se hará contigo; tu retribución volverá sobre tu cabeza. Porque como bebisteis en mi santo monte, beberán todas las naciones de alrededor. Beberán ruidosamente y quedarán como si nunca hubiesen existido."
En otras palabras, Dios ha determinado el juicio sobre Edom y es imposible escapar a él. ¿Le suena eso a destrucción? Pues lo es, para Esaú. No hay esperanza para Esaú, no hay salida. Esaú no puede de ninguna manera escapar al juicio de Dios porque siempre está contra él. Uno de los nietos de Esaú era un hombre que se llamaba Amalec, que se opuso a los israelitas cuando estos iban de camino a Canaan. En Exodo 17:14-16 se cuenta que Dios le dijo a Moisés: "yo borraré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo. Y Moisés dice: "Jehová tendrá guerra contra Amalec de generación en generación. Eso es lo que está diciendo Dios con respecto a la carne, que nunca hará las paces con ella.

Pero el día de triunfo es para Jacob (versículos 17, 18):

"Pero en el monte de Sion estarán los libertados [el monte de Sion es Jerusalén o Jacob], y será santo. La casa de Jacob poseerá las posesiones de ellos. La casa de Jacob será fuego y la casa de José será llama. La casa de Edom será estopa y ellos los quemarán y los consumirán. Ni un solo sobreviviente quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho."
Y finalmente (e nel versículo 21):

"Subirán victoriosos desde el monte Sion para juzgar la región montañosa de Esaú. ¡Y el reino será de Jehová!"
Podemos decir que esta es la crueldad de Dios, que se ha empeñado en su corazón en destruir a Esaú. Después de todo, esa es toda la historia de la venida del Espíritu Santo para morar en el corazón humano, ha venido con el fin de destruir a Esaú y todas estas características de la carne. El las destruirá en todos los que le pertenezcan y hará que Jacob reciba la herencia completa de todas sus posesiones y el arma que usa es el juicio de la cruz.

¿No resulta interesante que al llegar al Nuevo Testamento nos encontremos con estos dos mismos principios personificados en dos personas que se encuentran cara a cara en las páginas de los Evangelios. Durante la última semana de los sufrimientos con los que se tuvo que enfrentar nuestro Señor, se halla ante la presencia de Herodes. Se nos dice que Herodes era idumeo, que es otra manera de decir Edom, es decir es un edomita. Jesús está ante Herodes; el representante de Jacob y el representante de Esaú se encuentran cara a cara. Herodes el edomita, orgulloso, arrogante y rebelde, contempla la cruel burla de los soldados mientras desnudan al Señor y le ponen las vestiduras reales. El escritor del Evangelio dice que Herodes le hizo un montón de preguntas, pero no hay respuesta para el hijo de Esaú del hijo de Jacob. No tiene nada que discutir con él. No puede haber compromiso porque Dios no tiene nada que decirle a la carne, nada a parte del juicio.

¿Y cuál es el tema definitivo de este relato? El prisionero tuvo que ir a la cruz y al sepulcro y de él salió el rey, pero el Rey Herodes acabó cayendo en desgracia, en el exilio y, finalmente, en una tumba en un país extranjero. Más allá de eso, es un prisionero, encadenado por su propia culpa y lo está eternamente.

¿Cuál de estos dos es usted? ¿Es usted un rey o un prisionero? ¿Es Esaú o es Jacob el que gobierna? ¿Sabe usted algo acerca de esta cruz despiadada que le niega a usted el derecho a la autosuficiencia, al estilo propio, a la ventaja personal, a la propia explotación, a todas estas cosas, negándole la indiferencia, al placer maligno o el fariseismo? ¿Ha aprendido usted a tomar posesión de sus posesiones, como tenía la intención de hacer Jacob, para que el reino, el reino de su vida, le pertenezca al Señor? ¿O sigue usted siendo prisionero, como Herodes, creyendo ser libre, de un trono de autoridad, pero a pesar de ello sigue usted atado a las cadenas indestructibles por el hecho de que se niega usted a pasar por la muerte que le libera?

Oración

Padre nuestro, examina ahora nuestros corazones, mientras vemos gráficamente como este ejemplo del Antiguo Testamento nos presenta la verdad del Nuevo Testamento. Al colocarnos cara a cara, frente al espejo de tu Palabra, nos hemos contemplado a nosotros mismos. Ojalá que no seamos como aquellos a los que describe Santiago, que se miran en el espejo, se ven a sí mismos y siguen por su camino, olvidándose de inmediato de la clase de hombres que son. ¡Qué Dios nos conceda la gracia necesaria para rendirnos ante ti, la cruz y el juicio sobre nuestra propia vida, para que conozcamos la gloria de esta poderosa verdad, que posea nuestras posesiones, para que el reino le pertenezca al Señor! Lo pedimos en su nombre, amen.
 
La culpabilidad del hombre

Romanos 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
1:19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.


La élite esparció una enfermedad de fuego por el aire.

1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

Paulatinamente, este tierra creada será un mundo destruido.


1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

Pero no se van a adorar a una iglesia, donde ya deberían de estar clamando.
De este modo... la gente sin Cristo en su corazón se pondrá oscura, hasta apagarse.
 


EDOMITAS EN JUDÁ E IDEOLOGÍA DEL PARENTESCO BÍBLICA


¿Qué fue Edom y quiénes fueron los edomitas? Las excavaciones arqueológicas han revelado la aparición de una sociedad compleja de tipo jefatura en la meseta central al sureste del Mar Muerto a finales de la Edad del Hierro, entidad conocida por fuentes bíblicas y asirias como el “reino” de Edom (Fig. 1). El florecimiento de esta jefatura ocurrió durante el siglo VII y la primera mitad del VI a.C., cuando varios jefes locales con el título de “reyes” de Edom extendieron su soberanía alrededor del centro administrativo de Buseira19.

Al oeste de las tierras altas edomitas se extendían los valles áridos del Negev septentrional, un territorio nominalmente bajo el control del reino de Judá, pero de hecho una tierra de nadie donde grupos nómadas y aldeanos de diversos orígenes se movían e interactuaban. Los judaítas establecieron aldeas fortificadas y fuertes a lo largo de las rutas más importantes, chocando repetidamente con los edomitas por el control de la zona20. Entre los diversos pueblos que se asentaban y se movían por todo el Negev se encontraban indudablemente grupos edomitas de origen local o de origen transjordano, como lo atestigua la aparición de Cerámica de Transjordania Meridional-Negev (CTMN; también conocida como cerámica “edomita”)21. Estas vasijas se encuentran usualmente junto a las cerámicas judaítas comunes. Otro tipo de cultura material incluye santuarios “edomitas” al aire libre situados cerca de los asentamientos judaítas, tales como Horvat Qitmit y ‘En Hazeva (Fig. 2), y fuentes epigráficas que mencionan la deidad edomita Qos. La aparición de estos rasgos culturales fue el resultado de múltiples factores socioeconómicos, tales como movimientos nómadas entre el Negev y Edom, el comercio con la meseta edomita, y el establecimiento de edomitas en los asentamientos judaítas. La evidencia parece apuntar sobre todo a la coexistencia pacífica entre las comunidades judaítas y los grupos edomitas. Es dentro de este ambiente multicultural que surgió el folclore oral que vinculó a los judaítas y edomitas a través de relaciones de parentesco ficticias, tal como está reflejado en las historias familiares que más tarde encontramos en la Biblia. Los judaítas, siguiendo una antigua tradición común a otras sociedades del Cercano Oriente antiguo, expresaban las realidades geográficas y políticas de su época a través del lenguaje del parentesco. Los estrechos contactos sociales y económicos entre los clanes judaítas y edomitas en el Negev durante el siglo VII y principios del VI a.C. (vecindad, actividades económicas conjuntas, matrimonios mixtos) se situaron, en estas tradiciones, retroactivamente en la época de los patriarcas.

La residencia conjunta en el Negev de grupos provenientes de Judá y Edom se expresó ideológicamente a través de las relaciones de parentesco, dando luz a un folclore que vinculaba a los antepasados epónimos de las familias, clanes y tribus provenientes de ambos lados del Valle del Arabá. En un proceso del cual sólo conocemos la etapa final tal cual está expresada en la Biblia, el epónimo transjordano Edom—el nombre por el cual se conocía el territorio de Transjordania meridional—se fusionó con las historias antiguas de Esaú, un antepasado originalmente conectado con el Negev y que no casualmente era también hermano del antepasado israelita Jacob. De esta manera, Edom y Jacob comenzaron a ser considerados hermanos gemelos a través de su nacimiento de Rebeca, esposa del patriarca Isaac, viviendo una vida conflictiva pero sobre todo pacífica22. La narrativa bíblica retrata a Jacob como un astuto personaje que engaña dos veces a su crédulo hermano, obteniendo su primogenitura y la bendición de Isaac por medio de artilugios, aunque al final Esaú no guardó ningún rencor hacia Jacob (Gén. 25:19–34; 27; 32:4–32; 33:1–17). Estas tradiciones, tal como las conocemos, deben haber sido compuestas en diversos períodos y por diversos autores. Estas historias parecen presuponer la existencia de los reinos de Judá y Edom y su conflictiva historia, mientras que las varias declaraciones que se refieren a las dos naciones (las palabras de Yahvé a Rebeca: “la una oprimirá a la otra; el mayor servirá al pequeño”, Gén. 25:23b; la bendición de Isaac a Jacob: “Sírvante pueblos, adórente naciones, sé señor de tus hermanos y adórente los hijos de tu madre”, Gén. 27:29a), son probablemente racionalizaciones posteriores que legitiman la ascendencia política del primero sobre el segundo.


El libro de Abdías, obra casi enteramente dedicada a la “cuestión” edomita, hace todo lo posible por culpar a Edom, acusado de ser tan malo como los babilonios, de haber ejercido la violencia contra su hermano y de haber festejado su desgracia, saqueado sus posesiones y asesinado sus fugitivos (caps. 11–14). El Salmo 137:7 recuerda intensamente la despreciable conducta de los edomitas: “Acuérdate, Yahveh, contra los hijos de Edom, del día de Jerusalén, cuando ellos decían: ¡Arrasad, arrasadla hasta sus cimientos!”. El tema del ataque pérfido de su hermano reaparece en una interpolación tardía hecha al libro preexílico de Amós: “por haber perseguido con espada a su hermano, ahogando toda piedad, por mantener para siempre su cólera, y guardar incesante su rencor” (1:11). Las imágenes de violencia, espadas y sangre son aún más graves en Joel, que abiertamente acusa a Edom de la “violencia contra los hijos de Judá, por haber derramado sangre inocente en su tierra” (4:19), y en Ezequiel, quien se refiere a los grandes crímenes cometidos por Edom (25:12), principalmente de haber “alimentado un odio eterno y haber entregado a la espada a los hijos de Israel el día de su desastre” (35:5). Motivos similares se pueden encontrar en Lamentaciones (4:21–22) e Isaías (34:5–13).