Dios ama la presencia del hombre

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5 Septiembre 2001
3.029
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ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: Gn.2:18,20,23; 3:3; Jn.19:34; Ro.5:12; Is.64:6
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (I Ts. 4:17)
DIOS AMA LA PRESENCIA DEL HOMBRE
El tema de esta semana es: “Estaremos siempre con el Señor” (1 Ts 4:17). Aunque habita en luz inaccesible (1 Ti 6:16), Dios desea estar con nosotros y habitar entre nosotros.
La intención original de Dios es que estemos siempre con Él, y la situación de Adán después de haber sido creado retrata esa intención. El Señor dice: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Gn 2: 18). En verdad, Dios se refería a Sí mismo. En todo el universo, Él es el único Dios, sin embargo Él deseaba tener una ayuda idónea, un complemento. Ningún animal podía ser el complemento de Adán (v.20), de igual modo ninguna de las criaturas podría ser el complemento de Dios. Dios hizo caer a Adán en un sueño profundo, tomó una de sus costillas y edificó una mujer; cuando la condujo a Adán, este dijo: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (v.23). Esto tipifica la situación del Señor Jesús en la cruz, cuando un soldado le abrió el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua Jn 19:34). La sangre tenía como fin solucionar nuestros pecados, en el aspecto negativo, y el agua se refiere a la vida divina, en el aspecto positivo. De este modo se formó la novia de Cristo, la iglesia.
Dios es sabio. Para estar siempre con nosotros, hizo que Jesús llegara a ser el Espíritu de realidad. Como el Espíritu, hoy es omnipresente; no está más limitado por el tiempo ni por el espacio, mas ahora, puede estar con nosotros para siempre, y cumplir el objetivo por el cual creó al hombre.
Dios creó a Adán y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara (Gn 2:15-17). También lo puso frente al árbol de la vida, cuyo fruto representa la vida divina. Si Adán hubiese comido del fruto del árbol de la vida, viviría para siempre. Pero Adán pecó, comiendo del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; de esta forma la muerte entró en él (Ro.5: 12), sus ojos fueron abiertos y conoció que estaba desnudo (Gn 3:7), e intentó cubrir su desnudez con hojas de higuera, esto nos muestra su intento de justificarse a sí mismo. La justicia propia no es duradera; es como trapo de inmundicia (ls.64:6). Al pasar los días las hojas se secan y una vez más la desnudez del hombre es expuesta.
Al finalizar el día, Dios fue al huerto. Parece que hacía esto con frecuencia; Él quería tener la compañía del hombre que había creado. Cuando no lo encontró, le dijo: “¿Dónde estás tú?” (v.9). ¿Por qué Dios hizo esa pregunta? Porque El creó al hombre para disfrutar de su presencia. Nosotros, los hombres, decimos que necesitamos de la presencia de Dios, pero debemos saber que Dios también necesita de la nuestra. El nos creó para que seamos Su complemento, Su ayuda idónea, y quiere nuestra compañía. Cuando no vio a Adán, se preocupó y dijo: “¿Dónde estás tú?”.
¿Dónde está usted hoy? Está con Dios? Sí, usted necesita de la presencia divina, pero sepa que Dios también ama su presencia. Con esta intención fue que nos creó. La mayoría de los hombres admiten que necesitan de la presencia de Dios. Prácticamente al final de todas las epístolas neotestamentarias el autor dice: “El Señor sea con vosotros”. Ciertamente, necesitamos que el Señor sea con nosotros, pero Dios también necesita que estemos con Él.
Palabra clave: ¿Dónde estas tú?
Pregunta: Qué tipo de sentimiento brota de usted cuando nos hacemos la pregunta: ¿Dónde estamos?
Dong Yu Lan
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¡Jesús es el Señor!