Muchas veces nuestro enfoque determina nuestra realidad, así que mucha gente que no es indulgente consigo misma ni con los demás, no dudarán en decirte que "Dios sí castiga".
La realidad sin embargo es bien distinta: uno cosecha lo que siembra, así que si eres de los que castigan, no te extrañe que la vida te pase por encima!! Pero no es Dios quien te castiga, eres tú mismo quien lo hace, pues el egoismo lleva implícito el auto-castigo de alejarnos de Dios - que es el peor castigo posible - y de hacernos sentir culpables y miserables.
No hay castigo por parte de Dios, pero cuando no buscamos la paz interior ni vivimos en Cristo, no recibimos su gracia y vivimos en las tinieblas. Pero no es un castigo divino, es el libre albedrío quien te deja escoger entre vivir en la luz o hacerlo en tinieblas.
Si no te arrepientes de tus pecados y sigues pecando, entonces estás eligiendo alejado de Cristo, pero el no te va a castigar por tus pecados, ya lo haces tú mismo al prescindir de Dios. Sin embargo, si eliges a Dios en tu vida y pides perdón por tus pecados, Dios te perdona todo porque es el primer interesado en que vivas en paz contigo mismo para poder actuar en un mar en calma.
Si crees que Dios castiga, le ofendes y faltas a la justicia. Eso sin duda denota que eres injusto y egoista, y por tanto lo vas a pasar mal hasta que no cambies, pero no por castigo de Dios, sino por tu propia estupidez.
Ya está bien, que vivimos en 2018 y todavía veo gente super arcaica pensando en Dioses autoritarios que fustigan y te llevan al infierno, etc...Se sobrentiende que si alguna vez Jesús se ha dirigido en esos términos en el pasado, sería por considerarlo estríctamente necesario en aquel contexto histórico y cultural. Si hoy se dirigiese a nosotros, lo haría de una manera mucho más acorde a nuestra evolución mental. El castigo, la hoguera y esas cosas han de quedarse donde pertenecen: en el pasado.
Eso no significa que te pongas a pecar como un cerdo, pues ya digo que conlleva el castigo de prescindir de Dios y vivir en tinieblas.
Dios no castiga, es misericordia. No le temas a Dios, témete a tí mismo.